Partida Rol por web

Al subir me senté junto a mi padre y tuve que moverme un poco para dejar sitio a la pierna de mi madre cuando la colocó a mi lado. La verdad es que era una buena manera de ahorrar sitio. Mis ojos buscaron a la chica, quien esperaba que se sentase también y busqué a ver si aquella cosa tenía cinturón de seguridad o algún tipo de amarre...

Pero nada más empezar a buscar senti la primera sacudida y mis ojos fueron directos a la chica para ver si estaba bien. Al poco aquello se volvió loco, dejando a mis padres en el suelo y obligándome a saltar para no pisarles cuando aquellos movimenientos y el nulo agarre me hicieron moverme. Mis ojos seguían pendientes de la chica, quien, al igual que todos, no paraba de moverse de un lado a otro y oí a mi madre pedirme ayuda con mi padre.

Costó, pero logramos que se levantase, aunque un nuevo golpe hizo que nos mezclásemos con los demás. Yo me golpeé con mi primo antes de cruzarme con mi madre y dar espalda con espalda con el señor Smith.

Yo no tenía mucha fuerza, aún así busqué un punto de agarre y recogí el pantalón de Kyle del suelo. Siguiendo el patrón inestable de los movimientos, logré llegar hasta la chica y la tendí la mano para que se agarrase a mí. En caso de hacerlo*, me la llevaría hasta donde vi que podía sujetarme con las manos y usaría el pantalón de Kyle para atarnos a los dos juntos y tratar de agarrarme con todas mis fuerzas para que la pobre dejase de moverse y golpearse.

La verdad es que de alguna manera me gustaba esa chica porque era como yo, no hablaba al sexo contrario, bueno, ella no hablaba a nadie y temía al sexo contrario. Quizás podría conectar con ella con gestos, algo que no podría hacer con otra chica porque me tomaría por un pardillo o un idiota. Puede que si cogía confianza con ella, se convirtiese en la puerta para poder empezar a hablar con otras chicas...

Mis ojos buscaron a mis padres y pude ver como mi madre llegaba hasta mi padre y se abrazaba a él, para darme cuenta en ese momento que Nathan estaba tirado en el suelo, con parte del cuerpo por la puerta, seguramente ayudando a Lucy...

Quería gritar que cuando entrase Lucy cerrasen la escotilla para que no entrase el agua helada, pero no salió ni una sola palabra de mi boca y cerré los ojos, sintiendo por dentro lo cobarde que era por la presencia de una sola mujer...

Aquello se movía demasiado, y todavía fue peor cuando empecé a subir. Además, otro de los cables pareció romperse, lo que hizo que me resultase apenas posible mantenerme en las escaleras y no caer al suelo.

Me agarré como pude, pero sentí que la gravedad tiraba de mí hacia abajo y que las débiles manos de Lucy no eran suficientes para sostenerme.

Mierda, parece que sí que tendré que cambiar de cuerpo al final, pensé, hasta que vi el cabezón de Nathan, y después el resto de su cuerpo, asomándose desde el submarino.

-Joder, Nat, échame una mano. Voy a caerme -le dije, haciendo por agarrarme a su mano para intentar al menos no caerme, aunque no fuese a subir.

En esos momentos, aquello era como una maldita montaña rusa y lo peor de todo era que yo viajaba sin el cinturón puesto. Muy buena idea, Jack. Como siempre, muy buena idea.

Pero todavía tenía una oportunidad. Si conseguía agarrarme, podía volver a apoyar los pies en la escalerilla e intentar subir con ayuda de Nathan. Era eso... o dejarlo definitivamente, porque no debíamos tardar demasiado en hundirnos y si algo tenía claro era que no iba a permitir que los demás muriesen por mí.

Con un espíritu era ya suficiente.

A Sarah no le hacía falta demasiado para excitarse, entre otras cosas porque lo estaba permanentemente. Mi único lamento era no poder darle lo que necesitaba más a menudo. Pero en ese momento, mi miembro estaba al máximo y no me resistí ante su intención de aprovecharse. Si podía usarlo... adelante, era suyo, como el resto de mi cada vez más descosido cuerpo.

Pero ni siquiera tuvo una oportunidad.

El submarino se movía demasiado y empezó a hacerlo de una manera que rápidamente nos caímos como marionetas sin hilos, sobre todo yo, que apenas tenía estabilidad con mis dos piernas medio encogidas y una rodilla dañada. Sarah se dio cuenta y le gritó a Arthur que la ayudase para sostenerme, o incluso para sostenernos entre los tres.

-¡Mierda. Esto es como estar dentro de una batidora! -exclamé, intentando no romperme nada -. Será mejor que nos agarremos todos o acabaremos por abrirnos la cabeza.

Y mientras nosotros intentábamos mantenernos de una pieza, Nathan salió, o intentó hacerlo, porque Jack debía estar igual que nosotros, si es que no se había caído al suelo. Aquel hombre sabía lo que se hacía y también el riesgo que corría, pero maldita fuese mi alma si esperaba que cerrase la escotilla antes de que él volviese.

-Precisamente por eso va usted a volver antes de que lo haga, ¿me ha oído? Pero dese prisa, que no tardaremos mucho en empezar a salir por ese agujero como si estuviésemos en una cerveza y alguien la removiese sin tapón.

Como siempre ocurría, estábamos contra las cuerdas, contra el tiempo, contras los elementos, y allí dentro era como ser una sardina y que alguien metiese dentro un tenedor para removernos. No quería ni pensar cómo sería cuando cerrásemos la escotilla, pero ahora eso no importaba.

Esperaba tan solo que tuviésemos la oportunidad de cerrarla, con todos dentro.

Y empieza el baile de movimientos. De principio intento agarrarme pero entre mi escasa fuerza y mi poca coordinación bien pronto estoy dando tumbos por todas partes mientras me golpeo aquí y allá. Incluso hay un momento en el que tengo el cuerpo casi desnudo de mi tía entre mis brazos aunque lo único que intento en ese momento es evitar que ella se golpee. Bastantes golpes me estoy llevando yo.
En los momentos en que el balanceo se para intento sentarme en algún lado y agarrarme con todas mis fuerzas. Pero al siguiente meneo ya estoy otra vez por ahí golpeándome a uno y otro lado. La verdad es que estoy empezando a arrepentirme de haber decidido participar en este viaje.
Ni siquiera me doy cuenta de que nuestro protector tiene medio cuerpo fuera, ocupado como estoy en intentar no echar hasta la primera papilla que comí y en no quedar inconsciente a base de golpes.

El submarino se movía como un toro desbocado y tenía que hacer intensos esfuerzos para mantenerme firme y erguido mientras subía la estrecha escalerilla del pequeño sumergible. Cuando al fin pude salir y vi la escena desde luego no era nada esperanzadora. Las grietas del barco aumentaban, los remaches cedían y entraba más agua helada dejándose ver al menos un metro, quizá más de agua cubriendo el suelo. La compuerta sobre mi cabeza estaba totalmente abierta y los cables parecían todos sueltos así que me centré en Lucy, estaba colgando como una bombilla y poco aguantaría, así que me lancé a por ella.

-No es buen momento para hacer el papel de damisela en apuros ¿Lo sabes verdad?-dije con voz alta y tensa sonrisa, notaba la tensión en los brazos, la sensación era de estar en una atracción de feria y no era nada agradable, comencé a bajar la escalera hasta donde estaba Lucy moviéndose como una muñeca de trapo-Vamos rubia, un esfuerzo que yo no puedo hacerlo todo, me he acostumbrado a tu bonita cara tío-en ese momento el punto gracioso ayudaba a aliviar tensiones, incluso rayando la muerte, había que sonreír, además esos giros de sexo hombre/mujer con él eran divertidos y no me apetecía encontrarme con la mente de Jack en el cuerpo de otra persona-¡Vamos, que estiro un poco más el brazo!- exclamé.

Con los pies afianzados en la escala, una de mis manos se aferró con toda la fuerza que poseía a otro escalón como si fuera un garfio de acero e incliné mi cuerpo hacia ella poniendo mi mano ante su cara-Venga Jack
arriba que sin ti ésta lata de sardinas no hay quien la conduzca-dije con voz segura mirándole a los ojos, todo estaba en nuestra contra, pero siempre había posibilidades, aunque fueran pocas, siempre las había y no pensaba morir en esa mierda de lata a medio hundir.

Los vaivenes del submarino, acordes a los del barco, tenían un efecto devastador en sus ocupantes. Todos intentabais manteneros en el sitio pero era algo virtualmente imposible, y no golpearos unos con otros o simplemente rodar por todas partes, incluyendo los cuerpos de los demás, parecía ser el siguiente paso lógico, pues no había fuerza suficiente para sosteneros allí dentro.

La chica se vio rápidamente empujada hacia alguna parte y alargó su mano directamente hacia Arthur, que era quien la había llevado hasta allí, agarrándose a ella y lanzando un grito de sorpresa, antes de conseguir abrazarse a él, presionando con sus firmes pechos el excitable cuerpo del joven y poniendo a prueba su autocontrol. Si la erección del padre ya había desaparecido cuando empezaron los botes, estaba por ver si el hijo podía resistirse a los encantos de aquella muchacha, a pesar de su estado y de la urgencia de la situación.

Smith se encontró en una especie de sandwich mixto, sin saber quién estaba a un lado y a otro, pero maldiciendo el momento en que había entrado a formar parte de aquella aventura. Todo estaba siendo mal llevado desde el primer momento. Si le hubieran dejado a él dirigirlo... las cosas habrían sido muy diferentes.

En cuanto a Rick, se abrazó a Sarah para intentar frenar los golpes o al menos, conseguir que no los recibiera Sarah, aunque su rodilla golpeó con fuerza en alguna parte metálica, haciéndole tener que aguantar un nuevo estallido de dolor. No era insoportable, pero otra vez dejaba claro que tenía un problema que podía dificultar la misión.

Kyle bastante tenía con no echar lo que aún tenía en el estómago, al igual que el resto, mientras Nathan luchaba contra viento y marea en un intento por agarrar a Lucy, consiguiéndolo en el último instante.

Entre los dos lograron finalmente el objetivo, que no era otro que estar todos dentro.

Una vez Nathan y Lucy hubieron entrado por la escotilla, la última de las sujeciones terminó por romperse, lanzando a Jack con fuerza contra los demás, aterrizando de cara en alguna parte mullida y a Nathan encima de algo que le pareció demasiado duro para su gusto.

No habíais tenido tiempo de cerrar la escotilla, pero el minisubmarino ya no estaba vertical, sino que había caído al suelo de la bodega y rodado ligeramente, haciendo que vosotros lo hicieseis también en su interior, mezclando brazos y piernas, cabezas y torsos, en una "ensaladilla" de difícil identificación.

Y mientras eso sucedía, el barco terminó de realizar el último de sus giros... antes de ser succionado violentamente por el remolino. Rápidamente, toda la popa del barco se sumergió, adquiriendo una verticalidad que lanzó a todos hacia uno de los extremos del submarino, mientras todo terminaba por hundirse en el océano.

El agua comenzó a entrar por todas partes, incluyendo la bodega de carga, en donde estabais vosotros... que aún no habíais cerrado la escotilla, por lo que también empezó a caer en el interior; agua helada, que dadas las dimensiones de vuestro vehículo... no tardaría en ahogaros a todos, a no ser que cerraseis definitivamente el contacto con el exterior.

La joven se aferró a mí y atada con el pantalón de Kyle a mi cuerpo pude sujerarla. Lo que no me esperaba era que ella se abrazase a mí y su pecho se pegase con tanta fuerza a mi cuerpo. Los movimientos y sacudidas del barco con nosotros dentro hacían el resto... que su torso se moviese sobre mi cuerpo al tiempo que yo trataba de sostenernos.

Pero la carne es débil y más en mi caso.

Después de todo lo que había pasado con mi madre, sentir los restregones que la joven realizaba sin querer me hicieron recordar a mi madre sobre mi padre. - Piensa en otra cosa... como que de esta no sales... - Debía controlarme porque no quería asustarla, pero el movimiento era tal que pronto comencé a sentir aquel palpitar que anunciaba lo que no quería que me pasara.

Al menos Nathan logró meter a Lucy, el problema fue que al zaranderarse de nuevo el submarino, el vaquero acabó con la cabeza entre mis piernas, sintiendo esa dureza que no quería que se formase con aquella chica pero que no pude evitar. Pero ese fue el menor de los problemas, pues la puerta de la escotilla había quedado abierta y en ese momento entramos en el vértice del remolino, dando vueltas dentro del submarino y el barco que se iba haciendo pedazos.

Sujetarme no servía de nada ya, porque aguantaba mi peso y el de la chica y no tenía fuerza para los dos, así que opté por girarme, a pesar de estar apretando el pantalón y abrazar a la joven, cubriendo su cabeza con mis brazos para intentar que no se golpease en ella.

Las vueltas hicieron que el pantalón de Kyle que nos ataba, acabase desabrochado y perdido y que solo nos mantuviesen unidos nuestros brazos. Todos rodábamos y sentí los golpes en mi cuerpo hasta que aquello paró, seguramente por estar en el centro del remolino. Ya quietos, no sabía bien si en el techo o en el suelo, sentí el agua helada entrar y miré la puerta.

Mi padre siempre me decía que primero debía asegurar la zona antes de atender a los heridos y eso hice. Dejé a la joven sola y me levanté dolorido y corrí hacia la puerta o más bien pasé como pude sobre los cuerpos de mis compañeros de viaje, viendo a mi madre inconsciente en el suelo... o al menos esperaba que solo fuese eso.

Al llegar a la maldita puerta tiré de ella hacia mí, cerrándola de una vez e impidendo así el paso de más agua al interior del submarino. Entonces fue cuando me centré en mis padres, más en mi madre porque era la que sabría tratar mejor que yo a los heridos y me dejé caer como pude a su lado.

Respiraba... solo necesitaba el botiquín, que debía estar allí dentro y las sales de amoniaco para sacarla de ese estado, a ella como a todos los que hubiesen perdido la consciencia, sobre todo a Lucy, que era quien debía sacarnos de allí con vida.

No estaba segura de si a mi hijo le había gustado la chica cuando le vi preocuparse así por ella, pero al menos parecía que habían conectado cuando ella le buscó para sujetarse. Y mientras me sentía orgullosa de mi pequeño, miré a Rick a quien permanecía abrazada mientras que él se sostenía como podía al tiempo que yo hacía de travesaño para que no acabase en el suelo con aquellas sacudidas, ayudándole a mantener el equilibrio.

- De nuevo trabajo en equipo, como en los viejos tiempos. - Le dije a mi amado al cual besé el cuello con ternura, puesto que los labios me pillaban un poco altos y con tanto trajín era más seguro el cuello. - Esta vez vuelves a poner la fuerza y yo trato de mantener el equilibrio y no perderte... No quiero perderte nunca. - Le miré a los ojos con aquellas palabras, sabiendo que siempre había un final y para nosotros estaba claro. Solo la Dama de la Guadaña podría separarnos, pero jamás quebrar lo que sentíamos el uno por el otro, algo que trascendería su paso y que, si sucediese, esperaba que nos fuésemos juntos, dentro de muchos años.

Pero habían cosas que no se escogían, como la locura desatada en aquel lugar donde cada uno se sostenía como podía hasta nuestra entrada en el remolino. El submarino o el mismo barco con nosotros dentro, comenzó a girar sobre sí mismo y al final acabamos de verdad en la batidora que Rick anunció.

No había manera de sujetarse.

No había forma de controlar los movimientos.

No había medio alguno de saber donde te ibas a golpear, ni con quien, ni con qué.

Y eso fue lo que me pasó a mí, me golpeé con algo duro en la cabeza y de pronto todo fue silencio y oscuridad.

Recuerdo que una vez de pequeño pude comprobar lo que era uno de esos toros mecánicos que anunciaban a bombo y platillo en las ferias. Apenas aguante un segundo sobre él. Pues ahora mismo eso me parecería que está parado comparado con lo que experimento dentro de este submarino.

Entre que el espacio es estrecho y que el submarino se mueve como si estuviéramos en una lavadora es imposible saber dónde terminarás y dónde te golpearás. Tan solo puedo alargar los brazos para intentar sujetarme a lo que pille y rezar lo que sepa...

Al menos hasta que me golpeo con algo y me voy a negro. Lo último que veo es el agua entrando con fuerza y como mi primo se levanta para intentar cerrar la escotilla. Y le doy las gracias mentalmente, pues puede que nos salve la vida a todos.

Benjamín se sintió como un calcetín sucio dentro de una lavadora en pleno centrifugado. A las ganas de vomitar lo que había conseguido comer, se sumaron los golpes que recibió una y otra vez mientras el batiscafo se movía descontrolado. Hombros, rodillas, manos, codos... no había parte de su cuerpo que no hubiera chocado con otras piernas, otras espaldas u otros pies. Eso sin contar las paredes del pequeño submarino.

Estaba asustado, muy asustado y, mientras buscaba desesperado la manera de poder agarrarse a algo que lo apartara todo lo posible de los cuerpos del resto, no paraba de recriminarse por haber cogido aquel trabajo. Pero las deudas eran las deudas y necesitaba pagarlas como fuera. Y, una vez más, prometió que si salía de esa dejaría de jugar para siempre. Promesas vanas seguramente, pero que en esos momentos el hombre creía fervientemente.

Apoyando su espalda con fuerza contra la pared mientras afianzaba sus pies en un bamboleante suelo, Benjamín intentó mantener un precario equilibrio para no caer de bruces al suelo o peor aún, para no llevarse un golpe que lo dejara inconsciente por completo. Aunque, al ver cómo el agua comenzaba a entrar con la consiguiente amenaza de inundar el interior del submarino, casi prefirió no estar lúcido mientras se ahogaba.

No quería morir allí dentro así que, al ver los esfuerzos del chaval de los Heatherly para cerrar la escotilla, con esfuerzo se movió para ayudarlo. Resultaba difícil con el agua entrando y los movimientos del submarino, pero entre los dos consiguieron por fin cerrarla y que el agua no siguiera entrando.

Fue horrible.

El último de los cables debió soltarse justo después de que mi Sarah me besase, trasladándome a otros tiempos, aquellos en los que yo era joven y fuerte, y era capaz de hacer cualquier cosa cuando fuese necesario, no como ahora, que era una especie de pequeño despojo, incapaz de defenderla, de usar mi físico para satisfacerla o lo que fuera necesario.

Durante unos segundos me encontré de nuevo trasladado a ese tiempo en el cual mis brazos eran fuertes y mi miembro podía penetrarla y funcionar durante horas, compitiendo con cualquiera. Mis piernas eran también poderosas y con ellas podía hacer lo que me propusiera.

La mirada de Sarah, sus palabras y también su beso, eran al mismo tiempo calma para mi corazón y frustración para mi espíritu, pues deseaba ser más para ella. 

Pero no tuve tiempo, ni fuerzas para agarrarla antes de que se golpease con una de las paredes y cayese inconsciente, aunque yo también caí al suelo y algo me golpeó la rodilla con fuerza. Pero estaba demasiado preocupado por Sarah como para quejarme por el dolor.

-¡Sarah! ¡SARAH! -exclamé, al tiempo que me sostenía lo mejor que podía para ir acto seguido a por ella, cogiéndola entre mis brazos y cubriéndola para evitar que nada más la golpease.

Mientras eso sucedía, mi hijo, dando muestras de su nueva entereza, cerraba la escotilla con ayuda de un Smith revivido, una vez Nathan hubo logrado introducir a Jack.

Al menos no saldríamos volando fuera del submarino.

Ahora solo quedaba que el agua nos rodease y Jack supiese cómo poner en marcha aquel trasto. Miré mientras tanto a través de las pequeñas ventanas de nuestra lata de sardinas, viendo como todo daba vueltas, al igual que nosotros, y el agua comenzaba a subir su nivel, cubriéndonos poco a poco.

-Jack, confío en que sepas manejar este cacharro. ¡Qué alguien me acerque el botiquín! -pedí con urgencia, mientras hacía todo lo posible por mantener a Sarah en el mismo lugar, y yo con ella.

Nathan tenía los brazos largos y fuertes. De haber sido una chica al ciento por ciento, habría babeado por él. Pero la idea de verme cubierta por sendos brazos velludos y musculados no me tiraba demasiado, aunque sí que agradecía que fuese valiente para arriesgarse y fuerte para tirar de mí.

-Me alegra que vayas al gimnasio, Nat -le dije una vez estuve arriba, sonriéndole.

Sin embargo, una vez estuvimos dentro... todo fue endemoniadamente peor. El último de los cables debió de soltarse y todos fuimos empujados de golpe hacia todas partes. Yo sentí un intenso dolor en la parte derecha de mi rostro, al golpearme con algo duro que resultó ser la rodilla de Rick.

-¡Ouch! ¡Joder, ten... capitán, a ver dónde deja la rodilla! -protesté, mientras seguía dando vueltas y mi falda se me subía hasta la cabeza, dejando ver las bragas para todo el mundo.

Ni siquiera me preocupé por cerrar la escotilla porque me encontré en el suelo y rodando antes de que pudiera hacer gran cosa, aunque sí que conseguí ver que entre Arthur y Smith lo conseguí.

-¡Bien hecho, señor Smith! ¡Por fin sirve para algo! -le dije, sosteniéndome como pude en uno de los asientos. 

En cuanto la cosa se detuvo un instante, me fui rápidamente hacia los controles, para intentar familiarizarme un poco con ellos.

-Vale, aquí tengo el medidor de profundidad, la inclinación de proa, de popa, la cámara de aire... esto no sé qué es, ni esto otro... los alerones o como se llamen aquí... vale, supongo que podré manejarlo... una vez estemos rodeados de agua -dije, mirando hacia las ventanillas -. Lo primero que tendré que hacer será poner esta cafetera en marcha y después... a ver si lo salimos del barco. No se preocupe, capitán. Lo conseguiré.

En ese momento oí que Rick pidiendo el botiquín y miré hacia atrás. Sarah estaba tumbada, inconsciente, al igual que el joven Kyle.

Con la escotilla ya cerrada, el interior del minisubmarino, batiscafo o como quisierais llamarlo, se volvió rápidamente angustiosa. Erais muchos para tan poco espacio, lo que significaba que con cada inspiración el oxígeno se reducía rápidamente y al espirar, todo se llenaba de aire caliente y cargado de dióxido de carbono.

Con el tiempo, eso sería un problema, pero en esos momentos el problema real era sumergirse y que vuestro único vehículo no fuese destrozado por la misma fuerza del remolino o arrastrado inexorablemente hasta el fondo del mar.

Sentisteis como poco a poco el agua cubría todo el submarino, haciendo que los sonidos provocados por todos los objetos que chocaban contra el casco sonasen amortiguados pero a la vez, con mayor fuerza de lo esperado. Todos los que mantenían la consciencia tendisteis a contener la respiración, pues no era del todo descabellado pensar que apareciese alguna fisura en el mismo casco del minisubmarino y finalmente, os ahogaseis sin remisión, pero no ocurrió nada de eso. Lentamente, a medida que el barco fue hundiéndose, el submarino chocó contra los bordes de las compuertas de la bodega y a trompicones, logró salir finalmente por el hueco, recuperando la horizontalidad.

Estabais sumergidos, de una pieza y a salvo, mientras el barco, o sus restos, terminaban de caer al fondo, lentamente, para no volver a ver la luz del sol.

A Jack no le costó ver que el indicador de profundidad señalaba cien metros, lo que significaba que estabais bastante abajo, pero aquel submarino estaba hecho para soportar presiones elevadas. 

Arthur había calculado las coordenadas, así que sabía exactamente hacia dónde tenía que ir, un punto que se encontraba todavía más abajo, a unos 200 metros, y según vuestras coordenadas, en una dirección determinada hacia el norte. Pero para eso, Jack tenía que hacerse con el control del minisubmarino.

- El botiquín. - Pensé tras las palabras de mi padre y al moverme para mirar donde estaba vi a Kyle en el suelo, también inconsciente. En ese momento mi preocupación aumentó y busqué a la chica con la mirada, pero al dar antes con el botiquín y viendo a mi padre tan asustado, salté por encima de Kyle y lo recuperé, regresando con mis padres.

No tardé en abrirlo y volverlo a cerrar, por si había otra sacudida, pues no quería que todo saliese de aquel maletín y con las sales de amoniaco en mi mano, se las pasé a mi madre por la nariz.

Esta no tardó en reaccionar y al ver que despertaba, podía dejarla en cuidados de mi padre. Pero ahora tocaba espabilar a Kyle, así que me acerqué a él con aquella cosa que realmente apestaba y se la pasé por la nariz a la espera de su reacción para ver como se encontraba. Si no despertaba... me tocaría buscarle el pulso y alertar a mi madre.

Y mis ojos volvieron entonces a buscar a la muchacha al ver que los demás estaban bien. No sabía si había caído inconsciente también o si estaba en pie. No tenía un nombre por el cual llamarla y aunque lo conociera, no sería capaz de articular palabra alguna.

Me sentía como un verdadero merluzo, como un idiota en aquella situación. Según mi madre mi padre Aloyssius era un ligón de primera, o eso se creía él, pero era cierto que una vez le conocías te enganchaba. Lo difícil era que te cayese bien lo suficiente como para que te atrevieses a conocerle más.

Recuero que un día le pregunté que fue lo que le atrajo de él para cruzar esa línea que todos odiaban y me habló del Mayor Arthur Coverley y el parecido entre ambos. Coverley era mucho mayor que él, de hecho ya había fallecido cuando conoció a Aloyssius y me habló de la historia, la breve historia que hubo entre ambos y como el Mayor la empujó a estar con Rick. A parte de eso, la seguridad que tenía en sí mismo Bennett y el beso a "traición" que le dio en el local donde casi nos matan de no ser por Lucy fueron el aliciente final que le hicieron a mi madre cruzar esa línea que no pensó que llegase a tanto.

Por lo tanto, en lo que se refiere a mujeres, debí sacar la inseguridad de mi padre Rick, quien estuvo enamorado de mi madre durante quince años y jamás dio el paso... y mi madre igual... en cambio con Bennett todo fue distinto. Así que sí, había sacado el rostro de mi padre Aloyssius, pero parte de la personalidad de mi padre Rick... al igual que un ojo de cada color.

Con Kyle despierto, cerré el bote de amoniaco y me acerqué a la joven a ver si necesitaba ayuda médica mientras mi madre se recuperaba un poco atendida por quien siempre sería su ángel de la guarda y el único hombre que sabía que la amaría por siempre.

Tiré de Lucy con todas mis fuerzas y la levanté con más facilidad de la que esperaba. La chica era pura fibra y liviana con razón tenía esa agilidad. Volvimos al submarino como buenamente pudimos que realmente fue casi imposible con esos bruscos movimientos pero al fin en unos pocos segundos logramos entrar listos para cerrar la escotilla, pues el agua comenzaba a entrar, bajé los escalones deslizándome por las barandillas verticales llegando al suelo del submarino -diría pan comido, pero una mierda ésto no es nada fácil, Lucy no me pongas en estos bretes porque maldita sea, cerremos la maldita escotilla o...Ah!-de repente el submarino dió un bandazo tremendo. Pensé que seguramente se habría soltado el último amarre y la equilibrio era inexistente intenté agarrarme a lo que pude, pero era literalmente imposible me sentí en el aire durante unos segundos cayendo sobre un costado con un dolor momentáneamente agudo, esperé que las costillas siguieran intactas pero antes de intentar sostenerme volví a ser lanzado al otro extremo.

Me sentía como una marioneta sin hilos, totalmente desmadejado y sin poder evitarlo viendo de forma invertida como los todos allí presentes estaban en mi misma situación noté como mi cabeza chocaba con algo duro y frío, los plomos de mi sesera se fundieron y una negrura impenetrable nubló mi cabeza por un instante, pero por caprichos del destino o pura suerte, no caí inconsciente, pero si está jodidamente mareado, sufría una galerna en mi cráneo y que sumado a los movimientos del submarino, tan solo conseguía arrastrame-¡Joder que puto dolor!- mascullé aturdido. Intenté enfocar la vista y vi como Sarah estaba totalmente fuera de juego, siendo asistida por Rick mientras chaval espabilada a Kyle e iba a por la chica asustada esperando que ella se dejase proteger.

Me llevé la mano a la zona dolorida de la cabeza, y noté que estaba húmeda, aparté la mano y vi la mancha rojiza en mis dedos. Toda la cabeza me daba vueltas y viendo que casi todo estaba en relativo orden miré a Lucy-Rubia, esto puede moverse de una vez o seguimos siendo un pez enganchando a un anzuelo a punto de morir?-dije en alto con un rictus de dolor, buscando algo de equilibrio en mi golpeado cráneo.

¿Quién es esa señora? es lo primero que pienso cuando veo una cara de una mujer observándome desde arriba. Debo ser realmente pequeño si la veo tan grande. Quizá incluso un bebé.

No se me escapa que esto debe de ser algún tipo de recuerdo. ¿Quizá esa es mi madre? Puede ser, aunque se ve realmente joven. Y está hablando con alguien que no puedo ver.

Aun así me siento tranquilo y relajado. Los párpados parecen pesarme y la oscuridad me llama para que me abandone a ella. Por algún motivo a mi mente acuden recuerdos de algunos folclores en los que quedarte dormido implica que los dioses de los inframundos puedan alcanzar tu alma y llevarla al infierno. Supongo que eso tiene que ver con las muertes por causas naturales.

En cualquier caso se produce una dualidad porque no quiero dormir pero al mismo tiempo cada vez me cuesta más mantenerme despierto. La mujer sobre mí parece preocuparse y no puedo comprender porqué. En cualquier caso no importa, ahora solo voy a dormir un poco más...

Un desagradable olor me despierta y miro alrededor confundido. Estamos en un sitio estrecho y sin apenas aire, con muchas personas incluyendo dos mujeres medio desnudas. Lentamente la conciencia me va volviendo y me acuerdo de todo lo que ha pasado.

Primo, ¿ya estamos en la Tierra Hueca? pregunto antes de levantarme para mirar por la ventana tipo ojo de buey.