Partida Rol por web

En la zona de la lagunilla y los riachuelos no encontramos el tipo de animales que buscábamos, sino que solamente animales de caza. Miré las huellas y escuché lo que Alistar descubrió, por lo que después de pensar un momento, respondí:

 - "Deberíamos seguir a las llanuras, allí puede que encontremos otro tipo de animales. Deberíamos enfocarnos en vacas y bueyes, algo con lo que obtener carne y leche, además de poder usarlos para el arado. Ovejas, cabras y chivos también serían útiles."

Miro a quienes nos acompañan y espero la respuesta de Alistar para movernos. La verdad es que en la zona en la que estamos solo perdemos el tiempo y no hay tiempo que perder pues el invierno no espera a nadie. Si no conseguimos animales para criar, cuando la nieve lo cubra todo, no habrá caza y tendremos hambre.

Al final se decidió que partirían primero a tatar de conseguir llegar a un acuerdo de comercio con el clan Ládvir. Aquello le impedía a Jendalos ponerse de inmediato con las tareas de recolección, pero había prometido su lanza a Niklas, de modo que Alistar tendría que encargarse de recoger el alimento con ayuda de varios miembros del clan. Ellos dos, por su parte, iban escoltados por otros cuatro guerreros, preparados para cualquier eventualidad.

Tuvieron la enorme suerte de econtrarse a mitad de camino con una comitiva del clan Ládvir que precisamente tenía las mismas intenciones que ello, intercambiar productos. Tras los saludos de rigor, montaron un improvisado campamento y se sentaron a discutir los terminos del acuerdo. Todo aprecía ir bien, únicamente la presencia del conflictivo antiguo aprendiz de Niklas podía llegar a empañar las negociaciones. Jendalos esperaba que todo llegara a buen puerto, por el bien de los dos clanes. No podían permitirse má rencillas entre ellos.

La cosa parece difícil. Hay muchos animales que pueden conseguir, o intentar conseguirlos, y solo una semana para hacerlo. Lo bueno, es que ha decidido llevar unos cuantos civiles para ayudar en la tarea. Estudia las posibilidades que tienen y decide que quizá lo mejor es dejar a los conejos y las aves para los últimos días pues serán más fáciles y, sin duda, tienen más posibilidades de no fallar en su misión. Lo difícil son los otros días.

-Bueno, creo que deberíamos dejar el día 6 y el 7 para aves y conejos. Serán más fáciles de atrapar y parece haber más cantidad.

Estudia las otras opciones.

-Podemos primero ir a las llanuras. Allí habrá grandes animales como bueyes y seguramente ovejas. Si conseguimos hacernos con ellos, podríamos tener también lana para la ropa. Después ya nos moveremos hacia el bosque para haceros con grandes ciervos y cabras y por último los animales más pequeños.

Mira a los que la acompañan.

-¿Qué os parece?

Decidido a cazar en la ciénega, Eskol y los cuatro guerreros humanos que le acompañaban, se adentraron en el terreno pantanoso con la intención de poner trampas y darle caza a felinos, ciervos y primates que se pudiesen encontrar en aquellos territorios. Pronto se vio que la cacería era infructuoso, sobre todo si no se adentraban lo suficiente pues aquellos animales no abundaban en la ciénega y era difícil darles caza debido al terreno, el cual por si mismo tenía sus riesgos.

En la mañana del tercer día, cuando se adentraban en la ciénega para ver las trampas de la noche anterior, uno de los guerreros se quedo atorado en el lodo, y lo que parecía un mal menor, pronto se torno en un serio y desesperante problema. Aquellas tierras parecían estarse tragando al guerrero en vida, y este, a pesar de que forcejaba con el agua y el sedimento, no lograba salir, incluso con la ayuda de sus compañeros, quienes sabiamente, no se animaban a adentrarse demasiado. Y si la tierra no acababa por matarlo, lo harían aquellos inmensos cocodrilos de mas de 2m que se aproximaban a ellos al escuchar a una presa en apuros.

Erik, quien había decidido cazar completamente solo en el gran bosque, se encontró pronto con que aquel lugar se mantenía sumamente virgen y que por tanto, había muchas presas disponibles. Concentrándose en cazar sigilosa y estratégicamente a los rebaños o a los grandes animales solitarios como alces, Erik tubo un considerable éxito durante los primeros días. Lamentablemente era mas lo que podía cazar que lo que podía transportar, y el peso del alimento era mucho. Por ello, para el segundo día, se hizo con una carreta tirada por un buey, pues ante las múltiples ocupaciones en el asentamiento, nadie podía ayudarle.

El la tarde del tercer día, descubrió un Jabalí de aceptable tamaño que había caído en una de sus trampas. Parecía una presa fácil que solo requería del golpe final, como las muchas otras que había casado en los días anteriores, pero al acercarse, la desesperada presa logró liberarse, lo cual no habría sido problema de no ser por que de entre los arbustos surgieron otros dos Jabalíes, estos sumamente grandes, uno de ellos seguramente el macho alfa de lo que parecía ser una pequeña familia.

Tomando un cambio de rumbo dadas las condiciones de las zonas en torno a la lagunilla, el pequeño grupo conformado por Alistar, Gerda, seis aldeanos y tres guerreros se dirigieron a la las extensas llanuras con el fin de hacerse con bueyes, pues les necesitarían tanto por su piel, como por su carne así como por lo que realmente les necesitaban, como animales de crianza.

La situación en las llanuras fue mas favorable durante los primeros dos días tuvieron un relativo éxito, pero ya el tercero, aunque la situación parecía igual de buena, las cosas se complicaron cuando al llevar al asentamiento un pequeño grupo de bueyes que habían capturado esa mañana, una manada de lobos empezó a seguirlos y roedarlos. Aparentemente estaban en su terreno de cacería y los bueyes eran sus presas.

Astryr y su reducido grupo de seis aldeanos que le acompañaban centraron sus intenciones de obtener animales de crianza en el bosque, aunque tenían planes de dejar el lugar pasada la mitad de la semana para centrarse entonces en las llanuras. Durante los primeros tres días los resultados fueron beneficios, sobre todo en la captura de ciervos y cabras en el bosque, con las aves de crianza hubo mas problemas pues eran muy escurridizas.

Para el cuarto día, su enfoque estuvo en los conejos y vaya que abundaban, quizá incluso valía mas la pena cazarlos de momento que criarlos. No obstante la alegría que había en aquellos momentos una situación inesperada se presentó sin previo aviso cuando uno de los aldeanos que recogía a un conejo capturado en una de las trampas que habían puesto durante la noche, se topó con una feroz oso de gran tamaño que había surgido frente a él de entre la maleza, probablemente con la intensión de devorar al apetitoso y débil conejo.

La situación los ponía en un serio aprieto. El aldeano estaba prácticamente sobre las fauces del oso, y este mismo parecía estar por lanzarse contra él con toda su furia, si no hacían algo, seguramente el aldeano moriria.

Tras regresar del viaje con Niklas antes de lo esperado debido a que se encontraron con una comitiva del clan Ládivr por el camino, Jendalos decidió ponerse manos a la obra respecto a la segunda tarea a la que había decidido dedicar su tiempo. Esperaba que Alistar hubiera avanzado en aquellos tres días que había estado fuera, tendría que ponerse al día y trabajar duro para sacar provecho a la recolección de alimentos en aquellos pocos días que les quedaban antes del fin del verano.

Tras una exploración preliminar del bosque, decidió concentrar allí la mayoría de sus esfuerzos, ya que era donde juzgaba que tendrían más posibilidades de encontrar algo que les fuera de utilidad. Aunque tampoco quería descuidar la lagunilla, ya que cerca del agua siempre podía encontrarse algo que comer, fuera una cosa o la otra. Pero se le echaba el tiempo encima, no tenía días suficientes para recorrer todo el territorio ni buscar todo lo posible, por lo que tendría que organizarse de otra manera. Tras reunir a la media docena de hombres que los acompañarían a buscar, se pusieron en marcha, dispuestos a volver con las manos bien llenas.

Con una carreta en la que transportar mi caza, me lancé al bosque todos los días después del primero, buscando buenas presas para matar. Pero un grupo de jabalíes me ataca, enceguecido como solo ese tipo de criaturas se comporta. 

Veo la carreta pero no es rápida como para huir de los animales, mientras que si me monto en un árbol para dispararles con tranquilidad pueden destruir la carreta o matar al buey. Solo me queda enfrentarlos:

Aprovechando la distancia como mi única ventaja, preparo mi arco y lanzo mis flechas contra el que parece ser el alfa de la manada. Espero que su caída desanime al resto, aunque si debo matarlos a todos, lo haré feliz de tener harto cerdo para comer en los próximos días.

Unos pocos bueyes hemos sido capaces de conseguir, que servirán para criar más de estos animales tan necesarios para nuestro desarrollo. Con ellos podemos obtener leche, cuero e incluso utilizarlos en los trabajos de campo, lo que les da el más grande de los valores estratégicos. Con ellos, nuestro asentamiento tendrá la fuerza necesaria para prosperar.

Pero unos lobos aparecen y empiezan a rodear a los bueyes que hemos capturado. Miro a Alistar y a todos los hombres que nos acompañan, entre los que hay guerreros, por lo que voto por cerrar un círculo defensivo y combatir a los lobos, esperando que las flechas y filos les ahuyenten más que otro tipo de estrategia.

Llevan ya la mitad de la semana atrapando animales y llevándolos hacia el nuevo asentamiento. Han tenido unos buenos días, quizá cazar las aves fue un poco más complicado, pero no ha ido mal y está segura que ayudará a todo el mundo. Podrán criar animales y tener pieles y carne cuando lo necesiten. También leche y huevos. Sin duda, es una buena inversión de tiempo en el futuro.

Cuando están vaciando las trampas para conejos, un oso se presenta en el lugar, quizá buscando también los conejos que han atrapado. Uno de los aldeanos está en peligro. Sabiendo que quizá es imposible que todos escapen de él, tiene que pensar algo para salvarlos. Los conejos son lo de menos... perder a uno de ellos, será catastrófico para todos. Atacar al oso está fuera de toda lógica. La única que lleva armas es ella y los aldeanos no son guerreros.

-¡Poneos a salvo mientras yo lo distraigo!

Alistar y Jendalos, junto a los seis aldeanos que les acompañaban, concentraron sus esfuerzos en el gran bosque durante los primeros días; habían iniciado ya a mitad de semana por lo que había que aprovechar cada día. En el cuarto día de aquella semana el grupo se dedicó a conseguir hongos y setas, de lo cual consiguieron en buena cantidad, aunque era probable que hubieran agotado la mayor parte del contenido del bosque en un solo día, salvo que quisieran comer musgo, pues de eso vaya que había mucho. El quinto día fue también benéfico consiguiendo diversos frutos, aunque de nuevo, era claro que habían agotado la mayor parte de los existentes en un solo día. El sexto día por el contrario, fue un mal día, realmente no encontraron prácticamente nada de cereales en el bosque, y de las hiervas comestibles no sabían tanto, aunque hubo varias hiervas aromáticas que fue fácil distinguir.

Hacia el caer de la tarde, cuando ya el cansancio les obliga a regresar con lo poco conseguido en aquel día, el grupo se topó, al recolectar algunas hiervas nutritivas, con un par de oseznos que jugaban y comían justo entre ellas.

Con la distancia y la precisión en sus manos, Erik se apresuró a lanzar una flecha al macho alfa, dando de lleno en uno de sus cuernos, lo que llevó a que la flecha se desviase. Hubo tiempo de una segunda flecha y Erik no dudó en aprovecharlo disparando ágilmente y con la mayor potencia posible. No obstante, al lanzar la flecha, el macho alfa ya estaba prácticamente sobre de él y los otros jabalíes venían atrás a muy poca distancia.

El impacto fue duro y Erik sintió claramente como su muslo era perforado por uno de los cuernos de aquel Jabalí. Erik intentó levantarse rápidamente para coger su hacha pero el dolor en la pierna le hizo detenerse, respirar e intentar comprender la situación.

Su enemigo, aquel macho alfa, se encontraba retorciéndose al borde de la muerte, la flecha disparada a corta distancia le había atravesado el ojo, prácticamente matándolo en el acto. Lo cual había ayudado a que el Jabalí realmente no alcanzará a usar de lleno sus grandes cuernos, la herida en su pierna era profunda, pero era solo sobre la carne a un costado del muslo derecho, nada que no sanase con el tiempo.

No obstante, ahora era presa fácil, y si bien los otros Jabalíes se habían marchado, no pasaría mucho tiempo antes de que el olor a sangre llamase el olor de algún gran depredador, era tiempo de marcharse y sanar las heridas.
 

El macho alfa cayó y sus dos acompañantes huyeron, pero el daño en mi pierna es algo que no puedo ignorar. Me duele y el olor a sangre atraerá animales con los que no querré encontrarme solo ni en el estado actual. Miro el cadáver del alfa, buena carne por la que no solo he sudado sino sangrado.

Me acerco a cargar el cuerpo en la carreta para luego largarme de aquí. Necesito sanar mis heridas para no atraer depredadores. Luego volveré para seguir cazando cuando ya no sea un peligro para mí mismo.

El circulo defensivo que montaran Gerda y Alistar junto a los otros tres guerreros y los seis aldeanos fue lo suficientemente efectivo como para lograr un éxito considerable. Los lobos, poco experimentados en enfrentar a humanos en aquellas tierras no dudaron en caer sobre de ellos, en un número mayor a la docena de miembros para su manada. Pero las lanzas, hachas y espadas de los guerreros pudieron mas y con un par de lobos heridos y uno caído, estos desistieron y se marcharon perdiéndose en la distancia. Había algunos heridos, pero nada de gravedad, nada que no se curase con un merecido descanso.

La piel del lobo que quedaba serìa un buen abrigo. Lo tomè y lo llevè a un lado - Espero sepan disculparme - Arranquè la piel con el hacha con mucho cuidado. Si la lavaba podrìa servir incluso para cubrir alguna herida del frìo.

Me acerquè a Gerda - Me disculpo por el descuido - Sè que mi silencio y mi pasividad estaba llevàndonos tal vez por un mal camino - Creo que debes tu dirigirnos, yo te apoyarè en lo que designes. - Con la piel de lobo en el brazo voy a revisar los bueyes, su estado y salud. No podemos cargar con animales lastimados, debiamos chequear y curar lo posible...

Todo habìa ido bien, relativamente bien. Lo que podìa haberse perdido con el invierno fue recogido para la aldea. Las ideas de mi compañero eran correctas para mì, no tuve que agregar mas. Fue en la vuelta, ya casi camino al clan, que vimos un par de Oseznos que nos obstaculizaban el paso.. 

Jendalos - Le dije acercàndome a èl en voz baja - Què te parece si nos llevamos esos osos a la aldea? Seran una buena mascota - Tal vez el lo tomara en broma, pero cualquier bestia entrenada de pequeña podrìa servir para uno protegerse. Solo hay que criarles - Tal vez, si no està la madre cerca, podrìamos llevarlos con nosotros, ¿qué dices?

Con cierta valentía y cierta locura, Astryr decidió intentar asustar al oso ella misma haciendo ruido con cualquier cosa que tuviese a la mano y a su vez gritando. A los aldeanos por su parte, les ordenó huir, y estos prestos a la situación, no tardaron en hacerlo. Pero su instintiva reacción no hizo mas que alterar al oso, que viendo a aquel aldeano frente a él intentar huir mientras le manoteaba la cara en medio de los gritos de Astryr, optó por atacar descargando toda su furia contra el aldeano.

Astryr tuvo como primera reacción el ayudarle, pero apenas ver la potencia de aquella bestia, supo que solo entregaría su vida en vano, lo mejor era esperar a un milagro, el cual, claramente no llegaría. Los gritos del aldeano fueron desgarradores, y duraron hasta que en cierto momento, cuando el oso dejo por un momento al ya malherido aldeano y este ultimo intento escapar a rastras, el oso le cogió de la cabeza con el hocico rompiéndole el cuello y parte del cráneo.

Veo como Alistar saca la piel del lobo y se la queda, a lo que sonrío y agrego:

 - "Hay que llevar al lobo también. Será dura su carne pero mi hermano me dijo que todo lo que sangra se puede comer cuando hay hambre."

Entonces, cuando me habla más a solas, le respondo también sin preocuparme:

 - "Pierda cuidado, a todos nos ha pasado alguna vez y es gracias a las enseñanzas de mi hermano que he aprendido a luchar así. Solo hago lo que debo por el clan."

Luego comienzo a preparar todo para continuar el viaje hasta nuestro nuevo hogar. Llevamos suficientes animales como para tener buenos recursos que explotar y de gran utilidad además de su carne. Ha sido una buena decisión.