Partida Rol por web

- Sí, lo estaba notando... -responde a Maxine, rascándose ligeramente la nariz por la molestia del olor, aunque no tardaría en pasársele- Se me hace incluso un poco raro para ser una cueva, sería natural que hubiesen crecido moho y otras plantas de cueva. Pero no soy ninguna experta, tampoco. -aclara tranquilamente.

Una vez aclarado eso, plantean seguir hacia lo profundo de la cueva, ante lo que la espadachina decide asentir ligeramente.

- Sí, creo que es pronto para dejarlo... Aunque eso no me corresponde a mí decidirlo, pero incluso aunque se haga de noche, el nivel de peligro de este sitio no debería variar, solo el cansancio. -comenta la espadachina.

Tras esas palabras, y notando el fresco de la cueva establecido en su piel, se aparta un poco del grupo y mueve la espada flamígera unas cuantas veces, haciendo a la par un poco de juego de pies, para obligar a los músculos a permanecer activos.

Había un olor que no acababa de importarme, cualquier animal muerto quizá, había cosas más importantes. La princesa comenzó a guiarnos por uno de sus lugares, La verdad es que no había pensado nada en especial, solo digo que deberíamos aprovechar la oportunidad que tenemos siendo tantos y pensarlo. Contesté de forma sincera, al fin y al cabo no conocía los poderes de la mayoría y apenas podía suponer qué podían hacer algunos por su presentación al inicio de la campaña.

Quizá situar a aquellos que no sean buenos en combate en el centro, así evitaremos las emboscadas. Dije de forma humilde comentando una idea por si otros tenían otra difernente.

En cualquier caso, la sala que denominaban almacén fue más que reveladora. ¿de verdad nada de todo aquello tenía ningún valor?. Me acerqué para ver como la tierra y las telarañas cubrían todo aquello. ¿cómo sabeis que esto no tiene valor? la mayoría de estas cosas parecen cerradas. Comenté con curiosidad, quizá hubiera maneras más útiles de ver como era algo que probarlo.

El resto del camino fue sin incidentes, el cementerio no tenía demasiada curiosidad, al menos para mí, si dispuse un pequeño tiempo para rezar a los dioses por los caídos en ese lugar.

A la vuelta mantuve otra vez un perfil bajo, intentando que se me viera lo menos posible, tal como haría un mercenario, o al menos eso creía.

Antes de iniciar la tour por el resto de cámaras, Maxine niega a Tea - Viene desde lo más profundo de la cueva - señala el camino que va al tercer lugar al que os dirigiriais si os pusierais de acuerdo luego - El cementerio ya no tiene olor a pútrido, ya lo vereis. - Con aquello dicho también respondió de manera indirecta a Anya.

Luego ya empezasteis a circular por aquellas dos cámaras, siendo que en el almacén se detuvo para hablarle a Senca - Todo fue llevado a Trayerta. Aquí solo encontrareis contenedores y poco más - Y realmente fue así. Si mirabais por los alrededores tan solo había cajas y vasijas vacías sin siquiera un ápice de nada utilizable. Todo estaba desvalijado al menos en ese punto.

También lo estaba en el cementerio, tan solo cuidando la parte de los féretros así como lo que dejaron como enseres personales de cada difunto.

Ya una vez de vuelta al cruce os dirigisteis a la última cámara después de poneros de acuerdo. Una vez que pasasteis a la nueva cámara, entrasteis a una especie de sala del trono, antigua y todo pétrea. De hecho casi parecía excavada en la misma piedra de las paredes. Una vez allí tuvisteis que separaros un poco o tardar un tanto más rodeando toda la estancia, debido a que la oscuridad en esa sala era abrumadora por la gran amplitud de la misma habitación, y una vez terminados Maxine se detuvo en la mitad de la cámara con Max por allí. - Hasta aquí he llegado yo. Pocos más investigadores profundizaron un poco más, pero si quereis entrar os aviso: El hedor se vuelve peor a partir de aquí. 

Con dicho aviso puesto entre vosotros, quedaba por parte vuestra el hecho de avanzar, ya que Maxine al igual que su hermano, quedaría a vuestra espera. No había mucho más en aquella zona, al menos que pudierais denotar a simple vista salvo lo ya visto hasta ahora por algunos en especifico

Visualizando con estricto detenimiento toda la cámara que parece una sala del trono, llegas a ver de nuevo las trampas, pero todas desactivadas. Por supuesto no llegaste allí donde la oscuridad no te dejaba ver, por obvias razones.

Pero por alguna extraña razón, te quedaste revisando con detenimiento el trono, de hecho varias veces volviste a el. Con tus ojos podías ver que el trono tenía algo extraño. No denotabas el que era, pero tu olfato de ladrona que tanto habías usado gracias a Gauche, te decía que ese trono guardaba algo, aunque no nada como un tesoro.

Según caminabas por la cámara de la sala del trono, pudiste notar que una especie de "mirada", se calaba sobre ti. Como si algo os estuviera vigilando. Por el suelo no había nada, pero tampoco podiais llegar a cubrir todas las zonas de oscuridad. No obstante algo te decía que descubrieras pronto de que se trataba... algo como peligro y peor aún si le dabais la espalda.

— Pues eso me parece una buena idea, especialmente porque aquí la mayoría sabe pelear — obviamente con tal respuesta la Cobb se refirió a los que iban fungiendo como guerreros.

Más adelante lo poco fructuosa que resultó la exploración tanto del almacén como del cementerio, al menos desde su perspectiva, la decepcionó un poco, sin embargo Tea mantenía en su mente la revelación que Maxine hizo sobre la naturaleza del hedor aquel, ¿qué sería entonces lo que aguardaba al final de la cueva como para producir aquel aroma?

*****

Por fin que la chamán siguió al grupo como venía haciendo desde el inicio, y cuando llegaron  la dichosa sala del trono aprovechó la pausa para detenerse a mirar con atención el acabado que tenían las paredes, su nivel de detalle y claro, si encontraba algo más allí, empero Tea fue incapaz de ello gracias a la profunda oscuridad que solo era un poco combatida por las antorchas o la espada de Anya. Al escuchar la voz de Maxine, sin embargo, la de melena castaña no tardó en acercarse a la princesa.

— ¿Fue solo por el olor que nadie ha ido mucho  más allá? — con claro interés y hasta cierta impertinencia no tardó en preguntarle, pues la sola idea de aventurarse hacia lo desconocido hizo que la emoción de Tea se disparara. Por otro lado era una lástima que la princesa quisiera quedarte atrás junto a su hermano, pero a la vez hasta el momento no habían encontrado lo que realmente iban a buscar, ¿sería esa una bendición disfrazada?

La Cobb buscó a Helga con su mirada solo para intentar convencer a través de su gesto a la Uromaki, pues dado que el grupo de seis buscaba lo mismo, supuso, no tendría ni que hacer eso para que la albina propusiese adentrarse más… o al menos eso creía ella.

Estaba en eso Tea cuando notó una sensación que le erizó la piel en el momento, inquietándola pues sobremanera. Inmediatamente apartó su mirada de Helga para intentar buscar al origen de aquello pero no logró nada más que seguir experimentando ese incómodo presentimiento… — Oigan — finalmente pudo decir de forma general, esperando que todos le pusieran atención… — Algo, alguien, no sé bien… pero nos miran — agregó enseguida con toda la certeza que pudo reflejar en su rostro, aunque su mueca más bien era de susto instintivo, puro — Algo se esconde en la oscuridad — advirtió esperando no ser la única en notarlo, sin embargo ella no llevaba antorcha — ¡Algo nos mira! — volvió a avisar pero esta vez volteando hacia todas partes y ninguna, pues en tal penumbra era imposible saber a dónde mirar…

— Necesitamos alumbrar todo este lugar, por favor, créanme… — dentro del faro nunca había sentido algo así, pero la inquietud extrema era igual para versados que para ignorantes, siendo este último caso el de ella. Por lo mismo Tea insistió en su petición esperando que sus palabras no cayesen en saco roto…

Helga se mantenía en silencio, sin embargo, lo dicho por Tea no le hizo demasiada gracia miro de reojo hacia donde había indicado la chica y después a los que tenían las antorchas mientras acercaba su mano a su arma:

Si, alumbrad… ¿quien esta ahí?

Prácticamente grita mirando hacia donde había indicado Tea. El hecho que no hubieran avanzado mas allá de ese punto, punto en el que casualmente habían empezado a notar que les estaban vigilando. Helga miraba atentamente, no sabia que podía aparecer, pero nunca estaba de mas estar preparados por si acaso.

Entiendo, Contesté a la princesa que por otro lado se había llevado todo lo que tenía que haber en el lugar. No alcanzaba a saber si aquello era bueno o malo aunque tampoco era una cosa demasiado importante.

En el cementerio, no paso nada más que una pequeña curiosidad por saber quién había allí enterrado.

Escuché todo sobre el hedor que desprendía la cueva. Sin duda sería curioso saber que había en aquel lugar.

Sin embargo el tercer camino acabó con Tea vislumbrando algo extraño. *Sin más, seguí la poca luz que había y el sonido para alumbrar con la antorcha la dirección que señalaba mientras ponía la mano en la espada dispuesto a empuñarla si había algo extraño.

De acuerdo con lo dicho y tras una rápida inspección de las cámaras, usando su espada como si de una antorcha se tratase, la espadachina sigue al grupo sin mediar palabra. Si ya todo esto había sido desvalijado por Trayerta, poco importaba, y en verdad no se siente demasiado preocupada por las riquezas que pueda albergar la ruina... Por supuesto, encontrar una katana ancestral sería algo bello y genial, pero lo cierto es que ni tiene expectativas al respecto ni le importa.

Avanzando entonces por la cueva, llegan finalmente a una sala más amplia y relevante, en la cuál investigan los alrededores sin encontrar nada de relevancia antes de que Maxine se largue hacia el centro de la misma, hablando de que más al fondo ya era terreno desconocido, pero es entonces cuando Tea comienza a ponerse nerviosa y a pedir que iluminen la sala. Anya la mira con gesto muy serio, y sus ojos vuelven al frente, manteniéndose pegada al grupo para cubrir a los más débiles (aunque su físico no fuese portentoso, de por sí), e introduciendo su mano en el saquito de las esencias de fuego, saca tres de ellas y se enfoca. Emite unos susurros con un tinte sombrío y peligroso, aunque inaudibles, mientras coloca su espada en horizontal y deja sobre esta las esencias. Como si el fuego se reconociese entre sí, las esencias rojas comienzan a fundirse sobre las llamas de la espada, que emiten un fulgor creciente, y entonces con un movimiento ascendente con la espada, las llamas ascienden sobre ellas como si fuesen el aliento de un dragón, como si se quisiesen despegar de la espada mientras esta genera más y más. Tras unos momentos, una gran bola de fuego está suspendida sobre las cabezas de todos, flotando a unos centímetros de la punta de la espada de Anya, cuyos ojos recorren velozmente la sala en busca de amenazas.

- Quien esté en las sombras, que sf muestre ahora. Si te encuentro yo, será peor. -amenaza, con la bola de fuego encontrando un reflejo terrible en sus ojos.

-No es solo por el olor. Hay muchas más razones por las cuales nunca se ha llegado al fondo... más que una vez y lo que llegaron salieron huyendo despavoridos. De entre todas esas razones para no adentrarse al fondo están la falta de tiempo, de instrumentos, cobardía, tolerancia a la oscuridad, olor, pánico por un espacio pequeño durante gran tiempo, y como no... Dinero - este último punto lo dijo hastiada, como si estuviera harta de hablar del mismo tema.

-No todos los investigadores hacen su labor gratis y después de muchas exploraciones, se dejó las ruinas como inconclusas, esperando que asaltantes de ruinas vinieran a vendernos los tesoros o información que guardaran el fondo de las cuevas... - Tras eso os miró a todos y cada uno - Vosotros no parecéis asaltantes, no obstante, algo me huele que no vais a acabar hasta llegar al fondo ¿Me equivoco? - No es que no tuviera razón, sino que en vuestras manos recaían una misión mucho más importante que tan solo el hecho de recobrar información o tesoros del pasado.

Aunque en parte sabíais que la princesa podía tener razón ante los asaltantes, a fin de cuenta teníais a un ladrón en el equipo. Por suerte o por desgracia, el tema cayó en el pozo del olvido al alzarse la preocupación de la humana, la cual hizo que la cadena se prolongase por todos vosotros, incluso hasta muerte se puso en guardia.

-¿Algo? ... Si es lo que creo que es... no huyais - instó a decir como si aquello fuera una gran malísima idea ¿Hasta que punto?

Al empezar a generar Anya su pequeña bola de fuego Maxine fue tomando su lanza de manera que tuviera la guardia alta, mientras retrocedía hacia vosotros llevando a Max consigo, anteponiéndose ella misma por si algo podría ocurrirle a su hermano. Obviamente, esta fue advirtiéndoos de que tuvierais cuidado y que empezarais a mantener la guardia alta.

El pequeño sol cogió altura poco a poco, iluminando tanto la sala en la que estabais que ahora las antorchas carecían de sentido alguno. Gauche por su lado sacó una pequeña lanza la cual prometía ser su guardia mayor, mientras que le mencionaba a Tiki que se preparara para la batalla, pues realmente olía a ello.

Max no tardó en sacar su libro barajando unas paginas hasta llegar a un hechizo que parecía básico. Pero justo entonces cuando aquel pequeño sol alcanzó su zenit, las ascuas empezaron a alumbrar a aquellas criaturas que hicieron erizarse a Tea.

El príncipe fue el primero el cual no tardó en ponerse pálido al reconocerlo. - A-A-A-Ah... - y su voz parecía no llegar a salirle - S-son... Dracones menores - acabó diciendo queriendo sacar las palabras de su boca con gran esfuerzo - S-son una especie menor de Dracones que no llegaron a evolucionar, pero también afectados por la maldición de los Raleos. S-son unos seres... d-duros, r-rápidos... S-su boca segrega un v-veneno el cual lanzan c-como si fuera un proyectil... - estaba muy asustado, aunque a su edad era normal - P-pero no pueden ven, se guían por el olfato y el... - Se cayó entonces cuando se acordó, era obvio que lo último que iba a decir era "sonido"

Uno de aquellos seres gruñó un tanto y mientras se lanzaba al suelo escupió una gran bola de sus babas que cayó justo a vuestros pies. De vista parecía de una consistencia un tanto gelatinosa y de color verduzco llegando incluso a parecer un poco mocoso. Sin duda si una de sus babas llegara a tocaros, estaríais en severos problemas.

La espadachina se coloca en una posición calmada, con los pies pareciendo ser ligeros sobre el suelo, como si estuviese lista para saltar en cualquier momento, tomando la espada desde más lejos para favorecer la velocidad de sus ataques. Alguna clase de estilo más ágil, pero también más susceptible a los ataques que no sea capaz de esquivar.

Se relamió los labios y analizó la situación, preparada para evitar cualquier ataque que viniese a por ella.

¿Que clase de criaturas son? No era algo que me extrañara demasiado pero había rants que era casi como si estuviéramos atacando su hogar. ¿Tendrán los dioses algo que ver con esto? Preguntaba mientras soltaba la antorcha y desenvainaba mi espada y el puñal recién adquirido. 

Faltaba imbuir la espada, por lo que llamé al viento provocando una luz azulada y que la espada cambiará a una forma aún más ágil. 

Uniendo ambas partes de mi y el elemento me lancé directamente contra el que estuviera más cerca de los sacerdotes atacando con la espada una y otra vez acabando con el puñal en una especie de danza extraña mediada por el viento que facilitaba los ataques. 

Avisó a Gauche sobre sus descubrimientos en puro susurro disimulado nada más volvió a su hombro, nada más terminar de hablarle pudo ver la tensión en los movimientos del grupo en general, además estaban hablando de una amenaza... Asintió en silencio a su guardián y tomó altura en vuelo para evitar ser alcanzada rápidamente por aquellos seres que acababan de aparecer de la nada, dracones, como los había llamado Max. Su información era útil sin duda pero... No muy efectiva pues a causa de la misma estos comenzarían a atacar por el sonido. 

Al primero que se le intentase acercar a Gauche o a aquel más cercano a su guardián, no dudaría en teletransportarlo hacia una de las paredes del lugar, con la clarísima intención de partirlo por la mitad con aquel acto pues... bueno, pura física. Se concentró bastante en el punto en concreto donde enviaría a la criatura, esperaba que funcionase... De nuevo, los versados en la magia verían que no sabía usar la esencia del lugar y que por contra, utilizaba su propia vitalidad. 

Maxine prefirió en primera instancia levantar una mano para que la vierais todos, pues aún el pequeño sol de Anya relucía dandoos una visión del escenario de batalla - Los que esteis más desprotegidos o creais que no podeis esquivarlos o defenderos de ellos, atrás - Dicho eso esperaba que el primero en hacerlo fuera su hermano - Confio en vosotros mercenarios. - obviamente se refería principalmente a Senca, Muerte y Anya quienes más pinta de guerreros tenían, o al menos por sus armas.

Entonces, la princesa pegó un salto elevandose por encima de Senca y el Dracón al cual estaba atacando, para ir a por el siguiente siendo que quería caerle con la lanza encima. Aprovechando pues el punto de que no tendría que pisar la tierra, Maxine cruzó el aire como si lo cortara siendo que al caer lo hacía con mayor velocidad cortando la cabeza del Dracon a por el que ella fue.

Al mismo momento, Senca finalizaba su combo contra la criatura que decidió atacar, siendo que nada más terminó su último movimiento, la criatura cayó por su propio peso al suelo generando un sonido que puso tensos a los enemigos que quedaban allí.

Al escuchar a su hermana echó un paso hacia atrás escondiendose un tanto más entre vosotros. Huelga decir que entre la voz de la princesa y los movimientos que haciais, las criaturas reaccionaban "mirando" a la posición que sonaba haciendoos denotar que prácticamente veian con el sonido como si fuera claridad pura.

Desde su posición, el principe empezó a sacar un libro y una piedra. En el libro empezó a pasar pagina tras pagina buscando un hechizo concreto y al tenerlo en mano apuntó la piedra hacia delante - Y-yo también se luchar... - y tras decir eso, empezó a pronunciar unas palabras imposibles para vosotros, aunque los que teniais conocimiento de magia sabiais que se trataba de la lengua de los magos. - Otceiorp muirehtea - De su mano comenzó a emerger una energía poderosa y grisacea. De nuevo, los que teniais conocimiento sabiais que se trataba de magia no elemental y sabiais que era bastante poderosa, al igual que cara. Por suerte parecía que lo que estaba convocando no era tan poderoso .

La bola grisacea que se había generado salió disparada contra otro de los dracones el cual al impactar contra este lo derribó directamente contra una pared haciendo que la sangre de la misma criatura corriera... - Ah... H-Helga, T-tea, Anya, hermana, t-tened cuidado - Y bien lo dijo pues los dracones empezaban a enfadarse de verdad, pues sus rugidos empezaron a resonar por toda la estancia.