Partida Rol por web

En la flor de la vida

Belmonte

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03/08/2021, 19:35
Jezal

Después del primer trago suspiró largamente, sintiendo cómo el líquido dejaba la sensación ardiente a su paso. Le resultaba extrañamente agradable. Muy, muy diferente a lo que solía tomar en Nilfgaard.

Jezal cruzó los brazos. Él no sabía negociar, pero le parecía que esas cincuenta monedas por la lobera eran prácticamente un regalo, aunque Uli no había tenido modo de saberlo cuando había hecho la oferta. Los lobos no habían sido un verdadero problema la primera vez que se los habían cruzado, y dudaba que ahora que eran menos y muy posiblemente estaban más débiles fueran a serlo.

Está hecho —confirmó, con un asentimiento.

Si bien tendrían que repartirse los beneficios, si las coronas fluían con tanta facilidad quizá hasta podría olvidarse del trabajo de leñador. Por otro lado, lanzó una mirada de refijón a Martem y Alberich. Le parecía que el tema que habían tocado era el fácil, y todavía quedaba el delicado.

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05/08/2021, 08:01
Alberich de Narok

De la misma forma que Uli esbozó una sonrisa al escuchar como solicitaban trabajo, Alberich sonrió al ver como Dannar aceptaba sin dudar la oferta y como el barbirrojo sacaba de su bolsa las pieles de los lobos que habían abatido el día anterior.

-Como han mencionado mis compañeros, ya nos hemos encargado de la manada mientras transitábamos el abandonado camino que atraviesa las montañas y el bosque al sudoeste de Belmonte -le explicó el mago- Cinco lobos cayeron antes nuestras armas y solo tres huyeron, uno de ellos con una pata rota. Además, encontramos su cubil a poca distancia del sendero y nos hemos asegurado de que no haya ningún cachorro ni ninguna hembra preñada. Si lo desea, podríamos regresar y dar caza a los supervivientes, pero dudo que vuelvan a ser una amenaza para vuestros leñadores -acto seguido, el kovirano agarró una de las pieles y se la entregó al alcalde- Además, antes de que las sombras de la duda empañen nuestro acuerdo, le sugiero que examine con detalle las pieles, verá que todavía están frescas y que tienen varias heridas ya cicatrizadas que coincidirán con armas de filo, sin ninguna duda de las hachas o cuchillos de vuestros leñadores.

Tras hacer una breve pausa para que Uli confirme la veracidad de sus palabras, el hechicero volvió a hablar.

-Si está conforme, le sugiero que vaya preparando nuestra paga así podemos centrarnos en el segundo asunto que nos trajo aquí, el cual es mucho más importante que unos simples lobos -agregó como adelanto, pero también como incentivo para que tome una rápida decisión.

Una vez que el alcalde soltó el oro, Alberich se encargó de separar en partes iguales las monedas para que cada miembro del grupo pudiera reclamar su parte y entonces retomó la palabra.

-Cuando atravesamos el bosque, nos topamos con una cabaña que pertenecía a una agradable anciana de nombre Ysentrud, quien nos comentó que Ender y Anna, su hijo y su nuera, vivían aquí en Belmonte. Además, nos pidió que buscáramos a su nieta ya que tenía la costumbre de visitarla cada martes -relató el kovirano- No tardamos en darnos cuenta que la anciana chocheaba y que sus palabras no eran mas que recuerdos antiguos afectados por la enfermedad de la edad, pero lo que encontramos en la guarida de los lobos y la información que hemos recabado en el poblado develaron la verdad -inmediatamente, el mago le hizo un gesto a Martem para saque los objetos que había recuperado de la cueva- Señor Uli, lamento informaros que hemos encontrado el lugar del último descanso de Pyrrha, la nieta de Ysentrud y vuestra antigua prometida -agregó inclinándose levemente a modo de pésame- Como verá, están su anillo y la carta que le habéis escrito.

Notas de juego

Aclaro que Alberich solo dirá las últimas palabras una vez que el alcalde acepte pagarles por las pieles y por limpiar la lobera, que no quiere cargarse la negociación antes de tiempo.

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05/08/2021, 13:05
Morkam

La tímida sonrisa de Morkam, se amplió mostrando una dentadura casi completa de dientes pequeños, similares a los cantos rodados de los ríos, cuando el alcalde hizo mención a los lobos que ya habían enfrentado anteriormente. Sin duda diez coronas por piel, más cincuenta por la lobera era algo más que suculento en aquellos tiempos de guerra y miseria. 

Cuando las coronas fueron entregadas y repartidas, el artesano agrio ligeramente su semblante. Todavía quedaba la peor parte, una que solo podía acabar de dos maneras: Con los gritos de Uli echándoles de allí a patadas o enviándoles de nuevo a aquella cueva. Siendo sinceros, ninguna de las dos le gustaba. La primera les traería problemas con los aldeanos del lugar, pues extranjeros repudiados por el alcalde, tenían los días contados en Belmonte. Por otra parte, la segunda opción, era incluso peor. Cada vez que recordaba aquellos cadáveres no podía evitar pensar en turbias conspiraciones o en espectros. 

En cualquier caso, el adusto enano, tomó su parte y espero. Consideraba que no era del todo dado que él solo había dejado cojo a una de esas bestias, pero tampoco iba rechazar esas monedas. Después de todo las necesitaba como agua dulce en medio del mar. Aunque pensándolo de manera fría, había colocado la pierna de la bruja y encontrado el rastro, con eso era suficiente o eso quería creer. 

Finalmente, cuando su compañero dio las malas noticias, Morkam hizo lo propio. Aunque no fuese bien recibido, inclinó la cabeza a modo de pésame. No es que lo sintiese realmente, después ni conocía a aquel hombre y probablemente ya habría enterrado el dolor en el olvido.  

Quedaba esperar tu reacción...

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05/08/2021, 19:43
Uli

—¡Caramba! —Exclamó el alcalde cuando Martem mostró las pieles—. Pues no habéis perdido el tiempo.

Uli no se enfadó por la treta, más bien al contrario, les miraba con admiración aunque era difícil saber si lo hacía por haberse encargado de los lobos o por la hábil jugada comercial. Él era mercader, en más de una ocasión había utilizado la misma táctica para conseguir un buen acuerdo de manera rápida. Observó las pieles, tal cual le pedía Alberich y asintió con la cabeza sin dudar de la veracidad de las palabras del grupo. Después llamó a su hijo de un grito y el joven que les había recibido a su llegada entró unos instantes después con la cabeza gacha y los altos humos completamente sofocados. Uli le dijo que guardara las pieles en el sótano y que más tarde él se haría cargo de ellas, probablemente para vendérselas al peletero a un buen precio. Mientras el muchacho se rascaba el cogote pensando en cómo hacer para cargar con las pesadas pieles, considerando si era mejor opción hacer uno o varios viajes, Uli abrió un cajón de su mesa que estaba protegido por un grueso candado y sacó una bolsa de cuero de la que extrajo un montón de monedas por valor de cincuenta coronas de oro.

—Si matáis a los otros lobos y destruís la lobera os daré el resto —aseguró antes de guardar la bolsa en el cajón y volver a cerrarlo con la llave—. Y ahora contadme, qué es ese otro asunto tan importante. No hacéis sino que intrigarme —le dijo a Alberich.

Uli escuchó con atención el relato de Alberich sobre el encuentro del grupo con Ysentrud, pero a medida que el kovirano iba hablando Uli comenzó a perder interés. No entendía muy bien por qué le contaban aquello, y esperaba que llegara al meollo del asunto, el cual imaginaba que tendría que ver con prestarles algún dinero para salvar a la anciana o algún cuento parecido. Uli no era un pueblerino que llevara toda la vida en Belmonte y no supiera de la existencia de embaucadores y trapaceros que con sus embustes trataran de sacar tajada. Él había viajado y conocía mundo, había estado en Novigrado, en Thanedd, en Vengerberg y en otros lugares, y había escuchado todo tipo de historias en todos ellos. Pero Uli aguantaba estoicamente, sin perder la compostura. No reaccionó tampoco a los nombres de Ysentrud, Ender y Anna, como si no los conociera o no los recordase. Solo cuando Alberich dijo que habían encontrado el lugar de descanso de su prometida soltó un pequeño bufido y una sonrisa desconcertada apareció en su rostro. Ya estaba a punto de preguntarles qué clase de tomadura de pelo era aquella cuando la visión del anillo que Alberich dejó en la mesa le desdibujó por completo la sonrisa. Uli se quedó contemplando la carta y el anillo, sin atreverse a tocarlos. Tras unos instantes de confusión, palideció y fue abatido por una profunda tristeza. Allí, boquiabierto y todavía confuso, daba la impresión de haber envejecido de golpe diez años.

—Ysentrud, Pyrrha... Por los dioses. No. Es imposible. Pyrrha desapareció hace treinta años, ella se fue antes de la boda. La buscamos pero no dimos con ella, dijeron que... que estaría haciendo su vida en otro lugar. Que le había podido la presión del casamiento y se había fugado. No me puedo creer que...

Uli contempló el anillo con incredulidad. Lo reconocía, sabía que era auténtico, que aquellos extraños no se lo estaban inventando. Después leyó la vieja nota, escrita de su puño y letra. Los miró intentando asimilar lo que le estaban contando. Las lágrimas inundaron sus ojos pero luchaba por contenerlas.

—¿E Ysentrud? ¿Sigue viva? —La voz le temblaba, miraba alternativamente a Alberich y a los demás como si buscara confirmación a lo que le estaban contando— No me lo puedo creer. Nadie la ha visto en... en décadas. Cómo hemos podido dejar que esa buena mujer cayera en el olvido.

Las lágrimas ya inundaban el rostro de Uli. Su mirada alternaba entre Alberich y el resto del grupo y el anillo y la nota que tenía sobre su mesa. Al cabo de un rato tragó saliva y con la voz quebrada hizo la pregunta que más temía hacer.

—Entonces, ¿la... la mataron los lobos? No puede ser. Esa manada no lleva mucho tiempo dando problemas por la zona... ¿Hay algún indicio de cuál pudo ser la causa de su muerte? —Pero Uli no pudo soportar la respuesta y terminó interrumpiendo la contestación a su pregunta apenas empezaron a responderla—. No. No puedo. Es demasiado por hoy. Venid más tarde, os lo ruego. Ahora necesito pensar y asimilar todo esto.

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05/08/2021, 23:05
Martem de Bremervoord

Por fin, cuando todas las negociaciones hubieron concluido satisfactoriamente, el kovirano tuvo a bien poner al corriente a su anfitrión del trágico hallazgo que habían hecho en el bosque el día anterior. Al principio, Uli casi daba la impresión de que aquello no iba con él, como si los estuviese escuchando por mera cortesía, pero en cuanto oyó el nombre de Pyrrha, su rostro se transfiguró. Martem lo vio examinar el anillo que habían encontrado y la carta que él mismo escribiese treinta años antes; el dolor de aquellos tiempos se manifestaron en el rostro del hombre, una reacción tan sincera que solo podía verse correspondida con compasión.

Lo siento —murmuró Martem, pues, de las escasas ocasiones en las que sentía la necesidad de ser un ser humano decente, aquella era una—. No, no sabemos si fueron los lobos o qué… —Uli no permitió que terminase de responder, dando por zanjada aquella reunión. Una decisión perfectamente comprensible, dadas las circunstancias—. Por supuesto, como desee. Gracias por su hospitalidad.

Con aquellas palabras, el cidario se levantó de su asiento con la intención de marcharse de la casa del alcalde en cuanto sus compañeros pareciesen dispuestos a hacerlo. No había ninguna necesidad de presenciar el dolor y el horror de aquel hombre, de privarlo de su merecida intimidad.

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09/08/2021, 18:12
Jezal

Pensó en insistir un poco en la situación de Ysentrud. Si tenía intención de volver a ponerse en contacto con ella puede que cada día contara, y no quería que aquel hombre tuviera una segunda cosa de la que arrepentirse. Pero decidió que, si acaso, lo haría más tarde. Por el momento, les había pedido espacio.

Jezal se levantó. Decicó un asentimiento leve al alcalde, pero no alcanzó a decir nada que no se hubiera dicho ya. Si aquella situación podía pintarse de alguna otra forma desde luego él no podía encontrar los colores, y aunque lo hubiera conseguido seguía sin ser el más indicado para esgrimir el pincel. No, lo único que podía ofrecer en ese momento a Uli era silencio y soledad. Un silencio y una soledad que, estaba seguro, agradecería más que ninguna palabra.

Únicamente rompió ese silencio cuando, una vez más, se encontraron fuera.

¿Y ahora? ¿Terminamos el trabajo? —preguntó. La lobera seguía exactamente donde la habían dejado, después de todo. El drama y dolor, tanto como pueden afectar al corazón, no hacen nada por un bolsillo vacío. Excepto si uno es un bardo, tal vez.

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09/08/2021, 19:52
Dannar

Dannar estuvo a punto de mencionar que no habían sido los lobos, sino que posiblemente unos bandidos, cuyos cuerpos también habían encontrado, hubieran sido los culpables de la desaparición y muerte de la joven; empero mantuvo el pico cerrado, consciente de que para aquél hombro todo aquello debería ser suficientemente duro, como para añadir oscuros pensamientos sobre lo que, en sus últimos momentos, habría sufrido su antigua prometida a manos de hombres malvados. Así que no, se limitó a asentir con un cabeceo, guardarse el oro y salir de allí.

Como el nilfgaardiano, permaneció en completo silencio hasta estar ya fuera, a unos metros de la casa, y solo habló para, tras un momento de reflexión, responder a la pregunta.

Podemos ir a la lobera y acabar el trabajo; dará tiempo al alcalde para recomponerse —dijo con tono neutro.

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10/08/2021, 07:46
Alberich de Narok

Tal y como era de esperarse, la noticia de la muerte de su antigua prometida fue un duro golpe para Uli, no solo por la naturaleza de esta sino también porque llevaba años creyendo que Pyrrha había huido del compromiso. Seguramente, mas de una vez habría maldecido su nombre por creer que le había abandonado cuando en realidad sus restos se pudrían en la cueva…

-Hay mucho mas en todo este asunto, alcalde, pero como ha dicho puede esperar -le dijo Alberich al abatido hombre- Nosotros permaneceremos un tiempo mas en el poblado y luego nos iremos de cacería. Si nos necesita, podrá encontrarnos visitando a los artesanos o sino al anochecer en la posada.

Inmediatamente, el mago le hizo un gesto con las manos a sus compañeros para que salgan de la sala y dejen a solas a Uli. Sin embargo, antes de cruzar la puerta, el kovirano se giró hacia el alcalde.

-Ya que regresamos al bosque, si le parece bien, podríamos traer los restos para que Pyrrha tenga una digna sepultura, aunque necesitaríamos un saco o un arcón para poder transportarlos de una forma respetuosa -comentó respetuosamente- Por último, se que el dolor le agobia, pero le pido que no se olvide de Ysentrud. La pobre anciana vive con poco y necesita urgentemente provisiones -agregó para finalmente inclinarse ligeramente- Mis condolencias, alcalde Uli.

Una vez fuera de la casa, el hechicero comenzó a hablarles a sus compañeros.

-Sugiero que primero visitemos a los artesanos locales y vendamos el sebo y los huesos que obtuvimos de los lobos. Si para cuando terminemos el alcalde no ha contactado con nosotros, entonces regresaremos al bosque a cazar lo que quedó de la manada.

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10/08/2021, 17:17
Dannar

El oro era oro, viniera de donde viniera, y hacer aquello no les iba a hacer perder mucho tiempo; la lobera, en cualquier caso, no iba a moverse de donde estaba, y posiblemente los lobos supervivientes habían regresado para recuperarse, así que tampoco, por lo que se encogió de hombros en señal de asentimiento, o al menos indicando que le daba igual.

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10/08/2021, 18:17
Rion Aedryn

A Rion le encantaba contemplar el comportamiento de los demás; el fluir de las emociones y la amalgama de sensaciones le servían luego para aprovecharse de ello a la hora de componer alguna tonada. Pero el dolor interno... ese le costaba mucho más presenciarlo (y asimilarlo). Se mantuvo en silencio, con el gesto algo torcido, sintiendo como propio el huracán de sensaciones que debían estar confluyendo en el cuerpo del alcalde. Un amor era un amor, daba igual que fuese en la niñez o en la senectud. Y si bien el bardo tampoco había experimentado en demasía ese sentimiento, podía llegar a compadecerse de aquellos que caían locamente enamorados por uno u otro motivo. 

Lamento mucho lo que ocurrió... —alcanzó a decir, sin querer hurgar más en la herida—. Trataremos de limpiar la zona y honrar la muerte de esa pobre desdichada —añadió, dirigiéndose a la entrada tras alzar la mano, en señal de despedida a Uli.

El espacio para los comentarios jocosos debería esperar, porque ahora se le habían quitado las ganas de bromear o tomarse a guasa las cosas. Al menos mientras permaneciera bajo ese techo, no.

Es temprano aún, disponemos de tiempo suficiente para dar una vuelta por los puestos que haya y después volver al bosque —respondió una vez enfilaron la puerta del hogar.

"Que no me hace especial ilusión, dicho sea de paso" —Pero se reservó el pensamiento solo para él.

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11/08/2021, 13:18
Morkam

Morkam nunca había bueno manejando el dolor de los demás. Por ello en lugar de pronunciar palabras de consuelo, se limitaba a ofrecer sus respetos, sus presencia y ayuda; sin embargo en aquel caso, solo podía ofrecer una nueva inclinación a modo de pésame antes de marcharse. 

Como ben sabiereis, mis habilidades en las zurras de campo son pa mea y no exar gota. Sen embargo puedo ayuda en el rastreo de esas bestias, en caso de que no estuvieren en la lobera— comentó el enano con la esperanza de llevarse unas pocas monedas más—. Además, puedo curaros si algo malo ocurriera.

» Por otros lares, negociar lo tengo en la zangre. Puedo vende esas cosas si la maese bruja no las quiere pa sus pontigues, brebajes y cataplasmas— añadió poco después con mejor ánimo. 

Los negocios y el trabajo siempre le habian levantado el ánimo. No solo porque el fluir del dinero fuera gratificante, sino porque disfrutaba con sus trabajo. Añoraba su tierra. En un futuro no muy lejano, esperaba poder ahorrar lo suficiente para regresar y abrir un negocio.

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11/08/2021, 19:38
Director

Uli respondió a las muestras de condolencia por parte del grupo y a las siguientes palabras que le dijeron con monosílabos y escuetas expresiones que a veces era simples sonidos de la garganta que ni siquiera llegaban a formar palabras. Asintió a duras penas con la mirada perdida cuando Alberich le comentó lo de recuperar los restos, pero no les indicó donde podían encontrar un baúl o saco donde traerlos, así que eso debería correr de su cuenta. Apenas acertó a decirles que volvieran a reunirse con él antes de la cena. Cuando finalmente el grupo se fue, un Uli casi catatónico se quedó en su despacho reflexionando y, finalmente, llorando. Se había dejado la botella de aguardiente sobre la mesa y la contemplaba absorto como si pensara que no sería suficiente para ahogar sus penas.

Cuando salieron al exterior formaron un corro para discutir cuál sería el próximo paso a dar. Podían vender en el pueblo el resto de cosas con los mercaderes del lugar, o bien, ponerse manos a la obra y dirigir sus pasos ya a la lobera para cumplir con la misión encomendada por Uli y, de paso, recuperar los restos de Pirrha.

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11/08/2021, 20:03
Dannar

No te preocupes, maese Morkham, ahora mismo no tengo tiempo ni ganas de ponerme a trabajar nada, podemos vender lo que hemos encontrado y repartir las ganancias. No perdamos el tiempo; preparémonos y después vayamos a por el resto de los lobos si nos da tiempo antes de volver con el alcalde. Preferiría acabar con esto hoy mismo, mejor que mañana —Implícito queda que, por la noche, no era la mejor idea.

Notas de juego

Mini actualización para confirmar que primero vendemos, si encontramos algo para los restos de Pyrrha lo compramos (por mi con una bolsa grande vale xD) y vamos a la lobera, si nos da tiempo a ir y volver antes de la siguiente reunión con Uli.

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11/08/2021, 21:56
Martem de Bremervoord

Una vez el variopinto grupo de forasteros hubo salido de la casa de Uli, sus integrantes empezaron a discutir las siguientes acciones a llevar a cabo. Algunos estuvieron de acuerdo en terminar de vender el botín cosechado de su fortuito encuentro con los lobos, y después volver a la lobera para destruirla. A Martem le daba igual qué hiciesen antes o después, pero lo que sí quería era tener un plan claro de cómo hacerlo.

¿Cómo vamos a destruir la madriguera? —preguntó, acariciándose la barba con un gesto distraído. Tenía los ojos perdidos en la distancia; todavía recordaba la desagradable, casi ominosa sensación que lo había embargado cuando entró en la guarida de las bestias—. Lo pregunto porque, si vamos a pegarle fuego, habrá que pensar una forma de que no se queme medio bosque. —Se encogió de hombros—. También sería buena idea derrumbar la entrada. Así nos aseguraríamos de que ningún lobo volviese a habitarla. —Afianzó en su hombro el peso de su zurrón, ahora algo aligerado tras dejar las pieles de los lobos, y se dispuso a dirigirse al mercado de Belmonte—. ¿Vamos a vender estas cosas, pues?

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12/08/2021, 10:04
Alberich de Narok

-El cubil de los lobos es una cueva en una pared de roca de la montaña así que las opciones del fuego y de derrumbarla quedan descartadas -dijo Alberich mirando principalmente a Martem- A mi ver, con matar a los lobos que quedaron sería más suficiente para cobrar la recompensa, pero si queréis aseguraros de que ninguna otra manada se asiente en la cueva en el corto plazo, podríamos obstruir la entrada con piedras. La mayor parte de ella estaba cubierta con gruesos matorrales así que con tapar el hueco que los lobos usaban para ingresar impediríamos que vuelvan a usarla -agregó el mago- En ese caso, nos vendría bien contar con una pala ya que si no encontramos suficientes rocas en los alrededores, podríamos hacer como los lugareños y emplear los adoquines del camino.

Tras dar su opinión, el kovirano se encogió de hombros.

-De cualquier forma, podemos ir discutiendo los detalles mientras andamos. Ahora la prioridad es buscar a los artesanos y comerciantes para venderles lo que tenemos y así aligerar la carga que llevamos en la espalda.

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17/08/2021, 19:33
Jezal

Incluso de poder, no quemaría lo que hay dentro —opinó él—. Para nosotros poco significa, pero y quién sabe. Quizá algún otro puede sacarle sentido.

No pensaba en ello desde la superstición: Había tenido la suerte de vivir una vida tranquila y mayormente ajena a todos esos asuntos. La única verdad era que la historia de lo que había ocurrido con Phyrra —y cómo y por qué habían muerto esos hombres— lo intrigaba demasiado como para quemar la única pista. Incluso si a efectos prácticos cubrir la entrada tenía el mismo efecto, le parecía menos definitivo.

Yo también pienso que matar los lobos será suficiente. Y si acaso, con piedras y troncos tapamos la entrada, y se acabaron los problemas.

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18/08/2021, 12:52
Director

Tras dejar a Uli ahogando sus penas en alcohol, pasaron buena parte de la mañana charlando con los artesanos de Belmonte para venderles el resto de cosas que habían logrado sacar de su encuentro con los lobos, lo que se limitaba a unos cuantos huesos que podrían ser de utilidad para algún artesano y algo de sebo que igual era apreciado por el peletero. Si bien Belmonte contaba con varios artesanos, estos se limitaban a producir objetos de uso cotidiano como herramientas, muebles, clavos, aperos de labranza y poco más. Varios de ellos rechazaron comprarles nada, pero el peletero, tal y como habían imaginado, les ofreció una suma por el sebo de las bestias. Sabían que en la ciudad se vendía por más de lo que les estaba ofreciendo, pero el artesano se justificó antes de que pudieran ponerle pega al precio que les ofrecía.

—Si quiero que me salga rentable no sus puedo ofrecer demasiao— les dijo colocando las monedas sobre la mesa.  —Aquí tienen ochenta monedas contante y sonante.

Los huesos fueron algo más difíciles de colocar, pero finalmente encontraron una lúgubre cabaña de la que emanaba un pestazo a hierbas, ungüentos y pócimas diversas que era regentada por una venerable anciana que decía llamarse Aedelheid. Los estantes estaban llenos de tarros que guardaban los más diversos componentes alquímicos. Ella les propuso una pequeña cantidad por los huesos, que machacaría para añadir a alguna pócima o sabría el Diablo para qué los querría.

Notas de juego

Os dan 80 por las 12 unidades de sebo de perro y 60 por los 12 huesos de bestia. Si queréis sacar un precio mejor podéis negociar.

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18/08/2021, 13:27
Dannar

Dannar, acostumbrada a aquellos negocios, sabía que les estaban tirando el precio por lo bajo, pero también que era una buena cantidad; contando que esa mañana al despertar no tenía ni una décima parte de lo que iban a embolsarse entre unas cosas y otras, lo cierto es que no tenía muchas ganas de negociar. Los suyos no solían tener la bolsa llena, y hacía mucho que la suya pesaba bastante poco. Así que se quedó callada, se encogió de hombros de manera sutil cuando alguno de sus compañeros la miró para saber su opinión, y esperó al intercambio. Y si alguien quería discutir, que fuera otro el que se encargara.

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18/08/2021, 17:04
Martem de Bremervoord

El paseo por el mercado del pueblo llevó al grupo bastante más tiempo del esperado, teniendo en cuenta el tamaño del mismo. Se tiraron unas cuantas horas dando vueltas entre los puestos, charlando con los lugareños e intentando averiguar quién podría estar interesado en comprarles sus mercancías. En cierto momento dieron con la tienda de un peletero dispuesto a quedarse con la grasa de las bestias, y más tarde encontraron a una especie de curandera, llamada Aedelheid, a la que le interesaban los huesos. La verdad es que era una suerte poder desembarazarse de todo aquel peso muerto que a ellos no les servía para nada, aunque el precio que les ofrecieron por sus bienes no fue gran cosa. A Martem no le importaba demasiado. Aunque en el pasado llegó a estar bastante acostumbrado a negociar ferozmente, a veces incluso empleando la intimidación, había llovido mucho desde entonces y, sinceramente, no le veía sentido a intentar arañar algunas coronas más de los bolsillos de aquellos aldeanos que probablemente estuviesen casi tan muertos de hambre como ellos mismos. De modo que aceptó los precios propuestos sin rechistar con demasiadas ganas. Si había alguien que se quisiera pelear por un poco más de dinero, que protestase él.

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18/08/2021, 21:51
Morkam

Morkam escuchó con atención a sus compañeros. Asintiendo y frunciendo el ceño en más de una ocasión. Sin duda el artesano prefería terminar con todo aquello aquel mismo día. Agradeció aquel parón en el camino, pero la desgracia de Pyrrha les imposibilitaría quedarse en paz una temporada en Belmonte. Aquel era el precio de remover el pasado y unas cuantas monedas más en el bolsillo. 

Mejo nah de fuego no. Etoy con Jezal—pronunció en voz baja—. Con tablas y pedras seguro podemos arregla algo. Si las gentes de estos lares quiere utilizar argamasa y pedra que sen carguen ellos. 

Cuando el grupo se dispuso a encontrar posibles compradores el enano desempolvó su gran léxico para negociar de buena gana. Primero observaba los artículos que vendía el artesano y preguntaba de vez en cuando posibles precios. Después calculaba los posibles beneficios que obtendría al restar las inversión inicial. Aquello era una tarea ardua, pero que ayudaba a tirar de la cuerda una vez las cartas estaban encima de la mesa. 

¡No joas! ¿ochenta reales nah mas?— preguntó el enano fingiendo indignación—. La graza de lobo no es aceite de las olivah o la graza del gorrino. Con esto que te damoh puede engransar tus pieles mucho más tempo. Enga, no seas rata, y subele. 

Después de aquello, la siguiente parada fue la casa de Aedelheid. En aquel lugar por el contrario no la acosó con preguntas, no solo porque supiera que los huesos de lobo no eran fáciles de conseguir, sino porque aquel lugar le gustaba. Había estudiado las propiedades de multitud de plantas, raíces y hongos e incluso había logrado preparar alguna cataplasma decente; sin embargo no conocía ninguna receta escrita en papèl y mucho menos se sabía alguna de memoria. 

Bonos días mi señora— saludó con una sonrisa en sus labios—Le traemos argo que seguro le interesa pa sus pócimas. 

» Ambos sabemos que esto vale más— respondió de manera educada—. Al igual que usteh, maesa Aedelheid, conozco el mondo de los hiervájos y el caloh del caldero.

Después de las negociaciones Morkam continuo hablando con la mujer, absorto en las intrincadas complejidades que presentaba el mundo de la alquimia. Incluso llego el momento en el que el artesano se atrevió a pedir permiso para leer su libro de recetas.

Encontrah eruiditos en estos saberes es argo harto complicado y mah aún sin que tengan un palo po el culo, usteh ya me entende— añadió como explicación a su arriesgada propuesta.

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