Partida Rol por web

Hauk observó con satisfacción como soltabais vuestras armas y cuando terminasteis, le hizo una señal a uno de los soldados para que las cogiera. Después, se volvió y abrió las puertas.

La sala del consejo estaba vacía, a excepción de cinco mujeres que esperaban con mucho nerviosismo en el centro de la misma, y entre ellas estaba la vicepresidenta. Al oír las puertas, se giró hacia vosotros con una sonrisa de alivio en el rostro que enseguida se transformó en ansiedad.

-¿Y la Presidenta? ¿Dónde está Adrienne?

Hauk no tardó en responder.

-La Presidenta ha muerto, señora, al igual que la Comandante y ese cerdo de Man o' War. 

La vicepresidenta dejó caer los hombros, abatida.

-Entonces, estamos perdidas. Ella era la única oportunidad que teníamos.

Todos, incluida Hauk, la mirasteis confundidos.

-Supongo que no encontraríais una tarjeta de acceso a su nombre, ¿verdad? -os preguntó entonces, sin demasiada convicción, mirandoos uno por uno, empezado por Hauk y terminando por Plissken.

- Podría ser... - Respondió Serpiente. - Pero antes dígame, señora vicepresidenta... - Dijo con su característica voz ronca. - ¿Para que quiere esa tarjeta? ¿Qué es lo que contiene?

No creía que la vicepresidenta fuera una zorra. No tanto al menos como Hauk o como la difunta Presidenta. Esperaba que colaborase en aquel asunto y le fuera sincera. Antes de entregarle nada, esperaba saber al menos que era lo que estaba entregando.

- ¡Si la tiene, entréguela, Snake! - Gruñó Hauk. - ¡Ésto no es un juego y...!

- ¡Tsssht, tssht! - Emitió un leve silbido muy molesto mientras le enseñaba la palma de la mano a Hauk sin dejar de mirar a la vicepresidenta. - Estoy hablando con la vicepresidenta, señora Hauk, no sea grosera y deje que responda. Por favor...

-Querrás decir... con la Presidenta

... no pudo morderse la lengua Vásques, pero es que tenía unas ganas de joder a la otra.... y la mejor manera... tenía claro cual era

-Ahora la Vicepresidenta, por fallecimiento de la anterior Presidenta, es la persona con mayor autoridad en Marte. Corríjanme si me equivoco.

... el caso era quitarle protagonismo a Hauk...

-...Vamos, es quien paga las nóminas a partir de ahora

Cualquier guardia que cobre un salario sabe lo que significa.... Huy!... es la que asigna los fondos de los que sale mi paga!... Mmmm

Al oír a Vasquez llamarla Presidenta, a la vicepresidenta se le escapó una mirada de orgullo, pero no perdió la concentración. Se acercó un poco más a Plissken, aunque manteniendo las distancias, puesto que no le gustaba el olor de los hombres como aquel (eran males necesarios... pero males al fin y al cabo) y empezó a hablarle.

-Esa tarjeta es la única manera de salir de aquí, señor Plissken. La Presidenta se aseguró de ser imprescindible codificando el acceso a la nave de salvamento, la única que puede atravesar los sistemas defensivos de Marte sin ser destruida, en esa tarjeta. Si no hay tarjeta, nuestra civilización acabará aquí y ahora. Todo lo que hemos conseguido; todo por lo que luchamos; incluso la muerte de la comandante; será en vano.

Con una señal, ordenó que los soldados apuntaran a Plissken.

-Ahora, entregue la tarjeta. Será recordado como un héroe de la revolución de la mujer. Todos ustedes. Eso es mucho mejor que morir... por nada.

- Vaya... - Dijo secamente. - ¿Qué hay de mi sangre? - Le preguntó. - Al finalizar el trabajo tenían que darme un antídoto. ¿Recuerda?

Lo primero era lo primero y si no salvaba su propia vida, no podría seguir puteando a aquellas zorras. Pretendían huir de ahí con el rabo entre las piernas, seguramente que abandonando a toda aquella civilización de la que hablaban y eso no estaba bien, nada bien... Se encargaría de ello en cuanto hubieran arreglado su tema.

Hauk se echó a reír, o más bien, a desternillarse de risa.

-¿De verdad pensó que le habíamos metido algo en su sangre que podía matarlo? Es usted más estúpido de lo que pensaba. Lo único que tiene circulando por su sangre es un grupo de proteínas hormonales que a estas alturas ya se habrá disuelto y le habrá proporcionado un ápice más de energía, eso es todo.

Después, se encaró con él. 

-La tarjeta, Plissken, si no quiere morir con ella en la chaqueta.

Snake sonrió ante la confesión de aquella zorra. No habían sido demasiado originales. Aquello ya lo había vivido. Por alguna razón no le sorprendía y es que casi hubiera puesto la mano en el fuego porque no tenía nada en la sangre que fuera a materle. Al menos a cortola plazo.

- Lo suponía... - Dijo con indiferencia. - Ya me había pasado antes. Mucho se regocijan con su civilización perfecta, pero usan las mismas tretas de siempre... - Negó con la cabeza defraudado. - La tarjeta...Se la entregaré, pero antes quiero que me jure que mi equipo y yo estaremos abordo cuando el transporte despegue. - Dijo Snake metiéndose la mano en el bolsillo del pantalón y agarrando la tarjeta tratando de disimular. - ¡Júrelo y es suya, Hauk!

Serpiente trataba de conseguir un buen trato para todos. Salir de allí era ahora su prioridad, aunque eso supondría la muerte de Grace y del hijo de puta de o'War. Serpiente no iba a consentirlo.

La vcepresidenta miró a Snake y negó con la cabeza.

-Me temo que no, Plissken. Esa nave es solo para los miembros del Consejo Matriarcal y sus allegadas. Es la supervivencia lo que nos estamos jugando aquí y tú y tú equipo ya habéis colaborado en lo que podíais. Vuestro destino es resistir aquí tanto como podáis hasta que regresemos con ayuda. Ahora, la tarjeta, por favor, u ordenaré que disparen a matar, y no me gustaría tener que hacer eso.

La mujer alargó la mano con la palma hacia arriba para que le diese la tarjeta.

- Entiendo... - Frunció el ceño y apretó los labios. - Es usted tan zorra como su predecesora, pero supongo que no tenemos más opción... - Hizo una pausa agunatando la mirada a esa hija de puta. - ¿Podremos al menos salir de aqui y tratar de sobrevivir allí afuera? ¿Me da su palabra? - Apretó con fuerza  el puño alrededor de la tarjeta.

La mujer agarró la tarjeta, ignorando sus palabras, y ya se quedó más tranquila, lo que le llevó incluso a sonreíros antes de llevársela al bolsillo.

-Bajad las armas -le dijo a sus hombres -. Desde luego, Plissken. En lo que a nosotras se refiere, su equipo es el representante del Consejo Matriarcal en nuestra ausencia. Deben intentar recuperar Chrysse cueste lo que que cueste. Además, ya se han enfrentado con esa nube antes y han vencido, ¿verdad?

Mientras tanto, Hauk miraba desconfiadamente a todo el mundo.

- Pues si no le importa, señora Presidenta... - Dijo Sanke. - Nosotros nos marchamos. Tenemos que buscar refugio hasta que pase la tormenta. Creo que se donde escondernos. Vi unas cuevas hacia el noroeste. Si quiere que le guardemos el jardín, tenemos que ponernos ya enno marcha... - Miró con desprecio a aquella mujer. - Tenga muy buen viaje... - Le dijo dándose la vuelta y comenzando a dirigirse a la salida. Entonces les hizo un gesto a losla suyos para que le siguieran.

La cara de incredulidad de Irisa no podía disimularla. Aunque si reflexionaba debía de admitir que la decisión que tomaban aquellas mujeres era la esperada. La Tierra estaba corrompida. Porque Marte iba a ser diferente.

Sintió vergüenza. Se suponía que al mando de nosotras este mundo seria muy diferente... Era la misma mierda.

Agradeció el intento de Snake de ponerlos a salvo, pero estaba claro que esas zorras egoístas no cederían ni una migaja. Venderían cada asiento en esa nave buscando su beneficio y su supervivencia.

Al final todo era una mentira. Nos engañaron y nos usaron. Irisa estaba decepcionada y rabiosa. Como pudo arranco la insignia de la ropa, esa que la identificaba como Teniente y la arrojo al suelo. No hacia falta añadir nada más. Debían de seguir luchando por sobrevivir así era la vida.

El desenlace fue rápido. Pliskenn salvó el culo, yo me libré de hacer los partes y al final todos moriríamos en este jodido lugar. Las jerifaltes se salvarían, que esperaba que no, huyendo del planeta y dejándonos aquí tirados. Sin armas y libres de hacer lo que quisiéramos, salimos de la sala. No sabía qué hacer ahora, así que seguí Snake y los otros.

-"¿Y bien, qué tenéis pensado hacer? ¿Buscamos una manera de salir del planeta? Tengo algún contacto que podríamos visitar."

-Sea lo que sea, en este puto lugar no conseguiremos nada; vámonos de aquí, que apesta a mierda de zorra...

Ai ir saliendo de la sala, me acerco a los guardias, y sin mirarles, les suelto una perlita

-Habéis oído lo que hay. Desertan y dejan a toda la peña para que se joda

... me paro y miro a los ojos al más cercano...

-... Incluyéndoos a vosotros. No se cuanto os pagan, pero ellas se van, y vosotros váis a morir como todos los demás. Buscaos la vida para sobrevivir.

Y me alejo de esos capullos... ellos sabrán lo que les conviene... Yo, en su lugar, pegaría un tiro en la nuca a ese atajo de zorras desertoras, y ocuparía su sitio en la nave de evacuación... Si no quieren hacer vaso de un buen consejo, que se jodan, morirán como todo el mundo.

-Venga, vámonos.

Los guardias os dejaron salir de la sala del consejo y recoger vuestras armas sin deciros nada más. Cuando os volvisteis una vez más antes de marcharos, visteis como el grupo de mujeres, encabezado por la Vicepresidenta, ahora nueva mandataria de la colonia, seguida por Hauk y las demás, y los guardias, salía de la sala por otra puerta situada en el otro extremo de la misma.

Vuestro destino discurriría ahora por terrenos diferentes al que esperabais, aunque siempre os quedaría la satisfacción de haber salvado la vida de las honorables líderes de vuestra comunidad.

Tras regresar al exterior, visteis la nube cayendo sobre el grueso de la misma como un invasor. Gru y Grace estarían allí también. Nadie sabía lo que sería de ellos... ni tampoco de vosotros.

Lentamente, la nube fue acercándose también a vosotros y empezó a caer sobre los guardias de la estación, que no tardaron en quedarse paralizados, al igual que habíais visto que ocurría en la mina.

-No se vosotros, pero si la nube viene desde allí, yo me voy hacia el lado contrario... Tendríamos que encontrar algún sistema de respiración autónomo, y un habitáculo que se pudiese sellar... O eso, o un vehículo

Esto pasa a ser un sálvese quien pueda... Extrañamente, como que tengo un bajonazo que ni me sale la mala hostia; quizá porque es un enemigo al que se que no puedo partir la cara...

Miro a la prisión...

-Eso es un puto búnker... colarnos para intentar joderles la huida estaría bien, como epitafio, pero no veo como

- Si, esas zorras únicamente piensan en ellas mismas... - Afirmó Snake. - Tienen la tarjeta codificada se la Presidenta que les da acceso al transporte. De ser vosotros, se la arrebataría y salvaría el culo.

Todo estaba saliendo según lo  planeado. Sólo esperaba ahora que los guardias ajusticaran a esa manada de lobas y les dejaran terreno libre a ellos, parapero una vez se rencontraran con la comandante y sunegó Gruñiditos pudieran regresar y tomar ellos la nave..

- ¡Daos prisa, esto se va a coconvertir en territorio de guerra y cuando se den cuenta del engaño vendrán por nosotros!  - Exclamó Sanke. - ¡Vamos aseñora por Grace! - Ordenó mientras aceleraba la marcha todo lo que sushabía heridas le dejaban. 

La puta nube se acerca... Está pasando por encima de edificaciones, ... de todo; no hay barrera que la pare...

-Tíos, estamos jodidos. Ha sido un placer. Nos vamos a convertir en putas amebas...

... En otra época, se volaría la tapa de los sesos. En otra situación, se reventaría con una granada, para llevarme a quien quisiese llevársela por delante. Ahora... El bajonazo de ver como quienes deberían lideranos son unas putas ratas... Ya todo se la suda.

Al menos morirá dándose un gustazo... Apunta la smartgun a la puerta y ventanales de la cárcel, y las riega con balas. Sí, tal vez no sirva de nada.... pero le da gustillo sentir el retroceso, la vibración de los disparos, el olor a cordita... Casi se empalma de gusto.

-¡Al menos muero haciendo lo que me gusta!

... pues ya considera que Vásquez, es historia.