Partida Rol por web

Por mi parte, todo claro. En marcha, gente. Vamos a limpiar este agujero.-exclama Ishmael, que hasta este momento había permanecido en silencio, escuchando las palabras de los allí presentes. Clava su mirada en el comisario mientras dice:
No tiene por qué preocuparse, haremos nuestro trabajo.

Se gira hacia su silencioso compañero y le espeta:
¿Qué me dices, Mir? Vamos a por unos cuantos juguetitos. He, he, he...

Mir sonríe y golpea amistosamente en el hombro a Ishmael.

"A ver qué tienen para nosotros"

"Comisario, dónde podemos equiparnos para el trabajo?"

-El intendente, caballeros, como ya les dije antes. Y, ahora, si me disculpan... -no os deja lugar a dudas, es momento de marcharse.

-Puede preguntar lo que quiera fuera, señorita. Recuerde que no se me da muy bien hacer mi trabajo -te suelta entre dientes el sargento.

Mientras Ishmael y Mir se van con el Intendente y el Comisario les despide, Cimbria, Xanthia y Praetus salen a la explanada frente al Hab-Block... la sombra del estandarte Imperial cae sobre ellos, dandoles un falsa sensacion de seguridad... Cimbria se muestra pensativa, molesta y excitada a la vez...

"Tengo experiencia en interrogatorios con herejes y traidores; si la Guardia Imperial tiene algun prisionero renegado, obtendre informacion... ya veremos si es fiable" Con la mano se coloca un mechon tras la oreja... "Vosotros podeis jugar a Comisario Malo-Comisario Peor con los Guardias Imperiales que estuvieron en las minas, en particular en esa zona... ¿Los Rotos?... esos tuneles son importantes"

 Sí, pero seguro que no es sordo.- le espeta Xanthia.- ¿Dónde podemos encontrar a los supervivientes, sargento? 

Esta vez el sargento ni te contesta. Se limita a hacer un gesto con la mano que abarca todo el campamento.

Tras esto se marcha con paso calculado.

En ese momento comienza a llover ceniza y el ambiente se torna más opresivo. Parece como si estuvieran quemando un trozo de plástico gigante a escasos metros; apesta. Las chimeneas de las colinas expulsan unas llamas enormes que lamen el firmamento. A vuestro alrededor el incensante movimiento de los soldados no cesa ni por un segundo: van de un lado a otro, cargan con grandes cajas de equipo o hacen guardia.

 Tendré muy en cuenta su omisión de ayuda, sargento.- espeta.- Ya veremos si tiene algo que ocultar a la inquisición.

Se dirige a otro soldado.- Tú, ¿dónde están tus compañeros que bajaron a las minas?

"... Tenemos que ser menos agresivos... tienen que confiar en nosotros... la mayoria de las almas que abandonan la Luz del Emperador, ansian en su fuero interno volver al redil... Si creen que su castigo servira para salvar su alma, se someteran a el gustosos, por Su divina redencion..."

"Xanthia, ¿me permites?" El tono de Cimbria es sorprendentemente suave y conciliador... "Soldado, rango y numero de serie"

"Necesitamos encontrar la enfermeria, para hablar con los heridos de las minas"

El soldado te observa con desconfianza y luego señala en una dirección. Sin darte tiempo a reaccionar vuelve a coger la caja de municiones que transportarba y continúa su camino.

Praetus, Cimbria y Xanthia se mueven con rapidez hacia su objetivo. El trasiego de los militares no para en ningún momento, aunque a pesar de la cantidad de soldados presente, os extraña que casi no hablen. Muchos de ellos se comunican entre sí con gruñidos o gritos. La moral no está muy alta, y da la impresión de que vosotros no habéis ayudado a levantarla.

A medio camino pasáis al lado de un recinto vallado de tres metros de alto, con alambre de espino en su parte superior. Entre el mismo advertís trozos de ropa y de ¿carne?, y el suelo está cubierto de sangre reseca. En el interior del recinto hay diez hombres con aspecto desamparado, cuyos vestidos están manchados de sangre y suciedad. Sus rostros, apagados y macilentos, se agarran a la valla cuando os ven pasar.

Guardias vestidos de negro, con armaduras flak y visores patrullan el perímetro armados con fusiles automáticos.

La lluvia de ceniza no remite, y pronto todas las superficies quedan cubiertas bajo una espesa capa gris, configurando una macabra estampa.

A pesar de que los soldados no se comportan de forma muy cooperativa y os sentís algo desplazados, no os lleva mucho tiempo encontrar al intendente.

Se trata de un hombre entrado en años con aspecto de haber visto más cosas de las que le gustaría. Le falta parte de la nariz, y su cabello es casi del color de la ceniza que aún sigue cayendo. Cuando os ve llegar se os queda mirando con curiosidad. Ultima de firmar unos papeles, entrega una pequeña caja a un soldado, y luego os observa, expectante, pero sin decir nada.

A vuestro alrededor hay cajas abiertos con equipo de toda clase: ropas, munición, diferentes tipos de armas, cuerdas...

Ishmael llega al lugar en donde se encuentra el intendente, acompañado de Mir. Observa como el hombre termina de realizar sus últimas tareas, y cuando éste le mira, le devuelve una mirada de espectación. Con voz gutural, debido al aire que se respira en el ambiente, le dice:

Bien hallado. Soy Ishmael, y su nombre es Mir-señala con un gesto de cabeza a su compañero-Venimos de parte del inquisidor Lord Antón Zerbe. Estuvimos hablando con el comisario Nihilius y nos dijo que acudiéramos a tí para arreglar los asuntos de intendencia. ¿Y bien?¿Qué tienes para nosotros?

Xanthia se acerca a uno de los soldados que están vigilando y se mantiene a una distancia primordial de la barra.

¿Puede indicarme que hace aquí esta gente soldado?

-Son escoria rebelde. Aguardan proceso antes de ser ejecutados, señora -responde implacable el guardia. La verdad es que con el visor y el enorme rifle automático que sujeta entre los brazos, intimida bastante.

Cuando te ven preguntar, un par de los hombres enjaulados se lanzan contra la valla y te empiezan a gritar.

-¡Ayuda, por favor! ¡No... no hemos hecho nada! ¡Sácanos de aquí...!

Les mira, escupe al suelo y se gira a Cimbria.

Quizás deberías empezar por estos, interrogadora.

"... ¿Que impulsa a un hombre a lacerar su carne de esta forma? ¿La desesperacion del culpable atrapado o la furia del inocente condenado?

Cimbria sale de su ensimismamiento cuando Xanthia se dirige a ella...

"Centinela, hemos sido autorizados por el Comisario Nihilus para interrogar a sus prisioneros"

Se acerca a la valla, los suficientemente cerca como para ver bien al prisionero y lo suficientemente alejada como para evitar cualquier agresion.

"Escuchadme con atencion."

La joven acolita inquisitorial presiona a los reclusos con preguntas directas sobre sus situacion en las Minas, en los enfrentamientos con las tropas Imperiales, en la rebelion previa...

"Vuestras familias, vuestros amigos y compañeros sufren en estos momentos... por vuestra locura. Creo que habeis recuperado la sensatez y eso puede ahorrar muchos padecimientos a las personas que apreciais... Si podemos formarnos una idea de porque os sublevasteis ante la autoridad, quien os convencio para levantaros en armas, que se oculta en las Minas y en los Rotos... quiza podamos contribuir a aliviar el dolor de todos..."

Cimbria intenta romper la natural desconfianza ante autoridad de estas pobres gentes, aunque tambien mantiene una actitud vigilante ante mentiras o trampas. Para ella, son culpables y la muerte es la unica forma de purgar sus pecados y liberar sus almas.