Partida Rol por web

Gloria fue arrastrada por Carlos y se internaron en la foresta. La vegetación los abrazo tan rápido que la poca luz de luna que se filtraba desapareció. A sus lados el sonido de la vegetación dejándoles paso,a su espalda las plantas siendo arrolladas por esa cosa que le pisaba los talones.

A todo este soliloquio surrealista se sumaba el golpeteo periódico de la sangre en las sienes. Tras unos minutos corriendo,minutos que parecieron horas comienzan a escuchar ruidos también al frente

El muchacho tiró de mi hacia el bosque, lo cual agradecí profundamente...

Tras varios minutos corriendo, me duelen las piernas, la cabeza va a estallarme, quiero parar pero el agarre de mi compañero es tán fuerte e insistente que ya está arrastrándome. La feroz criatura nos da caza sin tregua, creo que simplemente voy a desfallecer en cualquier momento debido al gran esfuerzo físico al cual no estoy acostumbrada. En el instante en que al parecer mis fuerzas comienzan a fallar se empiezan a oir ruidos justo delante de nosotros. En mi mente se cruza la imagen del conductor y Marta que hacía rato habían salido en aquella dirección, rogando al cielo que fueran ellos, intento concentrarme y sacar fuerzas para llamarlos, avisarles, pero de mi boca sólo sale una palabra, un grito lastimoso y ahogado -CO....RREEEEEEDDDDDDDDDD-.

Carlos sabia que era peligroso por lo que toma una segunda alternativa de irse hacia la derecha, si esa cosa iba muy cerca iba a poder seguirles, luego volverian al bus, por lo que tendria que pensar en muchas cosas, pero como siempre su instinto le salvo y tomo a Gloria y la llevo con el.

Un fuerte olor a algo familiar os golpea nada más abrir la portezuela del motor. Gasolina, huele a gasolina y de forma abundante. Es la avería que os comentó Curro.

Protegido por Iván, avanzo al mismo tiempo que él (aunque no tan espantado como lo está el resto del pasaje). Un animal, por muy grande que sea, no se atreverá a venir tan cerca de tantos humanos. Aunque un día ví una película basada en hechos reales sobre un león que se zampó él sólo a más de 30 personas en África, durante la construcción de una vía de ferrocarril. Sonrío emitiendo un pequeño chasquido con la lengua. Me doy toda la prisa que puedo y voy al portaequipajes para buscar lo antes dicho...

- Buf. Huele desde aquí. Tened cuidado, a ver si vamos a salir ardiendo. - digo al oler la gasolina desde lejos. - No te falta razón, Julián. Yo siempre he escuchado eso de que cuando prueban la sangre humana hay que sacrificarlos. A lo mejor resulta que estamos ricos y todo. Y según dicen, además de morderle al conductor, se ha comido a Carlos, que supongo que sería el que tenía pinta de ciclado. No creo que se lo haya comido, igual se ha ido como tú antes -  señalo a Víctor con la cabeza - y aparece en un rato con la cabeza abierta.

Un golpe de olor a gasolina os recibe,aunque mas diluido de lo que debería haber estado,el compatimento del motor lleva abierto algún tiempo.
Examináis arropados por la luz de la linterna y la incertidumbre,pero no hay nada que ver excepto el motor y el sistema que lo hace funcionar.
Lo que esperáis encontrar o no esta aquí o no lo veis...

- Intentad echarle un ojo al depósito de gasolina, a ver si vemos la fuga y pudiéramos taparlo con lo que sea. - digo mientras continúo vigilando los alrededores. - ¿El botiquín está donde las maletas o no? Es que igual está arriba, donde hemos cogido las mantas antes y con los nervios no nos hemos dado cuenta.

Víctor espera con Julián. El e Iván estaban haciendo cosas y el no se sentía productivo,ademas aquel señor del gorro le imponía bastante. -Esto... Dijo a los presentes -...si queréis os sujeto la linterna para que tengais las manos libres para buscar lo que estáis buscando.

Da igual, esto no lo arreglaremos con las manos. De todas maneras necesitaba tomar el aire. Ahí dentro el ambiente está algo... caldeado. Vayamos dentro a buscar mantas o algo de provecho. Tanto estrés me está dando un hambre de mil demonios.

Tras comprobar que, efectivamente, no hay nada en el portaequipajes, le doy un golpecito a Iván en el hombro para decirle que subamos, y entonces escucho a Victor. No, prefiero confiar en este momento en un militar que en un chaval asustado. Por lo menos, el crío se ha propuesto hacer algo. Aunque realmente no creo que haya de qué asustarse, excepto por ese pobre hombre malherido. Sí, porque tu herida no es nada que no cure una venda.

Subo de nuevo, mirando a mi alrededor por si viera al dichoso animal.

Los tres llegan de nuevo a esta parte solitaria de la carretera. El bus imponente se alza ante vosotros y la luna os mira curiosa y divertida intentando adivinar cual sera vuestro próximo movimiento.

Cuando regresemos a nuestro destino, voy a montarles un pollo de la hostia a la transportista. Me van a oir esos hijos de puta. Me dirijo al depósito protegido por el cuerpo de Iván Madre mía, vaya película nos hemos montado con el perraco o lo que sea eso. Y... uuumpf. Me agacho para tratar de encontrar el depósito y ver una posible fuga. Esa fuga no puede ser pequeña porque los depósitos de los camiones son enormes y pesados. Victor, ilumíname aquí; Iván tendrá que aguantar con las luces del autobús, porque si no yo no veo un carajo. Sí, y les voy a pedir una buena indemnización por tener que estar restregándome en el puto suelo.

Si no fuera porque hay un hombre desangrándose a unos metros de nosotros, me hubiera carcajeado a gusto con los comentarios de Julián. Sin embargo, dada la situación, me limito a forzar la vista en busca de movimiento a nuestro alrededor.