Partida Rol por web

- Estoy de acuerdo con él - dijo la sargento Tara ante las palabras de Rhadis, el cuál se le adelantó. La idea del explorador de aprovisionarse con algo más no era mala y, de paso, podrían bajar un poco más los nervios iniciales. Quería un equipo tranquilo y disciplinado, así que era necesario que se relajasen y empezasen a conocerse algo mejor.

- Iremos, nos aprovisionaremos y volveremos, sin más complicaciones, ¿entendido? - su tono de voz era normal, no elevaba la voz ni trataba de imponerse siendo especialmente violenta a la hora de expresarse. Era concisa y decidida. Si la veían dudar... dudarían de ella. - Gora, ocúpate de hacer el cálculo para que tengamos para unos cuantos días más. 

-"Cauta además de bonita- dije acercándome a la sargento- Ethan Slate, un placer- le extendí la mano para estrecharsela- Rhadis y yo conocemos un poco este lugar, podemos visitar algunas tiendas para aprovisionarnos de alimentos y sobretodo de agua, si así lo desea podemos guiarlos"-

Dado que nadie le echó demasiadas cuentas, Curtis se quedó quieto tras responder a la llamada a su nombre y suspirar hastiado ante una nueva amenaza sobre su destino por sublevación ante el mayorazgo ¨ es triste¨ pensó, pero tal vez fuera cierto que aquellos hombres fueran lo bastante necios como para no pensar en que de haberlo querido Curtis se podría haber sublevado o marchado de allí de haberlo querido, después de tantas palizas, tantos encierros, tantos interrogatorios a altas horas de la noche, tantas veces que había sido seguido para que lo espiasen...después de todo eso Curtis siempre volvía, tal vez para aquellos hombres y mujeres esa clase de lealtad no era suficiente para demostrar su valor, mas para Curtis siempre lo había sido y el demostrar aún mas cuanto podía valer siempre era para él un nuevo aliciente.

Cuando todos se hubieron ubicado decidió subir al vehículo en el que subieron todos los investigadores y exploradres avisando a Tara de antemano.-Sargento, viajaré con el grueso de los ¨civiles¨ para asegurar su protección.-Fue lo único que explico debido a que ni Tara confiaría en que fuese capaz de ofrecer un servicio típico de los hombres de su clase, ni Curtis tenía tiempo de explicarles a aquellas personas cuan capaz era de hacer estallar a un hombre en una sanguinolenta casquería con una simple descarga eléctrica.-Oh, me harás compañía?.-Le preguntó a su sombra Mara Mukin con una sonrisa jovial.-Podemos conversar un poco por el camino si lo deseas, hablar un poco de nosotros, conocernos y eso...el viaje augura ser largo y me gustaría tener a alguien con quien hablar.-Le dijo a esta mientras torcía el gesto un tanto turbado por la simple idea de un viaje de meses rodeado de silenciosos y envarados soldados monosílabos.

Cuando varios días mas adelante la excursión se paró por un pequeño fallo de comunicación entre un soldado y un explorador, Tara, la violenta y potente sargento Tara intervino utilizando un poco de ese poder que a todo el mundo le gustaba usar de vez en cuando, se bajó de su coche y alzó un brazo para que Tara lo viera mientras se acercaba a ella.-Conozco la ciudad y lo que dice Gora no es equivocado...¿quieres que vayamos unos cuantos a comprar suministros a la ciudad, Sargento Tara?.-El chico incluso hizo el amago de cuadrarse como el soldado Yuri aunque de una forma un tanto mas cómica debido a que nunca había tenido que formar como tal...o eso creían ellos.

Sonrío ante la actitud galán de Ethan con la Sargento.

-Es cierto. Conocemos el sitio -confirmo a sus palabras. Después me vuelvo para escuchar a Curtis-. Si vamos a ir varios a comprar suminstros yo aconsejaría dividirnos en grupos pequeños. No sólo acabaremos antes, si no que será menos sospecho y evitaremos incómodas preguntas sobre nuestro destino. La gente es muy codiciosa y no queremos invitar a nadie más a esta fiesta.

Toda la atención parecía desviarse hacía Tara por el mero hecho de estar al mando. No tenía problema con aquello, había sido entrenada y se había preparado toda una vida para vivir algo así y poder dirigir una exploración como la que se disponían a vivir. No sabía nada de los demás, pero para ella aquello era un sueño, por fin conocería algo más y tendría la oportunidad de ser útil y servir como una soldado de verdad. Ya no habría más simulacros, más entrenamientos.. aquella situación sería real, sería peligrosa y sería, sobretodo, una aventurera. 

Ethan y Rhadis se acercaron a ella para ofrecerse a ayudar con la tarea de aprovisionarse mejor. Curtis también se había ofrecido, por lo que Tara debía tomar una decisión.

- Gora, Ethan, Rhadis, Curtis, Mara y yo iremos a buscar las provisiones - dictó - Los demás vigilaréis los vehículos y el resto de permanencias. Yuri se quedará al mando - el tipo parecía un soldado dispuesto y respetuoso, algo que le gustaba. Un jodido soldado, sin más - No os mováis de aquí ni abandonéis los vehículos hasta nuestra vuelta - terminó de ordenar. Después de eso aceptó la mano que Ethan le tendía y la estrechó - Encantada señor Slate - dijo sin soltarle. De repente, le apretó la mano con bastante fuerza, con clara intención de hacerle daño y se acercó más a él - Lo de bonita ha sobrado, ¿no crees? - aquello se lo dijo casi en un susurro, pero no era difícil de escuchar para el que estuviese cerca. Pese a que Tara era una mujer segura de si misma, el hecho de especializarse en el cuerpo a cuerpo siempre le había traído ciertos cuidados a la hora de ser mujer. Los hombres tendían a subestimarla o a hacer aquél tipo de comentarios, algo de lo que se solía defender sin pestañear, dejando claro que no era una cara bonita, si no una soldado fuerte y sin miedo. Marcando territorio, podríamos decir.

Viajo en silencio, atenta al camino y a los demás vehículos.

-Me llamo Mara Mukin y estoy en esta expedición como científico y para vigilarte. Eso es todo lo que debes saber -respondo secamente a la cháchara de Curtis. Empiezo a entender que utiliza sus sonrisas y su parloteo para caer en gracia y despistar, pero conmigo lo va a tener difícil. No me importa qué tipo de persona sea ni lo que haya hecho para estar bajo sospecha, tan sólo que el ejército y la Academia me han encargado su supervisión.

Cuando los coches se detienen y comienza la discusión sobre si aprovisionarnos o no, me mantengo al margen. Radhis Trent y la sargento Tara son quienes nos dirigen, ellos sabrán si es necesario hacernos con más suministros, pero me preocupa que se generen conflictos en el grupo tan pronto. ¿Qué ocurrirá cuando nos veamos ante una decisión verdaderamente importante, de vida o muerte?

Por fin parece que determinan aprovisionarnos, así que bajo del vehículo y me acerco a Tara y a Rhadis lanzando una mirada a Curtis para que me siga.

-A sus órdenes -digo a la sargento.

Yuri aceptó las órdenes de la sargento sin vacilar y enseguida empezó a organizar a los hombres para que estuvieran ociosos. Era un soldado totalmente entregado. Sin embargo otros no parecían estar muy de acuerdos con la decisión, especialmente Augusto, el primogénito, que lanzó una mirada fría a Tara y al propio Yuri.

Sin más partísteis al interior de la ciudad, cuyos límites no estaban definidos pues los edificios en ruina anteriores a la guerra se juntaban con la ruina de edificios en los que los ciudadanos de "El Paso" vivían. Tanto el lugar como sus gentes presentaban una tendencia al caos, las calles no tenían orden ni sentido mientras que los habitantes y personas de paso tenían un aspecto más que dispar. Algunos parecían simples pandilleros, con chaquetas de cuero, cadenas, el pelo teñido y tatuajes, otros vestían las ropas uniformadas que "El Mayorazgo" ofrecía a los suyos y caminaban con modestia mientras que otros hombres, en su mayoría comerciantes, vestían ropas limpias de mayor calidad, adornaban sus brazos con pulseras y tenían a mercenarios protegiéndolos.

Tras volver dos veces hacia atrás por llegar a calles sin salida lograsteis salir a una especie de plaza donde algunos vendedores daban voces informando de su mercancía. Unos cuantos soldados de "El Mayor" y mercenarios vigilaban atentos a la gente que pasaba por el mercado mientras estos hablaban con los mercaderes, regateaban, compraban o simplemente pasaban de largo.

Os llamó especialmente la atención, pues es lo que buscabais, un puesto regentado por un hombre algo obeso que vendía latas de comida, una anciana acompañada por un joven que distribuía pequeñas frutas de aspecto mejorable y un carnicero que vendía porciones de carne de cerdo, o, al menos, eso gritaba.

También había otros tipos de puestos, vendedores de libros y revistas, de materiales como cristal o hierro, de sábanas, sillas y otros muebles, de útiles básicos como hojas de afeitar, peines, etc. Os resulto raro que, si bien muchos de los transeúntes con los que os habíais cruzado llevaban armas, no había ningún puesto de ellas en la zona.

Vigila...pero no olvides pestañear, no me gustaría que se te secaran los ojos por vigilarme de forma obsesiva.-Le dedicó una tierna sonrisa mientras se encogía de hombros.-Seguiré a lo mio y haré como que no estas, para no molestarte en tu trabajo.-Decepcionado por no poder tener a alguien con quien trabar amistad en aquel viaje se resignó simplemente a disfrutar del paisaje y utilizar su pequeña aguja de croché para matar los ratos de viaje enredando y cosiendo su pelo.

El momento había llegado y Curtis no tuvo reparo en demostrar al grupo de viajeros que era bastante ducho en manejarse por aquellas calles y entre aquellas gentes guiándoles entre la gente y moviéndose como pez en el agua en aquel ambiente de ¨leprosos¨ para muchos de los integrantes del grupo, pero si por algo se caracterizaba Curtis era por ignorar las malas miradas y los desprecios devolviendo una sonrisa, pues como dijo una vez un hombre ¨Se puede curar el mal en el ser humano inyectando música y amor en sus mentes...¨ y el añadido de Curtis claro está¨Pero hasta entonces, habrá que seguir matando para sobrevivir¨.-Iré a tratar un poco con los suministros, Mara...acompañame.-Le indicó a esta con un gesto de la mano para que le siguiese entre la gente, pues aunque la mujer se esforzara en demostrar un abierto desprecio por el, Curtis no deseaba que acabara perdida y apuñalada en cualquier callejón.

Sigo a Curtis por entre las calles, atenta a él y a quienes nos cruzamos. Viendo lo bien que se desenvuelve por aquí, mi prudencia, o tal vez mi mente paranoica, comienza a temer que trame algo. Sin duda ésta no es la primera vez que viene a El Paso, quizás tenga compinches en la ciudad y trate de ponerse en contacto con ellos.

-Llegamos, compramos los suministros que necesitamos y nos vamos -le digo al tiempo que lo apremio a darse prisa.

- Id a lo básico, no os entretengáis más de la cuenta, no estamos de vacaciones - espetó la sargento a los suyos. Aquella ciudad siempre traía problemas y, eso precisamente, era lo que menos necesitaba su grupo. Entrar, comprar y salir, sin más historias ni preocupaciones. 

Tara observaba a Curtis de cerca y como Mara lo seguía a todas partes. Aquello podía parecer un poco obsesivo por parte de la mujer, pero los precedentes y el desconocimiento absoluto sobre los tejemanejes del joven hacían aquella situación algo más normal. No sabían si podrían ganarse la confianza del muchacho. Tara solía juzgar por si misma a todo el mundo, sin tener en cuenta lo que los demás le decían... pero habría que ver si Curtis conseguía que cambiasen la visión sobre él.

Curtis caminaba con bastante soltura entre la gente del mercado, pasando entre unos y otros como su fluyera a través del agua, obviamente tuvo que pararse a menudo para que Mara y al parecer también Tara pudieran acercarse a su posición.-Tu también vas a venir?.-Le preguntó con incredulidad al verlas a las dos tan atentas a él.-Me siento sobreprotegido...-Paró un instante y miró a Mara largamente un instante para poco a poco esbozar una mueca de sonrisa.-Tranquila, no te llevaré a mi garito de confianza ni con mi ¨novia¨.-Recalcó aquellas palabras como un eufemismo por clasificar a una mujer con la que solía mantener un contacto íntimo.

No tardó mas de un minuto en alcanzar el puesto de Big Bear, ese enorme hombre de color que vendía latas de conserva y que aseguraba que poseía un Don único, reconocer el contenido de una lata por el sonido que emitían.-Eh! Big Bear ¿Me recuerdas? Curtis, el chico de los dulces.-Asaltó el tenderete del tipo con desparpajo y una sonrisa amplia e hizo referencia a un asunto que ni Mara ni Tara comprendían y aunque deseaba explicarles a que se refería con dulces de forma inocente, prefería que sus desconfianzas mentes hilaran e hilaran malvados pensamientos sobre él.-Vengo a comprarte provisiones, para una docena de personas mas o menos...una semana de viaje.¿Me harás una oferta por los viejos tiempos no? ya sabes, cuando me desplazaba por media ciudad para llevarte tus cosas cuando te partiste la pierna.

Big Bear miró con cierta parsimonia a Curtis mientras este negociaba con él una gran cantidad de comida. El gigantesco y un tanto amorfo hombre de color miró a los acompañantes de su comprador, haciéndoles un conciso análisis antes de responder.

Siete días de viaje, para doce personas, tres comidas por día. Eso es más de lo que podrás pagar en una vida, chico, la mayor parte de esa comida tendrá que ser en conserva para que aguante tanto tiempo. Dime, ¿con que vas a pagarme? El Mayor dará la comida gratis pero yo no soy tan jodidamente santo -respondió el hombre tras hacer cuentas con la ayuda de sus dedos -tienes a dos buenas mozas contigo, tal vez si se quedan trabajando un tiempo en el local de mi primo Fred puedas tener esa comida. Aunque no las veo con la intención. No se, tal vez os interese otro tipo de trabajo...

Cuándo la sargento apretó mi mano con fuerza, apreté un poco solo para aguantar, sonreí con dolor pero la seguí mirando:

-"Para nada, a lo de bonita puedo agregar ahora fuerte"- dije apretando un poco los dientes y esperando que me soltara.

Me frote la mano una vez liberado y comencé a hacer lo que se me encargo.

Al parecer el chico de rastas quería ser sociable, pero no estábamos ni en el lugar ni en el momento indicado, aunque me gustaba su intención.

Al notar que negociaba con un gordo de mal carácter me acerque a el, según me parecía lo estaban instando a cosas ilegales y a pesar de su apariencia, el chico podía no saber donde se estaba metiendo.

-"Con dos comidas al día y suficiente agua bastara- dije al vendedor- creo que el precio se puede arreglar, de la misma forma que el evitar problemas con el mayorasgo y la milicia, no?"- dije mirándolo a los ojos y poniendo mis brazos como jarras en la cintura.

Curtis lo miró fijamente a medida que se giraba con lentitud, con los ojos abiertos, casi como un cervatillo listo para huir.-Eres gilipollas?!.-Escupió hacia Ethan casi con veneno en la voz, su mano se agarró a su brazo.-Nadie va armado aquí dentro por que nadie tiene cojones de tocar a estos tipos, así que nada de amenazas, nada de Mayorazgo...en mi presencia no.-Le espetó moviendo su mano suavemente delante de él.-Si quieres morir por amenazar al tio equivocado adelante, pero ellas se vienen conmigo.-Le explicó a este señalando a las dos mujeres que iban con el chico.

Cuando recuperó la compostura rápidamente expuso sus dos palmas hacia Big Bear en gesto defensivo¨al parecer este tio no sabe por que le llaman Big Bear a este gordo cabrón¨.-Eh, Big, ignoralo...tiene el mismo problema que Dave, recuerda...-Le comenta a este casi con miedo haciendo referencia a una broma que ellos catalogaban como un mal cruce de cables en el cerebro.-Será como has estipulado, todas esas latas...o puede que unas pocas menos, no todo lo que necesitamos en comida en conserva, tal vez algo fresco para los primeros días.-Estipuló ahora mas serio, mas animado, mas ¨violento¨ o autoritario.-Por el pago no te preocupes, mi patrón tiene dinero de sobra para sepultarte bajo una montaña de Hidrocultivos, jé.-Rió haciendo una broma, llamar al Mayor patrón le ganaría una paliza gracias al informe de Mara, pero mejor una paliza que una ejecución por que le cargasen el muerto del asesinato de la mitad de los presentes.

Señor Ethan, disculpe mi salida de tono.-Le dijo al tipo en cuanto se hubo puesto Big Bear en marcha preparando lo que le había pedido.-Pero estos hombres no son simples campesinos que comercian con excedentes...creo que su posición en esta ciudad escapa a vuestra comprensión, es algo complejo, pero no olvide que son gente muy respetable por los habitantes de esta ciudad.-Le explicó muy serio el chico.-No creo que tengan como comprar suficientes recursos como para un viaje completo en conservas, así que le recomiendo visitar aquellos puestos, a por verduras y frutas desecadas y algo de carne en salazón...no es lo mejor pero no es tan caro.

Tu patrón -bufó Big Bear con mala cara, deteniendo su actividad cuando entendió a quién se refería Curtis -me hará ponerme en su lista de espera y, si tengo suerte, me dará un par de mantas, algunos zapatos y un par de trajes que no me vendrán. Lo siento chico pero no hay trato.

Un hombre, uno de los mercenarios que vigilaban la plaza, se acercó a vuestra posición tras las palabras entre Curtis y Ethan. Os observó durante unos instantes y se acercó al gigantesco vendedor, susurrándole algo al oído. Era un hombre con la mayor parte de la cabeza rapada, con excepción de una pequeña linea de pelo teñido de azul. Vestía una especie de uniforme compuesto por unos pantalones vaqueros, una camiseta roída y una chaqueta negra y con roturas. En su mano derecha tenía un pequeño tatuaje de una serpiente de color azul, enroscada sobre si misma y la boca abierta, mostrando sus colmillos de perfil.

Tras sus palabras Big Bear lo alejó un poco de vosotros y comenzaron a charlas. Tras menos de un minuto volvió a su puesto con una actitud totalmente nueva -Está bien Curtis, os ayudaré aportándoos toda la comida que necesitáis para el viaje, que debe ser largo y lejos de la frontera, dadas las cantidades. Y todo será gratis. A cambio, claro está, de un favor. Quiero que un primo mío y dos de sus amigos os acompañen en el viaje ¿que me decís? ¿aceptáis?-preguntó, acercándole la mano al primogénito para sellar el trato.

Rhadis recordó mentalmente el que había sido su último consejo

Si vamos a ir varios a comprar suminstros yo aconsejaría dividirnos en grupos pequeños. No sólo acabaremos antes, si no que será menos sospecho y evitaremos incómodas preguntas sobre nuestro destino. La gente es muy codiciosa y no queremos invitar a nadie más a esta fiesta.

Pero sus palabras habían caído en saco roto, todos habían ido juntos a por las provisiones, bajo la dirección del jovial Curtis Frost, que les había conducido directamente a una comprometida situación y ahora había tres nuevos invitado a la fiesta. Con discreción se acercó hacía Tara, ya que no le correspondía a él decidir ni era bueno que mostraran desunión alguna. El mal ya estaba hecho. Entonces susurró algo a la Sargento.

-Deberíamos quitarle interés al viaje, tal vez invocando algún protocolo mitlitar, pero sin cerrarnos en banda a que vengan o se harán más preguntás.

Asisto entre asombrada y asqueada a la conversación entre Curtis y Big Bear preguntándome en qué momento se nos ocurrió detenernos en El Paso para adquirir más víveres.

Lo único que vamos a conseguir aquí son problemas, y si no somos listos tres indeseables como compañía.

Mordiéndome la lengua para no preguntarle a Big Bear cómo puede estar tan gordo con los precios que tiene su comida, me giro hacia la sargento a la espera de que tome una decisión. Ni quiero ni debo implicarme en la discusión, aunque espero por el bien de la misión que no acepte el chantaje y sigamos, con o sin víveres, los mismos que salimos de El Refugio.

Dame un minuto, Big Bear.-Se giró en seco hacia donde estaba Tara y el resto, ignorando la mirada de asco de Mara deliberadamente pues el mismo estaba que echaba fuego.-Sargento.-Utilizó tan solo el rango militar mientras se plantaba frente a esta, espigado y con los puños cerrados, mas la ira se reflejaba en su mirada.-La decisión es tuya, pero te...os lo digo desde ya.-Añadió mirando a Mara, su eterna vigilante.-Si no aceptáis esa oferta, nos damos media vuelta y nos volvemos a los coches, gracias a la intervención de mas de un lumbreras todo dios sabe que somos lamebotas del Mayorazgo y no querrán tratar con nosotros a cambio de un dudoso puesto en una lista de espera por cuatro miserias de mierda a cambio de que saqueemos medio mercado en bienes sobradamente caros.-Se paso ambas manos por el pelo, tenso y en busca de un gesto con el cual calmarse un poco.-Me importa una mierda bien grande lo que opinéis de mi, pero no quiero que en mi informe se refleje que no di mi esfuerzo por llevar esto a buen puerto...ni que se hable por favor, de mis tratos con algunos de los parroquianos.-Miró por encima del hombro al tendero.-Se que ese es un negrata cabrón, pero aquí también vive gente buena y honrada a la que no quiero que les hagan daño.

Curtis se había empezado a desviar del tema y rápidamente volvió a su cauce.-Joder, volviendo al asunto.-Agitó un poco la cabeza moviendo sus rastas alrededor.-Podemos llevarlos con nosotros y luego procesarlos para sacarles información...o si demuestran un servicio leal darles una plaza en el ejercito...o eliminarlos, pero la cosa es que esas provisiones son importantes¿Que me dices?.-Curtis se cruzó de brazos y esperó una respuesta que llevaría a Big Bear en forma de trato de hombres con un apretón de manos o una negativa a su propio estilo que gracias a la intervención de alguien ya media ciudad y la mitad de sus contactos sabría que trabajaba para el Mayor.

Tara no contestó a las propuestas o consejos de ninguno de los que se dirigieron a ella. Se acercó lentamente a Big Bear y lo observó con una gran parsimonia. Lo miró de arriba a abajo, de un lado a otro.. como si sopesara las opciones y, en cierta manera, tratando de intimidarlo, o eso podía parecer. Se paró frente a él y clavó sus ojos en los de aquel gordo hijo de puta. El tipo le sacaba más de una cabeza, pero aquello no parecía ser un problema para Tara.

- Tu primo y un hombre, que me darán sus armas. No te pateo ese gran culo y no montamos el follón en El paso donde acabamos la mitad heridos o muertos - Tara levantó la mano, por si a alguno de sus acompañantes se les ocurría replicar, no era el momento ni el lugar - Y no me responsabilizo de que vuelvan sanos y salvo, me importa una mierda, no soy una niñera. - La joven parecía tranquila, pero la postura de su cuerpo denotaba una tensión calma en sus hombros. Parecía dispuesta a golpear a aquél tipo si no le gustaba la respuesta que recibía.