Partida Rol por web

La guerra llamada "La Tormenta del Caos" por los historiadores fue cruenta.

Ciudades y provincias cayeron sumidas en la anarquia y destruccion hasta que el Imperio, ayudado por el resto de las razas lograron ganar el pulso al Caos.

Por muy poco se gano y aun se sienten sus efectos...

Durante el asedio de Talabheim, un proyectil de una pieza de artilleria del Caos conocida como "Cañon Infernal" atraveso las defensas y arraso la casa donde os encontrabais. De las quince personas que se ocultaban alli solo vosotros tres sobrevivisteis a la exposicion al extraño metal purpureo... tambien conocido como Piedra Bruja.

Fuisteis llevados al Hospicio de las Sacerdotisas de Shallya, donde pasasteis el resto de la guerra...

Pero no estabais con los demas enfermos... ocupabais un area especial... aquella destinada a los que como vosotros habian sido alcanzados por Piedra Disforme...

Muchos murieron al poco de entrar, retorciendose de dolor con las Mutaciones que sufrian... a otros tuvo que matarlos un Sacerdote que vigilaba el lugar, suponeis que de Sigmar...

Ha pasado una semana desde vuestro incidente y os encontrais realmente mejor... de no ser por las mutaciones que habeis desarrollado.

Hasta ahora habeis podido ocultarlas lo mejor que habeis podido pero no confiais en que no lo sepa nadie mas... solo os teneis a vosotros.

En el exterior podeis escuchar gritos de personas que llevan a otros a la Hoguera, culpandolos de Herejes, sirvientes de los Dioses oscuros y MUTANTES... la cosa no pinta nada bien..

¿cómo me sentía?, no es dificilmente explicable, he pasado de tener una vida normal, a ser un asqueroso y odiado mutante, ¿como leches, quieres que me siente?, estoy jodido, y bien jodido. Abandonaré mi vida, por la culpa de asqueroso caos, esos hijos del diablo deberían arder en el infierno, como harderemos nosotros si nos pillan.

-Sihh-llamo la atención de mis dos compañeros durante estos días, amigos de ciudad, y parce ser, que tambien de futuro- debemos largarnos de aquí, como sea, pero ya-Intento hablar despacio, en susurros, no quiero que nadie se entere.

Herman abre los ojos sobresaltado. Todo está muy oscuro, no consigue recordar nada.

Tras esa gran explosión todo se pausó hasta ese momento, ¿dónde estaba? ¿cuántos habian sobrevivido?

Intenta echarse un vistazo a su cuerpo, peor hay algo que le horroriza: ese no es su cuerpon, se siente diferente, muy diferente.

Después, horrorizado echa un vistazo a su alrededor donde ve a sus 2 compañeros en su misma situación, además parece que ellos también han sufrido mutaciones o pueden que hayan muerto

De pronto la voz de Nik le saca de sus pensamientos y confirma que al menos otro de ellos está vivo.

-Tienes razón, he visto algo que no me ha gustado naday a ellos les gustará menos. Por cierto, ¿Está vivo?- dice señalando a Sigmund-

-"se nota que estuviste como perdido todo este tiempo"-digo, sonriendo, satisfecho de mi aguanta-"Os habeís movido, ambos mientras dormíais, Sigmund también parece estar vivo"-susurro a Herman, mientras miro con el rabillo del ojo al tercer compañero-"intenta despertarlo".

-Tzi Tzi, Sigmund, despierta, debemos huir rápido.

Nik, ¿sabes algo sobre los demás?

-¿demás?, se lo mismo que tu, pero parece que la gente está alerta, y buscan a personas como nosotros-ahora, susurré, lo más bajo posible.

¡Aaaaggghhhh! escuchais gritar a un herido con la cara horriblemente desfigurada. Parece sufrir en demasia...

En la habitacion hay 3 personas mas ademas de vosotros.

Todos parecen estar dormidos o ignorandoos completamente.

Vuestros pensamientos e ideas son caoticas, ¿que hacer? ¿os trataran como mereceis por ser "diferentes"?

La solucion llega pronto.

Escuchais voces mas alla de la puerta que os "custodia".

¡Son solo niños! grita la voz de una de las Hermanas que os ha cuidado.

Si... pero son sirvientes de la Oscuridad... deben morir... ¡AHORA! dice una voz dura y calmada.

Imágenes borrosas, mezcladas, pasan a velocidad infinita por la mente de Sigmund. Duerme, o eso quiere creer. Un sueño, o eso quiere pensar...

A veces la realidad supera la ficción

El frío de la noche... las estrellas... las dos lunas en el cielo
Silencio tras horas de gritos interminables. Silencio tras el redoblar de los tambores. Silencio tras el temblar del suelo con el disciplinado paso de una inmensa horda.

... un silencio aun más desagradable que los horribles sonidos de las criaturas que aguardaban al otro lado de la muralla. Un silencio que escondia odio, miedo y horror. Que presagiaba dolor, muerte, agonía. Que susurraba palabras de desconsuelo, desesperanza y locura.

...Tan solo hubo silencio...

Un silbido en el aire. Madera crujiendo, astillándose. Gente gritando. Horror. Dolor. Desconcierto.... muerte.
El techo se derrumba. Un olor hediondo, indescriptible, penetra en las fosas nasales... la vision se nubla, el oido se difumina. Se pierde la consciencia...

Sigmund recupera la consciencia, y al momento sabe que preferiría haber muerto. Que no hay dolor, ni agonia superior a lo que siente. Que los orcos son ahora más humanos que él.

No entiende. No quiere entender. No quiere vivir. No quiere vivir... asi... en ese cuerpo. En ese cuerpo extraño, grotesco como las gárgolas de las catedrales. Ahora entiende su sonrisa burlona.

Una voz, de lo profundo de su subconsciente intenta liberarse, advertirle. O quizá es una voz del mundo real, al que no quiere volver jamás. "-Tzi Tzi, Sigmund, despierta, debemos huir rápido." dice la voz.

Pero Sigmund no quiere huir... solo quiere... despertar...

Bienvenido a la pesadilla

En ese momento los otros engendros de la habitacion que hasta ahora pasaban de vosotros se levantan mirandoos con duda.

¿Que demonios haceis? ¿pensais que llegareis lejos? Estamos condenados, ¡condena...!

No termina la frase.

En ese momento la puerta de los gritos se abre de un gran golpe.

Un hombre embutido en un largo traje negro con insignias del martillo de sigmar  y sombrero de ala ancha entra en la habitacion.

Porta dos extrañas pistolas en sus manos que mueve con gracia felina.

A su lado hay varios hombres, con tunicas de sacerdote, sin un pelo en la cabeza y con los mismos simbolos sigmaritas.

Portan enormes Mazas a dos manos...

Dan miedo.

¡¡VOSOTROS HERETICOS MUTANTES!! ¡HA LLEGADO VUESTRA HORA!  grita mientras dispara contra el estupido que se reia de vuestro intento de huida... tumbandolo de nuevo en la cama... para siempre

Mientras sigue haciéndose el dormido, o algo parecido, Sigmund busca desesperadamente una salida, a ser posible que evite pasar por medio de los cazadores.

Sus músculos se tensan, preparados para propulsarle de la forma más rápida a la salvación...

...este es el instito de supervivencia... pero una parte de Sigmund, la más cuerda, preferiría morir aqui ahora...

¿nos será imposible luchar contra esos hombres?, creo que sí.

No se que hacer, por una parte, quiero enfrentarme a los hombres, pero por otra, temos que me maten con la facilidad con la que han matado al otro... estoy quieto, muy quieto, como dormido, observando  sus acciones...

La interrupción por parte de aquellos hombres tomó a Herman por sorpresa, pues pensaba que entre el jaleo no les oirían y serían capaces de huír con vida, si es que se le podía llamar vida a "eso"

Pero debían huír, si estaban vivos es porque tenían otra oportunidad, una oportunidad que pocos tienen que deberían de usar para cambiar todo lo malo que hcieron en su "anterior vida"

Por eso, Herman buscó un salida rápida: ¿luchar? no, estaban demasiado débilesy tenían todo en contra, la opción más segura, si es que existía alguna, era escapar, porque rendirse no estaba entre sus opciones

la otra puerta... ¿hacia donde llevará?...una cosa está clara, si no nos vamos, recibiremos una muerte ingrata...

Despacio, me levanto de mi cama, a mis pies, se encuentra un farda, donde están mis objetos de valor, me lo cuelgo al hombro, hago un gesto a mis compañeros para que me sigan. M desplazo hacia la puerta, lentamente... silenciosamente.

Salis por la puerta "inexplorada" mientras el Cazador de Brujas dispara sobre los otros habitantes de vuestra habitacion.

Cuatro sacerdotes enardecidos corren detras de vosotros al veros intentar huir.

La puerta da a una gran Patio interior cuadrado. En cada uno de sus lados hay una puerta.

En el medio hay un pequeño pero descuidado cesped...