Partida Rol por web

¿El Icono del Cuervo sigue en la capilla del castillo de los Von Zarovich?

Creí que nos centraríamos en preguntar por Dallebert... Pero está bien. Haré todas esas preguntas.

Keeva encendió un poco de incienso en el nido, lo cual era tan peligroso como fumar pipa en la cama y podía terminar en un incendio similar, pero la sangre no llegó al río y la ceremonia de comunión se pudo realizar con éxito.

Oh, Gran Cuervo Sagrado... ¿Dallebert traicionó a estos chicos?

A la izquierda, uno de los cuervos abrió el pico y contestó con palabras humanas...

Sí, pero no como creéis.

Ya empezamos con los comentarios crípticos... ¿Dallebert nos traicionó obligado?

A la derecha, uno de los cuervos abrió el pico y contestó con palabras humanas...

No, fue por iniciativa propia.

¿Se puede lograr la paz con Valicia dialogando?

A la izquierda, uno de los cuervos abrió el pico y contestó con palabras humanas...

Sí, con la persona indicada.

¿Strahd se va a casar hoy?

A la derecha, uno de los cuervos abrió el pico y contestó con palabras humanas...

No, cuando el tercer beso.

¿Estos chicos podrán detener a Strahd?

A la izquierda, uno de los cuervos abrió el pico y contestó con palabras humanas...

No solos. Faltan más aliados.

¿Estos chicos encontrarán al padre de Walt?

A la derecha, uno de los cuervos abrió el pico y contestó con palabras humanas...

Sí, prisionero en la mazmorra.

¿Estos chicos deben aliarse con Lyssa Von Zarovich?

A la izquierda, uno de los cuervos abrió el pico y contestó con palabras humanas...

Sí, para salvar una vida.

¿El Icono del Cuervo sigue en la capilla del castillo de los Von Zarovich?

A la derecha, uno de los cuervos abrió el pico y contestó con palabras humanas...

Sí, justo sobre el altar.

Keeva no podía hacer una pausa en el conjuro para debatir de nuevo las preguntas que faltaban, así que siguió preguntando y se ciñó al tema que quiso plantear desde el principio: Dallebert.

¿Dallebert sigue vivo?

A la izquierda, uno de los cuervos abrió el pico y contestó con palabras humanas...

Sí, sin una magulladura.

¿Dallebert piensa volver a la aldea de Barovia?

A la derecha, uno de los cuervos abrió el pico y contestó con palabras humanas...

No en un futuro cercano.

¿Dallebert está en el castillo de los Von Zarovich?

A la izquierda, uno de los cuervos abrió el pico y contestó con palabras humanas...

Sí, en una torre.

¿Dallebert trabaja para Strahd Von Zarovich?

A la derecha, uno de los cuervos abrió el pico y contestó con palabras humanas...

No, lo hace para Khyristrix.

El incienso se apagó de golpe dando por finalizado el conjuro. Los cuervos del sótano empezaron a graznar. Keeva mantuvo silencio, meditando sobre todas las respuestas obtenidas y las nuevas incógnitas que implicaban.

Don Urik asistió en silencio y concentrado a lo que sucedía a su alrededor, intentando desgranar la mejor información de todo lo que se iba diciendo. En verdad tenían muchos frentes y la empresa en la que se habían empeñado empezaba a tener visos titánicos, pero el caballero y paladín perserveraría y seguiría adelante. 

Jander parece que ha reabierto la iglesia

Éste comentario de Beth le llamó la atención, y le preguntó - ¿El elfo-vampiro aliado de Stradh? Si es así, ya sabemos quién es otro espía, no? Habría que acabar con él. - pero al parecer, éste tema quedaría para discutirlo cuando salieran de allí. 

Estaban allí para encontrar respuestas, y vaya si encontraron, de todo. Los objetos que Madame Keeva identificó no eran del agrado de Don Urik, quizá la guadaña si se enfrentaban a los demonios, así que mentalmente tomó nota y la apartó del resto de tesoros, para tenerla a mano si hiciera falta. 

El consejo de desconfiar de todos tenía cierto sentido ahora, y supuso que Madame se refería a no dudar en usar sus poderes para descubrir si había algún enemigo infiltrado entre ellos, dejando lo políticamente correcto a un lado. No era hora de tonterías, si no de acciones contundentes, y Don Urik estuvo totalmente de acuerdo con eso. 

Sobre las tareas, hizo un gesto con la cabeza cuando la anciana las enumeró, y mentalmente también, anotó la que faltaba, que no era otra que liberar al fantasma de su maestra, de una forma u otra. 

El resto era más o menos lo que se esperaba, de los vistaní uno no se podía fiar, y hay que ir con pies de plomo a la hora de pedirles ayuda. Por el resto, podrían ser útiles en su justa medida. Y de Bildrath lo típico de un usurero, nada importante. 

Dallebert era harina de otro costal. Era el espía de Stradh, y había que saber más sobre él, y la oportunidad que les brindaba Keeva era única. Prestó atención, dejando que sus compañeros llevaran la voz cantante. Y la verdad es que todas las preguntas le parecieron apropiadas e inteligentes, por lo que no dijo esta boca es mía y escuchó con los ojos cerrados lo que los cuervos contestaron. 

- Así que Dallebert nos ha traicionado voluntariamente, pero su ama es Khyristrix, está en una torre, supuestamente con ella, y sano y salvo. Bien, esperemos poder cambiar eso pronto. - dijo, anunciando en voz alta lo que pensaba hacer cuando lo vieran. - Por otro lado, se puede negociar con Valicia, hay que intentarlo, necesitamos aliados. Y lo del tercer beso... -mencionó con repugnancia clara en la voz. - sin duda Stradh se está alimentando de Irina, probablemente una vez por noche, y con la tercera vez, cumplirá alguna especie de ritual propio y podrá casarse con ella, bueno, es una especulación, claro. Lo malo es que no sabemos cuantos besos lleva. Lástima que no quede una pregunta. - dijo haciendo una mueca con su labio superior. 

Lo de los aliados reafirmó a Don Urik en su idea de ir a hablar con Valicia, y la noticia de que el padre de Walt estaba vivo le alegró un poco el corazón, quizá aún pudieran hacer algo bueno en medio de tanta oscuridad, aunque se le torció el morro cuando escuchó que tendrían que aliarse con la vampira para salvar una vida. Esperaba que al menos fuera la de Irina. 

Con todo eso más o menos claro, y sabiendo que el Icono del Cuervo seguía en el altar, sólo les quedaba determinar cómo afrontarían todo ésto, en qué orden en concreto. 

Don Urik siguió esperando, pacientemente, a que el resto hablaran y dieran su opinión, así como realizar cualquier otra pregunta o petición a Madame. 

Al escuchar a los cuervos hablar la clériga creía haberlo visto todo, pero las revelaciones del conjuro fueron tan perturbadoras que perdió el equilibrio.

-Oh…O…Ostias- Farfulló sentándose entre las ramas del nido. La joven se levantó de inmediato por si pudiera considerarse un sacrilegio.

Tras sacudirse las ramas y plumas sacó su pergamino y tomó nota.

-¿Lyssa Von Zarovich? No tengo ninguna Lyssa apuntada ¿Quién es?¿La prima vampira-antagonista de Strahd?-

¿El elfo-vampiro aliado de Stradh? Si es así, ya sabemos quién es otro espía, no? Habría que acabar con él

-¡No tan rápido Urik!- Protestó Ely.- Hasta ahora lo que sabemos es que Trina y el enano cagón se aprovechaban de él. Si adora a Leathander no puede estar de parte de Strhad. Ha quedado claro que no debemos fiarnos de nadie. Solo te pido no cometer una injusticia, solo porque le mordiera un vampiro- Trató de razonar con el paladín. A estas alturas el caballero tenía claro que encontrar un vampiro bueno era la cruzada personal de Beth.

Lo malo es que no sabemos cuantos besos lleva

-Apostaría que uno por noche desde que se la llevó- Estaba tan abrumada que le parecía que el rapto fue hace semanas. –De todo lo que tenemos que hacer, priorizaría la alianza con Valicia, pero lo más urgente parece rescatar a Irina.-

La joven miró cómo había crecido la lista de misiones y resopló agobiada: –Necesitamos curaciones, equipo, mi lanza…¿Qué hora es?...Vámonos. ¡Gracias Keeva!- Jadeó acelerada.

Me quedo pensativa. La demonio habita en el castillo de Stradh, luego son aliados. Eso implica que seguramente Dallebert estuviera espiando para su señora y está le contara las cosas a Stradh.

Hago un gesto a Beth y miro a Keeva. Si sabe quién es esa tal Lyssa estaría bien que nos lo dijera. En cualquier caso creo que lo primero es conseguir una alianza con los hombres lobo, si somos capaces. Si se va a casar al tercer el tercer beso significa que no tenemos mucho tiempo. Quizás sería bueno conseguir a los hombres lobo y que distraigan a Stradh mientras entramos por la puerta de atrás y rescatamos a Irina.

Por favor, cada cosa en su contexto. Urik, Lobo... Antes de que os unierais a nuestro grupo, hubo un terrible combate en la iglesia. Dejamos un sótano lleno de cadáveres. Cuando Jander jugaba a ser un aventurero, hizo dos proezas ante el pueblo: traer a Gertruda del campamento gitano a Barovia, reconciliándola con su madre... y ocuparse de la iglesia. Enterró los cadáveres de los que nos despreocupamos y dio un par de misas. De esto hace un par de días. Una vez que los aventureros de Strahd se disolvieron y fueron cada uno a lo suyo, Jander desapareció y no volvió a oficiar misa alguna. No hay ninguna novedad desde entonces. La iglesia sigue abandonada. Derrotamos a Trina y a Varikov, con lo que del antiguo grupo solo quedan Jander y Rafael.

En cuanto a Lyssa Von Zarovich... ¿Recordáis que Van Richten estaba persiguiendo a Rodolfo porque llevaba una vampiresa en su carromato? Nos explicó que era la sobrina de Strahd, Lyssa Von Zarovich. Ella odia a Strahd, planteamos cómo de viable sería tenerla de aliada. Estuvimos hablando de ello en la pirámide del pantano.

Bray, no vayas con ellos. Tengo una misión para ti. Por favor, quédate un rato más para que te la explique.

Bray asintió. Keeva hizo un gesto para invitar a los demás a que subieran las escaleras.

Buena suerte, la necesitaréis... Bray se reunirá con vosotros en uno o dos días.

Ashlyn, Urik, Ulrika, Elyzabeth, Lobo y Reluë abandonaron la posada. Su siguiente destino fue la mansión del burgomaestre. En su patio trasero vieron el carruaje en mal estado. Los caballos Lucifer y Aurius habían sido atados a la rama de un árbol y pastaban tranquilamente la hierba del jardín, pero no había ni rastro del Doctor Van Richten.

Quizás sería bueno conseguir a los hombres lobo y que distraigan a Stradh mientras entramos por la puerta de atrás y rescatamos a Irina.

Elyzabeth asintió conforme. Al no tratarse de un ataque frontal, los licántropos no se arriesgaban demasiado. –Nosotros correremos el mayor peligro, espero que eso sirva para que cooperen-

Tal llegar a la mansión, esta estaba desierta, aún así, Ely apartó se llevó a sus compañeros a uno de los almacenes de la cocina y cerró la puerta, obsesionada por la idea de ser escuchados. Aun así, la joven habló en voz baja: -¿Recordáis que Rodolfo quería que participase en algo con sus encantadores y confiables camaradas vistani?- Ely no podía ser más irónica, pero su cara de asco demostraba lo poco que realmente le apetecía tratar con esa gente. –Pues a la hora bruja he quedado con ellos para entrar en la herrería y recuperar mi lanza. Tenía mis remilgos de permitir que esos tipos…Cito textualmente “Recogieran chatarra”, pero tratándose de un maldito siervo demoníaco, pues se merece que se lleven hasta su ropa interior. Tenemos dos alternativas: La primera es acompañarles y recuperar mi lanza. Vosotros os podéis quedar en la puerta si vuestro código os plantea algún dilema, pero os necesito cerca para que strahd no me vea con sus poderes.

La otra alternativa es dejar que los vistani hagan esto solos y negociar un rescate por una de las pocas cosas que me quedan de mi padre. Cualquiera de las dos opciones puede acabar mal, pero si elegimos la segunda, dudo que vuelva a ver mi lanza.-

De pronto se dio cuenta que no había visto al doctor y empezó a emparanoiarse con nuevas traiciones y desgracias. La joven fue dando tumbos de vuelta al patio hasta donde habían enterrado a Walt y se arrodilló sobre el montículo aún fresco.

-Estoy bien, no os preocupéis- Jadeó acariciando la tierra con las manos. Abrió su bolsa y sacó un mechón pelirrojo. Se lo llevó a la nariz y comenzó a aspirar hondo como si tuviera algún tipo de propiedad sedante.

-Uff…Mejor no os cuento lo que se me está pasando por la cabeza-

Ely se recostó en el montículo como si fuera un diván y continuó la conversación más relajada.

Don Urik se despidió de Madame Keeva y Bray con una inclinación respetuosa. - Ten cuidado muchacho, te necesitaremos para acabar esto. - era su manera de decirle a un compañero de orden que no le gustaría perderle. Una vez salieron del santuario de Keeva, fueron a la mansión. A Don Urik le daba la sensación de haber estado allí hacía una eternidad, pero no era así. 

Don Urik agradeció la explicación a Reluë y sopesó lo que le pedía Beth. No le hacía gracia, pero estaba dispuesto a darle una oportunidad más a ése tal Jander. Raphael parecía ser harina de otro costal. Independientemente de eso, tenían mucho que hacer, y la reunión que tuvieron sirvió para establecer los siguientes pasos. 

- Estoy de acuerdo con el plan. Vayamos a la herrería. Al ser un espía y aliado de Stradh, ya no merece ningún respeto por mi parte. Cualquier cosa que podamos encontrar que nos sirva contra su amo, será más que bienvenida y vendrá bien a la causa. No te preocupes por el Doctor Van Ritchen, Beth. Aparecerá cuando se le necesite, y sobre los vistani, no me fio de ellos, pero con Rodolfo tengo un pacto de honor, e increíblemente lo está respetando, y no pienso ser yo el que falte a él. Si le conseguimos sacar la promesa de que nos entregará ciertos objetos, como por ejemplo tu lanza, no te preocupes que estando yo delante, lo hará, cumplirá su promesa. - aseguró a sus compañeros. 

- Por supuesto, no me hace ninguna gracia lo de la alianza con Lyssa, pero parece que si queremos tener alguna posibilidad de éxito de eliminar al gran mal que hay en éstas tierras, no nos queda otra, pues se odian tanto que difícilmente quedará uno de los dos con vida, esperemos que venza Lyssa, aunque lo dudo, pero será mejor tenerla de nuestro lado. - claudicó el caballero. 

Observó a Beth cuando se tumbó en la tumba de Walt, y quedó pensativo mientras ella parecía buscar serenarse. 

Me sorprende los silencioso de la mansión. No se ve al doctor por ninguna parte, y eso me preocupa muchísimo. ¿Acaso era también un traidor? Acompaño a Beth hasta el almacén mientras me parece bien que cierre la puerta, no sabemos quién puede estar escuchando. Stradh ya ha demostrado una gran capacidad para hacerse pasar por otras personas, así que no debemos menospreciar la posibilidad de que el doctor fuera él camuflado.

Escucho lo que dice Beth y Urik y me quedo pensativa un poco antes de hablar. Los caballeros de las leyendas son poco realistas. Es cierto que recibimos apoyo de diversos mecenas y de órdenes religiosas, pero otra fuente de ingresos para los paladines es la recuperación, purificación y reventa de artículos arrebatados a los siervos de la oscuridad. Básicamente es un hacer lo que sea necesario para acabar con el mal, y lo que sea necesario es cualquier cosa que sea necesaria.

En esa herrería está tu lanza, pero también hay reservas de plata, armas y armaduras que pueden ser usados en la lucha contra Stradh. Yo no veo mal que entremos por la fuerza en esa herrería. Miriam al entrar en la tienda o la casa de alguien inocente, pero aquí sabemos que él no es inocente. Cuenta conmigo, Beth.

Lo de aliarnos con los elfos licántropos me gusta. Ellos no son no muertos, Urik, y aunque eventualmente habría que destruirles es más importante terminar con la muerte en vida y el sufrimiento de inocentes.

Registraron toda la mansión sin encontrar ni rastro del Doctor Van Richten. Las camas estaban deshechas desde la última vez que durmieron allí, así que era imposible saber si el anciano había dormido en la mansión o no.

Después fueron a los Ultramarinos de Bildrath, sobre las once de la mañana, a doce horas de que se produjese el golpe de los gitanos¹.

Buenos día... ugh... Sois vosotros-dijo con una mueca de desagrado-. Creo que tengo algo que os puede interesar. Esperad un momento...

Bildrath entró en la trastienda y salió con un portapergaminos del que sacó cinco papiros.

Los he ordenado por precio... El de la cinta verde vale veinticinco monedas de oro, los de las cintas amarillas valen ciento cincuenta cada uno, y estos dos anudados con cinta roja valen MIL CIENTO VEINTICINCO MONEDAS DE ORO-además de poner énfasis en la suma, los ojos de Bildrath hicieron chiribitas.

Reluë los examinó y se llevó a los compañeros a una esquina de la tienda para susurrarles para qué servían. El más barato detectaba puertas secretas, y el semielfo ya lo tenía en su libro de conjuros. Los que valían ciento cincuenta monedas servían para lanzar un rayo de fuego y protegerse contra un tipo de energía (fuego, frío, ácido, electricidad o sonido), y ninguno de ellos los tenía en el libro. Los más caros eran demasiado poderosos en comparación a la magia a la que estaba habituado. Uno de esos pergaminos servía para hacer un buitrón temporal en un muro. El otro ni siquiera sabía para qué servía.

Reluë también comentó la posibilidad de no acompañarles al pantano. Si prescindían de él un día, podría copiar el conjuro de rayos de fuego a su libro de conjuros. Podría realizar la tarea en la mansión, o si se quedaban más tranquilos, se iría con Keeva y Arik y lo copiaría en el sótano.

La joven se dio cuenta como la miraba Urik. Se acercó al caballero y jugó con su pelo:

-¿Me darías este mechón?- Dijo ensortijándolo con sus delicadas manos. –Así, si mueres, podré recordarte- Explicó desconcertando aún más al caballero.

pero con Rodolfo tengo un pacto de honor, e increíblemente lo está respetando, y no pienso ser yo el que falte a él

-¿Qué rollo os traéis exactamente vosotros dos?¿Querrías compartirlo con tus compañeros de armas?- Beth se marcó un farol y se plantó frente al caballero. En verdad adoraba tergiversarlo todo, pero no le gustaba que otros le ocultasen nada.

Tras escuchar su respuesta se encogió de hombros divertida: -Mientras recupere mi lanza, me vale-

En esa herrería está tu lanza, pero también hay reservas de plata, armas y armaduras que pueden ser usados en la lucha contra Stradh (…) Cuenta conmigo, Beth.

-¡Gracias!- Beth apoyó ambas manos en las hombreras de la armadura de Ashlyn. Se sintió tentada de darle un abrazo, pero aún no tenía esas confianzas con la paladina.

Básicamente es un hacer lo que sea necesario para acabar con el mal, y lo que sea necesario es cualquier cosa que sea necesaria.

La joven no se lo pensó más y estrechó a la guerrera de luz en un fuerte abrazo. –…Lo que sea necesario- Repitió emocionada. –Ya casi somos hermanas. Con suerte encontramos un puñal como el mío y te enseño como usarlo para obtener favores de los dioses- Dijo exultante.

La clériga mantuvo su buen humor hasta llegar al ultramarinos de Bildrath.
En ese momento su labio se retrajo como el de una loba rabiosa y se sumió en oscuros pensamientos.

-Voy a incendiar tu tienda-

-Voy a incendiar tu tienda-

-Voy a incendiar tu maldita tienda-

-Voy a…¡Buenos días querido Bil!- Saludó con una efusiva sonrisa capaz de convencerla hasta a ella misma de lo rentable que era su relación comercial.

MIL CIENTO VEINTICINCO MONEDAS DE ORO

-Ahá...- La clériga continuó ojeando las estanterías en busca de otros artículos sin demostrar demasiado entusiasmo, tal vez como forma de regateo. Lanzó una mirada a Reluë y los demás antes de contestar: -Hay tiendas que escriben el precio en el lazo- Provocar a Bildrath no había dado muy buenos resultados en el pasado, de modo que la joven se encogió de hombros y suspiró -…Era solo una sugerencia-

Después apoyó su mano en la cadera del mago y dio con voz tranquila -¿Dejamos los de color rojo y nos llevamos los demás*?-

El precio no era el problema, pero no veía sentido gastar el dinero en algo que no podían usar.

-Tenemos monedas, armas, armaduras mágicas, ¿Te interesa un trueque o solo aceptas efectivo?-

Me quedo sorprendida ante el abrazo de Beth, pues no es algo que me esperase. Está claro que somos polos opuestos en muchas cosas, pero es cierto que hay una en la que coincidimos: acabar con Strahd. Aunque lo que dice después me hace soltar una sonrisa irónica. No creo que eso vaya a pasar.

Al llegar a la tienda escucho las opiniones de Reluë. Pues yo creo que esos pergaminos, al menos el que abre una puerta, nos podría ser muy útil. Imagina abrir una puerta en un suelo y poder atravesar hasta el piso de abajo con un conjuro de flotar, por ejemplo. Y el otro... bueno, siempre se podría pedir a Keeva que lo identificase.

Respecto a separarnos, o es para que te quedes en el sótano con Keeva o no nos separaremos. No podemos estar seguros de que Strahd no te busque. Separarse es muy arriesgado.

Te voy a inflar los precios...

Te voy a inflar los precios...

Te voy a inflar los precios...

Te voy a... Buenos días, querida Elyzabeth... La verdad es que en estos momentos tengo el almacén a rebosar, no puedo aceptar más trueques. Solo dinero en efectivo esta vez, salvo que tengáis algo muy concreto que dar a cambio...¹

A Reluë tanto le daba comprar los dos pergaminos caros como dejarlos en la tienda. Cuando finalizaron la transacción, Reluë se despidió portando los pergaminos calle arriba. Como tenían el mal presentimiento de que iba a ser atacado, siguieron al semielfo hasta la puerta de la posada, a la que llegó sano y salvo.

El siguiente destino era el pantano. Se adentraron en el bosque para llegar sin mancharse las botas a la zona aún no explorada de aquella región. Según avanzaban, llegaron hasta un camino bien definido, que al fondo terminaba en un claro con un solo árbol. De detrás del árbol salió un elfo (que no era Jander), que les apuntó con su arco.

Solo soy un elfo normal y corriente. En serio.
¿Qué mal traéis a este bosque?
No os acerquéis más o me veré obligado a disparar.
Dad media vuelta y olvidaremos todo este desafortunado encuentro.
Este es un bosque pacífico, no tenemos... no tengo nada que ocultar.

El elfo soltó una de las manos que agarraban su arco y se giró hacia los matorrales a la derecha del camino para indicar con un gesto de la mano que se acercaran más a los humanos.

Buenos días, querida Elyzabeth

El tono amable del tendero la sorprendió hasta el punto de sentirse culpable de sus ensoñaciones pirómanas. Todo cambió cuando le pidió la valiosa armadura de zorro a cambio de los pergaminos.

…Será hijo de -…Supongo que sí. - Aceptó a regañadientes. Miró a sus compañeros para confirmar la transacción y dejó la suave armadura sobre el mostrador con la sensación de estar siendo timada.

Antes de irme de Barovia juro que… -Hasta pronto amigo- Se despidieron y, literalmente, escoltaron al mago hasta la taberna.

Beth volvió a usar todas sus argucias de camino al pantano para sonsacar a Urik el acuerdo que tenía con Rodolfo. –Los secretos te consumirán como un ardor de estómago y no podré confiar en ti- Advirtió al paladín.

Al llegar al claro se toparon con el elfo arquero y quién sabe qué cosas más:

Solo soy un elfo normal y corriente. En serio.

-Traemos una acuerdo de paz y una propuesta de alianza…En serio- Respondió la clériga alzando su voz templada. -…¡Anda que no os hace falta! Pero si prefieres rechazarlo antes de escuchar los términos, yo lo respeto- Continuó cada vez más irónica. –Jo, yo que pensaba que los elfos eran muy listos, qué penita- Bajó la voz fingiendo que hablaba para sí.

Un movimiento entre los matorrales metió más presión a la joven, que sin embargo mantuvo una actitud resuelta.

-Tenemos un enemigo común y venimos a ayudaros con él-

La cosa de los matorrales se acercaba más y Ely abrió los brazos en señal de protesta

-El éxito está garantizado ¡Me lo han dicho los dioses a través de un cuervo!-

La joven reconoció lo que los acechaba* y lo susurró a sus camaradas, pero se limitó a embrazar firmemente el escudo sin atacar.

Observo el pantano sin notar muchas diferencias con respecto a como lo dejamos. Aunque reconozco que me gustaría saber si los espíritus guardianes de la pirámide siguen allí ahora que ya el templo del pantano no le pertenece a Stradh. En cualquier caso no importa nada, aunque estaría bien haber derrotado definitivamente a unos espíritus peligroso.

Observo al elfo que salta de entre los matorrales llevo la mano a la espada solar en un gesto casi automático. Como os han dicho venimos a hablar con vuestra líder. Bajad las armas, por favor.

Jasleem im lamaem...-masculló en élfico para sí.

Por el tono con el que lo dijo, podría ser desde un "todos los tontos vienen a mi bosque" como un "menuda responsabilidad me han encasquetado". Elyzabeth susurró al resto de sus compañeros que se acercaban dos lobos: uno por el margen izquierdo de la linde y otro por el derecho.

Mira... No estamos para bromas. Si por enemigo común te refieres a Valicia, ayer al amanecer se rompió el influjo que tenía en nosotros desde hacía siglos.

Elyzabeth sacó sus papeles para revisar qué había pasado ayer al amanecer. Justo en ese momento habían roto el Sello del Pantano de modo que la tierra de la que sacaba energías Valicia se había purificado.

Tenemos a esa ninfa prisionera y ya no podrá meterse más en nuestras mentes. Valicia ya no es nuestra líder, ahora vuelve a serlo Lobo Anciano y no voy a bajar las armas.

¡Y SÍ QUE SOMOS LISTOS!-gritó indignado.

Los lobos seguían acercándose, pero Elyzabeth notó un titubeó en el modo en el que el vigilante sostenía el arco: ya no estaba tan tenso, como si hubiese bajado su animosidad contra los humanos. Aún así, eso solo podía interpretarlo como que si huían los licántropos no iban a atacarles por la espalda. Seguían considerando ese lugar su territorio y seguían sin quererles allí.

Última advertencia: marchaos.

Afirmo sonriendo. Buena cosa es que os hayáis librado del control de la ninfa. Por cierto, de nada. Nosotros purificamos la energía del templo del pantano, que era la que alimentaba el poder de la ninfa, así que en esencia nosotros os liberamos.

Como dijo mi compañera, tan solo os pedimos que escuchéis nuestra oferta, que vuestro líder escuché nuestra oferta, y luego decidís. Con eso nos daríamos por pagados. ¿Lo ves factible?

Por cierto, de nada. Nosotros purificamos la energía del templo del pantano

Ely señaló a la paladina para subrayar sus palabras en plan: “Ahí lo tienes” o “chúpate esa”

-Está bien, no entraremos en vuestro bosque- Dijo dando un paso atrás para tranquilizar al elfo. –Nos marchamos- añadió haciendo un gesto a su grupo. –…Y como eres un buen súbdito del lobo anciano supongo que le contarás lo que ha ocurrido…Y claro está, querrá saber lo que habían venido a decir las personas que liberaron a su pueblo. - El tono de Beth era cada vez más dramático; casi insultante. –Pero se quedará con las ganas, porque el listo de como-se-llame los echó de mala manera. – La clériga dio otro paso atrás, pero, fiel a su estilo, le dio la vuelta a la situación para que pareciese una amenaza. -Nos vamos a marchar…Y es tu última oportunidad de recibirnos como es debido. Me ocuparé de que el Lobo anciano se entere de lo que has hecho- dijo señalando al elfo como ultimátum.