Partida Rol por web

Cuando el barco se mueve de esa forma intento cubrir tanto a mi tía como a la chica con mi propio cuerpo. Después de todo yo soy el hombre y aunque sé que mi tía no necesita protección al menos quiero intentar eso. Aunque también me esfuerzo por no tocar en ningún sitio inapropiado.

Parecía que todo iba a salir bien y como siempre desconfía de los momentos en los que todo parece salir bien. Porque algo está sucediendo y más nos vale enterarnos cuanto antes de qué es.

Una vez la zozobra se pasa me recupero pero, al mirar tanto a mi tía como a la chica, simplemente me quedo sin palabras y completamente rojo mirando al suelo. No sé qué decir ni cómo reaccionar, estas situaciones no son lo mío, así que no sé que debemos hacer ahora. Y mi tía que es quien podría hacerse cargo sigue desnuda.

Mientras los hombres comenzaban a hacer el registro yo no pude estarme quieta y comencé a examinar a la pobre chica por donde podía. Mis manos recorrieron con cuidado su cuero cabelludo en busca de chichones y heridas, palpé algunos ganglios buscando infección, la hice sacarme la lengua, algo que costó un poco... Pero precisamente poco era lo que podía hacer con aquella intimidad tan pobre y sin que se diese una ducha, como yo.

Dios, hacía tanto que no soñaba con una...

No hablaba, no sabía si me entendía o no, pero aquel amago de sonrisa era algo bueno, al menos a mis ojos. Luego se cruzó de brazos, sabiendo ambas que ya no podíamos hacer mucho más o porque oyó los pasos de los hombres venir y yo no me di cuenta. Quizás empezaba a perder oído.

Con Arthur en la puerta y los demás también el barco comenzó a virar, haciendo giros imposibles. Yo, que permancía aún agachada frente a la chica perdí toda estabilidad y la manta de nuevo. Kyle, que no andaba demasiado lejos debido a la estrechez del camarote, se lanzó a por mí aunque inicialmente no supe las intenciones enseguida me di cuenta de que buscaba que no me hiciese daño al igual que trataba de sostener a la joven y a mí con su propio cuerpo.

Veo más cuerpos inestables por ahí, nos ha pillado a todos desprevenidos y los gritos arriba indicaban que había una emboscada en la parte superior del barco.

Una vez todo se detuvo, busqué la manta con la mirada. Aquel golpe era indicativo de que no había ducha posible y dudaba de que pudiese vestirme. Con la manta por encima busqué mi maletín y antes de que el barco se volviese loco de nuevo, saqué las tijeras y le hice un corte en la parte superior central, por donde metí la cabeza a modo de poncho. De otra manta cogí un buen pedazo y me hice un fajín para que no se me viese nada por los costados y el resto de manta lo salvé porque acabarían siendo mi calzadado. Pero por ahora las viejas zapatillas aguantarían un envite más.

- Tenemos que subir, todos juntos. No podemos separarnos porque no sabemos que ha pasado. Puede que hayamos golpeado una roca o algo mientras dejaban el barco sin nadie que lo pilotase. Pero hasta que no veamos los daños y donde estamos no podemos hacer nada... al menos hay que ir al puente a por las cartas de navegación para poder movernos bajo el agua si esto se va a pique. - Miraba a Rick al hablar, pues solamente me atrevía a mirarle a él a los ojos en aquel momento.

Me negaba mirar a otro hombre que no fuese él, pues miraría su pantalón y... no quería pensar en que mi hijo tambien. Cogí mi maletín y el pedazo de manta sobrante. - Gracias Kyle. - Le dije al chico sin mirarle mientras mis ojos se clavaban en la desconocida y la tendía la mano para que se levantara y viniese con nosotros.

- Las armas delante, yo iré detrás por si tenemos algún herido junto a ella... supongo que Kyle y el señor Smith irán en la retaguardia. - Y delante que se organizaran como quisieran, pero mis ojos habían  vuelto a los de mi esposo y le decía claramente que le necesitaba a mi lado.

- A ver, listo, si el cargador está lleno y le quito dos balas, ¿cuántas me quedan? Pues el cargador completo menos dos balas. No tengo que contarlas cuando sé las veces que he disparado. - Tontoelculo el payaso este... menudo viaje me iba a dar.

No había nada más fustrante que salir en busca de noruegos para pegarles un tiro y no dar con ninguno en toda la planta. Al menos no tuve que aguantar la chapa de mi viejo o el vaquero que nos acompañaba, pues se le veía con ganas de soltarme alguna tontería. No se daba cuenta de que ya tenía pelos en los huevos y si alguien podía llamarme la atención aún eran mis padres, a quienes se lo consentía por respeto.

La vuelta al camarote se me hizo pesada, pensando que si no estaban en cubierta se habían largado. Eso me hizo guardar mi arma en su funda y asegurarme de que no se moviese de allí hasta que no nos ordenase mi madre subir... pero ahí quedó todo. El barco se volvió loco y nos lanzó a todos con violencia. Yo iba a sostenerme en una asidera cuando vi como mi madre perdía la manta de nuevo ante mis ojos. No me lo podía creer... otra vez su cuerpo tan perfecto delante de mí...

Perdí el control de mi cuerpo, no solo al no poder sostenerme sino los más bajos instintos y la erección se notó enseguida. Como para no hacerlo, mi padre era el bateador estrella del equipo, me refería a Rick y yo era el segundo.

Vi a Kyle lanzarse hacia mi madre y los celos se apoderaron de mí, pero no me di cuenta que, entre él y yo había un obstáculo llamado Smith, con el cual tropecé y llevé al suelo conmigo. Para cuando todo pasó, Smith estaba a cuatro patas, con su cuerpo apoyado en la cama y yo justo detrás suyo, en una postura poco ortodoxa y masculina, dejándole notar la fuerza de mi cuerpo.

Me levanté de un respingo para ver si mi madre estaba bien o si Kyle se estaba pasando con ella, para luego buscar a mi padre con la mirada. - Papá, papá... ¿estás bien? - Le pregunté preocupado después del golpe, dado que mi madre había optado porque no la viésemos más desnuda y yo no quería que ella viese como mi cuerpo había reaccionado ante ella, que no por notar a Smith entre mis piernas... aquello era vomitivo y... solo me faltaba pensar que... o que ellos...

Ni siquiera me doy cuenta al momento de que mi tía ha perdido la manta, tan solo estoy pensando en quien no se hagan daño ni ella ni la otra chica. Nada más me importa, nada más hay en mi mente en ese momento.

Sin embargo cuando la confusión se pasa y voy a hablar a mi tía me encuentro que está completamente desnuda y el rubor asoma a mis mejillas con fuerza, haciendo que me ponga tan rojo como un tomate. Claro que también hay otra parte de mi cuerpo que se levanta con fuerza, pero eso no puedo evitarlo.

Me muevo al instante para dejar que Sarah actúe mientras miro a los demás. La situación en la que quedan Arthur y el de señor Smith podría haber sido graciosa en otra situación, pero con una cubierta llena de enemigos que ahora gritaban y parecían moverse de forma desconexa ante algo que puede estar pasando, cualquier atisbo de humor queda relegado a nada.

Sigo sin poder hablar todavía perdido en los recuerdos de lo que he visto, así que tan solo afirmo a mi tía y me pongo en retaguardia esperando que nos movamos. También cojo las galletas porque después de todo no sabemos si vamos a volver al camarote o no, y al menos tendremos algo de comer.

De camino a echar un vistazo a las duchas Arthur me espetó una respuesta chula, de sobrado y listillo que no soporté nunca en mi vida, pero simplemente le ignoré sin ni siquiera dedicarle una mirada. Una vez comprobamos que las duchas estaban vacías dimos la vuelta a paso lento y con Arthur detrás mía de repente frené en seco y dando una vuelta de 180 grados le cogí de la pechera y lo estampé contra una de la paredes con firmeza inmovilizándolo y acerqué mi cara a la suya mirándole con unos ojos cargados de furia -sólo te lo advertiré una vez Arthur, aquí esa chulería que acabas de parir, no se permite, hacerte el macho cuando no lo eres, no sirve de nada, tu puta inconsciencia nos llevará a la ruina ¿Es que no te diste cuenta de cómo te han mirado tus padres? Dándoles ése espectáculo los decepcionas, así que deja esa actitud infantil, aquí nos jugamos la vida ¿Lo entiendes niñato? Matar a sangre fría te convierte en un simple asesino, si sigues así, no durarás mucho y no te preocupes que ésta conversación no ha acabo pero tenemos mejores cosas que hacer..-mascullé sacando los dientes-¿y ahora vas a actuar como si ésto no hubiese ocurrido vale?- pensaba que Kyle iba a ser el que diese más problemas pero Arthur se ganaba el primer puesto a pulso.

Tan pronto le agarré, le solté y comencé a andar sin mirar atrás y tras unos pocos pasos más adelante llegamos a los camarotes y justo cuando iba a abrir la boca el barco comenzó a moverse de forma totalmente irreal, perdí el equilibrio y tras chocar con una de las paredes caí al suelo. Sentí como el barco se inclinaba de forma brusca, giraba como si estuviese siendo azotado por una extraña tormenta marina que luego cesó de repente. Me incorporé como un gato, mirando a todo el mundo -¿Estáis bien, algún herido?- pregunté viendo de manera admirable como Sarah fabricaba un poncho con una de las mantas para después organizar la situación-Entendido, dadme un segundo que rearme- respondí escueto, como mi camarote era contiguo en menos de dos minutos, tenía dos cargadores más en mi poder, no sabía cuántos marineros quedaban vivos y debía de ir preparado, tras aquello abrí la comitiva al puente sin mirar a Arthur .

- Eso, dadle un segundo para que se rearme y que piense si tiene huevos a repetir lo que me ha dicho en las duchas cuando me ha estampadado contra la pared. Que me da que es muy gallito cuando está solo contra un crío al que le triplica el tamaño, pero cuando hay más gente delante no es tan valiente... o eso lo hubieses dicho delante de mis padres también. Y sí, tu chulería y prepotencia se acaban aquí al igual que esa charla que pretendes tener conmigo. Tu decides si tener a quien te proteja el culo o no, porque a mí me cubrirán mis padres siempre al igual que yo a ellos, ellos te pueden cubrir a ti... pero si me tocas más las pelotas no te cubriré nada y donde vamos es básico que todos nos cubramos entre todos. Así que a ver si aprendes no solo a contar, sino a tener más respeto, que yo respeto a quien me respeta, pero no a quien me pisotea. Y llevas pisoteando a todos desde que llegaste. ¡Ah! ¡Y si matar a alguien que nos hubiese matado me convierte en un asesino, que así sea! Así ya sabes lo que tienes a tu espalda y tú decides si quieres que te cubra o prefieres tener un ojo delante y otro detrás. - Dije encabronado después de lo que me hizo el capullo de Nathan en las duchas.

No sé quien cojones se creía que era para mandarme ni para tratarme así. Me quedé a la espera de que mi padre me dijese algo, no iba a seguir a aquel tipo porque le diese la gana. Sería el que debía protegernos en la expedición, pero no el que me amenazase ni tratase de acojonarme para luego ocultarse ante los demás. Eso solo lo hacían los matones de mierda y esas cosas no le gustaban a mi madre. Por lo que había visto había sufrido demasiados abusos en su vida como para que ahora volviese todo pero esta vez contra mí.

- Papá, te cubro, mientras el matón se piensa de que lado de la cabeza quiere que le entre la bala, si por delante o por detrás, pues soy un asesino de sangre fría... uhhh... - Me burlé de la situación. ¿Qué hice mal? ¿Matar a un enemigo? ¿Disfrutar con su muerte? Se lo tenía merecido, podía haber matado a alguien... pero no... el malo yo... anda y que lel follasen que seguramente era lo que necesitaba... y yo al notar la presión de mi pantalón.

Yo entendía de qué iba todo aquello, pero lo que sí sabía era que el barco ya no era seguro. Nada más ver los muertos en el suelo, junto con el mareo que sentía por el barco, hicieron que las nauseas se abriesen paso por fin, llevándome a vomitar en una esquina.

Odiaba viajar, pero ver muertos era todavía peor, y las dos cosas juntas no tenían igual.

Menos mal que el pasillo estaba vacío, aunque la idea de esperar a ver si se lanzaban sobre nosotros antes o después no me agradaba mucho.

-O-oiga, ¿y creen de verdad que es el momento de lavarse? No se olviden que también había una mujer m-muerta en el congelador.

Pero no me hicieron ningún caso, como casi siempre.

Y entonces, mientras todos andaban peleándose por un lado y cambiándose por el otro, el barco dio una vuelta, tirándome al suelo.

-Vaya. ¿Qué ocurre? ¡NOS HUNDIMOS! ¡NOS HUNDIMOS! ¡HAY QUE SALIR DE AQUÍ, DEPRISA! ¿DÓNDE HAY UN BOTE SALVAVIDAS?

No entendía cómo los demás estaban tan tranquilos.

No lo entendía en absoluto.

Se podía notar la tensión que había entre el grupo. Por un lado, estaban la Mayor y Rick, que parecían necesitar, sobre todo ella, un buen momento a solas. Y por el otro estaban Arthur y Michelson, que estaban enfrentándose como dos machos, uno el experimentado y el otro en plan "acabo de descubrir que soy cojonudo".

Negué con la cabeza, en silencio.

-Cuando veo todo esto desde los ojos de Lucy me doy cuenta de lo gilipollas que somos los tíos -comente, hastiado de tanta testosterona que por una vez, yo no buscaba.

Y entonces, el barco giró bruscamente... y todos nos fuimos al suelo.

En cuestión de segundos me encontré deslizándome hacia la pared, con la falda completamente vuelta y las bragas al aire, justo como una señorita no debía mostrarse.

-¡Jodeeeer! -exclamé, hasta que choqué con la pared y conseguí rehacerme.

Todos estábamos más o menos igual de sorprendidos, pero lo peor era que lo que quiera que estuviese ocurriendo no parecía ser algo casual. Dudaba que los demás marineros del barco hubieran dejado que se hundiese de no haber sido algo importante. Pero el qué... eso sí que no se me ocurría.

Cuando vi a la mayor con apariencia de ser un saco de patatas... ahogué una sonrisa.

-Eeeeh, claro, Mayor. Pero yo de usted procuraba no acercarme al cocinero, ¿sabe? -le dije, mientras me ponía en pie.

Sin embargo, la Mayor continuaba organizando las cosas estupendamente, así que tampoco había mucho que reprocharle a su vestuario. Si quería ir disfrazado de perrito caliente a mí me daba lo mismo.

-Sí, creo que será mejor que el señor Smith vaya detrás. Es evidente que no sabe mantener bien la compostura y lo que encontremos delante será lo más complicado.

Miré entonces a la mujer y me acerqué a ella para ayudarla. No teníamos tiempo para nada, así que simplemente la abracé y sostuve, evitando que así volviese a caerse y también que lo que la cubría terminase por perderse, aunque estaba por ver si eso importaba, porque si al final nos hundíamos... vestidos o desnudos iríamos a parar al mismo lugar.

Todo lo que la situación había generado era, por encima de los eternos problemas de que nuestras vidas estaban en peligro, era que Arthur parecía haber despertado de su letargo adolescente, descubriendo unos instintos que no había imaginado nunca que tuviera.

Tenía que hablar con él respecto a lo que había visto al entrar súbitamente en nuestro camarote... pero aquello me parecía más urgente y en cualquier caso, ahora no disponíamos de tiempo.

Pero Michelson era un hombre que no estaba dispuesto a dejarse avasallar por nadie, así que no tardó en reaccionar a las palabras de mi hijo. En cierta manera, no estaba mal que él hiciera lo que yo tendría que decirle también, solo que sonaría muy diferente si lo hacía yo.

Era algo que me preocupaba.

-Hijo, señor Michelson... será mejor que dejemos las discusiones para otro momento. Ahora tenemos que estar más unidos que nunca si queremos...

No pude terminar la frase, porque el barco empezó a virar de una manera que parecía completamente descontrolada, lanzándonos a todos hacia las paredes y suponía que también a las mujeres y a Kyle.

A pesar de intentar sostenerme, lo único que conseguí fue caerme peor y golpearme con la rodilla en el suelo, haciéndome ahogar un nuevo grito de dolor. No era algo insoportable... pero sí doloroso.

-Pues... sí, sí, hijo. Estoy... bien... creo -le respondí a Arthur, tras oír su voz preguntándome. La verdad era que no estaba bien... pero no teníamos tiempo tampoco para perderlo en mí.

Por supuesto, Sarah empezó a dar órdenes, sobre todo para que todo aquello estuviese mínimamente organizado. Yo la conocía demasiado como para no saber que era algo que hacía por obligación y no por placer, y su mirada me transmitía muchas más cosas que no podía decir en esos momentos.

-Hay que moverse, y deprisa. Jack, intenta calmar al señor Smith, parece que tiene un pequeño ataque de estupidez más intenso que de costumbre. Hijo, ayúdame a terminar deponerme en pie.

Cuando por fin lo estuve, sentí como si mi rodilla fuese a volver a fallar, pero de la manera que fuera, tendría que aguantar lo que necesitara. No había otra.

Al oír a mi hijo responderle a Michelson con sarcasmo, me volví hacia él, enfadado.

-Hijo, deja eso para otro momento. Ahora preocupémonos de lo que podamos encontrar delante. Ve el primero con Michelson y si hay alguna amenaza, ya sabes lo que hacer. Solo si hay amenazas, ¿me has oído? No necesitamos matar a todo el mundo que hay en este barco si no es necesario. 

Aunque a este paso, quizás muramos todos, de cualquier forma.

Los gritos fueron haciéndose más claros a medida que os acercabais a las escaleras y después, empezabais a subirlas en dirección hacia la cubierta de arriba. Quizás fuesen los rusos atacando el barco, o a lo mejor habíais chocado con algo, como algunos habíais pensando. 

Sin embargo, al abrir la puerta y mirar, no visteis ninguna de esas dos cosas.

Los marineros parecían estar terminando de lanzar uno de los botes salvavidas al mar, con los pocos que todavía quedaban allí. El bote terminó de caer justo cuando estabais subiendo, mientras el barco todavía continuaba moviéndose.

Sin embargo, un vistazo rápido al mar os descubrió cual era el verdadero problema.

Un remolino gigante estaba atrayendo al barco, haciendo que este girara a su alrededor y que en cada vuelta se aproximase más y más al centro. Los marineros estaban remando con todas sus fuerzas para distanciarse del fenómeno y mientras tanto, vosotros estabais dentro del barco, a merced de algo que parecía incontrolable.

Que ellos lo consiguieran o no dependía de su esfuerzo, pero vosotros en cambio necesitabais... ¿un milagro?

En aquel momento tenía problemas más serios que la actitud de mi hijo, sin duda un tema a tratar, pero no ahora. Me aseguré de llevar la ropa que me dio Kyle para la joven y a mí no me quedó más que jugar con las mantas, pues no tenía tiempo para ir a mi camarote y cambiarme para lo que estaba por venir.

La vida en el ejército me hizo práctica en ese sentido y mi última misión de campo, precisamente en la Tierra Hueca, me puso a prueba al  100%, no solo por el hecho de pensar rápido y actuar deprisa, sino por el de mantener la cabeza en mi sitio, aunque hubiese un momento en el cual la perdí por completo. Por fortuna quedó en un susto, pues de lo contrario no estaría aquí ahora, ni Arthur y seguramente Rick no hubiese vivido mucho más que yo.

Pero eso fue hace 20 años y al igual que aprendí que la entrada a la Tierra Hueca podía estar en cualquier sitio, estaba segura de que estábamos sobre él al ver aquel remolino que nos atraía. Ignoraba los daños del barco, pero no así algunos principios básicos de la ciencia, sobre todo cuando tiras de la cadena y se queda una bolsa de aire en el papel higiénico y este no se hunde en el remolino. Aquí no iba a ser el caso, seríamos engullidos sí o sí, pero lo importante es que dentro del barco tendríamos más posibilidades de hacerlo que fuera. Y si la bodega de carga aún era accesible, sobreviviríamos.

- ¡Vale! ¡Se acabó la fiesta! ¡Todos dentro del barco ya! - Exclamé sin soltar la ropa y el maletín médico. La ropa la acabaría perdiendo, pero el maletín no... y lo más importante, a Rick tampoco, al cual vi cojear con más fuerza que antes del vendaje y mis atenciones.

Veinte años casados, pero treinta y cinco años juntos eran suficientes como para saber diferenciar en su tono de voz cuando le dolía algo y a pesar de no haber visto el golpe, estaba claro que había sido en la rodilla.

- No tenemos enemigos en el barco, aún así al menos que un armado vaya delante. - Ordené y me agarré a Rick. - En la bodega de carga hay una especie de submarino pequeño... si llegamos a tiempo todo irá bien. De hecho, aún no llegando, todo irá bien igualmente. El torbellino impedirá que el barco se llene de agua, solo tendremos que agarrarnos fuerte y esperar a que todo se calme... eso sí... quizás a la salida no quede mucho barco... pues una cosa es la absorción y la otra la impulsión...

Besé a mi amado. - Como La Aurora, pero por debajo del agua y sin fuego... y nuevamente no me separaré de ti. Arthur es joven, lo hará bien... yo también tengo mis achaques y puede que te necesite para seguir avanzando.

Miré a Lucy. - Lleva a la joven de tu mano, no podemos perder más tiempo.

Miré a mi hijo y le sonreí, haciéndole un gesto con la cabeza para que corriese. Si había alguien que debía salvarse, porque aún tenía familia en el otro lado, era él. Yo no soportaría estar sin Rick aún con Arthut y Aloy a mi lado y dudaba que este se quedase demasiado tiempo. Simplemente no me amaba ni una pizca de lo que yo le amaba a él, pero nada comparable con lo que yo sentía por Rick.

Mi última mirada fue para Nathan. Le debía la vida por salvarme de Noise y sabía como se lo iba a pagar, más por mi necesidad que otra cosa, si salíamos de esta... pero en cuanto a la educación de mi hijo, era cosa mía y de sus padres. Si no quería tener un conflicto ahí, debía empezar a dejar al chico a darse cuenta de lo que le pasaba y saber expresarlo y pedir ayuda si no podía controlarlo.

La subida fue más lenta de lo previsto por culpa de no saber exactamente donde nos emboscaban, hasta que vimos como huían del barco. - Maldita sea mi suerte. - Y es que dije que no dejaría ningún noruego vivo en el barco no fuera de él y no llegué a tiempo para disparar a ninguno, aunque era divertido verles remar para no acabar tragados por el remolino de agua, el cual atraía al barco también, se me pasó por la cabeza disparar a sus remos... un buen balazo y remo roto... o quizás a la barca, para que hiciesen aguas... eso no era disparles a ellos, ¿verdad?

En mi cabeza aún resonaban frases que no se me tenían que haber dicho. ¿Qué mal hice matando a un enemigo que a saber cuantas veces violó a esa pobre chica? ¿Dónde estaba mi pecado por robarle la vida a un ladrón de vidas? ¿En no arrepentirme? ¿En no rezar para que su alma fuese perdonada y enviada al Cielo y no al Infierno donde debía estar? ¿Quien era más cruel? ¿Quien dejaba sufrir a un moribundo o quien le remataba de un disparo? ¿Quién era el psicópara ahí?

Y mientras disfrutaba viendo como los noruegos trataban de salvarse, aseguré mi arma para no perderla, porque aquello iba a estar movidito. Y como no, la sargento semana volvió a dar órdenes a todos. Órdenes que mi padre volvería a cumplir sin rechistar y que yo no podría contradecir en aquel momento porque seguía tratando de ocultar mi erección, mi madre, después de verla ya en tan poco tiempo desnuda se había convertido en algo... raro para mí y luego estaban Lucy y la muda. Que sabía que Lucy era Jack, pero tenía cuerpo de mujer y eso me dejaba completamente anulado.

La idea no sonaba mal, nada mal, pero me preocupaba mi padre y enseguida vi a mi madre hacerse cargo de él.

Le miré, con una mezcla de envidia y celos por tener a la mujer más estupenda del mundo a su lado. Inteligente, hermosa como no había visto a ninguna nunca, aunque la verdad es que en persona jamás había visto a alguna... mandona, eso sí. Pero con ese cuerpo seguro que se le podía perdonar todo y más aún después de ver como se movía sobre mi padre y este alcanzaba el climax cuando Kyle y yo entramos por la puerta...

Eso me hizo ponerme colorado y bajar la cabeza y más cuando aquel guiño por parte de mi madre, cómplice, fue captado por mi vista. Kyle y yo éramos los más delgados, pero entre ambos, yo era el más atlético y él más patoso, además mi madre dijo que un arma por delante. Los pasillos no estaban hechos para correr con la pesadéz del cuerpo del vaquero, requerían agilidad y destreza y más si necesitaban un explorador que dijese hasta donde se podía llegar o no.

Ese era yo.

Miré a mis padres una vez más, esperando que llegasen a tiempo. Sino me encargaría de poner a salvo a los que llegasen y luego me quedaría con ellos. Su destino era el mío y, a pesar de que me habían hablado de mi padre Aloyssius, yo solo tenía una fotografía vieja de él, donde me tenía en su regazo y los recuerdos que me habían generado mis padres. Realmente era un desconocido para mí y a veces les oía discutir si debían contarme o no la otra parte de la vida de mi padre... mi madre decía que no estaba preparado aún y mi padre le recriminaba que quien no estaba preparada era ella para enfrentarse de nuevo a la realidad de quien era Aloyssius Bennett.

Mi madre acababa siempre llorando y mi padre consolándola y ahí me retiraba yo, porque empezaban con los besos y a quitarse ropa y era algo que no quería ver... nunca debí ver.

Y con esa imagen en mi cabeza, sin decir nada a nadie, me colé escaleras abajo, esquivé a Smith que llegaba el último y sudoroso y me moví hacia la bodega de carga a toda la velocidad que pude, saltando tubos y agachándome al llegar a otros tantos... por el camino debía dar con la fuga y con suerte el vaquero musculitos y yo podríamos cerrar la compuerta para darnos más tiempo... el problema era si estaba en la bodega de carga... y eso hizo que mis pies se aligerasen más. Necesitaban unos ojos delante y toda la ayuda posible y solo podía pensar en la última imagen de mis padres, donde mi madre hacía de soporte para mi padre.

O volaba o no lo conseguirían.

Mis ojos se abrieron como platos al ver aquel remolino. Ya ni siquiera me importó lo que había pasado o los noruegos intentando escapar en un bote de remos de lo que parecía poco menos que imposible, solo importaba que parecíamos ir a una muerte directa.

Pensé que lanzaríamos otro de los botes de remos para huir, e incluso di un paso en esa dirección. Pero mi tía parece tener otros planes y nos manda dentro del barco. Es cierto que esto podría ser una entrada a la Tierra Hueca, pero quizá es demasiado peligrosa. En cualquier caso la opción del mini submarino realmente no se me había ocurrido.

Observo a la joven pero estoy segura de que estará más tranquila si quien la ayuda es Lucy y no yo. Por lo tanto me pongo entre los últimos lugares por delante de Smith y rumbo a la bodega.

No se me escapa que dentro de poco puede que estemos en la Tierra Hueca, ese sitio casi mítico que llevo oyendo desde pequeño. Un sitio tan peligroso como hermoso. Y donde puede residir mi destino.

Ignoré las palabras de Arthur, únicamente le dediqué una breve mirada sin emoción ninguna, yo había vivido muchas más cosas que él, sufrido más que él y no pensaba rebajarme a su nivel de pataleta infantil, ni gastar una gota de saliva más con él en aquella situación, además sus padres bien le aleccionaron cortando sus palabras con rapidez y miré a Rick asintiendo, yo no era padre, no quería serlo, así que mis lecciones habían acabado para ese mocoso. Había visto cómo el viejo estaba de la rodilla pero si hubiese ido yo a ayudarle como si fuera un anciano inútil, habría sido perjudicial para él, tener esas taras físicas debía de ser terrible para él, pues su cabeza aún funcionaba perfectamente. Le recordaba en plena forma, en acción, siempre en cabeza y era triste verle así, pero no mostré rostro de lástima sino de determinación ignorando sus flaquezas, como si no las tuviese.

Subimos las escaleras lo más rápidos que pudimos y al salir al exterior, la escena era incomprensible para mi, los marineros estaban abandonando el barco como ratas a raiz de ése gigantesco remolino -¿de dónde cojones ha salido eso?-los marineros estaban sentenciados, ese remolino era demasiado grande y los engulliría en un momento, asi que escapar a remos era imposible, mi cabeza empezó a maquinar y entonces Sarah intervino con una idea muy plausible ¡el submarino! con un poco de suerte, llegaríamos y estando allí dentro si sobrevivíamos al hundimiento, tendríamos oxígemos e incluso de alguna forma salir de la bodega. Era arriesgado, teníamos pocas posibilidades, casi nulas, podría decir, pero no pensaba darme por vencido.

Miré a la mujer semidesnuda con intensidad, emanaba dotes de mando por los cuatros costados, me recordaba al poder de convicción que poseía Rick y eso era de agradecer, la moral alta era indispensable incluso en situaciones desesperadas. Arthur pretendía llevar la delantera y comenzó a esquivarnos en el pasillo. Asentí a las palabras de Sarah sin abrir la boca, si el niño quería llegar primero, que lo hiciese, yo no podía dejar a los demás detrás a su suerte, corría delante de ellos pero no los perdía de vista pues si Rick caía con Sarah tendría que socorrerles y estaba claro que Arthur quería seguir siendo el protagonista de la fiesta, cosa que me daba igual. Mi misión era mantenerlos vivos y eso pensaba hacer. Arthur se ganaba las papeletas de ser prescindible en caso de elección de vidas...

En cuanto subimos, mi atención se desvió hacia las voces de los marineros y el sonido de la chalupa al golpear el agua. Eso me hizo darme cuenta, en cuestión de milisegundos, de que la situación era como para preocuparse, aunque al ver de lo que huían, fue todavía peor.

-¡Jesús! -exclamé, mirando a los demás y sobre todo, a Sarah.

Aquel remolino parecía un desagüe, lo que significaba que iba a engullirnos sí o sí, nos gustase o no, y la verdad, dudaba que los marineros fuesen a conseguir alejarse de él, pero eso a mí no me importaba una mierda. Lo único importante era que nosotros saliésemos con vida de todo aquello.

Como siempre, Sarah reaccionó con rapidez. Obviamente, en el interior del barco teníamos más posibilidades de sobrevivir, siempre que la estructura aguantase, porque había bolsas de aire, mamparos, y sobre todo, una tendencia natural a flotar. Pero además de todo aquello, estaba aquel pequeño vehículo que habíamos traído para bajar.

-¡El batiscafo! ¡TODO EL MUNDO AL BATISCAFO! -ordené, como si estuviese de nuevo en el ejercito -. Lo importante es estar dentro de él cuando esto se inunde.

En esos momentos, me olvidé del dolor de rodilla o de cualquier otra clase que tuviese, y recibí el beso de Sarah reaccionando con pasión y fuerza, estrechándola entre mis brazos.

-Claro que me necesitas. Quien si no te ayudará a quitarte la ropa en un momento desesperado -le dije, antes de separarnos, porque no había tiempo que perder y en momentos así, lo primero era sobrevivir y lo segundo... bueno, lo segundo ya llegaría con más tiempo.

A continuación, me volví hacia los demás.

-Venga, Nathan. Todo recto hacia abajo. Jack, tira de esa muchacha, que no se quede atrás; Arthur, Kyle, usad las piernas. Ahora no hay tiempo de regresar a buscar a quien se quede atrás. Smith... corra, hombre de dios, o tendré que patearle el trasero yo mismo. ¡VAMOS!

No había tiempo que perder y sí mucha  distancia que correr.

Sentir de nuevo el aire del mar era incluso agradable, porque en el interior de aquella lata oxidada todo olía a rancio, pero desde luego, lo que no esperaba era que el mar estuviera intentando acabar con nosotros. Noruegos, rusos, esquimales... todo entraba dentro de lo esperable, pero un remolino como un demonio... ah, no, eso no me lo hubiera imaginado.

-Vaya, está claro que alguien allí arriba nos tiene manía. Primero tuvimos que saltar de un dirigible en llamas y ahora hay que aguantar la respiración. Me da que no voy a aguantar mucho tiempo más en este cuerpo -comenté al verlo.

Pero no, todavía teníamos una oportunidad, y aunque pilotar no era igual que navegar... esperaba poder llevarnos abajo antes de ahogarnos, así que al recordarnos la Mayor nuestra oportunidad, y también Rick, sonreí.

-Será un placer llevarles abajo. No sé si con vida, pero haré lo que pueda. Después de todo, un submarino no tiene que ser tan diferente a un avión, ¿verdad?

Rápidamente, nos organizamos lo mejor que pudimos. Yo agarré a la chica sin preocuparme por nada más en esos momentos, aunque le sonreí para tranquilizarla.

-No te preocupes. Saldremos de aquí -le dije, como si me entendiese. Suponía que con mi nueva voz y apariencia, serían suficientes como para que no hiciese como Smith y empezara a gritar. Después de todo lo que había pasado, seguro que estaba más endurecida que ninguno de nosotros.

Me había alejado de todos corriendo tan deprisa como mi cuerpo me permitía. Oía sus voces lejanas, pero tenía que asegurarme de que todo estaba despejado hasta llegar a la bodega de carga. Por pura intuición y cabeza, di enseguida con el camino a seguir, pues en todo barco estaba en la parte trasera... nunca era capaz de recordar si era la proa o la popa, pero me daba igual en ese sentido, el camino era alejándome del puente de mando, buscando literalmente, el culo del barco.

Por fortuna no me encontré con nadie por el camino. Por fortuna para él, claro... porque estaba más que dispuesto a volarle la cabeza al siguiente noruego que viese. Por el momento no pisaba agua, lo que era bueno y la bodega no estaba ya muy lejos. De hecho al girar me di casi de morros contra la puerta.

Miré el suelo, por si filtraba agua antes de abrir. Si entraba agua seguramente la estructura se había dañado ahí y abrir a lo loco podría ser un peligro, pero a la vez nuestra salvación, pues el agua se distribuiría por el barco, por aquel nivel y podríamos movernos con dificultad pero hacerlo...

Miré hacia atrás, saqué mi arma por si acaso y si no había agua filtrándose por el suelo, abriría la puerta de la bodega de carga y aseguraría la zona antes de volver y meter prisa a todos... y sobre todo ayudar a mis padres y a Kyle, que le iba a costar llegar hasta aquí si tropezaba consigo mismo, como solía hacer.

Arthur corrió tan deprisa que le perdí de vista enseguida. Pero era un chico listo y había demostrado que al menos sabía usar el arma. No debía temer por él, sino por quienes se cruzasen en su camino. - Así que después de verme no sé cuantas veces desnuda ya hoy, con el resto presente, ¿aún quieres más? - Le pregunté a Rick mientras iniciábamos la marcha, cuando todo estaba ya organizado. - Creo que por eso te quiero tanto, porque nunca te cansas de mí. - Le susurré mientras avanzábamos.

- Batisfaco... no pudo llamarlo submarino enano para que todos supieran que buscábamos... menos mal que yo si usé el otro término. - Pensé para mí y le miré de nuevo a los ojos, sintiendo como me excitaba verle dar órdenes así, como cuando estábamos en el ejército. Le hacía ser el hombre del que me enamoré, aquel tipo duro pero tierno que me cuidó y protegió nada más conocerme... bueno, nada más no, porque no quería que le operase una mujer... más bien cuando vio el resultado y nos obligaron a estar juntos, con un enemigo en común.

- No desesperes Jack, hay uno congelado en la cámara. Con suerte estará en buenas condiciones si pierdes este. Aunque me da que le has cogido mucho cariño a Lucy. En cuanto a pilotar esto... ni idea... ya lo dije anteriormente, si estuviese Aloy aquí... pero me alegro de que no esté... correría hacia los mandos y... - No quería pasar por lo mismo otra vez. - Esto se va a hundir seguro, lo mejor es estar todos en el batisfaco y que alguien que sepa pilotar lo intente llevar... ese remolino es la entrada seguro.

Empezaba a cansarme, pues no era lo mismo correr sola que ayudando a Rick a pesar de que parecía no dolerle nada, no estaba segura y no quería que acabase en el suelo.

- A la velocidad que ha ido Arthur, ya debe estar en la bodega de carga. Si hay algo raro nos avisará... y si hay peligro oiremos los disparos. Es una suerte que se haya adelantado. - Aunque luego le regañaré por hacer eso. No es su competencia, sino la del tipo que se supone que debe velar por nuestra seguridad. Él debe ir en cabeza, no mi hijo. Aunque supongo que quiere demostrar de alguna manera que es un hombre... y estar alejado de nosotras le viene bien.

Arthur llegó a la bodega sin contratiempos, entre otras cosas porque ya no había nadie más a bordo que vosotros. No parecía que hubiese fugas en ese lado y al tocar la puerta no se sintió más fría de lo habitual, y por los golpes que dio, daba la sensación de que no había agua en el otro lado, así que finalmente, abrió la puerta.

Al hacerlo, se encontró con que había ya algunas fisuras en el casco que habían dejado entrar una buena cantidad de agua, por lo que poco a poco el nivel de esta iba subiendo. En esos momentos era tan solo de unos veinte centímetros de alto, pero no tardaría en llegar más alto, aunque no sabía si antes de que el barco al completo se fuese por aquel remolino gigante.

El minisubmarino se encontraba firmemente agarrado, pero balanceándose peligrosamente de un lado a otro. En un principio iba a permitir que dentro estuvieseis, aun apretados, vosotros seis, pero no contabais con Jack ni con la chica, por lo que todavía tendríais que apretaros más.

La primera idea era sostenerlo mediante varios cables de acero, de manera que pudieseis inspeccionar la zona y encontrar un lugar por el que entrar en la Tierra Hueca, igual que lo había hecho el submarino alemán años atrás, pero ahora no teníais opción. Debíais arriesgaros completamente a sumergiros en él e intentar encontrar aquella entrada por vosotros mismos, que debía estar allí, desde luego, porque para empezar, también los rusos habían optado por aquella clásica entrada.

Ahora solo había que entrar con rapidez y sumergirse, aunque para eso también había que soltar los cables que aguantaban el minisumbarino. Eso planteaba un nuevo problema con el que no habíais contado. Y desde luego, necesitabais un lugar por el que sacarlo y una bodega casi hermética tampoco lo facilitaba.

Mientras tanto, el barco crujía y seguía girando, recordando constantemente que marchabais contrarreloj. Arthur no podía demorarse en ir a buscar a los demás y los demás en llegar a la bodega.

Cuando me encontré el estado de la bodega de aquel cacharro que se movía por sí solo, junto a como se me helaban los pies por el agua que entraba desde el exterior, regresé sobre mis pasos para dar alcance a los demás. No tardé en dar con ellos.

- Debemos darnos prisa. El casco tiene fisuras, está entrando agua en la bodega. - Dije mirando a Nathan, que encabezaba al grupo mientras seguía su paso hacia allí, informando a todos pero mirándole a él. Si miraba a una mujer estábamos condenados.

- El submarino parece tener vida propia... no sé si aguantará sujeto hasta que lleguemos o no... y el suelo, tiene bastante agua y está helada... No hay nadie más delante, todos salieron al exterior. - Terminé por decirle al vaquero y entonces me di la vuelta y miré a mi madre y luego a mi padre y frené el paso para quedarme con ellos.

- Mamá, papá... el agua está helada incluso con ropa. No creo que mamá y ella aguanten ese frío en los pies tal y como van demasiado tiempo. Puedo intentar llevar a la chica, con mi fuerza no creo que pueda con mamá. Pero habrá que explicárselo a ella... dudo que se deje tocar por un hombre... o por un chico. - Dije preocupado por la situación sin contar con lo demás.

Mis padres se habían encargado junto a la empresa de la madre de Kyle de elegir el modelo de batisfaco y la capacidad de personas que podrían ir en él.