Partida Rol por web

Cada segundo que pasaba detestaba más este maldito sitio, y el odio se incrementó de forma exponencial apenas escuché la advertencia de Organa. -¡Tiene que ser una maldita broma!- Grité de la rabia mientras empezaba a moverme como podía, pero al ver como Lily simplemente se subía a un árbol, sabía que no podía dejarla. Rápidamente me puse el arco sobre mi hombro y en mi espalda donde también tenía un "carcaj" de flechas rústicas, y rápidamente me subí a uno de los árboles, quedando así solo 2 árboles de distancia entre Lily y yo.

Empecé a escalar el mismo, buscando alguna rama lo suficientemente fuerte donde sentarme sin que esta e partiera, y de tener una buena posición tomaría mi arco y flecha, pero antes de dispararle a uno de esos tres bichos, tuve una mejor idea. Colgué nuevamente el arco sobre mi hombro, y con la flecha en la mano la lancé justo donde estaban las tres bestias acercándose, esperando que con suerte se asustaran por el repentino movimiento y una atacara a la otra.

Efectivamente, Lucke y sus "hermanos" llegaron sanos y salvos a la orilla, al igual que Bill, mientras Andrés y Lily se subían a sendos árboles y conseguían la seguridad a base de disponer de altura.

Andrés pareció estar haciendo algo con las flechas, pero Lily únicamente estaba concentrada en no caer al agua. Oyó el grito de Bill diciendo que tenían que ayudar, pero allí no había más que unas cuantas piedras y eso no parecía ser suficiente como para acabar con aquellas criaturas.

Si habían conseguido llevarse a uno de aquellos pobres desgraciados, no serían nada sencillos de derrotar.

Luke parecía ansioso por la ausencia de Lily y empezó a removerse, inquieto, en la orilla, mientras las criaturas deambulaban buscando a sus presas, dentro del agua, bordeando los árboles en donde se encontraban subidos Andrés y Lily, y también la orilla.

Para sorpresa de Bill, Lucke salió a toda velocidad tierra adentro. Eso era algo que no podía entender. Lily no tenía tiempo de valorar lo que estaba haciendo porque preocupada por las criaturas que la acechaban, no podía fijarse ni pensar en otra cosa que no fuese en que estaba condenada.

Los radianos miraban confundidos en todas direcciones, nerviosos, hasta que finalmente, se decidieron por seguir a Lucke.

Mientras todos se desesperaban de una manera diferente, Lucke logró encontrar una raíz que se asemejaba a la había encontrado en el campamento; entonces se agachó, cerró los ojos... y sintió de repente como la energía fluía a través de sus nervios y se transmitía a la tierra que había bajo sus pies. Los demás radianos, intranquilos, lo imitaron, y entre todos amplificaron aquel extraño vínculo.

Para su sorpresa, el árbol pareció refulgir al contacto, y sintió como pudiese "oír" de nuevo todo lo que sucedía a su alrededor. Sentía las vibraciones de pequeñas criaturas moviéndose por todas partes, al tiempo que incluso podía localizar los movimientos de las serpientes, aun estando dentro del agua.

Y entonces, como algo se rompiera dentro del manglar, una especie de tromba hizo temblar todo el suelo. Al menos, eso fue lo que sintió Lucke, porque al contacto con la tierra, todo estaba aumentado. Al abrir los ojos y mirar vio como una manada de seres se acercaban corriendo hacia ellos. Eran grandes, y cuando llegaron hasta donde se encontraban ellos, todos pudieron ver que eran incluso mayores de lo que que habían supuesto.

Pasaron por al lado de Luke y los radianos y llegaron a la orilla, para sorpresa de Bill y los demás. Ni siquiera le prestaron atención a este, sino que gruñeron y rugieron hacia la orilla. Eran tres criaturas que medirían varios metros de alto, entre cinco y diez, y que golpeaban con sus nudillos la tierra, una y otra vez, como si estuviesen desafiando a las serpientes.

Por desgracia, cada golpe producía que todo el suelo temblase, que Bill y los demás perdiesen el equilibrio y que Lily y Andrés tuviesen que luchar para no caer al agua.

Lily conocía sus capacidades y correr por el agua no era uno de sus puntos fuertes. Así que había optado por subirse a uno de los árboles y sujetarse con fuerza. Andrés había hecho lo mismo que ella, manteniéndose a un par de árboles de distancia. El bonito rostro de la muchacha buscaba a sus amigos, Billy estaba en la orilla gritando, Lucke se removía inquieto de un lado para otro y Montenegro preparaba sus flechas por si la "cosa" acuática sabía trepar.

Voy a morir. Voy a morir....No resistiré mucho...

No eran los pensamientos más positivos del mundo, pero ¿cómo ser optimista cuando todo parecía temblar? Se aferró al tronco con más fuerza, y quizás debido a ello se cansó antes, sintiendo cómo de alguna forma su cuerpo se iba deslizando hacia abajo, como si la gravedad la reclamara.

- No puedo más, ¡Andrés!... ¡Me caigo!... - Quería llorar pero sentía que no tenía ni tiempo para permitirse ese lujo, así que apretó los dientes e intentó cogerse mejor, aunque los milagros no existían, era cuestión de tiempo dejarse vencer, no por falta de voluntad, en su caso, por limitación física.

¿Qué estaba ocurriendo?

Por un lado Andrés y Lilly luchaban por mantenerse en las ramas, por el otro, a la desbandada de los radianos tierra adentro le había seguido el surgir de aquellos gigantescos simios que, por suerte, parecían interesados de algún modo en atraer la atención de los sauropsidios que acechaban en el agua.

Bill caminaba en círculos presa de la desesperación que le causaba el no saber qué hacer. Caminaba de un lado a otro, alternando su atención entre sus dos compañeros colgando de las ramas con fugaces vistazos hacia la zona arbolada, buscando, sin éxito, algo que pudiese ayudarles.

Y fue entonces cuando se dio cuenta de la manera de aprovechar aquel hecho aparentemente fortuito para tratar de sacar a sus compañeros del peligro.

Salió corriendo nuevamente  en dirección al agua, tratando de no perder de vista las siluetas de las criaturas acuáticas, pendiente de si los tres grandes simios lograban atraer su atención. De ser así se la jugaría. Saldría corriendo en dirección a los mangles que refugiaban a Lily y a Andrés, dispuesto a ayudarles a refugiarse en la costa. Bill era consciente del peligro pero era la única manera que se le ocurría de poder ayudar. Y cuando había pedido a la pelirroja que priorizase su seguridad sobre la del resto no había sido un farol.

En todo el momento del peligro, de la nada aparecieron corriendo unos gorilas gigantes, dando golpes al suelo capaces de hacer temblar la tierra, y por consecuencia también los árboles donde estábamos. Sin pensarlo me aferré con mucha fuerza del árbol, antes de escuchar el grito de Lily.

-¡Lily, aguanta, agarrate con fuerza!- Grité a todo pulmón, ya preparándome para saltar hacia el agua en dirección de Lily si se caía, no importaba si esos bichos me partían a la mitad de un bocado.

La situación se estaba volviendo caótica por momentos. Lily comenzó a perder agarre y muy pronto, se encontró sostenida únicamente por una mano, para terminar cayendo al agua solo unos segundos después. En el otro árbol, Andrés estaba fuertemente agarrado por lo que no tuvo ningún problema.

Antes incluso de que Lily terminase cayendo, Bill se lanzó valientemente al agua y corrió en su ayuda, mientras Andrés se preparaba para bajar y rescatar a la muchacha. Estaba claro que ninguno de los tres, ni Bill, ni Andrés, ni Lucke, iban a permitir que a Lily le sucediese algo, si podían evitarlo.

La unión entre ellos era demasiado fuerte como para eso*.

Bill llegó con bastante rapidez, justo a tiempo para recoger a Lily del agua y levantarla, pero no tanto como para poder volver a subir al árbol. Justo cuando Andrés bajaba de un salto, los tres mokmoth, que se habían alejado de la orilla debido a los golpes de los gigantescos simios, rodearon a Lily y Andrés y se alzaron al unísono delante de ellos. Estaban atrapados.

Pero antes de que pudieran hacer nada, uno de los simios agarró a una de ellas con sendas manos y apretó con fuerza. Esto hizo que se revolviese, hacia él. Sin perder tiempo, el simio agarró una de sus fauces y tiró de ella, quebrándola de golpe.

Otra de ellas se revolvió y empezó a rodear al simio, lanzándolo al suelo, mientras la tercera se abalanzaba sobre uno de los brazos. La pelea ocasionó la llegada de otro de los simios y los cuatro se enzarzaron en una particular pelea en la que apenas podíais distinguir nada, puesto que se estaba produciendo medio sumergida, aunque los radianos estaban disfrutando del espectáculo, principalmente porque estaba teniendo lugar gracias a ellos y a Lucke.

En esos momentos, ni Andrés, ni Bill ni Lily parecía ser lo suficientemente interesante, así que teníais vía libre para alcanzar la orilla.

Lily se iba deslizando poco a poco por el tronco de aquel árbol, y por más agarre que intentase ponerle, acabó colgada de malas maneras de una sola mano. No tardó en caer al agua, notándola particularmente cálida, quizás por la adrenalina de su sangre o pudiera ser por la temperatura ambiental. Lo que la joven no esperaría era que Billy se lanzase de nuevo al agua y que Andrés descendiese, ambos buscando la posibilidad de ayudarle.

La joven sacó la cabeza del agua cuando el rubio Chadwick la recogió del agua, abriendo ella los ojos y visualizando a sus dos amigos, mientras el corazón le bombeaba a mil a la espera de que los mokmoth se los comiesen, o al menos eso era lo que pensaba, iba a suceder.

- Pero... ¡pero...! - Exclamó la fémina observando como cada uno de esos simios cogían a las criaturas acuáticas con fuerza, con la firme intencionalidad de destruirla. Comenzó una gran batalla en las aguas, varios simios contra los tres mokmoth y los radianos disfrutando de las vistas en la orilla - ¡Debemos salir de aquí! - Exclamó la pelirroja cogiendo a cada uno de sus amigos de las manos, dándose prisa, a pesar de no ser el centro de atención de las extrañas y violentas criaturas.

- ¡Gracias, gracias, gracias...! - Dijo varias veces a sus amigos, planteándose si ella misma hubiera tenido el valor para hacer lo mismo. Quizás pensase que no, pero cuando vio a su hermana en problemas no dudó en jugarse el tipo. Benz tenía una opinión algo pobre de sí misma, sin embargo en el momento de la verdad, podía ser mucho más valiente de lo que se pensaba. - No sabéis cuánto os agradezco que me hayáis ayudado... Os... Os... ¡Os debo un café!... - Café, aquella sustancia oscura era una delicia en el refugio 252, y de buen grado les serviría tazas repletas si en algún momento de su existencia, volvían a casa.

Había encontrado las raíces, y una vez "conectado", no fue lo único. Horror, desesperación y dolor, mucho dolor.

Estaba sumergido en el agua y algo lo retenía, luchaba con todas sus fuerzas para zafarse pero no parecía tener resultados. Algunas partes de su cuerpo le dolían intensamente, otras, ni las sentía. Lo estaban devorando vivo. Abría sus ojos debajo del agua y la podía notar rojiza, teñida por el color de su propia sangre.

Desde luego, no era el cuerpo de Freak, él tan solo estaba como visitante en el cuerpo del radiano capturado momentos antes. Fueron solo segundos, pero esos segundos los sintió como si hubiera sido en carne propia.

Sin saber si la suerte de su hermano fue la muerte o no, siguió buscando entre las "conexiones" cercanas. Concentrate, concentrate, hay que salvar a Lily, hay que evitar un destino como el de él.

Los encontró. Como un pájaro que vuela por primera vez sin saber por qué tiene el impulso a hacerlo, intentó comunicarse con unos primates cercanos para pedir socorro. ¿Era siquiera posible? El lenguaje no tenía palabras, ni letras, ni nada, solo emoción y la firme voluntad de mendigar ayuda para evitar que su amada amiga muera.

Momentos después, sentía el retumbar en el suelo por aquellas bestias enormes.

¡Funcionó!¡Realmente funcionó! No puedo creerlo.

En la orilla, vió que Bill ayudaba a Lily, sintió fuertes celos por un momento. Notó que Andrés también estaba allí y se alegró, el movimiento había salido bien por partida doble. Pero de repente todo se tornó violento, y Freak se apresuró a la orilla a ayudar a llegar a tierra a sus amigos mientras las bestias escamosas y los gorilas gigantes mantenían una épica batalla.

Ya estaba muerto, era mi fin, y al menos esperaba el ayudar a Lily y distraer a las bestias para que al menos ella viviera... De no ser porque los inmensos gorilas tomaran a esas serpientes y empezaran a destrozarlas. -¡Corran, corra, corran!- Grité, viendo finalmente como Bill estaba allí y trataba de sacar a Lily mientras yo solo esperaba a que fueran delante, antes de seguirlos hacia la orilla, con el corazón palpitando rápido y con fuerza mientras trataba de no caerme en ese río.

Al llegar a la orilla fue casi gateando, tambaleando un poco las piernas antes de levantarme del suelo y darme la vuelta, mirando ese espectáculo violento en silencio, sin tener ninguna palabra saliendo de mi mente como para decirla en alto.

Mientras la batalla continuaba en aquel cenagal, vosotros os reuníais en la orilla, aliviados por la salvación de Lily, y también por la de Andrés. Los radianos mostraban su alegría abrazándose y se acercaron a saltos hacia Lucke, que también los felicitó por lo que habían hecho.

Aquella nueva habilidad que habían descubierto, se había mostrado como ser más que útil, porque en este caso, les había salvado la vida. Nadie entendía muy bien cómo había ocurrido, pero el hecho era que la naturaleza les había puesto en peligro y salvado al mismo tiempo. Era como si el cielo y el infierno conviviesen para enfrentarse eternamente en aquel lugar, misterioso pero sobre todo, lleno de amenazas.

Organa había asistido a toda la escena con la boca muy abierta, y cuando todavía luchaban aquellos gorilas, se aproximó a Lucke y los radianos, como si los estuviese mirando por primera vez. Después, se volvió hacia el resto.

-No sé cómo lo ha hecho, pero parece que... bueno, que pueden llamar a los animales o algo así. Es increíble.

Le costó un poco recuperarse de la sorpresa, pero finalmente lo hizo, y miró a su alrededor para orientarse.

-Creo que no estamos muy lejos, pero todavía nos queda un trecho y no estamos aún libres de peligros. Pero cuanto antes iniciemos la marcha, antes llegaremos.

Tras decir aquello, todo volvió a retumbar, pues los simios habían acabado por hacer huir a los mokmoths, y ahora se golpeaban el pecho y rugían con fuerza. A Lucke no le hacía falta oír para entender aquel gesto y sentirse feliz por ello. Ahora os esperaba otra caminata por delante, y los árboles no presagiaban que fuese a ser fácil.

Mientras avanzabais, el ambiente se volvía más húmedo y nebuloso si cabía, y el terreno, más inhóspito.

Bill se encontraba completamente fuera de lugar.

Una vez pasada la adrenalina del haber evitado una muerte segura e inminente su cabeza empezó a tratar de buscarle explicación a aquello que estaba diciendo Organa.

¿Aquellos monos gigantescos los habían convocado los radianos mentalmente? No tenía ningún sentido... Y por más que trataba de buscarle cualquier tipo de explicación lógica sus esfuerzos eran infructuosos. No conocía nada parecido a eso en el mundo animal o vegetal, y que la radiación pudiese provocar semejantes habilidades... era de locos.

Inmerso en sus pensamientos, casi como si se encontrase ausente, se dedicó a seguir al grupo, hasta que tras un rato cayó en la cuenta de algo que, si daba por cierto aquella especie de conexión natural, era la opción más lógica para proceder.

-Un momento. Si ellos pueden atraer a semejantes criaturas... ¿Por que no hacer lo mismo cuando lleguemos a la Mina? No disponemos de armas, pero con dos o tres simios de estos no las necesitaríamos para nada...

Llegar a la orilla había sido una liberación. La pelirroja pudo observar a los radianos felicitándose entre ellos y también con Lucke y, si analizaba bien lo que había sucedido, se sorprendería al ver la naturaleza al servicio de la humanidad, puesto que ésta les había salvado. Fuera como fuese Lily no podía siquiera intuir que Lucke estaba detrás de todo aquello. Sin embargo, al llegar hasta tierra firme, o mejor dicho, orilla embarrada, abrazó a su amigo, a los tres y por turno, puesto que en sus rostros había visto la angustia de que se quedase atrás, parando su avance para no perderla, una clara señal de que la querían.

- Gracias, gracias a todos... - Comentó la mujer con lágrimas en los ojos, completamente emocionada. Fue entonces cuando observó los gorilas a lo lejos y su imponente lucha - ¿No es buen momento para seguir? - Estaba claro que la fémina temía que aquellos enormes primates cambiaran de idea y fueran contra ellos.

Las palabras de Organa fueron clarificadoras, haciendo responsables a los radianos y a Lucke del éxito obtenido haciendo que Benz pestañeara un par de veces, aún asombrada por el resultado obtenido. Salvar la vida cuando te veías muerta, era un gesto para no olvidar jamás.

- Lucke - Se señaló a ella, luego se abrazó con los dos brazos y le señaló a él. Le había dicho un "te quiero" muy sentido, culminando aquella comunicación no verbal en un profundo abrazo. Ellos siempre se habían entendido, y Lily siempre le había querido, en el vault era algo evidente, la mayor defensora de las particularidades de Freak siempre era la pelirroja, y nadie le discutía porque se jugaban el café y el pastel de ruibarbo.

Chadwick hizo un comentario sobre las posibilidades de llevar unos cuantos simios con ellos - Pero, ¿y si se enfadan por algo y nos atacan? - Y es que la idea de llevar una bestia enorme al lado, a la pelirroja le daba más que miedo, pánico.

Cuando Freak recibió el abrazo de Lily sintió como el palpitar de su corazón se aceleró a mil por horas, más aún que cuando se toparon con el primer mokmoth.

Era la forma en la que la pelirroja le decía "te quiero", pero también era una forma en la que Freak quedaba petrificado sin saber que hacer.

¿Es este el momento que he estado esperando después de tantos años? Podía sentir el agradable calor de los brazos de Lily y el ritmo de la respiración de su pecho pegado junto al suyo. ¡Tiene que ser! Acabo de hacer algo increíble, si no es ahora nunca volveré a tener tanta confianza... ¡Si! Es ahora cuando le demostraré mi amor.... ¡La besaré!

Freak se había decidido después de años y años de esperar el momento oportuno, pero justo en el instante en el que agachaba su cabeza, la pelirroja se dió vuelta para hablar con Bill Chadwick a saber de qué tema ya que no podía escucharlos.

Tu... Maldito botánico... ¡Lo has estropeado! Los celos que sentía Freak se habían incrementado, aumentado su rechazo hacía el biólogo.

Al pasar junto a los radianos y notar que estos lo miraban, se percató de que su secreto ya no era tan secreto. Si yo puedo sentir lo que ellos... Entonces ellos... -Kaahhhahaha.- Reía nerviosamente. Se giró para continuar la marcha ocultado el rubor de su rostro. Supongo que no hay nadie que guarde mejor un secreto que uno de mis iguales, después de todo, no podemos hablar. Se acercó a ellos.

Desde que abandonaron el bosque veía cada vez menos "raíces" de las cuales lograba hacer la conexión con el ecosistema infectado con la misma espora que él, y era probable que cuando lleguen a la mina ni siquiera se encuentren allí. Necesito saber más de esto. ¿Podremos ejercer nuestra voluntad sobre la de los animales? ¿O solo lo logramos recién porque los simios ya veían a esas bestias cómo enemigos naturales y solo faltó un empujón? Apoyó su palma en el pecho de los radianos. ¿Podremos volver a hacer algo como esto? Les preguntó en un lenguaje que no era de palabras, sino de pura percepción emotiva.

-No lo creo.- Dije finalmente apartando mi vista de los simios mientras me uno al grupo. -Si es cierto, Lucke y los Radianos pudieron controlar o llamar a esos Simios, y de seguro pueden ser inteligentes o tener otro motivo para ayudarnos... Con tal de que le demostremos que estamo sagradecidos, y obviamente no les hacemos daño, tal vez podrían acompañarnos.- 

Y así seguí a los demás, sin poderme quitarme de la mente esa escena delos gorilas y los Mokoth, totalmente mudo.

El camino se volvía cada vez más nebuloso, por lo que avanzar resultaba complicado. Parecía que la zona con más agua la habíais dejado atrás, pero todavía sentíais y de vez en cuando veíais una profunda humedad alrededor de vuestros pies. Organa lideraba el grupo, junto a Lucke, que casi podía decirse que "brincaba". Tras ellos, Lily, Bill y Andrés, y los radianos. Era una extraña columna que no obstante, caminaba con paso seguro.

Sin embargo, cada vez resultaba más complicado mantener la fila, puesto que ver más allá de unos pocos metros se estaba convirtiendo en algo casi imposible.

Por ese motivo, en un momento determinado, oísteis todos una especie de chapoteo, pero no lograsteis distinguir absolutamente nada al volveros y mirar a vuestro alrededor, salvo los árboles que os rodeaban, y para cuando os disteis cuenta, los radianos habían desaparecido.

Ya no estaban con vosotros.

-Nos estamos empezando a separar, Bajad el ritmo- trató de advertir a la cabeza de aquella extraña fila, si bien ya era tarde pues cuando lo dijo ya había perdido de vista al primero de los radianos que caminaba justo detrás de Andrés.

-Organa, ¿Que es este lugar...?-preguntó agachándose para tratar de averiguar sobre qué estaban caminando puesto que aquella espesa bruma baja imposibilitaba ver los pies o lo que había bajo estos.

-¿Y donde se han metido los radianos?- preguntó tratando de ver algo pero sin osar separarse del grupo para no desorientarse.

-Que alguien se ocupe de Lucke. Si se despista y le perdemos de vista no podremos llamarle y lo perderemos-advirtió tratando de prevenir una situación aún más desesperada