Partida Rol por web

-Bueno, no es un interrogatorio... pero siempre he querido usar una sala así.

Jack se encuentra a alguien a su lado, sentado en la mesa. No es otro que George. Ahora ya no intenta hacerse el muerto y volverle loco. Sin duda, su estrategia ha cambiado.

-Querido Jack... te veo bien.

Bien...genial...

-No me puedo quejar.- me echo atrás en al silla para verlo mejor. La situación no me es cómoda, aunque no lo aparento. -Creía que éramos amigos...solo te dejas ver un instante y cuando te acercas más resulta que eres una ilusión...eso me ha dolido, George.- Me llevo la mano al pecho, fingiendo pena.

-Sí, he sido muy desconsiderado. Lo lamento.

Se levanta y camina hacia la otra silla y se sienta frente a él.

-Te noto un poco frío hoy. ¿La hermosa Micca no duerme contigo hoy? Es una lástima. Por suerte para ti, hoy no vengo a matarte. No me reportaría nada.

-Como si pudieses matarme así. No, tienes que acercarte en persona. Y sí, lo admito, esta vez no te daría una paliza como la última. Ya no soy tan fuerte. Y es una lástima, porque me lo pasé bien quitándote la seguridad en ti mismo mientras un pobre mortal te dejaba en evidencia.

Me encojo de hombros.

-Qué le vamos a hacer...en fin, dejemos de medirnosla. ¿Qué se te ofrece?

Ríe.

-Oh, sí... podría matarte aquí. Y nunca despertarías en el otro lugar... en tu plácida cama.

Le mira, ahora con seriedad. Va a por los asuntos importantes.

-Debo informarte de que las cosas cambiarán dentro de poco... y yo estaré en primera fila vendo como vais cayendo uno a uno. Y tú... tú serás mi peón, Jack.

Le muestra una sonría cínica.

No le creo, si pudiese matarme así lo habría hecho hace mucho.

-Esto mejora por momentos. ¿No tienes palomitas? Son geniales para las comedias.

Niego, incrédulo.

-¿Y qué te hace pensar que eso va a pasar?

-Crees que las bestias pueden ser controladas y sometidas. Eso es porque aun no eres una bestia del todo... pero lo serás.

George sonríe.

-Y no podrás controlarte.

Hay certeza en sus palabras... no parece dudar de ellas lo más mínimo.

-Pues ten cuidado, George. No sea que me descontrole cerca de Adrien y se te acabe la diversión. O puede que lo matase pero entonces...¿Qué me impediría llegar a Gabrielle si él no está cerca. No creo que sea algo que quieras.

Hago gestos con las manos, como para echar a un perro molesto.

-Ahora, si no tienes palomitas, lárgate anda. Tengo sueño.

-Ah, Gabrielle... 

Sonríe.

-Puedes hacer con ella lo que quieras. Ya no me interesa en absoluto. Ahora tengo otras metas más grandes. 

Se pone en pie y va a dar una palmada.

-Qué descanses, pero recuerda... esto es un sueño. No lo recordarás al despertar. 

Suena la palmada y la imagen se vuelve negra.

Me despierto con un sobresalto, aunque no sé por qué. Me quedo en la cama un rato rascándome la nuca tratando de recordar...algo. Es como si olvidase algo importante. Pero nada, no hay modo. Bostezo y me incorporo estirándome.

Micca no ha venido...pues vale, perfecto.

Me tomo un vaso de sangre y, tras pensármelo, me tomo otro más. No me pongo ropa para ir a clase más tarde, sino de deporte. Hace muchísimo que no lo hago...pero me apetece ir al gimnasio. Y eso haré. Me marcho de la residencia sin decir nada a nadie. Llevo el móvil en vibración.

Corro, a velocidad humana como un runner más, hasta el gimnasio.

El sol se está poniendo en ese momento. Nota un ligero escozor en la piel debido a la poca luz solar que hay en ese momento... casi podría decirse que está echando humo, pero no hay signos de eso. Llegar al gimnasio es un alivio para su piel.

La misma gente de siempre. Gente nueva. Clases dirigidas. Entrenadores personales. Todo muy normal.

No voy a pelear, podría hacer daño a alguien, pero sí que pienso probar cuanto peso puedo manejar. Empiezo poco a poco sin ser exagerado para que nadie flipe.

Supongo que no podré ponerme demasiado peso...tendré que compensarlo con más repeticiones.

Me pongo a ello, un circuito que toca todos los grupos.

Las máquinas están en el mismo lugar que siempre. Muchos tíos las usan para entrenar músculo... algunos de forma bastante ridícula porque son unos tirillas de cintura para abajo con unos brazos fortotes... vamos, que queda genial.

Levantar su peso normal se le hace demasiado fácil. Algunos miran porque lo reconocen de haber estado a la misma rutina que él y haberlo dejado de ver. Quizá se pregunten porque ha mejorado tanto sin haber asistido al gimnasio a hacer las tablas... pero no tardan mucho en volver a lo suyo.

Subo las pesas de 15 a 25 y cargo 100 en la de pecho.

Espero no estar pasándome...pero muchos de aquí tiran eso y más...

Vuelvo a empezar, centrado en no hacerlo demasiado rápido pero, eso sí, haciendo muchas muchas repeticiones...hasta que note que me empiezo a cansar. Quizá entrenando llegue a igualar la fuerza de Micca

Estoy tan entretenido que se me pasa el tiempo en nada. No tenía muy claro el ir a clase o no, pero para cuando miro el reloj ya voy casi una hora tarde. Me encojo de hombros, que le voy a hacer ya. Voy a la ducha. Seguiría...pero la gente empezará a pensar cosas raras si sigo más rato.

-Joder, tío... me he cortado...- comenta uno de los chicos que hay en el vestuario.

-Mira que eres nenaza. Te cortas has con un cuchillo sin filo.

Lo primero que nota Jack es ese olor tan atrayente de la sangre... sangre real, sangre de verdad. De la que tendrían que alimentarse ellos. La sangre sintética no ayuda demasiado. Sacia, pero no alimenta. En cambio... ese olor alimenta solo con olerlo...

Joder...ese olor...

Mi cuerpo lo reconoce antes que mi mente. Y...y necesito tomar sangre. Puede que por el ejercicio, o por la adrenalina que este libera...pero ahora el olor de la sangre...es mucho más atrayente que cuando esa chica se cayó en el bar y se cortó con el vaso.

No pienso lo que voy a hacer...no más que en como conseguirlo. Cierro la puerta del vestuario mientras miran el corte. Solo son dos, fáciles de dominar. No son necesarias sutilezas de ningún tipo. Empujo a uno con fuerza contra la pared. El "crack" de su cabeza es audible. Si no ha muerto...no despertará del coma. Al otro, al del corte, lo sujeto y entramos a una ducha. No tiene tiempo ni de gritar cuando ya le estoy mordiendo.

Oh, dios, el sabor de la sangre...jamás he probado nada mejor. Ni siquiera las bolsas que me dio Adrien al despertar la primera vez. Esta sangre viva...caliente...puro éxtasis. Un jadeo asustado me hace abrir los ojos y mirar atrás. Una chica, muy mona, de unos dieciséis años, me mira pálida de miedo. Mis ojos salvajes, mis labios manchados de sangre. La pobre...debe haber entrado para ayudar, habrá escuchado el ruido del golpe contra la pared.

Va a gritar, lo veo. Pero no lo hace...no lo hace porque le sonrío y centro toda mi atención en ella. sigue teniendo miedo pero está realmente aturdida. El esfuerzo para meterla al a ducha y morder su tierno cuello es mínimo, inexistente.

Cuando recupero el sentido el miedo está a punto de bloquearme...pero no lo hace. Acabo de matar a tres personas. Tres personas inocentes...por que sí. Por la puta sed. Y dos están medio desangradas. No tengo tiempo...tengo que hacer algo. Rebusco en la bolsa de uno de ellos hasta encontrar una hoja de afeitar. Y uso eso para cortarles el cuello...al estar en el desagüe la falta de sangre no llamará la atención. Espero. El esfuerzo es notable...me tiembla la mano.

Tras hacer eso, no se me ocurre que mas hacer ¿Y si aparece más gente? Me marcho, con la capucha puesta. Una vez fuera sigo caminando. Saco mi móvil y lo miro. Estoy a punto de llamar a Micca. Pero...no puedo. Me mirará con asco, lo sé.

Camino sin rumbo...acabo llegando al parque y allí me siento en un banco.

Enseguida se escuchan las sirenas de los cuerpos del orden y las ambulancias. A pesar de todo lo que ha bebido, aun sigue notando esa sed que le corroe por dentro. Aun está ahí, agazapada... amenazando con salir. Algo debe notar la gente del parque porque no pasan por donde está él...

O quizá sea la sangre que mancha sus manos. ¿O son imaginaciones suyas? Entonces, comienza a sonar el teléfono. En la pantalla, aparece la foto de Micca.

Dudo...y tardo en hacerlo, pero lo cojo. Mi voz suena, para mi sorpresa, totalmente normal.

-Micca.

No digo más...no sé que decir.

-¡Jack! ¿Dónde estás? Te has perdido la primera hora.

Parece que aun no se han enterado del triple asesinato en el gimnasio y el desangramiento de dos de las víctimas.

-¿Estás bien?

-Estaba en el gimnasio. Acabo de...matar a tres personas.- mi tono podría parecer normal, pero no lo es. No si se me conoce bien. Es...angustiado. -He metido la pata hasta el fondo, Micca. Estoy en el parque.

Me quedo callado, no sé que más decir. No hay mucho más que decir.