Partida Rol por web

Expedicion a la Luna

Luna

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12/06/2025, 19:20
-Master-

La Tierra vivia una situacion catastrofica desde hacia varios años, apenas quedaba agua potable, los oceanos y mares se habian secado en su mayoria, el planeta azul habia tomado un aspecto marron y seco, solo algunas zonas disfrutaban de agua y esta era el bien mas preciado, tan preciado que todos los paises se lanzaron al espacio a buscarlo. Se establecieron varias bases e iniciativas, una de ellas la quizas mas ambiciosa fue la creacion de una base permanente en la luna, a orillas del Mar de la Tranquilidad.

Esta base buscaba solucionar los problemas de la Tierra y alli fueron los cientificos mas eminentes, sin embargo, la trajedia no tardo en llegar, un dia de pronto una alarma salto, en la Tierra solo se escucho una alarma, la alarma por contaminacion radiactiva y lo siguiente que se escucho fue el silencio.

Desde la Tierra se realizaron toda clase de mediciones y en todas indicaban lo mismo, un escape del reactor nuclear que alimentaba a la base, por eso no se envio ninguna mision de rescate, todos los habitantes de la base murieron.

Sin embargo, han pasado varios años y algo ha pasado, la Organizacion Espacial Internacional o ISO por sus siglas en ingles ha decidido formar un equipo que se encargara de investigar lo sucedido. Segun las mas recientes investigaciones la radiacion deberia haberse purgado y deberia ser seguro entrar en la base, por ello se ha reunido un equipo de investigacion y rescate.

La mision esta catalogada como de riesgo extremo, por ello se ha decidido contar con personal voluntario para ella, los riesgos son altisimos pero las recompensas tambien lo seran, ya que no solo se les pagara una gran cantidad de dinero, sino que ademas obtendran una clasificacion A en la racionalizacion de agua lo que les garantizara suministro suficiente de agua para sus vidas.

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12/06/2025, 19:53
Kim Bo Ra

Todos son convocados a Cabo Cañaveral desde donde saldra la nave que les llevara a la Luna, de hecho cuando lelgan pueden ver como la nave ya esta preparada en la zona de despegue, cuando llegan son rapidamente llevados a una sala de reuniones en donde una mujer oriental les espera, la mujer va vestida con un traje de chaqueta y les observa en silencio al llegar, cuando todos se sientan en la mesa redonda que tienen en la sala empieza a hablar mientras deja unos dossiers:

Buenos dias a todos... como saben hoy es el gran dia. Mañana a primera hora saldran direccion a la Luna, pero hoy deberan pasar la noche aqui... personalmente les recomiendo que descansen durante la noche y si no lo han hecho ya hagan sus testamentos.

Todos podian ver en el dossier como habia datos tecnicos de la estacion y de la nave en la que iban a viajar

La mision es sencilla, sabemos que los niveles de radiacion o al menos los que detectamos desde aqui han bajado. Lo primero que deberan hacer es asegurarse que es seguro entrar en la estacion, si no lo es, aborten la mision. Una vez sea seguro entrar deberan buscar y traer una muestra contenida en uno de estos tarros

La mujer coloca un tarro de unos 30 centimetros en la mesa

Es imporante que este iluminado o con la indicacion en verde ya que indica que la muestra es viable y podemos utilizarla. No debe tener ninguna clase de grieta o similar. Si se lo preguntan con este experimento podremos volver a traer el agua a la Tierra en poco tiempo, es la gran esperanza de la humanidad.

La mujer pasa su mirada por todos los presentes deteniendose unos segundos en cada uno de los presentes y añade:

La supervivencia de la humanidad depende de ustedes... no sabemos como se vivieron en la estacion los ultimos momentos... solo sabemos que todos murieron. Asi que esten preparados para lo que puedan encontrarse. ¿alguna pregunta?

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13/06/2025, 13:11
Vesper "Missouri" Spiner

Aquella misión era una oportunidad soñada y no iba a desaprovecharla. Había dejado un montón de notas sobre qué hacer si no regresaba, y cómo debía utilizarse el dinero con el que compensarían a mi familia en ese caso, por lo que estaba tranquila a ese respecto.

Pero ni siquiera me despedí de mis hermanos.

Aquella mañana, los dejé tranquilamente dormidos, porque después de haberles explicado lo que iba a suceder, un par de semanas antes, todo había cambiado y cada noche había sido como una especie de combate entre ellos y yo. Ellos para que no fuese; yo para no flaquear y quedarme.

Cuando llegué a Caño Cañaveral ya pude darme cuenta del frenético nivel de actividad, inusual, que había en el recinto, con gente discutiendo y corriendo de un lugar para otro, corrillos hablando sobre cuestiones técnicas y, sobre todo, miradas de soslayo cuando pasaba por su lado.

Había también una especie de reverencia silenciosa, como si nosotros fuésemos a salvar el mundo. Quizás lo hiciéramos, aunque yo solo pretendía salvar la vida de los míos, ni más... ni menos.

La mujer que nos recibió en la sala de reuniones no me resultaba desconocida. La había visto mucho por allí, aunque no habíamos hablado nunca. Me parecía que era directora de proyectos especiales o algo por el estilo, pero como yo solía estar rodeada de piezas metálicas y ordenadores la mayor parte del tiempo, no había tenido la oportunidad de coincidir.

Me senté, como los demás, y observé los rostros y las miradas, tensas pero en general decididas, que había en el que iba a ser mi equipo, no porque yo los liderase sino porque juntos íbamos a viajar a la Luna y a salvar la Tierra. Si lo pensaba, aquello era una auténtica locura.

Lo primero que nos dijo fue que hiciéramos testamento. Esbocé una sonrisa silenciosa.

Ya está hecho.

Después nos entretuvimos en analizar los datos de la estación y de nuestro transporte, todo muy técnico, muy detallado, por lo que decir a continuación que era una misión sencilla me pareció, como poco, arriesgado.

La mujer continuó dando detalles hasta que finalmente, llegó el turno de preguntas. Sin dudarlo, levanté la mano para hacer la primera.

-A ver, yo tengo una pregunta. El objetivo es entrar en la estación. Si los niveles de radiación son elevados, ¿no sería mejor llevar algún traje que nos permita permanecer en el interior al menos durante periodos cortos de tiempo? No vamos a hacer el trayecto para volvernos con las manos vacías.

Esperaba que no, desde luego, pero es que ir y volver para nada... eso no era un plan. Era un asco.

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13/06/2025, 14:57
Dr. Yuri Mikhailovich Vlasov

Yuri cargaba una carpeta enorme, pesada y con muchos señaladores de distintos colores. Iba vestido con un abrigo oscuro y largo, algo raro teniendo en cuenta el calor extremo que se vivía en la Tierra. Su rostro era una mascara amarillenta, producto de no haber estado durmiendo nada bien en los últimos tiempos. Había estado investigando a fondo el caso, o mas bien reordenó su antigua investigación, pues apenas ocurrió el desastre intentó idear explicaciones a porque sus protocolos no funcionario… lo que era imposible. Lo mas plausible es que no hubieran sido adaptados bien o simplemente fueron desechados para abaratar costos y energía.

Se sentó, manteniendo un rostro impasible, incluso cuando la mujer les sugirió hacer sus testamentos. Le gustaba lo pragmático y realista, no eran niños, sabían bien donde se metían y las posibilidades que tenían.

En cuanto a la misión en sí, estiró su cuerpo hacia adelante, arrugando el ceño al ver el objeto que dejó sobre la mesa. Abrió su carpeta y comenzó a hacer anotaciones en ruso, usando una letra alargada y puntiaguda, casi imposible de entender incluso sabiendo el idioma. Se frotó el puente de la nariz soltando un bufido al oír a la joven, como si su intervención hubiera roto la líneas de pensamientos que llevaba a cabo.

-Los isotopos I-131, Xe-133, deberrian haberrse disipado en cinco años. Todo lo demás deberria haberrse evitado porr los prrotocolos- habló sin alzar la vista, arrastrando mucho las Rs, revisando otros papeles y gruñendo algo entre dientes al final. Si los protocolos hubieran sido accionados de forma automática, sellando, ventilando o disipado con descontaminación activa, nadie debería haber muerto-. Dependiendo del tipo de rradiación, materrial rradiactivo y emision, ahislarr las zonas en base a ello serrá crrucial. El trraje norrmal nos deberría darr… Seh, algo de prrotección. Luego evitamos cierrtas zonas.

Anotó algo, lo tachó de forma ruidosa, para volver a anotar muchos números. Se adivinaba un reactor, círculos de radiación y muchas anotaciones en letra inteligible. Yuri, aun sin alzar la vista hizo una pregunta.

-¿No nos dirrá que estamos rrecuperrando? ¿O al menos que pasarría si el contendorr está dañado? ¿Es peligrroso manipularrlo en ese estado? ¿Esta cerrca del rreactor?

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13/06/2025, 15:05
Valeria “Val” Karpova

Val había llegado la última, con la mochila a la espalda y el uniforme demasiado grande en los hombros, su cabello en un intento de estar peinado aunque falle estrepitosamente. Se sentó en silencio, con los ojos celestes bien abiertos apenas delineados con negro, brillando bajo las luces artificiales de la sala. Desde que había visto la nave esperando en la plataforma, no podía dejar de sentir una mezcla rara entre emoción y miedo que le cosquilleaba la espalda. Como si su cuerpo aún no decidiera si quería correr hacia ella o esconderse debajo de la cama.

Cuando la mujer oriental terminó de hablar y dejó aquel tarro en la mesa, Val se inclinó con curiosidad, como si en vez de un objeto técnico estuviera viendo un artefacto mágico de un cuento. La luz del tubo que caía sobre el cristal hacía que el líquido —o lo que fuera que hubiera dentro— brillara de un modo hipnótico. El agua del futuro, pensó. La esperanza embotellada. Ni pensó en un testamento, aunque lo redactaría para su familia.

Guardó silencio unos segundos más, hasta que se atrevió a alzar la mano con timidez. Su voz salió suave, pero clara, sin temblores.

¿La única amenaza es la radiación? —preguntó con una ceja alzada, no por broma sino por genuina curiosidad—. ¿Cómo han comprobado que ya no está presente o son meras suposiciones?

Después se encogió de hombros y forzó una sonrisa traviesa para aligerar la tensión.

Bajó la mano y se acomodó en la silla, mordiéndose un poco el labio. Pensó en su madre, en cómo se reía cuando Val se inventaba historias sobre las estrellas. Pensó en su hermano, en el cuaderno viejo donde dibujaban constelaciones falsas para pasar el hambre. Pensó en que si lograba salir viva de esa misión, tendría agua suficiente para no volver a ver a nadie más morir de sed.

Suspiró, bajito, y se inclinó para ver el dossier que tenía frente a ella. Sus dedos eran hábiles, veloces, mientras recorría los esquemas de información. Su rostro, aunque aún joven y suave, tenía una concentración sincera, casi feroz. Tal vez no era la más experimentada del grupo, ni la más fuerte. Pero tenía algo importante: un motivo puro. Una causa por la que valía la pena arriesgarlo todo.

Y aunque el corazón le latía con fuerza dentro del pecho, no era miedo lo que sentía. Era responsabilidad. Era esa fe testaruda suya. Esa que decía: Si nadie más lo hace, entonces lo haré yo.

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13/06/2025, 16:38
Aleksi Nieminen

Aleksi fue de los primeros en llegar a Cabo Cañaveral, durante años había presionado para organizar esa misión y para cuando los rumores empezaron a hacerse reales ya estaba allí presto a ir a la Luna, Marte o donde correspondiera. Poseía una esperanza temeraria, habían pasado cinco años y las condiciones mortales en la base lunar impedían que la lógica de la supervivencia se impusiera.

Observó y analizó a los presentes según llegaban. Algunos llamaron más su atención que otros, pero a ninguno le quiso prestar más tiempo que el resto. Aleksi mantenía una sonrisa leve, apacible, escuchando la presentación de la oficial de la ISO.

—Cuánto optimismo —comentó tratando de descongestionar la gravedad de la situación. Se fijó en lo que debían buscar, no parecía complicado, pero las cosas no siempre eran tan simples como aparentaban.

Llegado el turno de palabra, el finés incidió en detalles operativos que aún no habían sido mencionados.

En el hipotético caso de encontrar supervivientes. ¿La nave estará preparada para esa eventualidad? ¿Se contempla la recuperación de los.. —hizo una breve pausa, sombrío —.. cuerpos?

Otra duda que le surgió enseguida lo exteriorizó.

—¿Quién dirigirá la misión? —lanzó una mirada tranquila al resto de presentes. Era una cuestión que consideraba clave, un buen comandante garantizaba la resolución de muchos problemas.

No consideraba que la operación fuera militar, cada uno de los expertos ahí presentes destacaba en un campo y el éxito de la misión dependía de la coordinación entre todos, pensaba el militar finés. Aguardó paciente, mostrando calma.

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13/06/2025, 18:23
Teniente Primero Michael “Mick” Torrance

El Teniente Primero Michael Torrance entró en la sala vestido con su uniforme. No uno de gala, sino uno funcional, preparado para el combate, con un patrón de camuflaje adecuado para el desierto. Allí, en esa sala de reuniones, no pasaba desapercibido.

Mick —como lo llamaban unos pocos— pasó su mirada por todos los presentes antes de tomar asiento. Uno más. Y se acabó…
Como tenía por costumbre, se aseguró de tener controladas todas las salidas.

Escuchó en silencio todo lo que aquella mujer decía, aunque parecía ignorarla. Centrando su atención sobre todo en el dossier. Solo levantó la cabeza cuando la mujer colocó el tarro sobre la mesa. En ese momento, alargó su enorme brazo y lo tomó entre sus manos.

Lo giró entre los dedos. Lo observó. Algo tan pequeño… y tan valioso.

Mientras volvía a dejar el tarro en la mesa, reparó en la frase de Vesper Spiner, la mecánica.

—Eso no pasará —dijo en voz baja, rasposa, con un tono firme—. No vamos a volver con las manos vacías.

Tras su respuesta tajante, observó cómo el grupo comenzaba con una lluvia de preguntas. Primero el Dr. Yuri Mik… Un ruso… ¡joder! ¿Podría ponerse peor?

Luego una militar, Valeria Karpova. Parece nerviosa… ¿Será su primera vez?

Mick continuó guardando silencio. Evaluando.
La intervención de Aleksi Nieminen fue de su agrado. Mientras asentía, se sumó a lo último que había dicho su compañero.

—Cierto. Es necesario tener clara la cadena de mando —añadió el teniente, mientras se rascaba la cicatriz más visible, la que iba desde su oreja hasta la base del cuello.

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13/06/2025, 18:36
Dra. Iris Müller

Iris Müller se había acostumbrado a pasar más tiempo en el espacio que en tierra. Hacía cinco años que había decidido cambiar por completo el rumbo de su vida, olvidarse de cualquier intento por simular normalidad en aquel yermo planeta y mirar hacia el futuro; el espacio. Se deshizo de todo el peso que la anclaba a su vida anterior y se unió a la Agencia Espacial Europea para perseguir su sueño de ser astronauta y explorar el espacio; el único camino a la supervivencia.

Desde entonces se había entregado en cuerpo y alma a su trabajo y llevaba tres años orbitando en la Estación Espacial Internacional, acumulando experiencia y méritos para, precisamente, poder ser elegida en misiones como aquella.

Sabía perfectamente el peligro que entrañaba, no hacía falta que se lo recordase, pero el peligro hacía que fuera más emocionante, la hacía sentir viva. Y cuanto mayor peligro, también más grande sería la recompensa. Tampoco es que los que quedasen en la Tierra fueran a tener un futuro más brillante o longevo. La desaparición de los mares y la sequía extrema haría desaparecer todo rastro de vida en la superficie en menos de querían reconocer las autoridades.

No sabía qué era lo que habían encontrado que pudiera salvarlos de la extinción, pero si tenía la oportunidad de verlo por ella misma, de ser uno de los primeros en participar en ese descubrimiento, todo sacrificio habría valido la pena.

La doctora había acudido a la reunión con un vestido de ejecutiva; un reflejo de su personalidad, seria y profesional. Rara vez podía ponérselos ya, pues en la estación espacial primaba la seguridad y la comodidad así que había aprovechado la ocasión. Lo mismo pasaba con los zapatos de tacón altos que llevaba, y las joyas; todo aquello quedaría en tierra. Estaba sentada con las piernas cruzadas y balanceaba ligeramente un pie por debajo de la mesa como única muestra de su nerviosismo. Frente a ella, su tablet del que casi nunca se separaba y que contenía todas las notas, documentos e información que necesitaba para hacer bien su trabajo; desde los ficheros de sus pacientes a los artículos que estaba escribiendo acerca de la salud Aeroespacial y que la habían hecho famosa en su campo.

No conocía a la mujer que les había reunido allí, pero se notaba que estaba en control de la situación y que era más de lo que parecía a simple vista. Les entregó el dossier de la misión, pero Iris esperó a que terminara la conversación o a que les diera permiso para abrirlo.

El tarro de muestra que puso encima de la mesa despertó de inmediato su curiosidad. El secretismo con el que llevaban los experimentos en la Luna era algo que, a su modo de ver, solo indicaba que, lo que se estaba haciendo, no sería bien visto por la gente común ¿Por qué ocultar algo si no es porque te avergüenzas de ello? Las pequeñas pistas que iba dando Kim Bo Ra la llevó a pensar que el peligro con el que se iban a encontrar no era la radiación sino lo que había salido de alguno de esos viales rotos. Era una especie de presentimiento, una intuición.

Cuando la oriental les dio pie, algunos de los presentes comenzaron a expresar sus dudas. Fue entonces cuando ladeó la cabeza en dirección cada uno que iba tomando la palabra para estudiarlos. Esperaba que la pasaran sus historias clínicas pero hasta entonces debería confiar en un examen ocular.

La primera, una chica muy joven que se hacía una pregunta muy normal ¿Llevarían trajes para protegerse de la radiación? Podría haberla dicho que los trajes espaciales ya lo hacían, pero eso no era de su competencia, además sospechaba que no iba a ser ese el problema. La evaluó de arriba a abajo. Parecía completamente sana y en forma, de un tamaño perfecto para las estrecheces en el espacio. Quizás con no demasiada experiencia pero sí con el valor necesario; se la notaba en los ojos.

El siguiente en hablar fue el ruso, su fuerte acento le delataba. Parecía todo lo contrario que la primera; demasiado viejo, demasiado alto y pesado, pero por otro lado, un gran experto. Debería estar ya jubilado de la carrera espacial pues era un entorno demasiado duro y que pasaba factura antes de tiempo. Que no lo estuviera, podría ser por dos razones; porque su experiencia fuera crucial para la misión o porque era el único loco al que habían conseguido reclutar con sus conocimientos. Con suerte no tendrían ninguna situación que tuviera que poner a prueba sus reflejos y podría dedicarse al estudio. El hombre desde luego no era nada tonto y expresó una pregunta crucial: '¿Qué estamos recuperando?' No pensaba que le fuera a responder.

La chica de las coletas ... Otra que parecía demasiado joven como para ser experta de nada, aunque seguro que tampoco la faltaba coraje. Su aspecto no la indicó nada más que era una chica sana, y su pregunta, que quizás estuviera a cargo de la seguridad ¿una informática?

Luego le tocó el turno a uno de los militares. Vamos, que estaba cantado que tenía entrenamiento militar por su aspecto imponente y la seguridad con la que los miraba a todos los presentes. Analizaba a sus compañeros de la misma forma que hacía ella pero con otros objetivos. Su comentario sarcástico la hizo sonreír levemente. Sí, estaría bien saber la cadena de mando. Quién daría las órdenes y quién tomaría las responsabilidades.

Enseguida salió en su apoyo, otro militar. Por su uniforme, diría que un oficial. También de aspecto duro y curtido y con la misma duda, cómo no, que su colega de armas ¿De verdad necesitaban tanta seguridad? ¿Es que esperaban tener que enfrentarse a un enemigo que tuvieran que combatir con armas de fuego o era para protegerlos de ellos mismos?

Después de los soldados, llegó su turno para hablar. Primero se presentó porque no quiso dar por hecho que todos allí se pudieran conocer, como la ocurría a ella. - Buenos días, soy la doctora Iris Müller, y seré la cirujana de la nave, es un placer conoceros.- Luego se dirigió a la oriental: -se han hecho preguntas muy interesantes, entre ellas algo que compete a mi campo; el de la salud de la tripulación. ¿A parte de la posible contaminación por radioactividad, debemos contemplar la exposición a alguna otra sustancia tóxica o exobiológica? Entiendo que no quieran detallar lo que se encuentra en esos viales, pero si es agua de algún meteorito, podría contener residuos orgánicos o químicos desconocidos y peligrosos, que tengamos que tener en cuenta.-

Notas de juego

Sorry por el tocho post! 

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13/06/2025, 23:37
Elias Barnes

Elias entró en la sala de reuniones de Cabo Cañaveral con pasos deliberados, con su figura desgarbada destacando entre los uniformes impecables y los trajes formales. Su abrigo largo, gastado por el uso, colgaba de sus hombros huesudos, y el pañuelo rojo desteñido anudado al cuello parecía un desafío silencioso a la pulcritud del entorno. Unos guantes negros cubrían sus manos, y su cabello largo, salpicado de gris, caía desordenado sobre su rostro algo moreno. Sus ojos, hundidos por años de insomnio y otros motivos, recorrieron la sala con una mezcla de curiosidad y desdén, evaluando a cada miembro del equipo como si fueran especímenes bajo un microscopio. Se detuvo un momento en la puerta, apoyándose contra el marco, antes de avanzar hacia una silla vacía, dejando caer su mochila al suelo con un ruido sordo.

Se sentó con un movimiento lento, casi teatral, y cruzó los brazos sobre el pecho, ignorando el dossier situado frente a él. La mujer oriental, Kim Bo Ra, ya había comenzado a hablar, y Elias escuchó en silencio, con su rostro impasible salvo por un leve arqueo de ceja cuando mencionó el testamento. "Como si tuviera a quien dejarle algo", pensó, su mente desviándose brevemente hacia Clara y Lila, un dolor que reprimió de inmediato. Cuando Kim colocó el tarro en la mesa, el neurobiólogo se inclinó ligeramente hacia adelante para verlo mejor, con sus ojos entrecerrándose mientras estudiaba el objeto con una mezcla de fascinación y desconfianza. "Eso no es solo agua", se dijo, notando el brillo del líquido bajo la luz.

Cuando Iris Müller terminó su intervención, Elias alzó una mano con un gesto casi perezoso, su voz grave y cargada de un sarcasmo mordaz rompiendo el silencio.

-Elias Barnes, neurobiólogo, para los que no me conocen. Y para los que sí, lamento decepcionarlos, sigo vivo -Hizo una pausa, esbozando una sonrisa socarrona-. Buen discurso, muy inspirador. La supervivencia de la humanidad, la gran esperanza, todo eso. Pero dejemos el teatro -Se inclinó hacia adelante, apoyando los codos en la mesa, con los guantes crujiendo ligeramente-. La doctora Müller tiene razón: si ese tarro contiene algo más que agua de meteorito, y no nos lo dicen, estamos entrando ciegos a un matadero. ¿Qué es exactamente? ¿Un compuesto orgánico? ¿Un patógeno? ¿Algo que no deberían haber tocado en primer lugar? -Sus ojos se clavaron en Kim, desafiantes, pero su tono era más intrigado que hostil.

Hizo una pausa, recostándose en la silla, su mirada recorriendo al grupo.

-Y otra cosa -señaló vagamente hacia Yuri y Aleksi-. El ruso tiene razón sobre los isótopos, y el finlandés sobre los cuerpos. Pero si la radiación se ha disipado, como dicen, y aún no sabemos qué pasó en esa base, no es solo el reactor lo que me preocupa -Bajó la voz, su tono volviéndose más grave-. Los últimos datos que vi antes del accidente mostraban puntuales anomalías en el comportamiento de parte del personal. Si vamos a entrar, necesitamos saber si estamos buscando un tarro... o algo que más -Hizo una pausa, dejando que sus palabras pesaran en la sala, antes de añadir con un toque de ironía-. Y, por cierto, coincido con los soldados. ¿Quién estará al mando en esta locura?

Elias se cruzó de brazos de nuevo, su expresión una mezcla de cinismo y curiosidad, aunque sus ojos seguían fijos en Kim, esperando una respuesta que sabía que probablemente no sería del todo sincera. "No me gusta esto", pensó, "pero si hay una verdad en esa base, la encontraré. Por Clara, por Lila, por mí".

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14/06/2025, 05:00
Martin del Morbo.

Martin había estado ahí desde el principio, sentado en una de las esquinas de la mesa, con el mameluco azul oscuro de mecánico perfectamente abrochado hasta el cuello, aunque se notara algo gastado en los codos. Sus botas estaban limpias, pero el desgaste en las suelas mostraba que no eran nuevas. Tenía entre sus manos la libreta de la misión abierta, pero sin leer. La miraba como quien mira una bomba desactivada, con respeto y una pizca de miedo.

No había cruzado palabra con nadie al entrar y durante las preguntas se mantuvo en silencio. Aprovechó, eso sí, para observarlos a todos con atención cada vez que los demás desviaban la mirada de él. El viejo ruso le parecía imponente, la médica demasiado elegante para un viaje al infierno y el flacucho del pañuelo rojo... raro, pero interesante. Las chicas, por su parte, le parecían todas demasiado lindas para algo tan feo como lo que se venía.

Escuchó las preguntas y los cruces, la tensión en el aire, el sarcasmo de algunos, la seriedad de otros. Había mucha cabeza en esa mesa, pero también muchas dudas. Cuando hubo un silencio, alzó la mano sin estridencias y habló con tono firme pero amable, como si estuviera pidiendo una herramienta en el taller.

—Disculpen. Martin del Morbo. Soy técnico de mantenimiento y sistemas. Tengo una sola duda, y perdón si ya lo dijeron. Se aclaró la garganta. --¿Somos la única misión que va a ir a la Luna? ¿O hay otro equipo, en paralelo, por si nosotros no... llegamos?

No añadió más. Bajó la vista a su libreta, como si la respuesta estuviera ahí escrita, aunque sabía que no.