Partida Rol por web

Exaltado. - Episodio Uno: Los veintidós demonios.

Reino de Wu: 8) Arrozal Número Quince.

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24/04/2012, 22:35
¿De verdad pasó así?

- Las dos hermanas se retiran hacia el pueblo.

- Patán Sabio saca la pasarela y comienza el proceso de amarrar el sampán al muelle.

- La barcaza nobiliaria está amarrando también en los muelles, sus marineros muy atareados entre cubierta y el muelle.

- Entonces sucede algo raro, el aire alrededor de Ojos Rojos parece ondular con una extraña tonalidad rojiza. Sus ojos brillan con una luz roja sobrenatural. En lo alto de la mesana del sampán, su cuervo grazna y agita las alas negras, mientras sus ojillos brillan también con demoníaca luz roja.

- Riqueza Efímera estaba preguntando a Lisiador, quien iba a responder cuando ve el espectáculo de Ojos Rojos y se queda boquiabierto.

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24/04/2012, 22:39
Quince: Lisiador.

- "¡¿Pero qué diablos...?!" -

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24/04/2012, 22:39
Presencia Yoma.

OJOS ROJOS:

- Sientes de inmediato potentes emanaciones demoníacas cercanas. No estás seguro de si son dos presencias o más.

- Dirías que individualmente son más poderosos que el Yoma que aniquilaste en Pueblo de Mu.

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24/04/2012, 22:41
Nobles de Wu-Chia.

- Los tres nobles de Quince desembarcan de su barcaza nobiliaria.

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25/04/2012, 00:08
[RIP] Ojos Rojos.

El aire se arremolina rojo a mi alrededor y siento el poder de aquellas fuentes. Corto aquel flujo cuando escucho las exclamaciones de sorpresa por parte del alguacil y noto que todos me miran.

Antes de cualquier cosa, bajo la cabeza y hago caso de Patán Sabio, entrando a pasos rápidos bajo cubierta del Sampan, para así salir de la vista de los testigos. Mientras bajo, pienso en lo sucedido:

"No sabía que mi poder se expresase a mi alrededor. Eso es algo completamente nuevo y puede que tenga que ver con este lugar más que conmigo. Lamento haber llamado la atención, pero creo que era necesario. De seguro que Riqueza Efímera sabrá como convencer al alguacil de que no fue nada importante. Eso espero."

Sigo bajando, mientras me refugio en la seguridad de aquella embarcación, que en este momento es mi templo y mi guarida, salvándome del hostil mundo de humanos que me rodea.

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25/04/2012, 08:47
Nobles de Wu-Chia.

Los nobles no parecen haberse dado cuenta de lo sucedido con Ojos Rojos (sólo lo han percibido quienes estaban mirándole en ese momento) y se dirigen al Alguacil Lisiador.

- "Alguacil, hemos pedido a estos héroes que vengan a ayudarnos. Deben ser tratados con el máximo respeto y deferencia y conducidos de inmediato a la casa del Anciano Zhou.

Señores, el Anciano Zhou es el representante del consejo de nobles y el gobernante de este pueblo en nombre del Regente de Hsien-Wu. Estamos seguros de que se sentirá muy honrado de alojarles en su casa." -

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25/04/2012, 08:51
Quince: Lisiador.

Lisiador se sobrepone a la impresión y responde al noble:

- "Conocemos a Riqueza-san y a Patán Sabio. No son héroes, pero sí comerciantes de confianza. Aceptaré su palabra de que han traído consigo héroes para ayudarnos. Sin duda al menos uno de sus acompañantes es un tanto... peculiar.

Bienvenidos a Arrozal Quince. Estamos siendo atacados por atacantes desconocidos que se ceban contra mis Apaleadores, la milicia local. Ya son veinte los milicianos desaparecidos, pertenecientes a tres patrullas nocturnas diferentes. Los ataques se han sucedido en tres ocasiones istintas, siempre de noche. Dejan tras de sí signos de lucha y armas rotas, pero poca sangre. Algunos vecinos han oído ruido, pero nadie ha presenciado nada. No tenemos ninguna pista, me temo." -

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25/04/2012, 22:05
Dulce Loto.

Ya había pasado tiempo desde el “espectáculo” de Ojos Rojos, y gracias a mantenerse en el interior de la habitación había conseguido calmarse un poco.

“Ese chico tiene los modales de un… de un… ¡Y encima sonríe como si nada! Espero que Riqueza Efímera le haya reprendido como debe, no puede desnudarse…”, no llegó a terminar aquellos pensamientos porque en su mente se plasmaba aquella vergonzosa imagen. "¡Ay, que vergüenza!"

Cuando llegaron al Arrozal Quince la vergüenza se apartó para que una extraña melancolía la embargara. Pese a todo, pese a la muerte de sus padres y la destrucción de su hogar, había un por qué sin respuesta. Esa pregunta era la causante de la tristeza por la muerte de su hermano Bambú. No lo comprendía, y posiblemente nunca lo haría.

Afortunadamente el extraño recibimiento en el muelle alejó la tristeza y logró mantenerse atenta a la conversación. De repente, para más sorpresas, Ojos Rojos dejó escapar su poder; pero rápidamente cortó el flujo de energía por el bien de todos. Supuso que la propuesta de Patán a tomar un té se debía a sacar apresuradamente al joven de escena.

Dulce Loto miró a Riqueza en busca de su consentimiento para invitarlos al sampang.

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26/04/2012, 19:15
Riqueza Efímera.

La llegada de los nobles y la rápida intervención de Patán, evitaron el tener que dar engorrosas explicaciones acerca del extraño fenómeno percibido por el Alguacil Lisiador. Con un quedo suspiro de alivio, comprobó cómo las palabras de la aristrocacia local desviaban la atención de este hacia aspectos menos incómodos. Al menos para el grupo.

-¡Terrible! -exclamó verdaderamente apesadumbrado-. Veinte desaparecidos. Una pérdida lamentable para la aldea y para las familias. E igualmente triste no contar con rastro o pista alguna que puedan conducir hasta ellos. Y de noche. En nuestro viaje por el Hu, hemos recorrido diferentes aldeas y la tragedia parece haberse cebado en todos ellos, pero en ninguno con esta crueldad. La desgracia ha caído sobre todos nosotros -sentenció con una voz marcada por la tragedia narrada-. Como bien han dicho vuestros nobles, acudimos a vosotros con un Sangre de Dragón, pues nosotros mismos hemos padecido en nuestras carnes la maldición Yoma y dos de los nuestros han perecido bajo las garras de este infame mal. El noble Emisario de Dragón y el maestro Garra de Halcón. Incluso nuestro aguerrido Martillo Blanco sufre aún las secuelas de su última batalla -tristeza, pérdida, dolor-. No hay quien no sufra esta maldición. Estimados nobles -añadió con un aprofunda reverencia-, aceptamos gustosos vuestra hospitalidad y nos acogeremos bajo el techo del Anciano Zhou, amado y respetado por cuantos le conocen. Y no quisiera abusar de vuestra generosidad, pero agradeceríamos la visita de un sanador para que nuestro guerrero se restituya lo antes posible.

Había sido consciente de la mirada de Dulce Loto, pero también de la clara invitación de los nobles. Y un Lord Carroñero, un mercachifle de río sabía que la invitación de un noble no podía ser ni desoída ni postergada. No en su aldea.

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26/04/2012, 20:27
Quince: Lisiador.

- "No tenemos sanador como tal desde hace algunos años. Tenemos comadrona. Aunque si se trata de primeros auxilios tal vez yo pueda hacer algo...

Les acompañaré a la Casa del Anciano, allí su amigo estará mejor atendido." -

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28/04/2012, 03:43
Patán Sabio.

Patán esperó. Sin duda eran Riqueza y Martillo Blanco quienes debían tomar la decisión, porque si se iban al pueblo tendrían que dejar a Ojos Rojos en el sampang.

 

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29/04/2012, 06:45
[RIP] Ojos Rojos.

Me mantengo dentro del sampan, abusando de la seguridad que aquellas paredes me brindan, protegiéndome de las miradas de los humanos que en este momento hablan con Riqueza Efímera. Escucho las cosas que dicen y recuerdo el abrumador poder que sentí al alinear mis sentidos con las energías infernales:

"Tanto poder y de tantas fuentes... ¿A eso se refería Ligier con tenerlos a mi servicio? No me interesa ser obedecido por demonios, por poderosos que sean, si eso significa hacerle daño a la bella de Dulce Loto. No, jamás haré algo así, pero me sorprende esa energía tan grande y terrible que sentí. Me da miedo y sobre todo me confunde. No creo estar a la altura de uno de esos Yomas, pero siquiera es uno. Martillo Blanco está sumamente herido y no está en condiciones de combatir contra esos seres asquerosos y viles. Debo estar en forma para apoyar en la lucha, pues no expondré a Dulce Loto y Riqueza Efímera y Patán Sabio no son combatientes. Martillo Blanco y yo debemos terminar esto, pero ambos llevamos aun el dolor de las heridas. Debo saber reponerme, pero aquel hombre no querrá tratarme y cualquiera que se acerque lo suficiente para sanarme verá mis ojos y mis cuernos. Esto no está nada de bien."

Doy vueltas dentro del sampan, mientras intento pensar en alguna solución para este problema. Debo rastrear a los Yomas, pero no pude hacerlo por el poco tiempo que mantuve la conexión, pero estoy seguro de que ellos ya deben saber que estoy aquí, aunque mi poder no creo que sea tan notorio como el de ellos. Eso, sumado a que no tienen forma de saber de que lado estoy, son factores sorpresa que debo saber aprovechar si deseo sobrevivir y vencer.

Notas de juego

Post Privado.

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30/04/2012, 20:05
NOCHE Y DIA.

EL SOL SE HA PUESTO.

AÑO: 761.

LUNA: Creciente. - Primera noche de Luna Creciente.

ESTACION: Aire.

MES: Aire Ascendente.

DIA: 17.

HORA: Tras el Ocaso.

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30/04/2012, 20:26
Quince: Lisiador.

- Se ve una estrecha franja plateada y luminosa en el cielo. Es Luna.

- Lisiador conduce a Martillo Blanco, Riqueza Efímera, Dulce Loto y Patán Sabio a casa del Anciano Zhou.

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30/04/2012, 20:36
Quince: Anciano Zhou.

ANCIANO ZHOU:

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01/05/2012, 22:21
[RIP] Ojos Rojos.

La noche cayó de manera disimulada mientras permanezco dentro del sampan, refugiándome para no llamar más la atención de lo que ya lo he hecho. La luna se alza en el cielo nocturno, lo que hace que no me sienta especialmente poderoso durante la noche. Aun así, estoy inquieto, pero no por el ciclo de la luna y las energías infernales que maneja, sino por el hecho de que todos mis compañeros se han ido a hablar con la gente del pueblo, dejándome solo.

No me gusta quedarme solo. Estoy acostumbrado, pero me preocupa que las poderosas presencias que percibí vayan a hacerles daño a aquellas personas. No conozco el poder de Martillo Blanco, pero sus heridas me preocupan. Por otro lado, Patán Sabio y Riqueza Efímera no son combatientes y la pobre y frágil Dulce Loto luce tan indefensa que no quisiera verla en problemas sin estar a su lado para protegerla:

“La noche está aquí y yo oculto como una rata dentro de esta embarcación. Mis compañeros pueden estar siendo emboscados junto a unos estúpidos milicianos locales incapaces de defenderse a sí mismos. No puedo quedarme aquí esperando. Ya es de noche y conozco mis capacidades. Perfectamente puedo moverme por la noche sin ser detectado en lo más mínimo.”

Sin ser capaz de controlar mis ansias por salir y hacer algo de utilidad para nuestra misión, me escabullo a la cubierta del sampan en silencio. Una vez allí, veo que no hay nadie en las calles y que todo el mundo estaba a esa hora acostado en su cama, decido salir en busca de mis compañeros. Rápidamente me subo a los tejados como una sombra, invisible e inaudible, y me desplazo con gran destreza por sobre las casas de aquel pueblo.

Las construcciones quedan atrás mío rápidamente mientras salto de techo en techo hasta dirigirme a la zona donde está Garra Ósea, quien se fue sobre el hombro de Riqueza Efímera. No me es difícil encontrar esa zona, pues es el centro de la ciudad, la casa del que parece ser el Alcalde de Quince. Una vez llego allí, me aseguro de que mis compañeros aun estén bien con la ayuda de mi oído preternatural. Les escucho en el interior, hablando de distintas cosas, algunas tienen que ver con lo que nos trae a este pueblo, otras no. Como sea, ya tengo un poco más de tranquilidad, por lo que subo de un ágil salto hasta la parte superior del tejado de la construcción, para poder refugiarme mejor y tener mejor visión de la zona.

Una vez estoy sobre ella, no puedo evitar pensar en el abrumador poder que sentía durante mi lectura de las energías infernales desde la cubierta del sampan de Riqueza Efímera:

"Era demasiado poder, algo sorprendente e impactante. He sentido poder de ciertos demonios, consciente de que son demonios de poder menor, pero la comparación es burda. Incluso el Yoma del Pueblo de Mu, no tenía nada que ver contra estos poderes. A eso debo sumar que no es uno, sino más de dos. No sé exactamente el número, pero sea como sea no será fácil acabar con ellos."

Estoy en esos pensamientos cuando me parece oír a lo lejos un grito. Es un grito terrible de dolor, un grito de alguien muriendo de terrible manera. Me sobresalto a pesar de lo casi imperceptible del sonido, que jamás escucharían los humanos en mi posición e incluso algunas bestias. Sea como sea, intento rastrearlo, pero es muy lejano, solamente dejándome la vaga sensación de que fue al sur, más allá del fin del pueblo.

Hago que el poder en mi interior se agite para alinearse con la energía infernal que proviene de lo más profundo de mi ser, despertando mis capacidades sensoriales demoníacas y dejándome sentir aquello que proviene del infierno. Mis ojos se encienden como faroles prendidos con las flamas más terribles de las calderas del Malfeas y el aire se arremolina rojo a mi alrededor mientras la parte demoníaca de mí toma posesión de mis sentidos. Siento el enorme poder de los Yomas, siento que son más de dos, pero no soy capaz de sentir en donde están. Aun así, estoy seguro de que nadie de los que están en la casa bajo mis pies está poseído por un demonio, lo que me tranquiliza al saber que mis amigos están seguros de momento. Pero por otro lado ese grito... 

Corto la conexión con el poder demoníaco en mí y siento que me agoto. Cada vez que me uno a aquello es un esfuerzo para mi espíritu que me cansa de a poco. Aun así, me apoyo pues sé que mi tarea está lejos de terminar. La voz de Riqueza Efímera me saca de mis pensamientos y me regresa a la normalidad. Le veo esconderse detrás de la casa y hacerme señas para que baje, lo que obedezco sin chistar, cayendo de manera casi imperceptible a su lado. El Lord Carroñero me habla, preguntándome por lo que hago ahí, por lo que le explico:

 - "Escuché un grito en la lejanía. No sé de donde venía, pero estoy seguro de que fue un grito de muerte, probablemente de fuera del pueblo."

Luego me pregunta si sé de donde provino el grito, pero ese es justamente el problema que tengo, pues no podría asegurarlo:

 - "No lo sé. Solo era un eco lejano, imperceptible para humanos y muchos animales. Intenté encontrar algo con mis poderes, pero solo sentí la enorme energía de más de dos Yomas de inmenso poder. Nada que ver con el Alcalde de Mu."

Riqueza Efímera entiende y me dice que irá por el resto, que me quede donde estoy. Me subo nuevamente al tejado para no ser visto por alguien que pase por allí y porque en general, es la zona más cómoda de un pueblo para mí. Al momento llega acompañado de todo el resto. Martillo Blanco, Dulce Loto y Patán Sabio ahora escuchan también mis palabras, que son requeridas nuevamente:

 - "Estaba aquí cuando escuché un grito de dolor que se oía muy a lo lejos... No estoy seguro, pero creo que fue en el sur."

Luego preguntan si fue mientras ellos estaban dentro hablando con los ancianos y nobles en la habitación bajo aquel tejado, a lo que contesto:

 - "Si, hace unos segundos. Luego sentí la energía de los Yomas. Son más de dos y son de un enorme poder. Estoy seguro de que nadie de los que estaba en esa casa era un Yoma"

Digo para despejar las dudas de Martillo Blanco hacía los presentes en la conversación que sostuvieron con las autoridades de Quince. Luego deciden que desean ir en busca de aquellos enemigos, por lo que Martillo Blanco me dice que desea que le guíe, a lo que respondo un poco asustado por la responsabilidad:

 - "No creo poder encontrar el punto exacto. Podría guiar en la dirección aproximada, pero nada seguro. Mis heridas me quitan mucha concentración"

Mis palabras se pierden en mis propios labios pues en realidad lo que sucede es que no sé donde están y mis acompañantes son demasiado distinguidos como para caer en peligro o derroches por culpa de mi ineptitud:

"¿Que sucede si me equivoco y los hago dar vueltas durante la noche en círculos? ¿Que sucederá si en realidad no los guío a ninguna parte? Perderán la confianza en mí si es que alguna vez la tuvieron. Sabrán que quizás no soy tan útil y me desecharán, me exiliarán de su lado, me entregarán a la milicia o quizás el propio Martillo Blanco me exterminará. No quiero dejar de ser apreciado."

Pero entonces las palabras de aprecio y confianza de mis compañeros me dan ánimo para saber que este es mi destino y que estoy hecho para luchar en contra de los Yomas, a pesar de que alguien me quieran para otros fines. Yo elijo mi destino y este es acabar con los demonios. Las defensas de Riqueza Efímera y Patán Sabio, la apreciación de Dulce Loto y la confianza de Martillo Blanco, nada más necesito para hacer lo que se debe:

 - "Ok, lo intentaré."

Asiento con la cabeza mientras sonrío de emoción renovada. De un gran salto me elevo a los cielos y caigo sobre un tejado sin hacer ningún ruido. Una vez en él, comienzo a correr a toda velocidad de techo en techo, dirigiéndome hacía el sur, lugar donde creo se originó el grito que escuché. No pienso en nada mientras corro, pues mi mente está totalmente enfocada en llegar allá, encontrar a los Yomas y acabarlos.

En ese momento escucho unos gritos de la calle a unos metros detrás mío. Por instinto me escondo entre las sombras del tejado y miro hasta encontrar la fuente de aquel escándalo. Unos milicianos de la puerta han visto al grupo correr por la calle y les han detenido para interrogarlos. Me quedo mirando a los hombres y noto que sería muy fácil matarlos uno a uno. Es solo cosa de esconderme en las sombras y matar, ocultarme y volver a hacerlo, como un juego de niños. Despejo mi mente de aquellos pensamientos asesinos que a veces me asaltan y espero mientras el grupo es capaz de sacarse de encima tan molesta demora.

Una vez lo logran, noto que estoy demasiado bien oculto como para que me encuentren, por lo que le indico a Garra Ósea que grazne para mostrarles donde estoy y a donde dirigirse. Después de un par de ruidos producidos por el cuervo, mis compañeros prosiguen la marcha. De un salto enorme atravieso el muro que separa el pueblo del arrozal, cayendo en los pequeños puentes a los lados de las zonas inundadas. El grupo me sigue mientras yo corro adelantado varios metros en la oscuridad.

La carrera se hace corta para mí, a pesar de ser dos kilómetros de camino. En un momento me detengo cuando mi olfato me indica un mal olor en las proximidades. Es el olor de una granja, gallinas y cerdos probablemente. Pensando que el momento es el apropiado, alineo mi poder con la energía demoníaca que está en mi interior, abriéndome al poder infernal y a sus sensaciones. Las imágenes llegan raudas a mí, enseñándome bocas hermosas y femeninas que devoran carne y beben sangre humana con avidez. Siento el sabor, la exuberancia y la sensualidad de aquello, siento el poder de las cuatro Yomas que están más adelante, como a cincuenta metros, devorando y satisfaciéndose, cebándose en la carne y sangre de su última victima, de la crueldad, la sangre derramada con dolor extremo, tortura y canibalismo como los humanos no son capaces de practicar. Mi lengua recorre mis labios mientras no puedo dejar de disfrutar de aquellas sensaciones de forma involuntaria. Me siento en el proceso y me dejo llevar internamente, a pesar de que mi mente me dice que es una ignominia que jamás haría. De repente las bocas dejan de masticar, pues han sentido algo... a mí.

Corto la conexión al momento que me doy cuenta de haber sido descubierto y miro con miedo al sur, pues siento su poder y temo por no ser capaz de defender a quienes he guiado hasta acá. En ese momento me percato de que mis compañeros están cerca mío. Veo algo de miedo en sus rostros pero lo ignoro, esperando a que sea producido por la situación y no por mí. Les hablo de espalda a ellos, encarando mis miedos:

 - "Son cuatro, muy poderosos y saben que estamos aquí."

Dulce Loto me saca de mi trance con una pregunta: Me pregunta si estoy con ellos. Me giro y veo al imponente y honorable de Martillo Blanco, un Sangre de Dragón poderoso y de buen corazón al que admiro de gran manera; a Patán Sabio, una maravilla de la antigüedad que comparte conmigo, atendiéndome como si lo mereciera y tratándome con el respeto que jamás he sentido; a Riqueza Efímera, el único humano que ha confiado en mí de una manera mucho más ciega de la que he visto incluso entre familias, que me ha apoyado y protegido como el padre que nunca tuve; y finalmente a Dulce Loto, una jovencita de enorme belleza, delicada, hermosa y tan frágil que quisiera proteger entre mis brazos de una manera que no puedo explicar. Sonrío por todo ello y le contesto con una respuesta más profunda que la pregunta:

 - "Hasta el final."

Ahora todos sienten el hedor proveniente de la granja a la que nos dirigimos. Comienzan a hablar de ello, en distintas formas de expresarse, pero todos apuntando a lo que es obvio. Indico lo poco que sé de nuestro objetivo:

 - "Es ahí, están a cincuenta metros hacía el sur."

Una piedrecilla estalla ante el poder de Martillo Blanco en un ruido crepitante que rompe el silencio de la situación. Llevo mis manos a mis oídos de forma instintiva, acostumbrado a la sensibilidad de estos. Avanzamos los cincuenta metros hasta llegar a una granja mal iluminada solo por la luz de la luna en el cielo y el aura de poder de Martillo Blanco. Me pongo al lado de este mientras aseguro bien mis Garras de Hueso, listo para luchar y enfrentar cualquiera de mis miedos:

"Si me voy ahora, si huyo, nada de lo que he hecho habrá tenido sentido. Solo le demostraré a mi padre que no soy nada sin él y habré desperdiciado lo más valioso que tengo ahora y que quizás jamás volveré a tener... Mis amigos. Debo quedarme y pelear como sea."

En ese preciso instante escucho unos pasos claros por un suelo de madera. Oigo unos pasos cortos y delicados que se acercan a la puerta frente a nosotros. Una hermosa mujer sale con un pequeño farolito que cuelga de la puerta. Viste un kimono de seda roja y se para frente a nosotros, haciendo una reverencia. Luego la sigue una segunda que repite el mismo proceso, vistiendo de la misma forma. Luego una tercera y finalmente una última que parece mucho menor, tan indefensa como una niña. Hablan, dándonos un recibimiento en el que parecen saber todo de nosotros: A Martillo Blanco lo llaman "Príncipe de la Tierra", a Patán Sabio le agradecen por traer a "Su señora" y a mí me dicen "Majestad".

Martillo Blanco se carga de energía, asumiendo un aspecto de roca que lo hace parecer aun más amenazador. Al parecer el combate comienza y aquí se verá si somos dignos de sobrevivir o solo caeremos como unas victimas más. Sin perder tiempo, me concentro en aquella que me llamó "Majestad", pues no puedo permitir que siga abriendo su boca. Doy un salto por los aires para caer con mi garra derecha sobre aquella niña, a la que solo le hago un rasguño menor en la nariz.

La lucha da inicio y las mujeres demuestran que no me equivocaba, transformándose en aterradores monstruos demoníacos, quedando mi oponente como una criatura del tipo pájaro pero sin piel sobre ella y con varias maquinas terribles de tortura metálicas enterradas en su cuerpo. Me lanza un picotazo que me esfuerzo en esquivar, pero sin éxito. Su pico se entierra en mi abdomen, perforando mi carne y generando la salida de sangre roja de mi interior.

Por mientras mis compañeros demuestran tener más recursos de los esperados, especialmente Martillo Blanco que demuestra ser un titán en el combate, letal e inigualable. Por otra parte, Dulce Loto demuestra tener una habilidad especial, un extraño brillo de hermoso aspecto, pero con un gran poder. Mientras tanto el inmenso dolor en mi estómago se siente de manera abrumadora. Pero aun así sonrío de forma maliciosa, pues es emocionante esta clase de enfrentamiento. Respondo a la criatura con palabras amenazadoras de desafío:

 - "Te veías mejor como humana. Pronto sabremos que tal te ves como cadáver."

Sonrío antes de lanzar tres golpes de garra en contra de la criatura, haciendo acopio de todas mis fuerzas y mi voluntad por vencer. Mis tres golpes impactan, causando pequeños daños en la criatura, pero que al sumarse comienzan a derramar la sangre violeta y fétida que caracteriza a los Yomas, derribándola con ello:

 - "¡Muere de una vez! ¡Siente mis Garras de Hueso!"

Parece querer pararse cuando los ataques combinados de Dulce Loto, Patán Sabio y yo finalmente logramos dejarla inconsciente en suelo, momento que aprovecha Dulce Loto para lanzarse sobre ella y apuñalar su corazón repetidas veces hasta darle una muerte sin lugar a dudas. Mis otros compañeros ya habían acabado con las otras tres criaturas, por lo que podíamos dar el combate por finalizado.

Me quedo mirando el espectáculo, entendiendo que la muchacha odia a los demonios tanto como yo, por lo que necesita desahogarse, terminando así la amenaza Yoma sobre el pueblo Quince.

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04/05/2012, 21:47
Dulce Loto.

Arrozal Quince, noche del 17 de Aire Ascendente.

Era imposible desoír la invitación del alguacil para acompañarlos a la Casa del Anciano Zhou. Habían sido invitados por el que suponía alguien de importancia en el lugar, e incluso podría ser un noble. Como era normal Ojos Rojos tuvo que quedarse en el sampang, no así su cuervo que los siguió como si fuera una mascota del grupo; y mientras anduvieron por el pueblo el Alguacil compartió su inquietud sobre el extraño ave.

“Lisiador se ha percatado de la esencia de poder de Ojos Rojos y ahora del cuervo. Bastante observador, bueno para su puesto pero malo para nosotros”, pensó en que si seguía por ese camino terminaría por descubrir a Ojos Rojos. Por fortuna las diversas reacciones de sus compañeros, he incluso la suya al no darle importancia, pareció convencer al hombre.

Finalmente llegan a la Casa del Anciano Zhou, y más concretamente a una gran sala donde está reunido un grupo de  diez nobles ancianos que al parecer mantenían una conversación bastante agitada. No dudó que el tema a tratar eran las desapariciones.

- ¿Qué tenemos aquí? ¡Es ese mercachifle! ¡Y viene acompañado! –reparó uno de los nobles.

“¿Mercachifle? Pobre, no debe tener la mejor de las reputaciones aquí”. Dulce Loto miró de soslayo a Riqueza agradecida al menos de que fuera conocido, y tras su reverencia ella hizo lo mismo.

En cuanto Riqueza presenta a Martillo Blanco como un Sangre de Dragón se produce una explosión de aclamaciones llenas de esperanza. Al parecer no tenían demasiada confianza en resolver ellos mismo el terrible problema que asolaba Quince.

Hechas las presentaciones, incluidas la de Dulce Loto, el anciano no tarda en pedirles que tomen asiento y compartan comida. La joven prueba un poco de sake, sólo un sorbo tal y como la habían educado. Pero de poco valía las buenas maneras que intentaba mostrar si el soschu que acababa de añadir Martillo al sake se le subía a la cabeza. Los modales y Martillo Blanco sólo iban en la misma frase con un “malos” delante.

- Martillo Blanco, el olor les nublará el habla –susurra intentando con gracia que no siguiera bebiendo de aquella apestosa bebida.

- Esto es agua para mi, Dulce Loto, no te preocupes. Estoy acostumbrado –le restó importancia- Después de que aprendas a combatir, el siguiente paso es aprender a beber.

- Permíteme saltarme esa lección. Una dama bebiendo como un hombre no es precisamente lo adecuado –cubre su suave risa con la manga, pero en cuanto van desfilando los pequeños platos de comida a punto estuvo de reírse bien alto ante la cara de asombro de su mentor.

La velada se “ameniza” con el relato de las hazaña de Martillo Blanco por parte de los tres jóvenes nobles.

- Vuestras hazañas son impresionantes, Martillo Blanco-sama –dice el anciano Zhou- Sin duda debéis ser un gobernante o un príncipe en vuestra tierra.

- Bueno, no se crea todo lo que dicen por ahí, Anciano Zhou. Soy simplemente un Sangre de Dragón errante.

“¿Gobernante, príncipe?”, aquellas palabras puestas sobre los hombros de Martillo Blanco no parecían sentarle demasiado bien. En cambio “errante” sí.

- ¿Su tierra? Por sus modales parece un bárbaro del Alto Hu... –murmura otro anciano que es acallado de un codazo por otro.

- Alto Hu está bien. Prefiero los pueblos de más al sur –termina su mentor con aquel pequeño desliz haciendo que el noble agache la cabeza avergonzado.

Con habilidad, el noble Zhou cambia de conversación para expresar el honor que sería que se hospedaran en su casa, y por primera vez la atención recayó en la joven.

- Decidme, dulce señorita, ¿vos también sois de la Sangre de los Dragones?

¿Qué decir? Ya había tenido malas experiencias al respecto y no tenía ganas de ver otra vez a Martillo Blanco sacándola del lío.

- Me destaco por ser la pupila de Martillo Blanco, noble Zhou –simple y sin información de más. Un buen entendedor no seguiría preguntando, y el anciano lo era.

- Y mejora a pasos agigantados día a día –sonríe tímidamente la muchacha ante el comentario de su mentor.

Se produjo una invitación del noble para que Dulce Loto se quedara en su casa mientras los demás investigaban, pero la respuesta de Martillo fue clara:

- ¿Y cómo va a aprender a combatir estando aquí encerrada? No, ella viene con nosotros. La protegeremos bien. Después de todo, ese es mi trabajo.

Al poco Riqueza Efímera se disculpa diciendo que el cuervo, que se ha mantenido en su hombro todo el rato, está inquieto. Parece que es alguna señal, tal vez un aviso de Ojos Rojos. Puede que por ello Martillo Blanco abordara el tema sobre las desapariciones por lo que el noble Zhou les explicó los detalles conocidos.

La velada no se extendió debido a las ganas de comenzar la investigación. Después de la explicación permanecer en la sala degustando la comida como si nada era imposible. Se llevaron consigo el apoyo de los ancianos y se despidieron adecuadamente para ir en busca de Riqueza.

- Ojos Rojos... –dijo jadeante el comerciante cuando al fin lo encontraron en un sombrío callejón.

- ¿Qué ocurre? ¿Le ha sucedido algo? –pregunta preocupada, pero Riqueza enseguida aclara que está cerca.

Se internan en el callejón y encuentran en lo alto, agazapado en el saliente de un tejado, una siniestra figura que destaca por el color rojo de sus ojos. La tenue luz de la Luna lo baña de tal forma que la sensación que produce es difícil de explicar. ¿Siniestra? Antes de tenerlo claro el híbrido se une a ellos con un majestuoso salto.

- Estaba aquí cuando escuché un grito de dolor que se oía muy a lo lejos... No estoy seguro, pero creo que fue en el sur –les informa.

- ¿Ha sido mientras estábamos en la habitación? –quiso saber la joven.

- Sí, hace unos segundos –eso descartaba entonces a los nobles, de momento…

- Luego sentí la energía de los Yomas. Son más de dos y son de un enorme poder –eso eran noticias preocupantes- Estoy seguro de que nadie de los que estaba en esa casa era un Yoma.

- Sabe ver tras el disfraz –aclara Riqueza.

- Eso es muy útil –asiente la joven. "Más útil que cualquier cosa que pueda hacer yo", suspira.

- ¡Mierda! ¡Patán! -dice Riqueza de repente recordando a su automatón.

- Vino con nosotros –afirma la joven y se gira encontrando a Patán haciendo una suave inclinación.

- Estoy aquí.

- ¡Aquí estás! –sonríe afectuosamente.

- Pareces Ojos Rojos a la hora de ocultarte –murmura el comerciante.

- ¿Ocultarse? – la joven oculta una risita tras su manga. "Que gracioso es Riqueza Efímera".

- Y deberías quedarte aquí, o mejor aún en el sampang –pero la reacción de Patán tras guardar silencio fue ponerse tras Dulce Loto.

- ¡Argh! Eres imposible. Haz lo que quieras. ¡Maldito trozo de hojalata!

- Shhhh –Dulce Loto le indica que no levante la voz demasiado pues Ojos Rojos está concentrándose para encontrar el origen del grito.

De repente el híbrido se eleva hasta caer sobre un tejado y, de ahí, se aleja hacia el horizonte dando espectaculares saltos ante los atónitos ojos de los que atrás quedaban.

- ¡Vamos! ¡Tenemos que seguirlo! Si lo perdemos en la noche, nos será imposible seguirle el rastro –Martillo Blanco comienza la frenética carrera en pos del muchacho y pronto es seguidos por todos. Sin embargo, no demasiado después de emprender la carrera…

- ¡¡ALTO EN NOMBRE DE LA MILICIA DE QUINCE!! ¡¡NO OS MOVAIS!! –son detenidos por milicianos.

Tras un intenso momento donde al fin entienden que son aliados con el beneplácito del Consejo de Ancianos los milicianos los dejan pasar, cerrando las puertas del pueblo a sus espaldas.

Al fin prosigue la carrera tras Ojos Rojos, que por un momento piensa que lo han perdido de vista. Afortunadamente el cuervo hace de guía improvisado a medida que avanzan por endebles puentes de caña que atraviesan innumerables arrozales inundados.

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04/05/2012, 21:53
Dulce Loto.

La oscuridad se agarra a ellos como si fuera un enemigo más, por lo que cree que es el motivo por el cual Martillo Blanco decide sacar parte de su energía ayudando así a iluminar algo el camino. Probablemente, o mejor dicho seguramente, la luz de la joven sería más adecuada pero también sumamente mas fácil de divisar por los Yomas.

Sin motivo aparente el cuervo regresa a ellos y se posa en Patán Sabio, y es en ese momento cuando ven el motivo, o más bien lo sienten: es el Mal. Vieron unas ondas rojas envolviendo una figura tan negra como el Abismo, y dos ojos rojos iluminan como faros de puro fuego del infierno. Apunto estuvieron de escuchar las campanadas de los Condenados.

- No es Ojos Rojos... –dice la muchacha.

- O sí –concluyen al unísono Riqueza y Martillo.

Sea como fuera Dulce Loto sacó su daga.

- ¿Ojos Rojos? –preguntó.

Todos se acercaron con precaución y finalmente ven a Ojos Rojos envuelto en tentáculos de sombra y ondas rojas infernales. Sus ojos son puro fuego infernal en una expresión diabólica que los miran sin verlos. Ahora son los ojos del cuervo los que parecen echar fuego y emite un odioso graznido de pura maldad. Ojos Rojos sonríe y se pasa la lengua por los labios…

- ¡Ojos Rojos! -dice con preocupación el mercader- Somos nosotros. El viejo Riqueza y Martillo Blanco y Dulce Loto ¡Regresa!

- Todo era mentira. ¡Nos mintió! –exclama con rabia la joven.

- No, no… No pudo mentir –Riqueza se niega a creerlo- Ayudó en Mu, mató al Yoma.

- No, no... No creo... Vamos... –se une su mentor.

De repente los ojos del híbrido se apagan, excepto por su brillo normal, y parece verles como si antes no fuera consciente de la presencia de sus compañeros. Se gira, les da la espalda y mira hacia el sur…

- Puede que fuera una treta para algo mayor, como matar a Martillo Blanco –dice la joven.

“¿Qué es esa expresión? Parece que tiene… ¿miedo?", piensa desconcertada.

- Puede que... –murmura como si aún no hubiera perdido la esperanza.

- Son cuatro, muy poderosos y saben que estamos aquí –habla al fin el híbrido haciendo que Dulce Loto se sienta confundida.

- ¡Ay, madre...! –exclama el Sangre de Dragón.

- ¿Estás con nosotros? Ojos Rojos... –en aquel momento lo que a ella la importaba era saber qué sucedía con él. Tenerlo de enemigo no estaba dentro del plan.

Aquel instante parecía haberse congelado en el tiempo mientras el cuervo parece mirar a Dulce Loto y Patán se queda inmóvil aparentemente petrificado de temor.

- ¡Por el sagrado culo de mi tío Tzang! ¡Cuatro! –ni la preocupación de Riqueza hace que aparte sus ojos de la espalda de Ojos Rojos.

Finalmente se gira y con una sonrisa se dirige a ella.

- Hasta el final –sonríe a la joven haciendo que la sorpresa se apodere de su rostro, ya sea por la respuesta o…

No había tiempo, Ojos Rojos había regresado. Entendió que la cercanía de aquellas maldades acentuaba su parte maléfica, pero si comenzaba a dudar de él no iban a lograr nada. Fue entonces cuando un olor a granja, gallinas y cerdos para ser más exactos, inundó el ambiente. Aquella era una extraña señal de los Dioses para guiarlos a su honorable destino.

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04/05/2012, 21:57
Dulce Loto.

Salieron a la carrera y ya divisada la granja se acercaron con cautela. En cabeza el poderoso martillo del Sangre de Dragón junto a las habilidades de Ojos Rojos. Riqueza, Dulce Loto y Patán los seguían a pocos pasos. El olor fue evidentemente más intenso ahí, y hasta el aire resultaba molesto, pegajoso. Ya más cerca escucharon movimiento en el interior de la casa hasta que, una a una, cuatro mujeres salieron al exterior. Eran hermosas, y alguna hasta de rasgos muy dulces, y todas vestían sedas rojas.

- Buenas noches, mis nobles señores –les recibe la que parece ser la mayor.

- Se os saluda, ¡Oh, Príncipe de la Tierra! –dice una segunda a Martillo Blanco.

La tercera hace una profunda reverencia mirando a Patán Sabio y sonríe con ironía.

- Gracias por traernos a tu señora –palabras que sorprenden a la joven.

La cuarta mira intensamente a Ojos Rojos.

- Majestad... –más palabras extrañas que teme nublen su mente en tan delicado momento.

Martillo Blanco comenzó a cargarse de energía haciendo que sus músculos se inflen y su carne volviéndose tan dura como la piedra. Con un grito enloquecido carga contra los Yomas envuelto en una tremenda aura de luz marrón. El momento decisivo había llegado.

Dulce Loto cierra los ojos un instante y al abrirlos una poderosa aura de pétalos de fuego forman una majestuosa flor de loto. Cálida, luminosa, intensa… Tanto que la zona quedó tan iluminada como si estuvieran a pleno día, y probablemente aquello sería visto a kilómetros de distancia. Dulce Loto estaba preparada.

La rapidez de Ojos Rojos llega hasta la más pequeña sin que sus ataques tengan gran efecto. Mientras, el objetivo de Martillo se transforma en una criatura de músculos abultados, piel gris oscuro, dientes afilados y ojos dorados que se lanza hacia el Sangre de Dragón con las garras por delante. El impacto sobre la piel endurecida produce un desagradable sonido aunque sin hacerle daño.

La más pequeña, imitando a la mediana, se transforma en una especie de pájaro humanoide despellejado con instrumentos de tortura implantados. Ataca a Ojos Rojos proporcionándole un terrible picotazo en el vientre que le arranca un trozo de carne y se derrama mucha sangre. El dolor es sin duda intenso.

Es ahora el turno de Martillo Blanco y dos sendos martillazos destrozan el codo y el muslo de la que parece la hermana mayor. Ésta, a medio transformar en una monstruosidad gris con púas en la cabeza y enormes dientes afilados, queda postrada en el suelo resignándose a morir. El último ataque del Sangre de Dragón va dirigido con certeza a la frente de la hermana mediana.

Casi al mismo tiempo Dulce Loto avanza inexorable hacia el horrible pájaro humanoide que hirió a Ojos Rojos. Sólo lleva una daga, pero es la intensidad de su fuerza y la rabia hacia los Yomas lo que realmente son sus armas.

Por otro lado, la segunda hermana se transforma tan rápido que clava sus cuernos en Martillo Blanco tras el intento fallido anterior de la hermana mayor. Ahora su mentor se enfrenta a un ser reptiliano con cuernos, enormes garras y tremendos colmillos que no ha fallado su embestida sangrienta.

Riqueza no se queda atrás y asesta un certero golpe de su alfanjón a la criatura reptiliana, aunque por otro lado Patán no logra hacer gran cosa con el Yoma que está junto a Dulce Loto; pero Ojos Rojos ignora el dolor para lograr que el pájaro humanoide caiga atontado al suelo con su ataque. Puede que ese sea una gran oportunidad para ellos.

Martillo Blanco queda envuelto en un aura pardo-blanquecina y su martillo se mueve más rápido que la vista. La hermana mayor y mediana son destrozadas y pasan a ser meros trozos de carne y sangre apestosa y violácea.

Dulce Loto se abalanza sobre el reptil pero por desgracia aquel nuevo ataque no logra su cometido, al igual que el golpe de Patán que tampoco logra afectarla; pero no así las garras de Ojos Rojas que logran herirla nuevamente.

Es turno del Sangre de Dragón que, como todos esperan de un héroe, acaba con la vida de la tercera hermana sin piedad alguna. Ahora sólo queda una…

Los ojos de Dulce Loto no logran expresar el intenso odio que quema su interior, pero sí lo hace sus acciones. Con pura rabia empuja a la que queda al suelo, y junto a la hermana más pequeña se empapa de la sangre que emana de cada puñalada que asesta allí donde cree que debería estar su corazón. Los pétalos de su aura son ahora llamas de fuego purificador y el crepitar de las mismas es sólo superado por gritos de extrema furia.

- ¡Malditos! –primera puñalada- ¡Tantos siglos! –segunda puñalada- ¡Tanto esfuerzo en las Claymore! –tercera puñalada- ¡Traición! –cuarta puñalada- ¡Seguís vivos! –quinta puñalada.

Dulce Loto vuelve despacio su rostro hacia Ojos Rojos. La joven, empapada en gran parte por sangre violácea, se levanta siniestramente despacio.

- Vivos… estáis vivos –le dice con desprecio- La corrupción llegó a mis Claymore y por eso estás vivo –avanza- Está claro que tengo que hacer las cosas por mi misma.

El aura de Dulce Loto es ahora terriblemente amenazante y al mismo tiempo hermosa.

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04/05/2012, 23:58
Riqueza Efímera.

Habían dejado atrás a Ojos Rojos, quien, como siempre, había decidido que su cuervo se convirtiera en sus ojos y oídos. Una costumbre molesta para el Lord Carroñero que, sin embargo, debía estar dispuesto a soportar. Especialmente porque el cuervo tenía el mal gusto de elegir siempre su hombro como percha. Guiados por el alguacil Lisiador, cuya confusión ante el cuervo había sido objeto de una sutil acusación acerca de su gusto por el sake en horas de servicio de la boca de Riqueza, pronto llegaron a la casa del anciano Zhou. Conducidos al interior de la noble casa, pronto los allí reunidos demostraron su sorpresa ante la presencia de Riqueza en aquel lugar, sorpresa claramente expresada mediante expresiones escasamente halagüeñas. Nada a lo que el viejo mercachifle no estuviera acostumbrado y con lo que no supiera lidiar.

-Noble Zhou, acudimos a la llamada de socorro de vuestra aldea y para ello os traigo al Sangre de Dragón Martillo Blanco. La doncella se llama Dulce Loto –dijo tras la presentación de Lisiador y acompañando sus palabras de una profunda reverencia. En aquel momento, los tres nobles de Quince entraron en la sala y se arrodillaron confirmando lo dicho, mientras el gran guerrero Mazo los miraba casi con indiferencia, dejando que su cuerpo y presencia amenazadora hablaran por él.

Expresiones de asombro y agradecimiento se sucedieron, alabando el gesto de Riqueza que escuchó impasible sus barboteos seniles, sabedor de que la próxima vez que lo vieran, regresarían a sus viejos hábitos y le despreciarían por su oficio. Por ello se limitó a una nueva reverencia y a agradecer sus agasajos.

-Gracias, nobles ancianos.

Martillo Blanco atrajo las conversaciones en medio del ágape que pronto se materializó ante ellos. Alimentos que Riqueza no dudó en degustar con evidente placer. No siempre se tenía la ocasión de disfrutar de comidas tan refinadas y bien preparadas. No siempre uno se sentaba a la mesa de un noble. Su único reparo lo mostró frente al sake, que prefirió no beber, consciente de que debía mantener su mente despejada ante lo que allí se hablara.

Y se habló mucho aunque se dijo poco. Salvo por el anciano Zhou, el único merecedor de un auténtico respeto por parte del mercader. En un alarde saber y buen hacer, mostró por qué era un verdadero noble.

-Ni que decir tiene, están todos invitados en mi casa todo el tiempo que lo necesiten.  Cuentan con la plena cooperación del pueblo, del Alguacil Lisiador y de su milicia.

Hospitalidad, generosidad y sabiduría se combinaron en su breve alocución. Y era cuanto necesitaban si habrían de enfrentarse a los Yomas. Riqueza sabía que Martillo Blanco aún estaba herido, igual que lo estaba Ojos Rojos y si bien la ayuda de unos milicianos no fuera determinante, sí podía servir de ayuda llegado el caso. Y aquel fue el momento en que el cuervo posado en el hombro de Riqueza eligió para clavar sus pequeñas garras en el mismo. Riqueza se volvió hacia él, observando su agitación. Sin duda, algo ocurría y tratando de evitar un desagradable espectáculo difícil de explicar en el supuesto de que el pájaro se mostrara ante los presentes como un ave infernal de ojos carmesíes, se excusó solicitando permiso para ausentarse. Una vez concedido, salió presuroso y ya en el exterior, siguiendo al pájaro, distinguió a Ojos Rojos en lo alto de la casa del anciano Zhou. La visión no dejaba de ser espeluznante. Una aureola infernal parecía rodear el cuerpo de Ojos Rojos, ausente de todo, centrado en algún desconocido estímulo. Su mirada eran dos carbones encendidos, destellando en al noche como fuegos fatuos. Sin duda, el protagonista de muchas de las historias que se contaban en la noche para asustar a los niños. Sintió un escalofrío y pese al instintivo temor que la visión le produjo, venció el amor que sentía por el híbrido huérfano y, tras echar una mirada en derredor buscando un lugar discreto donde nadie pudiera verlos, se dirigió a la parte trasera del edificio desde donde llamó en susurros al muchacho. Este, ciego y sordo en apariencia, tardó en responder a sus llamadas, aunque finalmente descendió con su sorprendente agilidad felina a los pies de Riqueza, quien no pudo evitar apoyar su mano en la empuñadura de su alfanjón.

Y allí, en aquel callejón oscuro, le llegó la extraña revelación de Ojos Rojos. Sin dudarlo, le pidió que se escondiera nuevamente para salir inmediatamente hacia la casa, hacia su puerta principal para comunicar a Martillo Blanco las malas nuevas. Agitado y jadeante corrió en la dirección buscada con la suerte de tropezarse con sus compañeros fuera de la casa.

-Martillo, Dulce Loto –dijo jadeante por la carrera-. Ojos Rojos ha sentido un grito, un eco lejano que no podrían percibir ni humanos ni animales y ha sentido la presencia de dos Yomas o más. Pero venid. Está tras la casa, oculto. Que os lo cuente él. ¡Venid! –su rostro era de preocupación y no había duda de que creía en lo dicho por el híbrido demoníaco. La experiencia de Mu había sido suficiente escuela como para no poner en tela de juicio sus habilidades.

Le siguieron y pronto cuanto les había dicho fue confirmado por Ojos Rojos quien añadió además el gran poder que la presencia yoma destilaba. La localización exacta era un misterio que habrían de resolver, pero al menos contaban con una dirección. El sur.

Martillo Blanco pronto dio instrucciones. Ojos Rojos guiaría al grupo y Patán, renunciando a su tradicional cobardía, decidió, haciendo caso omiso de las instrucciones de Riqueza, acompañar al grupo, motivado solo y exclusivamente por la presencia de Dulce Loto. Sin duda, la doncella ejercía sobre él un influjo que el Lord Carroñero no apreciaba.

Corrieron y pronto se hallaron ante la puerta sur donde la milicia les dio el alto. Un obstáculo que hubo de ser superado y que supuso una notable pérdida de tiempo, pues Tiwoka escapó a su visión.

-¡ALTO EN NOMBRE DE LA MILICIA DE QUINCE! –gritaron al unísono siete milicianos armados con yaris que los cercaron-. ¡NO OS MOVAIS!

- Milicianos, soy Martillo Blanco, Sangre de Dragón. Bajad esas armas.

- ¡Por las ubres de mi tía abuela Mei Li! –dijo Riqueza-. ¡Contamos con el permiso del noble anciano Zhou! ¡Nos ha asegurado vuestra colaboración!

Los milicianos titubearon ante la voz de Riqueza, armada con el peso de quien tiene un trabajo por hacer y a quien la verdad le respalda.

- ¿Riqueza-san?

- Sí, soy yo, Riqueza.

- ¿Qué hacéis por aquí de noche? ¡Es peligroso! Esta es la puerta sur, más allá sólo hay campos de arroz.

- Abridnos camino, pues estamos aquí para investigar las muertes de la aldea y para ello ha venido este hombre, este Sangre de Dragón al que habéis amenazado con vuestras lanzas. ¿Pondréis en duda la perspicacia e intuición de un Sangre de Dragón? Si él nos dice hacia allí, allí vamos.

- No, claro que no... Estamos a vuestras órdenes, Príncipe de la Tierra –dijeron los siete arrodillados ante martillo Blanco.

- Pues hale, retiraos y a casa, salvo que vengáis con nosotros.

- No... - replicaron con temor ante al idea de seguirlos.

- Martillo Blanco, son tuyos -murmuró divertido Riqueza ante el espectáculo y pese a la prisa que les corría resolver aquel asunto cuanto antes.

-No podemos dejar nuestro puesto, noble señor.

- Bueno, creo que podéis seguirnos y ayudarnos. Estamos tras los culpables de las desapariciones, así que... ¡seguidnos! –dijo Martillo Blanco.

Nerviosos y sin saber qué hacer, los milicianos se miraron unos a otros, un gesto que hizo que Riqueza se compadeciera de ellos.

- Martillo Blanco, piensa que dejarás el pueblo desprotegido y las calles necesitan paz y orden.

- Bien, seguid con la ronda. Nosotros continuamos a lo nuestro. ¡Vamos!

Y comenzó la carrera. Atravesaron los arrozales, guiados por la presencia del cuervo del híbrido, en medio de una oscuridad solo rota por el aura de luz marronosa desprendida por Martillo Blanco y el débil filo blanquecino de la luna creciente, apenas un tajo en el negro firmamento. Riqueza no supo cuánta distancia habían recorrido. Tan solo oía el latido de su corazón bombeando y sentía el dolor de sus piernas por el esfuerzo realizado, hasta que una palpable bruma de maldad lo golpeó. Y como a él, al resto. Reconoció la sensación, pues era idéntica a la experimentada cuando vio a Ojos Rojos sobre el tejado del anciano Zhou. Previno sobre ello al resto y pronto distinguieron su silueta entre las sombras de la noche, mostrándose en todo su demoníaco esplendor. La confusión, el temor, la posibilidad de un engaño… todo ello pendía sobre sus cabezas, hasta que Ojos Rojos habló.

- Son cuatro, muy poderosos y saben que estamos aquí.

- Ay, madre... –fue la escueta respuesta de Mazo.

- ¿Estás con nosotros? –la pregunta de Dulce Loto, extraña, flotó en el aire.

- Hasta el final –la respuesta fue seca, contundente.

- ¡Por el sagrado culo de mi tío Tzang! ¡Cuatro! –dijo Riqueza.

- Demasiado, Martillo Blanco –apostilló Dulce Loto.

- Nunca es demasiado.

Si era demasiado o no, solo el tiempo lo diría, pero la conversación se truncó inesperadamente ante los efluvios que el aire de la noche arrastró hacia ellos. Olores de granja y animales. Sin duda, su destino. Se acercaron pues en aquella dirección, confiando en que sus pasos les condujeran a su destino, sabedores de que su presencia ya había sido advertida. Pero, ¿acaso no habían ido allí para luchar contra los yoma? ¿Importaba acaso que supieran de su llegada?

Unos metros, unos segundos y la pesadilla se hizo realidad. Cuatro mujeres de perturbadora belleza y ataviadas con seda roja salieron al exterior de la casa. Retadoras, hermosas, peligrosas, parecían no tener miedo, confiadas en su poder. Y la tormenta estalló. Y como si de capullos de mariposa se trataran, los cuerpos de las mujeres se rompieron como pupas que dejaron ver a las verdaderas criaturas que encerraban, monstruos de pesadilla, todo garras, colmillos, cuernos, picos y músculo, una visión que ninguna pesadilla sería capaz de recrear.

Comenzó la lucha. Riqueza, acogotado por la visión no supo reaccionar a diferencia de sus compañeros. Ojos Rojos, Martillo Blanco, Dulce Loto, Patán incluso se entregaron a la batalla. Pero la duda, el temor iniciales se rompieron y el mercachifle de río se unió a la pelea. Fueron instantes de grandeza, donde el poder del Sangre de Dragón bastó, pese a las heridas viejas y nuevas para destruir a tres de lo monstruos, en una ordalía de sangre, huesos quebrados y pulpa de carne. La última de las criaturas, herida de muerte, cayó bajo el afán destructor de Dulce Loto, acuchillada en su corazón hasta que dejó de latir.

Riqueza dejó caer el alfanjón a su costado. Jadeaba, cansado, pero sonreía. Estaban vivos.