Partida Rol por web

La miré, entre extrañado y confundido. Era una mujer extraña, y la situación, completamente demencial. La tía no me daba muy buena espina, y traté de parecer lo más tranquilo posible cuando hablé:

-Oiga, señorita, yo.. No sé quién es usted, ni por qué estoy aquí. Me gustaría hablar con algún responsable de todo esto. Yo no he hecho nada malo..

Notaba que mi corazón estaba a punto de salírseme por la boca, no en vano estaba atado a merced de una mujer(..¿enfermera?)con pinta extraña. Definitivamente tenía que salir de aquí ya.

Se rió como si le divirtiese lo que dijiste y te dio la sensación de que estaba disfrutando con esto.

- ¿Responsable? Aquí yo soy el responsable – Suspiró y miró al techo durante un segundo – Yo soy la responsable del trabajito que me han encargado – Esto confirmaba que había “alguien” detrás de esto – Es una lástima, alguien tan joven y tan apuesto como tú… Pero las órdenes son las órdenes y creeme que me pagan muy bien por ello – La situación era buena para tratar de averiguar cosas, aunque… fuese para no morir en la ignorancia.

La miré de nuevo, con cara compungida. Intentaba darle pena, aunque por dentro la hubiera reventado bien a gusto.

-¿Quién..? ¿Quién la envía? Usted me ha encontrado fácilmente, y podría haberme matado -mejor no pensar más en la difunta Agnes-, y si me tiene aquí, es probable que me necesite con vida.. ¿por qué? ¿Alguien quiere información? ¿Venganza? Necesito saberlo..

No quería nombrar a mis nuevos amigos conspiradores, porque no sabía hasta qué punto creía ella que estaba implicado yo.

Seguía intentando desatar mis ligaduras sutilmente, de modo que ella no se entere, a la vez que hablo. Estaba de nuevo en una situación bien jodida. Y esta vez no pintaba mejor que la anterior. De hecho el tener a una bruja tuerta planeando matarme en poco tiempo la empeoraba mucho con respecto a aquel otro despertar.

La mujer parecía divertida… Sacó de su bolsillo una jeringa de dudoso contenido – Ja, ja, ja, es evidente porqué estás aquí, es más divertido darte esperanzas y luego eliminarte de un plumazo…

Te cogió la barbilla con la mano – vas a dejar un cadáver realmente hermoso… - Suspiró y acercó la jeringa a tu pierna – De parte del señor Tempelton que le des recuerdos al diablo y que le digas que pronto se unirá también el señor Schoken.

Se te abrió la mente. Tempelton era el jefe de la competencia, el presidente de Astromejor, la competencia de la Sociedad Schoken, tu empresa. Tiraste fuerte de tus ataduras y te diste cuenta de que... ¡Cedían! Mientras la aguja se acercaba y se acercaba...

Sin mutar un ápice mi expresión, noté cómo las ataduras se aflojaban. Traté de retirarlas todas mientras la bruja acercaba su jeringa.

-El señor Templeton, ¿eh? Lo sabía. Cerdo envidioso.. -traté de ganar algo de tiempo, y reuní fuerzas para el manotazo más fuerte de mi vida.

Cuando se acercaba, con un rápido movimiento la empujé de los hombros hacia atrás, sorprendiéndola, y no dándole tiempo a clavarme nada.

Pillaste desprevenida a la mujer que cayó de espaldas, la jeringa salió disparada de su mano y fue a parar a un par de metros más allá.

- ¡Maldito bastardo! Hasta ahora te ha ido bien, pero se te ha acabado la suerte – Se levantó un poco y trato de arrastrarse con rapidez para alcanzar la jeringa cuando antes. Parecía ser que no se iba a rendir y que esta muerte iba a luchar hasta el final. Aunque por el momento y debido a que no estabas atado de los pies gozabas de la ventaja de estar prácticamente incorporado y ella en el suelo.

Me levanté de la silla lo más velozmente que pude. Aunque me notaba algo entumecido, ya llevaba rato despierto, además del subidón de adrenalina del ataque, que ayudó a despejarme. Tal vez mis movimientos fuesen algo torpes, pero a mi entender, yo en ese momento era lo más parecido a un gato furioso.

Fui hacia la bruja uniformada y por un instante pisé la mano que intentaba alcanzar la jeringa de nuevo, mientras la cogía yo.

-¿Querías coger algo, tú?.. Ya sé que querías matarme, pero hoy no será ese día. Quiero salir de aquí y tú vas a sacarme..- alcé la jeringa para que la viese, y apreté un poco el émbolo. Una gota de líquido resbaló por la aguja hacia el depósito.

Sonreí, porque me imaginaba clavándosela. Jamás lo hubiera creído hace unos meses, pero un instinto primitivo y salvaje de animal acosado se había despertado en mí. Me querían muerto.. Así que no tenía ya nada que perder.

Tu reacción fue rápida. Chilló cuando le pisaste la mano - ¡Cerdo asqueroso! – Intentaba soltarse pero la tenías bien sujeta. Te miró con odio atroz cuando le mostraste la jeringa. Su pecho se hinchaba y deshinchaba con rapidez.

- ¡Antes muerta que fracasar en una misión! – No te lo esperabas, se lanzó contra ti. Tu reacción fue instintiva, adelantaste la mano, el pulgar lo tenías sobre el émbolo… Algo así como la mitad del líquido penetró en su cuerpo, pero esa cantidad fue más que suficiente.

Primero te miró con incomprensión, luego sonrió, se torció su gesto, comenzó a salir espuma por su boca y agonizó pocos minutos entre estertores, sin que nada más pudieses hacer.

Se abalanzó sobre mí, y no pude detenerla.. O no quise. Ya daba igual. Estaba tan muerta como hubiera ella querido que yo lo estuviese, así que no lo lamentaba.

No le presté un segundo más de mi atención, al menos de momento, y me dediqué a explorar la sala para encontrar algún modo de salir de ella.

Una puerta.. o trampilla, eso me serviría. ¿Y qué me esperaría al otro lado? Tenía que encontrar algún arma.

La jeringa de la bruja aún no se había ni roto, ni terminado su contenido, así que podría servir. Traté de romper la silla, cualquiera de sus barrotes sería un arma visualmente más contundente que la jeringuilla sola.

Primero te apoderaste de la jeringa, con cuidado de no pincharte con ella. Luego destrozar la silla hizo bastante ruido, pero por suerte en el lugar no había nadie más.

Había un gran portón y te sentiste aliviado al respirar el aire , te diste cuenta de que estabas en una especie de almacén vacío, a las afueras de la ciudad. Viste el sky-line y con ello te pudiste orientar para poder regresar. Habría que caminar bastante y ya estaba anocheciendo, pero... ¿A donde dirigirse?

Lo que no tenías ya, era nadie de enlace con la organización. Pero... palpaste en tu bolsillo y notaste que aún tenías el dinero que te había dado el consista. Otro punto a tu favor era que ya sabías de donde venían los ataques. La madeja se iba desenredando.

Estaba anocheciendo, y no me convenía andar vagando por las calles. Visto lo visto, yo era una presa codiciada.. Haría lo posible por no ser una presa fácil. Pensé en algún lugar donde mantenerme a salvo y oculto hasta la mañana siguiente.. Tenía el dinero en mi bolsillo, eso no me lo habían quitado, por suerte.

Me dirigí a un hostal, de esos en los que hacen pocas preguntas si pagas en efectivo, y alquilé una habitación.

Al fin y al cabo, necesitaba descansar y pensar un poco, además de ocultarme. Habían estado a punto de matarme varias veces. También tenía que conseguir algún tipo de arma.

Optaste por buscar un sitio en el que pasar desapercibido y tomarte un descanso. Había que pensar en frío las siguientes decisiones a tomar.

No te resultó difícil encontrar un cuchitril en el que hospedarse. Desde luego no era el lugar más limpio en el que habías estado, pero al menos esperabas encontrar un respiro y anonimato. Para estas cosas te venían muy bien tu segunda identidad. Te acostaste y no tardaste nada en quedar profundamente dormido.

Te despertaste con el día ya avanzado. Descansado, pero con hambre, no habías comido nada en las últimas horas. Tenías que pensar en como buscar un arma, quizás por los bajos fondos, pero... tampoco estabas a costumbrado a moverte en esos ámbitos.

Encendiste la tele de forma inconsciente y entonces algo te llamó la atención. Una de las primeras noticias era que, tu jefe, el señor Schoken había sido asesinado esta noche.

-¡Joder!-no pude evitar exclamar. El mando a distancia se me cayó de la mano, de lo pasmado que me quedé. Mi jefe.. Ahora Schoken estaba muerto.

Todos a quienes yo había estimado o habían formado parte de mi vida en los últimos tiempos estaban muertos. Eso me hizo preguntarme una vez más por mi mujer. Temía por ella, y con razón. Visto lo visto, corría peligro, si aún seguía con vida.

Eso afianzó mi idea de buscar un arma, la necesitaba urgentemente. Si pretendían venir a por mí, iba a vender cara mi vida.

Me arreglé y salí del edificio, caminando con prudencia y vigilando, tratando de no levantar sospechas. Me dirigí a donde sospechaba que podría conseguir un arma.

Tu aspecto algo desmejorado ayudó a pasar desapercibido entre las callejuelas. En el barrio chino no tardaste en encontrar una tienducha en la que vendías todo tipo de objetos de dudosa legalidad. Allí te pudiste hacer con un arma corta que pareciese más o menos fiable. Y un par de cargadores. La primera parte de tu plan lo conseguiste sin problemas.

Ahora te preocupaba el estado de tu mujer, de la que ya habías sabido nada desde tu vuelta. Estabas caminando por la calle cuando te cruzaste con alguien que te resultaba familiar. Pero claro, enanos no habías conocido a muchos y no tardaste en caer que el hombrecillo que se alejaba sin haberse percatado de ti era Jack Sugar. El primer piloto en regresar de Venus.

Llevaba la pistola oculta, pues no dejaba de ser ilegal, pero tenía en mente estrenarla con un disparo al primero que osase intentar algo contra mí.

Ví pasar muchas caras a mi lado, y procuraba esconder la mía. Una de ellas me llamó la atención, tuve una sensación de "dejà vu", como dicen por áhí.. de haberlo visto antes. Eso me puso alerta, y quise averiguar quien era. Antes de pocos pasos ya lo había recordado.. ¡Aqúel piloto!

Por un microsegundo dudé en pasar de largo y esconderme, pero me lo pensé mejor. Él tal vez podía decirme algo que me resultase útil. Y tal vez me reconoció él también, y eso no era bueno para mí, si no estaba de mi lado. Mejor interceptarle.. ¿Cuál era su nombre..? ¡Ah, sí, Jack!..

Me volví hacia él, su espalda me saludaba.

-¡Hey, Jack, Sugar! ¿Es usted?

El pequeño hombre se detuvo en seco al escuchar pronunciar no nombre. Su cara era de confusión al principio, pero no tardó en reconocerte.

- ¿Aldridge? ¿Adam aldridge? ¡Dichosos sean mis ojos! Pero si toda la empresa anda buscándole, por lo de su testa… ¿Se ha enterado de lo de Schoken?

Se notaba que el hombre se alegraba de verte, pero te llamó algo la atención, percibías un ligero perfume, el perfume que usaba tu mujer.

Mis sentidos se agudizaron, al oler ese perfume. Y también mi sensación de alarma. Sea cual fuere el motivo, el piloto olía al perfume que yo tantas veces le había regalado a mi esposa, lo conocía muy bien.

-Sí, algo he oído.. Me gustaría saber tu versión. Aquí cerca hay un bar, ¿te apetece tomar un café? Necesito ponerme al día en algunas cosas.. Invito yo.

Intentaba ser amable y parecer tranquilo, pero no iba a dejarle marchar de ningún modo, por las buenas o por las malas. Ya a estas alturas tenía poco que perder.

- Si, si. Claro, como no me voy a tomar algo contigo jeje – Aunque te miró con un poco de recelo como si hubiese visto algo en tu mirada. Y es que en realidad estabas muy cambiado, no te parecías en nada a como eras hace apenas unos meses.

Os dirigisteis a un bar y tomasteis asiento en una mesa tranquila en la que nadie os molestase mucho, tras pedir unas bebidas te comentó: – Tengo muchas cosas que contarte, pero no se si quieres empezar a hablar tú – Te miró con interés

No sabía hasta dónde podría contarle ni qué preguntarle, sin parecer sospechoso o amenazante. Intentaba parecer al menos tranquilo, eso sí. No sabía si lo estaba consiguiendo.

-Amigo, prefiero que me cuentes lo que sepas, porque no estoy pasando por mis mejores momentos, y me gustaría saber si lo que vas a decirme guarda relación con ello. ¿Qué puedes decirme?

Intenté centrar mi mirada en él, pero sin presionarle de ningún modo. Yo ya había cruzado el límite de mi sorpresa, y simplemente lo observaba con interés. La pistola seguía oculta en mi bolsillo, y eso me daba también tranquilidad.

Jack lucía una enorme sonrisa – Es muy fuerte... Adivina quien es el nuevo propietario de la Sociedad Schoken... - Dejó la cosa en suspenso, como dándote tiempo a intentar adivinar y de paso aprovechó para dar un trago a su bebida

– Un tal... Adam Aldridge, no se si te suena – Y rompió en carcajadas – ¡Eres millonario! El viejo te dejó en herencia el 51% de las acciones de la sociedad, eres el puto amo, y una de las personas más ricas del pais...

Te dejó tiempo para que pudieras digerirlo y que comentaras o preguntaras lo que quisieras.