Partida Rol por web

-Gracias...-Hacía tiempo que no trataba a nadie de forma tan cercana, y esto causó que Sara se sintiera más a gusto junto con la muchacha, se sentí entendida y no la miraba raro. Niega suavemente con la cabeza con una media sonrisa
-Es mejor ... que yo me acostrumbrar... a tu idioma- y sonriendo nuevamente mientras sacaba una libreta y un bolígrafo le dice -puedes llamarme Sara- "es genial, no me siento obligada a comportarme de ninguna manera... hace tiempo que no me sentía así de a gusto con alguien... lo mejor es que parece que ella tampoco actúa con respecto a su forma de ser"

Un chico que no parecía bastante entusiasmado con el inicio de las clases se nos une a la conversación, Fausto intenta seguirle el hilo de la conversación lo más que puede, aunque se perdía en algunas partes. Así que al parecer no era el único extranjero en la clase... miró con interés a aquella chica pelirroja y menuda, que parecía hacer buenas migas con otra más tímida y vergonzosa. 

Sin embargo, vuelve a mirar a Shinichi, quien le lanzó la misma mirada amenazante, mostrándole que tenía la cámara fotográfica consigo. Fausto se quedó mirándolo con cierto recelo sin perder su sonrisa, aunque luego le saca la lengua de forma juguetona, Shinichi no tendría por qué ser un problema.

Luego habló el amigo de Daisuke, Kaito. Fausto de vuelta se ruborizó, pero negó un par de veces con la cabeza para disimularlo.

- Jaja, no hay problema... - Respondió intentando sonar lo más amable posible. 

Aunque la puerta se encontraba cerrada, se escuchaba mucho ruido en su interior y risas por todos lados,
-"quizás sea mejor entrar y asegurarme que sea la sala correcta"

Camino hacia la puerta parecía que estaba un poco atrancada, trato de forzarla pero no se habría, así que decido hacer  fuerza abriéndola de golpe contra la pared, dando un gran portazo...  parece que el golpe a asustado a la mayoría, a alguien se le cayo algo que llevaba en sus manos, me di cuenta por el grito que dio,  así que entre para preguntar...

-!!ES AQUI LA CLASE PA-9?????!!! hice la pregunta gritando, las manías de mi viejo me seguirían por un buen tiempo, hablar alto para que todos te escuchen siempre se hace cuando estas frente de un oficial o alguien importante, aunque yo no pertenecía en ese mundo mi padre aun así me entreno desde pequeño, muchas personas me habían dicho que no era necesario hablar en ese tono tan fuerte, la señora Osawa sobre todo me lo dijo, que tratara de hablar con un tono mas normal, es muy difícil romper manías que te enseñaron desde pequeño pero creo que debía aprender de a poco, si quería integrarme sin llamar mucho la atención, y de esa forma no lo estaba consiguiendo....  
 

mire rápidamente esperando alguna respuesta estaba el tipo de las gafas sentado, y la chica que no se veía bien...  un tipo aun miraba paralizado tartamudeando lo que había dejado caer ...

Inori se cruzó de brazos, mirando a Kaito con desdén.

- A ti lo que te pasa es que estás muerto de envidia. Fijo que te tirabas una vida peor si tuvieses la fortuna que él tiene... - Comentó con la intención de picar a su compañero.

K - ¡O-oye! Éso no es verdad... Simplemente digo que me parece un poco tonto que ése niñato sea famoso por no hacer nada, sólo por ser hijo de quién es.

I - Bueno... Un poco de razón sí que tienes.

Entonces un muchacho entró a clase preguntando, no, gritando si éste era el aula PA-9. Inori lo miró, y del señor grito que pegó se le levantó hasta el flequillo.

- ¡¡SÍ, ÉSTE ES EL AULA PA-9!! - Y tras dejar un desagradable pitido en los oídos de la mitad de la clase, volvió a mirar a Fausto con total normalidad. - ¿Y tú de dónde vienes?

Escuchó la conversación que mantenía Inori con Kaito, intentando mantener la calma. Miró con cierto recelo a Kaito, y más aún a Inori cuando le dio la razón.

De repente alguien entra de un portazo haciendo sobresaltar a la mayoría de la clase, sin embargo, el chico que entra empieza a gritar preguntando si estaba en la clase correcta. Fausto se quedó bastante impactado ante la forma de entrar de aquel chico. Sin embargo Inori lo miró y le respondió de la misma manera, volviendo a dejar a todos en el salón de clases aturdidos. 

-You didn't need to scream that way - Se quejó en inglés.

Se llevó las manos a los oídos ya que la chica estaba demasiado cerca de él cuando gritó, y le había dejado un molesto pitido sonando. Inori se dio vuelta con naturalidad y le siguió indagando a Fausto sobre su procedencia.

-Humm, soy de America, Estados Unidos... - Respondió mirándola a los ojos, esperando a que el interrogatorio termine, o que el profesor llegar rápido.

una chica que estaba frente al chico que vi en la entrada , se volteo y grito enfurecida ...

- ¡¡SÍ, ÉSTE ES EL AULA PA-9!! mire a la chica con cara de asombro cuando grito de la misma dejando un pito en mis oídos, luego se gira  a continuar su conversación...

-valla!! tipa!  estaba acostumbrado a los gritos de hombres pero de una mujer chillona jamas, que sonido mas desagradable me a dejado en los oídos-. -pensé mientras me llevo las manos a los oídos tratando de poder escuchar de nuevo.

Mire habían unos  asientos disponibles en cerca de las ventana, así que me dirigí allá observando a la chica que me había gritado, era guapa pero el chico con el que hablaba no mostraba mucho interés,
se veía con cara de afligido, lo estaba pasando realmente mal, se notaba en su cara, reí para mi mismo  al fin llegue al asiento a esperar que la clase empezara luego...

- "¡Vamos, chicos! Dejar de gritar que nos van a echar el primer día de clase. ¡Ja,ja!." - Dije con una sonrisa que nadie sabe de donde la saqué pero alegraba el alma a mas de uno.

Siempre había sido popular desde joven, sin quererlo ni beberlo he estado rodeado de gente toda mi juventud, por como era y como ayudaba a las personas, mi sonrisa siempre ha aliviado a muchos y quizás por eso me he acostumbrado a usarla demasiado. Si al menos puedo hacer a la gente un poco feliz, con eso me basta.

El hecho de que media clase estuviera gritando y hablando la hacía tan viva que te obligaba a darte cuenta de que independientemente de la desgracia de cada uno, la vida sigue y tenemos que seguir adelante. En estos momentos es cuando se me viene la imagen de mi padre por la cabeza.

Envuelto en mis pensamientos mientras todos hablaban de sus cosas, apoyé mi cara sobre mi brazo y dirigí la mirada hacia la ventana, viendo como el sol se colaba por los rincones del aula. Me sorprende la manera en la que empieza este nuevo año y espero con ansia ver lo que depara mi futuro.

Shizuka asintió a las palabras de la joven, era mejor que se acostumbra a la lengua del país, así no le costarian tanto las clases, la joven se mordió el labio inferior, siempre lo hacia cuando algo quería decir, pero no sabía como hacerlo, las palabras no eran su lenguaje, pero si la música, incluso en ese momento deseaba tocar el piano.

- sí, creo que es mejor, pero si te cuesta tomar apuntes... puedes tomar los míos, te puede ayudar...- le sonrie de nuevo, pero ambas se giran hacia ese chico que grita, Shizuka se pone las manos en los oídos cuando la otra joven grita, todos gritan demasiado, y eso destroza los tímpanos de la joven, el tener oído absoluto no era tan bueno, a veces era más sensible a notas tan agudas como las que dio esa chica, ¿alguien podía realmente dar ese tono?.

- jeje... espero que no sea cotidiano, - le susurra a la joven, cerca de su oído, hablando bajito, "me siento muy bien con ella, muy bien, es muy agradable y huele bien", pensó la joven, y ella tampoco se quedaba atrás olía a cerezos, apartó su carita de la cara de Sara, que le pedía que a llamara así - Sara-chan - se sonrojó de nuevo, llamándola con tanta familiaridad, algo no muy normal para Shizuka.

Uno de los chicos pide que no griten, y ella se gira hacia él, asintiendo con una sonrisa en los labios, le diría algo más de cerca, pero es demasiado tímida como para poder hablar con un chico desconocido.

La chica sonríe bastante agradecida a Shizuka con un brillo de alivio en sus ojos -Eres magnífica persona, Shizuka- aún no se acostumbraba a poner al final el adjetivo propio según la persona con la que hablaba, lo que le había costado más de un grito de su abuela, pero no le entraba en la cabeza.
Un grito la sacó de sus pensamientos sobresaltándola de tal manera que giró medio cuerpo molesta y con los mofletes inflados para ver quién narices había sido, pero la contestación de la segunda de poco la deja sorda, por lo que atontada y medio sorda vuelve a su asiento con los dedos índice de cada dedo metidos en cada oreja "ni porque estuvieran llamando a las cabras..."-yo tampoco espero que esto...sea cotidiano-"sino tendré ganas de matar a más de uno".

Detrás mío estaban dos chicas hablando, una de ellas parecía extranjera, como otros que habían llegado. La verdad que si me hablaron, no lo noté. Seguía inmerso en mis pensamientos. Por un lado mis amigos estaban en otra aula, y aunque me sonaban caras, no tenía confianzas con nadie. Mi vista se perdía por el horizonte, y solo esperaba que viniera la profesora para romper esta soledad. Esperaba que esta vez fuera una profesora, y no el carcamal del año pasado.

Un chico se sentó delante mío, aunque no le presté mucha atención, un ligero Hola, me salio de la boca. Como si no lo pensara, pero mi cuerpo actuó por si solo. Todavía tenía gravada en mi mente la actitud de mi hermana esta mañana. Ni siquiera la chica nueva con los cascos grandes me llamó la antecion. No era una persona antisocial, pero sin duda este fue el primer comienzo de curso peor para mi.

Al comenzar en barullo en la clase dejé de mirar por aquella ventana y comencé a mirar a todos los que entraban y los que ya habían hecho sus grupos nada más sentarse. Quizás ya habían estado juntos o se conocían de otras cosas, pero claro, cuando llevar toda la vida viviendo en la misma ciudad es fácil conocer a la gente.

Reparé en dos personas que no eran japonesas. Una era una chica que estaba con otra que la estaba hablando, aunque a la que no era japonesa la miraba como más gente.

No tardé en cambiar mi vista de lado, pues escuché que alguien decía que era de Estados Unidos y claro, sólo podía ser el otro chico de rasgos occidentales, aunque más bien tenía rasgos de chica occidental. Podía asegurar que en su propio país de procedencia había mujeres con rasgos bastante menos delicados.

Lo demás, observé un poco a los que como yo, simplemente se habían dejado caer en sus sillas, pero después volví a girarme de nuevo hacia la ventana.

Normalmente no era de las silenciosas o de las poco simpáticas, pero llevaba dos semanas que lo único que me apetecía era tumbarme en la cama y mirar al techo.

- Pues bien. Ya estamos en Japón...!! - Pensé con resignación.

Al menos estaba aprendiendo que tenía que venir con menos tiempo a clase, porque para estar allí mirando a las musarañas me sobraba mucho tiempo.

La conversación sigue en un tono animado. Hoy el corral está especialmente revuelto, por lo visto. Probablemente, por los estudiantes extranjeros. Aunque sea la era de Internet, para algunos parece que es como antes, que ver a un extranjero en una ciudad pequeña como esta era poco menos como encontrarse con un kitsune en el bosque. ¿No había un anime en el que una de las chicas era uno... Makoto, se llamaba...?

Bah, no me acuerdo. He visto muchos. Tener mucho tiempo libre, es lo que tiene... me cuesta llenarlo. E incluso con las cosas que me gustan (¿y a quién no le gusta el anime?), llega un momento en que todo empieza a... como decirlo. A parecerse.

El bocinazo de Inori acaba de pronto con todo el jaleo. La gente se mete el dedo en los oídos, se da toques en la cabeza y ladea el cuello. Yo me recoloco de un bufido el cepillo, que se me ha caído delante de los ojos después de semejante cañoneo de sonido, y saco el móvil, empezando a hablar.

Sí, señor Ministro... claro, señor ministro... inemdiatamente, Señor Ministro...

Agito el teléfono en dirección a la chica del pelo sobre el ojo, haciendo el gesto de "es para tí".

Inori, que pregunta el Ministro de Defensa desde Hokkaido si puedes gritar más. Es que estaban probando un cañón de ultrasonidos, y entre el rebuzno de antes y el ruido cuando explotó, no te han oído bien. ¿No? Bueno, yo se lo explico, pero no le va a gustar... ¿se lo explicas tú mejor? digo, apuntando el móvil a la chica sentada justo detrás mío, que gasta la misma cara de vinagre que hace un rato. Normalmente no me meto donde no me llaman y no busco fastidiar a quien claramente no tiene ganas de juerga, pero por algún motivo, noto que algo me tienta a intentar bromear con la chica, aun a sabiendas de que probablemente me lleve un bufido de respuesta. Contando con que Inori no me tire algo a la cabeza.

No sé por qué he tenido ese impulso. Quizás es que el episodio de la flor me ha hecho pensar y estoy algo más... sentimental que de costumbre. No es que este sentimental a menudo, o sea que no es tan difícil. Quizás es simplemente por aliviar el aburrimiento, o quizás es que entre tanta cara nueva y rara, algo me empuja a ser más abierto. No se por qué, y tengo la impresión de que en el momento que empiece a pensarlo me sentiré bastante estúpido, pero de momento mi mano y mi boca ya han ido por su cuenta... así que veamos donde nos llevan. La espontaneidad es algo lo bastante raro como para que me apetezca disfrutarla, al menos de momento.

Al sentarme un chico al que estaba al lado de la ventana me habla

-"Hola" saluda levantando la mano y sin girar la mirada. Me tome algunos segundos para voltear y asegurarme que era a mí a quien saludaba, volví a él  para saludarle.

- "Hola, siento lo del grito  aun no me acostumbro a estas cosas", le dije mientras agitaba la mano correspondiéndole el saludo aun con tono un poco elevado, me distrae un aroma agradable en el aire, no sabía de dónde venía, luego de respirar un momento vuelvo a hablar...

-"Me llamo SATO.................."  me quedo un momento en silencio, había olvidado mi nombre, le rio un poco angustiado, el parecía no  mostrar interés a lo que decía, me giro para coger mi mochila "en mal momento me pasa esto", busco la libreta con mi nombre sin que él o alguien lo notara, "LO TENGO!"

-"Sorry!,  pensé que había olvidado algo, me-me-llamo Ryuma Amato" mientras me llevaba la mano a la cabeza algo muy nervioso el chico parecía inmerso en sus propios pensamientos, y parecía no prestar atención así que me giro hacia el pizarrón. 

Aunque pendiente de lo que hacía Shizuka e intentando no mantener contacto visual con nadie más de esa sala por el momento (demasiados chicos para su gusto) no pudo evitar escuchar el comentario en respuesta de uno de los alumnos hacia la que había chillado en respuesta del que había llegado más tarde, lo que provocó una media sonrisa divertida, parece que más de uno tenía confianza con los demás...
Algo que le resultó extraño y que hizo levantar levemente la cabeza para ver por el rabillo del ojo, el rezagado se había presentado primeramente con un nombre, luego corrigió "¿Por qué...? Quizás el sueño de buena mañana..." decide no darle más importancia por el momento. Parece que su nueva clase está llena de extraños personajes, aún así no se encontraba del todo cómoda, lo que hacía que estuviese algo encogida sobre sí misma con la cabeza algo gacha.

Al oír de nuevo la suave voz de Shizuka se gira asintiendo con la cabeza con una pequeña sonrisa ante la pregunta -lo que más gustarme hacer cantar y bailar...- "y es cierto que es lo que más me gusta hacer, ¿pero tendría que decirlo de buenas a primeras? No veo por qué no..."-¿y tú Shizuka...-chan?-

Embobado en mis pensamientos no pude evitar escuchar de fondo a la gente hablando en tono alto y mas aun si están cerca mía, así que no pude evitar escuchar como Satoru se reía de Inori de una manera bastante brutal. Lo que parecía ser un chico apartado de la sociedad de repente había cambiado totalmente a uno de los mas sociables de la clase. -"¿Será una fachada como la de muchos?" - Pensé para mi mismo. 

No le dí mucha importancia a la equivocación de Ryuma, podría haber sido por muchos motivos y comerse la cabeza con eso no era lo mas importante ahora mismo, seguramente tendría sus razones si no se habia equivocado. Inori seguramente se cabrearía muchísimo con ese comentario, aunque no la conozco lo suficiente ni siquiera para defenderla, así que mientras tenía la cabeza agachada me reí en silencio de ese comentario tan gracioso. Había resultado ser un inicio bastante animado para lo que solía ser las clases aquí en Nekogi, cosa que me alegró ya que esto daba rienda suelta a lo que prometía ser un buen año. Sin querer mis ojos volvieron a ver a la extranjera con cascos por un momento fugaz y luego me dirigí la mirada a Kaito. - "¿Sara se llamaba? Creo haber escuchado eso sí. Sara...Chan." - Volví a pensar para mi adentro.

- "Oye Kaito, ¿Que tienes pensado hacer a la hora del almuerzo?" - Dije repentinamente para vaciar mi mente. -"¿Comemos juntos?"

La puerta de la clase se abrió, y al poco rato, se escuchó una voz serena y calmada.

- Buenos días clase. - Una mujer no muy mayor, pálida y de aspecto elegante irrumpió en la sala con una carpeta en la mano. Dio unos cuantos pasos para terminar ocupando el asiento del profesor. - Mi nombre es Harumi Sakura y seré vuestra tutora durante éste curso. - Les hablaba a los alumnos, pero en ningún momento los miró a la cara. Parecía inmersa en otras cosas.

Algunos estudiantes ya conocían a Sakura Harumi. Tenía fama de ser benévola, pero bastante exigente e irritable.

- Tomad asiento, por favor.

Una mujer abrió la puerta, por su aspecto elegante supe que se trataba de la instructora, como si fuera un acto reflejo me puse de pie empujando mi silla hacia atrás golpeando suavemente la mesa posterior, la chica atrás balbuceo unas palabras que no entendí, ya que mi atención estaba puesta en la instructora que saludaba en ese instante...

-BUENOS DÍAS INSTRUCTORA!! .... salude en voz alta, mientras toda la clase también saludaba, aunque había hablado alto, mi voz pareció perderse entre todos, por lo menos eso suponía, la observe mientras camina hacia su escritorio diciendo su nombre
-"Harumi Sakura .. Bien! tratare de no olvidarlo".  - al sentarse nos ordeno hacer lo mismo..

No sé qué había pasado atrás  me volteé para mirar, observe primero a shizuka, ya sabía cómo se llamaba, había escuchado su nombre mientras hablaba con su amiga, su cara seguía algo pálida, pero se veía con mejor aspecto que cuando la vi pasar esta mañana, me quede observándola varios segundos momento...

-"no sé porque...... pero aquella chica llamaba mi atención más de lo que debiera,
¿será esa timidez?...o ¿esa atmósfera de paz y tranquilidad que reflejaba".- inclino mi cabeza observándola descuidadamente

pero, mi pensamiento fue interrumpido cuando voltea y se da cuenta que la miraba, creo que fui demasiado evidente que la observaba, sin reaccionar cambie mi mirada hacia su amiga que me miraba furiosa, al verla  me asusta  su cara de fastidio hacia mi haciéndome inclinarme hacia atrás por el susto....  
fue como pasar del cielo al infierno,  mis palabras en ese instante fueron más por el impacto que por pedir realmente una disculpa, ya que no lo sentía de verdad...

-"Lo ....lo ..lamento".  hable mirándola mientras una gota bajo por mi mejilla,
-"¿pero que digo?, no es de mi pedir disculpa..., es una señal de debilidad, esta era la tercera del día, en serio que no había chocado su mesa fuerte, pero se veía demasiado cabreada, quizás no sea por mi y sea por otro motivo,....
si es lo mas seguro, pero.........."
en ese instante recordé que llevaba uno de  mis dulces preferidos en el bolsillo, lo tome y lo deje sobre su escritorio y volví a mi lugar para pensar...
"de verdad que no golpeé su mesa fuerte, estoy seguro..... muy seguro."

Fausto lanzó unas pequeñas carcajadas cuando aquel chico que se había metido en la conversación bromeó con respecto al grito de Inori. Aquel chico le parecía bastante simpático, al igual que Daisuke. No podía decir lo mismo del amigo de éste último, Kaito. Sin embargo Fausto era sociable y abierto con todos.

-¿C-cual es tu nombre? - Preguntó con una amplia sonrisa al bromista (Satoru).

No tenía problemas en socializar con nuevas personas, y realmente no entendía a aquellas personas tímidas y cerradas, centradas en sus pensamientos. Tal vez Fausto quería estar rodeado de muchos para no poder escuchar los suyos. Se giró para recoger su mochila e ir sacando sus cosas, mientras escuchaba que Daisuke invitaba a su amigo a almorzar juntos.

-¿Pu-edo comer con u-ustedes? - Preguntó en voz alta, a pesar de sus dificultades con el idioma. Luego giró nuevamente hacia Satoru - ¿Q-quieres venir con n-nosotros? 

Luego llegó la profesora al salón de clases, una mujer bastante pálida y elegante. Se paró con algo de pereza junto al resto, aunque no emitió palabra alguna para saludarla, Fausto no era de llevarse muy bien con el tema de los profesores o los estudios, cosa que le hizo repetir un año escolar en el pasado, aunque el chico no se preocupaba demasiado al respecto. Sakura Harumi parecía inmersa en otros asuntos, el chico sospechó que estaba así debido a la noticia de la estudiante que se suicidó. Probablemente todos los profesores compartieran su estado anímico, la muerte de una estudiante podría haberlos afectado bastante.

- ¿cantar y bailar? que divertido... - dice, a ella le gustaba bailar, pero era demasiado vergonzosa como para hacerlo delate de otros, la joven se encogio de hombros y miró a su alrededor, estaba rodeada de chicos, ¿pero en que momento?, se preguntó, y se separó del pupitre de su compañera.

- me gusta sacar fotografías, diseñar ropa y... y tocar el piano - le responde, aunque claro, no aclara que eso último no era un simple hobbie, iba a agregar algo más, pero no pudo, la profesora llego a la clase, y ella fue de inmediato a su asiento, sacando su cuaderno, que era de anillos y tenía un gatito en la portada, pero se da cuenta que está siendo observada, algo despistada siempre era, pero esta vez si se dio cuenta que era observada,  y buscó a esa persona,y era el chico que estaba delante de ella, el mismo que entró gritando, el mismo que había dicho mal el nombre, ¿se habrá dado cuenta que lo estaba mirando?" Se preguntó sonrojada.

Lo quedó mirando fijamente, algo pasmada y sorprendida, pero este se dio cuenta que era observado de nuevo por Shizuka, y se gira hacia su compañera, Sara, disculpándose con ella, Shizuka, baja la mirada, ni se había dado cuenta del golpe en la mesa, al girarse y distraerse, y si bien lo escuchó, no se dio cuenta que fue en la mesa de Sara y que fue hecho por el chico, "estaba atento a Sara, es que es muy linda", se dijo la joven, encogiéndose de hombros,  y mirando su cuaderno, la primera hoja estaba limpia. Luego levantó la mirada y el mismo chico dejaba un dulce en el puesto de Sara. "oh que lindo gesto...", ahora lo volvió a ver, pero emitiendo una tímida sonrisa. La tutora estaba delante, y Shizuka disimula atención a la tutora para que no le llamen la atención, sabía que era una mujer gentil, pero en la medida que entrega exigía que sus alumnos le respondieran y ella debía mantener su buena reputación entre los profesores.

-buenos días Harumi-sempai - saluda a la tutora poniéndose  de pie, y volviendo a su asiento.

Sonríe curiosa, ella siempre habría querido aprender a tocar algún instrumento, sobre todo la guitarra o el piano. Quizás este año pueda aprender...
Un suspiro de esperanza entró por la puerta cuando Sara vió, sin reprimir el brillo de alivio en sus ojos, que su tutora sería una mujer.
"Si llega a ser otro chico..." mira a su alrededor agobiada sin acertar completamente en lo que quería pensar. Un golpe en su mesa la saca de sus pensamientos y mira al chico que había entrado gritando "tiene que hacer todo llamando la atención". Se levanta como respeto hacia Sakura Harumi diciendo un -Buenos días- alto y claro.

Al sentarse de nuevo no puede evitar el darse cuenta del contacto visual entre Shizuka y el tipo que le había dado un golpe en la mesa
"seguro que es el que se hace el bueno y luego es de lo peorcito" sintiendo que tiene que proteger a su nueva amiga lanza una mirada fulminante hacia delante, lo cual parece captar Amato, porque le pide disculpas y le deja un caramelo en el pupitre.

Sara mira el caramelo y el caramelo mira a Sara... "acaso piensa que soy una cría?"sin entender las razones lo coge de la mesa y lo lanza disimuladamente de nuevo hacia la mesa de delante y cruza los brazos sobre el pecho ceñuda
-Tú nunca oír el dicho "no aceptes caramelos de desconocidos"?- sabía que era un dicho para niños pequeños, pero era así como la había hecho sentir por un pequeño momento.