Partida Rol por web

La navegación es cómoda, la Bahía de Balar es de aguas calmas y la protección de Uinen es evidente. La travesía es tranquila, nada parece perturbar las aguas protegidas por los Ainur. En cuestión de horas llegan a la desembocadura del Sirion donde encuentran un pequeño embarcadero. Allí, los falathrim se hacen cargo de la embarcación. El viaje comienza.

Poco puedo decir de mi, Karel. No porque no quiera, sino porque no puedo: de los míos soy el más recién nacido. He estado fuera de la vida de Arda hasta hace muy poco según las medidas de mi pueblo. Mi gente prefiere no relacionarse más que con sus parientes más cercanos (esto lo dijo mirando a Annienor y a Ehödil), y aun a estos les visitamos muy poco. Por tanto, pocas noticias nos llegan del mundo, y no nos interesan demasiado.

Sin embargo, apenas me han enseñado lo necesario para sobrevivir, he sido enviado a descubrir quién soy. ¿Pensabas que veníamos a ayudar en un momento de necesidad, y yo era un héroe de mi pueblo? No. Elegí yo mismo este destino, una vez supe que tendría que salir a ver el ancho mundo. O, quizá, vagué sin destino alguno y me topé con él.

No tengo, pues, nada interesante que contar: ni tragedias, ni historias que te llenen de emoción. A no ser que desees que te relate cómo es la vida de los bosques. Pero creo que a uno como tú esas cosas le pasan desapercibidas, y no le interesan tanto como a mi.

La travesía había transcurrido sin incidentes. Saelh saludó a alguno de los falathrim que conocía, personas que le habían visto comenzar otros viajes, camino de Ossiriand. De algún modo, le dio la impresión de que esta vez en los ojos de los elfos había más inquietud.

- Veré si puedo conseguir una embarcación. - les dijo Saelh a sus compañeros, antes de empezar a moverse por los pequeños muelles. Si no encontraba canoas para los cinco o una balsa, tendrían que comenzar el trayecto a pie. De cualquier modo, le vendría bien recabar información y consejos de los elfos que moraban en las Bocas del Sirion.

— Bien, Saelh, suerte — respondo, mientras se aleja entre la multitud en busca de una embarcación. Contemplo el lugar, con la nostalgia del que ha perdido su hogar y la tristeza del que desconoce el paradero y el destino que les ha tocado vivir a sus seres queridos. Rápido recuerdo nuestra misión, y lleno mi corazón con una cálida sensación de esperanza a la que me aferro, por pequeña que sea esta.  

Miro a mis compañeros de viaje y me reconforta ver en sus ojos, valor, fuego y la determinación necesaria para afrontar un viaje como el que tenemos por delante. Desde que los exploradores nos trajeron, las nuevas sobre Gathdog, ha crecido en mi interior un desanimo, una sombra. A pesar de todo, intento mantenerme esperanzado, pues se que de no ser así habría fracasado incluso antes de empezar. 

Consigo salir de mi ensimismamiento y apoyando la espalda contra una pared, observo atentamente a mi alrededor, mientras espero a que vuelva el humano. 

Al bajar de la embarcación y poner los pies en tierra mi cabeza deja de dar vueltas. La verdad sea dicha, los enanos no estamos hechos para navegar. Ando un poco para ver si mi estómago se aposenta de una maldita vez. Saelh se despide diciéndonos que va a recabar información y a solicitar una canoa para intentar remontar el río en ella.

-Preferiría ir a pie, así mi estómago no intentaría salirse de mi boca...

Veo que Ehödil está sumido en una quietud extraña, se apoya en una pared y se queda pensativo.

-"Bueno chicos, mientras esperamos a Saelh podríamos visitar este lugar y preguntar por las últimas noticias acaecidas por aquí, ¿no os parece? Quedarnos parados aquí será muy tedioso y, además, necesito estirar un poco las piernas."

Me quedo esperando una respuesta...

Daebeg negó con la cabeza. Esperaré aquí a que vayáis volviendo. No obstante, intentó pegar el oído todo lo posible, por si captaba conversaciones interesantes.

Algo se ha movido en la orilla contraria, sospecháis que había espías y que puede que alguien sepa de vuestra llegada, en cierta manera estáis tranquilos, solo saben que un grupo pequeño de cinco personas ha llegado desde la Isla de Balar, pero la diversidad del grupo puede llamar la atención de los espías del enemigo. Quizás haya que tomar precauciones adicionales, hay ojos vigilando.

Los Elfos de las Falas os reciben con cordialidad, pero notáis nerviosismo en sus voces. El enemigo no se atreve a atacar la desembocadura del Sirion, el poder de Ulmo es fuerte aquí, sin embargo hay sombras furtivas y aves malintencionadas en la zona. Rápidamente os ofrecen fruta seca, conservas de verdura y pan fresco, además de vino.

Uno de ellos, que parece capitanear esta compañía os habla:

Los Yrch controlan el territorio más allá de las bocas del Sirion, aunque suelen verse exploradores y orientales vagando al sur, pero son grupos pequeños. Dijo mostrando la posición en un mapa- Sin embargo, las tierras del Narog están fuertemente guardadas, han construido un puente sobre el río que nos está causando problemas, pues las permite vadear y atacar la costa.

Señaló el punto del puente, en un recodo del río, cerca de Nan-Tathren.

No podemos mover una fuerza que nos permita destruir el puente, y ahora mismo solo sostenemos esta avanzadilla para poder ayudar a las gentes de Arvenien. Dijo con desasosiego. No conozco mucho de vuestra misión, salvo que os adentraréis en Beleriand, que los valar os protejan.

El elfo volvió a sus quehaceres, dió instrucciones a varias de sus gentes y tomaron vuestra embarcación para conducirla a un lugar más seguro.

-"Uhmmm, la cosa pinta mal, muy mal. Vamos a tener que ser muy sigilosos si no queremos darnos de bruces con alguna de esas avanzadillas de orcos y orientales. Tarde o temprano este sitio también caerá bajo la mano opresora de la Oscuridad. Según lo que nos ha contado este tipo, ese puente debería ser destruido para asegurar la integridad de estas gentes. Da la casualidad de que pasaremos por él en nuestro camino a Nargothrond... ¿Qué os parece si nos encargamos de ese puente? Podemos matar dos pájaros de un tiro: asegurar la protección de estas gentes y distraer a los ejércitos que se encuentran en nuestro camino. ¿Qué decís? Es solo una idea..."

Los elfos no comentan nada entre sí, parecen apesadumbrados y poco dispuestos a conversar. Sin embargo, aciertas a oír unos rumores de conversación, que menciona insistentemente la palabra Gusano. Parece que algo referente a esto es el tema central de algunas conversaciones.

No creo que debiéramos, Karel. Y ya nos han visto. Había movimiento en la otra orilla, y aves de moralidad dudosa por todas partes. Que sepan de nuestra misión, lo dudo, pero si hemos llamado la atención: ¿elfos, un edain y un naugrim viajando juntos? Es seguro que habremos despertado su curiosidad. Me siento tentado a pedir a estas gentes que nos ayuden enviando a un señuelo de gentes disfrazadas para que salgan en otra dirección, por ver si los confundimos.

Los elfos de las Falas ya no tienen puestos fijos en este lado del río, esto apenas es una avanzadilla, que usan para atender a los mensajeros. No hay canoas, barcas o embarcaciones cerca, sin embargo hay una vieja balsa que usaban para llevar suministros a los vigías que vigilaban río arriba, pero está en mal estado ya que hace tiempo que no se usa. 

Saelh volvió hasta donde se encontraba su grupo de compañeros. Llevaba con el una hogaza grande de pan y un odre con vino que los elfos le habían dado. Saludó a los elfos y al naugrim y, después de mirar a los lados de forma aparentemente casual, les indicó que se fueran con él a un lugar algo apartado, cerca de la orilla. 

Cuando llegaron a la orilla del mar, el edain repartió el pan entre sus compañeros y miró al mar. - Dicen que Ulmo protege esta bahía. Que el Mar es el último escudo contra el Señor Oscuro y sus huestes. - Bebió un trago de vino. - Espero que el mar, al menos, proteja nuestra conversación con sus murmullos. Porque me temo que hay espías, incluso aquí. He visto movimientos en los límites del puerto; creo que estamos siendo vigilados. - ¿Tendrían los espías miedo al Mar? Ojalá. 

- He encontrado una vieja balsa, pero no está en muy buen estado. Los elfos la usaban para visitar a los vigías que montaban guardia en los márgenes del Sirion... pero ya no hay casi guardias por allí, y llevan tiempo sin usarla. Annienor, - dijo, mirando al elfo. - tú eres un falathrim y, me han dicho, buen constructor de barcos, como es habitual entre tu pueblo. ¿Le echarías un vistazo a la barca? Puede que podamos hacerla algo más navegable, de modo que nos sirva para cruzar las marismas.

- Y, por otro lado... - dijo, tras escuchar la respuesta del falathrim. - me preocupa lo que cuentan los habitantes de este puesto sobre la vigilancia del Narog. Si está tan vigilado y han construido un puente para atravesarlo... - se calló por un momento, antes de proseguir. - existe una segunda posibilidad. Podríamos hacer correr el rumor de que nos encaminamos a Doriath, quizá para resolver algún asunto que tenga que ver con Ehödil. Y seguir el curso de Sirion hasta llegar a las Puertas del Sirion. Podríamos entrar en las cavernas, esperar unos días para ver si alguien nos sigue y, si no es así... viajar hacia el oeste a lo largo de las colinas de Andram. Será un viaje más duro, pues el terreno es boscoso y escarpado, pero podríamos avanzar más discretamente y puede que engañemos a alguno de los espías que crean que nos dirigimos al norte. - Al terminar de hablar, el edain miró a sus compañeros, esperando a escuchar sus opiniones.

-"Uhmmm, malas nuevas traes Saelh. Nuestra misión se complica cada vez más y no hemos empezado siquiera. No se moverme por esta región, así que si crees que esa puede ser la mejor ruta, adelante. Annienor tendrá que trabajar raudo para tener la balsa lista en poco tiempo. Yo podría ayudarle, no se me da mal trabajar la madera. Por otro lado, Daebeg me comentaba antes, de mandar por delante un señuelo que confundiera a los espías y nos diera la oportunidad de partir sin ser vistos. Pienso que podíamos buscar a algún falathrim que conozca bien este puerto y nos ayudara en esta tarea. También debo comentaros que he escuchado alguna conversación y estas gentes hablaban insistentemente sobre algo o alguien apodado 'gusano', aunque no logré oír sobre a qué se referían. Deberíamos de indagar un poco sobre ello, por lo que veo es el tema de conversación entre la mayoría."

Las palabras del humano son duras para mí, pues realmente si tengo un asunto pendiente en mi hogar, encontrar a mi hermano desaparecido en la última batalla, pues, todavía albergo esperanza y cabe la posibilidad de que siga vivo y escondido en los bosques de Neldoreth, pues los conoce como su propia mano. Las otras posibilidades son la muerte o la esclavitud por lo que intento no torturarme demasiado con esos oscuros pensamientos, pues poco está en mis manos y quizá lo mejor que pueda hacer, tanto para mí hermano como para el resto de seres de buen corazón, sea cumplir con éxito nuestra misión. Miro a Saelh y digo — Bien, lancemos el anzuelo, corramos la voz de que vuelvo a casa en busca de parientes perdidos y supervivientes de mi pueblo — el tono de mis palabras es realmente triste, y apunto están estás, de hacerseme un nudo en la garganta. Tras hablar y mirar a mis compañeros en busca de su aprobación, mentalmente pido perdón a mi hermano y le deseo suerte, al mismo tiempo que me maldigo a mí mismo por hechar sobre el, a las tropas del enemigo. "Espero que sirva de algo" pienso con amargura. 

— Bien Karel, busquemos a ese tal Gusano mientras se repara la embarcación, quizá a parte de recibir información valiosa, podamos empezar a difundir nuestro señuelo — miro al naugrim con recelo, pues no termino de sentirme cómodo junto a él, si bien es cierto que este enano en particular se muestra afligido por los actos que su pueblo cometió frente al mío, y ahora mismo, lo tengo frente a mí, siendo mi compañero de viaje, en esta peligrosa misión, y cierto es también, que desprende fuerza y valor, he de darle un voto de confianza. — ¿Alguien más viene?.

El silencio fue la tónica predominante durante la corta travesía en barco entre Balar y las Bocas del gran Sirion. Annienor se concentró en manejar la embarcación; fue su ocasión para olvidar temporalmente las aprensiones del porvenir.
Una vez desembarcados, los miembros del recién creado equipo se dedicaron a diversas tareas, desde buscar una embarcación a recabar noticias y rumores. Saelh apareció con una barcaza plana de las que usaban para recorrer los canales poco profundos de las Bocas. Estaba muy deteriorada, y Annienor aseguró al explorador hacer lo posible por repararla. Por otra parte, las informaciones que obtenían eran desalentadoras. Ninguna ruta parecía clara, y cada cual planteaba sus propias ideas. El carpintero no parecía decidirse a ello, hasta que finalmente, en un descanso de su tarea, pareció decidirse súbitamente a dar su opinión.
-No me atreví a plantearlo antes, pero y si navegásemos hasta nuestro destino? Hasta las cercanías de Eglarest tal vez, y luego a Nargothrond. Podríamos usar la nave después para seguir hacia el norte; hasta el monte Taras las corrientes nos son propicias.
Lo dijo con vehemencia, ceñudo, como si la impaciencia lo ganara. Aunque habían pasado poco tiempo juntos, se había generado rápidamente una sólida confianza entre ellos. Aunque trabajaba febrilmente en la barca, prestaba atención a los rumores que corrían entre otros trabajadores de los barcos, pendiente de cualquier noticia que pudiera ser interesante para sus propósitos.

¿Viajar en bote? ¿No crees que ese es el camino que vigilarán primero? Y en un bote la mayoría de nosotros está con las manos atadas, Annienor, y viajaríamos al descubierto, sin la posibilidad de ocultarnos a la vista de pájaros de mal agüero. Pero, en principio me inclino por hacer lo que sugiere Saelh, que conoce el terreno y si cree que es mejor subir por el Sirion, ire. Con el señuelo de la misión Ehödil aunque, ¿cómo explicamos la presencia de uno de los naugrim que viaja hacia Doriath, después de lo que ahí acaeció? Miró a Karel. Quizá puedas ser nuestro prisionero. Bajo palabra, ya que no te traemos atado, se sonrió un poco.

Es más, primo -se dirigía a Ehödil- bajo la falsedad y la treta hay una verdad. Y quizá descubriéramos algo que aliviara nuestro dolor. Debe haber aquí fugitivos, y alguno puede saber algo de nuestros hermanos, y de cómo liberarlos, o dónde se encuentran. ¿Por qué no preguntamos?

- Eglarest es una fortaleza del Señor Oscuro desde los tiempos en que mi padre era un niño, Annienor. - dijo Saelh, mientras el falathrim trataba de reparar la balsa lo mejor que podía. El edain hablaba de forma calmada, como si hubiera aceptado hace tiempo el hecho de que todo se había perdido hacía tiempo. - Toda la zona que rodea a esa ciudad y a Brithombar, el antiguo hogar de los falathrim... es territorio patrullado y habitado por los Hombres que han jurado lealtad a nuestros enemigos. Y, por si fuera poco, no conozco esos caminos. No tan bien como las cuencas del Narog y el Sirion o aún el Andram. Aunque si tenemos éxito, después tendremos que llegar a Lammoth y quizá entonces no tengamos más opción que arriesgarnos a ir en barco.

- ¿Por qué explicar lo que hace Maese Karel entre nosotros? - dijo el edain, respondiendo a la sugerencia del elfo de Ossiriand. - Los naugrim fueron huéspedes de Thingol, ¿no es así? Mientras trabajaban en el Nauglamir. - No mencionó que después mataron al Rey de los Elfos y robaron la joya; todos lo sabían. - Si vamos a Doriath y llevamos a un naugrim con nosotros quizá los espías piensen que nos dirigimos a las ruinas de Menegroth. Porque en la falsedad y la treta habrá una verdad: que Karel será útil explorando las ruinas de un palacio subterráneo de los Elfos. Simplemente, sería conveniente que las huestes del Enemigo pensaran que vamos a un palacio distinto al que es nuestro objetivo...