Partida Rol por web

Tan caliente como me encuentro sigo aquel vaivén de caderas para que pueda sentirme muy dentro, siendo una verdadera gozada aquello mientras comienza a sudar por el frenesí del encuentro. Todo mi interior lo abraza, apretando con fuerza mientras ese roce es simplemente perfecto. Tironeo de sus labios con los dientes, en un acto muy voraz mientras aumento el ritmo al estar en mi plenitud total. 

Y mientras entre tanta provocación, noto como cambiamos de posición y al caer sobre la cama boca hacia abajo, pongo mi culo en pompa para que haga lo que quiera conmigo. Es que no tengo límite alguno en la cama y me gusta estar a merced de mi amante para que podamos disfrutar ambos con todas las de la ley. 

- Uff... Me matas, lléname entera. - confieso entre jadeos, pidiendo. 

Ya cuando se encuentra nuevamente en mi interior, la sensación me invade, es el calor de su polla gruesa y muy dura, que me está matando y me obliga a tener otro orgasmo. Más corto, pero igual de intenso, tanto que al correr mi rostro hacia el costado, se puede observar cada expresión de placer que se refleja. 

La intensidad de los movimientos hizo que su piel comenzara a brillar por una leve capa de sudor, resaltando sus músculos, ahora en tensión.

Jeff estaba perdido en aquella danza hipnótica, cada vez más frenética. No paraba ni daba tregua y como reflejo inevitable de que ella alcanzara el climax, el así lo hizo. Se hundió todo lo que pudo en ella, arqueando la espalda, para correrse adentro, donde su fuego era más intenso, en un instante de delirio que sin quererlo asociaría a su olor. Mientras se corría se quedó quieto, tenso como si se fuera a romper.

Tras ese segundo, se quedó dentro de ella en un instante en que busco que le mirara, ella había desviado su mirada al final, aunque no le privo de la satisfacción de ver su placer.

La besó con pasión y agradecimiento de todo lo que le regalaba. Un beso que decía sigo teniendo hambre de ti.

- "Dime que no te conformas solo con una vez" - Susurró sin separar apenas su cara de la suya y sonrió pícaro y provocador, prometiendo más con su voz y sus ojos que con sus palabras. - "Por favor..." - No le importaba que le supiera desesperado por un poco más.

Mientras esperaba su respuesta y no inspiró su olor con renovado deseo.

La llegada del clímax por parte de Jeff fue increíble, más allá de que tengo una basta experiencia en esto, la sensación ha sido simplemente perfecta y repetiría con este hombre hasta el cansancio. Sé que más allá de lo que es este proceso de prueba, a mi este hombre me gusta y no tendría problema de ir más allá. Quizás me estoy metiendo donde no me llaman, pero la piel atrae la piel, y porque cerrar la posibilidad de compartir algo más que lo vivido con él. 

Ante su susurro me estremezco, es que al fin de cuentas somos dos desesperados pero no quiero que esta noche termine y estoy dispuesta a probar todo lo que le apetezca. Así que tras mover las caderas apenas, sólo para tentarlo mientras nos damos otros besos más, le respondo. 

- Hm, quiero toda la noche contigo. Es más, me gustaría que esto no acabe aquí.- 

Tras decir aquello le regalo una caricia muy suave en su rostro y lo miro a los ojos, sé que puede ser todo un desafío. Uno que no pienso perder debido a la complicidad y química que tenemos. La cama es un complemento y se nos da de puta madre, así que voy por más. Todo lo que quiera, en ese aquí y ahora, soy completamente suya. 

No sabía qué pensaba, mientras esperaba su respuesta, sencillamente se dejó perder en su mirada. Su cuerpo lo incitó a continuar antes que sus palabras. Jeff sonrió al escucharla, al sentirla.

- A mi también me gustaría - Confirmó sin cuestionarse lo un segundo.

La beso, esta vez más despacio, recreando se en sus labios, con cierta ternura.

Se separó de ella brevemente para acabar de desnudarse, no lo hizo ni rápido, ni despacio, pero no dejó de mirarla en ningún momento. Dejo su cuerpo duro y perfectamente delineado, como si estuviera cincelado en mármol al descubierto y dejó que ella lo viera.

La sonrió con picaresca

- Que ojos más grandes tienes. - La dijo mientras se acercaba a ella nuevamente en la cama, dejando su ropa abandonada al lado de la cama.

Me agrada su respuesta, incluso logra que una sensación eléctrica me recorra entera. Es sumamente excitante cuando el deseo es tan manifiesto y no se puede contener. Por esa razón desde esa mirada de loba que está dispuesta a devorar, contemplo con alevosía y lujuria ese cuerpo esculpido por los dioses. 

Cada músculo, las líneas de su torso y ese tono de piel lleno de sudor, es un deleite en todos los sentidos. Incluso me sorprende que un hombre tan atractivo como él esté aquí, pero por esa misma regla, en mi caso sería igual. Aunque bueno, por mi lado se debe en la falta de una persona que me llene tanto en todos los sentidos. 

- Me encanta oír eso. - confieso. 

Tras decir aquello me incorporo de la cama solo para quedar de rodillas, luciendo así mis pechos voluptuosos que caen de forma deliciosa. Yo también tengo cuerpo para mostrar, para ser deseado y recorrido todo lo que sea necesario. 

- Hm... Ven. - digo. 

Ya como una invitación, cogiendo su mano para tirar de él y acostarlo sobre la cama. Yo quiero más. 

El cuerpo de Juliette dejó ensimismado a Jeff durante un instante recorriendo lo con la mirada, hasta el momento no había podido parar a mirarla desnuda al completo y la pose que le ofreció, llena de fuerza, por fuerza le conquistó.
Jeff se dejó llevar de vuelta a la cama, estaba excitado, pero su miembro aún no estaba del todo duro. Se dejó echar pero en el ultimo instante no la soltó para arrastrarla sobre él y aprovechar para besarla, sus manos apartaron su pelo para perderse en su cuello y luego bajar a besar sus pechos, acariciár y lamer sus pezones, mordisquearlos con cuidado. Su proceder era lento y cuidadoso, se regodeaba en cada pequeño gesto. Estudiaba como reaccionaba a cada cosa que le hacía, curioso, juguetón.

Sé que mi cuerpo es una perdición, más aún cuando esos pechos voluptuosos relucen en un cuerpo equilibrado. Mis ojos de gata lo contemplan, seduciendo a su paso mientras miro cómo avanza hacia mi y cae sobre la cama. Es muy sexy su apariencia, cada detalle de su cuerpo y ese rostro de delirio. La verdad es que me haré un bonito festín con él, aunque no quiero que quede aquí, no sería capaz de perderme algo semejante cuando la atracción es tan fuerte. 

Una vez me acomodo sobre su cuerpo, noto la cadencia de esos besos en torno a mi cuello y la piel se me eriza de repente. Es excitación pura cada roce que me regala, como sus manos juegan conmigo de una forma mágica donde es intención/reacción a cada segundo. Se entretiene con mis pechos y yo con sus brazos, el torso e incluso me siento a horcajadas sobre su vientre para frotar mi goloso sexo sobre su hombría. 

Entre sus caricias, las mías, el roce y las miradas que reflejan claras intenciones, siento que estoy ardiendo nuevamente por el deseo. 

- Uff, me puedes Jeff. - susurro al acercarme. - Me tienes loca. 

Tras esa confesión me incorporo, sólo para ir deslizando mi cuerpo hacia atrás, hasta que mi rostro se encuentra muy cerca de su deliciosa polla. 

- Me interesa conocer su sabor... Hacerte sentir muchas cosas. - digo entre lametones, succiones. 

Comenzando con un suave vaivén con mi mano derecha desde la base mientras la lengua lo recorre entero, jugando con su glande, chupando entre juegos, tentando en demasía hasta que lo introduzco al completo en mi boca. 

Jeff estaba perdido entre los labios de Julliete, entre sus caricias, poco a poco iba recuperando su vigor previo, cuando se le sentó encima Henry hizo el amago de incorporarse pero un gesto de ella lo mantuvo abajo mientras bajaba a su vientre a jugar con su polla.

La boca de Jeff permanecía entreabierta, dejando ver sus dientes y su lengua en una expresión de éxtasis. A través de su polla, cada vez mas dura, Juliette podía sentir su pulso, que se aceleraba a medida que su respiración se hacía más profunda y sus gemidos más audibles. Sus ojos le habían parecido felinos en un par de ocasiones anteriores, ahora se sentía como el ratón con quien jugaba el gato. Sus labios, su lengua, sus manos y sus ojos eran todo lo que había en el mundo, ahora mismo, para Jeff.

Allí abajo Juliette estaba más allá de sus manos y sus labios, cosa que de por si le parecía desesperante ahora mismo(pues seguir tocándola le parecía tan necesario como respirar), cuanto más jugaba, Juliette, con su pene, más tenía que luchar contra el impulso de abalanzarse sobre ella. A veces dejarse llevar y refrenarse era lo que más costaba. Todo aquello se podía vislumbrar a través de su mirada.

Me encanta hacer esto, no sólo porque es una delicia el ofrecer placer al otro, más allá de que me excita el triple al practicarlo. Es más por el hecho de ver sus gestos, como se tensa y vive cada oleada sensorial como si fuera la primera. Eso me puede desde todo los sentidos y desde ese punto, es que me entretengo con su polla, lamiendo cada detalle, succionando su glande suavemente y ya cuando necesito provocarlo, lo meto entero en mi boca hasta la garganta. 

Sé que el morbo, la imagen visual que puedo ofrecer y la forma en que me trago su hombría, refleja un lenguaje corporal que no pasa por alto. Voy imprimiendo ritmo, me encanta que la lengua sea una alfombra en este movimiento constante, cuando su glande golpea profundo en mi garganta. No hay arcadas, se nota que lo sé hacer y me fascina. Lentamente un hilo de saliva se escapa por la comisura de mis labios, esto va humectando a mi mano derecha que no deja de mantener un ritmo, masturbando desde la base. 

Luego quiero devorar esos testículos, así que los lleno de saliva, los meto en mi boca y le doy lametones por momentos. Es mucha tentación, tanta que mi sexo palpita por ello. Así que continúo con este juego, disfrutando de toda la extensión y dureza de su hombría. Me encanta chuparlo entero, que me folle por la boca y yo mirarlo a los ojos en todo momento. 

A media que Juliette se entusiasmaba más su abdomen se tensaba a la par que contenía la respiración en un rictus de placer. En un par de ocasiones se vio echando la cabeza hacia atrás y abandonandose a las sensaciones que le brindaba, mientras se excitaba más y más. Y cuanto más duraba aquello más desarmado estaba. De seguir así acabaría por correrse muy rápido.

Su mano buscó su cabeza para ayudarla a meterse su boca toda su polla en la boca, en un gesto de irracional y desesperada necesidad. Pero a Juliette no le hizo falta ayuda. Y aquel gesto quedó convertido en una caricia.

Tras unos instantes más Jeff clavó los codos en la cama para herguirse un poco más y mirarla con cierta adoración en aquel preciso momento. 

- Me vuelves loco... - Jadeó entre respiraciones, mientras Juliette tenía agarrado su miembro. Incapaz de decirle que parara, pero no queriendo acabar tampoco tan pronto, aunque dado su estado de excitación intuía que su tiempo de recuperación iba a ser casi nulo.
En su mirada se podía ver la intención de poseerla de forma salvaje en cuanto le soltara, como una fiera enjaulada.

No lo bien que lo está pasando, como disfruta de mi boca al saborear su deliciosa hombría. Mis ojos continúan contemplando la tensión en todo su cuerpo, esos gestos y como me mira de aquella forma, excitando cada centímetro de mi cuerpo. Esto en esa duda de buscar que se corra en mi o permitirle que se descargue conmigo, anhelando alcanzar el clímax en medio de tanta ferocidad. 

Por esa razón, luego de una incontable cantidad de lamidas, succiones y devorar en su totalidad lo que tengo entre mis manos, me incorporo de la cama a sabiendas de que debe estar muy excitado. Ya con las piernas ligeramente separadas y al estar desnuda, donde cada detalle de mi puede ver con suma claridad le hago una sola pregunta. 

- Me tomas o sigo lo que estaba haciendo. Decide. -

Tras decir aquello, le guiño un ojo y aguardo. 

Se incorporó para besar la antes de que acabara de hablar. De haber estado mas cerca de su boca no hubiera completado la frase por el ímpetu de aquel beso. La mejor respuesta no eran palabras, ahora mismo, pero no pudo reprimir algunas.

- Eres el mejor de los pecados - Le dijo al separarse. - Y lo quiero todo... Y aunque tenemos toda la noche... Dijo aquello agarrando la por la cintura para volver a besar la, luego besó su cuello y tras inspirar en un infructuoso ejercicio de contención, con cierta brusquedad la hizo girarse.

- ... me puede la impaciencia. - Dijo a modo de explicación antes de apartar su pelo para besar su nuca y morderla con suavidad mientras sus manos buscaban sus pechos y la atraía contra si, de forma que notara su cuerpo contra el suyo. Jugo ocn sus pechos, con sus pezones mientras la seguía besando.

Su pene se apretaba contra ella y sus besos y caricias parecían un coche descontrolado sin frenos. No tardaría en inclinar la hacia adelante para empezar a penetrarla con una furiosa y apremiante necesidad.

Me gusta esa actitud que arrasa en consonancia con un gesto que derrite. Este hombre podría tener a cientos de mujeres a sus pies, incluso alguna delirar con la idea de tener exclusividad. ¿Quien no lo pensaría? Hm, todo para mí, follando como animales en celo durante días, meses. Me agrada, más de lo que soy capaz de admitir. 

Y se incorpora con ese aire feroz mientras mis ojos lo recorren entero, igual que una caricia llena de lascivia y morbo, solo visual. Al sentir sus labios, correspondo al beso aplicando una dosis más de pasión, de deseo mientras mis dedos se deslizan por su piel que tanto echaba de menos pese a haber pasado solo dos minutos sin tocarnos. 

Siento como me da vuelta con brusquedad y me roba un jadeo, adoro esa impulsividad. Sus manos acarician mis voluptuosos pechos y yo me derrito entera. 

- Me tienes demasiado caliente... - digo en un ronroneo. 

Y cuando me inclina hacia delante tras haberme frotado sobre su entrepierna, siento como ingresa a mi y le imprime un ritmo, que madre mía. Es fascinante. 

- Uff Jeff... Eso, hazme tuya de la forma que sientas... Lo quiero todo. 

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Su voz incitándole, su cuerpo acoplándose al suyo, uniéndose al rítmico vaivén poco más que le reduce a sus instintos más básicos de un modo que asustaría a cualquier ser racional, como si no fuera dueño de sus actos.
Cada vez más rápido, cada vez más intenso, cuanto más gime ella más intensidad aplica, sin pensar en nada más, como si fuera su acelerador y obedeciera ciegamente a ese sonido.
En un momento se inclinó para besar su espalda, uso su peso para hacerla bajar su pecho contra la cama, mientras su mano impedía a sus caderas bajar y al incorporarse una de sus manos la mantuvo sujeta contra la cama para que se moviera menos y cada vez que arremetía con sus caderas su polla entrara entera y bien profunda.

Jeff siguió presa de esa locura que era su cuerpo y la necesidad que tenía del mismo.

Todo se vuelve más intenso, violento, y más me excita aquella necesidad de Jeff en someterme de una forma deliciosa y muy carnal. Mis gemidos surgen con mayor frecuencia, siento en mi estrecho coño como su polla genera una cálida sensación de placer y ese pequeño dolor que sabe a una combinación perfecta. Una de mis manos se aferra a las sábanas mientras el movimiento es constante. 

- Dame más... así. - respondo entre jadeos. 

Loca por él, me encanta su movimiento, como ese placer mi inunda y lo empapo de ambrosía. Se nota lo mucho que disfruto, todo lo que despierta en mí, ese lado sumiso, donde puedo estar a su merced para lo que desee. De repente lo que voy sintiendo me abraza, es intenso, más aún cuando el orgasmo golpea con fuerza en cada rincón sensorial de mi cuerpo y tras explotar de placer, un grito surge y no paro, quiero más. Mucho más. 

Jeff se dejaba llevar por los gemidos de Julliette, conforme ella pedía más, Jeff reforzaba sus esfuerzos. Tensó todo su abdomen inferior para retrasar todo lo que pudiera el correrse para tratar de alcanzar que los dos se corrieran juntos la siguiente vez que lo hiciera Juliette, su respiración se iba haciendo pesada y poco a poco sus olores se mezclaban con el olor a sexo.

El sigue ofreciendo un poco más, mi cuerpo se mueve danzando al compás mientras todo en mi interior es placer, dolor y goce. Aún en esa postura, me mantengo muy sumisa, recibiendo entre jadeos mientras que mi mano se cierra en un puño sobre las sábanas. 

Sé que puedo correrme en cualquier momento y lo haré junto a él, sería algo rico y muy íntimo. Más que el acto en si, considerando lo mucho que me gusta Jeff. 

- Ahm... Juntos....

El ritmo fue en creciendo conforme Jeff se acercaba a su límite, volviéndose frenético al final y acabó por explotar dentro de Juliette, antes de hacerlo la agarró para incorporarla y la abrazó manteniéndola apretada contra su cuerpo, manteniendo su polla dentro de ella, mientras buscaba su boca para besarla.

La sujeto unos segundos más, mientras seguía dentro de ella, pero su excitación no parecía menguar. Mientras tanto Jeff seguía besando sus labios, su cuello, sus hombros. Mordisqueó su nuca en un momento dado.

- Creo que vas a acabar volviéndote mi obsesión a tiempo completo - Dijo tras casi un minuto en que su respiración volvió a permitirle hablar.

Y nos dejamos llevar hasta el clímax, hasta ese punto donde las sensaciones convergen y surge lo mejor de aquel acto. Pude sentir en mi interior el influjo de su orgasmo en combinación con el mío, apreciando la delicia de saber cuánto me ha llenado con tanto descaro. Aún así me quedo muy pegada a él, jadeando debido a la intensidad del momento mientras mi boca y la suya, juegan a encontrarse, a hablar ese lenguaje tan erótico de dos personas que conectan mucho. 

Sus palabras calan profundo, como para no hacerlo cuando hay tanta atracción y realmente nos llevamos genial en la cama. Vuelvo a mirar sus ojos, a perderme en ese matiz tan profundo, misterioso, que refleja su mirada y nos besamos de nuevo, con más dulzura, igual que la calma tras una tormenta. 

- Que sea así, no me importa ser tu día a día, noche a noche. - confieso sincera. 

- Perder la razón día a día... noche a noche... - Dijo como si fuera una promesa tras separarse de sus besos. - Suena bien y peligroso al mismo tiempo. - Sonrió desafiante.

Hay un instante de relax en que la sostiene entre sus brazos, hunde su rostro en su cuello para besar la, olerla y valora cuanto tiempo puede quedarse así antes de que esa situación se vuelva rara. Tras unos segundos sonríe como si se diera cuenta de algo:

- Se me ha olvidado decirte que el Jacuzzi estaba listo - Dijo tras una risa suave. 
De una forma inconsciente sus manos seguían acariciando su piel, su vientre, sus brazos, como si fuera algo que no consiguiera reprimir.