Partida Rol por web

Me llevé mi cerveza a la nueva mesa, así que la alzo a modo de saludo hacia los nuevos allegados.

-Yo soy Axe, siempre es un placer conocer a nuevos amigos aunque sea en extrañas misiones.

Sonreí, al recordar que así fue también como acabé con mis compañeros Mut y Angainor. La vida y las aventuras nos ofrecen casi siempre interesantes compañías de las que siempre se puede aprender, y si además la amistad se torna en real, es una bendición de los dioses.

-Cuéntanos todos los detalles que recuerdes, porque todo nos ayudará a dilucidar si fue algo real o quizás engañaron tu mente. La magia existe, los fantasmas también, y del mismo modo existen quienes de ello se aprovechan para hacer que crédulos suelten su dinero. ¿Qué hacías cuando ese ser apareció? ¿Qué te hizo pensar que era un fantasma? ¿Flotaba, acaso? 

En lo primero que mostrasteis interés fue en esa historia, en que la contara completa y en los detalles. También estrechó la mano a todos repitiendo sus nombres y agradeciendo vuestro interés.

- No, no dijo nada. Veréis, estaba todos muy silencioso, eso lo hacía más estremecedor. Y el fantasma apareció sobre el río. Había niebla y no se veía con mucha claridad, pero parecía flotar, y se movía si, pero no hacía mi, ni vi sus piernas moverse. Gracias a los Valar que no me vio y como podréis entender pise los pies en polvorosa ¿Y si traía la muerte consigo?

- Creo que... no estoy seguro de si estaba solo, había como un bulto junto a él. Como dije no me entretuve demasiado en comprobaciones

Suspiró y miró hacia el techo – Me desperté a mitad noche, era noche bien cerrada y no había luna. Pero no, no podría precisar la hora.

En cuanto a musgoverde – Forma... humanoide no sé. Es posible que llevara una capucha, algo estremecedor.

En cuanto a Mut – No tengo ningún problema enseñaros el lugar, pero lo de los ancianos... solo recibiréis descalificaciones en cuanto a mi, por favor, no les hagáis caso.

Y también hubo respuestas para Axe – Ya os conté los detalles y... yo... bueno, me sentía mal de la barriga y di un paseo para ver si... ya sabéis – Se puso un poco colorado – Mis pasos me llevaron en dirección al río y allí lo vi. Si, parecía flotar y no sé había algo extraño en el ambiente, una sensación que no se puede describir.

- Interesante... - musito pensativo - Creo que lo mejor es que mañana inspeccionemos la zona y nos apostemos en varios puntos para ver si el fantasma aparece podamos verlo y si tenemos suerte intentar aproximarnos a él.

Un fantasma de nuevo en nuestro camino, esperemos que no sea vengativo o al menos que no sea agresivo con nosotros.

- Lo mejor es evitar enfurecerlo para evitarnos problemas. En La Comarca, la tierra de la cual procedo, a los malos espíritus se les ahuyenta con sal...podríamos llevarla por si acaso.

Espero que los cuentos de fantasmas de mi viejo tío Hamfast y sus soluciones sean reales porque si no tendré una conversación con él cuando regrese a La Comarca.

-Uhm. - murmuró el viejo al tiempo que se mesaba la barba pensativo.

Escuchó las descripciones que daba el bardo con sumo interés. Parecía que, al menos en una primera impresión, decía la verdad sobre todo aquel misteriosos asunto. Pero aunque así fuera, podría haberse confundido y asustado con cualquier otra cosa que no fuera realmente un fantasma. En la noche, todos los gatos eran oscuros, y los fantasmas abundaban hasta en los tenderos con ropa olvidada mecidos al son del viento. Pero el interés de Musgoverde, de haber realmente un fastasma allí, estaba en el tipo de fuerzas que le hacían permanecer en este mundo. Quería comprenderlo, no ahuyentarlo.

-Así seguro que lo enfadaréis. - Le dijo al hobbit con una sonrisa amistosa. - No es plato de buen gusto de nadie que le arrojen sal a la cara. Además, puede que, como en el caso que ha expuesto vuestro compañero, necesite ayuda para encontrar la paz y poder partir.

Se mostró de acuerdo, en cambio, en la estrategia del hobbit para acercarse hasta él. Aunque esperar hasta el día siguiente le parecía demasiado tiempo para satisfacer su curiosidad.

-Podríamos ir esta misma noche. - Propuso.

-No es mala idea, Musgoverde. Las leyendas cuentan la preferencia de los espectros por la oscuridad, así que quizás las probabilidades sean mayores al ir de noche. Mi pueblo es más práctico que supersticioso, así que apenas conozco cosas que puedan ayudar a auyentar a un espectro, o a conjurarlo. La sal no será problema. ¿Qué me decís de algún amuleto mágico? ¿Alguien posee alguno, o conoce algo de magia? 

No estaba mal el ser precavidos, tanto si el fantasma era real como si no. Ahora lamentaba no haber atendido más a las historias que los ancianos contaban ante la hoguera en frías noches invernales.

Mucho me repitieron que eran fuente de sabiduría, pero la vanidad de la juventud y la premura por vivirlo todo de golpe me hacían por aquel entonces ser inquieto, e ignoré sus palabras muchas veces. Quizás alguna de aquellas historias me hubiese sido útil ahora.

"Bien podría ser lo que dice el muchacho, bien podría ser otra cosa y con la oscuridad, la niebla y el miedo, lo confundió con un fantasma", pensaba mientras iba escuchando cada una de las respuestas que Farahail nos brindaba.

- Olvidé preguntar si alguien más ha visto a este fantasma, ya sea por el lugar donde los has visto o quizás en otro lado... una criatura como esa, más con una guadaña, no pasa desapercibida- consulté al hombre mientras daba unos tragos a la bebida.

El comentario de Mut y la respuesta de Musgoverde dibujaron en mí una sonrisa, y la idea de visitar el lugar para saber un poco más me pareció interesante.

- También creo que lo mejor sería ver la zona esta misma noche. Y de llegar a aparecer intentar lo que nuestro compañero dice, tratar de aproximarnos e incluso hablar- agregué, rascando un poco la barba y dando algunos bocados mientras tanto.

Comienzan a surgir ideas y propuestas en el seno del grupo, además de como afrontar la problemática. Farahail no pudo evitar sonreír cuando Musgoverde dijo lo de que no era plato de buen gusto que te echaran sal a la cara.

Negó con la cabeza y acompañando el movimiento alzando los hombros – Supongo que no. De ser así alguien me hubiera dado la razón,no es la primera vez que cuento lo que vi, y todos me toman por loco. De ahí la presente propuesta que les presento.

Las ideas iban tomando forma y parecía ganar peso lo de inspeccionar el lugar esta misma noche – Por mi no hay problema, cuando queráis os llego al lugar. Incluso ahora mismo que aún no es noche cerrada – Una sonrisa nerviosa parecía delatar que no le hacía demasiada gracia volver de noche, pero seguramente accediera en caso de insistir.

En cualquier caso ya parecía haber contado todo lo que sabía. Solo faltaba afinar el plan o simplemente comenzar.

Un pequeño paseo antes de dormir no nos vendría mal, incluso nos ayudaría a dormir mejor seguramente.

- No veo mal lo de ver el lugar ahora la verdad pero como somos un grupo esperaré a que decida el resto. Este tipo de decisiones deben ser por mayoría... - digo mientras miro a mis antiguos y al nuevo compañero. Detecto los nervios de nuestro contratante y comento lo siguiente - Aunque si usted lo prefiere podría solo indicarnos el lugar o guiarnos hasta cerca para que no reviva ese recuerdo del fantasma. Por propia experiencia sabemos que puede ser algo traumático un encuentro con un espíritu de otro mundo...

Miro mi pinta y aunque me gustaría tomarme un par más si vamos a salir esta será la última de momento. 

- Lo mejor será que disfrutemos de lo que nos queda de pinta y luego tras acomodarnos prepararnos para salir a reconocer la zona. Mejor ir preparados para cualquier imprevisto.

Acaricio el pomo de mi espada corta al pronunciar la palabra imprevisto. 

Musgoverde ladeó ligeramente la cabeza e hizo una mueca cuando Axe preguntó si alguien conocía algo de magia.

-Bueno, de joven me inicié en los conocimientos de la Canción de Eru y la canalización del poder de los Valar... Eso que se suele llamar magia. -Aclaró con una sonrisa. -Pero creo que mis conocimientos no serían suficientes para lidiar con un problema semejante. Siempre me centré más en la... naturaleza viva, digámoslo así.

La perspectiva de indagar en aquel misterio de inmediato era sin duda excitante. Además, parecía que aquel grupo tenía experiencia en tratar con temas como aquellos con anterioridad, lo que provocó admiración hacía ellos por parte del anciano. Sentía que había desperdiciado toda una vida vagando por los caminos en busca de plantas extrañas y animales curiosos, y sin embargo ahora añoraba la acción de una buena aventura.

-A buenas horas, viejo. - Pensó para sí. Lo que no se había atrevido a decir en voz alta era que prácticamente había olvidado todos los hechizos que conocía a excepción de unos pocos que había seguido practicando durante aquellos años.

El anciano tomó su pinta y la fue agotando mientras el resto hacía lo propio. También tomó un par de cucharadas de su plato de guiso, aunque separó la carne y dejó una cantidad considerable de comida en él.

-¡Cuando queráis! -añadió animado haciendo indicar que ya estaba listo.

Asentí a mis amigos, presto ya a ponerme en marcha. Alcé de nuevo lo que quedaba de mi cerveza, aún fresca a pesar del cálido ambiente de la taberna.

-¡Así sea, allí iremos! -opiné, bebiendo seguidamente.

El descanso había sido breve, pero supimos aprovecharlo. Siendo hombres de aventuras, cualquier tiempo en que podamos hallar paz es bienvenido, y así había sido ahora. Me sentía reconfortado y deseoso de saber qué nos encontraríamos en el lugar donde iríamos a buscar a ese ente asustador.

-Musgoverde, más vale alguna magia que ninguna. Llegado el momento, todos aportaremos nuestro talento... El mío es más dedicado al combate, me temo. Soy hombre de acción, más que de palabras. Seguro que nos sorprendes con tus habilidades, amigo. -dije de modo afable a nuestro nuevo compañero.

-Angainor, por cierto... Quizás no nos venga mal la ayuda de los uncas, deberíamos llevarlos. Son excelentes rastreadores, y buena ayuda de combate. ¿Te parece bien, amigo? Seguro que estarán deseosos de uno de nuestros paseos, jajaja

La mayoría del grupo se mostró de acuerdo con hacer una inspección esta misma noche, pero primero habría que terminar con la cena y las cervezas. Si había que ver a un fantasma, mejor hacerlo con la tripa llena.

A Musgoverde comenzó a picarse el gusanillo con las experiencias que insinuaban los otros tres, seguro que el viejo en sus búsquedas particulares había dado con cosas curiosas, pero seguramente no tan singulares.

Angainor se mostró conforme con sacar a los Uncas de paseo, ya iba siendo hora también que comenzaran a mostrar su valía.

Así pues y pasados unos pocos minutos, tanto con la sed como con el hambre saciados, el que quiso pudo ir a donde se le había asignado catre y dejar alguna de sus pertenencias. El que parecía dudar era Farahail, pero finalmente – Está bien, os indicaré el lugar, pero seguramente no me quede... ¿Vamos pues? - Propuso al resto para levantarse, pero primero se acercó al posadero y saldó todas vuestras cuentas. Luego se dirigió afuera donde esperaría la salida del resto.

Al ver que el resto del grupo se animaba a partir, Musgoverde tomó el plato con la comida sobrante y se levantó de la mesa anunciándole al resto del grupo que les esperaba fuera. El anciano salió de la posada con el plato y se lo dio a un chucho de color canela, pelo corto y patas manchadas de barro. El can tenía las orejas puntiagudas y el morro alargado y movía alegremente la cola a la espera del plato de comida que le brindaba el viejo y se relamía con ansía. Cuando hubo terminado de comer, Musgoverde devolvió el plato al posadero y se quedó esperando al resto en el exterior junto al perro. 

-Este es Huesos, por cierto. - Les dijo a los demás. Huesos los olisqueó con cierta desconfianza, orejas gachas y sin dejar de mirar a su compañero humano para constatar que no representaban un peligro. Al ver que Musgoverde los trataba con amabilidad, el perro pareció confiar en ellos y relajarse, aunque manteniendo todavía las distancias por si acaso. 

Asentí a lo comentado por Axe, los Uncas ya eran lo suficientemente grandes como para ayudarnos; además necesitaba dejar de proteger tanto a Samman pues mi compañera ya no era la pequeña que había encontrado en el bosque.

Una vez nos informaron las habitaciones, decidí dejar para después la visita al cuarto y me adelante para salir detrás de Musgoverde, al tiempo que le encontré junto a un perro que parecía conocerle bien.

- Un gusto, Huesos, mi nombre es Angainor- le dije al animal mientras le extendía la mano para la olisqueara un poco-. Espero que te lleves bien con los pequeños. Están algo enloquecidos, pero eso es porque aún son algo cachorros- concluí, intentando rascarle un poco la cabeza.

Saludo al peludo amigo de Musgoverde y espero que se lleve bien con los uncas aunque no creo que haya problema ya que son bastante juguetones.

Luego subo a la habitación para dejar la manta, las raciones de viaje y los utensilios para cocinar. Aunque me llevo la sal en el zurrón por si las moscas. Las armas sí que las llevo no porque tenga miedo del fantasma pero estando en una zona donde pueda haber animales es preferible estar armado.

- Yo estoy listo, vayamos al encuentro de ese fantasma...

Otro comienzo de aventura, quién le diría a mi familia que su pequeñín ahora era un aventurero que había visto ya muchas cosas. Más que los Tuk y los Brandigamos juntos seguramente.

-Seguro que sí se llevarán bien - comenté a Mut sobre la nueva relación de los uncas y el perro. No hacía mucho que conocía a Samman y Viento, pero además de leales y fieros siempre resultaron inteligentes. Sabían perfectamente cuándo somos atacados y cuándo quienes nos rodean son amigos. En este caso, intuyeron con precisión de nuevo a los recién llegados al grupo.

-No perdamos tiempo, pues la oscuridad nos acecha y de noche cualquier ruta es peor que de día. Emprendamos la marcha, ¡y que los dioses nos guíen y acompañen en esta nueva aventura!

Si lo que sentía eran nervios, quizás fuese así. Siempre dudo entre lo que pueda pasar, y pienso en finales terribles al emprender misiones como ésta. Pero la disciplina que los viajes y la vida me estaba imponiendo hace que pueda sobreponerme a esos funestos pensamientos, y comenzar a andar con paso firme hacia una nueva historia que vivir.

Al principio el perro gruñó a los Uncas y estos se pusieron en guardia y en disposición de atacar. Pero todos los amos se encargaron de tranquilizar a los animales y les dejaron unos segundos para que se acostumbraran unos a otros. El perro no era agresivo y eso ayudó bastante.

Por lo demás cuando todos estuvieron dispuestos comenzaron la marcha, encabezada por el juglar. A partir de ahora convenía fijarse en todo, hasta quizá en la dirección. Salisteis por la puerta de la ciudad por donde habíais entrado hace unas horas. Farahail saludó con un ademán al guardia.

Pero tras salir tomó una dirección distinta al camino principal, había otro camino que se acercaba al cauce principal del Anduin. En camino pasaba entre una granja y una vieja torre. Proseguí unos doscientos metros más y salió del camino para dirigirse directamente al río. Se subió a unas rocas y señaló hacia el río, en dirección sur – Yo estaba aquí en estas rocas. Y el fantasma lo vi por allí. Había una niebla fantasmal y todo estaba silencioso.

Tras salir de la ciudad llegamos al sitio donde Farahail vio al fantasma. Decido entonces intentar usar mis conocimientos como rastreador y ver si puedo aclarar algo.

- Rastrearé un poco la zona, no sé si lograré algo con esta luz...pero lo intentaré...

Las pintas de cerveza que me he tomado tampoco ayudan demasiado a mi idea de rastrear. Quién le diría a un hobbit que rastrear está reñido con beber cerveza, pero al parecer es así. No estoy logrando ver demasiado aunque tampoco es que contara que un fantasma dejara huellas. Pero en ese momento se me ocurre hacer un par de preguntas.

- Era niebla baja ¿no?¿recuerdas si era niebla se movía?...si parecía venir de alguna dirección en concreto... - hago una pausa y añado - ...Dices que no se escuchaba nada...¿no escuchabas el fluir del río?

El silencio absoluto podría ser algo característico de la magia. Un área que estuviera silenciada, eso podría indicarnos algo. Sonrío al pensar en Lorgan, mi viejo amigo dunadán del que lamento cada día su pérdida. Sus conocimientos de magia nos habrían venido bien pero parece que Musgoverde conoce los senderos de la magia por lo que ahora él es el nuevo experto.

- Musgoverde, tú que conoces los senderos de la magia. ¿Alguna sugerencia?

En cuanto llegaron a la zona pudieron ver que el habitual rostro risueño y alegre de Musgoverde se había cambiado por otro de seriedad y concentración. Dirigió su pasos hacía la zona del río, no enfrentándola directamente como hacía el resto del grupo sino dando un pequeño rodeo alrededor. Inspeccionó la orilla, las rocas y los alrededores, en busca de cualquier indicio o pista. Luego hizo un gesto a Huesos para que se acercara y olisqueara allá donde el juglar había descrito que se había producido la aparición. El perro dirigió allí su hocico y luego comenzó a buscar alrededor, con la cola estirada y la cabeza gacha, caminando en círculos hasta que lograra detectar un rastro y empezara a seguirlo.

-Depende de a qué tipo de magia nos estemos enfrentando. - Le respondió a Mut. -Buscad cualquier cosa que os llame la atención, que no debería estar aquí. Si es un espíritu errante deberíamos buscar su tumba y si es magia invocada tal vez alguna runa o símbolo que nos alerte de su presencia o del lugar donde suele aparecer.

Siguiendo a nuestro nuevo guía, la conversación no fue mucha. Yo me iba fijando en los detalles, sobre todo tras dejar el camino que nos era más familiar. Ahora que estábamos en el lugar, sin duda era tiempo de aplicar todos nuestros sentidos para averiguar lo que habíamos venido a aclarar.

-También yo trataré de encontrar alguna cosa, Mut. Separémonos un poco, y a ver qué podemos vislumbrar. Yo descarto el fuego por ahora, pues atraería atenciones indeseadas. Musgoverde, amigo, buscaremos lo posible. Angainor puede encargarse de los uncas mientras, quizás olfateen algún rastro.

Intenté forzar mi vista y recrearme en los pequeños detalles, buscando runas como sugirió Musgoverde, o cualquier cosa que se saliese de lo común. Mi vista no era mala, pero el terreno y la oscuridad no ayudan cuando de buscar algo se trata. 

Me desesperaba no encontrar cosas al buscarlas. Mi paciencia era terriblemente limitada. En eso admiraba a Mut, y su raza tranquila y sosegada. A mí me ponía nervioso buscar algo sin saber qué buscar, y mucho menos no encontrarlo, así que de ese humor estaba. Traté de centrarme de todos modos, y seguí husmeando el terreno.