Partida Rol por web

El trío se separó de sus compañeros para dirigirse al centro del Ágora a buscar pistas sobre el escurridizo Laran. Vernet y Sammala iban hacia el 'Rifle Dorado', el principal local de Doble S, por lo que si querían verlos antes de la medianoche no tendrían demasiado difícil encontrarlos... si permanecían allí, claro.

Por su parte Orlop, Boudicca y Sparky se mezclaron entre el gentío del mercado. ¿Por dónde podrían empezar?

Orlop y Sparky habian estado alli hacía no mucho, y la verdad es que el ambiente no habia cambiado en absoluto. Estaba claro que preguntar por alguien que quisiera escapar ilegalmente no era lo mismo que preguntar por un tipo, que además seguramente sería un pseudónimo que usaría con asiduidad.

El nativo opinaba, y asi se lo habia hecho saber a sus compañeros, que aquello solo les llevaría de nuevo ante Doble S, estaba convencido de que la clave estaba allí, y de que Vernet y Sammala, por duros que fueran estaban en peligro. Tan solo esperaba que Doble S pensara más con el miembro que con la cabeza...

Se acercó a un tipo que vendía cristales. Botellas, piezas para decoración,... Se decía que era un tipo que se iba fácilmente de la lengua siempre que hicieras las preguntas adecuadas y con monedas de por medio. Orlop no era rico, es más no tenia demasiados créditos, pero esperaba que la señorita de la iglesia si que tuviera, ya que era precisamente la Iglesia quien se dedicaba a extorsionar y a robar a los ciudadanos de a pie y les dejaba sin blanca. Mientras se acercaban al tipo, Orlop le comentaba a sus compañeros que seguramente la información que obtuvieran sería proporcional al dinero que le dieran, asi que si alguno tenia algo de blanca, bueno era saberlo antes de empezar a hablar con él.

Mientras Orlop iba contando su plan a Sparky y Boudicca, el mecánico iba torciendo un poco el gesto.

"Caray Orlop, no creo que sea necesario ir dando dinero... es más bien todo lo contrario. Según nos ha dicho Lady Hazat -remarcó aquello con cierta picardía- el tal Laran es un tipo algo "ansioso" por tener efectivo para cuidar a su familia. No se será verdad o no, pero ir con la historia que he usado en el espacio-puerto es lo mejor. La gente normal suele preocuparse por la gente necesitada. Si vamos diciendo que queremos pagar a Laran por una deuda, seguro que tarde o temprano se acercará al cebo. No obstante, no está mal tener algún plan B, como último recurso... pero los soplones no me suelen gustar. -guiñó un ojo.

"Además, seguro que en este ágora tiene que haber gente de mi antiguo gremio o algo parecido. Quizá pueda usar algo de jerga. Si ese tal Laran es un mediador, seguro que es conocido por unos y por otros, pero ya te digo, lo mejor es tener un propósito más o menos noble. Si vamos pagando por ahí por información, lo primero que pensaran es que queremos a Laran para hacerle algún mal y si es alguien valorado, eso nos cerrará muchas puertas, amén de que podría ponerle sobreaviso para lo malo..." -terminó por sonreir. En su cabeza, el plan parecía bueno.

Dicho aquello se puso a mirar a su alrededor, buscando al típico señor o señora mayor que anduviera en el ágora sentado y mirando el escenario. La gente retirada que usaba el ágora para descansar, solían ser mercaderes ya retirados que echaban de menos los tiempos de juventud y que tenían predilección por los "chismes" y los rumores... Seguro que había alguien así. En toda ágora había más de un par...

Mientras avanzaban, Boudicca sentía cierta incomodidad. Por algún motivo que ella desconocía, Orlop la miraba "raro", haciéndola sentir sucia o culpable. No es que fuera abiertamente hostil, pero algo en sus modos para con ella, su fría cortesía y su tono distante dejaban patente que la eskatónica no le caía bien.

-Sparky tiene razón, Anna nos habló de Laran como si de alguien honrado se tratara. No creo que intentar comprar voluntades nos acerque más a él que si vamos preguntando de manera "inocente" -hizo el gesto de las comillas con los dedos al tiempo que esbozaba una sonrisa-. No temas Orlop, el Pancreator nos abrirá camino para encontrar al Decados antes de que escape a la justicia y se salga con la suya.

Mientras hablaban, un pequeño pilluelo se acercó hasta ellos e intentó arrebatar la bolsa de la sacerdotiza. Con un suave movimiento, Boudicca evitó ser birlada y sujetó la muñeca del niño, sin hacerle daño.

-El Pancreator no ve con buenos ojos que tomes aquello que no te pertenece. Pide con fe y se te concederá -con la mano libre, rebuscó entre sus pertenencias y sacó algunas golosinas para obsequiar al niño-. Toma, olvidemos que aquí ha ocurrido algo -dijo amablemente-. Antes de que te vayas... ¿Conoces a un muchacho llamado Laran? tenemos un recado importante para él y estoy segura de que el Pancreator te tendrá en alta estima si nos ayudas a dárselo.

El chico cogió la moneda algo sorprendido y comprobó que era real.

Luego miró hacia un lado, hacia un anciano que sentado en unas escaleras, contemplaba la escena divertido.

- Vete Mousko.- le dijo el viejo al chaval - Yo hablaré con la sacerdotisa. 

El anciano tenía un aspecto benévolo. Algo rechoncho, con los años marcando su rostro, necesitaba la ayuda de unos lentes para enfocar su mirada miope. Pese a su aspecto inofensivo estaba claro que no había perdido detalle de lo sucedido, ni de lo dicho por Boudicca.

- ¿Buscáis a Laran? Puede que yo lo conozca pero antes de deciros nada os preguntaré ¿por qué lo buscáis? Meditad bien vuestra respuesta ya que tanto podríais estar hablando con un amigo o un enemigo de aquel que debe recibir vuestro mensaje.- dijo con tono teatral.

Boudicca saludó con la mano al pequeño cuando éste corrió a perderse entre la multitud, tal como le había ordenado el anciano. Luego se volvió hacia él con interés.

Aquel hombre era más que lo que se veía a simple vista. Sus ojos reflejaban astucia y su cuerpo no parecía tan débil como quería dar a entender. El hecho de que había estado pendiente de ellos mucho antes de que lo notaran así se lo demostraba.

-Buenas tardes señor... ¿? -con tono amable, la eskatónica lo invitó a presentarse-. Soy Boudicca Undyck, de la orden Eskatónica -iba a presentar a sus compañeros pero se detuvo. Tal vez ellos prefirieran mantener su identidad en secreto.

-Como le dije a... ¿Mousko? tenemos un recado importante para él. Es quien puede ayudarnos a dar con una persona que estamos buscando y que representa gran importancia para el Imperio.

Sin decir ninguna mentira, la sacerdotiza intentó no revelar demasiada información sensible. Seguramente el Decados supiera que estaban buscándolo, pero si podían evitar que supiera cuán cerca o lejos estaban, mejor.

Sparky lanzó un vistazo al viejo, pero le dió la impresión que no era "exactamente" lo que estaba buscando. La eskatónica se le adelantó, pero lo hizo bien. El lado bueno si señor. Si él hubiera tenido que apostar, diría que el viejo era más amigo que enemigo...

"Si... nos han comentado que Laran es un tipo muy diligente" -elevó los hombros con simpatía y añadió: "Roberto Cisneros, por cierto -añadió siguiendo con el mismo tono amable y sincero".

El hombre se quedó un rato mirando a la sacerdotisa, meditando sus palabras. 

- Tus palabras no rebelan tus intenciones, por lo que debo suponer que hay un riesgo para Laran en ese encuentro.- miró al trío, como sopesando las opciones - Pero no parecéis gente peligrosa. Al menos no tan peligrosa como suele ser habitual en estos lugares. Mi nombre es Gray Gryax. ¿Quién puede ser tan importante que el Imperio se moleste en mandar a un grupo como el vuestro a por Laran en vez de unos cuantos soldados de la base? Habéis picado mi curiosidad. 

"¿Un grupo como el nuestro?" -preguntó Roberto al tal Gray en un tono que no se sabía si era del todo broma, pero le había hecho gracia aquella indefinición- "¿Qué necesidad hay de enviar soldados para resolver una situación cuya principal arma son las palabras y la inteligencia?" -elevó los hombros -"Los soldados tienen ya bastante trabajo con nuestros amigos los simbiontes. En esta ciudad no debería haber enemigos ¿no cree?"

Se hizo un poco el ingenuo, pero era obvio que los soldados no podían estar en todos los lugares y menos en aquella ciudad que parecía una suerte de "santuario".

"Mire, mi compañera tiene razón, sólo queremos hablar con él y quizá contratar sus servicios de intermediario. Todos entendemos que hay que ganarse el pan de alguna manera y a veces priman las necesidades por encima de las ideas o la política. No venimos a hacer una caza de Brujas contra Laran, pero Laran nos puede ayudar a encontrar a alguien que si puede ser importante... a la par de peligroso. Alguien que no le importaría en absoluto pasar por encima de la gente normal de esta ciudad". -Roberto volvió a elevar los hombros y luego hizo una apuesta.- "Su nombre es Svenson. Igual ha oído hablar de él."

- Hum... sabía que ese Svenson le iba a traer problemas a Laran.

El hombre miró alrededor como si solo mencionar ese nombre fuera peligroso.

- Seguidme.

Fue lo único que dijo antes de dirigirse hacia la puerta de la casa en la que momentos antes se encontraba sentado en la escalera. Abrió la puerta y entró sin preocuparse de mirar si los otros iban detrás de él, aunque dejó la puerta abierta. 

Boudicca miró a sus compañeros satisfecha. El Pancreator los estaba guiando hacia el Decados sin necesidad de recurrir a la violencia o a la mentira, dos actos que a la sacerdotiza incomodaban notablemente.

-Gracias Gray, toda ayuda para dar con ese hombre perverso es bienvenida.

Orlop les siguió en silencio. Al menos esta vez habia salido bien. Prefería no opinar ya que él poco sabía del tal Laran, solo lo que le habian contado sus compañeros después de hablar con la "capitana" aquella. Pero al menos habia fucionado, y parecía que el hombre era amigo de Laran. Si conseguían averiguar si Laran era enemigo de Doble S y no aliados, quizás podrian conseguir una ventaja.

Mientras Gray se daba la vuelta, Sparky se permitió exhalar un leve suspiro. La apuesta parecía haberle salido bien, asi que se permitió un guiño simpático a sus dos compañeros. Aquello parecía empezar a ir en una buena dirección, pero no se fiaba. Aquellas palabras del viejo podrían significar que era un tipo noble que se preocupaba por Laran y quería a Svenson fuera de circulación o... podía significar que podía tener tanto aprecio por Laran que podría hacer algo radical para defenderlo.

Sin dar las cosas por sentadas y atento a cualquier posible encerrona, Roberto hizo un gesto algo anticuado a la sacerdotisa para que fuera detrás Gray y luego se miró con Orlop coordinandose con él por si el nativo era quien quería guardar las espaldas del trío.

Orlop permitió que Sparky pasara detrás, al fin y al cabo, tenía más ganas de hablar que el nativo. Siempre pendiente de los pequeños detalles, Orlop pretendía que nada ni nadie le sorprendiera. Y no sabia donde se estaba metiendo, lo cual le alertaba un poquito más, si cabe.

Entraron todos en el edificio. El interior tenía varias paredes tiradas, por lo que estaba a un vuelo, mientras que unas escaleras de metal ascendían a la segunda planta. Parecía algún tipo de improvisado almacén donde se amontonaban de forma descuidada cajas y sacos.

Un hombre alto y corpulento estaba levantando unas sacas para subirlas a la planta superior pero se quedó mirando con curiosidad a los recién llegados. Gray le hizo un gesto con la cabeza y el individuo continuó con su labor, ascendiendo por las escaleras sin decir nada. 

El hombre se apoyó en una de las cajas.

- Los mercaderes nunca nos podemos retirar. Bueno, sí, los que tienen suerte y cierran buenos tratos al final de su carrera lo hacen. Los que arrastramos deudas seguimos trabajando pese a que nos gustaría descansar.

Sus acompañantes se quedaron mirándolo, sin saber bien por donde iba aquella conversación:

- El caso es que aunque lo que hay por aquí es mío no es gran cosa. Espero venderlo y conseguir algo para ir tirando. Nunca he encontrado un gran negocio que me provocase bastante beneficio. Hasta ahora. Oh, no, no os preocupéis. No voy a venderos la información a un precio desorbitado - atajó al ver el reflejo de la desconfianza en sus interlocutores - Es más simple. Vosotros buscáis a Svenson y yo quiero algo que él tiene. Un camafeo. Es una joya valiosa, sin duda, pero más todavía porque se la arrebató a alguien para el que tiene un gran valor sentimental. Alguien que podría condonar mi deuda. Cuando se supo que Laran había contactado con él esa persona contactó conmigo para recuperar el camafeo. Pero yo no soy un hombre de armas ni mis negocios incurren en la violencia. Así que pensé que podría perder esa oportunidad... hasta que aparecisteis vosotros.

Dejó que los otros comprendiesen el conjunto de la historia:

- Yo os llevo a Laran, Laran a Svenson y cuando vosotros encontréis a Svenson sólo tendríais que darme el camafeo. Creo que es un gran trato ¿verdad? Laran se libra de un problema que no sabe que tiene, vosotros encontráis a vuestro hombre y yo obtengo una recompensa que me sitúa más cerca de mi jubilación.

Roberto no perdió detalle del establecimiento del tal Gryax. Parecía que el viejo no era quién él había supuesto y eso le gustaba. No había que dar las cosas por supuestas, algo que siempre le decía su padre pero... era muy fácil hacerse una idea mental en cuanto se veían algunos signos.

Tras la oferta del comerciante, Roberto se quedó pensando un momento. Asi que un camefeo. Aquellos objetos solían ser muy codiciados por los nobles y podían llegar a pagar una fortuna por ellos. Todavía recordaba cómo su familia había encontrado uno de aquellos adornos entre los restos de un naufragio que había llegado a sus manos. Él lo había confundido con un simple collar... pero su madre rápidamente le explicó la diferencia. Un lugar donde llevar el rostro de tus seres queridos.

Roberto siempre supo que su madre querría algo así para ella... Sacudió la cabeza un momento y volvió al presente. Aquel trato a tres bandas le gustaba. No era el primero que hacía, de hecho, los había visto mucho más complejos. Así eran las relaciones comerciales después de todo.

"No parece un mal trato. Una joya de Svenson por llegar hasta él. Una que puede ayudar a un honrado comerciante a librarse de las siempre opresoras deudas. A mi me parece un trato justo." -añadió dibujando un gesto de ingenuidad. Sus padres siempre le decían que hiciera sentir a su interlocutor más listo.

El plan del Pancreator comenzaba a perfilarse ante los ojos de Boudicca. Aquel derrotero no había sido en vano. Además de capturar al rufián Decados, se les presentaba la oportunidad de ayudar a un buen hombre a terminar sus días en paz y a alguien más a reencontrarse con los recuerdos contenidos en el camafeo. Negocio redondo.

-Como dice Sparky, el trato es justo. Gray, ayúdenos que lo ayudaremos. El Pancreator recompensa con creces las buenas acciones.

- Muy bien. Dentro de una hora nos vemos aquí mismo. Podéis esperar si lo deseáis, aunque supongo que tendréis otras cosas que hacer. Traeré conmigo a Laran. 

Dudó un momento antes de abrir la puerta que estaba al otro lado de la que habíais usado para entrar.

- Soy un hombre de negocios y sé que lo importante en los negocios es que no haya malentendidos.- sonrió - Vendré con Laran y con unos amigos armados. Sólo por si acaso. No es la primera vez que alguien parece buena gente y de pronto llueve plomo. A mi edad esas cosas ya las doy por supuestas. Lo digo para que no os alarméis si no tenéis malas intenciones. Las armas a veces son la mejora manera de mantener la paz. Entiendo que vosotros también tenéis las vuestras y por eso estoy seguro que un enfrentamiento no beneficiaría a nadie. Somos gente civilizada: es mejor hablar que matar.

Dicho lo cual salió del almacén tras despedirse cordialmente.

Era, sin duda, un personaje peculiar.

Estaba claro que el viejo sabía hacer tratos. A Roberto todo aquello le sonaba a vieja música en sus oídos. ¿Habría aprendido con la Asamblea o los propios Carroñeros?

- "Efectivamente, siempre es mejor hablar que pegar tiros. Al menos entre nosotros los humanos." -sonrió haciendo referencia a los Simbiontes- "Creo que todos tenemos mucho más que ganar de esta forma."

Roberto lanzó una mirada a sus compañeros por si querían añadir algo más. A él le habían quedado muy claras las condiciones. Ahora sólo faltaba ver si avisarían a sus compañeros o no.