Partida Rol por web

Me pongo con el dron que me señala mi hermana pero no puedo arreglarlo, me faltan ciertas herramientas que no llevo encima, así que me lo llevaré a la base y allí ya podré estudiarlo con más calma.

- Lo siento chicas pero el dron tendrá que esperar. 

Recuerdo entonces las palabras de Elaiza y trasteo con él por si tuviese un sistema de localización, no quiero llevarme un GPS hasta nuestra guarida.*

Tras guardar el dron echo un vistazo por la sala donde estamos mientras Alma intenta conectarse, si veo algo raro veré que puedo hacer con ello, sino seguiré a mi hermana por si encuentra problemas.

Algo olía muy mal en ese sitio, figuradamente hablando. Primero, había sido demasiado fácil colarlos allí y segundo, tanta tranquilidad me escamaba sobremanera.

- Me gustaría explorar qué hay más allá de ese pasillo, aquí hay gato encerrado, pero para eso alguien debería quedarse con Alma mientras bucea en el terminal. Yo mismo podría hacerlo, pero mi revolver está inquieto por hacer amigos - dije con una sonrisa de medio lado - Fixer ¿te encargas tú? Parece que Backdoor quiere acompañarme.

El grupo se despidió con un guiño de ojos. Mientras Trigger, Fixer y Backdoor salían al pasillo, Nozomu se hizo un hueco entre los despojos bajo el escritorio y conectó su terminal Ryotatsu. Se sentía como cuando era niña y se tenía que esconder de la vista de sus padres para enchufarse a la Red. Era su refugio, su cabaña infantil, donde su cuerpo se hacía un ovillo invisible y su mente volaba a un mundo digital de fantasía sin límites ni ataduras. El ventilador del terminal emitía su zumbido reconfortante mientras enfriaba los procesadores, los LEDs parpadeaban como un faro invitándola a entrar en su mundo de ceros y unos. 

El "click" del jack al introducirlo en el puerto de conexión era como si cerrara la puerta al mundo físico, para poderse dejar caer en un sueño profundo del que no quería despertar.

La Red.

Flotaba por un túnel de polígonos que componían un esquema del mundo, acercándose a la IntraNet del laboratorio en que se encontraba. Como un paracaidista cayendo desde altura suborbital, los pies de su avatar se detuvieron sin impacto al tocar la superficie simulada de un suelo de homogéneo color azul. Alma estaba en el nodo de entrada, aunque lo que su mente recibía era que se encontraba de pie en una habitación cuadrada con una puerta puramente rectangular en cada lateral. No había decoración, ni detalles humanizantes, ni un intento de hacer del sitio un entorno agradable. El programador que había diseñado la IntraNet de este laboratorio de la Augen había usado la mínima expresión de calidez para generar el interfaz. Seguramente sólo había copiado cubos uno junto al otro, conectados por una puerta lisa, para simular los nodos de información y sus conexiones. O al tipo le faltaba cualquier arrebato de imaginación, o había tenido que trabajar a toda prisa para crear un entorno funcional sin barroquismos. Con suerte, si la prisa era el motivo de tanta sobriedad, quizás tampoco había tenido tiempo de instalar grandes medidas de seguridad.

La entrada a la constelación en que se encontraba era como un recibidor-distribuidor: debía analizar a dónde dirigían las cuatro puertas que la rodeaban para poder decidir por dónde continuar su incursión. Empezaba su intento de controlar el nodo de entrada...

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Las demás salieron al pasillo, arma en mano, y se desplazaron hacia la puerta indicada WC, la más cercana a la sala de Servidores. Más de una vez habían oído historias sobre incursiones en que los operativos habían pillado a un par de los guardias con los pantalones bajados en el urinario, y habían logrado así reducir la resistencia del equipo de seguridad sin arriesgarse a un tiroteo. Para entrar en un sitio a saco y disparando fuego a destajo ya existían los drones de batalla y los equipos de asalto cyberidiotas de Militech. Para correr las sombras hacía falta más cerebro que balas.

No tuvieron suerte esta vez, el lavabo estaba vacío. A pesar de la suciedad general, vieron que los mármoles sintéticos de las picas y los lavabos estaban húmedos, así que eran usados habitualmente. Mientras miraban las cabinas de váteres químicos, encontraron en el último de ellos una rejilla de ventilación de metro por metro. Debía conectar con la sala de al lado, porque oyeron retazos de una conversación:

- ...pero no me ha quedado claro cómo arreglarán lo del transporte. ¿Quién vendrá a buscarlo? Porque aquí estamos en el culo del mundo... -decía la voz de una mujer.

- Las instrucciones son que esperemos y mantengamos la alimentación funcionando. Parece ser que quieren que esto no salga a la luz todavía. Otra mierda de la Sony-Zeiss, me imagino. -responde un hombre con tono de desprecio.

Fixer, por su lado, miraba a lado y lado del pasillo. Con su ojo clínico para la maquinaria no tardó en detectar una cámara de vídeo que barría el ángulo de una esquina al final del corredor, donde éste giraba a la derecha y se perdía de la vista de Kaisha. Esa cámara sería un impedimento si tenían que pasar por ahí. Había algunas puertas antes de llegar a su zona de visión, pero correr a esconderse en ellas era una ruleta rusa.

No tarde mucho tiempo en conectarme a la red y durante un momento me quede mirando la IntraNet. Aquel aspecto era ciertamente simple, muy diferente al que tenía montado yo con mis propios datos en la nube del zulo. Durante un momento mire  las cuatro conexiones de la sala  mientras empezaba a iniciar los drivers para abrir los puertos que actuaban como conexión. Ya tenia  gran parte del código trazado para saltar el sistema de seguridad cuando la puerta cerrada por mis compañeras creo un sonido que hizo que mi mente dejara de concentrarse un momento poniéndose alerta.

Mi cabeza se asomo cajo el escritorio para ver la sala vacía y cuando volví a centrarme en mi tarea vi como el código que llevaba escrito empezaba a corromperse por las medidas de eliminación de datos externos de la IntraNet.- Mierda, mierda, mierda…- Mi boca murmuro mientras volvía a centrarme en el caótico entramado de la red intentando reparar el estropicio que se acababa de generar mientras miraba si había saltado alguna medida de emergencia.

Por mis manos intentaban sobrescribir las partes que se iban borrando intentando dar apertura a la conexión pero frente se iba cada vez frunciendo mas enfadada con los resultados. El servidor no tenia una escritura complicada, demonios, había hecho cosas mucho más complicadas que aquella. ¿Porqué…? Mis ojos se apartaron del código que estaba escribiendo para fijarse en mis manos las cuales estaban temblando ligeramente.

¿Nervios? ¿Realmente me estaban traicionando ahora? Solté un bufido mientras mis manos empezaban una desconexión. Si continuaba así la iba a cagar muy a lo grande. Lo mejor era desconectar, intentar relajarme y sumergirme de nuevo. Si seguía con esos nervios forzando el hackeo no me deparaba nada bueno.

Finalmente desconecte y me quede en aquella habitación en silencio. Cerré los ojos para intentar centrarme, podía escuchar los ventiladores de las maquinas de la sala, la respiración pausada del tipo sentado en la silla y conectado. Deje que mi respiración se calmara, cuando fuera así me conectaría de nuevo. No podía arruinarlo todo ahora, estábamos trabajando para la puta Sony-Zeiss, si conseguíamos hacer aquel trabajo no significaba solo una buena paga, si no un cache en correr las sombras.

Al escuchar una conversación al otro lado de la pared, a través del conducto, lo primero que hago es un gesto de silencio y atención a mi hermana. No quería perderme ni una sola palabra de lo que decían, así que me mantuve muy quieta, evitando que cualquier ruido me impidiera obtener la información que tan valiosa podría ser más adelante.

Cuando la conversación toma una pausa, rápidamente le hago un gesto a Kaisha para que entre las dos, con sumo cuidado, desatornillemos la rejilla para dejarla apoyada sobre el suelo, evitando que pudiera hacer ruido al caer. Luego, ni corta ni perezosa, me meto en el conducto mientras pienso que esto es lo que mejor se me da. 

Avanzo por el conducto mientras aseguro que el intercomunicador que nos conecta con Nariko y alma en la sala de Servidores esté silenciado o en "modo auriculares" a ser posible. No quiero que un aviso repentino nos delate haciendo ruido. 

De vez en cuando me giro hacia atrás para ver que mi hermana me sigue sin demasiadas dificultades. Me alegro que sea ella la que va conmigo justo detrás. No sería lo mismo trabajar con un tío, sabiendo que me no quitaría los ojos del culo, mientras me arrastro a duras penas...

Bueno, parecía que allí no había nada pero habíamos tenido la suerte de poder escuchar retazos de una conversación, rápidamente mi hermana decide colarse por los conductos de ventilación, así que sin dudar un instante me pongo manos a la obra a su lado y pronto estamos reptando por ellos.

Si todo salía bien pronto podríamos oír más de cerca lo que decían esos dos, pues cuando había oído la palabra SONY CORP mis sentidos de alerta se habían disparado, desde luego era una de las misiones más misteriosas que nos habían encomendado, estábamos allí y apenas si sabíamos la mitad, o eso me parecía. Odiaba eso de no poder controlar la situación.

Permanezco en guardia, ligeramente agachada y arma en mano apuntando hacia la puerta, bajo la entrada al conducto de ventilación mientras Backdoor y Fixer se escabullían por allí, curiosas siempre por naturaleza. Era mejor que una de nosotras permaneciera vigilante antes de arriesgarse incluso a que ese conducto se quejara o, peor, cediera por el peso de las tres.

El paso del tiempo siempre era desconcertante cuando salíamos a alguna misión, por lo que ignoraba cuánto habría pasado desde que noqueara a ese primer guardia antes de entrar al edificio. Tarde o temprano quizá alguien le echaría de menos por lo que, aunque con cautela, no deberíamos retrasarnos demasiado en encontrar a nuestro objetivo.

El tiempo empezaba a correr, y ya había pasado el momento de entrar en el sitio. Lo habían hecho bien hasta ahora, aunque también había que reconocer que la seguridad no era la esperada. Pero su misión no era sólo entrar a ciegas en un edificio semiabandonado; tenían que localizar un objetivo que no sabían dónde estaba, llegar hasta él, y sacarlo por alguna vía de escape. Ahora ya no bastaba con mantener un perfil bajo, ahora tenían que empezar a arriesgarse para obtener una información que necesitaban.

Alma notó esa presión antes de lo deseado. En ningún momento puso en riesgo a nadie de su equipo, pero quedó descolocada ante la crudeza del entorno en que entraba. Saber que tenía un software intruso en su consola sin el más mínimo control sobre él tampoco ayudaba. 

Aplicó la técnica milenaria que se ha transmitido de generación en generación entre profesionales del mundo digital, de científicos visionarios a ingenieros de comunicaciones, de ingenieros de comunicaciones a informáticos, de informáticos a netrunners, de netrunners a sus suegros cuando les dicen que no les funciona el datapad: "Apaga y vuelve a encender, a ver si funciona". 

Contuvo la respiración cinco segundos en su chakra, soltó el aire con suavidad y la boca entreabierta.

Nadie corría peligro, pero sus compañeras necesitaban saber la localización del prisionero, necesitaban que localizase el nodo de seguridad y desconectara las cámaras,... necesitaban tenerla con la constelación controlada para abrirles camino por delante como un rompehielos, y evitar que se dieran de bruces con una trampa para ratones sin verla venir.

Se dio a sí misma 20 segundo más para respirar y conectó de nuevo el jack en la entrada...

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Backdoor delante y Fixer detrás avanzaron un par de metros escasos hasta la placa de ventilación que daba a la habitación contigua. No les había dado tiempo a ver el cartel que indicara su contenido en el pasillo, pero sabían que había dos personas -al menos- dentro. La rejilla debía estar a unos centímetros del suelo: con suerte a cubierto de la vista por debajo de una mesa; con mala suerte detrás de un enorme armario imposible de mover. Las normativas de seguridad eran muy claras con la prohibición de bloquear salidas de aire, pero a veces el feng-shui decía que el armario quedaba bien en la pared norte, y en la pared norte se ponía. Y además así tapaba esa fea rejilla metálica que sólo hace que recoger polvo.

Al acercarse escucharon un retazo más de conversación:

- Oye, Suneo se está columpiando ya ¿no? O le está sacando mucho provecho al cigarrillo que le he dado. A mí no me duran tanto. Voy a ir a buscarlo y que me explique cómo se lo hace para que un Lucky Strike sintetizado le dure tanto como uno natural. Y si no me convence, va a hacer mi turno con la vigilancia de las cámaras.

Era la mujer la que había hablado, y se oyó el sonido de una silla con ruedas apartándose de cerca de la rejilla. El hombre que también debía estar en la sala sólo emitió un despistado "Ahá" que sonó también cerca de la salida de aire. Parecía que la mujer se levantaba e iba hacia la puerta del pasillo, y lo normal es que se dirigiera hacia la azotea donde estaba su compañero inconsciente.

Fixer recibió la conversación ampliada por el auricular, emitida desde el micro de Backdoor. Ella se encontraba en el lavabo, con el arma preparada, y cerca de la puerta que daba al pasillo. Su mente recibió un flash de inmediato: ¿habían dejado la puerta de los servidores abierta o cerrada al salir? Si alguien pasaba por el pasillo, ¿vería a Alma sentada en la sala con el otro tipo frito a su lado?

Arrastrarse por un angosto y oscuro conducto de ventilación, lleno de telarañas y mugre, no era lo más asqueroso que había tenido que hacer, pero podría entrar en un top 10.

Las voces del otro lado dejaban claro que empezaban a sospechar que el guardia estaba escaqueándose del trabajo o le había pasado algo...

- ¿Has oído eso Trigger?- le susurro a mi comunicador. - Déjala que suba a la azotea y síguela, una vez allí podrás noquearla sin miedo a que nos oigan.

Si Trigger se le echaba encima estando en el piso superior haría ruido por mucho cuidado que tuviera y empezarían a sospechar. En cambio en la azotea el ruido no llegaría hasta esta planta. Con suerte Trigger la despacharía antes siquiera de que viese al guardia inconsciente...

- Hermanita, puedes quedarte o ayudar a Trigger tu decides. Pero yo voy a colarme dentro... - le susurro a mi hermana mientras lentamente y con mucho cuidado empiezo a deslizar la rejilla para ver que o quién hay en la sala una vez la mujer salga.

Tras escuchar la voz de Alma y lo que propone mi hermana, no tardo en decidirme.

- Voy contigo, sabemos lo que Trigger va a encontrarse, además no necesita mi ayuda para eso, sin embargo en esa sala puede haber otras personas que no hayan participado en la conversación, además también tengo curiosidad, vamos allá.

Me deslizo tras ella con todo el sigilo del que soy capaz, no sabía que íbamos a encontrarnos allí, pero esperaba que algo que nos dijese donde podía encontrarse nuestro objetivo final, no podíamos perder el tiempo y acabar alertando a todos los que allí estuviesen. Además, no me hacía mucha gracia ir por los conductos de ventilación, era bastante tedioso y por supuesto, nada agradable, así que cuanto antes saliésemos de allí, mejor que mejor.

Sin darme cuenta contengo la respiración al oír como Elaiza retira la rejilla...

Una corriente eléctrica recorrió mi espalda como un latigazo haciendo que mi cerebro corriera a trabajar tratando de recordar cada mínimo detalle de los últimos minutos en aquella operación. Mis instintos y alarmas saltaron inmediatamente en mi interior: debía proteger a Nozomu a toda costa, sin su ayuda las opciones de obtener éxito en la misión se iban a la mierda.

La idea de Backdoor ya había pasado por mi cabeza, pero quizá tuviera que intervenir antes de llegar a la azotea. 

La rejilla cedió con la suavidad de un aerodeslizador policial de la Lone Star aterrizando sobre un montón de basura. Elaiza la apoyó contra la pared sin un sonido y vio que la salida estaba oculta bajo una mesa. La suerte no siempre era una perra.

Vio una sala bastante cuadrada, de unos 3 metros de lado. Estaba bien iluminada por unos fríos fluorescentes de color blanco hospital, que mostraban cajas amontonadas (y aparentemente abandonadas) contra las paredes. Junto a la puerta que daba al pasillo se había montado un enjambre de monitores, claramente de cámaras de vigilancia. Una mujer y un hombre, con uniforme de algún grupo privado de seguridad, estaban sentados comiendo fideos fritos de una caja de cartón polimerado. Echaban vistazos cansados y rutinarios a los monitores mientras masticaban, pero generalmente estaban más atentos a sus palillos y la comida. 

Había dos sillas vacías a su lado, y la puerta justo se cerró cuando las hermanas Brooks se colaron en la sala. Ambas estaban agazapadas bajo la mesa, en un lado de la habitación. Los dos vigilantes estaban de espaldas a ellas, aunque cualquier ruido podría advertirles de la presencia de intrusos. Aunque no estaban muy cerca, a unos 2 metros, se podía distinguir la imagen de cada monitor desde donde se encontraban. Quizás podrían observar las pantallas sin moverse del lugar y así encontrar alguna información sobre otras salas y lugares del edificio. Tratando de mantenerse en silencio como ratas, claro está. Con suerte hasta podrían ver dónde estaba el prisionero. Pero eso requería un buen sigilo y buena vista, claro. Atacar a los guardias era otra opción, por supuesto, para así poder mirar con calma los monitores y encontrar lo que quisieran sin molestias. 

Mientras se decidían, Kaisha vio que un atajo de cables de alimentación pasaba por la pared junto a ella. Si los cortaba (o al menos algunos), dejaría sin conexión algunos monitores. Podía ser una buena distracción, aunque también las cegara a ellas después.

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Alma decidió estirarse para relajarse, y para eso salió de debajo de la mesa y alargó los brazos y piernas todo lo que pudo.  Tengo que hacer más ejercicio, se dijo a sí misma cuando notó los calambres en las extremidades. Bueno, se corrigió mentalmente, tengo que hacer ejercicio a secas. 

No se dio cuenta de la puerta entreabierta que daba al pasillo a su lado, ni de la sombra que se perfilaba mientras un guardia de seguridad del edificio se acercaba a su habitación de camino hacia la escalera de acceso a la azotea...

Toda su atención estaba centrada en su segundo intento de controlar el nodo de entrada a la IntraNet. Esta vez el interfaz prehistórico no la cogería desprevenida.

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Trigger salió del baño hacia el pasillo con un sudor frío recorriéndole la espalda: si la puerta de los Servidores había quedado abierta, entonces Alma estaba en peligro. La tensión de la duda hizo que abriera la puerta del lavabo con ímpetu. Demasiado ímpetu: justo se dio de bruces con el guardia de seguridad que había salido en busca del tal Suneo en la azotea. 

Quedaron descolados un instante, aunque Trigger llevaba el arma preparada y el tipo no. Nariko no reconoció la compañía cuyo nombre estaba impreso en el chaleco protector del guarda, Securons. No parecía una compañía de muchos medio, porque el equipamiento era muy básico: un chaleco antibalas sencillo, una pistola, y una porra aturdidora. La Backup aun se sorprendía a sí misma de la capacidad que tenía para analizar la amenaza que suponía un contrincante en milésimas de segundo.

- ¡Ei!... -fue lo único que vino a la boca del guardia mientras trataba de alcanzar su arma de fuego.

Totalmente inconsciente de la puerta entreabierta y de lo que ocurría en el exterior volví a refugiarme bajo la mesa y a colocarme manos a la obra. Quizás habían sido los estiramientos, el haberme levantado o simplemente haber cogido una posición mejor entre aquellos desperdicios, el caso es que mis manos habían dejado de temblar.

En cuanto la conexión empezó no dude un instante, ya había visto como estaba estructurada la primera sala, empecé a sustituir código contrarrestando la reescritura básica que tenía aquella Intranet. En poco tiempo las puertas ante mí ya estaban abiertas y mi boca soltó un pequeño suspiro aliviado ante un trabajo bien empezado. Con cuidado fui aproximándome a aquellos cuatro enlaces que había en la sala. Intentando averiguar dónde hacían conexión.