Partida Rol por web

Cuando la muchacha cae trato de cogerla al vuelo. Sea lo que sea la dejo en el suelo con cuidado y compruebo su estado.

Karizma está rota... como una muñeca, cuelga fláccida en tus brazos. Tiene al menos dos cortes muy profundos en el estómado, así como las piernas y brazos cortados como por varias decenas de afiladísimas navajas. Lo peor, sin embargo, es un profundo corte en el cuello. Por suerte es contra la calvícula, por lo que no parece haber tocado una arteria mayor, pero de todas formas sangra como si se le fuera la vida.

Ráfaga, llama a asistencia. Necesita ayuda sanitaria ya, joder... Mientras hablo me desgarro el uniforme y comienzo a aplicar torniquetes de forma algo torpe y a tratar de detener la hemorragia de su garganta.

Me inclino sobre Kari mientras mis dedos demasiado grandes y torpes tratan de impedir que la sangre siga fluyendo como el agua de su cuerpo ultrajado.

Kari...tu puedes vencerlo. Eres mas fuerte que el y no dejaras que la oscuridad te lleve...verdad preciosa?...le acaricio la frente y se la beso.

Tienes que permanecer despierta Kari, no dejes de escuchar mi voz.

Apenas puedo fijar la vista, pero reconozco a Tank y como puedo le sonrío.

-Pa... rece... que ten... dremos que de... jar... los... planes pa...ra otra... oportunidad- casi sin voz pronuncio las últimas palabras. Haciendo un gran esfuerzo por el dolor y porque siento que la vida se me va en cada corte, levanto mi mano que parece pesar toneladas para acariciar su mejilla la que considero la última vez.

-Fue... lindo... cono..cer...te... Tank- mis ojos se cierran porque es mucho esfuerzo mantenerlos fijos en él. Lás ultimas horas a su lado pasan por mi mente en un segundo así que mi sonrisa no se borra.

¿¿¿Que se supone que ha sido eso??? - grito fuera de control a la vez que observo como ese "ser" lanza contra el suelo a la desdichada muchacha de pelo azul - ¡Guardias incompetentes! - exclamó con autoridad a la vez que me acerco hacia Tank para ver como se encuentra la muchacha - ¡Ya que no sabeis hacer vuestro trabajo, quitarme estas jodidas muñequeras y yo os demostraré como actua un super héroe de verdad!

Cuando Rote vio como Karizma era arrastrada por el aire, hasta desaparecer en las sombras, se acurrucó contra el corpachón de Maxwell.

—¡Cúbreme! —le suplicó alarmada—. ¡Creo que esta cosa está yendo a por las zorras!

El cuerpo de Karizma se estrelló contra el suelo y Tank y Maxwell se apresuraron a socorrerla.

Con la espada pegada a la pared, Rote miraba alrededor con inquietud. Comprobó que todos estaban concentrados en las sombras del techo o en la inerte Karizma y juzgó que era su oportunidad. Salió disparada como una flecha, entre dos guardias, en dirección la salida.

—¿Vienes? —le preguntó Cuervo—. Esto está oscuro, pero el guardia parece haberse ido.

Down lo miró con ojos asombrados, luego sonrió fascinada y cogió la mano que le ofrecía.

—Te has conseguido una cita. No sé que pasa, pero no voy a perderme la oportunidad de tomar ventaja.

Se puso de pie de un salto y estudió a Cuervo con una mirada inquisitiva.

—Eso que dijiste de que algo estaba por suceder… ¿Has tenido algo que ver en esto?

Ambos salen a la recepción, en penumbras. Aún así, puede verse el escritorio de guardia, y al guardia caido sobre él.

Los pies de Down chapotean levemente sobre algo líquido. El olor metálico inunda sus fosas nasales.

Se acercan al guardia, y Cuervo lo levanta empujándolo por un hombro. Algo punzante al cuello, justo donde la armadura no lo cubre. Sacude la mano para librarse de la sangre, aún caliente.

- Solo puedo sentirlo... tu no? dice Cuervo desde la oscuridad. Aguzas el oido, todo el cuerpo, y puedes escuchar un murmullo de entre las sombras, un sonido como de seda deslizándose, y una risa queda, casi imposible en su tono.

Sobre la mesa, el casco del guardia parece emitir leves sonidos... un chasquido de radio.

Maxwell se acerca a donde Tank sostiene a Karizma, intentando que deje de sangrar.

Los guardias miran alrededor, evidentemente nerviosos. El más cercano parece estar hablando por lo bajo con la radio, antes de volverse y decirle a Giro, por sobre el murmullo que va creciendo de tono:

- Señor, no contestan de la Enfermería.

Rote corre entre dos guardias, en la oscuridad, pero pronto la detiene un brazo fuerte.

- Ssshh, tranquila, le dice Gear. Así te van a ver, vas a llamar la atención.

El muchacho la atrae hacia él, con una sonrisa cómplice. Luego, lentamente, la va guiando en la oscuridad hasta detrás de un contenedor, en un pasillo formado por el mismo contenedor y la pared. Allí pueden verse otras 3 figuras envueltas en sombras.

- Vamos en la misma dirección. Si les llamas la atención, no podremos salir nosotros. Así que puedes quedarte callada y venir con nosotros como una niña buena, o ser la distracción en aquel rincón, como la azulada.

Sus ojos te miran, brillantes en la oscuridad, esperando una respuesta. Rápido, como parece decir el pequeño cuchillo que sobresale entre los dedos de su puño izquierdo.

La voz gruesa de Machina se deja oir, potente.

- Giro, no hay sistemas, el generador de emergencia no funciona y no tengo contacto con el centro de seguridad. Me iré allí de inmediato a intentar solucionar el problema.

Giro asiente, hace una seña a Golden Tiger y este desaparece con Machina por la puerta principal.

En el Taller quedan Giro, Ráfaga, una docena de guardias. Y, por supuesto, unos 50 presos.

Tomo a Karizma en brazos y camino hasta Ráfaga.

Mira, no voy a dar problemas pero me llevo ahora mismo a la chica a la enfermería. Te diría que en lo ultimo que pienso es en escapar pero es seguro que no me creerás. Ya tienes problemas de sobra con el chalado sombrío, así que a no ser que quieras que los presos ayudemos en la búsqueda, me voy ahora mismo a la enfermería.

Le doy unos segundos para responder, aunque mi postura deja claro que voy a ir a la enfermería con la chica si o si.

- Quédate quieto, Tank... no hay energía y no funcionan los ascensores ni las puertas automáticas. No hay acceso directo a la Enfermería salvo a través de las paredes.

Sus pies siguen sin tocar el piso, no te acercas a más de un par de metros pues despide un calor insoportable. Estamos en ello. Deja a la muchacha a que la cuiden los oficiales.

- Me parece que alguien te llama... dice señalando más allá. Yunque te hace señas.

Le miro intensamente unos segundos y lo único que impide que me tire a su cuello es la muchacha en mis brazos.

Con un gesto de rabia dejo a Karizma en brazos de Maxwell y me alejo sin mirar atras hasta donde Yunque me llama.

Le miro fijamente sin ganas de hablarle por el momento.

Tank deja a Karizma en mis brazos. La muchacha está considerablemente herida y si no recibe ayuda pronto... Mejor no pensar en eso por ahora.

No hay duda de que nos estamos enfrentando a un peligroso enemigo...

Dirijo mi mirada con expresión seria, esa misma expresión que les dedicaba a los super villanos cuando me lanzaba contra ellos hace ya mucho tiempo, hacia Ráfaga.

¿No me has oido antes? ¡Las muñequeras! ¡Quítamelas! Me necesitais ahora y lo sabes. Y también sabes que no me opondré a que luego me las volvais a poner. Sabes por qué estoy aquí, yo no soy ningún criminal común ¡Soy un super héroe! No tenéis muchas mas opciones... Esa "sombra" no tardará mucho en matarnos a todos...

Giro da dos zancadas hacia Maxwell, enfrentándolo, y diciéndole algo por lo bajo.

Puedes sentir el aliento de Giro en tu cara, sus ojos blancos clavándose en los tuyos. Su boca es una mueca, su frente está crispada.

- Me importa una mierda quien eras, o crees ser. ERES un puto preso, y como un puto preso te vas a quedar quieto, o no vas a tener brazos para usar esas muñequeras. Entendido?

- Oye Bola, recuerdas esto? Te señala la muñequera médica. Habre todas las puertas, y también desactiva por remoto los controles. El tigrecito me ha dicho que espera acción en el primer piso, que nos escabullamos hasta allí.

Yunque mira hacia atrás, a la herida Karizma en brazos de Maxwell. Después de todo es solo una puta, conseguirás más de esas luego.

Susurro muy despacio para que Giro capte bien mis palabras.

No te tengo miedo, Giro... Al final, se acabará haciendo justicia...