Partida Rol por web

-No te preocupes, estoy bien. Soy una guerrera poderosa, podré defenderme. Además, he decidido acompañaros si vuestra misión es derrotar a Strahd-

Aquello sorprendió por completo a la joven -Ah…Muy bien- Salió al paso. De inmediato se sintió tentada de lanzar una pulla por cómo se había defendido hasta ahora, pero la reprimió tras una de sus numerosas sonrisas.

Ely no detectó ninguna magia con su conjuro de modo que se dejó llevar del brazo del Mago por el cementario hasta el apestoso túnel.

-¿En serio Reluë?- Fingió ofenderse. -¿Para esto te dejo guiarnos?- Sacudió la cabeza y se soltó de su mano para ponerse detrás del bárbaro y cubrirle con su lanza. -Avisa si hueles algo Waly- Bromeó ahora con el tepestaní.

Una vez terminó el rito funerario, Urik se reunió con el resto del grupo. Al parecer estaban intentando detectar algún aura mágica. Entonces el mago señalo hacia el norte, donde a lo lejos distinguieron a Zack. Así que todos se encaminaron hacia allí, aunque al llegar “el oscuro” había desaparecido. En su lugar, una gruta se abría ante ellos.

El caballero del cuervo se tapó la nariz instintivamente mientras desenvainaba su espada larga.

-Yo puedo entrar primero -dijo a la vez que la Clériga proponía que entrase primero el bárbaro.

Urik se quedó en silenció, esperando la respuesta de éste.

Puaj... ya lo creo que huelo algo, ¿tú no? Huele peor que los tatuajes del culo de Shain McRoqueforr tras haber comido slime. Es una vieja expresión tepestaní-aclaró, dejando claro que nunca había olido los tatuajes del citado culo.

Se tapó la nariz. Allí olía a muerto, pero no tenía agallas suficientes como para paladear el aire y comprobar si había muertos de verdad. Miró a los demás, con pocas ganas de entrar, pero al final Walt se acabó resignando. Entró en la madriguera con paso dubitativo.

Mirad una cosita... Aquí dentro no se ve un rábano. ¿Alguien puede encender una...?

Ely se aproximó demasiado a Walt, chocando con la espalda del joven Wallace de improviso. Tras el sobresalto, el tepestaní se dió la vuelta, con cara de enfadado, pensando que había sido una broma de mal gusto y no un accidente. Y como siempre que Walt se enfada, un aura de fuego crepitó a su alrededor. Gracias a eso, el túnel se iluminó.

Dar un paseo entre lápidas, bajo la mortecina luz que se filtra entre las brumas, con una clérigo morena agarrada del brazo inquiriendo melosamente sobre auras y colores, no deja de producirme algo que no sé definir más allá de 'sensaciones confusas'.

Después de un par de rodeos, nuestro encantador recorrido termina donde se supone que debería estar Zack, pero que ya no está.

- Sí, esto... ejem. Es perfectamente posible que sea de aquí dentro de donde provenga el rastro mágico... -con esto zanjo mi pantomima al respecto, esperando que estemos en el buen camino.- Además de ese hedor insoportable.

Dejo que vayan pasando y se internen en la profundidad del túnel. Me situo a la cola del grupo, preparado para que mi bastón se ilumine mágicamente, en el caso de que sea necesario.

Cuando se rozó con Walterly y se iluminó en llamas, Elizabeth dio un paso atrás y se llevó la mano a la boca de forma teatral: -He encendido una chispa en vos señor Wallace- La muchacha pálida continuó con su interpretación y añadió con una sonrisa: -…Y vos en mi- La clérigo rozó su pecho y uno de los colgantes que portaba al cuello se iluminó eclipsando el tenue resplandor del tepestaní. -¡Esta relación es muy desigual!- Protestó siguiendo su pantomima.

- Sí, esto... ejem. Es perfectamente posible que sea de aquí dentro de donde provenga el rastro mágico....- Además de ese hedor insoportable.

-Son olores naturales- Rebatió en tono distraído. -...Como las hojas caídas que alfombran el bosque al final del otoño- Si realmente lo creía así o solo seguía actuando, era un misterio.

Entonces añadió: -¿Creéis que Zak ha sido tan insensato de adentrarse aquí solo, o se trataba de alguna brujería para tendernos una emboscada?- Ely miró a Irina y supo la respuesta.

¡¿Qué?! ¡NO! No es una relación desigual, porque no hay ningún tipo de relación-dijo a Elyzabeth.

Sentía que las explicaciones a Elyzabeth no le llevaban a ningún lado, y que no eran las únicas explicaciones que debía dar. Se dirigió entonces a Ashlyn para aclararlo.

No hay ningún tipo de relación-repitió a la paladina-. Para nada. Ella y yo no estamos saliendo. De hecho, no salgo con nadie. Estoy más soltero que la Tarasca. Que... no lo digo porque me siente especial, único en el mundo y poderoso... Yo no soy de ese tipo de hombres a los que les gusta fanfarronear delante de las chicas. Yo... yo no... Es que en Tepest la expresión se dice así: "más soltero que la Tarasca". No soy yo, que me lo tenga creído. El dicho es así. De verdad...

Mirad lo que os digo...-dijo, cambiando de tema-Mejor vamos a centrarnos en lo que estamos, ¿vale? Y bajad la voz, que podrían escucharnos. Si ese olor a huevos podridos fuese el aliento de un dragón, ahora seríamos ceniza.

Era el propio Wallace el que seguía hablando como si estuviese en una taberna. Se preocupó entonces de olisquear el aire infecto de la cueva, por muy desagradable que fuese, para saber si el hedor lo causaba un muerto viviente de cuerpo en estado de putrefacción, o si era culpa de Zack, que se había tirado un pedo más adelante, o si era otra vez el maldito perfume de Elyzabeth.

 Ashlyn miraba a Walterly con expresión condescendiente mientras él hablaba, tratando de justificar su comentario y el de Elysabeth. Su cabeza asentía a sus palabras mientras le dedicaba una expresión como la que dedicaría a un niño que intentara justificarse por algo que a ella no le importase en absoluto. Incluso llegó a darle cuatro palmaditas en el hombro al ver que el joven pintado repetía una y otra vez su magnífica explicación.

—Emocionante —dijo, cuando Wallace terminó, sin intención alguna de demostrar emocionalidad.

Después y ante el resto de sus palabras, su rostro se tornó serio y asintió a las mismas, mientras sacaba su espada —ya que no tenía muy claro cómo de útil le sería la ballesta en aquel estrecho pasillo con todos sus compañeros en medio— y se colocaba en la posición de guarda media, para poder avanzar al mismo tiempo.

Asintió a Walterly, indicándole que estaba preparada y dispuesta a avanzar en cuanto el resto de sus compañeros estuviera preparado. 

Este irregular túnel de tierra tiene unos 6' de diámetro. De algún punto más adelante proviene un hedor insoportable. Restos de comida a medio masticar, incluido el hueso de un dedo y parte de una calavera, así como trozos de ropa mugrienta, sobresalen a medias de las pareces gastadas por un uso continuado. Aunque poco iluminado, se podía observar cómo el túnel realizaba un giro a la derecha.

No hace falta ninguna prueba para darse cuenta de que este túnel ha sido excavado por manos y pies con gruesas garras.

Irina sacó la espada nada más entrar. Sintió como si algo maligno se fuera a lanzar contra ellos, y ella ya estaba preparada para lo que pudiera pasar.

Más adelante, se encontraba Zack, observando la pared, como si hubiese detectado algo.

Entrecerró los ojos al distinguir a Zack allí, y su rostro mutó, desprendiéndose de su preocupación, para demostrar ira

¡Tú! estaba enfadada, pero no era tan tonta como para ponerse a gritar y a alertar a cualquier criatura que estuviera allí ¡En cuanto salgamos de aquí, me enfrentaré a ti, lucharé por el honor de mi familia!

Todo olía a muerto, daba mucho asco. Pero tu olfato iba mucho más allá de los posibles pedos de Zack o de la falta de aseo de Reluë. Tus ojos se posaron en un punto, en una pared que había justo antes de la curva.

Allí había un muerto viviente. Pero tus ojos no lo podían ver.

¡En cuanto salgamos de aquí, me enfrentaré a ti, lucharé por el honor de mi familia!

-Qué hermosos son siempre los reencuentros- Susurró Elizabeth con la más forzada de sus sonrisas. -Ya podrían aprender del taciturno semielfo- Añadió para sí.

Pellizcó el culo de Walterly para que no se detuviese. Estuvo tentada de hacer más ruido para hacer saltar la emboscada a la que parecían encaminarse y así evitar que esos dos se empezaran a matar entre sí, pero necesitaba saber a qué se enfrentaban y el oscuro parecía saberlo.

Tras examinar la pared y sus alrededores se apoyó en su lanza y preguntó al lanzador de cartas:

-Hola Zaky. Dime cariño: ¿A qué nos enfrentamos? - Dijo desviando la atención del desafío de Irina.

Ay, chsst...-Walterly agitó la mano tras su nalga para espantar a los dedos largos de Elyzabeth-¡Chssst!-insistió.

Se tocó la nariz y señaló un poco más allá para dar a entender que había olido algo, y a continuación desenvainó su espada. En Tepest tienen un dicho: la tensión se puede cortar con un hacha de guerra enana. Viene significando que la tensión es tan densa que equivale a un elemento sólido, y también que es una tensión tan insólita como la presencia de un enano en Tepest.

Mirad...

Walt se adelantó para trinchar enemigos, aunque nada impedía a Zack tirar de su capa para impedirle el avance.

Esto da cada vez mayor sensación de estar internándonos en la madriguera de alguna pestilente bestia, lo cual hace preguntarme si realmente sabemos por qué nos estamos metiendo en ella.

Quizás Zack tenga la respuesta a estas inquietudes mías, pues él ha sido el primero en hacerlo. Además, ahora se encuentra mirando un cacho de pared, como si algo extraño hubiese detectado. Desde mi posición en la cola del grupo no puedo hacerme a la idea de lo que pueda ser, pues apenas atisbo por encima del hombro de quien llevo delante.

Así que espero a ver qué responde el tahúr a la pregunta de Ely, mientras aprovecho para echar la vista atrás, no vaya a ser que el inquilino de la caverna haya salido y esté volviendo justo en estos momentos.

Se tocó la nariz y señaló un poco más allá para dar a entender que había olido algo, y a continuación desenvainó su espada.

Ely había aprendido a confiar en la capacidad del bárbaro para señalar presas ocultas mejor que cualquier lebrel. Sin dudarlo, murmuró unas palabras incomprensibles para la mayoría. A continuación besó uno de los símbolos sagrados que llevaba al cuello y lo restregó por la espalda del tepestaní.

-Es para darte suerte tonto- Se adelantó a responderle en voz baja. -Da igual que tu no creas en mis dioses, yo creo en ti.-

No anduvieron demasiado hasta encontrar al tahúr observando con atención un muro de la pared. Wallace se adelantó a este, mientras Elyzabeth entonaba un conjuro. Urik, espada en mano, se paró y echó un vistazo en general sin moverse aún, protegiendo la retaguardia donde se encontraba el mago, mientras intentaba averiguar que cosa podría haber hecho este túnel..

Zack negó lentamente con la cabeza, indicando que no había encontrado nada relevante salvo unos arañazos en la pared, algo de lo que todos ya se habían dado cuenta.

Elyzabeth bendijo al grupo justo antes de que Walt comenzara a caminar hacia el olor detectado. Nadie le detuvo y él iba directo a la pared que había justo antes del giro. Cada vez iba más lento, por si lo que hubiera allí le atacara de golpe. No se oía ningún ruido salvo la respiración de los allí presentes. Cada vez más cerca, más cerca...

Hasta que llegó a la pared. No se movía nada. La pared seguía intacta.

Lo sabes. El zombie se encuentra detrás de esa pared, pero quizá no quiera salir. Podrías romper la pared para obligarlo a hacer su aparición.

Pero no era lo único. Después del giro, más allá de una pared que veías, el olor a muerto viviente te daba la bienvenida.

Un escalofrío recorrió la espalda de Walt, y no solo debido a la inapropiada forma de Elyzabeth de realizar una bendición. Tras unos instantes de tensa calma, y con miradas intermitentes hacia Elyzabeth para vigilarla y que no volviese a hacer de las suyas, Walterly dió un salto y se volvió a poner en movimiento. Rodeó la pared y desapareció de la vista de sus compañeros, avanzando guiado por el olor hasta que la débil iluminación de su cuerpo inflamado por el dios Belenus le mostró el rostro de su enemigo.

¡Toma! ¡Toma y toma! Y mira una cosita... ¡Toma otra vez!

Había un dicho tepestaní que decía que la mayor maldad vivía en la infraoscuridad. Walterly no sabría decir cuánto de maldad tenía esa amenaza, pero esperaba que dejase de oler en cuanto la trinchase con su espada.

La clérigo murmuró otro conjuro: -Madre de la sangre y de la ira, solo a ti debo el sacrificio. No permitas que nada robe mi ofrenda-, besó su otro símbolo sagrado de aspecto siniestro y siguió al bárbaro donde quiera que se estuviera metiendo.

Urik estaba absorto observando el túnel cuando el bárbaro se adelantó y despareció por la esquina. Al momento se escucharon gritos y pelea. El caballero del cuervo, espada en mano, salió detrás de la clériga en busca de Wallace y los enemigos a los que este se enfrentaba.