Partida Rol por web

Ikaru había quedado con las palabras en la lengua cuando el escriba le preguntó su  nombre, pero el otro elfo se adelantó y respondió por él; una cara de desconcieto, tapada por su prominente capucha, se dibujaba en él El mas lento de la fam.... pero como se atreve ese elfo hijodeorco!!!.

Al final, su mente reaccionó y supo que era lo mejor, comprendió que Pandarg lo hacia para protegerlo, si la cofradía que buscaba al ladrón era tan famosa, seguro tendría ojos y oidos en cada una de las puertas de la ciudad. Su tono se pone mas precavido por la revelación que hasta el momento no había contemplado.

Se aleja un poco, hacía su mula, y empieza a acariciarle la cabeza suave y gentilmente, sin pronunciar palabra alguna.

De acuerdo.- dijo mientras terminaba de anotar el nombre del grupo.

Levantando un mano dio un grito....Edwardddddd

Corriendo llegó un chico de unos once años, rubio de ojos claros, y con ropas viejas y raídas

Lleva a estos aventureros al Portal Bostezante.- el chico asiente con la cabeza

Os llevará a la posada que buscais. Allí preguntad por Durnan.- os dice mientras pone vuestra hoja al final de uno de los montones que tiene allí apilados

Hola, soy Edward. ¿Vais a bajar a Bajomontaña? ¿Sois héroes?.- el joven iba andando en cabeza y se giraba continuamente para preguntaros

El ladrón adelanta a sus compañeros mientras caminaba encapuchado, pero pendiente de los alrededores de las calles de la gran ciudad, como si en cualquier momento una daga fuera a clavarse sobre sí, desconfiaba de cualquier sujeto que se acercara demasiado, incluso de los constantes holgazanez borrachos que pululaban en las calles.

Con media sonrisa dibujada tras su capucha responde al chico -Héroes....... bueno, depende de los ojos que lo vean, pero podría llamarse así, hace unas dekhanas ayudamos a un pueblo a liberarse de una pequeña tribu de Kobolds que merodeaban y molestaban a los granjeros de la aldea -Ikaru se detiene, y saca de uno de sus bolsillos una especie de collar que hilaba varios huesos pequeños, una de sus costumbres era guardar las garras o los colmillos de las criaturas que mataba con sus propias manos -Aquí está....... Este, es un colmillo de Kobold, muy pequeño verdad?.... bueno, hasta el mas pequeño colmillo puede hacer caer a cualquiera de esos enanos que ves atrás tan solo sabiendo donde clavarlo; esa es mi especialización niño, busco lugares indefensos en mis víctimas y trato de causarles gran dolor y agonía, este colmillo clavado agilmente en una yugular, puede acabar con la vida de un orco........
Y para responder a tu pregunta, si vamos a bajomontaña, vmos en busca de mayores retos y tesoros ocultos, grandes tesoros.... Rubies del tamaño de tu cabeza, te imaginas lo que eso puede comprar?? imagina cuantas perr.... -Vacila por un instánte.... -cuantas gallinas puedes comprar con eso..... suficientes para alimentarte a ti y a tu familia por 10 vidas.
-El elfo pone su mano sobre la cabeza del niño y lo sacude amigablemente, revolvéndole aún su sucio pelo -Ahora niño -habla, mientras se arrodilla para quedar a la altura de Edward para mirarlo a los ojos -.. Edward es tu nombre verdad?, todo gran tesoro está formado por pequeños tesoros y aún los mas grandes se pueden contabilizar en monedas de plata o cobre, ahora bien; quieres empezar a apiñar tu propio tesoro??, -Saca de su bolsa un par de monedas de plata y se las extiende al niño -Empieza ayudándonos con información, cuéntanos todo lo que debemos saber sobre aventureros que hayas guiado a esta posada, con que intención vienen, porqué la gente está huyendo como avalancha de Aguasprofundas?....... conviértete en nuestros ojos fuera de Bajomontaña e infórmanos de todo lo extraño que acntezca, que yo te prometo algo del botín!!!, que dices?? estás con nosotros??.

-¡Mira al elfito! Al final va a resultar mucho más inteligente de lo que nos parecía cuando se unió al grupo.

Como el bueno de Ikaru ya se había prestado voluntario para hacerse cargo de aquel mocoso, probablemente un mero espía de la guardia local, Gunnar pudo relajarse mientras deambulaba por la Ciudad de los Esplendores para disfrutar de sus innumerables maravillas arquitectónicas.

Por otro lado, el enano escudo se sentía maravillado por las historias que había escuchado a lo largo de su corta vida sobre las enormes riquezas que Bajomontaña atesoraba. Felizmente, su inconsciente, ese mismo que ahora lo hacía estar clavando una comprensible mirada en el bonito trasero de su compañera elfa, se había encargado de ocultarle la parte más espinosa y peliaguda de la mortífera leyenda: el lugar al que se dirigían era, sin duda, la mayor tumba de "héroes" que albergaba Faerun.

El pequeño Edward abre los ojos como platos cuando Ikaru le enseña el colmillo, y aún más cuando le muestra las dos monedas de plata.

Con un rápido movimiento las coje y se las guarda.

La tierra comenzó a temblar hará unos cuantos días. Los edificios se caen encima de la gente y desde entonces huyen de la ciudad. Han venido algunos aventureros que quieren bajar a Bajomontaña. Pero vosotros habéis sido los más simpáticos.

El niño continuaba moviéndose entre las calles, guiando al grupo entre el caos reinante.

Después de bastante rato callejeando, llegais a la zona del puerto. Os dais cuenta que no es la mejor zona de la ciudad, y por un momento os asalta la duda de si os estarán llevando a algún otro sitio.

Al final, el pequeño Edward, os lleva hasta vuestro destino...la posada El portal bostezante.

Os encontrais con un edificio de dos plantas, sucio y desvencijado. De piedra gris con tejado de pizarra. En su puerta cuelga con dos cadenas de una barra de hierro, un cartel con letras negras grabadas a fuego donde podeis leer "El Portal Bostezante".

El joven Edward se despide de vosotros, no sin antes deciros que el propietario es Durnan, que seguramente lo encontrareis detrás de la barra y que lo reconecereis porque es grande como una montaña y fuerte como un toro.

Flanqueando la posada, veis una taberna con un cartel parecido a al del Portal que pone La Jarra Vacía, y al otro lado otro que reza Casa del Placer Madre Salinka

Después de dar un pequeño codazo a Pandarg para señalarle disimuladamente, con un sutil gesto de cabeza y un guiño cómplice, el prometedor establecimiento de Salinka, Gunnar entra el primero en El portal bostezante ansioso por conocer de primera mano aquella famosa taberna.

-¡Por fin! Ya era hora. Por un momento pensé que nunca llegaríamos.

Desde luego, ha sido una pequeño paseo- dice Tordek mientras entra en la posada- aunque bueno es para abrir el estómago y el gaznate- añade- ey, jefa, una pregunta. ¿Se supone que nos avisan para entrar en Bajomontaña o debemos ir nosotros allí? 

Pandarg miró a Gunnar con gesto malhumorado cuando notó su codazo pero, al seguir su mirado, su rostró mutó en una enorme sonrisa dirigida hacia el enano, acompañada de un asentimiento de cabeza mientras entraban en la taberna.

Eso, Tamara. acompañó a las palabras de Tordek. Necesitamos saber si tenemos tiempo para... preparnos y descansar. ahora fue él el que guiñó un ojo a Gunnar. O entraremos directamente a ese dungeon.

El elfo nota la complicidad del elfo y del enano, refiriéndose a la casa del placer, apoya sus brazos sobre el hombro de cada uno y susurra a manera que no los escuche Tamara -Nunca he ido a tal sitio, pero si he oido hablar de él, dicen que entre sus puertas existen placeres para todos los gustos, y que la paricia de las mujeres de su interior es comparable con....... bueno, no se me ocurre nada bueno, pero sus pechos son mas grandes que las de aquella campesina del otro día -Esta vez guiña un ojo a Pnadarg, refiriéndose a aquella muchacha de senos enormes que puede cargar en estos momentos un descendiente bastardo del elfo -también, amigo gunnar, dicen que hay enanas fortentosas que te dominan bajo cobijas, y que algunas tienen una barba tan larga como la de un líder enano de las montañas del norte.............. Yo por mi parte -dice con el tono de voz suficientemente alto para que todos escuchasen -Anhelo instalarme y luego ir por un trago, el viaje hace que mi gargánta este raspada y pida unas buenas cervezas.

Se da la vuelta hacia el pequeño guia -muy bien muchacho, ahora vete, y recuerda estar atento a todo, mantenos informado de cualquier cosa rara que observes o cualquier rumor que te enteres y nos lo haces saber inmediatamente....

Se adelanta uno poco hacia las puertas del establecimiento y se voltea ante sus compañeros -Seguimos?

Los Chicos parecían ansiosos por entrar en acción, ya fuera para liquidar aberraciones o barriles de cerveza.

Pero últimamente habían tenido cerveza más que de sobras, y en cambio andaban algo cortos en el apartado de aberraciones.

Entremos ya en la posada y vayamos a Bajomontaña. Todos habéis visto ya muchas ciudades como esta, pero dudo que jamás hayáis contemplado nada parecido a lo que se esconde bajo sus alcantarillas.

Dicho esto, Tamara entra en el Portal Bostezante, más que dispuesta a limpiar las catacumbas de Aguasprofundas.

Tamara decidida abrió la puerta de la posada y entró en el Portal Bostezante

Del interior sale ruido y calor, el ruido y calor que desprende una posada llena de gente bebiendo y vociferando. Entrais directamente en la sala común, donde la gente está comiendo y bebiendo.

El interior es oscuro y desordenado aunque da una agradable sensación de comodidad. Tablas de gastada madera recubren suelo. El techo recubierto por tapices y paredes de madera con un rail de metal para sujetar las jarras.

Varias mesas rodean lo que llaman el Pozo Seco, la entrada a Bajomontaña. La iluminación corre a cuenta de grandes candelabros móviles, repletos de velas que cuelgan del techo por medio de largas cadenas de hierro.

¡Por fin! no pudo evitar exclamar Pandarg nada más ver la entrada a las famosas catacumbas, olvidándose ya en ese momento de los placeres que podrían encontrar en la puerta de al lado. Su mano tocó el símbolo, sagrado para él, en forma de arco que portaba al cuello.

Tamara, por todos los dioses, mira a ver dónde hay que inscribirse y cómo podemos empezar ya esta tarea que parece esperarnos. rogó a su lideresa.

La posada estaba bastante concurrida. A los ya clientes habituales, había que sumarles una gran cantidad de curiosos que querían ver a los aventureros que se atrevían a descender a Bajomontaña.

Varias atractivas camareras se esforzaban por dar de beber y comer a todos los clientes que allí se encontraban. Detrás de la barra, un humano atendía a los que allí se encontraban....Durnan, oís como la gente le llamaba para pedir otra cerveza.

Una de las camareras se acercó a Tamara.... Buenos días, ¿una mesa?, y mirando por encima del hombro de Tamara, ¿para cuantos?

Una señorita, dos elfos y dos enanos- responde Tordek mientras observa a su alrededor- hay buen ambiente aquí- añade mirando al posadero- espero que tengas buena cerveza, Durnan, porque estoy sediento.

La camarera asiente y os lleva a una mesa un poco más apartada de la gente de la barra. Os toma nota y se va a la barra a por el pedido.

Ahora que estais sentados podeis ver mejor el Pozo que teneis delante.

Un anillo de piedra de unos 30 cm de ancho y de alto hasta la cintura de un humano, lo suficiente para que ninguno de los ebrios clientes intentara bajar sin ayuda. El borde del anillo está rodeado por antorchas encendiadas en argollas, y un enorme aparejo de poleas cuelga de un dintel de piedra sobre el pozo, oculto entre las vigas del techo. Una gran plataforma es sujetada por las cuerdas que salen de esas poleas.