Partida Rol por web

Y no estaba, ¿no? -decía resoplanto Shiva-, ¿entonces? ¿Nos vamos?

Ni hablar... esas almendras... -pensaba Clopin-, sólo Rajáh puede hacerse con ella, sólo esa arañ...

Entonces la ardilla dejó de hablar. Un pequeño traqueteo interrumpió la conversación sobre el qué hacer, y donde estaba ese Rajáh, fuera quien fuera. Ocho patas avanzaban hacia vosotros. Un ser de otro mundo al que a tí te daban escalofríos. Sin embargo, cuando apareció esa especie de insecto negro y naranja, los rostros de la gata y la ardilla se iluminaron... Rajáh, aquella tarántula asquerosa, debía tener varios años ya, pues tenía varias canas en su cabeza. Aquella no fue la única sorpresa, pues al unísono aparecieron detrás de él dos filas de cienpies y orugas. Clopin susurraba algo así como "¡es él! ¡es él!", bastante emocionado, como si esa cosa fuera una especie de eminencia.

¿Quién repite tanto mi nombre? -decía la araña con voz solemne-. ¡Un sólo movimiento y mis súbditos os devorarán a todos! -se refería a su pequeño ejército de cienpies y orugas. La gata y la ardilla se cuadraron algo acongojadas. Tú arqueaste las cejas, pues eras muchísimo más grande que ellos. Sin embargo, eras tan inocentazo que aquella visión llegó a espantarte un poco.

Teníamos a Rajah delante nuestra, a Rajah y a su séquito formado por cienpies y orugas. HAHAHAHAHA...Bruqui empezó a temblar y a perder el equilibrio. Calmate, intenta a hablar con él...o ella...HAHAHAHHA- No moverse nadie, se piensan que les queremos atacar- Dijo en voz baja a Shiva y Clopin.

- Oh querido Raj..Rajas, Todopoderoso Rajá, Alabado seas Rájaal, Su excelenc... Bruqui empezó a decir cosas sin sentido. Entonces movió sus orejas para aclararse las ideas y comenzar de nuevo. Tenía que ser valiente y hablar con Rajah, para eso habían ido hasta allí- Le rogamos nos perdone señor Rajáh, no queremos molestarles. Necesitamos su ayuda. No venimos a hacer daño ni a pelear, solo queremos que nos ayude con unos humanos malos. Tu eres el único que puede hacer que esos encapuchados se vayan del barrio. Son malos, y entran en todas las casas, también pueden entrar aquí- Bruqui ahora hablaba deprisa y lo más claro posible. Miraba a Rajah de forma inofensiva, sin mostrarle amenaza, pero con miedo. Si luchaban contra esos invertebrados, acabarían aún peor que con la serpiente. Tenían que llegar a un entendimiento con Rajáh, de lo contrario habría que salir corriendo y huir de ese lugar. Claro que con un animal de 8 patas...correr tampoco era lo más acertado. No les quedaba más remedio que llevarse bien con el gran Rajáh.

La araña te miró después de que dijeras aquella sarta de sandeces de las que, además, Shiva aguantó la risa. Avanzando hacia delante se colocó delante de tí. No conozco ningún humano que no sea malo... -te dijo con voz algo tenebrosa-. Si por mí fuera, los envolvería a todos en tela mientras duermen, ¡uno por día! Y de ser así, en caso de ayudaros , ¿qué ganaría yo en todo ésto? -Clopin y la gata se miraron, levantando sus cejas y sus bigotes inconscientemente, pues eso no lo habían pensado-.

Bruqui miró para los lados y hacía Suva y Clopin...por si a ellos se los ocurría un posible pago para Rajáh. Pero por la expresiones de sus caras estaban igual que él. Ninguno había contado con eso. Todos creían que el todopoderoso Rajáh les iba a sacar las castañas del fuego...de gratis...por el amor al arte. Y por supuesto que no. Pero de pronto a Bruqui se le ocurrió una idea.

Alabado seas querido Rajáh- Bruqui seguía nervioso y peloteando a Rajáh...para no enfaderle- Claro que tendrás tu recompensa. Has de saber que no todos los humanos son malos, nuestros dueños son superbuen...el caso Rajáh- Bruqui se arrepintió de haber llevado la contraria a Rajah e intentó enderezar de nuevo su conversación.- Si tanto deseas envolver a humanos en tu tela, puedes hacerlo! Una vez que cojamos a los humanos ladrones son todo tuyos. Además serías famoso, todos sabrían que tu has echado a los ladrones del barrio. Pero si a tu deseas otra cosa, solo tienes que decirlo...siempre que entre dentro de nuestras posibilidades.

No debí decir la última frase, no debí decir esa frase, a ver que nos va a pedir el invertebrado este- Pensó Bruqui al acabar de hablar.

No es que fuera yo de buen comer pero el camino me había abierto el apetito. A cada plato que sacaban estaba más rico. Incluso probé algunos alimentos que no me hacían especial gracia como el cabritillo, pero ya que estabamos allí de gratis, aprovechaba. Solo me había bebido una copa y de buena mano sabía que no me podía pasar. No estaba acostumbrada a beber, es más nunca bebía. Pero en esos momento el vino me pareció un buen aliado, me veía en aquel lugar...rodeada de perros, de la alta nobleza con sus conversaciones banales, y algo tenía que hacer para pasar el rato -Traigan más vino por favor- Dije a una de las criadas que recogía los platos. Notaba como mis mejillas estaban rosadas y calientes. Entonces ví levantarse a Celao...un rato antes había prometido a mi esposo que no iba a coger nada ajeno y ya empezaba a arrepentirme -señor mio, porque será mi Celao tan aguafiestas. Pensaba resignada mientras le veía hablando con Fermín.

Esa serpiente -dijo la araña-, esa serpiente se ha colado en la casa de mis dueños, y ha intentado comerme. Cuando acabemos con esos de los que habláis, habréis de ayudarme a mí... Aquello te asustó un poco, porque os obligaba a buscar de nuevo a ese reptil cuando vuestro problema estuviera solucionado.

Trato hecho. Los humanos ladrones vienen de vez en cuando al barrio, e incluso podrían colarse en tu casa, Rajáh -dijo Shiva-. Lo mejor es que cuando regresen les demos una buena lección.

Sólo tendríais que llevarme ante ellos, y una vez me abalance sobre su cuerpo, no serán más que otra presa inmóvil -comentó pensando en la jugada-. Ahora marcháos, y cuando regresen hacedme una señal y acudiré. Kimberly, esa buho está siempre vigilando el barrio desde las copas de los árboles. Somos amigos, asique les diré que esté atenta a vuestras señales. Vamos soldados -dijo entonces Rajah a sus decenas de ciencipiés-, hora de volver al tarro, los dueños llegarán pronto-.

Clopin, Shiva y tú agradecísteis la ayuda de Rajah. Al menos aquel ser que mucha gente del barrio temía os iba a ayudar. O eso había dicho. Sin más que hacer allí, bajásteis las escaleras, fuísteis hacia la cocina y salísteis por la puerta que habíais atravesado antes. Los tres os encaminásteis de vuelta a vuestra casa. Esa noche dormísteis más tranquilos.

* * *

Al día siguiente, tus dueños se percataron de que cojeabas un poco, y decidieron llevarte al veterinario. Tú no quierías, por supuesto, y tu hermana Shiva se reía de aquel miedo irracional. Sin embargo, sólo te vendaron la pata durante unos días, y listo: ya estabas preparado para vigilar el barrio. Nueve días después, siendo plena noche, oístes ruidos en la planta superior. Estaba lloviendo, pero no fue eso lo que te despertó. Como siempre, estabas dormido en el salón, junto a Shiva. Aunque tú te despertaste, Shiva no. Tal vez tuvieran siete vidas porque dormían tanto. Qué pesadez.

El trato quedó así: Rajáh espantaba a los ladrones, pero a cambio nosotros tendríamos que ayudarle con la serpiente. Serpiente que ya conocíamos y que no era nada fácil atraparla, era escurridiza y muy ágil. Pero a pesar de eso aceptamos el trato.

En casa olía a galletas Nestle recien abiertas, y el ambiente era tranquilo, cálido...aiss cuánto lo echaba de menos. Había sido tan estresante salir del barrio, que una vez que acabarán con este asunto de los ladrones, Bruqui se tomaría un mes de relax. Intentó disimular su cojera pero no funcionó. Y una mañana le llevaron al veterinario...a rastras, tirandole de la correa, sus dueños le cogieron y le metieron para el coche. Bruqui gruñó, lloró, se hizo el dormido...pero nada funcionó. A Shiva le duró la risa y el cachondeito varios días. Al final le vendaron la pata trasera, no fue para tanto, fue más el circo que Bruqui formó para librarse del veterinario que otra cosa...Gracias al vendaje en unos días estaba como nuevo.

Nueve días después Bruqui y Shiva dormían plácidamente en el salón...pero algo despertó a Bruqui, un ruído en la planta superior. Sus orejas y olfato se activaron. En otra ocasión no lo habría dado importancia, pensaría que eran sus dueños....pero Bruqui no se fiaba y estaba que seguro que aquellos ladrones volverían.

Shiva, Shiva. Despierta. He escuchado ruídos en la planta de arriba. Shiva. Voy subiendo para arriba, alli te espero, vamos dormilona, arribaaa- Bruqui le daba con su pata suavemente para que la gata despertase. En lo que Shiva debaja de hacerse la remolona y despertaba....Bruqui se fue para las escaleras e intentando escuchar algo, comenzó a subir.

Corriste en solitario escaleras arriba. Al principio te dió un poco de miedo andar por la casa a oscuras, sabiendo que podría encontrarte al ladrón en el piso de arriba. Sin embargo, ya ibas en sobreaviso, y casi enseñando tus dientes a quien pudiera estar haciendo aquel ruido, te adentráste en la sala de los trastes, en la cual Shiva casi atrapa a Clopin una semana antes. Allí, en el alfeizar de la ventana, había un búho. Tenía las plumas grises, y los ojos anaranjados. Miraba al interior de la vivienda, pero todos sabíais que los búhos no ven a través de los cristales.

¡Es Kimberly! -dijo Shiva apareciendo por dentrás-, la búho que trabaja para Rajáh. Ábrele la ventana, Bruqui. Creo que trae noticias... Entonces, una vez la abriste a duras penas, la gata siguió hablando.

¿Qué pasa? ¿Alguna novedad por el barrio? -le preguntó-.

¡¡Brrrrrrrrr!! ¡¡Brrrrr!! ¡Brrrrrrrrrrrrrrrr! -aquella búho sólo sabía silvar, bueno, hacer un rugido estridente y repetitivo-: eso sí, movía su cabeza hacia atrás, como queriéndo señalar algo afuera, en la calle, tal vez cerca de la vivienda.

¡Vamos Bruqui!, ¡mueve ese culo! ¿Quee? -dijo Shiva, acariciándote con la cola-. Asómate a ver qué ves... Ya sabes que no yo no puedo -excusándose del miedo a las alturas-.

Kimberly? Bruqui se quedó callado intentando recordar, estaba aún adormilado y ese nombre no le era familiar. Movió la cabeza para aclarar las ideas- Ah si, el búho Kimberly...puede que nos traiga noticias de Rajah. Voy Shiva, ya voy, tu mejor mantente alejada de la ventana anda, no vayas a caerte...Bruqui se metio cariñosamente con la gata y se dispuso a abrir la ventana ¿Qué sucede? en lo que preguntaba movió la cabeza para ver que había detrás de Kinberly.

Shiva se apartó un poco, y te acercaste a la ventana para abrila. Una vez que lo hiciste y preguntaste al búho, ésta sólo volvió a emitir su rugido característico

¡¡Brrrrrrrrr!! ¡¡Brrrrr!! ¡Brrrrrrrrrrrrrrrr! -luego movió su cabeza hacia atrás y adelante, volviendo a señalar algo-.

Entonces miraste afuera, más allá de tu jardín. Las farolas del vencindario iluminaban la calle. Los árboles de los vecinos estaban quietos, y los coches aparcados. Las casas como en la que vivías permanecían tranquilas, muy tranquilas, todas cerradas al ser de noche. Al principio no notaste nada más, excepto cuando viste a dos tipos sentados en el interior de un coche, enfrente de la casa de la señora McDowell. Enesguida tu sentido se despertó, ¿quiénes eran esos tipos y qué hacían allí? Kimberly emitía de nuevo su característico ruido, y entonces entendiste que eran ladrones. Uno de ellos, en esos momentos, salió del vehículo, cogió algo del maletero y corrió hacia una de las casas (la vuestra no, otra). Entonces Kimberly te miró, esperando a que le dijeras algo.