Partida Rol por web

Anzak se cubrió como pudo tras su disparo. Justo en ese momento dos haces de energía provenientes de sendos disparos pasaron justo por encima de su cabeza. Se había librado por poco de parecer un coladero.

Con más rabia aún se levantó y disparó su rifle bláster.

-¡¡Tomad esto perros!!

 Desde mi cobertura, procedo a disparar a nuestros enemigos, apuntando al más cercano...

Con 2 tiros precisos, Gaheris y Anzak acabaron con sendos operarios de comunicaciones, de tal forma que el resto del grupo no tuvo problemas en eliminar al oficial, que no dio muestras de querer rendirse ni en sus últimos momentos.

Tras un breve pero intenso tiroteo, la sala quedó en silencio, salvo por un bip intermitente bajo una lucecilla roja en uno de los terminales.

La habitación está rodeada de equipos informáticos y electrónicos sensibles, y parece uno de los pilares de la estructura, si queréis volar el edificio con los explosivos que os dio Mandrake, sería la habitación ideal para situarlos.

Al final, tras varios intercambios de disparos logramos acabar con los imperiales que estaban dentro de la sala. El último, el oficial, vendió cara su vida pero terminamos con también él. Fue entonces cuando me acerque a los paneles de control. Una lucecita estaba tintineando y no me parecía algo bueno.

Intentaría acabar con esa lucecilla si era algo perjudicial. 

Chicos, mientras yo miro la lucecilla, tal vez alguien pueda ver si el oficial tiene el cilindro para poder subir en el ascensor.

Anzak entró y se acercó al cuerpo del oficial que acababan de abatir, Buscó entre sus ropas y enseres el cilindro que les pudiera permitir subir en el ascensor.

-Debemos darnos prisa parece que están pidiendo ayuda -les instó el contrabandista a que se movieran y actuaran con presteza-. Pongamos las cargas en ese pilar y marchémonos de aquí.

Tras decir esto sacó de su mochila varias cargas y las colocó rodeando el pilar, para que al detonarlas lo hiciera añicos, haciendo que la estructura de todo el edificio se viniera abajo... o por lo menos eso era lo que su mente le decía.

 Mientras los demás hacían sus cosas, yo montaba guardia en la puerta, para ver si venía alguien, atraído por el alboroto de la escaramuza que habíamos causado.

- Si ha dado aviso, pronto esto se llenará de imperiales con pocas ganas de ser amigos. - dijo mientras se acercaba a Anzak para ayudarlo en la colocación de las cargas.

Lograsteis poner las cargas sin muchos problemas, estaban preparadas para depositarlas en un lugar apropiado, y darle a un botón....

El botón estaba presionado, y la cuenta atrás en el reloj comenzó a contar. Verla reflejada y descendiendo os transmitió una  sensación de urgencia por salir de la base que chocó contra la tranquilidad que habíais tendido hasta ahora.

El exalmirante abrió enormemente los ojos al ver las cargas... ¡Vámonos! Exclamó. Rápido.

Solo quedaba por decidir por dónde queríais salir de la base... la entrada principal y el conducto por el que entrasteis no serían buenas opciones, pues la base estaba rodeada... la única salida era la pista de aterrizaje de la azotea.

Desde el ascensor, y mientras RED intentaba hacer funcionar el cilindro de códigos que quitásteis al oficial, veíais la celda donde habíais dejado a 2 prisioneros a su suerte... ¿Serían capaces de sobrevivir a la explosión de la base?*

Aunque el grupo de cuatro cabinas de turboascensor llena el centro de la sala, esta amplia cámara (obviamente un centro de mando) está llena de actividad. Largos tableros de computadoras se alinean en los muros, mostrando dispositivos tácticos de múltiples instalaciones imperiales, incluyendo ésta. La sala parece haber sido diseñada para permitir a los oficiales monitorizar varias situaciones a la vez, con dispositivos y proyecciones holográficas mostrando varias localizaciones simultáneamente. Dos grandes plataformas de carga se asientan en un rincón de la habitación, dando acceso al techo.

Un oficial imperial alto y de aspecto enfermizo parece estar muy necesitado tanto de comida como de sueño. Una malevolencia oscura revolotea por sus ojos, y sus manos se curvan como feas garras retorcidas. Su pelo grisáceo le daría una apariencia casi distinguida si no fuese por la clara crueldad de su cara.

Un par de monstruosidades altísimas que fueron una vez felucios**, pero ahora se parecen más a bestias que a seres pensantes. Sus brazos derechos han sido reemplazados por un filo óseo fundido a la articulación del codo, y sus músculos se contraen con una fuerza antinatural. Placas queratinosas han sido fijadas en el cuerpo de las criaturas, y cada paso que dan hacen que el suelo tiemble por su peso.

Por si no era bastante con lo complicado de la situación, 4 soldados de asalto montaban guardia en la sala.

Pese al nerviosismo que podía provocar la situación, que parecía que iban a conseguirlo si lograban salir de allí, un nuevo escollo se materializó delante de ellos.

Pese a parecer más monstruos que humanoides, no podían dejarlos morir de aquella manera. No eran culpables de esa situación.

- Tenemos que hacer algo por ellos - dijo señalando a las celdas - No merecen morir así.

Anzak asintió al comentario de Hannah. 

-Sí, nosotros no somos monstruos. Abridles la puerta y vayámonos de aquí.

Luego sabiendo que pronto llegarían a la azotea, donde estaba la pista de aterrizaje, debían de avisar a Sirona para que se acercara con la Banshee para que les recogiera allí.

-Sirona, aquí Anzak -contactó el contrabandista con la piloto-. Estamos en la base imperial y necesitamos que vengas a por nosotros para salir de aquí. Esto va a explotar, no tenemos mucho tiempo -advirtió el contrabandista. 

Éste, había obviado decirle intencionadamente que los refuerzos imperiales estaban a punto de llegar, pues aunque se fiara de Sirona, podría ver el peligro que esto suponía y podría dejarles ahí tirados.

Yo sabía lo que era estar prisionera dentro de una de aquellas celdas y no me había gustado. Así que dejar a la su suerte a unos tipos no era de su agrado...a pesar de que eran imperiales...a pesar de que en otras circunstancias intentarían acabar con ella. No, había que liberarles. 

Ya me encargo yo.

Así, corrí hasta la zona de celdas y me puse a teclear en la consola para liberar a los prisioneros. Tras ver que se abrían las puertas corrí hasta el ascensor donde me esperaban mis compañeros. Al llegar a lo alto de la base, donde estaba un pequeño muelle para que atracaran las naves nos esperaba una sorpresa: un oficial con una guardia de felucios modificados y unos cuantos soldados de asalto.

No iba a ser fácil salir de allí con vida, pero lo intentarían.

Viendo que RED se encargaba de liberar a los prisioneros, Hannah decide ayudar a Gaheris en su ataque a los guardias, o al menos eso pretendía...

Los hombres que habías conseguido rescatar de la carcel, así como el exalmirante imperial, corrieron a cobijarse tras unos contenedores en una pared de la habitación.

Mientras tanto el oficial que parecía al mando, con uniforme de capitán imperial, ordenó a sus hombres. ¡Abrid fuego! ¡Acabad con ellos!. Al tiempo que desenfundaba la pistola y disparaba a Gaheris, aunque su tiro parecía más dirigido a despistar al mandaloriano y que bajara la guardia que a hacerle daño en sí mismo*. Sin embargo el soldado de asalto no supo aprovechar la oportunidad. No así el que disparaba a la nueva incorporación, RED, que consiguió un feo impacto, haciéndola trastabillar.

El que disparaba a Taru no contaba con que la fuerza apoyaba al jedi, y tampoco consiguió impactar. Sin embargo, el cuarto imperial sacó una granada y la lanzó al grupo. Las dos mujeres fueron pilladas de improvisto, recibiendo el impacto total de la onda expansiva, mientras que Taru y Anzak consiguieron apartarse, esquivando una parte del efecto.

Anzak no se lo pensó dos veces y disparó su rifle contra uno de los imponentes felucios que acompañaban al oficial. Pero antes de poder dispara vio como varias granadas lanzadas por los soldados estallaban cerca de ellos.

La onda expansiva tiró al contrabandista por los suelos, pero tras recuperarse, fijó su blanco en un felucio y disparó.

-¡¡Sin cuartel!!

 Sin perder tiempo en gritos de guerra absurdos, comienzo a disparar a mi objetivo más cercano, desde una posición lo más resguardada posible...

Desgraciadamente Hannah estaba un poco patosa y no pudo reaccionar bien ante la explosión, recibiendo un fuerte impacto por la onda expansiva. Se sentía muy débil y herida. Necesitaba recuperarse del daño sufrido, su vida corría peligro.

Miré a los soldados y a los felucios, pero no me dio tiempo a hacer nada pues los soldados actuaron primero. Sus blasters y sus granadas hicieron el resto. Cuando pude darme cuenta de lo que había pasado estaba en el suelo intentando recordar qué había pasado. El humo y los gritos recordaron que estaba envuelta en un combate.

Pero yo no estaba para esas cosas. Necesitaba recuperarme, pues había sufrido de lo lindo en este primer envite.

Aun así, levanté mi mano sujetando mi blaster y disparé contra uno de los felucios.

Gaheris, con un certero disparo, abatió a uno de los soldados, mientras Taru se lanzaba contra una de las abominaciones que parecía que os iba a cargar a vosotros. 

Los soldados de asalto continuaron su lluvia de disparos, impactando a Anzak y a Gaheris, que comenzaban a estar también bastante heridos.

El segundo Felucio permanecía cubriendo al capitán, pero empezaba a impacientarse y prepararse para atacaros

Si os rendís ahora. Exhortó el capitán. Os perdonaré la vida. De lo contrario ordenaré a Kargrek y Hagark que acaben con vosotros.