Partida Rol por web

Bilbo abre fuego enloquecido contra los gatos, que avanzan en una bizarra danza bípeda entres siseos y escupitajos de bolas de pelusa. Uno de los gatos recibe de lleno una ráfaga de plomo y explota en huesitos y trocitos de piel.

Se podría decir que mancha a sus compañeros vecinos, pero el aspecto es tal que ni aunque miraran con cuidado podrían distinguir el efecto, así que nos ahorramos el dinero de la post-producción.

Y entonces Horacio salta hacia adelante cual Jackie CHAN! y estampa su botita de gnomo en la cara de un gato, dejándole bastanta suciedad (en la bota, la cara directamente pierde su integridad física).

Adalverto no es menos y gira en el aire 4 veces. En un remolino descendente parte a un gato por la mitad, que se desploma con un maullido ahogado y sonido a globo desinflándose.  

Los gatos-zombies los rodean, estirando sus patitas de afiladas zarpas (se hacen la manicura todos los días, porque serán zombies pero también precavidos). 

Un gato intenta morder las piernas de Bilbo, pero este con mucha gracia lo esquiva habilmente!

Un segundo gato levanta la pata trasera junto a Horacio, lo que hace que el gnomo se encoja horrorizado esperando una descarga urinal. Este instante de pavor es aprovechado por otro gato que clava sus dientes en el brazo del enano, quien no puede evitar maldecir.

Adalverto cae y barre el suelo expertamente con su espada... pero los gatos son pequeños y se cuelan por debajo del acero. Y son tantos. Tantos!! Oh Dios de los Conejos, el DOLOR!!! Los gatos se observan confundidos, pues apenas han logrado hacerle un pequeño tajo en la pierna al conejo...

Sdahí, en un costado, simplemente observa la marea de mininos y  se dedica a esquivar lo que venga hacia él, sin tener muy en claro lo que sucede...

Una voz, pequeña, como un conjunto de vocecitas pequeñas, se levanta desde el suelo: Cereeeebros... repite con tono agudo y ligeramente chillón.

Vuestro Turno

- Huy... si es cerebro lo que quieren conmigo quedan a dieta...

El gnomo ignora el siseo y se dedica a lo suyo: pegando un brinco corretea por la pared como vio hacer en cierta película (aunque no haya necesidad eso siempre queda bien en el curriculum de un héroe de acción) y descarga una nueva ráfaga de su uzi sobre los gatos que quedan.

 - Que la maldición de los huevos de pascua sin sorpresitas caiga sobre ustedes. Michusines del mal, morirán junto a su amo y nosotros festejaremos su caída rompiendo huevitos de chocolate en la quinta de Chuck.

Tras maldecir compulsivamente a los gatos zobies, Adalverto se percato que muchos aún seguían allí y que Bilbo comenzaba una nueva ráfaga de disparos, por lo salto desesperadamente para no quedar en medio del plomo que escupía su Uzi, aprovechando el envión para rebotar una y otra vez y otra vez contra las paredes del pasillo para finalmente impulsarse contra uno de los mininos en picada con su espada en forma de un incisivo aguijón conejil. 

Horacio aún con el gato agarrado a su brazo y maldiciendo propina un nuevo puñetazo a la altura de la garganta del michufus, para arrancar el cuerpo de un solo golpe.

Los héroes reparten collejas y tajos y tiros! La sala-pasillo parece el escenario de un comercial de salsa de tomate un tanto pasada de fecha mientras los gatos vuelan por los aires esparciendo pequeñas rociadas de sangre y vísceras.

Pero son tantos! Se cierran sobre el grupo, a punto de destrozarlos con sus garritas (son pequeñas, por lo que la muerte será leeeenta, leeeeeenta...) cuando un chirrido estridente resuena en el espacio-tiempo.

Los gatiños se revuelcan por el suelo, y en el techo una rejilla de ventilación se abre. Una cabeza, llena de manchas y manteniendo el sombrero puesto a pesar de estar colgando directamente de la abertura, se asoma.

- Por aquí! Rápido, no hay tiempo que perder!

 Entre el ruido y el caos, vuelve a abrirse la puerta del pasillo y los gemelos de madres distintas, Molly y Tommy, entran con ruido a cascabeles. Se escapan! Se escapan! Putos gatos inútiles! gritan mientras patean gatos-zombies fuera del camino.

- Esto no queda así! Tropas de Elite!!!! 

A su invocación surgen deslizando por el suelo pringoso de sangre tres de los ya conocidos y queridos Pinguinos con Rifles, que rápidos hacen aleta a tierra y apuntan a los héroes.

Qué harán la tropa cirquense de infiltración? Lucharán contra los pinguinos y los gemelos? Escaparán con el misterioso pero apuesto perro? 

Vuestro turno!

El enano  refunfuñante tiraba pataditas (cortas) para un lado y para otro, saltaba de gato en gato, pero los muy guachos no dejaban de aparecer. su brasillos (también cortos, por algo es un gnomo), comenzaban a sentir el cansancio hasta escuchar la voz de aquel perro con sombrero ridiculo.

-: Ustedes escapen mientras les hago tiempo.

Los pingüinos no habian tardado en aparecer y si alguien no se encargaba de ellos jugarían al tiro al blanco con sus cuerpesillos. Sin dudarlo  tomo al primer asperoso y repugnante gato mal oliente que se le cruzo y lo lanzo contra los pajaros bobos.

 Los mininos avanzaban, y se reproducían en el aire, o algo estaba extraño ocurría porque no dejaban de aparecer. Sería mejor optar por una huida estratégica antes de convertirse en la cena de esos gatitos zobies.

- ¡Retirada mis valientes, retirada! - el conejo comenzó a pisotear cabezas de mininos tratando de impulsarse hacia la escotilla por la que había aparecido aquel simpático ser blanquinegro. Pero no sin antes comenzar a activar uno de sus fantastimagicos huevos decorados y reír alocadamente de solo imaginar su resultado - Jiji Ji jiiiiijijijiiiiiijiiiiii ji ji

Bilbo vio que el gnomo parecía tener problemas. Miró al perro aparecido de sabe dios donde y luego a los pingüinos armados. ¡Estaba indeciso!

El gato muerde y araña la mano del gnomo, dejando tres marquitas sangrantes en ella, pero finalmente sale disparado hacia los pinguinos, tumbándolos.

Inmediatamente un huevo de pascua explosivo desata un infierno de humo y gases en el pasillo, mientras Adalverto salta hacia la escotilla y Bilbo... 

- Que curioso... no habría apostado a que lo consiguiese.

Fueron las últimas palabras del gnomo mientras seguía a su orejudo compañero, satisfecho al ver que el gnomo sabía ocuparse de los problemas.

Un gesto de satisfacción en la cara se le dibujo al enano quien por un momento creyo que no lograría  concretar su idea, luego, a posteriori  comenzo su camino tras los demás mientras hacia un gesto de triunfo con la mano.

Bilbo, Horacio y Adalverto trepan ágilmente al conducto de ventilación mientras, debajo de ellos, todo explota. Milagrosamente el conducto solo se sacude levemente, y el humo parece no entrar en él.

A cuatro patas siguen a su salvador, acompañados de un insistente clink clank clonk rítmico, sobre el cual Bilbo manifiesta su preocupación hasta que Horacio, mascullando un inutil de mierda por lo bajo, apunta que son sus propios pasos en el conducto de aluminio.

El perro llega hasta una rejilla, la cual abre con sus patas, y salta hacia abajo. El grupo lo sigue, encontrando a Sdahí sentado en una coqueta mesilla para tomar el té, de juguete... completa con servicio de té y todo!

Tan completa se encuentra, que una tierna niñita de rizos dorados y paquete moño rosa sobre la cabeza está en la cabecera, esperándolos. Muestra una sonrisa llena de hermosos dientes como perlas marinas, sacude su vestidito rosa lleno de volados y encajes, y los invita a sentarse.

- Pasen... tengo algo para ustedes. De debajo de la mesa saca un grueso y abultado sobre marrón de grandes dimensiones. 

- Ah! Casi lo olvido... mis modales! Mamá estaría muy enojada! Mi nombre es Cruela, dice extendiendo su sonrosada manita llena de mermelada de frutilla.

- Jhasgfun... Ejjdddhrr... Mpff...

Bilbo se lo pensó un momento y luego añadió resuelto:

- ¡Es sólo una niña! ¡Bah! ¡Ésta no puede afectarme! ¡Son las MUJERES lo que me afectan!

Sin duda ninguno de sus compañeros tenía el más mínimo interés en sus problemas con las mujeres pero el duende se sintió mucho más satisfecho tras la explicación.

- Sdahí.. ¿quién es tu nueva amiga?- añadió mirando receloso el sobre marrón mientras mantenía alzada su katana.

Horario se bajo del conducto tenienod cuidado de no golpearse, miro a la niña de pies a cabeza y sobre todo el sobre marrón, pero antes de hacer alguna pregunta a la niña se dirige hacia el perro a quien apunta con su dedo indice y con todo su genio a flor de piel le pregunta:

-: Y vos...¿Quien "CARAJO" sos???!!!

poniendo enfasis en la palabrota.

 Adalverto saltó decidido del conducto de calefacción, ya se estaba empezando a cansar de andar tanto tiempo por esos pasadizos metálicos. Saltó como era costumbre en él, con exagerados movimientos acrobáticos, para terminar sentado junto a su compañero azulado y la niña, a quien observo detenidamente.

- Gracias por atendernos pequeña, pero deberías tener cuidado de andar recibiendo invitados cubierta con mermelada, hay muchos seres extraños por estos lugares que te confundirían con un aperitivo.

El conejo extendió su mano para tomar un bocadito, pero instantáneamente se regaño a si mismo.

– ¡Noo! Conejo mal educado. – Un poco sonrojado, se dirigió a la niña – Hola pequeña, soy Adalverto, disculpa mis modales, pero tanta lucha con gatos zombis me ha secado la garganta. Te molestaría convidarme un tecito…

El tierno extraterrestre azul con garras simplemente se encogió de hombros ante la pregunta de Bilbo. Procedió entonces, como un caballerito inglés, a inclinar metódicamente su tacita de té hacia su boca, meñique fuera por supuesto.

- Por supuesto, dijo la pequeña ante la pregunta de Adalverto, y le tendió una taza humeante de té. Le pido disculpas, pero se me han acabado los pastelillos de jamón...

Mientras, Horacio increpaba al perro, el cual se atuzó los bigotes con la pata, se enderezó el sombrero y le dijo, con gran calma. Señor, señor, tengamos calma. Que los rescaté de esas horrorosas bestias gatunas, verdad?

- Mi nombre es Garret. Douglas Oliver Garret, dice mostrando una medalla que cuelga de su collar, donde se lee claramente D.O.G. Soy un agente infiltrado, y tengo entendido que el Sr. Norris los envió a buscar algo. Y ese "algo" es este sobre, señala al sobre marrón. Las pruebas allí expuestas son irrefutables, incluyendo una cinta de Santa en el cumpleaños de Lindsay Lohan...

Santa, papi chulo... esta va por tí... 

- Eso es todo, verdad? dice Cruela. Se quedarán al menos al té? O se marcharán? O... rebusca bajo si silla, hasta que saca un pequeño manejo de A4s sucias y arrugadas en cuya primera página se lee "Trama Evil Santa", encuentra el párrafo, mira a los cuatro héroes, lee nuevamente, sonrie con cara inocente y llena de dientes. O su sed de venganza los hará ir a por Santa sin importar el costo para sus vidas, y para la misión que el Sr. Norris les ha encomendado?

Vuestro turno!

Bilbo mira el sobre enarcando una ceja:

- Oye nena ¿te estás quedando con nosotros? Nosotros venimos a rescatar a un duende que tiene las pruebas que...- duda un momento - ¡No queremos las pruebas! ¡Lo que tenemos que llevarnos es al duende! ¿O queremos las pruebas?- Bilbo mira confuso a sus compañeros - ¿Y quien demonios es el perro? - dice finalmente buscando una pregunta de fácil respuesta.

- Ehem, carraspea el perro. Douglas Oliver Garret, como acabo de decir, evidentemente. 

Horacio pega un resoplido ante la respuesta y luego otra mas fuerta ante la pregunta de Bilbo, era evidente que no habia escuchado la respuesta del perro anteriormente. A pesar de ello, los comentarios de la niña no se escaparon a sus oídos finos y guiado por el odio al gordo de rojo el pequeño duende malhumorado comenzo a exponer su idea.

-: Creo que lo mejor es que el pequeño peludo lleve la evidencia a Norris o conseguir que alguien vaya en nuestro lugar, en lo que a mi respecta iré a acabar con el maldito gordo hijo de pu...

se censuro antes de  terminar la frase con el celebre ruidito "piiiiiiiiiiiiiiiiii".

-: Si alguien estas dispuesto a acompañarme lo aceptaré de gusto, que los cobardes se vayan con la evidencia y el rabo entre las piernas...

Nuevamente el humor del pequeñejo salia a relucir.