Partida Rol por web

Hannah se alegró de que llegasen al poblado, le hizo sentirse más segura si estaba rodeada de gente que no estar en medio de una jungla con imperiales y otros animales.

Se acercó a la hoguera para calentarse y se arrollidó entre los Felucios.

- Hola, me llamo Hannah - dijo a los que estaban a su alrededor - ¿No tendréis algo para comer? ¡Estoy hambrienta!

- A mí tampoco me entusiasma estar aquí. Pero creo que no nos libraremos de la bienvenida. Aprovechemos para descansar y enterarnos de dónde está el enemigo exactamente... Y larguémonos pronto.

Anzak siguió a la comitiva hasta el poblado de los extraños lugareños. Al ver a los soldados de asalto colgados Anzak levantó las cejas y sibó.

- Fiuuuuut, parece que no se andan con chiquitas...y que les gusta mostrar la piel de sus presas.

Entonces Raleg les habló y luego les hizo una seña apra que se acercaran y comentarles algo con un poco más de privacidad.

-Es cierto que no tenemos mucho tiempo, pero creo que podemos beneficiarnos mutuamente. Ellos conocen la zona y han estado luchando con los imperiales aquí más tiempo que nosotros, así que saben sus costumbres y recorridos. Creo que debemos perder este tiempo -continuó en el mismo tono que su compañero.

-En cuanto a que tengan armas escondidadas, pues no sé que decirte...es posible, pero es posible que hayan conseguido emboscar a una pequeña patrulla y acabar con un par de soldados...no lo sé. De todas formas es mejor tener los ojos bien abiertos por si acaso...y que alguien vigile también a Hannah -comentó divertido guiñandole un ojo a la muchacha.

 Sin perder de vista a los lugareños y al anciano, pero tampoco a lo que pasaba a nuestro alrededor, me mantuve en segundo plano, buscando pasar un poco desapercibido, mientras vigilaba que nada raro ocurriera con nuestros nuevos anfitriones. Después de la cálida bienvenida, me costaba confiar en ellos.

Ante la afirmación de Raleg, Sand negó con la cabeza, y contestó también en un susurro:

No creo que sea eso... Por lo que me ha parecido notar, estos felucios son sensibles a la fuerza... Me da la impresión de que en el combate realmente nos intentaron tantear... pero no se aplicaron a fondo.

Cuando Hanna se sentó entre ellos, intentaron hablar y le ofrecieron un cuenco del que parecía que estaban comiendo, al ir a cogerlo, la muchacha se dio cuenta de que contenía gusanos, escarabajos y arañas... y seguramente más variedades de insectos, pero prefirió no seguir mirando.

Mientras tanto, unos pocos críos se acercaron corriendo a Gaheris, le tocaron con un dedo la armadura, y salieron corriendo y gritando en un idioma que no llegáis a identificar casi ni como idioma...

En general parece que ninguno os mira con aprensión, diríais que más con curiosidad que otra cosa.

No pasó mucho rato hasta que apareció el corelliano que os había traído hasta aquí volvió con otro nativo. Diríais que el jefe, por lo ornamentada de su indumentaria. Es claramente un anciano, y los zarcillos de su cabeza están retraídos o dañados. Parece además haber participado en muchas batallas, pues tiene el cuerpo cubierto de cicatrices, y uno de sus brazos está moteado de blanco y negro, como si hubiera sido infectado por una enfermedad.

Al llegar a vuestro lado os observa detenidamente, y comienza a hablar. Ninguno le entendéis, pero al ver vuestras caras Mandrake comienza a traducir.

Este es el jefe de la aldea, y os pregunta quiénes sois, de donde venís, y qué relación tenéis con el imperio Os traduce. Y tras estas palabras, se queda esperando vuestra respuesta

La joven noble sonrió al recibir el cuenco, pero su cara no pudo esconder algo de asco al ver su interior. Con otra sonrisa, algo forzada, declinó el ofrecimiento, esperando no ofender a esos nativos.

- Gracias, pero se me ha ido el hambre de golpe...

Cuando llegó en nuevo Hannah ya notó algo en su aspecto e indumentaria que lo hacían diferente los demás. Sus sospechas se vieron confirmadas cuando Mandrake lo presentó como el jefe de la tribu.

Cita:

Hannah se levantó y se fue a presentar al líder de los felucios.

- Hola, me llamo Hannah Lightman, de la Casa de los Lightman. Vengo de un planeta situado más allá del Borde Exterior, voy en busca de mi familia, tengo que reencontrarme con ellos. Y digamos que el Imperio quiere apresarnos.

Gunar está de mal humor. Esto es una simple pérdida de tiempo y encima hay que hacer el paripé con quienes han intentado matarlos...

Así que para no estropearlo todo decide permanecer en segundo plano. Rechaza la comida y se mantiene cerca de sus armas. Pero callado.

Estoy con los demás esperando cual será el primer acto del ritual de bienvenida cuando uno de ellos comienza a hablarnos sin que entienda absolutamente nada hasta que Varzus Mandrake nos lo traduce.

No, no son preguntas fáciles de responder y normalmente no le preguntas a un desconocido por su posición frente al Imperio, y más cuando puede suponerle la muerte o largos años de prisión responder contra la posición de quien la hace. *

Comienzo efectuando ante él felucio que ha indicado que era el jefe de la aldea la reverencia mas elaborada que conozco. – Me llamo Raleg van Fort, vengo de un lejano planeta que orbita en otra estrella, este esta dentro del Imperio, y personalmente estoy en contra de este ya que no me gustan los cambios incluso antes de que el emperador Palpatine, tomara ese título.

 - Soy Gaheris Ordo, del Clan Ordo, y Miembro de Los Protectores Mandalorianos. - Respondí a los presentes, con una formar reverencia, que parecía más un saludo militar, cargada del profundo respeto de un guerrero a otro, dirigida tanto al jefe de la aldea como al veteranos soldado. - Y cualquier enemigo del Imperio, que defienda su hogar, es amigo mío.

Anzak cogió uno de los platos llenos de gusanos y lo olió haciendo un sonoro gesto de gusto mientras sonría. No quería que pensaran mal de ellos y menos en presencia de su líder. Luego sin dejar el plato escuchó al jefe, la traducción de Mandrake y a sus compañeros y por último intervino él.

- Yo soy Anzak. Estoy encantado de conoceros. Lo primero es pediros perdón por habernos enfrentado a vuestros congéneres. No sabíamos que tenbién estábais luchando contra el imperio. De haberlo sabido no habríamos usado la fuerza, si no las palabra.

- Quiero deciros que no tenemos relación con el imperio, si no todo lo contrario. Ellos quieren cogernos por que no somos afines a sus ideas.

- De hecho estamos en este planeta por algo que tiene que ver con ellos...

Dijo Anzak agilizando la conversación, pues si es verdad que perder un poco de tiempo no sería malo si encontraban algo de ayuda o por lo menos de información, pero no tenían demasiado tiempo.

- Necesitamos saber todo lo que podáis sobre los imperiales: cuantos son; si salen en patrullas y si es así cada cuánto tiempo; si les llegan trasporte desde el espacio...lo que sepais.

Vazus traduce pacientemente todas vuestras respuestas al jefe de la tribu, que asiente a medida que va escuchando vuestras afirmaciones. Mientras habláis, paseáis por la aldea, donde os siguen mirando con una mezcla de curiosidad y miedo, incluyendo los pocos chiquillos que habéis visto hasta ahora, que os siguen retándose entre ellos a ver quien es el que se atreve a caminar más cerca de vosotros. Al pasar por una zona el griterío de los niños jugando baja, agachan la cabeza mientras miran de reojo unas cabañas dentro de las cuales se pueden ver varios niños (muchos más de los que os siguen) en cama, con aspecto bastante enfermizo

Una vez que habéis acabado, y comenzáis a hacer preguntas, es el turno del jefe para contestar. Tras un rato hablando, Vazus vuelve a traduciros.

El jefe de la aldea dice que la instalación está en esa dirección, a aproximadamente un día andando, pero los cazadores no se acercan mucho en esa dirección, pues la llaman ... no tiene una traducción literal, pero lo más parecido sería el lugar de las desapariciones... Con respecto a las naves, no es normal que bajen al planeta, hace meses que no veo ninguna, y las que han venido siempre han sido pequeñas

 Asentí al escuchar las explicaciones del anciano. Seguramente la zona debía de estar llena de patrullas y sistemas de seguridad imperiales que localizaban a cualquier intruso que se acercara a la zona y por eso nadie lograba regresar.

 - ¿Hay alguna manera de poder acercase a esa zona sin que los imperiales puedan detectarnos?. Está claro que si vamos sin más, nos detectarán antes de acercarnos lo suficiente a la base.

Cita:

Hannah sonríe al ver los niños, le gusta ver como juegan y su curiosidad hacia ellos, pero no puede evitar dirigir la mirada hacía lo que otean los chiquillos. Enseguida se pone seria y se da cuenta de la gravedad de la situación. Sin mediar palabra, abandona el grupo de sus amigos y se dirige a la primera cabaña llena de infantes enfermos, dispuesta a hacer lo que haga falta por ellos.

Anzak asiente con la cabeza mientras escucha la traducción que hace Vazus del jefe de la aldea.

Sin duda alguna el perímetro de vigilancia es bastante bueno y nadie se puede acercar sin ser visto. Eso es un problema al cual tenemos que encontrar una solución.

El contrabandista comienza a pensar en la forma de acceder a la base. No era fácil pues era una base de alta seguidad y las patrullas eran frecuentes como demostraban los soldados de asalto colgados y el "lugar de las desapariciones" que ha nombrado el jefe.

Debemos encontrar una manera, un fallo en todo este sistema tan perfectamente establecido, pero ¿cuá...

-¡Arrogancia! -dijo Anzak como si le hubiera venido la inspiración,mientras se le abrian los ojos y se detenía. Tras esto se volvió hacia sus compañeros y sonriendo le comentó el motivo de su júbilo.

-A ver, los cabeza lata...eeesto, los imperiales, han luchado contra esta gente desde que llegaron. Incluso han tenido pérdidas, muy muy escasas, mientras que los lugareños han sufrido tremendas bajas. Esto me lleva a pensar que los imperiales temen poco a los lugareños, pero lo suficiente como hacerles frente si se acercan lo suficiente a su base. Solo tenemos que acercarnos con un grupo reducido de esta gente para que manden una patrulla pequeña para que les dé caza. Pero esta vez estaremos ahí nosotros para darles caza a ellos. Los capturamos, nos hacemos pasar por ellos y nos introducimos en su base...¡¡pan comido!!

Anzak lo veía claro, casi demasiado claro, habría que pulir el plan pero estaba tomando forma en su mente.

-Además, contamos con su conocimento del lugar para escoger el mejor sitio donde hacer una emboscada. También tenemos los trajes de los imperiales colgados para darle más dramatismo a la refriega y que piensen que están ayudadndo a un compañero...¡¡es perfecto!!

Mientras hablabais con el líder de la aldea, Hannah se acercó a la choza donde yacían los críos de la aldea. Tras un rápido escaneo con el medpack algo le dijo que andaba mal. El virus que afectaba a estas criaturas no era de origen natural, fue diseñado en laboratorio expresamente para acabar con estas gentes. Afortunadamente el tratamiento parecía similar a otro que sí que estaba al alcance de Hannah, así que se veía capaz de curarles, aunque necesitaría unas 8 horas.

Por su parte, el líder parecía algo reacio a arriesgar un grupo grande en vuestro plan, aunque sí que podría daros un explorador que os llevaría hasta la base enemiga.

Mientras estoy meditando sobre lo que dice el jefe de la aldea, por la intermediación de Vazus y las diversas propuestas Hannah nos explica lo que ha descubierto sobre lo que afecta a los pequeños. Al oírla se me ocurre una forma de que pueda atenderlos sin dejarla atrás ya que no tenemos forma de saber si una vez comenzada nuestra incursión podremos volver aquí para reunirnos. De todos modos, no sería nada bueno para nuestros anfitriones ya que los imperiales podrían seguir nuestro rastro hasta aquí, nosotros tenemos una nave para huir, pero ellos no.

Cuando hay una pausa intervengo intentando efectuar una propuesta de consenso, como es usual en un diplomático.

– Propongo que mientras Hannah, se encarga de curar a las criaturas nosotros dediquemos el tiempo a observar los movimientos de las patrullas imperiales ocultos en el borde de la jungla, así podremos saber los tiempos en que pasan por cada zona y podremos planificar una ruta de aproximación sin encontrarnos con los imperiales fuera de su base, dentro ya será inevitable. Una vez acabemos la operación no podemos volver aquí ya que los imperiales los harían responsables de colaborar con nosotros. – Mirando a Hannah. – No podemos dejarte atrás, ni intentar que dejes a los niños a su suerte.

Mirando un instante a Vazus. – Si disponéis de algún casco en buen estado puede que aun sean operativos los visores, sino tendremos que limitarnos a usar las miras de nuestras armas para vigilar los movimientos imperiales.