Partida Rol por web

Aunque la televisión no funciona, la radio sí. De hecho, tras la marcha (desaparición) de Inquietante, el aparato parece haberse encendido solo.

La estática hace que el sonido sea una amalgama de ruidos y voces que se entrecortan. Al menos, hasta que se emite la noticia del día.

- Hace poco más de una hora, un furgón de seguridad que transportaba a varios presos desde una cárcel mixta a diversas prisiones federales, ha sufrido un accidente en la Interestatal 65. El vehículo ha volcado por culpa de la tormenta y tanto guardias como reclusos han fallecido en el mismo...

Perdón, nos acaban de comunicar que los cuerpos de varios prisioneros no han sido encontrados en el interior del transporte. Desconocemos si han muerto, están heridos o han escapado, pero las autoridades consideran plausible esta última opción y recomiendan tener mucho cuidado si se encuentran en las proximidades de Yellville, si circulan por la interestatal 14 o la comarcal 268 o si se encuentran en alguna estación de servicio o motel de la zona como el Happy River.

Continuaremos informando a lo largo de la noche en la KTLO, su radio amiga en Mountain Home, Arkansas.

Coincidiendo con el final de la noticia, se escucha un grito desgarrador procedente de la entrada principal del motel.

Cuando los desconocidos se acercan al porche para comprobar qué ha pasado, ven abrirse la puerta del motel, por la que entra la encargada con el mismo semblante impertérrito de siempre.

Se aparta ligeramente del umbral y señala un cuerpo inerte que yace justo en el exterior. - Alguien se ha cargado a la pelirroja... Sharon Levitt, - lee en la documentación de la víctima - aquí dice que era policía de homicidios.

O tenemos un asesino entre nosotros o, lo que es más probable, esos tipos de los que han hablado por la radio están aquí.

Mira para todos lados nervioso, le sudan las manos y le rechinan los dientes, sus venas en frente y cuello se inchan... Se aleja del tumulto de gente y busca donde sentarae en la sala comun antes de llamar la atencion. Viendo el televisor que no anda.

Toca resguardarse. Sacó de su coche el equipaje y cerró el maletero de un solo golpe. Caminando hacia la recepción del motel divisó la larga cola de clientes que se agolpaban en el motel. Su pequeña maleta de ruedas colgaba de su mano derecha, mientras que sus botas altas de piel empapadas hasta el tobillo facilitaban el camino al frio húmedo que se calaba hasta sus pies.

El motel no era gran cosa pero no le importaba en absoluto, dormir era lo que necesitaba, sus ojos se entrecerraban, el sonido de la lluvia hacía el resto.

- Pensaba que sería fácil y rápido conseguir una habitación. - murmuró un tanto enfadada. Falcó su maleta en el suelo y miró a su alrededor. En ese preciso instante la mochila de un campista le cruzó por el lado y casi la hizo caer. Afortunadamente la esquivó. Después de eso un corte en el suministro eléctrico hizo que los clientes se pusieran nerviosos. Tras unos minutos apareció de la nada la encargada del motel. "Inquietante".

Nadine miró despistada la llave que la mujer puso sobre su mano al hacer el reparto de habitaciones. Siguió por inercia al tumulto de gente que iba en fila hasta el salón. Allí una radio los recibió emitiendo noticias "inquietantes".

- ¿Se trata de una broma? - por un momento pensó que lo era. Quizás la cadena NBC estaba jugando con ellos a la famosa cámara oculta, quizás era una víctima más de un reality show. La duda se disipó en el momento que escuchó el grito de la recepcionista gótica y vio el cadáver fresco de una mujer en el suelo.

- Hay que dar parte a las autoridades, no podemos quedarnos de brazos cruzados. - sacó su móvil del bolsillo. Fruncio el ceño y alzó la mano en alto. - Increíble. ¿Alguien en la sala tiene cobertura? - preguntó con nerviosismo mirando al resto de clientes. ¿El temporal los había dejado realmente incomunicados?

- Quieto todo el mundo que nadie la toque. Soy a agente del gobierno y hasta que todo esto se aclare sois todos sospechosos de homicidio. Mulder se aproximó al cuerpo inerte de Scully, y se quedó congelado unos instantes viendo la pálida piel de su compañera y sus ojos sin vida. Retiró un mechón pelirrojo de su cara antes de que la voz de Nadine le sacara de su letargo. Extrajo su Nokia del bolsillo de la chaqueta y con un acto mecánico abrió la tapa del obsoleto aparato. Sin cobertura, maldición!. . Probó a sacar la antenita exterior de su móvil, pero nada. Esto no podía ser una casualidad, esto significaba que se estaba acercando y su teoría de la conspiración era cierta, se incorporó con gesto serio y habló:
- Escuchadme bien, algunos de vosotros sois unos asesinos, y yo pienso descubrirlo, no dejaré que os salgáis con la vuestra. Como agente de la ley me declaro oficialmente al mando de este asunto. Nadie puede abandonar el lugar hasta que todo esto se aclare.

Mierda. La cajetilla de tabaco estaba chorreando. Larry suspiró. Solo era otra pequeña tragedia en el largo cúmulo de desdichas que era su vida. Al menos, el grupo de gente que se había ido formando en aquel motel cutre dejado de la mano de Dios era cuanto menos interesante. Sus mejores canciones siempre salían de encuentros con gente interesante.

Por el momento, y después de que aquel trasunto de Miércoles Addams les diera las llaves de sus habitaciones, Larry se apoltronó en un sillón y comenzó a afinar la guitarra, para mantener las manos ocupadas, y comprobar, de paso, que su preciado instrumento no había sufrido con la lluvia. Se sentía un poco juguetón y no tenía nada mejor que hacer que tocar un poco. Tanteó las cuerdas y se disponía a atacar las primeras notas de una versión acústica de Have you ever seen the rain? cuando un tipo en traje y corbata anunció que habían asesinado a la pelirroja. Lástima. 

Decidió mantenerse al margen, que las autoridades, como el tal Mulder, se ocupasen de aquello. Su proverbial mala pata volvía a hacer acto de presencia. 

-Joder, ¡que asco de tiempo!- masculló mientras abría la puerta trasera del coche para coger su macuto y echárselo al hombro, cerró la puerta con energía y echó a correr hacia el edificio principal donde marcaba entrada, ya la fachada no anunciaba nada bueno, motel barato de tres al cuarto-Fabuloso lugar, pero mejor que salirse de la carretera es.-

Al entrar en la recepción, la sorpresa no fue mucha, más viajeros se encontraban en la misma situación que él y habían decidido meterse allí, el grupo era de lo más variopinto, se puso a la cola, armándose de paciencia-parece la cola del supermercado- pensó y empezó a mirar a la gente que le rodeaba con curiosidad reparando especialmente en dos personas cercanas a él.

Una chica arrinconada sentada en el suelo y un hombre a su lado que era la viva imagen de la pena y tristeza extremas, así que Martin se acercó a él-Eh amigo, ¿cómo te encuentras? Parece que has tenido un mal día. Yo me llamo Martin-dijo y mientras esperaba respuesta la radio emitió la noticia de los presos fugados, poniendo los ojos en blanco.

-Genial, ¿por qué no metemos al asesino de Scream para completar la escena?-pero la broma se truncó radicalmente al escuchar el desgarrador grito. Martin se incorporó y quedó mirando el cadáver un momento, miró su móvil y constató lo que ya esperaba, sin cobertura.

El que decía ser agente del gobierno se autoproclamó el jefe del tinglado y dijo que había asesinos entre los viajeros Martin se pudo tenso-¿asesinos? Entonces.. ¿los de la radio podían estar aquí?- miró a su alrededor desconfiando, mientras se agachaba de nuevo junto al tipo más hundido que el Titanic-Eh ¿cómo te llamas? Vamos, responde hombre-

A pesar de ser de noche Stephen llevaba puestas las gafas de sol. Menudo día más espectacular un hotel de mala muerte, una carretera perdida y lluvia. Seguro que encuentro inspiración para mi nueva novela. Pensó mientras buscaba un hueco donde dejar su bolsa de deporte que constituía todo su equipaje junto con una capeta de cuero con cremallera de la cual nunca se separaba.

Al escuchar la noticia un escalofrió recorrió la espalda del escritor, pero al escuchar hablar al agente se tranquilizó. Si hay un Agente del gobierno no tenemos nada que temer. El será como Poirot en una novela de Agatha Christie, se atusara un par de veces su engomado bigote y nos explicara quien es el asesino. Propongo que sea usted quien lleve las riendas y sea nuestro Virgilio en este viaje por el inframundo de esta vida que tanto se asemeja a la Divina Comedia.

Por cierto, me llamo Stephen Howard Shelley profesor de secundaria. Dijo tendiendo la mano. 

Las malas noticias se sucedían una tras otra, pero era de esperar.

Todo iba cuesta abajo desde que Laurie, su mujer, lo dejó para unirse a una secta en la que todos vestían de blanco y fumaban como carreteros. Su hija Jill parecía odiarlo a ratos, aunque últimamente era la única con la que tenía una relación medianamente aceptable pues su hijo Tom llevaba mucho tiempo sin dar señales de vida. Su padre se fugó de un sanatorio mental y se marchó a Australia en busca de Dios sabe qué.

La marcha de su actual pareja, Nora, fue la gota que colmó el vaso. O eso creía ya que, una y otra vez, se demostraba que las cosas siempre podían empeorar.
Y aquí estaba, tratando de encontrarla en algún punto de la nada, con el coche medio averiado, las carreteras inundadas, una tormenta de dimensiones bíblicas y unos asesinos sueltos y probablemente entre las personas que se habían reunido allí.

Una voz le interpeló directamente.
- Kevin Harvey. - Dijo extendiendo la mano sin mucho convencimiento. - Esto no pinta nada bien. - Masculló las palabras en un tono que no se sabía si era una queja, un saludo o la constatación de un hecho.

Se mordió el labio, al ver al hombre tan alicaído, su vida tampoco había sido todo lo buena que había deseado, lo de modelo no fue lo que ella esperaba, pero ver a ese hombre así.... hacía que sus problemas igual pareciesen menos grabe. No sabía si acercarse a alguien, realmente tenia muy mala suerte siempre con los hombres, siempre se cercaba al menos adecuado, con suerte seria uno de los presos fugados, y las mujeres... ¡¡es que cualquiera podía ser!!

Se recogió el cabello mojado en un moño, aunque no era el mejor tiempo tenia calor. ¿Cuánto tiempo duraría esa tormenta? ¿cuanto tiempo estarían allí? y por si fuese poco, la recepcionista con su particular aspecto y esa simpatía que la caracterizaba ayudaba mucho a estar bien allí. Había salido huyendo de su pesadilla de vida, y había caído en otra peor. Tenía la miada perdida en el infinito, en sus pensamientos.

Luego de un breve ataque de asma y de haber usado su querido inhalador, se incorpora... Se acerca al cuerpo de la victima y lo observa, a costa de que Molly no lo deje, pregunta adecuadamente, Agente, disculpe, estudiemos el cuerpo, ¿Puede haber resbalado y haberse golpeado la cabeza? Esto tal ves es solo un accidente tragico y nada mas. O tal ves un infarto, es mas, tal ves solo esta inconciente. ¿Hay algun medico?... Ingresemos a la muchacha adentro, puede estar desmayada, por favor, ¿Quien me ayuda?.

Sven se quedó perplejo. -...¡¡un muerto!!...

Parecía que no iba a ser una estancia tranquila. El había visto muchos muertos, aunque nunca alguien que no se lo mereciera. O por lo menos no se lo mereciera según criterio de la banda. Pero, un muerto, así por que si....

-Parece que el agente federalucho este quiere mandar. Por mi no hay problema, mientras no se meta en mis asuntos que haga lo que quiera-

Tenía que aparentar que era un hombre duro. En el fondo no quería que nadie supiera cual era su plan original antes de que la lluvia se lo estropeara.

Herbert se sorprendió al escuchar a Inquietante.

- ¿Cómo? ¿Sharon es....? - intentó acercarse a cuerpo pero ya hay un grupo de personas a su alrededor que se lo impiden. No obstante sus sospechas se confirman. Sharon era la mujer pelirroja con la que había estado charlando hacía tan sólo unos minutos.

Una sensación extraña le invadió. Mientras conversaban tuvo la sensación de que la mujer estaba ausente, más pendiente de otear al resto de refugiados que de su conversación. ¿Sabía acaso que estaba amenazada?

Con ese pensamiento en mente se limitó a observar al resto de personas que le acompañaban en el motel.

- Claro que está muerta, por desgracia para ella y para todos nosotros, como no nos andemos con mil ojos. Dijo Mulder mientras se agachaba a ayudar al mochilero a meter a Scully dentro del motel. Esos tipos del furgón de los que hablaba la radio están aquí, tal vez la joven averiguó algo o los criminales descubrieron que era agente de la ley, el caso es que ahora está muerta y pronto habrá más muertos, si no actuamos con presteza y no menos inteligencia.

Asintió al agente federal y sacó de su bolsillo un boli. Lo hizo girar durante unos segundos. - Nadine Maisler, no vivo muy lejos de aquí. Trabajo en una granja. - se presentó. - Alguien como usted puede y debe ayudarnos si es quien dice ser. - observó con terror la escena de ambos hombres transportando a la fallecida. - Con la colaboración de todos estoy segura de que se recabara información útil. - pensaba que el agente no tenía que cargarse todo el peso de la investigación sobre sus espaldas. - - Si les parece bien podemos tomar acta de lo que vaya pasando en este salón.

Martin estrechó la mano del hombre que parecía un espagueti totalmente floja, creía que iba a derretirse entre sus dedos-Encantado Kevin- respondió con una medio sonrisa animada-Tienes toda la razón amigo, vamos a tener que andar con mil ojos- respondió mirando de nuevo a los desconocidos mientras escuchaba otra vez al agente y una de las chicas se presentaba, Nadine, decía llamarse.

John intentaba sacudirse el agua en algún rincón, sin estar totalmente seguro de no salpicar a nadie. Escuchaba como el temporal no amainaba y también iba siguiendo la conversación adentro del hotel. No se sobresaltó con el corte de luz, aunque las exclamaciones generales lo hicieron prestar mas atención. Estaba acostumbrado a utilizar el resto de sus sentidos para compensar su ceguera, y llevaba casi toda una vida de práctica.

La noticia de los fugados lo hizo levantar una ceja, la mención al hotel donde se encontraba puso su carne de gallina, y el descubrimiento de la chica muerta fue claramente una desagradable sorpresa que lo hizo sentir aún mas indefenso que antes.

Fue escuchando lo que comentaban los presentes para hacerse una idea de lo que pasaba, analizando sus voces, lo que decían. Todo indicaba que algunos de ellos no eran quienes decían ser, o al menos ocultaban algo. Decidió intervenir cuando hubo una pausa en las conversaciones.

- Señores y señoras, creo que deberíamos organizarnos puesto que estamos en claro peligro. Esta tormenta no parece que vaya a terminar pronto, según lo que escuché en la radio. Si es verdad que estamos encerrados con criminales fugados y vamos a pasar la noche todos juntos, mejor hacer lo posible para descubrirlos cuanto antes. Alguien debería organizarnos, llevar la voz cantante. Tengo entendido que el agente aquí presente se ha ofrecido para tal puesto, ¿Alguien más lo hace?, o es el único postulante, en caso de que haya entendido bien. Mis características físicas me impiden estar despierto a las mismas horas que los demás, pero aportaré lo que haga falta.