Partida Rol por web

Conforme os alejáis del asentamiento, una brutal tormenta de arena sopla desde el norte fustigandoos en vuestro viaje. La conducción se hace bastante complicada debido a la falta de visibilidad y lo irregular del terreno.

Atellus va a los mandos del vehículo al igual que hizo desde Puerto Amargura pero esta vez sus nociones de conducción no sin suficientes y cuando en un bache la rueda delantera izquierda reviente no puede controlar el volante y el camión acaba volcando. El golpe es más aparatodo que peligroso ya que con la falta de velocidad había reducido mucho la velocidad pero cuando conseguís salir de debajo queda claro que el resto del camino deberéis hacerlo andando.

Con esfuerzo, salgo del vehículo mientras me arrastro por el suelo e intento taparme la cara con la mano, protegiéndome de la tormenta de arena.

Una vez fuera, miro al resto Creo que deberemos de seguir a pie, no debe de quedar demasiado, aunque con esta maldita tormenta nunca se sabe. ¿Alguien ve un carajo?

Cuando me levanto, resulta que tengo que escupir barro y arena, pues me la había comido de pleno. Me sacudo para al menos quitarme la más molesta, y mientras quito el tapón a mi cantimplora, miro a Atellus de muy mala ostia.

¡Pero serás mentecato! ¡¿Es que no has visto el puto agujero?! Joder, he tragado más arean que comida en lo que llevamos en esta puta misión. Joder, es que no damos una a derechas, ostia...

Bebo un largo trago de agua para limpiarme la garganta de arena e hidratarla un poco, pues rascaba que daba gusto.

Más nos vale que encontremos un vehículo allí para volver a casa, porque sino, estamos muertos. No conocemos el planeta, estamos incomunicados, y es territorio hostil. ¡Mecagüen la puta!

Dicho esto, me echo el rifle al hombro, ajuto las cinchas de la mochila y comienzo a caminar mascullando obscenidades.

Tras echar una mirada graciosa a Zaddion, miro nuevamente hacia la lejanía, donde se supone que espera nuestro destino

No tenemos muchas opciones. O seguimos o nos volvemos

Me detengo y me giro.

Seguimos. Y vvamos a sobrevivir y a enterarnos de lo que pasa, y vamos a volver para patearlo el culo al cabrón de Aristarchus. ¿Os ha quedado claro? Pues marchando.

Prosigo de nuevo la marcha.

A pesar del viento y la arena que casi impiden la comunicación, incluso con los vox de mano, todos entendéis los gestos y la cara de Zaddion.

La tormenta de arena amina hacia el final del trayecto. A un lado del paso principal que habéis atravesado, en un desfiladero situado a un nivel inferior, veis una casa de gran tamaño construida con toscos bloques de piedra y pieles de varios animales sin identificar; el interior parece iluminado por lámparas. No muy lejos de la granja hay un pozo y un pequeño corral en el que dormitan cinco perros de las arenas. El lugar está abarrotado de postes con numeroso cráneos de animales. Varios de los perros de la arenas empiezan a husmear y resoplar, como si hubieran notado vuestra presencia.

Viendo los edificios y escuchando los perros, miro al resto Intentaremos no tener que matar a sus animales.

Acto seguido, poneindo las manos sobre mi boca comienzo a gritar ¡¡Eshaaaaa! ¡Esha Raine! ¡venimos a hablar de Aristarchus y se Skad! ¡sabemos que traman algo y nos ha mandado a que te cojamos, viva o muerta, pero sabemos que tú no hiciste nada! ¡necesitamos tu ayuda para desenmascararlos!

Acto seguido, subo las manos en señal de amistad mientras miro al resto con un leve encogimiento de hombros.

Miro a Albrek y levanto tambien las manos, mientras no me detengo y sigo andando a lo que parece el edificio principal . Estoy pendiente de cualquier suceso extraño. Sera mejor que nos separemos un poco, para no caer en una trampa facilmente. Digo por el comunicador. Nos han mandado a matarte, pero no te preocupes que no vamos a cuplir las ordenes.... que manera mas bonita de decirlo, siento que llevo una diana en el pecho. cuando estoy aun mas cerca del edificio principal. Si estan los perros aqui es que no se han ido todavia. 

Entonces veis salir a Esha Raine junto a Kos'ke seguidos por algunos hombres de éste. Levan las armas en la mano pero su actitud parece más defensiva que ofensiva.

La vieja se os queda mirando y tras unos instantes dice: Entren si valoran las almas de los que languidecen en Desesperanza. He de mostrarles algunas cosas.

Cuando oigo a Esha, miro al resto sonriendo mientras comienzo a caminar hacia ellos, con los brazos en alto como había estado hasta ahora.

Kos'ke estaba allí, por lo que casi seguro que Aristarchus efectivamente nos había enviado a eliminar a alguien que le pondría en un aprieto. Y si entrar allí podía arrojar luz sobre esta mierda, había que intentarlo.

Me cago en las putas órdenes. ¿Qué es lo peor que puede pasar? ¿Que me peguen un tiro según entre en el chamizo? Pues así sea, al menos esto acabará de una jodida vez.

Avanzo con decisión hacia allí, colgándome el rifle del hombro. Tampoco iba a ir con las manos en alto como un chiquillo, si nos quisieran disparar y pensasen que éramos una amenaza, ya lo habrían hecho.

Siguiendo los pasos de mis compañeros entro dentro de la choza