Partida Rol por web

Jeanne mira a Jard con esa confianza, esa fe y esa luz que hacen que todas las penas desaparezcan de su corazón como hojas llevadas por el viento. 

-Tranquilo, Master. Sí, estoy segura de ser inmune. No hay magia en este mundo que pueda afectarme; ya lo sabes. Además, la sustancia es también inofensiva para ti... a parte de sus efectos de desesperación, claro. No te preocupes, todo saldrá bien. El Señor está a mi lado, a nada he de temer. 

Cuando por fin terminan de desayunar y prepararse, Jeanne le ofrece la mano, y en cuanto Jard la coge se ve en una brutal carrera a toda velocidad por los tejados de Fuyuki. Jard va sintiéndose peor y peor según se acercan al bosque, todos sus errores, sus arrepentimientos, salen a la luz paulatinamente. Nota una desesperación tal que se encoge en brazos de Jeanne, y solo su consolador contacto logra que no se ponga a llorar. Finalmente, antes de llegar a lo peor, Jeanne para súbitamente, en un callejón oculto. Jard, a su lado, se siente mejor al notar la mirada de su Servant sobre él, y logra apartar un poco la desesperación de su mente. El aura antimágica de Jeanne es tan poderosa que limita incluso los efectos del mar de desesperación sobre él, permitiéndole sobreponerse. 

Y entonces se da cuenta de por qué han parado: un Servant. No el Servant que van buscando, aquel que ha perdido a su master: un Servant pleno, completo, con toda su energía. Ambos pueden sentirlo en los alrededores. 

-¿Qué hacemos, master? Sin duda ha venido por lo mismo que nosotros. 

Lancer mira a Shun con esa mirada tan fría, gélida y dura como un glaciar. Toda su armadura resplandece de poder, como si estuviera recubierta de hielo, y su aura es tan poderosa que Shun nota una ligera presión en las sienes. 

-Vamos, Master. Es la hora de la verdad. Antaño, mis hermanas y yo decidíamos el curso de las batallas; espero que sean benevolentes en esta ocasión. 

Cuando por fin terminan de desayunar y prepararse, Lancer le ofrece la mano, y en cuanto Shun la coge se ve en una brutal carrera a toda velocidad por los tejados de Fuyuki. Shun va sintiéndose peor y peor según se acercan al bosque, todos sus errores, sus arrepentimientos, salen a la luz paulatinamente. Nota una desesperación tal que se encoge en brazos de Lancer, y solo su consolador contacto logra que no se ponga a llorar. Finalmente, antes de llegar a lo peor, Lancer para súbitamente, en un callejón oculto. Shun, a su lado, se siente mejor al notar la mirada de su Servant sobre él, y logra apartar un poco la desesperación de su mente. El aura de tristeza que irradia su Servant se solapa con la del mar de desesperación, anulándola, creando una especie de zona de calma que limita incluso los efectos del mar de desesperación sobre él, permitiéndole sobreponerse. 

Y entonces se da cuenta de por qué han parado: un Servant. No el Servant que van buscando, aquel que ha perdido a su master: un Servant pleno, completo, con toda su energía. Ambos pueden sentirlo en los alrededores. 

-¿Qué hacemos, master? Sin duda ha venido por lo mismo que nosotros. 

La mirada de su compañera no hizo más que tranquilizar por completo al joven magi, quien se sintió un poco más aliviado ante la confianza que ésta irradiaba, el hecho de que pensara que nada podría con ella, en especial aquel residuo emocional que podría corromper a otros Servants. Era tan hermosa... y su mirada le reconfortaba, despejando toda duda que pudiera tener, cualquier temor que le atormentara, le hiciera dudar aquel accionar tan arriesgado. Como había dicho, dudaba mucho que la sustancia pudiera afectarle a él, excepto por la horrible sensación que transmitía. Sin embargo, no por él mismo que se había preocupado, sino por ella. No quería perderla por un descuido tan simple como aquel, en especial cuando estaban tan cerca del Grial, de obtener su deseo, y ofrecerle a Jeanne lo que merecía. Una nueva vida, incluso si no permanecía a su lado... quería que fuera feliz, teniendo la oportunidad de disfrutar de aquel mundo, y que, con su presencia, tal vez pudiera hacer un bien mayor en el mundo.

- Está bien. Confiaré en tus palabras, Jeanne. No quiero que nada te suceda pero si dices que podrás con ello, entonces debo de creer en ti. - Se expresó, un poco más aliviado ante la confianza por parte de su compañera, para luego continuar con su desayuno, de modo que pudiera prepararse para lo que harían durante aquel día. Debían de evitar que aquel Servant entrara en contacto con el residuo emocional, y sí había contactado con el mismo, pues no tendrían otra opción más que eliminarle, ya que no sabían lo que un Servant así podría hacer en el resto de la población. Por más que Jard detestara al resto de la humanidad, con excepción de su hermana, no podía dejar que la población sufriera la ira de un Servant enloquecido, ya que sabía que aquello no sería algo que su compañera aceptaría. Él tan sólo deseaba verla sonreír, por lo que era obvio que no tendría otra opción que encargarse del Servant enemigo, así como de aquella sustancia, puesto que no deseaba ganarse el odio de Jeanne. Sabía que era algo peligroso pero... ahora que la alianza entre esos dos había sido eliminada, no debían de preocuparse demasiado, excepto por la presencia de alguno de los Masters y Servants que quedaban.

Una vez terminaron de desayunar, no dudó demasiado en sujetar la mano de su hermosa compañera, al mismo tiempo que se aseguraba de llevar a su muñeca con él, ya que no había duda de que necesitarían toda la ayuda que podrían tener a su disposición, si es que se encontraban con la peor situación posible. Basta decir que, a medida que se adentraban en el bosque, pudo sentir cómo aquella oleada de desesperación parecía dominar sus emociones, tan sólo haciendo que pensara en aquella intensa tristeza, el dolor, el sufrimiento, la necesidad extrema de llorar, de expresar la tristeza que sentía en ese momento, la desesperación que pedía que hiciera algo al respecto, a pesar de no poder hacer mucho en esa situación, más que refugiarse en los brazos de Jeanne, buscando obtener la fuerza que necesitaba de su contacto tan cálido, tan inspirador. No había duda de que aquel sitio no había hecho otra cosa más que acrecentar su poder, con el tiempo, y era difícil permanecer en aquel sitio por mucho tiempo, concentrarse lo suficiente para pensar con cuidado. Por fortuna, su Servant estaba allí para ayudarle, ofreciéndole el apoyo que requería con su hermosa mirada. Tenía razón cuando había dicho que su aura antimágica eliminaría todo efecto del mar de desesperación. - Es posible que sea Lancer... parecía que su Master estaba interesado en investigar éste sitio, hasta que mataron a su compañera. - Le explicó a su compañera, al escucharla preguntar sobre lo que harían. - No estoy seguro si es una buena idea ayudarle, antes no dudó en atacarnos. Si podemos hablar con Lancer, y convencerla de ayudarnos a eliminar el mar de desesperación... sería algo ideal. Por el momento, mantente alerta. No creo que su Master esté con ella, a menos que su Servant pueda también neutralizar todo efecto mágico, por lo que tenemos una ventaja en el caso de que quiera pelear. - Le aseguró con cierta confianza en sus palabras. Si bien, el problema sería si se encontraban con Archer, mientras peleaban contra Lancer, por lo que lo mejor sería establecer una alianza temporal, de ser posible. De cualquier forma, era mejor continuar a pie, para que su compañera pudiera reaccionar rápidamente, en el caso de tener que combatir. Jard tenía a su muñeca para pelear si tenía que hacerlo.

Josh sentía una tristeza abrumadora. Incluso siendo de día y con Lancer a su lado, aún podía sentirla. Casi palparla. Tener a Lancer cerca le hacía sentirse seguro, pero sabía que no podría estar a su lado durante esa batalla. Acercarse más a ese mar de desesperación sería casi un suicido.

Antes de poder pensar como proceder, la presencia de otro servant se hizo palpable. Seguramente, sería aquella que pidió la alianza antes.

-Si, por lo que sería una estupidez pelear ahora. Ve a su encuentro, Lancer. Nuestra oferta de una alianza para acabar con esta desesperación sigue en pie. Y si no acepta, pues tendremos que pelear con ella.

Lancer asiente. Cualquiera comprendería que una alianza es necesaria en un momento como ese, y ella no es una excepción. 

-Va a haber que arriesgarse, pero es necesario -dice- registraremos la zona. 

Lancer coge a su master en brazos y suceden unos minutos de búsqueda frenética, que para Shun pasan en un borrón de callejones y ratas asustadas por su presencia. Finalmente, Lancer se detiene, y mientras su master se recupera del mareo, se asoma ligeramente a una esquina. 

-Este callejón. Hay un Servant ahí dentro, estoy segura-

Shun también puede sentirlo: está claro. La acumulación de maná de dos servants es suficiente como para que sus circuitos mágicos griten y sus sienes duelan. 

-¿Qué hacemos? ¿Entramos?

Jeanne asiente, y desenvaina su espada, que brilla plateada al sol. Con ella en la mano y la bandera en la otra, casi parece algún cuadro antiguo, una representación de algún general en una batalla. Se mantienen así, la muñeca y la Santa delante de Jard, alerta, la una inmóvil e inexpresiva y la otra tan radiante como una estrella de plata. 

Pasan unos angustiosos minutos, hasta que por fin se oye algo. Un sonido de algo aterrizando al otro lado de la esquina del callejón en el que están. Inmediatamente, Jard puede notar la energía mágica de lo que es indudablemente un Servant a pleno poder. 

Jeanne también lo ha sentido, porque se vuelve y dice:

-Ya nos han encontrado. ¿Salimos, o les esperamos aquí?

Al ver a su compañera desenvainar su espada, el magi sonrió complacido, sabiendo que ésta podría encargarse de la mayoría de los Servants que podrían quedar como participantes de la guerra. Después de todo, uno de los más molestos, Berserker, había sido destruido con aquella maldita alianza, lo que significaba que habría sido un problema pelear contra él en un combate de uno contra uno. Por eso mismo, Jard estaba realmente agradecido por el hecho de que esos dos Masters le hubieran eliminado, sólo para que luego la chica muriera a manos de la que suponía que se trataba de Assassin. Si Caster aún seguía con vida, lo más probable era que no tuviera oportunidad contra su Servant, la cual era la clase más poderosa de todos los Servants, y la principal entre las tres clases de tipo Caballero. Sin una alianza, Saber podría con la mayoría de los Servants en un combate contra otro, con excepción de Berserker que solía ser bastante molesto debido a su increíble poder producto de la locura.

Por eso mismo, el joven había temido la posibilidad de una alianza entre dos Servants, ya que aquello era una buena forma de eliminar a su compañera. No obstante, esa alianza había muerto, y con ella la posibilidad de que el Master de Lancer pudiera derrotarles, a menos que hubiese obtenido a un nuevo aliado. Saber era por clase, superior a Lancer, y ésta había mostrado muchas de sus cartas cuando había intentado eliminar a Jeanne en aquella emboscada con Archer. Debido a esto, su compañera tenía cierta ventaja, en el caso de que Lancer optara por atacar de nuevo, sin escuchar a la razón. En el peor de los casos, podría utilizar uno de sus Conjuros de Obediencia para mejorar el desempeño en combate de la bella joven, si bien prefería, en lo posible, usar los que le quedaban para el último de los Servants que quedaran en pie, ya que sería algo clave en el caso de que fuera necesario usar uno. Además, Jard tenía la suficiente confianza de poder ganar, sólo necesitaba distraer al Master con uno de sus conjuros, mientras su muñeca actuaba por su cuenta y cumplía su función como herramienta de asesinato, atacando en el instante en el que el Master estuviera ocupado defendiéndose de Jard. Sólo debía de asegurarse de que Jeanne presionara lo suficiente a Lancer.

El joven magi negó con la cabeza tras oír la pregunta de su compañera, sabiendo muy bien que era mejor esperarles, a menos que tardaran demasiado en mostrarse, luego de haber notado cómo estos parecían haber aterrizado al otro lado de la esquina del callejón en el que se encontraban. - Es mejor aquí ya que, al no buscarles, les demostraremos que no tenemos deseo de pelear, de ser posible. - Susurró tranquilo, mientras consideraba lo que haría a partir de ese momento. - Voy a hacer que mi muñeca se esconda en un punto superior, en el caso de que sea necesario pelear. - Tras susurrarle eso a Jeanne, no se demoró en darle la orden a su muñeca para buscar una posición ventajosa desde la cual atacar por sorpresa, en el caso de que tuvieran que pelear contra el Servant en cuestión, así como su Master. - ¡No queremos pelear! ¡Si tienen pensado buscar al Servant enloquecido para eliminar esa amenaza, entonces podemos ser aliados! - Exclamó neutral, asegurándoles que no tenía intención de pelear si podían evitarlo. La amenaza de Archer era más importante que cualquier otra cosa en ese momento. Aún así, prepararía a su muñeca, por si no tenían otra opción más que defenderse. Si podía, prefería combatir a Archer, y matar al Master de Lancer en algún momento de descuido durante el combate, si bien no tenía problema en eliminarle antes del combate contra dicho Servant. - La amenaza actual es más importante que la guerra. Hay muchas personas inocentes involucradas que podrían perder la vida. - Explicó con paciencia, esperando que el Master o Lancer fueran de esa clase de individuos que pensaban más en la justicia y en la protección del inocente, si bien no estaba muy seguro de que fuera así. Al menos, si no lo eran, Jeanne les despreciaría lo suficiente.

Antes de que Shun pueda responder, se escucha una voz masculina proveniente del callejón.

¡No queremos pelear! ¡Si tienen pensado buscar al Servant enloquecido para eliminar esa amenaza, entonces podemos ser aliados! La amenaza actual es más importante que la guerra. Hay muchas personas inocentes involucradas que podrían perder la vida. - 

Josh sacó el libro que le dio el cura y se lo tendió a Lancer

-Sal y ve al encuentro de ese Servant. Nuestro objetivo sería un formar un Geas para evitar que nos traicionasen, pero si no lo aceptan entonces simplemente nos marcharemos y atacaremos este mar de desesperación desde otro lado. Les daremos este libro como signo de buena voluntad, para que lo lean por la página 220. Es el fragmento que habla sobre la teoría de William Bakery. Tal vez así confíen en nuestra buena voluntad. Mantente alerta.

Dicho esto, se alejó unos pasos y apoyó su espalda contra la pared.

-Mantendremos el canal telepático abierto, quiero saber lo que dicen. Te iré dando instrucciones, pero de momento diles que aceptamos la alianza y luego ve caminando hacia ellos.

Lancer asiente y desaparece por el callejón, dejando a Shun allí. En cuanto se aleja, la tristeza del mar de desesperación le afecta con más fuerza, como si tuviera una garra helada sobre el corazón. 

El Servant se lleva el libro, la mano izquierda, pues en la derecha lleva su lanza apuntando al suelo. Desde donde está, Shun puede oír a Lancer decir:

-Aceptamos la alianza. En este libro se explica algo sobre lo que es esa magia que hay en el bosque, y os lo ofrecemos de buena voluntad. Página 220.

A continuación un golpe seco, como si hubiera lanzado el libro. 

Ya sé quién es, dice por el canal telepático, Jeanne D'Arc, heroína de Francia. No sé mucho de ella, pero sí que es inmune a la magia de cualquier clase. Por lo tanto, probablemente sea inmune al mar de desesperación. 

Tras una espera tan tensa que el aire parece poderse cortar con un cuchillo, Jard escucha por fin unos pasos metálicos por el callejón. Jeanne se pone en guardia, con su espada y su bandera apuntando al frente.

Finalmente, por el callejón aparece el Servant que ya vieron en otras ocasiones: una mujer, alta y blanca como la luna. Hermosa como la misma noche, su larguísimo cabello es blanco, brillante y liso como el más profundo de los hielos de un glaciar, y su belleza es tan ultraterrena y sobrecogedora que encoge el corazón, una belleza natural, perfecta y sin mácula, pero al tiempo triste. Todo lo que hay en su expresión es tristeza, lamento, puro y brillante, destellante como la mejor de las joyas, una pena que da belleza y color en vez de quitarlos. Su cuerpo es delgado y tonificado, como un esbelto lobo blanco de la montaña, y en su mano blande una lanza cuya luz se refleja en la armadura de plata, una lanza imposible, enorme, que un mortal jamás podría soñar blandir: su punta recuerda a un corazón, y en las profundidades de su material se reflejan, puras, blancas y violetas, destellantes constelaciones. En la otra mano lleva un libro, uno normal que no emite magia, bastante viejo por lo que parece. 

-Aceptamos la alianza. -dice con voz fría, y lanza el libro hacia ellos, de forma que aterriza a los pies de Jard- En este libro se explica algo sobre lo que es esa magia que hay en el bosque, y os lo ofrecemos de buena voluntad. Página 220.

Aunque el camino es escarpado y lleno de árboles que dificultan llevar un voluminoso 4x4, finalmente encuentra una pequeña loma a un kilómetro y medio del templo desde el que puede ver la montaña sobre la que se alza. Sin embargo, no ve el templo en sí, pues queda oculto por los árboles, pero sabe dónde está. 

Una vez que Doku llega al objetivo, este comienza a contemplar su alrededor, disfrutando de la brisa matutina mientras rápidamente comienza a instalar su campamento poniendo diferentes trampas comunes y sensores mágicos que le alertarían un posible intruso, sin embargo, esto no termina allí, Doku, con su característica sonrisa y una velocidad envidiable, comienza a camuflar su centro de operaciones y a su 4x4 con métodos convencionales y hechizos sigilosos-. Por ahora no quiero llamar la atención-. Declara con total calma ya una vez que todo estaba terminado.

Unos minutos después de terminar, se instala, mientras bebe un poco de café en una taza metálica, en su puesto de observación en donde se destaca su moderno rifle de francotirador-. Vamos a ver que alcance tiene esta hermosura sin magia-. Es lo que declara ya poniendo sus ojos en la mira, contento por el alcance de la tecnología humana-. Entonces…-. Susurra al momento de aplicar magia en sus ojos para aumentar la percepción a las vibraciones generadas por seres mágicos y sortilegios ¿su objetivo? Por ahora probar diferentes hechizos de precisión, vigilar y esperar a que aquel santo grial baje desde el cielo…

Por un instante, el magi había considerado la posibilidad de que el enemigo se negaría a aceptar la idea de una alianza, en especial luego de que Lancer no había dudado en atacarles la última vez. Sin embargo, no estaba seguro de que fuera a negarse, no luego de que habían perdido a su aliada, por lo que se encontraban en la necesidad de alguien que ocupara su lugar, incluso si esa persona había sido su oponente, anteriormente, a pesar de que éste no hubiese deseado luchar contra ellos. La espera fue demasiado desagradable para el joven, no pudiendo evitar pensar lo peor, a pesar de estar confiado ante la idea de que podría derrotar a Lancer, si ésta deseaba atacarles, ya que ahora carecía de su aliada que pudiera ayudarle. El campo de batalla estaba a su  favor, en esas condiciones, por lo que no había posibilidad de que pudiera derrotarles. Aún así, eso no eliminaba el hecho de que realmente esperaba que aceptara, ya que el mar de desesperación era más importante en ese momento, ya que desconocía el poder del Servant al cual se enfrentarían en esa situación. Era posible que no bastaría con el poder de Saber, por lo que era mejor utilizar toda la ayuda que pudiera obtener.

No obstante, a pesar de pensar que rechazarían su proposición de formar una alianza, el Servant en cuestión terminó por mostrarse frente a ellos, dejando en claro que, en efecto, se trataba de Lancer, por lo que no había duda de que el Master necesitaba toda ayuda que pudiera obtener, en especial si aún quedaban otros Masters y Servants con vida. De cualquier modo, al ver la imagen de la mujer en detalle, el joven magi quedó ciertamente impactado ante la belleza ultraterrena de Lancer, a pesar de la tristeza que ésta parecía expresar en su rostro, sin palabra alguna de por medio. En cuanto a su clase como Servant, no había duda alguna, teniendo en cuenta el arma que portaba con ella, a pesar de la extraña forma de la misma, así como el hecho de que fuera algo que una persona normal no habría podido manipular jamás. Jard sonrió complacido al ver cómo la mujer salía de su escondite, agradeciendo el hecho de que se mostraran a favor de su propuesta. Su mirada no tardó en centrarse en el libro que había aterrizado a sus pies, como si pensaran que él desconocía por completo sobre aquel fenómeno.

- Me alegra que hayan aceptado. La última vez... fue una verdadera decepción que no lo hicieran, cuando tan sólo pretendía evitar que estuvieran en peligro frente a la niebla extraña. - Explicó tranquilo mientras continuaba mirando aquel libro frente a sus pies, antes de volver a centrar su mirada en la Servant. - Agradezco la ofrenda, aunque ya sabemos a lo que nos estamos enfrentando. Sólo no pensé que sería tan serio si entraba en contacto con un Servant, y preferí centrarme en el bastardo que estaba sacrificando a personas inocentes. Ahora veo que me equivoqué. - Dijo con cierto pesar, sabiendo que no habría dejado que aquel residuo emocional continuara fortaleciéndose, si no fuera porque había pensado que era inofensivo, o incluso una posible fuente de poder para su Servant. - Puedes recuperar el libro. Parece de importancia por su antigüedad. No es la forma de tratar un buen libro. - Aconsejó a la mujer, antes de dedicarle una sonrisa gentil, en el instante en el que hacía que su muñeca bajara de su posición ventajosa, para levantar el libro del suelo. - ¿Tienen algún plan en mente? No creo que el Servant enloquecido sea sencillo de derrotar, aunque creo que si luchamos juntos... deberíamos de poder vencerle. - Aseguró con confianza en sus palabras, si bien tampoco pensaba confiarse demasiado de su nueva aliada, sabiendo que ésta no había dudado mucho en atacarles, sea por orden de su Master o porque así lo había decidido en su momento.

Shun puede oír la respuesta en su mente por el canal telepático: 

Esto ha dicho: "Me alegra que hayan aceptado. La última vez... fue una verdadera decepción que no lo hicieran, cuando tan sólo pretendía evitar que estuvieran en peligro frente a la niebla extraña. Agradezco la ofrenda, aunque ya sabemos a lo que nos estamos enfrentando. Sólo no pensé que sería tan serio si entraba en contacto con un Servant, y preferí centrarme en el bastardo que estaba sacrificando a personas inocentes. Ahora veo que me equivoqué. Puedes recuperar el libro. Parece de importancia por su antigüedad. No es la forma de tratar un buen libro.  ¿Tienen algún plan en mente? No creo que el Servant enloquecido sea sencillo de derrotar, aunque creo que si luchamos juntos... deberíamos de poder vencerle. "

-¿Alguien estaba sacrificando personas inocentes? -Josh hizo un recuento en su cabeza. Según le dijo el padre, quedaban seis másters cuando se alió con Mayuri y habían caído dos magos. En esa guerra, por alguna razón, eran 6. Estaba el servant del castillo, Beowulf, Atalanta, la niña asesina, Jean y Brynhild. No tenía ni idea de quien podía ser el bastardo ese, pero seguramente ya no fuera un problema. En cambio, si Atalanta-emo anda suelta, eso podría ser un problema. Tal vez no sea posible el dos contra uno.

-Lancer, escúchame. Ese servant enloquecido será Atalanta. No se hasta que punto nos protegerá el Geas, pero de momento nos guardaremos esa información y trataremos de formalizar un Geas con este máster. ¿Puedes describirme su aspecto? Diles que nos gustaría cubrirnos las espaldas formalizando un geas, que iremos a por lo necesario y volveremos en apenas unos minutos.

Lancer transmite sus palabras, que Shun oye debido a su poderosa voz desde donde está:

-Si vamos a colaborar, nos gustaría formalizar un Geas. Si aceptáis, iremos a por lo necesario y volveremos en unos minutos. 

Y a contnuación le dice, por el canal telepático: 

La Servant es Jeanne, y el Master es un hombre adulto, de pelo oscuro, estatura media y delgado. Frente a él hay una muñeca, un golem de combate como el que destruimos en la calle la última vez que nos enfrentamos. 

Lancer miró a Jard con frialdad, casi como si mirase a un insecto insignificante. No había hostilidad en su mirada, pero sí un frío desdén. Era un brutal contraste con la mirada de Jeanne, siempre cálida, cercana y bondadosa. La de Lancer era como recibir la mirada de un frío ángel de mármol de una Iglesia. Cogió el libro de manos de la muñeca sin dedicarle ni una mirada, ignorándola como si no fuera más que parte del paisaje. 

-Si vamos a colaborar, nos gustaría formalizar un Geas. Si aceptáis, iremos a por lo necesario y volveremos en unos minutos. -dice con una voz que es como un río helado. 

Ante la mirada de desdén por parte de Lancer, el magi simplemente permaneció en silencio, observando aquella actitud que le dedicaba la hermosa mujer con esa mirada. No estaba seguro si esa actitud era con todos sus oponentes en la guerra, o si simplemente era para él, a lo que él no encontraba mucho sentido, si era lo último, ya que no recordaba haberle hecho nada como para merecer esa clase de mirada. Después de todo, en ningún momento había optado por atacarles, ni nada parecido. Por lo tanto, consideró que debía de tratarse de un comportamiento habitual por parte del Servant enemigo, más que algo personal, a menos que se tratara de alguna confusión de identidad, claro. De cualquier manera, prefirió ignorar dicha mirada, ya que tampoco era como si su anterior aliado hubiera sido más amable que Lancer. ¿Tan difícil era encontrar a alguien normal y medianamente simpático en aquella guerra? Era verdad que eran oponentes, si bien no había nada de personal en aquello, sino más bien el deseo que cada uno anhelaba cumplir. Era como si tan sólo fueran "negocios", un enfrentamiento carente de emoción alguna. El mejor ganaría, y el otro perdería, y no necesariamente debía de morir el Master para que éste perdiera.

No obstante, en el momento en el que Lancer cogió el libro, no tardó en expresar un requerimiento en particular para que la alianza pudiera llevarse a cabo, uno que a Jard no le agradó en lo más mínimo, no pudiendo evitar mostrar una expresión de clara molestia ante lo que había oído. El Master enemigo deseaba que Jard se sometiera a un Geas para asegurar la colaboración, como si fuera algo que pudiera aceptar de manera simple, en especial cuando no había un tercero neutral que se asegurara de que aquello no fuera un truco sucio por parte del otro magi. - ¿Un Geas? Cuando establecí una alianza con el Master de Berserker, en su momento, no hicimos uso de uno. Un Geas es pedir demasiado, aún más cuando no hay un tercero neutral que pueda confirmar que no es una trampa. - Explicó con cierta decepción en su voz ante el hecho de que propusiera algo así. No le agradaba nada aquella idea, por lo que aquel Master podía olvidarse de semejante proposición. - Tienes mi palabra que no te atacaré por la espalda mientras luchamos contra el Servant enloquecido. Mi Servant puede asegurarlo. Ella no iría en contra de algo así. Si eso no es suficiente... puedes ir por tu cuenta a por el Servant... o podemos luchar aquí, entre nosotros, como unos idiotas cuando hay una amenaza mayor con la cual combatir, y posiblemente otros enemigos. Yo no fui quien atacó a alguien sin piedad cuando pedía una alianza. - Explicó con cierta frialdad, dejando en claro que si alguien podía traicionarle por la espalda, ese sería el Master de Lancer. - Como debes saber, esa clase de acciones no inspiran confianza, y no pienso entregarme a una posible trampa que me someta mentalmente. Díselo a tu Master, aunque supongo que ya lo escuchó, a pesar de que no haya mostrado su rostro, el cual ya conozco. - Afirmó, para luego sonreír, esperando que el magi tomara una decisión al respecto. Lo más probable, era que rechazaría la idea de una alianza, lo que significaría que tendría que pelear.