Partida Rol por web

¡PUUUUUM!

Una tremenda explosión se oye a través de todo el bosque. Al girarte ves que salía un montón de humo de donde estaba el edificio de Oasis. ¿Te había ahorrado la faena?

- ¡SÍ! ¡Oh, cielos, estamos tan cerca! ¡Rápido, intentemos apaciguar las llamas con hojas húmedas de los árboles!

  Con una fuerza vigorosa corriendo por su cuerpo traída por el nuevo avance, Yoki empieza a buscar distintos tipos de vegetaciones en el bosque: en particular hojas grandes y mojadas de árboles o arbustos. Acto seguido, se acerca a las llamas y empieza a moverlas de un lado a otro con estas plantas; buscando disminuirlas en tamaño. Parecía determinado a hacerse un camino a través de aquel sendero de llamas.

- ¡Vamos, entre todo se hará más rápido!

Por su parte, Nozomu sentía que algo más tenía que hacer; por lo que usando aquella pala que logró robar del cuerpo del difunto Saigo, comenzó a hacer un pequeño agujero en la entrada de las cuevas, y en el fondo, añadió estacas que afiló usando el cuchillo. Tapandolo con hojas y haciendo una estructura con ramas secas, Nozomu esperó que cualquiera que no se andara con ojo a la entrada de las cuevas, o a causa de la oscuridad de la noche, pisara y se viera con el problema de tener un pie, o un muslo empalado... y probablemente infectado.

Al terminar aquella "trampa" Nozomu se dirigió hacia otro lugar, concretamente aquel arbol gigante que salvaguardaba la isla; no tenía mucha idea de qué hacía ahí, ni siquiera si alguien estaba ahí arriba, pero lo que sí sabía es que esa zona era un lugar peligroso para dejar que alguien viera sus movimientos. Por lo que usando el alcohol que le quedaba, lo roció alrededor del arbol y usando el mechero y una rama, le prendió fuego.

-Con suerte, el bosque entero terminará en llamas...

Tras decir esto, para sí mismo se dirigió a un nuevo lugar; al pueblo, en donde se quedó a las afueras del mismo, cubierto por la maleza, esperando que alguien con poca sesera deseara abandonar el lugar, o investigar qué fue lo que hubo ocurrido.

Rápidamente comencé a buscar hojas húmedas y a escarbar en la tierra con el cuchillo para tirarla sobre le fuego. Cuando el alcohol se consumiera el fuego debería apaciguarse, pero era mejor tomar medidas antes por si acaso.

Lev colaboró con hojas y arena...la arena también ayudaría.

Las hojas húmedas apaciguan brevemente el fuego... Pero al consumirse la humedad avivan nuevamente el fuego, aunque el balance para las feracidad de las llamas acaba siendo negativo, por lo que al final resultó una buena idea.

Al final entre los tres, tirando hojas humedas, arena y tierra, lográis acabar con el fuego. No lo pensasteis dos veces y entrasteis en Oasis. Al llegar allí un gran dispositivo que generaba bastante calor, quizá por estar funcionando perfectamente haciendo su función climática, se encontraba ante vosotros, en él había una manecilla en la que ponía "5%", seguramente indicando el poder al que estaba generando clima.

Ahora os tocaba decidir que hacer allí.

Al ver aquello, miré alrededor, para buscar cualquier otra cosa que hubiera en aquel lugar.

Pero no había nada.

Lev miró el marcador... y fue claro:

-Si lo ponemos al 100% seguramente afectaremos a todo el clima...pero la guerra seguirá...si no lo hacemos, ganarán los "aliens", y la guerra acabará antes.- dijo con tristeza- No somos mejores que los aliens y no tengo nada claro que como especie merezcamos nada..estoy muy cansado de la guerra.

Por desgracia, allí no había nada más, ni ordenadores, ni laboratorios, ni niños, sólo el dispositivo Oasis.

- Lo siento, Yoki - dije bajito sin poder enfrentarlo. En su lugar, dirigí la mirada a Lev - tienes razón, Lev, ¿quien merece ganar esta guerra?

Miré el dispositivo con rostro impasible.

- Por esto hemos pasado por todo lo que nos ha sucedido hasta ahora, por esto hemos perdido a tantos compañeros en la isla, ¿acaso lo merecía tanto? - fui caminando hasta la manecilla y la observé - los sangreazul me secuestraron y me separaron de mis padres, y fueron los humanos los que me rescataron. Sin embargo, fueron los sangreazul los que me trataron con cariño, a pesar de no ser como ellos. Me instruyeron y me enseñaron buenos valores, algo que los humanos no me enseñaron. Mis padres, aunque era su propia hija, me rechazaron cuando cambié, y una vez más fueron los sangreazul los que cuidaron de mi. 

Respiré hondo y una lágrima resbaló por mi mejilla.

- Los humanos que se suponía que me habían rescatado y que se harían cargo de mi me torturaron y me hicieron daño. Sólo Nozomi fue buena conmigo, sólo ella supo ver algo más en mi y consolarme. Los humanos son crueles, ellos comenzaron esta guerra, dañaron el planeta, rechazaron la ayuda de los sangreazul y, además, los atacaron tratando de que fueran los malos. No merecen ganar - dicho esto tomé la manecilla y desactivé el dispositivo, y con ellos la cúpula que protegía la isla.

Permanecí un segundo así, con los ojos cerrados, dejando que nuevas lágrimas brotaran y se precipitaran sobre el suelo.

- Lo siento, Nozomi, no pude recuperarte ni renunciar a ambos bandos, elijo a los sangre azul - mi mano apretaba cada vez más fuerte la manecilla hasta el punto de que mis nudillos quedaron blancos - por tu recuerdo, por Jun, por Kim y por Saigo - de pronto, abrí los ojos de golpe y, sin previo aviso, cogí el cuchillo de Nozomi y lo alcé sobre el dispositivo - ¡Oasis no se activará nunca!

Con un fuerte golpe hundí el arma en el dispositivo con evidentes intenciones de destruirlo para siempre.

Y así la pequeña Kokoa destruyó la maquinaria, haciendo así que se desactivara...

Al principio Kim pensó que muerta hubiera estado mejor. Estar sola en una isla sin nadie que le prestara atención, sin los pocos amigos que había hecho, una isla que para ella representaba la mediocridad, pues era un infierno en especial sin saigo y Jun a su lado. Pero mientras pasaron los días, sin PDA a la que estar atada, sin la presión de ser suficiente y sobre todo sin pensar en quien estaría buscando traicionarla supo lo que era la libertad. Dejó atrás a la persona monstruosa que había sido y se alegró de tener una isla entera solo para ella, llena de comida, con el sol caliente sobre su piel y sobre todo dónde su amiga Koko, quien ahora manejaba el mundo y Yoki a quien siempre había visto de forma paternal, podían visitarla. Se perdonó a si misma por el pasado sabiendo que "Bajo las circunstancias adecuadas todos podían ser asesinos" A veces en las noches mientras mira las estrellas cuando la melancolía amenaza con ganarle recuerda los últimos besos que compartió con Saigo y Jun, imagina que desde dónde sea que están la observan y pueden escucharla susurrar con cariño