Partida Rol por web

Ambos salieron del hotel, y se acercaron al vehículo que tenía Nate esperándolos en la calle. Los dos estaban vestidos bien, pero a su vez, también llevaban equipo para protegerse de la lluvia y el frío. El vaho que salía de sus bocas quedaba como la huella mas clara de la gélida temperatura, y la lluvia parecía querer calar sus cuerpos aún bien cubiertos para ello.

Un volvo S90 los esperaba al otro lado de la calle: Un precioso vehículo de color gris, y lunas tintadas, de dos plazas, deportivo y brillante. Había sido uno de los regalos de Artie al concluir una de sus famosas misiones de recuperación de objetos. Y es que ese cabrón pagaba muy bien.

Se internaron en el coche, y empezaron a marcharse hacia donde Nate quisiera. Aquella máquina estaba dispuesta para correr, llena de gasolina, y a punto para una buena travesía.

Dado que a la mujer la había encontrado en un bar cercano, ella no conocía su vehículo. Sonrió al verlo, con gesto de aprobación. Miró a Nate, le hizo una caricia en el rostro y le dijo, melosa.

-¿Ves? Esta es una buena manera de tratar a una dama...

Dicho lo cual, entró en el asiento del copiloto, se colocó el cinto con cuidado, disfrutando del interior del deportivo, y divertida le dijo al chico.

-Dale caña. Me empiezo a sentir como Julia Roberts en Pretty woman, solo que, claro, yo no soy prostituta... ¿Verdad, nate?

¿Porqué todo lo que decía parecía tener segundas? Jugaba con las palabras y las entonaciones de manera perfecta. Esperó que él decidiera a donde llevarla.

No es que fuera un experto en coches ni mucho menos, pero me encantaba el mío, la verdad es que había sido un detallazo de Artie, era curioso que aquel tipo fuera a la vez la mayor amenaza de mi vida y mi mejor amigo, pues al fin y al cabo nadie me conocía como él.
Me divertí viendo el vaho que salía de mi boca, me había gustado desde pequeño, y a día de hoy seguía divirtiéndome. Lo que no me hizo tanta gracia fue el hecho fue aquella lluvia y el frío de tres pares de demonios que hacía.

Cuando aquella mujer habló sobre esa película y el hecho de ser una prostituta pensé muy mal, aunque preferí no decirlo, solo sonreí atrevidamente. Estaba claro que era una chica lista y con clase, aunque tenía otro lado que parecía ser muy oscuro, casi como si le divirtiera que la pudiera tratar como a una prostituta, era rara, pero aquello no me molestaba, de hecho me atraía más.

-Agarrate nena.- Le dije revolucionando un poco el motor, no iba a ir a 150 km por hora con aquel tiempo, pero tampoco es que fuera el tipo de persona que fuera con precaución.- Ya querría ella que la llevaran a donde te voy a llevar...

Mi sonrisa se amplió aun más, tenía claro a donde ir, la Bond Street era una calle con todo tipo de tiendas: Armani, Bulgari, Burberry, Chanel, Gucci, y una gran variedad más, si no encontraba lo que buscaba allí, no estaría en ningún lado.

La mujer sonríe, cuando él le dice aquello, mientras empezaban a marcharse de allí.

En una hora,  las calles de Londres los llevaron hasta Bond Street. Efectivamente resultaba una de las calles mas famosas en cuanto a moda y lujo. No solo estaban las grandes marcas, sino también joyerías y todo tipo de accesorios. El aparcamiento fue relativamente sencillo de encontrar dada la hora a la que estaban (Pues ya eran las 9 y media, y de media tardarían 6 horas en alcanzar la localización exacta de la mansión de Daniel James).

Aparcó en parking de pago, obviamente, pues si no, allí no podías dejar el coche. Tras ello, apagó el motor... Incluso aquella calle perdía su lujo cuando la capa de nieve y lluvia lo cubría todo. Sin embargo, ya estaban en su destino: Habían personas uniformadas en las entradas de las tiendas, que saludaban y acompañaban a los clientes. Era otro nivel: Esto no era el londres de clase media, no. Era el Londres de la alta esfera, así lo comunicaban tanto los edificios como las personas y los vehículos que frecuentaban este sitio, pues tampoco desentonaban con el de Nate, que parecía uno mas en una colección de deportivos.

Jane sonríe, curiosa, mirándolo todo.

-¿De verdad? Bond Street... Wow. Conozco este lugar... ¿Tanto dinero tienes, nate? Ahora me tendré que pensar si utilizar todas mis armas para desplumarte...

Sonrió aún mas, mirándolo a los ojos, juguetona.

Después esperó sus reacciones, mientras en cierto modo se acerca al chico, acariciándolo por su pecho, y bajando hasta rozar su entrepierna con la mano, de manera "Casual". Después, con toda aquella sensualidad que rezumaba su cuerpo, se separó muy lentamente.

-Ups... Perdona, no quería hacer eso..

Tras ello abrió la puerta del copiloto y salió del vehículo, echando un vistazo al sitio al que nisiquiera ella podía llegar a permitirse. Era tanto lujo, que la deslumbraba.

No es que fuera allí siempre, y mucho menos para comprar un vestido a una mujer. Pero como le había dicho a Artie el dinero estaba para gastarlo, y si con ello conseguía sorprender a aquella chica merecía la pena el gasto. Y al parecer lo consigo, no se donde esperaba que la llevara, pero está claro que no barajaba aquella calle como una de las opciones. Sonrío satisfecho.

-Bueno nena, para ti solo tengo lo mejor, ¿sabes?

Le digo ante su comentario sobre el dinero que poseo, lo más gracioso es que depende del día este me puede sobrar o faltar, es otro de los encantos de mi persona. Pero en aquel momento me lo puedo permitir. En otro momento... en fin, nunca he tenido problema para coger algo prestado...

Parece tan contenta por mi elección que se expresa de una manera extremadamente cariñosa, tras lo cual doy gracias de que pare y se disculpe, no te sobra tanto tiempo Nate...

-Nunca te disculpes nunca por algo como eso.- Lo que sale por mi boca muchas veces difiere de lo que pienso, como en aquella ocasión. Céntrate, vas a comprar, no a trincar...

Al salir noto el gélido frío y me froto los brazos en un puro acto reflejo, calentándome las manos después con mi aliento, una vez más el baho lo acompaña.

-¿Y bien? ¿dónde quieres ir?- Le pregunto ofreciéndole mi brazo.

La mujer lo mira, sonriendo algo.

-Me gusta que me adules, guapo... Y que disfrutes con lo que te hago.

Jane se acerca a Nate, tomándolo del brazo con una sonrisa de oreja a oreja. Miró todas las tiendas y complacida, lo miró.

-No lo se. Elige tu... ¿Qué quieres que me ponga, Nate?

Alzó una ceja y se mordió el labio. Después apartó su mirada de el, y siguió avanzando con Nathaniel. Luego se volvió a girar hacia él, solo unos segundos después. Su andar tenía mucho estilo.. Se notaba que sabía hacerlo, se notaba que no tenía miedo de mostrarse ante nadie, segura de si misma, a sabiendas de lo sensual que podía ser.

-¿Entonces... Donde será?

Dijo, algo impaciente, mirando a todas las opciones que habían por el camino.

Parecía que me tocaba elegir, a decir verdad no era un experto en moda, conocía la fama de aquella calle, pero siempre había acabado entrando a las tiendas que me sonaban por tener un nombre más comercial, pero había muchas otras que ni me sonaban, fuera como fuese todas mantenían un altísimo nivel, así que siempre me había dicho a mi mismo que era lo mismo una que otra, siempre acertabas.

-¿Que te parece Emporio Armani?- Le pregunté encaminándome hacia la tienda con confianza.

Había elegido aquella tienda en concreto porque me constaba que encontraría ropa para ambos, en otras me arriesgaba a que solo hubiera para mi o para ella.
Me sorprendió ver porteros con el frío que hacía, pero aquel lugar debía mantener su status aun con aquel extraño clima de mierda.

-Por cierto, se que no voy a quedar muy bien pero...- Aquella pregunta me llevaba rondando un rato la cabeza, y no había forma elegante de salir del paso, así que decidí ser sincero, al fin y al cabo la chica no parecía que se molestase por poca cosa.- Ayer creo que iba un tanto bebido, y no puedo perdonarme no recordar tu nombre.- Dije dándole un leve beso en la mano en forma de disculpa.

Era mejor pasar por el apuro ahora, que cuando tuviese que presentarla en la fiesta, allí si que me habría arriesgado a que me liara un buen pollo...

Se acercaban a Emporio Armani, tomados de la mano, cuando uno de aquellos hombre se acercó a ellos.

-¡Buenos días! - Comentó, haciendo una especie de reverencia, para luego sonreirse al verlos tan juntitos. -¡Que pareja tan bonita! ¿Qué buscaban?

Se adentró en la lujosa tienda, que desde la entrada dejaba entrever las prendas de altísima calidad que se hallaban en el interior de la misma.

- Me parece bien, Nate.

La mujer se encontraba bastante cómoda del brazo de Nathaniel, por lo que no pareció molestarle el que el chico no recordara su nombre.

-Jane, Jane Pheyton. Bien harás en recordarlo, guapo...

Le guiñó un ojo, divertida, mientras estaba observando todas aquellas prendas, bastante emocionada ante el lujo. Se fijó en un vestido de noche precioso, engarzado con perlas, o eso parecía, pero a su vez pareció evitar el ir hasta ella, como no estando muy segura de que pudieran pagarlo.

Afortunadamente Jane, pues así se llamaba, no se molestó por que no recordara su nombre, aquello me gustó, de tratarse de una de esas chicas que se ofenden por todo ya la abría mandado a paseo, pero Jane no era así, era toda una caja de sorpresa.

-No lo volveré a olvidar Jane Pheyton.- Le respondí divertido.

Un amable hombre nos recibió, sin duda deseoso de que gastáramos dinero en su tienda, le correspondí con una sonrisa cuando mencionó la bonita pareja que hacíamos, a saber cuantas veces al día diría aquello, aunque en este caso tenía que admitir que era cierto.
Yo me quedé con el dependiente mientras Jane ojeaba la tienda y le comencé a comentar.

-Necesito un traje, espero que aquí tengais algo de calidad, tengo una importante gala benéfica, es la de Daniel James, no se si lo conoce.- Estaba seguro de que sabría quien era, de hecho mis palabras llevaban un toque de prepotencia.- En cuanto a mi encantadora acompañante... creo que ya le ha echado el ojo a uno de sus vestidos.- Dije con una amplia sonrisa.

Había visto como la joven se quedaba contemplando un vestido, y aunque no había dicho nada parecía que era de su agrado.

El hombre sonríe al ver que la mujer parece haber elegido vestido, aunque le dice al muchacho que espere un momento para ir a por un traje, desapareciendo por unos segundos.

Cuando vuelve, le dice, con voz alegre

-Mire, señor. Este traje está hecho con la mejor seda, la camisa es preciosa, y el traje es excelente. Creo que dado su talle le va a quedar magnífico ¿Quiere probárselo?

Tras ello se acerca a la mujer, dejando un momento el traje en un stand, y le comenta

-Que excelente elección, madame. Es un vestido de talle único, dado su cuerpo perfecto creo que encajaría divinamente con usted. Va a ser la que mas resalte de la gala, estoy seguro, todas las miradas se van a volver hacia usted.

Le sonríe a la mujer, y se gira hacia Nate.

-¿Entonces, ya ha decidido o le busco otro, señor?

Jane sonríe cuando Nate le dice que vaya con ella, y ella se pone de perfil y le dice al hombre.

-¿Tu crees? ¿Voy a deslumbrar? Porque es lo que mas deseo... Si, me voy a probar este vestido.

Dicho lo mismo se fue hacia el interior de la tienda. Miró a Nate, con una sonrisa, como esperando que él le permitiese el lujo de comprarse una prenda como aquella, antes de perderse hacia el vestidor.

-Luego te lo enseño a ti, si quieres, guapo.

Comenta antes de desaparecer del todo.

El hombre no tarda en traerme un traje, y mientras va a atender a Jane lo observo más de cerca, la verdad es que parece bastante elegante, y no soy de los que dan muchas vueltas en una tienda. Así que enseguida decido que si me está bien será el elegido.

El dependiente está regalandole el oído a Jane para colarle aquel, sin duda carisimo, vestido. Así que aprovecho para añadir.

-Creo que deslumbrarías con lo que sea.- Con una sonrisa traviesa.

Cuando se despide hacía el vestidor solo le guiño para volver a centrarme en el dependiente.

-Si, es genial, me lo pruebo.- Digo avanzando hacia los vestidores.

No tardo mucho en probármelo y ver que me queda perfectamente, se ajusta a mi cuerpo y es cómodo, poco más puedo pedir. Observo en el espejo que el pelo está un poco mal y no dudo en arreglarlo revolviendolo un poco, la verdad es que me encanta mirarme al espejo, tengo que admitirlo.
Salgo del vestidor con el trajee, pues me lo pienso llevar puesto y me dirijo satisfecho al dependiente.

-Es perfecto.

Al cabo de un corto espacio de tiempo, Nate tiene pago en un montón de libras el traje suyo, pero es que, cuando sale Jane, despampanante, eclipsa el local. Su traje costó mas que el de Nathaniel, si , pero no iba a haber nadie mas bella y mejor vestida que ella.

Igual que el chico, salió con el traje puesto, esperando así acortar tiempo para llegar a la fiesta a la que había sido invitado por aquel muchacho.

-Que tengan un muy buen día. Pasen por aquí cuando quieran de nuevo, y muchas gracias por elegirnos.

Respondió el dependiente, sonriente, dándoles la despedida.

Poco a poco salían de aquella tienda, cuando ella vuelve a arrimarse a Nate, y a tomarlo del brazo, mas que satisfecha por el traje que había conseguido, un precioso traje que iba a ser el centro de las miradas en la fiesta.

-Me compras ropa, me complaces en la cama, se puede tener una conversación contigo... Me pregunto cuál es tu defecto, Nate.

Le sonríe, juguetona.

-Aún no lo he encontrado... Quizás me tome en serio eso de buscarlo...

Con la otra mano le acaricia el torso con suavidad, mientras se acercan al vehícuo, de manera sensual, hasta que llegan al mismo, donde se separa de él y entra en el asiento del copiloto una vez mas.

-¿Vamos ya a esa fiesta?

Había visto el vestido, y había visto a Jane desnuda, así que la sorpresa que me llevé me pilló totalmente de improviso, a decir verdad el dependiente tenía razón, sin duda sería la que más resaltaría de la gala. A la chica el traje le realzaba absolutamente todos sus atributos, y aunque tenía que admitir que la imagen que me evocaba era muy friki, pensé que así es como debería ser la emperatriz de una galaxia.

-Vaya...- Exclamé sorprendido soltando un silbido.- Haces que valga la pena pagar cada libra que vale.

Después de eso nos despedimos del hombre y nos volvimos a encaminar al coche, Jane se volvió a pegar a mi, lo cual me reconfortó, pero entonces bromeó con un tema que me hizo estar alerta. Si supiera mi defecto... mi principal defecto era tener tantos defectos...

-Bueno, la verdad es que solo hago esto para que sigas siendo una fiera en la cama.- Bromeé.

Acto seguido subimos al coche, iba a ser un viaje largo, así que sería mejor no entretenernos. Fui todo lo deprisa que se podía con aquel maldito clima.

-Directos a la fiesta nena.- Le dije con mi mejor sonrisa.

Acto seguido le di un largo beso sin dejar de conducir. Fue algo peligroso, temerario, pero bueno cualquiera que me conociera de verdad no iba a describirme como un hombre sensato y cuidadoso.

-¿Ah si?

Respondió ante lo de que solo lo hacía para que fuese una fiera en la cama. Estaban de nuevo dentro del vehículo ya, y ella pasó su mano hasta la entrepierna de el, estrujándola un poco.

-Pues lo has conseguido...

Aún con la mano ahí, el hombre estaba conduciendo y ella recibió un beso que no se esperaba para nada. Por suerte para todos, tomaron el acceso a la autopista y lo único que tenían que hacer era seguir en línea recta muchas horas hasta llegar a su objetivo...

La mansión de Daniel James.

Complacida, se apartó un poco de él, mirando hacia el frente divertida.

-Mira hacia delante... No te vayas a estrellar.

Sin embargo, su mano siguió allí, en el mismo sitio, durante todo el viaje.

Conforme pasan las horas, el vehículo los lleva por una larga travesía de seis horas hasta la mansión de Daniel James. Finalmente llegan a las seis horas y media, por lo que mas o menos alcanzan el lugar a las 5 de la tarde. ¿A qué hora le había dicho Artie que estuviese allí? Daba igual, tenía que buscarlo para que le diera el equipo necesario para esta misión.

Consiguieron aparcamiento en una explanada reservada para ello. Gracias a no haber llegado tarde, tenían aún espacio, aunque no demasiados tampoco.

Ya había gente por allí vestida de manera muy elegante, mientras la puerta de la mansión se encontraba ya abierta.

Por lo poco que había visto, allí habían reporteros con sus cámaras y hombres hablando fuera. Quizás allí se cerrarían negocios, era un buen momento de reunión para todos los peces gordos del país.

A un lado, pudo ver el coche negro de Artie, que estaba algo apartado, fumándose un puro, junto a otros dos caballeros que pudo reconocer como parte de la mafia de Arthur.

Sin embargo, nisiquiera había bajado aún del vehículo, y Jane seguía jugueteando por encima del pantalon con la entrepierna de Nathaniel... Debía de sentirse bien.

Fue un viaje largo, pero la compañía de Jane fue más agradable que cualquier otra que hubiera conocido, haciendo que el tiempo volara literalmente.

Cuando finalmente llegamos me alegré de no llegar tarde, o al menos no demasiado tarde, la verdad es que no recordaba a que hora empezaba aquello. Así Artie tendría un motivo menos para comerme la cabeza.

Desde el coche pude ver a Artie, tenía que hablar con él, y era mejor hacerlo sin Jane, pero veía imposible que me fuera a librar de ella, además mientras más jugaba con mi entrepierna menos quería levantarme. Me costó un mundo pero finalmente le dediqué una mueca divertida.

-Te prometo que luego haremos guarradas, esa mansión tiene que tener muchos sitios divertidos.- Le dije dándole un beso en los labios, pero separándome antes de dejarme llevar demasiado.- ¿Te importa si nos vemos en la mansión?, tengo unos socios a los que saludar, y no me gustaría que te helaras con ese vestido mientras me esperas. Me encantaría verte esos pezoncitos saludándome, pero quizás en la fiesta lo vean poco "glamuroso".

Después de esto le dediqué mi más cariñosa sonrisa, esperaba que se lo tragara, sino tendría que ir a ver a Artie con la chica.