Partida Rol por web

Miraba el vaso que tenía en frente mio, como perdido en el líquido que había en su interior. Entonces alguien hecho más contenido a este. Eso me sacó de mi realidad y subí la mirada para ver al que había votado yo. Apenas escuché sus palabras, pero creo que entendí lo que quiso decir. -Si, lo se.- Hice un silencio de algunos segundos. -Al llegar a este pueblo lo último que pensé es que en mi segundo día me vería obligado a votar a alguien para que se muera. Cuando el juez me apuntó con el dedo lo único que pude hacer fue señalar a alguna cara que me sonaba. Lo siento si fue a tí. No tenía claro lo que hacía en ese momento. Me gustaría decir que me siento bien de que sigas vivo, pero, aunque me alivia el saber que no mandé a un hombre inocente a la horca, tampoco puedo decir que me siento bien.- Volví a mirar el vaso con el vino que todavía no había pagado, sin saber si tomarlo o no.

Vi como se marchaba mi hija con todos los niños montado en el carro. Me nos mal que no estaba llorando porque ya le explicamos su padre yo. Con sutileza que lo que estaba ocurriendo y como era una buena chica y educada no lloro. Ya echaba de menos a mi pequeña Melissa. Pero sabía que estaría sana y salva...

Al caer la noche estaba todo oscuro y mi marido Andrés y yo decimos antes de ir a casa ir a la taberna y tomarnos algo... para quitarnos el mal sabor de boca por haber dejado a nuestra hija en manos de un desconocido... viendo que la noche seria larga, llegamos a la taberna y estaba más llena que nunca, parecía como si estuviera todo el pueblo colapsado en la taberna.

Vi una mesa libre y decidí sentarme y esperamos a que llegase el tabernero para pedir algo de picar y de tomar. Mientras tanto contemplaba a todos los señores que estaban ay.

En la taberna, tras la presenciar la muerte del cura Leovigildio, Dorian escoge el rincón más tranquilo ignora todo lo que sucede a su alrededor. Ensimismado piensa en la situación en la que se encuentra todo el pueblo. Murmura

-Acaso a servido de algo la muerte de ese cura? Si, estaba loco y no paraba de perturbar la paz, pero su sangre caerá sobre nuestras conciencias. No sé que mano oscura se cierne sobre San Palmaquiano, pero cada vez veo como estruja más sus dedos sobre el pueblo y su buena gente

Tras unos segundos..-Gonzalo tráeme algo que no me haga pensar o me volveré tan loco como aquel cura y no quiero seguir sus pasos....

El General se acerca a Francisco nada mas acabar las votaciones. En las cuales se había visto obligado a votar, como todos, para que no le colocarán un voto a si mismo. -¿Y si no hubiéramos votado nadie?- se planteo el general- Hay demasiada gente extranjera en la que no se puede confiar plenamente, ellos no nos conocen, no les importamos. No mas que su vida, claro.-

- Ya hemos perdido el control de la situación. Espero que no nos hayamos equivocado y mañana todo esto de a su fin. Si no... habrá que lamentar mas perdidas y, no contentos con eso, se exigirá mandar a otro vecino a la horca. -

Camina apesadumbrado y enfurecido por las circunstancias.

- Vamos a tomar algo. Hoy lo necesito mas que nunca.-

Se dirigió a la taberna para que le sirvieran un trago, o varios.

La parodia de justicia termina y en medio de un humor sombrío gran parte de los integrantes del pueblo nos dirigimos a la taberna. Busco con la mirada al señor Narl para mirarlo a los ojos y pedirle disculpas. Es lo menos que merece por haberlo acusado sin razón, impulsado por el amargo designio de la ley que nos obliga a ser testigos, jueces y parte en medio de este proceso improvisado.

Me acerco hasta él una vez que lo diviso y me pongo a su lado. -La próxima va por mi cuenta- le digo señalando su copa y pidiendo otra para mí. -Lo siento. Me alegra que no hayas terminado en la horca, aunque quién sabe si Leovigildo lo merecía.- Muchas dudas asaltan mi cabeza. Me quedaré un rato, escuchando las opiniones de mis vecinos y luego descansaré. El día ha sido duro y si no hemos dado con el verdadero culpable hoy, mañana será igual o peor.

La noche en esos tiempos era tan oscura, que las sombras  eran pocas y oscurridizas, quien sabe que pasará al amanecer, pues los pájaros han comenzado a cantar, aunque la luz del sol no se muestra, es claro signo de que esta apunto el amanecer.

Animales, o las ramas de os árboles,

personas caminando por la oscuridad,

Todas dejan sombra bajo la luz de la luna,

y mientras  unos duermen, otros siguen hablando  y otros matan.

Volteó el rostro a Santiago, dudando por unos instantes como debería reaccionar. Dibujo una mueca, no de molestia, si no de resignación, para luego dar unas palmadas en el hombro a Santiago.

- Descuida muchacho, no te guardo rencores... Es lo que nos toca, así es la ley... -

Bebió de buena gana el nuevo trago, ya que lo necesitaba, y tras terminar, se puso de píe. Se acomodo el cinturón del pantalón, y se despidió de la mayoría de los presentes.

- Creo que ya es hora de irse a casa, probablemente mañana sea un día largo. Buenas noches, dignísimos conciliábulos, espero que duerman bien.- 

Y sin retrasar más sus pasos, salio de la taberna para dirigirse hacía su fundo.

Y siendo así llego el día,
Pero la luz trae noticias,
Unos vivos están,
Otros muertos hallaran.