Partida Rol por web

Escuchó las preguntas lógicas de sus compañeros y entendió que no tenían claro que iba a suceder, si íbamos a pelear contra los asaltadores o contra los esclavistas, pero tenía por seguro que cuando vieran que alguien reducía al psiónico y a los guardias se sumarían. Al menos eso creía.

Bien, creo que puedo contar con ellos.

Compañeros, a las armas! Ganémonos la libertad!

Al escuchar vuestras palabras, el psiónico se apresura a liberaros de vuestros grilletes. Aunque Starvos no estaba muy de acuerdo, el psiónico atendió al clamor de la mayoría y por fin ahora sois libres. Por supuesto, esto no significa que vuestros problemas hayan acabado, todo lo contrario, ni si quiera sabéis que os espera tras esa puerta.

El psiónico os libera y con un grito de ¡Vamos! deja la estancia sin daros tiempo a reaccionar.

Salió al exterior observando la disposición de las torretas, parecía un sitio pequeño pero bien protegido contra incursiones, lástima que a ella no se le diera bien atacar a distancia.

- Yo necesito armas y si no tenéis a mano las buscaré por las habitaciones.

Sin decir mucho más camina hasta la primera puerta que encuentre que no pueda dar hacia al exterior y trata de abrirla.

- Yo voy a mirar aquí, observad vosotros el resto de habitaciones y así daremos con la armería antes.

Esperó a ver los movimientos de sus compañeros, y luego se levantó lentamente y se asomó por las distintas cubiertas de fuego, con toda la preocupación posible, intentando hacerse una idea de la situación de la batalla, así como de frentes que estuvieran limpios.

Tras desentumecer los musculos agarrotados por la falta de movimiento Arthor siguio los pasos de la muchacha mestiza, que parecia la integrante del grupo de esclavos mas decidida a conseguir la libertad tan añorada.

- Me gusta tu estilo muchacha, entusiasta y decidida.

Tras decir esto el enano se dirigio rapidamente hacia la siguiente puerta e intento abrirla.

Hago como que busco armas, pero en realidad busco al psiónico y al resto de los guardias. Si me da tiempo a verlo marchar y seguirle, lo hago a distancia prudencial. Si me cruzo con un guardia disimulo como que busco armas o incluso pregunto por la armería.

Dónde está la armería? Necesitamos armas para defender el carro.

Una vez localizado el psiónico y los guardias, busco realmente las armas y me reuno con mis compañeros para organizarnos.

Dejo que todo el gentío avance y al verme solo, pero no me quedo muy atrás, la idea es ir perdiéndolos de a poco. Buscar alguna herramienta (que sea de cualquier material, no me interesa) que me pueda servir para abrir alguna cerradura, ya sea algo con forma de barreta, palanca o bien, para forzar cerraduras. Ir en busca de alguna que parezca mejor que las demás, como ser la puerta que pudiera conducir a la habitación del líder de la caravana e introducirme en ella.

 Khossur se acaricio sus heridas muñecas. En su interior le molestaba rememoraba su vida con sus padres. Tenía la esperanza de escapar en la ciudad y no en medio del páramo.

¿Como se supone que encontraré a mi familia?. Se preguntaba

No estoy dispuesto a luchar por ellos... .El joven frunce su ceño. Siente ira; se dirige directamente a la puerta de entrada.

Abriré la puertas... Me dirigiré hacia el origen de esta caravana buscaré a mi familia.

Khossur se movía con pisada decidida... este sería el fin.

Tomando la iniciativa, Thais avanza y abre la primera puerta que encuentra en su camino. Por fortuna encuentra lo esperado, este almacén alberga centenares de espadas largas, cortas, bastardas, dagas y hachas de batalla, todas de obsidiana.

El enano Arthor encuentra una habitación lujosamente amueblada, quizá se trata de la habitación del capitán o un lugarteniente.

Observáis que tanto Alief como Stravos se quedan algo rezagados. Éste último parece otear lo que pasa en una de las cubiertas de fuego.

El psiónico, que parece haberse percatado de la presencia de Shoren, se da la vuelta y grita: - ¡Rápido! Distribuiros por las cubiertas de fuego y ayudadnos a repeler el ataque. No hay tiempo que perder.

Al salir por las cubiertas observas decenas de elfos con antorchas encendidas.

Lo único que encuentras es la habitación con armas, como tus compañeros.

Bien, ya tengo localizado al psiónico, ahora hay que armarse y esperar el mejor momento para actuar.

Shoren bajó hasta la cubierta de donde partió. Se dio cuenta de que alguno de sus compañeros estaba haciendo ruido en una de las habitaciones. Allí encontró a la hermosa mujer seleccionando sus armas.

Cómo te llamas, camarada? (espero su respuesta) Tengo localizado al cabecilla y a casi todos los guardias. Quieres cumplir sus órdenes o prefieres acabar con ellos? Yo no tengo nada contra los atacantes de la caravana, pero sí contra los esclavistas. Qué decides?

Le decía a Thais, mientras buscaba un arco corto y una lanza, las armas a las que estaba acostumbrado.

- Demonios no parecen comerciantes de esclavos sino de armas - comenta para sí misma mientras carga como puede 4 espadas largas y 4 espadas cortas.

Entra en la habitación otro de los esclavos que para su sorpresa comienza a hacerle preguntas. E incluso le pide decisiones. Thais se queda pasmada ante lo que le está pidiendo, nunca antes le había pasado algo así, que alguien le preguntara su opinión acerca de lo que había que hacer.

- Yo me llamo Thais y bueno... ¿has mirado ya por la ventana a ver qué nos ataca? No querrás empezar un motín si lo que hay fuera son Giths, Halflings o Elfos. Ven conmigo si quieres y lo miramos.

Sin decir más la chica se dirige hacia afuera y deja en el suelo junto a la cubierta de fuego 2 espadas largas y 4 cortas.

- ¡Amigos, aquí en la puerta dejo algunas armas, esta primera habitación está llena de armas de cuerpo a cuerpo!

Luego se dirige al punto de fuego que tiene enfrente (la de arriba a la izquierda) para ver si hay un arma a distancia, ¿ballestas quizás? y observar la naturaleza de los atacantes.

Al abrir la puera Arthor esperaba cualquier cosa excepto esto, al lado de unos esclavos malnutridos y sedientos se encontraba el mayor lujo y belleza que jamas habia visto en su vida.

- Asi que aqui van las riquezas generadas por el sudor y la sangre de los esclavos. !Malditos sean!.

Al escuchar los gritos de Thais diciendo que habia encontrado la armeria el enano salio de su ensoñación y rapidamente se dirgio hacia alli. - Primero un arma y luego ya me ocupare del resto

Tras coger un hacha se dirigio hacia la mestiza, ademas de tener sangre enana en sus venas parecia mas dispuesta a la lucha que el resto de esclavos, que parecian todavia algo aturdidos. Mirando hacia el humano calvo y al resto de esclavos grito !Coged un arma, una vez armados no podran volver a esclavizarnos facilmente!

Tienes razón Thais, aunque una cosa no quita la otra, podemos defender la caravana y después atacar a los esclavistas y apoderarnos todo, vengarnos y poner nuestro grano de arena en la lucha por la libertad. Pero primero, lo primero, veamos quién nos ataca.

Acompaño a Thais para ver la situación y decidir. Mientras, le siguió hablando pues tenía curiosidad por algo que se había dado cuenta y quería saber de quién se trataba.

Thais, eras tú la que durmió al psiónico de las manchas en la cara? Me impresionó, pero creía que mantendrías al psiónico dormido. De todas maneras, estuvo bien. Muy bien, en realidad.

Tomo cualquier elemento que me permita abrir cerraduras, a mi consideración, y voy cuando salgan a la habitación del capitán o del que sea esa habitación e inspecciono todo y tomo lo que sea de valor, aaún si está escondido en doble fondo en algún cofre o mueble, pared, piso, busco por todos lados y recabo todo eso que tenga valor.

El humano le dice demasiadas cosas.

- ¿Lucha por la libertad? Eso es lo que hacen las tribus de esclavos, que en realidad acaban siendo bandidos, bien podríamos estar bajo ataque de una de ellas. - La chica no parece tener un concepto muy elevado de las tribus de esclavos y no parece haberse entusiasmado por la idea.

Luego vuelve a asentir.

- Fui yo, sí. Pero era inútil mantener el sueño, además, con el zarandeo al sacarlo seguramente se habría despertado igual. - Luego lo mira confusa, cuando le dice que lo ha hecho muy bien, como si eso la tomara por sorpresa y no supiera que decir, así que se gira y se asoma para ver el exterior y si hay armas a distancia en las zonas de combate.

- Quizá las armas a distancia estén en otra habitación. - Musita.