Partida Rol por web

El transporte ligero tarda media hora en atravesar la atmósfera y posarse sobre una de las plataformas de aterrizaje de Puerto Amargura. Mientras los motores se apagan poco a poco, el piloto anuncia por el vocotransmisor que ya han llegado. La escotilla de acceso se abre, dejando entrar una luz cegadora y revelando el humeante campo de aterrizaje. 

A través de la escotilla veis una pista de aterrizaje calcinada y ennegrecida por innumerables motores de lanzaderas y transportes. Toda la plataforma está cercada por una alambrada de gran altura, y por encima de ella se yerguen los ominosos muros metálicos del asentamiento de Puerto Amargura.

El aire apesta a sustancias químicas, propelentes y productos de limpieza, pero por debajo de los olores que cabría esperar en un sitio como éste captáis un tenue y agradable olor a hierro.

Al salir del transporte ligero, veis a docenas de hombres de rostros mugrientos limpiando el casco y conectándole mangueras de repostaje. También se acercan varios estibadores con un vehículo flotante para acarrear los suministros que ha traído la nave y recogeros. Instantes después se aproxima a vosotros un oficial con el rostro lleno de manchas y vestido con una polvorienta túnica que ha visto días mejores, de color azul oscuro y ribeteada con ostentosas cadenetas doradas. El oficial está flanqueado por un par de hombretones equipados con recicladores de aire que sostienen sendas escopetas en sus brazos con aire despreocupado.

El oficial os saluda y os da la bienvenida a Puerto Amargura. Luego os hace todo tipo de preguntas sobre el propósito de vuestra visita, de dónde venís y cuánto tiempo planeáis quedaros en el planeta, mientras los dos guardias os observan amenazadoramente.

Dando un paso al frente, NATK se presenta al oficial, sus asuntos eran cosa suya y desde luego no pretendía airearlos, su misión era entablar contacto con el vidente Aristachus pero nunca es buena idea airear las misiones y aún menos las inquisitoriales.

Se presenta Alric Thunderblow, a su servicio - comenzó diciendo NATK  mientras se acercaba al oficial - venimos en visita ordinaria por orden del Administratum - enseña disimuladamente al oficial la placa del Adeptus Arbites para que sólo él lo vea - hablemos en privado - le dice al oficial en un susurro - nos han enviado a comprobar que la siguiente colecta se realizará conforme a los estándares de calidad acordados - continúa la frase en voz alta para que tanto los hombres armados como quien pudiera escucharles terminen de creer su historia.

Seria mentira, si alguien le preguntase a Zarkov si le gusto el viaje y que él se negase, lo cierto es, que más allá de la turbulenta experiencia, lo que más disfruto el joven Tecnógrafo, fue el sonido de los motores de la maquina a plena potencia, bajando a gran velocidad, una sensación que solo los más conocedores aprecian.

Ya en tierra, Zarkov se desabrocha su cinturón, recoge su equipo y se dispone a salir de la nave, su visión es agradable y el olor gratificante, le recordaba a su taller.

Pronto observa la llegada, de un hombre de túnica, bastante desgastada por el tiempo, escoltado por lo que Zarkov supone, son sus guardaespaldas, se presenta como el oficial en turno, el Joven Tecnógrafo mueve su cabeza en una escueta señal de aprobación y saludo.

El Oficial inicia con sus típicas preguntas, pero rápidamente Zarkov escucha la vos de NATK, que toma la iniciativa con entusiasmo, presentándose verbalmente  y solicitando una reunión privada.

Zarkov supone que NATK está muy entusiasmado por tomar el mando del grupo, actitud típica de cualquiera militar o servidor de la ley imperial, como el Adeptus Arbites, de donde salió el, el joven Tecnógrafo sospecha, que el Cadete trata de forjarse una reputación, para ganarse el favor del inquisidor y para lograr sus propias metas.  Sin embargo, Zarkov, poco o nada le interesa esas cosas, él sabe cuál es su lugar y no es tan tonto, para meterse en el camino de la ambición de alguien más.

Zarkov guarda silencio y permite que NATK se encargue de las conversaciones con el oficial, dejar que un hombre de carne, trate con otro hombre de carne.

Cuando NATK le propone hablar en privado el oficial asiente y se dirige un par de metros de vosotros, sus guardias miran ahora hacia NATK aunque dejando unos cuantos metros de distancia para mantener la intimidad de la conversación.

Mientras vuestro equipo está siendo descargado, un diminuto querubín servidor muy baqueteado revolotea hacia vosotros (Drake, Zarkov) con una radiante sonrisa en su agrietado y sucio rostro angelical. Parece un niño sostenido en el aire por un par de alas metálicas deslustradas, con perlas en lugar de ojos. Sin articular palabra, os entrega un pergamino adornado con un sello reconocible como el código del séquito personal del inquisidor al que sirven los acólitos. El pergamino contiene instrucciones para seguir al querubín hasta Aristarchus, "que aguarda con impaciencia el placer de conocerles".

Después se dirige hacia NATK haciéndole participe del mismo objeto. En cuanto el oficial ve el sello se despide de vosotros y prosigue su camino.

PUERTO AMARGURA

Hay muy pocos asentamientos permanentes en la superficie de Iocanthos; los pocos que existen han sido erigidos por orden del Imperio. De todos ellos, Puerto Amargura es con diferencia el mayor, un espaciopuerto fortificado rodeado por altas murallas erizadas de dotaciones de artillería. El espaciopuerto domina el centro de la comunidad, y numerosos bloques de habitáculos se amontonan a su alrededor en círculos concéntricos: son las viviendas de los lugareños que tienen la desgracia de vivir en este miserable lugar. Aunque no son más que enrevesadas aglomeraciones de calles polvorientas y edificios monótonos, existen algunos lugares de interés en el asentamiento.

Puerto Amargura es un lugar superpoblado, destartalado y anárquico. Los edificios son un batiburrillo desigual y sobredimensionado de planchas de metal prefabricadas, ladrillos de arcilla cubiertos de escayola resquebrajada y bloques de piedra cociéndose al sol. Todo lo que hay aquí es monótono y polvoriento, hace mucho calor y apesta a metal quemado. Los mugrientos lugareños están endurecidos por las penurias, y visten lo que parecen retales sacados de un vertedero: monos parcheados, pañuelos en las cabezas y abrigos cubiertos de un polvo marrón grisáceo.

De día las calles principales son un mar de obreros polvorientos, y todo el que trate de transitar por ellas se verá expuesto a los empujones de la gente, el alboroto de un centenar de dialectos distintos y al peculiar aroma acerado de las flores de fuego fantasma que impregna el aire, entremezclado con el sudor y la hediondez de una inmensa muchedumbre hacinada en un único espacio.

1. ESPACIOPUERTO

El espaciopuerto está situado sobre una planicie al pie de la cumbre en la que se ha construido Puerto Amargura. Se trata de una amplia zona de terreno compactado y calcinado, con plataformas rectangulares de rocormigón dispuestas a intervalos regulares y potentes abrazaderas de atraque. Todo el recinto está rodeado por una imponente verja que impide el paso. Hay transportes alineados a lo largo de la cara septentrional de la verja, repostando combustible del depósito principal para cuando llegue el momento de llenar los depósitos de las naves que aterricen. Varios bípodes industriales caminan pesadamente por toda la zona, descargando los ansiados suministros o acarreando palés de barriles. El aire huele a metal quemado y a productos químicos, y la tierra abrasada emite una calina que se extiende por todo el espaciopuerto, aun cuando no hay elevadores ni lanzaderas en él.

Mientras en vuestro recorrido desde espaciopuerto hasta vuestro próximo destino respiráis la evocada atmósfera de puesto avanzado. El servidor vuela justo encima de las cabezas del gentío, esquivando hábilmente los vehículos sin percatarse de que a vosotros os cuesta mantener el ritmo. De vez en cuando se gira, se da cuenta de que os habéis quedado atrás, os hace señas y luego sale disparado una vez más.

Aprovecho mi interludio con el oficial para preguntarle qué se cuece por la ciudad y si ha visto algún movimiento fuera de lo corriente en el espacio-puerto.

Tras conversar brevemente con el oficial, NATK recibe el aviso del servocráneo al revolotear éste con su particular zumbido alrededor de los acólitos primero, y acercársele a él después. No era esta la situación que tenía pensada- pensó el Arbites mientras el oficial ponía cara de circustancias y se apresuraba a apartarse del camino- Por otro lado es lógico...- con un leve movimiento de cabeza a modo de resignación esperó a sus nuevos compañeros mientras veía alejarse al oficial con su escolta. 

Cuando Zarkov y Drake llegaron a su altura, comenzó la marcha, no quería parecer el típico turista pero todo llamaba su atención, por un lado las aglomeraciones le aliviaban, se sentía como en su mundo natal de nuevo, perdido entre la multitud, donde nadie tiene nada con nadie y todo el mundo va a lo suyo. Por otro lado sin embargo, la naturaleza desconfiada de NATK se alteraba al tener que controlar la actividad de tanta gente, tenía la ventaja de provenir de un mundo colmena, pero siempre podía escapársele algún detalle.

Tratando de no perder de vista al servocráneo, que impacientemente gravitaba estático cuando se alejaba demasiado, el arbites, acostumbrado a  multitudes se movía como pez en el agua, pero desde luego no iba a separarse de sus compañeros, si el servocráneo tenía que esperar, que esperase.

Después de reconocer el Sello de su inquisidor, Zarkov obedece  las instrucciones suministradas en el pergamino  y persigue al querubín mensajero, lo mejor que puede, entre la densa multitud que le rodea.
Gracias a su respirador, el Tecnógrafo no nota el aire turbio que lo rodea, además, para un nacido en un mundo forja, la visión de una atmosfera contaminada, por los gases industriales, le es bastante familiar. 
Zarkov, se concentra en no perder de vista el querubín, no es capaz de notar nada más.

Te percatas que el burócrata es un tipo vanidoso y arrogante llamado Kerred Smyk que trabaja para el vicecónsul, quien le ha enviado para evaluar el motivo de la presencia inquisitorial en Iocanthos (de ahí que pregunte tanto). La verdad es que carece de autoridad sobre vosotros. Al interrogar al oficial no te arroja mucha más información aparte de la situación de aislamiento del puerto, y que "se han producido algunos altercados últimamente, pero nada que no podamos solucionar".

Se aleja malhumorado debido a la poca información recibida pero aún así se va.

Aprovechando el anonimato del gentío aprovecha para comentar por lo bajo con el resto del séquito lo poco que ha conseguido sacar del oficial

Por lo visto han habido algunos altercados por aquí últimamente, y aquel tipo era un enviado del vicecónsul -dice mirando alrededor disimuladamente mientras siguen al servocráneo- éste es su planeta así que es probable que tengamos unos par de ojos en el cogote las 24 horas, en resumen: hay que estar al loro - recuperando la media sonrisa de forastero continua caminando entre la multitud como si hubieran estado hablando del clima.

Sin perder detalle del entorno, sacó su placa de datos e introdujo algo de información en unos segundos, mientras seguía caminando y esquivando a la gente al pasar, como si fuera el sólo por la calle.

Te fijas en unos individuos vestidos con la indumentaria local que os observan inmóviles desde una distancia prudencial. Todos tienen llamas pintadas en la cara con llamativos tintes azules y blancos que brillan a la luz del día. El resto de los transeúntes parecen ignorar a estos tipos.

Nada relevante, según él claro, pero...¿qué me iba a decir? - se detiene un momento sacando una placa de datos para debatir con sus compañeros mientras el servocráneo revolotea impaciente.

¿Conocéis esta zona del espacio puerto? Creo que ando algo perdido... - dice el joven en un registro deliberadamente alto, acto seguido pasa a uno mucho más discreto - Shhhh, no hagais ningún gesto extraño, no mireis los dos a la vez, nos están vigilando, justo ahora, a mis tres en punto, al fondo, unos tipos con llamas azules y blancas pintadas en la cara ¿¿Podéis verlos?? - gesticulando, señala la placa de datos y luego la dirección hacia la que se dirigían, como si estuviera hablando de la ruta a seguir - Propongo continuar como si nada, apenas sabemos nada del planeta y aún no hemos contactado con Aristarchus. Pero debemos estar alerta.

Terminando de mirar la placa de datos como parte del teatrillo que han montado, NATK aguarda la decisión de sus compañeros listo para re-emprender la marcha.

Mientras Zarkov seguía persiguiendo al querubín mensajero,  escucha la voz de NATK, que actuaba bastante extraño, pide indicaciones con su placa de datos, como si eso fuera relevante, teniendo en cuenta, que había un guía con nosotros. Por unos segundos no entendía la situación, hasta que menciono que había hombres persiguiéndolos.
Zarkov en silencio, saca su placa de datos, pero no la enciende, la posiciona disimuladamente de tal forma, que le permita observar a los hombres, por medio del reflejo de la pantalla del aparato, sin necesidad de girar su cabeza, con una breve mirada, le permite confirma la descripción de NATK.
Susurra unas palabras, al grupo.
-No los conozco, podrían ser o no enemigos.
Medita con calma la situación.
-Quizás nos siguen, para saber adónde nos dirigimos, no estoy seguro, hasta que no confirmemos sus intenciones, lo mejor es despistarlos de alguna forma, antes de encontrarnos con nuestro contacto.
Observa a su alrededor.
-Este lugar está lleno de gente, deberíamos perdernos entre la multitud o encontrar un lugar donde despistarlos.
Luego medida con preocupación.
-Si no logramos despistarlos, será mejor buscar un sitio idóneo, en donde enfrentarlos y si es posible capturar e interrogar a alguno de ellos.
Con calma espera la opinión de sus compañeros.

Creo que la mejor opción es intentar perdernos entre la multitud como dices - asiente al tecnógrafo - avisaremos al contacto cuando lleguemos hasta él, pero si dentro de un rato vemos que aún nos siguen podemos poner en práctica otro tipo de plan.

Pensativo, NATK guarda la placa de datos de nuevo y hace ademán de retomar la marcha - Además, juegan en casa, si nos salimos del camino podríamos encontrarnos sospechas desagradables.

Mientras camináis por los numerosos callejones de Puerto Amargura sois abordados por un extraño medio desnudo y quemado por el sol, con el pelo enmarañado y apelmazado por el polvo, y numerosas llamas blancas tatuadas en el rostro. El hombre os profiere un torrente de insultos y obscenidades y no puede ser tranquilizado, apaciguado ni intimidado: está demasiado perturbado.

Mientras retomábamos el camino, les asaltó algún tipo de perturbado. NATK podía imaginarse a sí mismo como asía su garrote reglamentario y convertía la cabeza de ese deshecho en un conglomerado de gelatinas blancas y rosas, en su mente claro. Había aprendido lo que era el autocontrol, y como miembro activo del Adeptus Arbites hace uso ahora de esas enseñanzas al extremo. Tenía claro que si el individuo no les agredía de otra forma que verbal no le iba a responder, pasaría de largo a ver cómo reaccionaba.

El hombre estaba medio desnudo, por lo que no podía ocultar gran cosa, de todos modos el Cadete pasó con los 5 sentidos en alerta máxima, un cuchillo era fácilmente manejable y podía hacer mucho daño. Tampoco le parecía una buena idea comenzar un altercado nada más aterrizar y sin haber contactado con Aristarchus aún.

Eso sí, al mínimo atisbo de violencia, NATK tenía claro que descargaría la justicia del Emperador contra él.

Zarkov observa como un perturbado individuo se acerca a ellos, considera insensato responder a sus insultos, no desea llamar la atención  más de lo necesario, decide seguir su camino, sin prestarle atención al sujeto.
Su preocupación se mantiene en sus perseguidores y en el querubín mensajero, ¿acaso podrían intentar capturarlo? Solo es una banal sospecha sin demasiado sustento, el querubín, puede volar y por lo tanto evitar ser atrapado.
Zarkov sigue inspeccionando la zona, busca algún sitio u oportunidad de despistar a sus seguidores.
Mira a sus compañeros, con su típica voz sintetizada por su voco trasmisor, les habla.
-Sugiero ignorarle y seguir.

Me paro cuando aquel ser, no se podía llamar de otra manera, con aspecto de haber salido de un manicomio nos bloquea el paso, mis ojos se estrechan al recibir esos insultos y obscenidades.

---No soy partidario de la violencia gratuita, pero no consiento que se me trate como mera basura- digo cruzando los brazos y continuo con voz severa -Así que caballero, le ruego que se aparte y se disculpe o nos veremos obligados a apartarle por la fuerza.

Alguna de las frases sueltas del lunático captan tu atención:

"¡Está aquí, está aquí otra vez! ¡El Padre Cuervo ha venido para ahogarnos con sus mentiras!"

"¡Falsas, falsas, las dos caras que tiene! ¡El primero de tres tiene dos!"

"¡La sangre correrá por toda su colina!"

"¡Han abierto su corazón a una serpiente, los muy necios! ¡Pena me dan esos condenados locos!"