Partida Rol por web

Turno 306
Percepción

Haelembor volvió en si cuando Tulak los hizo detenerse, había visto algo moverse algunas ramas allí delante y había alertado a todos.

El beornida entrecerró lo ojos, como si aquel acto le otorgara una menor visión. Vio, efectivamente, como como las ramas bajas de un árbol,  algún tipo de conífera, se mecían mientras que los que estaban alrededor seguían quietos. Eso no lo había hecho el viento.

Un par de metros a la derecha, era difícil de calcular la distancia exacta, vio como también se movían unos arbustos bastante poblados. Algo se movía allí, aunque no pudo ver lo que era.

“Turno 306”

Me sentía feliz de no verme rodeado de arboles y hojas por primera vez en días, habiamos encontrado el pequeño sendero del mapa que yo había confundido con un rió, sin duda el Râd Angalallath no podías estar lejos. Muy pronto podríamos cabalgar a nuestras monturas y poner ritmo de crucero par dejar atrás aquel infiero de raíces, barro y oscuridad sempiterna. El aire denso de la arboleda dio paso a una bocanada de aire fresco y esperanzador.

Entonces Tûlak nos puso sobre alerta. Había visto algo moverse al fondo del claro.

Como un resorte, eché mano de mi martillo y deje que mi vista recorriese los margenes del claro con avidez.

Al contrario de lo que parecería prudente, no me centré en la parte del claro que el Umli nos había indicado.
Mi cerebro militar trabajaba de un modo diferente, lo primero que escruté fueron los margenes laterales del claro, los que correspondían a la parte más estrecha de la senda, para finalmente cerrarse a nuestras espaldas.
Que el Umli había visto algo al frente no me cabía duda, si algo había aprendido de el en aquellos días de convivencia era su extrema curiosidad y su atención al detalle, si nos había dado el alto, era por una buena razón, y ahora que procesaba la información que captaban mis ojos, la razón me parecía obvia.
Tsk! Una emboscada murmuré. Mi puño derecho se cerró con fuerza sobre el mango de madera mientras embrazaba el escudo con la izquierda.

Muy a mi pesar, todo lo que había predicho parecía a punto de cumplirse. Los Orientales nos habían seguido, dejaron que nos peleásemos contra las raíces, el barro, la humedad y las hierbas altas del Bosque verde, y cuando por fin el terreno se volvía favorable, nos habían encerrado como a miserables roedores en una ratonera demasiado grande.El lugar era perfecto, ideal, con un estrecho paso de apenas 20 metros de ancho, y 40 de largo, podrían apostar arqueros en los lindes del bosque y asaetarnos hasta llenar nuestros cuerpos de madera, sin que siquiera pudiésemos acercarnos unos pasos.

¡¡Pero que estúpidos habíamos sido!! Habíamos avanzado ya hasta la mitad del claro, nos encontrábamos en la boca del lobo, y solo un milagro nos salvaría de morir todos allí, ni tan siquiera tendríamos el triste consuelo de probar la sangre de nuestros enemigos.

Sin pensarlo un instante más procuré organizar un poco al grupo.

¡¡Freagulf, Chakka!! Susurré apremiante. No descabalguéis todavía, si nos atacan con arcos necesitaremos que carguéis al galope contra ellos.

¡Kolli al flanco derecho, yo me ocuparé del izquierdo... si oís silbar las flechas, levantad vuestros escudos y cerraos en formación!

[B]¡Creo que lo mejor será dirigirnos hacia el bosque, escojamos el camino más cercano!...¿derecha o izquierda?[/B]

La situación era lamentable, si al menos todos supiésemos cabalgar , podríamos cargar hacia el frente en formación de cuña y abrir una brecha contra todo aquello que saliese de la espesura, pero en nuestra situación...si los jinetes cargaban, el resto quedaríamos indefensos a merced de los proyectiles, pero si no nos movíamos rápido, los jinetes serian el blanco fácil. Y ademas teníamos a la mula y los caballos.

¡Eso es! Mascullé,[B][I] En última instancia podríamos usar a las bestias como escudo par alcanzar la espesura, si nos manteníamos juntos, tal vez tuviésemos una oportunidad.

Turno 306
Percepción

El enano, temiendo lo peor, escruto los lindes del bosque, pero sin centrarse en un punto en concreto pese a que Tulak había señalado hacia uno.

Nada parecía moverse, nada se veía entre la arboleda. Aunque Erik esperaba ver algunos arqueros listos para descargar sobre ellos un millar de flechas, si estaban, no había nada que indicara tal cosa.

Miro a ambos lados, pero también hizo girar el caballo para mirar atrás, temia una emboscada.

Turno 306

Oteaba nervioso los lindes del terreno, pero no conseguía distinguir nada.
En mi paranoia habia hecho girar al caballo 180° y Helmund se encontraba ahora apuntando a retaguardia.
Un tanto abochornado, descabalgué y traté de reconducirlo desde el suelo. Pero me resultaba dificil maniobrar con escudo y martillo, el dolor de la pierna regresó hasta obligarme a cojear, de modo que lo dejé a su aire y tras envainar el martillo, empuñe mi jabalina y me apoyé en ella emcaminandome lentamente al margen más cercano del claro. Si yo no podía ver nada detras de los arboles, tal vez pudiesemos refugiarnos alli antes de que los orientales se nos echasen encima.

Turno 306

Siempre habia escuchado decir que no hay mejor acicate que un buen animo, y aquella jornada pudimos corroborarlo. Con la tripa llena con un mas de decente guiso con lo poco fresco que nos iba quedando, en un santiamen recogimos el campamento, y enseguida empezamos a enfilar el sendero que había descubierto el bosquimano tras su ascenso hacia la cupula arborea del milenario bosque de las hojas verdes.

- Bueno, sendero, siendo optimistas..., pensé, con una sonrisa oculta tras mi denso bigote cuando la trocha desapareció por primera vez entre aquel mar de raices y malas hierbas. Como montaraz, sabía que nada en un bosque es lo que parece, y menos en el eterno movimiento, lento, pero constante, que experimenta la vasta floresta: puedes visitar un pequeño claro, para calmar la sed en su riachuelo, una primavera, y volver la estación siguiente para ver que, solo tras un exhaustivo escrutinio, puedes confirmar que estás en el mismo sitio...

- Tranquilo, Kolli, ahí está de nuevo el camino!!, susurré, extendiendo una enguantada mano, tras escuchar el enesimo bufido del naugrim.

Si bien nos tomó algo mas de lo esperado, enseguida el camino ensanchó en el claro mas grande que habíamos encontrado hasta ahora, permitiendonos disfrutar del primer contacto con el astro diurno en mucho tiempo, lo cual ensanchó aun mas nuestro optimismo: - En breve estaremos cabalgando el Râd Angalallath..., estaba pensando, cuando de pronto el vello de mi nuca se erizó, antes de ver como algo, o alguien se ocultaba tras unas ramas bajas, que quedaron vibrando a destiempo del vaiven del viento.

Levantando un puño, siseé por lo bajo, antes de tirar de las riendas de Zanahoria: - Allí, al final del claro!! Tenemos visita...!!!, dije a mis compañeros, señalando con la cara. Tampoco quería dar pistas a nuestros seguidores.

Con toda la prisa que me daba la prudencia, desmonté, dispuesto a seguir las indicaciones de Erik, que, con un torrente de ordenes, trataba de contrarrestar la mas que probable emboscada. Sin ser un tactico, sí podía observar como el claro, que tan buen recibimiento nos había dado, con los tibios rayos del sol de la tarde, podía convertirse, en breve, en peligroso como una torrentera durante el deshielo. Mientras contaba en silencio, esperando el mas que probable ataque, me dispuse a colocarme el bacinete, tras lo que sacaría de su arnes el martillo de guerra, y empuñaría el escudo. Durante todo ese proceso, no dejaba de escrutar los alrededores, dispuesto a no dar al enemigo, mas ventaja de la que ya disfrutaba.

Turno 306 B

Mis ojos observaron la espesura con detenimiento. Había percibido el moverse de hojas donde el umli había señalado y mi mirada se dirigió hacia los lados, dando un barrido general a la floresta. 

-Allí -dije de pronto, estuve a punto de señalar con el brazo, pero logré contenerme a tiempo, para no dar a entender a quien nos estuviese rodeando que lo había descubierto, en su lugar traté de indicar a mis compañeros de la mejor forma posible-; un par de metros a la derecha, hay otro... Lo que sea. 

En ese momento me planteé mis opciones. No era tan ágil como los humanos ni tan fiero como los enanos... De hecho, no me gustaba la lucha, la guerra ni las peleas. No me gustaba la batalla y por eso no era tan buen luchador como de seguro lo serían todos ellos... Aquello me hizo preguntarme por qué me habrían escogido a mí para aquella misión... Si yo sólo quería ser libre para recorrer el mundo, ¿quién diablos me habría dicho a mí que iba a terminar así?

En fin... Valoré las opciones y la verdad era que no tenía demasiadas. Pero la hora de la verdad se acercaba y, si aquello eran enemigos, habría que ver qué tenía entre manos que nos pudiese ser de utilidad... 

Turno 306
Percepción

Tulak había visto algo moverse algunas ramas delante, en el linde norte del bosque, y había alertado a todos.

El umli entrecerró lo ojos, como si aquel acto le otorgara una menor visión. Vio, efectivamente, como como las ramas bajas de un árbol,  algún tipo de conífera, se mecían mientras que los que estaban alrededor seguían quietos. Eso no lo había hecho el viento.

Nada mas pudo ver, de manera que no pudo concretar si las sospechas de Erik eran ciertas, quizás se trataba de un simple animal, tal vez de alguna piña que cayo del árbol, o de si realmente había un arquero allí apuntándolos.

Turno 306

Kolli empezaba a hacer las paces con el tortuoso peregrinaje. Ya solo maldecía y bufaba cada minuto en vez de cada pocos segundos. – Déjame una compañía de buenos chicos con buenas hachas y los naugrim te enseñaríamos lo que es un buen camino. – Se animó a bromear con Tulak.

El tiempo fue pasando y el aburrimiento y el dolor que conllevaba no ser un jinete experimentado volvían a hacer mella en el ánimo del herrero.
Afortunadamente para sus compañeros, que no tendrían que soportar más quejas del naugrim, parecía que los espectros salvajes al fin habían decidido actuar y la emboscada tan temida había llegado. Para bien o para mal, al menos tendrían que dejar de preocuparse de algo.

Kolli desmontó rápidamente, o al menos para lo que eran sus estándares. Sin ninguna dignidad pero sin abrirse la cabeza, haciendo un ruido similar a cuando cae una manzana a plomo del árbol. Viendo la achaparrada y redonda figura del pesado herrero, el símil era bastante acertado.

- ¡Malditos salvajes, venid a qué os de una bienvenida digna de un rey! ¡Bastardos! – Grita a la maleza mientras ocupa su posición en el flanco derecho, sabiendo que el orden era lo único que tenían en su ventaja.- He conocido mierdas de cabra más peligrosas que vosotros, panda de moscas oledoras de culos, ¡pero no tan jodidamente molestas! ¡Venid! ¡Venid y probad el dulce toque del hacedor de la verdad! – Termina de imprecar a sus enemigos mientras golpea el martillo de guerra contra el escudo.

TURNO 306A

Freagulf no atendía a las razones de cargar contra maleza. Si tu eres el general de un ejercito, pobres desgraciados. Estaba por desmontar y flanquear aquellos oponentes que no se habían mostrado agresivos aún, y miró de soslayo hacia el lugar que le indicaba.

Retrocedamos indicó al resto antes de que el enano chillón se pusiera a hacer gala de un galardón de estupidez con el que no le habían condecorado aún. Dio la vuelta a su montura y regresó a la cobertura de la espesura tras lo cual desmontó. A su caballo le susurró: - Chico, ocúltate de las flechas.

Turno 306/2

Pese a entrecerrar los ojos mientras pasaba la mirada por los alrededores, no fui capaz de ver a nadie allá donde había visto moverse las ramas de conifera. Estaba convencido que aquel vaiven de ramas no había sido fruto del viento, y el grandullón de La Carroca había confirmado que había alguien en uno de los laterales del claro, bien distante del sitio del que había prevenido yo.

Mientras me preparaba, de pronto Kolli, como un gato rabioso, se puso a bufar y vociferar, incitando a los que, al menos hasta ahora, nos observaban: - Bueno, desde luego lo del subterfugio no va con los hijos de Mahal..., pensé, poniendo los ojos en blanco: - Kolli, por todos los Valar, deja de vociferar!! En este bosque vive gente, no solo esos condenados orientales, y dudo que podamos siquiera contar con su neutralidad para cruzar por sus tierras, si sigues maldiciendo de ese modo!!!, le chisté en bajo, pero lo suficientemente alto para llamar la atención del enano. Mi cara tomó también el tono de mi pelo, debido a la tensión, pero no sucumbiría a la ira como, al parecer, lo hacía el herrero.

Turno 306

El animo era alto en el bosquimano después de haber trepado por los árboles, comido el buen guiso del umli y encontrado el camino. Habían vuelto a montar y ahora avanzaban más rápido y cómodos, por lo menos los que tenían más experiencia en ello. Cuando salieron al claro y la luz del sol le calentó la cara, su animo se acrecentó y en su rostro pareció formarse una sonrisa.

Trotaban en fila india siguiendo el camino, cuando Tülak, que era quien encabezaba la marcha, avisó al resto de una posible presencia más adelante. El tuerto cuando miró no consiguió ver nada. Todo ese animo se vino abajo pensando en una posible emboscada. Animado por el descubrimiento del sendero, había olvidado a los orientales y habían entrado en el claro sin ninguna precaución. Su mueca cambió de golpe, frunciendo el ceño, apretando los dientes con rabia. Mientras, cogía la lanza y se pertrechaba el escudo. Se mantuvo encima del caballo y esperó los acontecimientos.

Erik había preparado una especie de estrategia y Kolli había puesto en sobre aviso a los que se ocultaban entre el follaje. La idea de Freagulf le pareció más que coherente. Se adelantó a sus compañeros y susurrando les indicó que siguiesen al rohirrim. - Despacio, retrocedamos. - Mirando a ambos lados y hacia adelante, esperó el inminente ataque.

Turno 306
Percepción

Kolly echo un rápido vistazo hacia el lugar donde había señalado Tulak, y que mas tarde Haelembor dijo haber visto moverse algo mas. El enano estaba mas centrado en descabalgar y amedrentar al posible enemigo, que en detectarlo. sin embargo si vio las ramas que el umli decía que se habían movido y a un par de metros a su derecha, las que Haelembor también descubrio. Se mecían ligeramente buscando su posición original.

Turno 306
Percepción

El ailgratha miro disimuladamente hacia el lugar indicado, nada detecto fuera normal. No vio ni las ramas a las que Tulak o Haelembor se referían. Se encamino hacia la retaguardia.

Turno 306
Percepción

El bosquimano se equipaba sobre su caballo, sin que su único ojo perdiese de vista el lugar señalado por Tulak. Además, a su derecha, a tan solo dos metros, también pudo confirmar el movimiento descrito por el beornida. En ambos lugares se mecían aun las ramas de los arbustos en un movimiento que discordante con el viento.

Fue entonces, cuando adelantaba su caballo para avisar a sus compañeros, cuando lo vio. Dos metros mas a la derecha aun de la posición indicada por Haelembor, vio un cervatillo. Miraba quieto, expectante ante los gritos, bien camuflado tras otro arbusto. Nadie mas parecía haberlo visto.

Turno 306/2

Las malas noticias se sucedían. El grupo se desmadejaba como un ovillo de lana, dispersando nuestras opciones de salir con vida de una posible emboscada.

No podía culparlos, mi primera reacción había sido torpe y precipitada...intentaba organizar al grupo y mantenerlo cohesionado, pero no había logrado nada más que alterarlo y separarlo.

Cuando finalmente pude tomar mi posición al flanco izquierdo y me dispuse a guiar al grupo con cautela hacia uno de los margenes del bosque. Escuché los alaridos del Herrero vomitando improperios como en una noche de bodas...y cuando me giré, pude observar la silueta del Ailgratha que había retrocedido, y se encontraba ya camino a la entrada del claro por donde habíamos venido.

¡¡Joder!!, esto es una jaula de pulgas...pensé. Al menos el Herrero había mantenido la formación, pero el ailgratha había tomado la peor de las decisiones cuando uno es consciente de haber caído en una trampa...huir.
Y lo peor es que el Oriental dejándose llevar por su apego al Rohirrim nos encaminaba a todos de vuelta ala entrada...

Antes de que se hubiera alejado mucho le grité, esperando que me oyese...¡¡VUELVE CHAKKA!! ¿Que demonios esperáis conseguir dando la espalda a vuestros enemigos...?

Empezaba a desear con todas mis fuerzas que el Umli se hubiera equivocado, y que solo se tratase de un animal asustado. De otro modo...

Al menos el Montaraz y el Beornida se habían mantenido firmes y alerta, de hecho ellos parecía los únicos que sabían lo que se hacían. Agarré la riendas de Helmund y sin separarme del resto, les indique hacia donde pretendía avanzar, esperando que todos pudiésemos hacerlo a una.

Turno 306/2

Kolli miró con una ceja levantada al umli mientras éste le intentaba hacer entrar en razón. El herrero tenía en alta estima al explorador y es por eso que escuchó pacientemente sin contradecirle. En verdad Kolli todavía no había empezado a vociferar ni maldecir, tan sólo se había limitado a saludar a esos cobardes que se escondían como sabandijas.

- Caramba Tulak... Deberías relajarte amigo, parece que estás perdiendo la cabeza, ¡JAH! - Rió, aunque también en un tono más comedido. Y más aún preocupante, el yelmo no podía camuflar una sonrisa y una mirada que eran la personificación de la locura. - Prometo que si no son enemigos, pediré disculpas incluso por todas las malditas plantas que he pisado en este bosqu. Pero amigo, creo que nos han pillado.- Murmura, atento al bosque y a una posible lluvia de flechas.

Como guerrero algo entrenado, y sabiéndose de los más acorazados del grupo, seguía plantado en primera fila, intentando cubrir lo que al final decidieran sus compañeros.

Por su parte se sentía tranquilo después de haber expresado sus sentimientos.