Partida Rol por web

Don Urik, caminando con total seguridad hacia adelante guiado por los graznidos de su cuervo, se concentró en el sonido de su alrededor. Había una algarabía importante, pero consiguió centrar el chirrido de dolor de la araña, aunque juraría después que el cuervo se había reído, y se acercó al Babau. Don Urik no sabía porqué su cuervo sabía el nombre de dicha criatura, pero ahora mismo no le importaba nada más que la localización de la misma. 

En un momento dado, el cuervo le dijo dónde golpear, y Don Urik rápido como cuervo en descenso picado desde las nubes más altas, golpeó sin pensar. Su técnica, su fuerza, su destreza, se conjuntaron en aquel golpe dado más con el corazón que con la vista, todas las horas de entrenamiento se concentraron en aquel único instante. Atravesó algo, y el golpe fue, contra todo pronóstico, uno de los mejores golpes de toda su carrera, si no el mejor. Su maestro de armas estaría orgulloso de él por haber empleado la fuerza de la cadera, del brazo, el peso del arma y la posición exacta para dar tal empuje y exactitud al tajo.

Lástima que nadie allí, incluido el propio Don Urik, pudo apreciar tal destreza marcial, excepto el cuervo y la araña, claro. 

Hurrn lanzó un graznido de aprovación: Urik había logrado alcanzar a su objetivo.

¡KROOOOOAAAAAGH!

Zack y Reluë se quedaron en tierra de nadie, lejos el uno del otro, pero el ruido de un rugido de dolor les dió a entender que sus compañeros ya estaban haciéndole daño al monstruo negro.

No fue Elyzabeth. El ruido a diez pies de ella ya le dió una pista de que no se trataba del babau, aunque seguía escuchando el burbujeo del ácido al contactar con su armadura. Palpando en el suelo, localizó más patas de la que tenía el babau: estaba abrazándose al difunto escorpión, inmóvil, que en un charco de ácido tras la batalla se estaba consumiendo poco a poco. Tirando de la cuerda, Elyzabeth logró reorientarse hacia delante.

Por su parte, Ashlyn notó que la araña aminoraba la marcha, y se encabritaba llevando a su jinete hacia atrás. La paladina había llegado al final de la cueva, pero los que portaban una luz (Reluë y Elyzabeth) se habían quedado retrasados en la oscuridad mágica. Pero en cuanto la araña ascendió diez piés, Ashlyn notó el fulgor de una luz lejana, a la derecha, que dibujaba el contorno semiesférico del campo oscuro. La cuerda atada a la silla empezó a ascender con la araña, dibujando una curva descendente hasta ser asíntota con el suelo.

Ely no “hablaba cuervo”, pero le no hacía falta para saber lo que decía el simpático compañero del paladín. El lamento del babau además le sirvió para ubicar a su enemigo. La clériga soltó los restos derretidos de Pincitas y se incorporó.

-Ejm- Carraspeó recuperando la pose más digna posible tras su fallido intento de presa y ordenó mentalmente a Jack que cuidara de acabar como el escorpión.

Elyzabeth desenvainó de nuevo su lanza y realizó un molinillo sobre su cabeza haciéndola silbar en el aire.-¡EH!¡Bicharraco!, La muerte viene a buscarte. Cada una de mis oraciones es un clavo de tu ataúd.-

Ely disimuló su ceguera y trató de mostrarse una amenaza para el babau. Esperaba incrementar las posibilidades del caballero de propinarle un golpe verdaderamente efectivo.

Detengo la araña. Parece que el babau no me ha seguido, así que no tiene sentido seguir adelante.

Chicos, venid por aquí, seguid mi voz digo, esperando que los que están dentro de la oscuridad se acerquen... sobre todo porque puede que aquí ya se haya acabado, pero yo no puedo saberlo.

Me agacho sobre mi araña. Si ves que el babau se acerca, avísame.

Zack escuchó la voz de Ashlyn y decidió fiarse de ella. Desde que la conocía era el mayor ser de bien y luz que había encontrado y consideraba que si les pedía que les siguiese debería hacerlo. Sin ver absolutamente nada y con el máximo cuidado atravesó el lugar dirigiéndose a la muchacha. Por si acaso se puso las manos en la cabeza para poder protegerse de cualquier ataque que pudieran darle.

Don Urik asintió con fervor al escuchar el graznido de su cuervo, y siguió atento a sus indicaciones. El quejido del Babau no era más que la confirmación de que el Sagrado Cuervo estaba de su lado. Poco podía sospechar del tremendo golpe que le había infligido a su enemigo, pero intuía que le estaba haciendo daño.

A su alrededor las voces de los demás se superponían al jaleo combativo tan cercano a Don Urik. Elyzabeth parecía fuera de sí y atacaba, desde lo que parecía ser la parte contraria del ataque de él. Entre esas voces, pudo escuchar a Ashlyn pidiéndoles que se reunieran con ella, y supo que tenía que seguir ahí dentro dándole tiempo a los demás para que atravesaran aquella oscuridad. La suposición que habían hecho era correcta y la oscuridad terminaba unos pocos metros más adelante.

Aquello había sido una defensa especial de la criatura que podría ver a través de dicha oscuridad, con lo cual sus enemigos estarían en clara desventaja. Don Urik tenía pensado entrenar para evitar ésto en el futuro. No le volverían a pillar si es que estaba en su mano evitarlo, al menos en sus capacidades marciales. Aún tenía mucho que aprender para ser capaz de derrotar a Stradh, pero no por ello cejaría en su empeño.

Concentrado en las indicaciones del Cuervo, esperó a que le diera el aviso y lanzó otros dos golpes hacia el enemigo, sabedor ahora que Elyzabeth le estaba apoyando en el combate. Pronto podría retirarse él también y salir de aquel lugar tan ventajoso para el enemigo, esperando poderse enfrentar cara a cara, sin miedo, con aquel ser.

No dijo nada, no quería alertar al enemigo de sus intenciones, y mientras él estuviera a su lado intentando golpearle, el ser al menos le prestaría atención a él, y no al resto, por la cuenta que le traía. Un caballero del cuervo no se retiraba mientras hubiera compañeros en peligro.

Él les cubriría las espaldas.

Alzó su escudo, preparado para intentar parar algún golpe y atacó.

Sigo caminando sigilosamente, teniendo esta vez como referencia la voz de Ashlyn. No veo el momento -nunca mejor dicho- de salir de este desesperante pozo de negrura.

Con el cetro solar de Irina en una mano, deseando fervientemente verlo lucir otra vez, voy avanzando hacia la paladina, esperando que Ely y el Caballero del Cuervo sean suficientes para acabar con el responsable de esta oscuridad.

La punta de la lanza de Elyzabeth repicó en el metal de una armadura. Urik no notó nada, así que debió ser la armadura de Jack la que fue golpeada por accidente. El muy cobarde huyó del combate, como un cordero al que su pastor azuza para que eche a andar. Sin Jack presente, el babau descargó toda su ira en Urik. Ambos se dieron igual de fuerte, como si el monstruo con su pequeña garra supiera dónde golpear y qué órganos internos eran más vulnerables para hacer tanto daño como una espada.

El cuervo Hurrn dió un par de instrucciones a Urik para que tradujera a Elyzabeth que avanzase dos pasos y atacase a sus nueve, por temor a convertirse en el próximo blanco de la humana por error (tras ver lo sucedido con el intento de apresar el cadáver del escorpión y el ataque a Jack por la espalda).

Mientras, Ashlyn le hablaba a la araña como si una araña pudiese entender el idioma común, como si el hecho de ser más grande de lo normal le diera más capacidades no animales a su cerebro de sabandija. Jinete y montura estaban en perfecta oscuridad, hasta que del globo de sombras surgió Reluë con el cetro solar, seguido de Zack. Al iluminar de nuevo la zona, vieron una nueva pendiente descendiente al norte, y también vieron bien delimitados los contornos de la oscuridad mágica conjurada por el babau.

Los sonidos del combate se superpusieron a todo lo demás, y Don Urik podía, gracias a las indicaciones de su inestimable compañero, saber al menos hacia dónde lanzar sus ataques. Sin él, ahora mismo estaría con una desventaja terrible, con él, tenía una oportunidad.

- ¡Dos pasos al frente, Ely! ¡Ataca a tus nueve! - tradujo Don Urik automáticamente del Cuervo a Común.

Las garras de aquel ser traspasaron sus defensas con insultante facilidad, como si supiera dónde golpearle para encontrar los puntos débiles de su armadura. - ¡Si te pudiera ver, no sonreirías tan taimadamente, demonio*! - dijo el Caballero, asumiendo que el enemigo tendría una sonrisa cruel de oreja a oreja por la situación tan desesperada de él.

Aún no se retiraría del combate, debía darles más tiempo al resto para posicionarse, con lo que de nuevo atento a las indicaciones de su fiel compañero, lanzó dos golpes en las direcciones indicadas, en el momento preciso en el que Hurrn decía - ¡CRAAACK!** -

Pero por alguna razón, ésta vez sus dos ataques sólo tocaron vacío. O los golpes no se habían coordinado bien, o el enemigo se había movido del lugar. - ¡Craaack...crack craccckk !*** - a lo que Don Urik contestó - Vale, disculpa. Distráelo, no quiero que golpee a Ely.**** -

Don Urik apretó los dientes y trató de cubrirse con su escudo de los golpes de aquel ser.

- ¡Ely, aquí estamos en clara desventaja, reúnete con los otros y saldré yo también, fuera de éste círculo podremos enfrentarnos a él con mayor dignidad! -
 

La punta de la lanza de Elyzabeth repicó en el metal de una armadura.

-Ups- Murmuró con una sonrisilla maléfica. La oscuridad perdonaba cualquier error.

-Jack, cielo. Ve con Reluë y protégelo-

- ¡Dos pasos al frente, Ely! ¡Ataca a tus nueve! –

El paladín le dijo dónde atacar y Ely probó suerte con otro ataque de barrido. Recuperó una posición defensiva de inmediato consciente de lo fútil que resultaban sus lances.

- ¡Ely, aquí estamos en clara desventaja, reúnete con los otros y saldré yo también, fuera de éste círculo podremos enfrentarnos a él con mayor dignidad! –

-¡Los monstruos no tienen dignidad!- Bufó nerviosa. Ely sabía cómo pensaban las criaturas de la oscuridad y nada bueno saldría de darle un respiro. Pero el paladín tenía razón. El combate ya era desigual y no se veía capaz de sacar esa cosa a rastras como a un gorrino de su cochiquera.

-Está bien- Admitió al fin de mala gana.

Chicos, venid por aquí, seguid mi voz

Si ves que el babau se acerca, avísame.

-¡Que voy a ver ni que mandangas!- Quiso protestar, pero la voz de Ashlyn fue providencial y la clériga fue hacia ella con cuidado de no tropezar con su propia cuerda.

Ahora que podía ver la oscuridad que emanaba del babau sabía dónde tenía que apuntar con su carta, o al menos eso era lo que creía. Pero como su enemigo seguía rodeado de sus compañeros no se veía en condiciones de lanzarla. Si os quitáis de en medio puedo poner solución a todo este asunto, pero para eso tenéis que quitaros del área de influencia. Dijo el tahúr pensando que la criatura se hallaría en el centro de aquella oscuridad. 

Mientras tanto seguía escuchando la conversación que mantenían sus aliados con el objetivo de destruir a ese demonio, pues no parecían dispuestos a dejarle a él intervenir.

Veo aparecer al gigantón de la chistera que, inmediatamente, se coloca a mi lado en actitud protectora. Buen chico.

Esperamos todos con tensión la salida de la oscuridad de Ely y Urik, a la espera de que, probablemente, atraigan al bicharraco a terreno más favorable para nosotros. Zack vuelve a manifestar que puede dar puerta a este asunto por la vía rápida, a su inflamable manera, así que me coloco a resguardo detrás de mi maloliente niñera, no sea que me vaya a salpicar alguna llamarada.

El impás se hizo eterno. Las voces de sus compañeros en la luz les guiaban hacia el exterior de la trampa oscura, pero cada uno contaba con una ayuda adicional. Elyzabeth recogía cuerda mientras avanzaba, sabiendo que eso le llevaría a la araña comepájaros de Ashlyn. Jack veía perfectamente la posición de Reluë gracias a sus ojos antinaturales. Y a pesar de todo, Zack seguía sin verles emerger de la oscuridad, mientras Reluë (al más puro estilo tepestaní) confundía la presencia de Zack con la de Jack. Pero ya faltaba poco. Ya faltaba poco...

Mientras, lo peor se lo llevaba Urik. Seguía luchando en solitario, como siempre había hecho antes de cruzarse con el grupo de Ashlyn y empezar a conocer el trabajo en equipo, tratando sin éxito de alcanzar a la criatura agitando a la desesperada la espada en la noche. En cuanto el cuervo dejó su hombro, el paladín tuvo que dejar de atacar por temor a dañar a su compañero. El babau, por contra, introdujo de nuevo su garra en la armadura como si se tratase de mantequilla, haciendo más sangre.

El cuervo graznó en pleno vuelo. Un pesimista "esto no va a terminar bien", que solo Urik pudo entender. La muerte era mala compañera, y el paladín era consciente de que si fallaba su cuerpo sería profanado y se convertiría en el nuevo títere de Elyzabeth.

Don Urik trataba de golpear a la criatura, pero cada vez parecía ser más complicado, incluso su cuervo estaba de acuerdo en éso, según sus graznidos. Ya no escuchaba los gritos de pelea tan característicos de la clériga, así que supuso que ya no estaría allí. Aunque su frase admitiendo las palabras del caballero también habían sido una buena pista, claro. 

Un dolor agudo superó de nuevo sus ciegas defensas, y supo que había llegado el momento de salir de allí, o su cuerpo sería profanado por Ely....Stradh. - ¿Por qué he pensado en Ely? - se sorprendió a sí mismo. 

Adoptando una postura defensiva, salió de allí, en dirección hacia donde habían ido sus amigos. - Guíame hacia ellos, cuervo. - pidió a su familiar. 

Por aquí, seguid mi voz digo, animando a los que quedan a abandonar esa oscuridad, ese sitio que es como una trampa. Mierda.... tienen que salir, tienen que salir ya.

Me preparo de todos modos para cualquier cosa que pueda salir de la oscuridad, una nunca sabe... igual esa... cosa sale de allí. Mejor estar preparados. También pongo a la araña en posición defensiva.

-Qué brazo tan firme tenéis Don Urik- Dijo Ely al toparse con algo duro, pero resultó ser una formación rocosa de la caverna. –Eeh, quiero decir…Que lucháis con bravura- Salió al paso, literalmente, alcanzando la zona iluminada.

Sus compañeros estaban ahí. Incluido el tahúr con una de sus mortíferas cartas en la mano.

-Gracias por esperar- Sonrió a Zack. Hizo un recuento de los suyos antes de volver la cabeza hacia las sombras. –En cuanto estemos todos…- Susurró guiñando un ojo al Oscuro.

La clériga se apoyó pesadamente contra la pared. No estaba herida, pero se sentía agotada.

-No se deja nadie atrás- Repitió el mantra de su guía espiritual. Pero en boca de Morrigan significaba que jamás se dejaba un enemigo con vida a tus espaldas. La joven sacudió la cabeza y cruzó los dedos para que la magia del lanzador de cartas arreglase aquel desastre.

Ya estamos, al fin, todos reunidos a este lado de la oscuridad. Mirando atentos hacia la negrura, espectantes, esperando a ver si el bicharraco decide salir de su mágica madriguera o prefiere seguir a cubierto. Haya decidido lo que haya decidido, creo que de lo que no se va a librar es de la orgía de fuego que el mago de la chistera le tiene preparado.

Como buen aficionado a los trucos de naipes, espero a ver el vuelo de la carta que, desde hace un rato, el tahur mueve con habilidad entre los dedos de su mano a la espera del momento adecuado.

Craaack...-dijo el cuervo, que Urik interpretó como "a las siete"-Crack, crack, crroaaaarck...

La bota de Urik salpicó al pisar un charco de ácido diluído en jugo de escorpión. La respiración del paladín se entrecortaba al correr con el peso de su armadura. Supo que el monstruo le dió alcance cuando una de las garras falló por poco haciendo restallar una roca muy cerca.

Craaaaaaaaaaack...-"a las once", le pareció entender al paladín, aunque la adrenalina ya no le permitía prestar suficiente atención a los sonidos.

Urik giró y siguió corriendo. Algo iba mal, ya debería haber llegado con sus compañeros. Ya debería ver la luz. El lanzamiento de un rugido a sus espaldas le indicó que el monstruo volvía a estar cerca. Y al fin, el hombre salió de la oscuridad, tras su cuervo Hurrn, y Zack lanzó su carta.

¡KABooOOOOOOMMMM!

La caverna entera se estremeció. Algunas areniscas se desprendieron del techo. Silencio. El cuervo volvió a graznar.

Grack, grack, graaaar...

Urik lo tradujo como un "del monstruo no ha quedado nada". Habían vencido.

Disponían de un tiempo para reponerse, reorganizarse, antes de ir a por las frutillas rojas de Baba Zelenna. Por ejemplo, tras tanto golpetazo contra el limo ácido del babau, la mano de Jack había sido reducido a un mero muñón. Y a pesar de todo, Jack no se quejaba, como un guerrero que se dejaba llevar por la adrenalina, como un zombi. Ante ellos había una última pendiente descendiente, que al igual que la anterior, les dificultaba una retirada rápida, pero tras ella se veían las luces de las posiciones enemigas.

Zack sonrió al ver que por fin todos le había hecho caso y que finalmente su carta había puesto el broche a aquel combate. Tendríais que haberme hecho caso antes y no tendríais que haber sufrido. Miró a sus compañeros para ver cómo estaban y si necesitaban curación o algo. ¿Cómo estáis? ¿Seguimos adelante o necesitáis que alguien se encargue de curaros? Dijo contento con el resultado que había provocado.

Parecía que sus compañeros siempre estaban recelosos de dejarle usar su magia. Sus cartas eran muy poderosas y el único problema era que les pillasen en medio. Por eso lo único que tenían que hacer era dejarle espacio para que pudiese trabajar con sus cartas y luego ya irían ellos a rematar la faena que él no hubiese podido.

Don Urik salió de la zona de oscuridad trastrabillando ligeramente, girándose con la espada lista mientras vigila su espalda. El brazo del escudo estaba apretado contra su costado, allí donde las zarpas de aquella criatura habían penetrado y la roja sangre escarlata caía en gotas manchando el suelo.

Apretando los dientes, se posicionó al lado de sus compañeros y asintió. - Bien hecho, Zack. - le dijo al hechicero de las cartas, - mi cuervo dice que no ha quedado nada de la criatura. -

Se acercó a Elyzabeth y apartó el brazo para que ella pudiera examinar la herida. - Creo que ya tienes la sangre que querías... pero si puedes restañarla, podré moverme mejor y acabar con ésto. - le dijo, ofreciéndole el costado para que le sanara.

- De todas formas, no perdamos tiempo, siento que el poder de Ely aún está en mí y prefiero enfrentarme a ellas antes de que termine su efecto, además, Walterly está siendo torturado, debemos apresurarnos. -