Partida Rol por web

-Claro, Dulce Loto, agradezco tu ayuda y tu compañía. ¿Te gustaría hacer algo en particular? -respondió con la alegría de poder darle algo con que distraerla de los últimos acontecimientos- La verdad es que para Riqueza casi siempre hago los mismos platos. Y además, no estoy acostumbrado a cocinar para tanta gente, no doy abasto.

- ¿Descansar? He estado descansando todo el día. Yo me quedo aquí, tranquilito en la cubierta, y así, de paso descanso y vigilo que nadie suba a la barcaza. No queremos que nadie se entere que tenemos a bordo a cierta criatura que puede volver locos a los habitantes. - Dijo Mazo mientras se acomodaba en la cubierta. - Ojos Rojos, si me escuchas, que se que lo estás haciendo, cuando tengas tiempo me gustaría hablar un poco contigo, no sé, debes tener una historia o algo, ¿no? Me gustaría escucharla. -

Mazo dejó su martillo a un lado de su cuerpo, y se recostó sobre la barandilla de la barcaza.

- Así que, aquí me quedaré, ya iré a tumbarme si me encuentro cansado. -

-Dejadme algo para cenar -dijo Riqueza al tiempo que bajaba del sampang-. Alguacil, le sigo. ¿Cómo están las cosas ahora en el pueblo? -se le oyó decir conforme se alejaba-. ¿Cuántas vícitmas de Yoma hubieron?

“Parece que come de todo, eso está bien.”

- No sé lo que hay pero se intentará… hacer algo rico –aclara- Martillo Blanco quería hablar contigo, si quieres le aviso para que venga. No me parece una buena idea que salgas, aunque vayas cubierto.

“Si no fuera por sus cuernos lo tendría más fácil, pero es lo que hay. Y encima no hay quien enderece a Martillo Blanco, debería estar descansando y no montando guardia”, suspiró al pensar lo terco que era su mentor.

- En cuanto esté preparado te avisaré para venir a comer, ¿de acuerdo?

Se despidió con una ligera inclinación y el pensamiento de que actuaba un poco raro, pero supuso que sentirse valorado era un gran cambio en su vida y no sabía cómo expresarse; aunque realmente ni ella misma sabía cómo tratarlo. Antes de ir a la cocina se acercó a la cubirta.

- Martillo Blanco, si vas a hablar con él puedo quedarme un rato por aquí. ¿Te importa que ayude un poco a Patán Sabio en la cocina? No sé preparar casi nada, pero es tiempo que no paso pensando –sonrió más para desquitarse que por sentirlo.

Esperaba que decidiera tardar un poco para poder ayudar a Patán Sabio, pues agradecía su atención. Incluso le había preguntado si quería algo en especial, y aunque añoraba algunos de los platos de su tierra se conformaba con echarle una mano y comer todos juntos.

“Tenemos que comer dentro para que no como solo. Es muy triste estar solo”, suspiró suavemente y pensó en vulnerable que se sentía últimamente. “¡Ánimo! Vamos a cocinar”.

Dulce Loto llegó a la cocina y vio a Patán sopesando qué hacer con los productos que tenían.

- Ya estoy aquí -dijo desde la entrada, y en su rostro se apreciaba que tenía ganas de echarle una mano. De hecho sacó una fina tira de cuerda para recoger sus mangas, y después trenzó sin demasiado miramiento su cabello. Una vez hecho entró.

- La verdad es que no sé cocinar, pero no se lo digas a nadie –sonrió- Ayudaba un poco en la cocina, pero mi madre quería que me centrara en otras cosas. Se suponía que me casarían con un hombre que tuviera al menos una cocinera, o eso creía –volvió a sonreír, pero sin demasiado entusiasmo- ¿Qué tenemos para cocinar? ¡Ah! Ojos Rojos puede comer de todo, ya le pregunté. ¿Qué fue lo que me dijo...? Sí, le dije que seguro que habría arroz, verduras encurtidas y algo de carne. Me contestó que con todo eso se hacen platos muy ricos. Así que ya sabes, tenemos que hacer una comida muy rica -se echó a reír- Bueno, yo sólo te ayudaré -sonrió.

- Tras una hora fuera, Riqueza Efimera regresa con dos sacos y una bolsa. Un saco está lleno de verduras diversas. En el otro hay cosas para Ojos Rojos. En la bolsa parece haber flores y origamis.

- Cenáis todos juntos en el sampán.

- Transcurren las horas nocturnas.

Patán estaba recogiendo la mesa después de que los más o menos humanos saciaran su apetito.

-Discúlpame, Riqueza, pero ¿para qué son las flores y origamis?

TRANSCURRE LA NOCHE ENTERA.

PATAN SABIO, RIQUEZA EFIMERA:

- Conocéis lo suficiente el río como para saber que con estos vientos antinaturales favorables podríais llegar a Quince esta misma noche si zarparais de inmediato, incluso con la corriente en contra (fluye de Oriente a Occidente).

Al Alba, los tres nobles descienden de su lujosa y grande embarcación y se acercan al sampán de Riqueza Efímera.

Se arrodillan sobre las tablas del muelle, mirando hacia el sampán.

- "¡Oh, muy noble Martillo Blanco-sama, imploramos vuestra ayuda!" - Dice uno.

- "Nuestro pueblo sufre, oh Príncipe de la Tierra. Nuestra heredad está en peligro." - Dice el segundo.

- "Anteriormente desoisteis nuestras súplicas, noble señor. Ahora las repetimos, sin embargo. Ayudadnos. Hemos rezado a dioses y Dragones, hemos hecho sacrificios y nos hemos purificado de nuestros vicios y pecados por medio de la flagelación. Nos arrodillamos ante ti con el corazón limpio, pidiendo la vida para los nuestros." - Termina el tercero.

Después todos guardan silencio.

RIQUEZA EFIMERA:

Tiradas ocultas:

- Percepción + Pericia: Destino. - Anoche observaste el cielo nocturno en busca de pistas sobre el destino. Observaste las estrellas de Emisario del Dragón y de Maestro Garra de Halcón.

- Inteligencia + Ocultismo. - Intentas sentir la Presencia Yoma y obtener conclusiones.

Martillo Blanco vió llegar a los nobles algo apurados. Parecían realmente necesitados, así que, lo mejor sería escucharlos. Además, el grandullón tampoco querían que siguieran fustigándose para llamar la atención. Golpearse no debería ser algo normal en la gente, y menos para que le hagan caso.

- A ver, a ver, tranquilos, tranquilos. - Dijo Mazo aún sentado en el suelo, pero con una sonrisa. - Primero, vamos por partes. Nadie ha desoído vuestras súplicas, simplemente hemos tenido algún que otro problema en Minas de Jade que hemos tenido que resolver. Cuando ese problema se resolvió, hemos regresado para ver que sucedía en Quince. He recordado que estabáis aquí y decidimos pasar a ver que teniáis que decirnos. -

El grandullón se acomodó dónde estaba sentado y prosiguió.

- Así que, aquí estamos. Exponed que es lo que sucede en Quince, que iremos hacía allí enseguida. -

- "Arrozal Quince siempre se ha enorgullecido de su bien entrenada milicia de maceros. Su actual líder, Lisiador, es un hombre de extraordinario carácter, convicción y capacidad de liderazgo.

La noche del quinto día de este mes, desapareció una patrulla nocturna de cuatro milicianos. Sus mazas, abandonadas, fueron halladas tiradas en el suelo a la mañana siguiente. Nuestros milicianos son disciplinados, no abandonarían sus armas así como así. Había signos de lucha y algunos vecinos afirmaron haber escuchado gruñidos bestiales aterradores, aunque ninguno se atrevió a salir, por lo que nadie vio nada.

El Alguacil Lisiador decidió doblar las patrullas nocturnas, de cuatro a ocho milicianos por patrulla. Una patrulla errante por todo el pueblo y otra apostada en la empalizada.

Durante varias noches no pasó nada, pero la noche del octavo día la patrulla errante al completo desapareció.

Cundió entonces el pánico en el pueblo. Muchos pretendían huir en aquel momento. El Anciano Zhou trataba de mantener el orden, pero para ello necesitaba a la milicia, que es precisamente la que está siendo atacada.

Llevamos días fuera del pueblo, y no teníamos noticias de los últimos sucesos, pero ayer supimos por un mensajero que el día catorce desaparecieron otros ocho milicianos. Quedan sólo quince, más el Alguacil.

El pueblo entero está sumido en el terror y la desesperación. Si no han huido en masa es porque al parecer se ha difundido el rumor de que en el resto del país la situación es aún peor, pero han comenzado a producirse suicidios... Familias enteras ceden a la desesperación y a la locura y se quitan la vida..." -

Escuchar las palabras de los nobles no hizo más que inquietarla, sobretodo en aquella última y desgarradora parte. Había escuchado de padres que ante la extrema pobreza se mataban junto a sus hijos, ya sea por filo o tirándose a las violentas aguas de los ríos. Pero aquellas eran historias lejanas que no sabía si eran ciertas o no, en Quince la verdad resultaba desgarradora.

- Que desolación… -comentó a Patán en voz baja- Menos mal que regresamos, no puede seguir pasando esas horribles cosas.

“De todas formas, si es obra de uno o varios Yomas deben ser poderosos. No son indefensos campesinos los que desaparecen, aunque no todos los milicianos pueden considerarse soldados. Pero… Hay que hacer algo, y así salimos de una vez de Minas de Jade.”

-Verdaderamente terrible, Dulce Loto. Y con Martillo Blanco todavía en este estado...

Aunque podían llegar rápidamente a Quince, no era lo más conveniente. Martillo Blanco necesitaba aún reposo y recuperación. Si iban a Quince probablemente ignoraría su estado y combatiría. Patán esperaba que Riqueza pensara igual.

Cuando Riqueza regresó tras sus compras, la cena ya estaba preparada. Durante la misma, abrió uno de los hatillos para ofrecer su contenido a Ojos Rojos.

-Esto es para ti. Acéptalo como lo que es. Un regalo. Tienes una túnica, con lo cual ya no deberás cubrirte con esas andrajosas sábanas que te hacen parecer un ánima en pena. Verás que tiene una capucha, así que podrás cubrirte la cabeza con ella. Y este sombrero ayudará más a que tus... cositas -dijo poniendo los dedos como si fueran cuernos-, no llamen demasiado la atención. Suma este calzado y un zurrón donde podrás meter tus cosas. Vale, ahora no tienes nada, pero quién sabe. Dulce Loto, he repuesto vendas. Y Patán, he traído algunas verduras frescas para cocinarlas en los días que vienen. En cuanto a los origamis y las flores, son para hacer ofrendas.  Alguien tiene que preocuparse de esas cosas y no parece que aquí seáis muy píos.

Aquello solo fue parte de la conversación que tuvo lugar alrededor de la mesa. El resto, se perdió con otras muchas cosas en la noche y cuando ya se levantó el nuevo día y Riqueza se restregaba los ojos legañosos en la cubierta, sintió los vientos que agitaban la vegetación de la orilla y que hacían balancear el propio sampang. Frunció el ceño, asombrado ante aquel viento.

-No es normal que sople un aire así. Incluso contracorriente, la embarcación, de mantenerse la fuerza del viento, alcanzaríamos la aldea de Quince esta misma noche. Y no me gusta -murmuró-. Es casi como si algo nos empujara hacia allí.

Pero sus palabras quedaron apagadas ante la aparición de los nobles con sus jaculatorias y extrañas formas. Mas su mensaje fue lo que más preocupó al Lord Carroñero.

-Si Emisario estuviera vivo y escuchara semejante cosa, que rezan a los dioses, se mataría él mismo. Si es que no se decidía por matarlos a ellos -murmuró al cercano Patán en voz baja-. Aunque su desesperación parece más que razonable. Perdonad que os interrumpa, nobles señores, pues tan solo soy un mercader de río. Hablaís de al menos dieciséis maceros desaparecidos, más muertes de gentes inocentes que se quitan la vida por miedo. Ya habéis oído al Sangre de Dragón. Os ayudará. Y yo pongo mi sampang a disposición de esta causa. Por si os sirve mi experiencia en el río, este antinatural viento que sopla, nos posibilitaría llegar a vuestra aldea esta misma noche. Pero para eso, debemos aprovecharlo. Y visto el problema, creo que urge partir para tener una perspectiva real de cuanto ocurre y ha ocurrido en vuestra aldea. Pero nuestro guerrero está herido a resultas de su batalla con los Yomas locales de Minas de Jade. No pidáis más de lo que se os puede dar. Es la máxima de todo negocio. 

- ¿En mi estado, Patán Sabio? - Rió fuertemente Mazo. - Es mi estado podría hacer muchas cosas, pero si, seguro que no serviría de mucho. Tal vez me maten con un par de golpes y si los Yomas son tan poderosos como el que nos hemos encontrado aquí en Quince, mejor estar al cien por cien de mi capacidad. Tal vez haya que esperar un par de días hasta que pueda recuperarme por completo, salvo que alguien tenga en su mochila una poción rejuvenecedora o algún potingue extraño. -

Mazo sonrió ante las palabras de Riqueza.

- Así que, os ayudaremos. -