Partida Rol por web

La estruendosa música retumbaba por todo el interior de un local lleno de mierda por doquier. Melennudos vestidos de cuero bebían las delicatessen especialidades de la casa y un enorme troll os miraba desde la entrada. Esa cara de pocos amigos clásica del gorila de turno.

Llegasteis a ese local después de recibir el informe del Mr Johson. Al parecer una banda de pandilleros había metido sus sucias manos en un asunto que les iba tres tallas por delante: Una furgoneta llena de bioware de última tecnología fue secuestrada por un puñado de niñatos. Evidentemente no os creíais una puta mierda nada de aquello... Fuera imposible que cuatro andrajosos lograsen tal hazaña ante un "paquete" de Mitsuhama Corp. Pero vuestra cuenta corriente ya contenía el primer pago del trabajo, por lo que en el fondo los asuntos que se trajeran entre manos los de Mitsuhama con los pandilleros piojosos serían suficientemente importantes como para que aquellos corporativos se molestasen en contratar vuestros servicios. Al fin y al cabo siempre hay algún idiota que mete las narices en un asunto demasiado grande.

El Orco Mago debía su nombre a Odrik. Un mohoso orco con una tremenda chepa que le obligaba a anadear ladeado.
En ese momento os encontrabais en la barra del tuburio. Odrik os servía un poco de vuestras bebidas habituales... o algo mas. Y os dedicaba una terrorífica sonrisa que intentaba ser un gesto de gratitud cuando le pagabais las consumiciones.
El local no era demasiado grande, aunque amenudo se superaba el aforo, y ese dia era una de esas veces. El ambiente estaba cargado de humo y hedor a algo que recordaba el olor del sudor rancio. En definitiva: un lugar acojedor.

Odrik es un orco algo especial. Aunque nunca le han visto lanzar un hechizo, muchos aseguran que es un poderoso mago. Capaz de bomitar rayos y cagar misiles psíquicos. Incluso hay quien afirma que una vez despedazó a un borracho que intentó robarle. Aunque todas estas histórias nunca las habeis comprovado. Quien suele meter las narices en asuntos ajenas acaba desnarigado.

Si ese tío es realmente un despertado o no, es un tema que desconoceis. Pero se lo que si podeis estar seguro es de que en el Orco Mago siempre hay informacion caliente. Un lugar donde se juntan muchos tipos de gentuza. Además Odrik prepara un buen grog que no sabe demasiado a mierda, pero si que recuerda a aceite de motor. Una delicia.

El orco os mira por encima del hombro. -¿Que quereis?- Dice el methumano haciendose oír por encima de la música.

Se sentía incompleto sin su rifle de asalto, pero allí hubiese llamado demasiado la atención de toda esa gente, le hubiesen mirado con cara de "mira, un tío con un rifle de asalto" y prefería que pasasen de él, ir a lo suyo sin tener que matar a tres o cuatro capullos que intentasen robarle el arma de sus frías y muertas manos. Aun así llevaba su pistola bajo su brazo, en su funda sobaquera y aquello le consolaba mientras observaba su alrededor, él no era de muchas palabras así que se tomó de un trago el chupito que le sirviño Odrik y esperó a que sus compañeras, mucho mas sociables, empáticas y sobretodo... Guapas, hablasen por él.

Me apoyo remolona en la barra mirando a Odrik con una pícara sonrisa. Lo de siempre, Odrik, algo para calentar el cuerpo y el alma y animar los corazones. Iba vestida con un ropaje holgado que disimulaba su figura para aquellos que no la conocieran, aunque llevaba la cabeza al descubierto con mi brillante cabello escarlata desparramándose por mis hombros. Le guiño un ojo al poco agraciado orko. Y ya de paso, la especialidad de la casa...  Bajo mi tono de voz para que apenas lo pueda oír Odrik. ... información. Y espero su respuesta manteniendo una cálida y amigable sonrisa.

Mi cara muestra un gesto de repugnancia con solo abrir la puerta y respirar el ambiente que se concentra en el antro.- ¡Buaj... hippies punkis malolientes! - digo hablando para mí misma pero a media voz.

Me adentro en el bar siguiendo la espaciosa espalda de Paul, evitando sin mucho éxito a los desarrapados personajes que atestan el local. Lo que hay que hacer para conseguir un trabajo. Debería haber traído un traje de aislamiento químico en vez de esta minifalda y esta chaqueta de cuero... y un lanzallamas quizás. Vestida de cuero negro, con una camiseta del mismo color con el logotipo de una conocida marca Whisky y la peluca no parece la educada y modélica estudiante que es la mayor parte de los días.

El estar encorsetada entre tanta gente hace que la vz/120 que llevo entre las piernas roce la piel y moleste al moverse, pero es el único arma que llevo. Sin contar, claro, el látigo monofilamente que llevo junta a la identificación falsa en un pequeño bolso que llevo de mochila. Las manos sudorosas que de vez en cuanto siento en mi culo hacen que omita el dolor y siga hacia la barra  pegada a la espalda de mi compañero.

Al llegar a la barra miro al repugnante orco con el que hemos venido a hablar y sigo sin creerme que ser shadowrunner pueda ser algo tan asqueroso. Hago como que doy un trago al vaso que nos sirve y espero impaciente que Dómina obtenga algo de información para poder salir de ahí cuanto antes.

 Odrik os miró a los tres unos instantes antes de girarse y escupir en un orinal que rebosaba de un líquido viscoso. 

-Qué cojones... ¿Quien ha dejado entrar a este pijo y a sus mascotas?- Contesta con un suspiro mientras dejaba escapar hilillos de saliba que le regalimaban por los dientes prominentes.

-¿Quieres grog? Seran diez nuyens. Aqui se cobra por adelantado, elfa.- Dice y muestra la palma de su encallecida mano. -Para lo demás; id a retorcerle las orejas a algún okupa... No necesito que ningún grupillo de niñatos se traiga sus problemas.- Os contesta con un ademán.

Abro mi abrigo de cuero para sacar de un bolsillo interior 100 neoyenes y con una sonrisa se lo pongo al orko en la mano que muestra abierta. Vamos, Odrik. Le digo, zalamera. A ti no te cuesta nada darme lo que necesito y, en cambio, tú te llevas una propina y mi gratitud. Nunca se sabe cuando necesitarás de tu lado a una elfa como yo, ¿eh? Remato guiñándole un ojo.

- Eh tú. - le dijo señalándole con el dedo y una mueca de odio - Cuidado con quien llamas pijo, - sonrió de nuevo dejando claro que estaba bromeando y acercó el vaso al orco - ningún pijo vendría a beberse tu mierda líquida. - sentenció esperando que le sirviese más - Haz el favor de decirle algo a la elfa, - se acercó un poco a la barra y susurró a Odrik hizo un gesto con la cabeza hacia ella - me tiene frito y sino saca nada de aquí se pegará tooooda la noche dándole a la sin hueso. - guiñó un ojo al orco con complicidad mientras volvia a su posición original y se bebía de un trago la bebida que le habia rellenado, como hombre sabía a lo que se refería y es que las mujeres pueden ser muy pesadas.

Pongo una mueca de disgusto ante el comentario del orco pero decido quedarme callada por no empeorar la situación. Observo en silencio como mis compañeros tratan de sacar algo de información del barman y fuerzo sonrisa ante los comentarios de Paul para simpatizar con el deforme semihumano.

Espero la respuesta antes que decir algo, pues  aunque es posible que engañe a alguien con estas ropas horribles y pasadas de moda, seguro que me delato si hablo al no conocer la jerga de esta chusma.

El orco dio un bufido el significado del cual no sabríais interpretar con exactitud.  -Eres un hijo de puta con agallas...- Comentó apretando la desigual dentadura.

-Guárdate tu dinero para las consumiciones.- Espeta con desagrado a la elfa. -¿Acaso un putita de orejas picudas necesita pagar por un buen cacho en barra de orco?...- El rostro de aquel tipo se contorsionaba de una forma terrible. El ceño estaba muy tenso y la mirada era penetrante y dura. Realmente, a pesar de su fealdad natural, tenía un aire adusto que le hacía realmente infranqueable. -...De no ser así te aconsejo que no intentes comprarme información delante de mis clientes si no quieres que Mitch te arregle el cutis.- Sentenció señalando con un leve movimiento de cabeza hacia el enorme troll que guardaba la entrada.

Suspiró profundamente. Se giró de nuevo y luego escupió otra vez en el orinal. Se acercó mucho antes de hablar. -Información por información. Son las normas del local.- Os dijo de repente clavando la mirada en cada uno de vosotros. -Yo primero. ¿Qué imbécil os ha mandado aquí?-

Hizo un gesto de cabeza a Dómina, él ya había hablado de mas para todo aquel día... Así que solo sonrió al orco y volvió a extender el vaso, esperando que lo rellenase y que después ellos siguiesen con las palabras...

Haciendo oídos sordos a los burdos insultos del orko, mantengo mi sensual sonrisa dando muestra de que sus palabras no me impresionan. Siguiendo con mi sonrisa zalamera marcada en mi faz, recojo el dinero de las vueltas y lo guardo en el mismo sitio del que salió. Me acerco a la cara del orko, para que mis palabras no caigan en oídos ajenos.

Esa es una pregunta sencilla: un Mr. Johnson, ¿quién si no? Aunque si te digo que es de Mitsuhama, seguramente sepas  que es lo queremos exactamente.

Tras esto, me retiro a mi posición inicial, es mejor mantener una mínima distancia de seguridad entre el orko y yo.

El metahumano os aguantó la mirada mientras el local parecía estremecerse a causa del volumen de la música. Al cabo de unos instantes el orco suspiró y asintió con solemnidad. 

-Así que vais detrás de Harry...- Dijo entre lo que podría parecer una sonrisa. -...Sabía que el muy idiota se metió con los corporativos japos... Hay que ser o muy inconsciente o tenerlos de cemento...- Parecía divagar cuando de repente os clavó la mirada de nuevo, aunque esta vez su actitud parecía burlona. -Y resulta que los japos han tenido a bien contratar a tres niños...- Se burló con sorna. -¡Para cagarse en lo alto!- Exclamó. -A mí ya me está bién. Últimamente me toca demasiado los cojones...-

-Harry es un subnormal. Nada que ver con su hermana Igrith.- Dice con una mueca de desagrado. -Esa putita es mil veces mas lista que el bastardo de su hermano.- Era evidente que aquel tipo conocia a todos sus vecinos.

Hace tiempo oísteis hablar sobre la banda de Harry; se hacen llamar "las serpientes". Unos niñatos con un arsenal que juegan a las batallitas entre bandas. A diario suelen palmarla unos cuantos entre refriegas y botellones. Sabéis que no es seguro acercarse a su madriguera. No tienen fama de ser muy atentos y las visitas sin invitación suelen llevarse una buena ración de plomo. 

La verdad es que esa información os había sorprendido. No esperabais que esos piojosos pandilleros nunca se hubiesen atrevido a aquello.

-Apesar de eso no estoy tan loco como para meterme en los asuntos de Harry. Si lo quereis encontrar solo tendreis que ir a su madriguera.- Sacó una mugrienta bayeta y la restregó por encima de la barra. -Y hora, si no quereis nada mas de tomar largaros de una puta vez.-

Bien, eso todo lo que necesitamos saber de momento. Con esta información ya podemos seguirles, obtener información adicional sobre las defensas y trazar un plan apropiado para la caza.

Contenta por los avances miro a los compañeros y les hago un gesto con la cabeza, preguntando sin palabras si nos vamos ya del local.

Tras pagar las bebidas y dejar el vaso boca abajo, asintió a la joven morena y empezó a abrirle camino, sabía que aquel lugar no era el adecuado para alguien como ella, estaba demasiado buena para pisar aquel lugar pero nunca se lo diría, podría reaccionar de dos maneras y ambas eran malas, la primera ofenderse y la segunda, subirse a un pedestal y esperar que la tuviese allí...

El orco dio media vuelta y se alejó anadeando hacia otro punto de la barra donde los clientes empezaban a impacientarse.

No habíais reparado en ella hasta que os disteis cuenta de que os observaba con una risita picarona des de la otra punta de la barra. Era demasiado joven. Tenía el rostro enmarcado en una cabellera rubia que caía por encima de sus hombros. La verdad es que desentonaba con el ambiente del resto del tuburio. De repente levantó la mano y os hizo una señal para que os acercarais. 

Ya estaba a punto de seguir a Paul cuando me detengo al ver a una jovencita que nos hace señas con una sonrisa desde el otro extremo de la barra. Le doy unos golpecitos al exmilitar en la espalda para indicarle que se pare y le digo con actitud bromista.

- Eh Playboy, parece que tienes una admiradora ahí en la barra. ¿La conoces?

Por su expresión vió que no la conocía, pero que bien no le importaría conocerla... Y en profundidad. Miró a sus compañeras y acto seguido echó a andar hacia ella, abriéndoles camino a las dos mujeres entre la gentuza del lugar.

Cuando llegó hasta la rubia la miró de cerca, con cierto descaro y después se puso tras ella, para permitir a Sombra y Dómina reunirse alrededor, la chica olía a limpio, algo raro en aquel lugar.

Al recabar en la joven que nos hace señas con una sonrisa burlona pintada en la cara, la sonrío mientras digo entre dientes. No me gusta esa niñata, me da malas vibraciones. Veamos a ver que quiere.

Mientras nos escudamos tras las espaldas de Paul, toco con disimulo la funda de ocultación donde llevo la pistola, para asegurarme que sigue ahí por si la necesito.