Partida Rol por web

Lo que está claro es que hay que entrar.

Aprovechemos el factor sorpresa, somos cinco hombres, uno a por cada hiena y, con suerte, una de las dos que pelean estará malherida ya.

Encogiendose de hombros el elfo señala a la puerta, indicando que entonces procedan rapido antes de que les oigan.

- Entraremos primero Odryn y yo que creo que somos los mejores guerreros, y despues de nosotros el resto, ¿que os parece? -

Iavar hace un gesto apremiando al resto para que actuen y dejen de hablar o habran perdido toda sorpresa pues aparte de oirles al ser medio animales quizas puedan olerles.

Justo en el momento que abren la puerta, uno de los Gnolls cae al suelo para no levantarse jamás, asesinado por su compañero por una gema, la sorpresa de vuestra intempestiva llegada se refleja en la expresión de la cara de todos los Gnolls, quienes no tienen tiempo de desenfundar sus hachas.

Con un grito de guerra que espero atemorice los corazones de estos malvados me lanzo contra uno de ellos con la intención de que mi maza le muestre la verdad de mi fe - ¡Por los dioses de la Luz! - y golpeo la cabeza del hombre perro con mi maza imbuido de la furia divina.

Iavar intenta entrar rapido para aprovechar la sorpresa pero no es el unico y las ansias de sus compañeros por entrar entorpecen su golpe que se convierte en un tajo al aire.

El ladrón entra a la habitación de ultimas, mientras las criaturas estaban distraídas con sus compañeros, se esconde en la habitación de pobre iluminación e intenta esconderse en las sombras, un experto en el tema, pasando desapercibido y logrando ocultarse tras una estatua donde tenía al alcance a un dsitraído Gnoll al cual le manda una puñalada por la espalda, pero esta golpea una parte resistente de la armadura del Gnoll -Demonios!!

Entre a la habitacion observando lo que queria encontrar. La salida.

El enano avanza rápidamente, espada en mano, hacia uno de los gnolls. Su boca emitía una especie de gruñido sordo, propio de sus ansias de combate.

EL clérigo novicio entra en el cuarto, con la espada en mano que al invocar a sus Dioses, estos le responden con un brillo en la espada que enceguece momentáneamente a su contrincante, haciendo que baje las defensas suficientemente para asestarle un golpe; mientras el elfo ataca a otro con el infortunio de pisar un charco de agua filtrada que lo hace perder el equilibrio, fallando intempestivamente el ataque.

El ladrón por su parte, intenta apuñalar por la espalda mientars lograba con éxito ocultarse entre las sombras y pásar desapercibido, sin embargo un error de cálculo hace que la espada golpee la parte más dura de la armadura, sin jhacerle siquiera un rasguño a su contrincante.

El Enano, con un grito de guerra ataca a otro de los Gnolls, pero la habilidad marcial de estos se evidencia cuando detiene su golpe sin mayores problemas.

Los Gnolls devuelven los ataques recibidos, pero subestimando a los héroes, ninguno de los 4 Gnolls logra impactar; sin embargo, el quinto Gnoll que aún no había sido atacado por ninguno, clava fijamente su mirada en el mago que había pasado desapercibido, las babas le escurrian de su boca y el aspecto débil del mago lo hacian evidentemente una presa fácil....... pero el valiente Enano se atraviesa en su camino y lo ataca, evitando que se fije en el mago y centrara su atenbción en él, con la mala fortuna de recibir un mordisco que le hace sangrar el brazo, causándole 4 puntos de daño.*

El elfo trata de recuperar la postura correcta para pelear pero sigue teniendo los pies mojados y resbalandose por consiguiente resbalando de nuevo. Eso junto con la destreza de los gnolls hace que se plantee salir corriendo de alli.

Los Gnolls tienen una Armadura rústica de pieles gruesas de diferentes animales, y están equipados con enormes hachas de batalla untadas de sangre seca, suficiente para intimidar al mas valiente guerrero; uno de ellos (G1) porta en su cinto una poción y varias llaves.

El mago aprovecha el golpe atinado de su compañero espiritual y se lanza a apuñalar a ese mismo Gnoll, pero sus limitaciones físicas impiden que tenga éxito.

Por su parte, el elfo, con la situación que estaba viviendo en el combate, se le pasa por la mente marcharse o rendirse, un pensamiento que se atraviesa no solo por su mente, sino por la del resto, algo normal dada la naturaleza intimidante de los contrincantes, sin embargo el elfo se repone drásticamente y concentra sus pensamientos en una sola cosa: MATAR, aprieta la empuñadura de su espada y se prepara para arremeter con nuevas fuerzas a su enemigo.

Cubriendome con mi escudo y confiando en que los los disoes den fuerza a mi brazo arremeto de nuevo contra el horrible hombre perro goleandolo de nuevo aunque sin mucha precisión - ¡Estas perdido maldito, los dioses me acompañan! -