Partida Rol por web

La suspicacia y la precaución comenzaron a hacer mella en alguno de vosotros. Pero en este lugar la vida es dura y si uno no vigila sus pasos, peligrosa.

Con la incomodidad y lo poco de más que había que hacer aquí, decidisteis volver.

Devolvisteis la barca a tiempo y de paso pregustasteis al pescador por si vio algo extraño en las últimas horas. Tan solo os pudo decir que el tráfico es continuo en el río , pero no vio nada que le llamara la atención. También aprovechasteis para avisar a las autoridades. El guardia tomó nota mental de todo y os preguntó dónde os alojabais por si necesitaban preguntaros algo más.

Cansados y ya un poco hambrientos decidisteis volver  a la posada, un buen lugar donde comer, poder pensar un poco más y también con la esperanza de que el chico se encontrara mejor.

A estas horas había ya bastante gente. Habían retirado los dos jergones y habían puesto al chico en un sillón que ocupaba menos espacio. Pero algo parecía no andar del todo bien, estaba temblando de forma visible.

De regreso a la posada sin más contratiempos, lo primero que hice fue buscar con la vista al herido. Me sorprendió encontrármelo de ese modo, tan desmejorado todavía. Confieso haber pecado de optimista, y esperaba que hubiera ido todo mejor de lo que ahora parecía. 

El pobre muchacho temblaba como una hoja al viento, y eso no era buena señal en absoluto. Quizás tuviese fiebre por infección, o no lo sé.

-Allí está nuestro amigo -comenté a mis acompañantes-. No parece tener buen aspecto, acudámosle antes de que empeore. Quizás la fiebre haya hecho mella en él. Miraré en mi bolsa a ver qué hierbas tengo...

Me acerqué al muchacho, inclinándome sobre él.

-Hola, amigo. Sé que no te encuentras bien, hemos intentado curarte cuando estabas sin sentido. ¿Puedes hablar? ¿Cómo te encuentras?

No era tiempo de presentaciones, más bien de actuar a ver si remitía su malestar. Su salud era la prioridad, y además si nos contaba lo que ocurrió para ser herido, mejor todavía.

Al igual que Axe, el animista había esperado que las cosas con el muchacho malherido hubieran mejorado en ese tiempo. Le enfadó un poco que los posaderos lo hubieran movido de sitio para que estorbara menos su presencia en el lugar, pero que no estuviera nadie atendiendo su claro malestar. La fiebre parecía estar causando estragos en el joven.

-Mojad paños limpios en agua fresca y colocádselos en la frente. - Dijo Musgoverde. - Yo voy a avisar a doña Lyana.

- Ve rápido Musgoverde, el chico no tiene buena pinta. - comento ya que parece que la vida del joven está en peligro - Subo a por una manta por si no fuera cosa de la fiebre y si es necesario podemos darle alguna hierba curativa para que se encuentre mejor aunque de eso sabrá mejor la sanadora.

Subo rápidamente a la habitación y cojo una manta para poder calentar al joven si no es la fiebre lo que le hace temblar.

De regreso a la posada, con algunas respuestas y también muchas preguntas, me alegré al ver que el muchacho estaba al menos, en una posición diferente. Por sus temblores quedaba claro que aún distaba mucho de encontrarse recuperado, pero era un comienzo y teniendo en cuenta el estado en el que lo había encontrado, sin duda una enorme mejora.

Lentamente, me acerqué a él hasta colocarme a su lado, y puse una mano sobre una de las suyas.

-Me alegra que estés todavía con nosotros. Anoche estuviste a punto de irte, ¿lo sabes? ¿Cómo te encuentras? -le pregunté con suavidad.

Mientras estaba con él, los demás se pusieron en marcha para intentar que se encontrase mejor. Una manta o un paño caliente ayudarían, desde luego. Pero quizás también se animase al ver que no estaba solo.

-Puedes... ¿contarnos lo que te ocurrió? -dije a continuación, sin apartar la vista ni tampoco la mano.

Todos os preocupasteis de inmediato por el chico por su estado, pero por su estado no iba a ser capad de responder a ninguna pregunta. Lo atendisteis con paños en la frente y el animista fue a buscar a la doctora.

Por suerte cuando esta llegó el chico volvía a estar calmado, de todos modos le puso la mano en la frente, en la herida y ya aprovechó para cambiarle el vendaje – Puede que haya sido un pequeño ataque, a veces esas cosas pasan. No veo cambios con respecto a esta mañana. Los primeros dos días son cruciales, si los supera ya habrá pasado lo peor. Pero ahora mismo solo podemos esperar.

Y quizá sea así, confiar en que sea capaz de superar la crisis; y entonces, cuando pueda hablar, resolver cuestiones sobre lo que ocurrió en el río.

Hay que tomarse las cosas con calma, pero por el momento vuestras tripas rugen de nuevo.

El animista se sintió aliviado de que el muchacho se encontrara mejor cuando él regresó con la curandera, sus compañeros habían cuidado bien de él durante ese rato y los paños frescos pudieron bajarle la fiebre. La mujer les dijo que aquello era normal, y que solo quedaba esperar. Musgoverde asintió, a veces no quedaba más remedio que ser paciente. Él lo sabía bien. 

-Mientras no podamos hacer nada tendremos que llenar el buche y esperar. - Comentó. Las tripas le rugían y, sin ninguna pista más, solo les quedaba esperar a que el muchacho pudiera hablar y contarles alguna cosa.

Musgoverde decidió que tras comer y descansar un poco iría con Huesos por los alrededores de la ciudad en busca de alguna hierba. Había llegado a la ciudad con ese propósito y lo había estado postergando después del asunto del fantasma primero y de lo que había ocurrido con el muchacho después. Así que saldría a forrajear por los campos y el monte que rodeaban la villa para ver si encontraba alguna planta interesante.

El joven parece estar mejor y eso vuelve a hacer que mi apetito llame mi atención. Así que como Musgoverde dice que sería bueno comer, como buen hobbit tengo que asentir y sumarme a esa propuesta.

- Comamos y descansemos, no hay nada que podamos hacer ahora. Luego si alguien quiere acompañarme daré una vuelta por la ciudad. 

Tras comer y descansar un buen rato me dedico a callejear la ciudad si alguien quiere acompañarme, y luego cuando haya saciado mi curiosidad volveré a tomarme una birra en la posada y luego a descansar si no hay novedades.

El muchacho estaba aún demasiado débil; habíamos conseguido bastantes pistas, pero no podía ayudarnos con ellas por el momento y la doctora no hizo sino confirmar que necesitaba cuidados, pero sobre todo, mucho descanso. Eso resultaba frustrante, puesto que aquel misterio, porque eso es lo que era, merecía ser resuelto.

Por el momento, no parecía que hubiese nada más qué hacer.

Me levanté y decidí aprovechar la invitación del posadero, que esperaba continuase, para tomar algo y después, salí a conocer el lugar, esta vez de día y sin un motivo fijo.

La última vez había ido a buscar al médico. Ahora solo deseaba ver lo que había tras los muros que finalmente había logrado atravesar. Por el camino, empecé a pensar en la posibilidad de preguntar a las gentes sobre el comercio que solía llegar desde río arriba. Cualquier información podía resultar útil y ante la idea de no hacer nada, por el momento, bien merecía la pena perder un poco el tiempo en ello, hasta que llegase la noche y regresara para descansar.

No había mucho más que hacer que esperar a que el muchacho se restableciese más. Era necesario, pues las heridas requerían más cuidado del previsto. Al menos parecía responder bien al tratamiento, gracias a los buenos cuidados de la doctora. 

-¡Llenar el estómago es una excelente idea! -afirmé a Musgoverde.

Con todas las emociones, el hambre pasaba siempre a un segundo plano, pero ahora  que la calma retornaba, las ganas de comer también. Necesitábamos fuerzas, y un asado es siempre un sabroso aliciente.

Unas cuantas cervezas más tarde, Mut sale a callejear, y yo me apunto. No tenía ningún objetivo fijo, estaba bien aprovisionado. Visité a los uncas, y los saqué también para que nos acompañasen en ese paseo. 

Siempre se alegran de poder salir y corretear a su aire por un rato.

Mut (35MM, S.A., 60PV): Sueño profundo.

Nienna (*35MM, S.A, 32PV): Se acaba de despertar.

Axe (*10MM, S.A.*, 50PV): Sueño profundo.

Musgoverde (10MM, S.A., 42PV): Está en duermevela.

Sargan (5MM CE, 50PV): Abrió la puerta de atrás, llegó hasta el salón, abrió la ventana y ahora va a coger al chico.

Gariac (5MM Cu, 35PV): Esperan al otro lado de la ventana.

Amadar (0MM CE, 35PV): Esperan al otro lado de la ventana.

Estás buscando hierbas entre la maleza cuando una serpiente venenosa sale de un arbusto para morderte, le das un pisotón, no la matas pero la dejas atontada. Te das cuenta de que tienes una oportunidad, una persona como tu puede sacer provecho de esto. Vuelves al pueblo y compras una botellita para elixires. Posteriormente con sumo cuidado haces que la serpiente muerda el cuello de la botella y así consigues extraer el veneno del áspid.

No es un veneno de rápida actuación para usar en combate, pero si una herida se contamina con el veneno y no es atendida en unos minutos, la víctima podría perder el miembro herido.

Puedes quedártela para ti o vendarla, esas cosas no se pagan nada mal.

La ciudad sigue si ritmo, la noticia del ataque a una barcaza corre como la pólvora de ciudadano en ciudadano. Los reacciones son de intranquilidad. Pero la empalizada que la rodea está por algo y ofrece algo a lo que aferrarse, al menos mentalmente.

Nienna pregunta sobre el comercio, y averigua que por el río es frecuente ese tipo de barcazas. El río ofrece un camino veloz por el que se pueden transportar mucho más peso que en una carreta, pero eso siempre es un plato apetitoso para piratas y maleantes. Como parece haber ocurrido en esta ocasión.

Fue extraño lo que le pasó al chico aquella tarde pero… el caso es que ya pasó. Pagáis la comida y el alojamiento de un día más.

El resto de la tarde, Musgoverde sale a forrajear y por lo visto con éxito pues vuelve con algo. Mut, Nienna y Axe, salen a dar una vuelta por la pequeña ciudad.

Al atardecer os volvéis todos a reunir. No hay novedades con el chico, lo cual no deja de ser una buena noticia. A ver cómo amanece mañana. Tras la cena el bullicio sigue unas horas más, pero no es un local para trasnochar pues el pasadero y su familia tienen que atender los desayunos del día siguiente.

Al igual que anoche ya que nadie dijo nada de cambiar las cosas, a Nienna le preparan un jergón en el salón y vosotros os retiráis a dormir.

El algún momento tu sueño se vuelve más ligero.

Al igual que ayer ya que nadie dijo nada de cambiar las cosas, os preparan un par de jergones para el chico y para ti, aunque esta vez sin la chimenea encendida pues ya no es necesario. Lo miras un rato, hasta que finalmente te duermes.

El algún momento tu sueño se vuelve más ligero ¿Se ha movido el chico? No le das más importancia, pero a los pocos segundos escuchas un sonido como de madera deslizarse. Lo que te acaba de despertar es la inconfundible brisa del exterior que no debería existir, pues por la noche se cierra todo en la posada. Luego percibes otro sutil sonido de alguien caminando despacio, hay alguien en el salón.

Como es normal duermes sin la armadura puesta, tu armadura y armas están en una silla cercana, está a oscuras, pero tu visión de semielfa es buena en estas condiciones. Sea quien sea, seguramente aún no se ha dado cuenta de que ya no duermes.

Lo único que pude averiguar era lo que esperaba, que el río era el principal medio de transporte para aquellos que podían permitírselo, sobre todo para los comerciantes, así que regresé de la misma manera que me fui y tras comer algo, me retiré para descansar.

Había sido un día un poco diferente, pero tampoco sentía que hubiésemos avanzado gran cosa con respecto al muchacho, pero me eché a dormir pensando en que quizás al día siguiente, tuviésemos más fortuna, sobre todo cuando pudiese contarnos directamente lo que le había sucedido.

No supe qué me había despertado hasta que oí aquel sonido y sentí la brisa de la noche. Alguien había abierto una ventana y ahora, caminaba en silencio entre todos nosotros. Quien quiera que fuese, o pretendía robarnos e iba a llevarse una sorpresa, puesto que no teníamos nada, sobre todo yo. Pero ¿y si lo que pretendía era algo diferente?

Lentamente, intenté ponerme en pie para acercarme a la ventana y cerrar su huida, sin que se diese cuenta.

Mut (35MM, S.A., 60PV): Sueño profundo.

Nienna (*35MM, S.A, 32PV): Se levanta lentamente con la intención de cerrar la ventana.

Axe (*10MM, S.A.*, 50PV): Sueño profundo.

Musgoverde (10MM, S.A., 42PV): Está en duermevela.

Sargan (5MM CE, 50PV): Coge el chico. Nienna está en el jogón de al lado, así que se tiene que dar cuenta.

Gariac (5MM Cu, 35PV): Esperan al otro lado de la ventana.

Amadar (0MM CE, 35PV): Esperan al otro lado de la ventana.

Te comienzas a mover lentamente, todo parece ir bien hasta que te pones en pie y te das cuenta de la situación, que es la siguiente.

Estás de pie junto a tu jergón, hay una persona encapuchada de constitución fuerte, que estaba levantando al chico y mientras tú te levantabas del jergón, lo acaba de cargar sobre sus hombros. Estáis cerca, tanto que era casi imposible que no notara tus movimientos. Se queda sorprendido y por un momento se queda como estudiando cual va a ser tu siguiente reacción.

El encapuchado con el chico a cuestas, se encuentra a medio camino entre tu posición y la ventana. De no ser así podrías ya haber seguido hasta cerrar la ventana sin problemas. Pero como no estás de suerte, si sigues con la idea de cerrar la ventana tendrás que jugártela un poco (tirada de movimiento y maniobra y superarla con éxito), lo que te dejaría del lado de la ventana, pero con tus armas y armadura ahora al otro lado del encapuchado. En cambio si no lo haces, tienes la sensación de que podría ir corriendo hacia esa ventana con el chico a cuestas. También podría desenvainar la espada que lleva al cinto, a diferencia de ti, él si va bien pertrechado.

Es una decisión difícil ¿Cuál podría ser la mejor opción?