Partida Rol por web

DULCE LOTO:

- La mujer de la imagen te sonríe y después se desvanece lentamente.

- Escucháis en la cocina en sonido de un cazo al estrellarse contra el suelo.

Al oir la explicación de Riqueza Efímera, Emisario detuvo sus pasos que lo encaminaban hacia el interior de la casa y se volvió hacía el Lord Carroñero, escuchando los detalles de como adivinó la verdadera naturaleza de Bambú y no pudo menos que arrugar el ceño al escuchar al ganador de la pelea.

-Un arma increible ese chakram, digna de los mejores guerreros. Y ahora sé que está en manos de alguien que sabe usarla -dijo en clara referencia al apunte de Riqueza a su actuación- y no que tira a matar siguiendo simplemente su intuición. Es bueno saberlo...Pero no creo que esta noche tengas de nuevo la oportunidad de poner a prueba la eficacia de tu chakram, no creo que tengamos cerca ningún otro demonio, lo hubieramos sabido ya. Así que esta noche podremos descansar tranquilos, lo que no quiere decir que estemos alerta. Y respecto al combate...

En ese momento un sonido a sus espaldas hizo que guardase silencio de improviso, indicando a los demás que estuvieran alerta. Se volvió lentamente y sigiloso como el mismo aire entró en la casa, buscando el origen del ruido.

EMISARIO DEL DRAGON:

- Entras en la cocina y encuentras a Dulce Loto asustada, parece que se le ha caído el cazo con el agua para el té.

Mazo estaba tranquilo después del combate, bebiendo algo de licor de su pellejo cuando escuchó el ruido de algo romperse en la cocina.

Se levantó rápidamente, y caminó con tranquilidad hacia el lugar del sonido, intentando no pensar en lo peor.

¿Más enemigos por aquí?

Eso es casi improbable... Riqueza Efímera los habría detectado...

Esto tiene que ser algo más... mundano.

Caminó con paso decidido hacia la cocina, hasta que llegó a la puerta de la misma y se asomó con cuidado para ver que estaba sucediendo allí dentro.

Sigiloso como el aire entró en la cocina....pero un breve vistazo a la estancia hizo que una ligera sonrisa apareciera en su rostro.

-Muchacha, no te preocupes por el cazo ni por el agua...todo tiene remedio- le dijo agachándose y recogiendo el cazo que colocó sobre uno de los muebles de la cocina- no hay obligación de preparar nada, solo de descansar. Ha sido una experiencia dura, pero puedes estar tranquila. Estas en casa y, esta vez, segura, si quieres permanecer aquí esta noche, no dudo de que todos los que están ahí fuera si decides quedarte aquí, permanecerán ahí fuera guardando tu sueño.

Habló con voz dulce, tranquila, relajada, intentando que algo de la seguridad que el mismo sentía se trasmitiera a la muchacha, sin tocarla en ningún momento ni hacer amago de querer hacerlo para tranquilizarla. Sin querer, si, o simplemente su lugar de monje y sus costumbres. La miró por unos instantes, antes de dirigirse a una de las ventanas y hacer unas señas a los demás para indicarles que no tenían de que preocuparse.

Después devolvió su atención a la muchacha, se agachó delante de ella mirándola a los ojos -Dulce Loto, te voy a confiar una cosa. Si el arañazo que ese demonio le ha causado a Garra de Halcón está infectado la única forma de curarlo será llevarlo a mi Templo. Él no querrá...pero tal vez si tú se lo dices te haga caso. Si veo los síntomas de la infección, te lo haré saber. ¿Tienes por ahí algún desinfectante? Será bueno intentarlo primero con algo casero que tengas en casa...

Evitar que Garra de Halcón fuera victima del veneno demoniaco de ese ser que había usurpado el cuerpo de Bambú....darle a Dulce Loto algo en lo que ocuparse y que le permitira sentirse útil, alejando sus miedos y su inseguridad, sintiéndose de nuevo en casa. O las dos cosas a la vez...

Emisario se perdió con andar sigiloso dentro de la casa, en dirección a la cocina.

Instantes después se le vio aparecer por una ventana, muy probablemente la correspondiente a esta estancia, e indicarles por gestos que no había ningún problema en el interior.

Sigo mirando el agua, como si mi reflejo me pudiera dar alguna explicación, aunque no la encuentro, sigo temblando, pero cuando escucho la voz levanto la vista, y me doy cuenta que se ha caído el cazo de mi mano.

Abro y cierro los ojos, ¿descansar? No, tengo que preparar el té, necesito hacerlo, niego ligeramente, intento hablar, pero es como si el aire de mis pulmones tuviera suficiente con mantenerme viva, como para decir alguna palabra.

Vuelvo a negar, mientras busco las palabras, la manera de decirlas. Miro a mi alrededor, antes de volver a mirarle, suspiro. Sigo mirandole fijamente, no entiendo, no entiendo, pero sí que se algo, dónde madre guardaba las plantas medicinales, se un poco, no demasiado, pero quizás tenga razón y sea útil.

Tengo... La voz me sale ligeramente alterada. Que calentar agua, hacer té, buscaré las hierbas de... madre, para curar a Garra de Halcón. Bajo la mirada recojo el cazo del mueble. ¿Por qué no querrá ir al templo?

No, no lo había olvidado, cómo podía olvidárseme. El deseo de justicia era el que me había llevado a la capital, el culpable de empeñar mis pocas posesiones buscando algo que había resultado ser tan esquivo, y era ese mismo deseo el que seguía ardiendo pidiendo una satisfacción a la persona que había defendido con tanto cinismo al Templo.

No tenía intención perder el tiempo con una discusión estéril sobre si era venganza o no. Con su explicación sobre el chakram Riqueza Efímera había demostrado una vez más que era un hombre resuelto y con recursos, además de que con la actuación frente a Bambú había probado saber medir muy bien sus palabras, así que me limité a responder con un escueto: - Verdad.

Después de aquello vi a Dulce Loto meterse en la casa, cabizbaja. No la seguí. Había conseguido evitar que el monstruo la dañase con sus ponzoñosas garras, pero aun así había salido herida y nada podía haber hecho para evitarlo. Necesitaba tiempo, más seguramente que el arañazo de mi pecho, y quizá en ese momento le conviniese estar a solas, sin extraños que la agobiasen, sin tener que ver a los “culpables” de la muerte de su hermano.

Cuando vi al monje asomarse por la ventana respiré aliviado al saber que a Dulce Loto no le había pasado nada. Los nervios quizá le habían hecho derramar el cazo en el que calentaba el agua para el té.

 - Cuando quieras.- dije al monje esperando que no me diese más largas.

- Poco rato después, Dulce Loto sirve té para todos en la mesa del comedor de la hacienda.

- Tras el té, ambos contendientes se preparan en el patio de la casa para su combate.

- Riqueza Efímera oficiará de árbitro. Dulce Loto y Mazo de testigos.

- Es preciso que se llegue a un acuerdo sobre las reglas del combate, qué está permitido, y qué no. Si nadie lo hace, el árbitro deberá decidirlo.

TERCERA HORA TRAS EL OCASO.

- Bien, dado que parece que estáis dispuestos a dirimir vuestras diferencias a golpes, así sea - señaló Riqueza -. Y dado que esta no va a ser una pelea entre dos escuelas sino entre dos guerreros, es conveniente fijar unas normas. Nada de armas. Un combate cuerpo a cuerpo donde solo os valdreís de vuestras manos y pies. Solo vuestras habilidades naturales y vuestros atributos deberán relucir en esta batalla. No dudo que poseeréis especiales capacidades derivadas de vuestras escuelas. Sin embargo, deberéis marginarlas. Aquí y ahora pelearán dos hombres, Emisario y Garra. Y esa pelea concluirá cuando uno de los dos caiga inconsciente. En ningún caso se trata de un combate a muerte. ¿Entendido? ¿Alguna objeción? - preguntó el Lord Carroñero.

Asentí a las palabras de Riqueza Efímera, aunque no había entendido muy bien a qué se refería con lo de capacidades especiales, por lo menos en lo que a mí se refería. En mi escuela, el lugar donde había aprendido todo, entre otras coas se enseñaban artes marciales a humanos, y por tanto no había más capacidades que las derivadas del entrenamiento, el estudio, la perseverancia y el esfuerzo.

- Ninguna objeción. Mis enseñanzas como guerrero frente a las de tu Templo. A no ser, por supuesto, que quieras incluir algo más en los términos del duelo.

-¿Que por qué no querrá ir al Templo? -Emisario observó de hito a hito a Dulce Loto mientras a sus espaldas escuchaba al mismísimo Garra de Halcón volverle a recordar que tenían un combate pendiente- Precisamente por eso... porque es tozudo como un mulo viejo y cansado -dijo sin evitar poder sonreir mientras negaba con su cabeza- Ya lo has escuchado muchacha, vamos a luchar. Búscale esas plantas que has dicho que tenía tu madre, las heridas que yo le provocaré en esta lucha que va a dar comienzo no serán tan peligrosas como lo pueden ser esos arañazos sin están cargados de veneno.

Se dirigió hacia la puerta de la cocina, pero antes de salir se volvió de nuevo hacia Dulce Loto.

-Si aceptas un consejo...permanece aquí mientras Garra y yo salvamos nuestras diferencias. Puede no ser agradable vernos luchar.

Emisario había escuchado desde la cocina a Garra de Halcón. Después de cruzar unas breves palabras con Dulce Loto, apareció por la puerta de la casa andando sin prisa y reuniéndose de nuevo con los demás.

-Si es lo que deseas, lucharemos Garra de Halcón. Puede ser un buen momento, como cualquier otro realmente.

Escuchó los terminos de la pelea que determinó Riqueza Efímera y asintió en silencio.

-Sea así, solo nuestras manos, nuestra fuerza y nuestros conocimientos.

Hizo una reverencia a su adversario a modo de saludo y se posicionó para la lucha.

Después de servir el té y escuchar que finalmente lucharían, en el jardín, niego levemente, pero hago caso del consejo de Emisario, termino mi taza y la poso en la mesa, miro a mi alrededor, mientras dirimen sus diferencias, sean las que sean, recogeré y buscaré las plantas medicinales.

Mientras arreglan sus cosas, miraré cómo está el resto de la casa, habrá que preparar habitaciones para dormir.

Doy por supuesto que se quedarán aquí. No hago más comentarios, estoy cansada, mis manos aún tiemblan ligeramente, me doy cuenta cuando me levanto y empiezo a recoger las tazas vacías para ponerlas en una bandeja.

COMBATE DE MAESTROS DE ARTES MARCIALES:

1) Iniciativa: 1d10 más la velocidad del arma más lenta que penséis utilizar (mirad en la ficha en Armas, Puñetazo o Patada).

2) Declaráis acciones y de paso tiráis dados. Si queréis tirar los dados en un post aparte sólo para el Director, es admisible.

3) Aplicamos acciones. Repasad, en su caso, la regla de dividir acciones.

4) Tiramos daño: Total de éxitos netos de ataque + Daño base - Absorción Contundente del oponente.

5) Aplicamos heridas y penalizaciones y seguimos el combate.

Mazo se apoyó contra una de las paredes del lugar, y se cruzó de brazos, dispuesto a ver un buen combate entre ambos maestros de casas distintas.

Se suponía que ambos eran buenos.

El grandullón podía notar el poder que manaba de sus cuerpos, sin embargo, no estaba muy seguro de quién iba a ganar.

Miró a Riqueza Efímera, el arbitro del encuentro y se preguntó si podría apostar algo al combate... pero siendo él el árbitro... mejor que no...

Sacó su pellejo lleno de licor y le dió un sorbo, mientras su mirada se perdía en los movimientos de ambos combatientes.