Partida Rol por web

El pecho de Charlotte subía y bajaba al compás de su respiración y te sonrió, humedeciéndose los secos labios con la lengua. Cuando sacaste la mano de ella, un nuevo gemido acompañado de un arqueo de espalda.

Siguió respirando, boca arriba, con los ojos cerrados. Se echó una mano sobre la cara, vergonzosa de que la vieses en ese estado, aunque bastante contenta por que la hubieses llevado a él.

Un rayo iluminó la estancia, y al par de segundos, un trueno increible sacudió el exterior. la lluvia comenzó a golpear fuertemente los cristales, sonando incluso más fuerte que el trueno que seguía rugiendo. A Charlotte ya no parecía importarle nada.

 Jean-Michel se quedo tumbado a su lado, mirando como respiraba, acariciandola el pelo y oliendo el aroma a sexo de la habitacion. Su respiracion todavía era agitada, tenía ganas de mas. Miro por la ventana en dirección a la lluvia. Despues miró el reloj que había sobre la mesilla para saber cuanto quedaba hasta que amaneciera. 

Miraste el reloj y apenas eran las 10 y veinte de la noche. apenas llevabas dos horas y algo en la habitación, pero tantas emociones parecían haberte distraído un poco.

De repente y partiendo el sonido del agua, se escuchó un grito de Ethan, por toda la casa. Por su tono debía ir colocado con algo, o bebido, o puede que un poco de ambas.

- ¡PREPARADME EL CARRUAJE EN 10 MINUTOS, EL SEÑOR DE LA CASA SE VA A DAR UNA VUELTA!-

Charlotte dio un respingo, sentándose en la cama y te miró confusa.

- ¿A estas horas? ¿Con esta lluvia? Este hombre está loco...loco te digo, Jean...

Saltó de la cama y comenzó a buscar su ropa

 El hombre suspiró y sonrrió a la chica. Despues se levanto, la dio un beso y empezó a vestirse.

-Puede que un poco si Charlotte, pero es él que manda. Vamos, no te enfades, ya seguiremos con esto en otro momento. Tengo muchas ideas interesantes que podré hacer contigo-la dijo mientras terminaba de arreglarse.Despues la volvio a vesar y la guiñó un ojo mientras salía de la habitación.

En unos minutos la experiencia de Jean-Michel lo habia vstido y aseado y estaba caminando por el pasillo hacía la habitación del Amo. Cuando se cruzaba con algun otro criado le daba instrucciones sobre preparar rapidamente el carruaje o hacer algo de comida por si al Amo le entraba hambre a esas horas. Despues de tantos años Jean-Michel sabía loq ue tenia que hacer y como hacerlo para tener contento a Ethan.

Salisteis los dos vestidos de la habitación, ella iba, demasiado indiscretamente, colocándose el pelo.

Cuando salísteis de la habitación, la casa estaba completamente desierta. Era de suponer que si al Señor le daba el pronto, seríais tu y Minna, la sirvienta alemana, quienes dispusieseis y quienes llamaseis a otros sirvientes para que os ayudasen. Ahora solo restaba encontrar a Minna y a Ethan.

El segundo seguramente estuviese en su habitación, y la primera...vete tu a saber.

Charlotte refunfuñó algo molesta por tener que haber salido de la cama de esa manera.

- Jean-Michel, no creo que Minna haya salido a por los caballos con la que está cayendo...demos una vuelta y la buscamos, es más fácil organizarse cuando nos ponemos todos de acuerdo...

 Esta bien, Charlotte-le contesto el hombre-encontremosla rapido, pero si tardamos demasiado tendré que ir con Lord Ethan, no quiero que se enfade con nadie por demorarnos. Y menos si la culpa no es nuestra-dijo bromeando.

No tardasteis mucho en ver a Minna saliendo de una de las habitaciones, y dirigiéndose a la cocina. ¿A la cocina? ¿El señor había pedido también comida?
Peores cosas se habían visto, ciertamente.

Charlotte te sonrió y aceleró el paso tras de Minna.

Llegasteis a la habitación, hechos un torbellino. No habíais cerrado la puerta y Charlotte ya estaba devorándote los labios a la vez que desabrochaba tu camisa.

- Jean, a la cama, vamos a la cama...

Sus manos te recorrían frenéticas. Era increíble lo que cambiaba esa chica de puertas para adentro...y no eras tu el hombre que desaprovecharía aquello.

Tu camisa estaba cayendo al suelo y ella se afanaba en besar tu torso.

 Jean la cogio por los brazos y la lanzo contra la cama. De un salto se puso sobre ella y empezó a morderle con suavidad el cuello mientras con sus manos apretaban sus pechos y la empezaba a desacer los nudos de su vestido para empezar a desnudarla. 

-Vaya, que callado te lo tenías-murmuro antes de seguir besandola el cuello.

Ella estiraba su cuello, ofreciéndotelo, y te ayudaba a desnudarse.

- ¿Callado? ¿El qué me tenía callado? Dios...Jean, quítate ya eso...

Se movía debajo de tu cuerpo y se bajó la falda, regalándote su imagen en ropa interior y corset...Aquella chica parte de fogosa era treméndamente atractiva...lo opinabais tu y el bulto que crecía en tu entrepierna.

Siguió soltándose el corset, y su pelo ya estaba comenzando a enredarse por los movimientos, dándole ese sensual toque de bestia salvaje.

 Jean-Michel no la contesto, cuando los nudos del corset se hubieron desatado se los quito con fuerza y empezó a besarla en el pecho, deleitandose con cada centimetro de piel mientras se empezaba a quitar el tambien lo que le quedaba de ropa. Se quito los pantalones ayudandose y dando tirones con los pies. Poco a poco empezo a recorrer con su boca desde los pechos hasta el ombligo acariciando sus muslos con las manos y volviendo a subir sus labios hasta la boca de ella.

Ella respiraba agitada, de hecho lo llevaba haciendo desde que entrasteis por la puerta.

Su piel se erizaba a tu paso y la veías morderse los labios, con gesto de verdadero sufrimiento. os besasteis a la vez que notaste el contacto frío de sus manos con tu pene. Sus largos dedos lo rodeaban y sujetaban, a la vez que con el pulgar presionaba en la cabeza de este, mojándolo un poco y rozándote con él. El resto de su mano subía y bajaba por tu miembro, que se iba poniendo más duro por momentos.

La lengua de ella entró con ansias en tu boca, y te mordía, de vez en cuando, juguetona los labios, y te miraba con sonrisilla pícara y volvía a besarte.

Su mano incrementaba la velocidad y la presión, y poco a poco iba tomando una temperatura más cálida, aunque aun notabas sus dedos fríos y estimulantes, en cierto modo.

 Jean-Michel posó un dedo sobre el labio de ella y se separó de su boca. Si apartar la mano de sus labios volvió a bajar su cuerpo, dando pequeños besos desde su cuello hasta su ombligo, pero esta vez siguió bajando un poco mas, hasta notar una calida humdedad. Empezó a lamer con pasión entre sus piernas mientras que con su dedo jugueteaba y acariciaba los labios de la muchacha, que se afanaba en intentar lamer con su lengua. Jean-Michel movia la lengua en circulos y la introducía poco a poco notando como los musculos de la joven se contraian lo cual le excitaba mucho. y decidió seguir hasta que ella terminara o le ordenara parar.

Ella sonrió cuando vio que bajabas, pero no soportó mas de medio minuto tus lamidas. Te sujetó el pelo y te miró con los ojos llenos de lascivia.

- Deja de hacer eso y fóllame.

Se dejó caer en la cama con un resoplido que vino a significar "Joder, ¿no lo estaba dejando lo suficientemente claro?"

 Y no se hizo de rogar, se coloco encima de ella pero antes de que pudiera decir nada la dio media vuelta y la puso de espaldas a el, tumbada boca abajo en la cama. La dio un doloroso y placentero mordisco en el cuello, casi en la nuca y empezo a pasarle su miembro de arriba a abajo para humedecerlo. Veia como ella resoplabla y temblaba, mojandose cada vez mas y sin hacerla esperar se la metio dentro lentamente pero sin detenerse, notando como su vagina se contraia y apretaba fuertemente su miembro mientras gemian al unisono.

Su pecho erizado rozó las sábanas haciendo que ella gimiese con el contacto, tu mordisco solo la hizo enloquecer más. Alzó un poco su cadera, dejándote su sexo completamente indefenso ante tu duro miembro, que la rozaba y hacía gemir.

Cuando se la metiste viste como agarró las sábanas con fuerza y giró su cabeza, para mirarte, mordíendose los labios.

- Me encantas...Un gemido entrecortó la frase y se mordió el antebrazo, a la vez que tu comenzabas con tus empellones.

Podías notar su trasero terso chocar contra tu abdomen cada vez que arremetías, y sus gemidos apagados en el mordisco. Su cuerpo te abrazaba y notabas como se adaptaba perfectamente a tus formas, abrazándolas y haciéndote sentir como hecho para ella. aquella mujer era...

- ¡¡¡Ahhh!!! ¡¡AAHH!!

 Jean-Michel siguio moviendose, pero la cojio de una pierna cambiando la posicion, notando como su miembro entraba aun mas. Empezó a intercalar besos y pequeños mordiscos por su cuello y se deleitó escuchandola gemir de placer. Le dio una palmada en su culito mientras seguian haciendolo con la intencion de excitarla cada vez mas, sabía que por mucho que lo negase le encantaba aquello.

Ella gemía, gritaba con cada embestida. Notabas su interior cálido abrazarte con fuerza.

La palmadita sonó tersa y ella respondió con un gritito un poco más alto y una mirada de sonrisa felina. Sus ojos no dejaron entonces de mirarte, y se lamía los labios y gemía, sin apartar sus ojos de los tuyos, provocándote. A muchas mujeres les daba vergüenza mirar al hombre que le hacía "aquellas cosas" pero Charlotte era diferente, en tantos sentidos que te abrumaba.

Tras unos minutos de movimiento, echó una pierna por tu hombro, y te rodeó la cintura con la otra, quedando ella tumbada de lado. Costaba más llegar hasta el fondo, pero la nueva posición de ella te regalaba roces más intensos...amén de que la podías ver apretándose los pezones y jugando con ellos mientras tu seguías metiéndote en ella.

 Jean-Michel forzó la flexibilidad de la joven cuando se inclino sobre ella para besarla. En efecto Charlotte no dejaba de sorprenderle. Agarrandola de la pierna empezó a embestirla con mas fuerza y cada vez mas rapido. La follaba sin descanso una y otra vez, haciendolo con mas y mas fuerza. La observaba como ella seguía jugando con sus pezones y como le sonrreia pidiendole mas con la mirada. La volvió a dar otro azote, quizas sin tanta fuerza debido a la posicion pero estaba seguro de que ella lo disfrutaria igual.

No solo tu pudiste inclinarte, sino que ella se alzó para hacerte más fácil el beso. Se doblaba como si fuese de goma, y se sujetó a nu nuca con una mano para besarte con fuerza. Luego se dejó caer de nuevo en la cama, y bajó una de sus manso para masturbarse a la vez que tu la envestías.

Notaste como su piel se erizó completamente y cerró los ojos extasiada, por unos segundos, y luego volvió a mirarte, con cara lujuriosa.

- James... Gimió tu nombre Me encantas, James... Dio un nuevo gritito con el azote y sonrió. ¡Más fuerte! Un nuevo jadeo seguido de su lengua mojando sus labios provocativamente.