Partida Rol por web

Mazo se quitó los pegotes de bicho que tenía encima y los jirones de piel que colgaban de su mazo, para intentar dejarlo inmaculado nuevamente.

- ¿Ya está? - Dijo enarcando una ceja. - Bueno, mucho me temo que ya no podrá molestar mas a nadie, nuestro amigo Bambú. -

El grandullón se giró hacia Dulce Loto y cambió su rostro a uno más serio.

- Lo siento, era tu hermano al fin y al cabo. -

Aunque haya matado a tus padres.

Aunque haya querido matarte a ti.

MAZO:

- Por un momento percibes delante tuyo un "aliento negro". Sólo tú puedes percibirlo.

- Puedes aspirarlo por la boca con el aire, y quizá obtener algo más de poder.

- O puedes expulsarlo de vuelta allá donde pertenece.

RIQUEZA EFIMERA:

- Un vistazo a tu medallón te basta para saber que la presencia demoníaca ha sido erradicada de la localidad.

- Sin embargo, un diminuto puntito rojo apunta hacia el este-sudeste... En esa dirección hay más demonios.

Riqueza vio con rabia cómo Emisario trataba de interponerse en el camino de su chakram. Su gesto se reveló inútil, pues el arma impactó en Bambú revelando su auténtica naturaleza, y solo entonces el monje pareció comprender el error de su movimiento.

- Estúpido - espetó el Lord Carroñero ante sus posteriores disculpas y descentrado en relación a su verdadero objetivo.

A partir de ahí fue como si el tiempo se acelerara y siquiera antes de comenzar la batalla, pareció haber finalizado. El cadáver de bambú reposaba en el suelo, destrozado por la virulencia de la que había hecho gala Martillo Blanco.

- No, ya no era su hermano - replicó acercándose al cadáver y recogiendo el chakram que el monstruo se había arrancado con desprecio de su propia frente. Lo miró detenidamente, para después limpiarlo en la ropa del caído y volverlo a guardar -. Lo fue en su día, pero ya no. Es evidente que había sido poseído por algún tipo de fuerza demoníaca y desde ese momento, había dejado de ser Bambú. Un trabajo impresionante, Martillo Blanco - dijo no sin admiración -. Jamás había visto nada similar. Sin duda, posees una fuerza y velocidad inusitadas. Y supongo que esta es tu respuesta a mi oferta de comprar tu arma - dijo mirando con pena aquel magnífico martillo que se alejaba definitivamente de sus manos y que hubiera podido proporcionarle pingües beneficios -. Maestro Garra, estás herido - dijo percibiendo entonces la superficial herida de este -. Cuando regresemos a la barcaza, habrá que limpiarla y aplicar una cataplasma. No parece grave, pero será mejor prevenir una infección. Esas garras no tienen un buen aspecto. Dulce Loto, muchacha - dijo finalmente volviéndose hacia ella -. Finalmente se ha hecho justicia. Los guardias ashigiru han sido testigos de la transformación de Bambú, de su verdadero rostro, oculto bajo la piel de quien fuera tu hermano. Así como nosotros. Tu inocencia queda así salvaguardada y dispones de las pruebas necesarias para establecer tus derechos sobre las tierras de tus padres.

Riqueza regresó hacia el cadáver y lo miró detenidamente.

- Deberíamos eliminar todo rastro de él. Apilar algo de leña y quemarlo - dijo.

MAZO:

- Era un residuo del poder del demonio.

- Al matarlo, podrías haberlo absorbido, pero has optado por expulsarlo.

RIQUEZA EFIMERA:

- Estás persuadido de que la criatura a la que Mazo acaba de aplastar se trataba de un Yoma.

- Los Yoma son una raza menor de demonios (o espíritus oscuros que permanecieron fieles a los Primordiales en su destierro al Malfeas).

- Hacia finales de la Primera Edad eran una verdadera plaga en esta región, por lo que la Emperatriz Celeste creó la orden de la Claymore para combatirlos. Tras la Usurpación, el asesinato de la Emperatriz Celeste y la destrucción de la orden Claymore, poderosos Sangre de Dragón sellaron todos los accesos al Malfeas abiertos en este territorio, en ocasiones construyendo templos o monasterios encima para mantener las fisuras infernales selladas mediante el aura sagrada de un lugar santo.

- Cuando emergen del Malfeas, los Yoma son espíritus inmateriales casi desprovistos de poder. Buscan humanos susceptibles de pactar con ellos, generalmente aquellos que ya llevan dentro la semilla de la maldad. Pueden hablarles en sueños y convencerles para sellar un pacto. Una vez se sella, humano y demonio se convieren en un solo y único ser: un Yoma.

- El poder de un Yoma depende de varios factores, uno es lo habilidoso que fuera el mortal para empezar, si era un mercenario curtido o un asesino experto, el Yoma resultante será más peligroso. Otro factor es el tiempo, los Yoma se van haciendo más fuertes cada década que pasan en la Creación en su cuerpo anfitrión. Y aún otro factor son las anteriores encarnaciones del Yoma.

- Cuando un Yoma es destruido físicamente, el espíritu demoníaco es desterrado al Malfeas, normalmente por un siglo y un día.

- Los Yoma conservan todos los recuerdos y la mayor parte de la personalidad del anfitrión humano (en todo caso probablemente se vuelva aún más malvado de lo que ya era, pero en esencia sigue siendo el mismo). Pueden permanecer en forma humana o cambiar en un parpadeo a su forma demoníaca. En forma demoníaca son más fuertes físicamente y suelen tener garras u otro armamento natural.

- Los Yoma necesitan alimentarse de seres humanos, en concreto prefieren las tripas y otras vísceras. La frecuencia con la que deben de alimentarse depende del poder del Yoma. Uno débil probablemente sólo necesite una víctima a la semana, mientras que uno muy fuerte requerirá una víctima diaria.

- Los Yoma más poderosos son muy escasos, tienden a desarrollar poderes únicos o inusuales, por lo que hay que esperar cualquier cosa. Algunos de estos poderes documentados en el pasado son: la capacidad de alargar los miembros, alas para volar, una cola con aguijón venenoso de escorpión.

Cuando levantó al vista, alcanzó a ver caer el martillo de Mazo sobre el demonio. Vio la fuerza conjugada en el arma, la precisión en el golpe mortal por necesidad, y ni siquiera hizo amago de participar en la lucha, porque enseguida supo que no habría demonio capaz de sobreponerse a ese golpe con la suficiente rapidez como para resultar peligroso de forma inminente. El segundo golpe que recibió aquel ser, tan solo un segundo después que el primero le arrabataron la ínfima vida que ya podía quedar en su interior.

Aún resonaba en el aire la voz del Lord Carroñero cuando Mazo comenzaba a limpiar su arma.

-Te entiendo, no creas que no. Pero hace unos instantes no estaba totalmente seguro de si era o no un demonio. No soy partidario de los derramamientos de sangre si no son necesarios -comentó mientras observaba como los soldados abandonaban a la carrera la casa de Dulce Loto para perderse en las oscuras sombras de la noche- Solo intentaba poder descubrir al demonio de alguna otra forma... menos traumática.

Se acercó a la masa informe que ahora era el demonio que había usurpado el cuerpo de Bambú, sin tocarlo, y supo que el demonio había sido desterrado definitivamente, no volvería a molestar aquellas tierras ni a sus habitantes.

-Tendremos que quemarlo sí y curar tambien esa herida -dijo en clara referencia a la que el demonio le había causado a Garra de Halcón mientras fruncía ligeramente el ceño al escuchar su existencia de boca de Ríqueza, pero sin volverse hacia el herido- y eso último tiene que ser rápido... Dulce Loto, ¿me permites entrar en tu casa y buscar algo útil para quemar esa cosa y para tratar de desinfectar la herida? Aunque tal vez para eso incluso alguno de los demás tenga más conocimientos que yo, no soy muy conocedor de esas materias -dijo volviéndose hacia Garra de Halcón para mirar los arañazos que lucía su piel- y...posiblemente necesite de la ayuda de alguien experto, como la gente de mi templo. Allí conocen los remedios de hierbas y plantas místicas que podrían ayudarlo si esos arañazos están contaminados por la esencia del demonio...

Miró a Garra de Halcón a los ojos por un instante, esperaba y creía saber cual sería su contestación, pero esperaba primeramente equivocarse en cuanto a esas heridas y si no era así, equivocarse respecto a la decisión del hombre.

-¿Dulce Loto...? -dijo volviéndose hacia la muchacha esperando su permiso.

Dulce Loto asiente con la cabeza, consintiendo en silencio.

Frente a mí tan solo quedaba un amasijo de carne que en nada recordaba al joven hermano de Dulce Loto que habíamos conocido al llegar, ni al monstruo en el que más tarde se había transformado. Aunque estaba preparado para enfrentarme a esa bestia cara a cara al final no había hecho falta. Quizá había tenido suerte al no tener que hacerlo, en nada me podía comparar con Martillo Blanco y los que como él eran, algo que había comprobado reto tras reto contra el Templo. Aun así había resistido su embestida obteniendo tan solo de nuestro encuentro un arañazo que parecía haber llamado la atención del resto.

Antes de contestar me giré para comprobar que Dulce Loto estaba bien, bueno, tan bien como uno puede esperar estar después de vivir lo que ella había vivido.

- He sufrido peores heridas a manos de tus compañeros.- repliqué con sequedad a Emisario sosteniendo la mirada que me había dedicado. -Los mismos que ahora dices que estarían dispuestos a ayudarme después de habérmelo quitado todo. Así es cómo deben ayudar los monjes del Templo de los Cinco Dragones cuando no compran el estómago de la gente, y la razón por la que han conseguido tantos partidarios. Primero te hunden en la miseria y más tarde con cinismo te tienden la mano cuando por desesperación no puedes dar un no por respuesta. Pues no, gracias. - le respondí con desprecio en un gesto altivo. – Por el contrario aceptaré gustoso tu ayuda Riqueza Efímera.-añadí inclinando ligeramente la cabeza en señal de respeto. -Pero antes dinos la razón que te llevó a actuar de forma tan acertada, aunque arriesgada.

- Confianza, simple confianza - respondió Riqueza Efímera con convicción -. Y bueno, algún truquito propio de un Lord Carroñero demasiado avezado en ciertas lides y que ha tenido que sobrevivir durante mucho tiempo basándose en su instinto y algún artilugio que otro - mencionó con un tono travieso -. Verás, las afirmaciones de Bambú tenían mucho sentido, pero había un elemento que lo echaba todo por tierra. La presencia de Dulce Loto aquí. De haber sido culpable de la muerte de sus padres, jamás hubiera regresado a este lugar a sabiendas de que su hermano podía estar aquí para culpabilizarla. Oh, habrá mentes retorcidas que piensen que esa hubiera sido una gran estrategia, pero la vida me ha dado un amplio conocimiento de la naturaleza humana y el dolor y la pena de Dulce Loto habían sido auténticos. Claro que además contaba con ese chakram - señaló sonriente -. Una bonita arma bendecida por sacerdotes de un lejano templo y que me costó mis buenos dineros obtener. Cuando lo acaricié sentí su vibración en mi mano, y ello me convenció de estar ante un demonio, algo que no se produjo cuando estaba en presencia de Dulce Loto. Es bien cierto que si la posesión hubiera afectado a uno de los guardias, el arma hubiera reaccionado igual, pero ya Dulce Loto nos había hablado de las garras de Bambú. Fue un riesgo asumido que casi se echa a perder - dijo mirando a Emisario del Dragón -. Es muy posible que su hermano fuera poseído por un Yoma - dijo cambiando de tema -. Intuyo que uno no muy fuerte, afortunadamente para nosotros. Aunque igualmente afortunada ha sido la presencia de Martillo Blanco que se ha conducido de forma realmente única.

RIQUEZA EFIMERA:

- Y tan única, el rendimiento y potencia como Exaltado de Mazo es muy superior a lo pronosticado, aunque los presagios previos ya apuntaban a que, al menos durante un tiempo, iba a ser el más poderoso de los cuatro héroes.

- Preocupante es que en las últimas décadas te has metido tanto en tu papel de Riqueza Efímera que has olvidado gran parte de tu antiguo poder. ¿Qué pasaría si por algún motivo Mazo decidiese acabar contigo?

- Probablemente resulte necesario perfeccionar alguna estrategia defensiva reactiva que te ayude a escapar o sobrevivir a cualquier ataque potencial procedente de Mazo.

- Una excelente arma, Riqueza Efímera, una excelente arma. - Dijo Mazo con una sonrisa. - Me pregunto si no ha detectado nada más en las cercanías. Por que ya sabéis lo que dice el conocido dicho: El Diablo los cría y el Yomi los junta. -

A Mazo le habían caído bien sus compañeros.

Tal vez al principio estaba un poco reticente, pero ahora, al verlos actuar se dio cuenta que no tenían nada contra él. Además, dejó escapar su verdadero nombre sin que nadie diga nada, ni se tiraran a su cuello para matarlo.

No.

El grandullón supuso que entre ellos, su cuello estaba a salvo.

Y en ese momento, se acordó de una cosa.

- ¡Un momento! - Dijo levantando su mano como deteniendo un carruaje en el medio del camino. - ¡Aquí hay dos que me deben una pelea! - Continuó mientras sonreía.

- Peleas, peleas... Bah, un sinsentido aunque este asunto debe ser solucionado. Esa es cosa bien cierta. Al igual que lo es lo que acabas de decir. Donde hay un demonio, hay más. Y eso me asusta. Estas criaturas necesitan alimentarse y, por desgracia, somos nosotros los humanos quienes constituimos la base de su... - dejó la frase inconclusa aunque el gesto de llevarse la mano a la boca fue muy explícito -. Mmm, de haberse producido desapariciones o si se han descubierto cuerpos devorados en la inmediaciones sabríamos que hay más cerca. Y eso no debería ser difícil de averiguar. Nada como una posada para que los chismorreos fluyan. Néctar para los oídos que saben prestar atención - dijo sonriente -. Pero antes hay un tema pendiente y está visto que solo podrá ser solucionado a golpes. Triste pero cierto - dijo apretando los labios y negando con la cabeza -. Maestro Garra de Halcón, Emisario del Dragón, si de mí dependiera, dejaría que fuera martillo Blanco quien solucionara vuestra diferencias con sendos golpes en vuestras cabezas, para ver si así el aire que parece llenarlas escapara. Pero como de consentirlo y estar él dispuesto, lo más probable es que no solo lo arreglaríamos, sino que además, no volveriais a ver un nuevo amanecer - dijo riendo por lo bajo y señalando a Bambú, hasta darse cuenta de la presencia de Dulce Loto, momento en el que adoptó una falsa máscara de seriedad y circunspección -, mejor que dirimais vuestras diferencias aquí y ahora. Supongo que ese rasguño no menoscabará ni tus fuerzas ni tus deseos de veng... digo de pelea, ¿verdad, Maestro Garra de Halcón?

Mis ojos no pueden apartarse del cuerpo de mi hermano, no pueden hacerlo, mientras mi respiración se agita, se agita tanto que sólo puedo escucharla, sin escuchar nada de lo que sucede a mi alrededor. Mi mano inconscientemente sube hasta mi garganta, quizás ahí apoyada me ayudará a respirar, no se qué me pasa, es como si todo pasara lento y a la vez rápido. No se qué está pasando, pero el cuerpo de mi hermano está lleno de sangre, quería matarme, lo he visto, lo he oído, matarme, pero es… era mi hermano, da igual, todo da igual, ahora sí que estoy sola en el mundo, totalmente sola.

No se cómo, mis pies se mueven, caminando totalmente envarada hacia el cuerpo de mi hermano, tengo que comprobarlo, si es él, si es el demonio, tengo que comprobarlo, si aún respira, si quizás necesite un médico, o quizás alguna otra cosa. Camino, esquivando al resto, que hablan, pero no escucho esas palabras, no, ahora no.

Mis brazos bajo el manto se cruzan, intentando sujetar mi cuerpo, para que no tiemble al ver en lo que ha convertido Mazo a mi hermano, vi cómo mataba a nuestros padres, cómo intentaba hacerlo conmigo, pero aún así, no quería que terminara así.

Lo siento, hermano.

Miro hacia mi casa, supongo que ahora será mía, o es mía, no lo se. Ya me da igual. Pero sigue siendo mi casa, aunque no queden sirvientes en ella. Avanzo otro par de pasos, para llegar a la puerta, y entrar en el jardín delantero.

Prepararé té, tengo que avisar de que hay que enterrar a Bambú, en el pueblo, sí.

Sigo caminando, apenas noto que mi cuerpo tiembla, que mis manos se aferran a mis brazos, que quizás hasta me esté haciendo daño, no, no noto nada de eso, necesito aferrarme a algo, a algo real. Sí. Té.

SEGUNDA HORA TRAS EL OCASO.

DULCE LOTO:

- Entras en la casa y adviertes que está mucho menos quemada de lo que supusiste, alguien sofocó deprisa el incendio.

- La única zona en ruinas son los dormitorios de arriba, especialmente el de tus padres.

- La cocina está tal cual la dejaron ayer los sirvientes. Enseguida localizas lo necesario para hacer té.

- Tu imagen en el agua de la pila aparece extrañamente distorsionada, entonces te das cuenta de que no eres tú, es la imagen de otra mujer.

Sólo iba a coger agua, pero miro un momento, para ver una imagen distorsionada, bajo un poco la cabeza, para comprobarlo, arrugo el entrecejo, ¿qué está pasando? Miro a mi alrededor, sigo notando esa presencia, pero había olvidado por unos momentos eso. En mi mano sujeto el cazo con el que iba a cojer el agua para echarla al cazo y hervirla. El cazo cae al suelo. Quiero apartar la mirada, pero no puedo, el tener algo que hacer había reducido mis temblores, pero ahora vuelven, con más fuerza.