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Final Fantasy: El destino del héroe

Prólogo

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05/07/2022, 11:44
Elentari

"Guerreros de la Luz y la Oscuridad,

luchan por el destino y la calamidad,

encuentran su sino escrito ya en piedra,

mas sus voluntades jamás desmedran."

— Decía así la leyenda, tan antigua como los eones. Las canciones alaban a los guerreros, pero... ¿Qué son sino peones en un tablero que les quedaba grande? Alabados y repudiados, glorificados y degradados por igual según el bando. La historia pertenece a los vencedores, mas es negada a los vencidos. Dos caras de una misma moneda, no obstante... Porque mis estimados oyentes, quizá la luz no es tan brillante como parece, ni la oscuridad tan negra como creemos. ¿Volverán a luchar héroes de leyenda? ¿Volverán a ceder ante un final que no les pertenece, sino que les ha sido impuesto por entes superiores? ¿Qué es un héroe, sino un títere sometido a los hilos del destino? Ciclos y ciclos de iteración, de constante error en sucesión. Ahora reina la paz, bebemos tranquilos y en sosiego. ¡Brinden pues! Por los siglos de los siglos... Y por los héroes que estúpidamente mantienen este estrecho equilibrio de fuerzas.

 

Notas de juego

1/2

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05/07/2022, 12:12
Director

La taberna era bulliciosa, con sus clientes bebiendo y comiendo sin parar. Nadie tenía límites aquel día, el único final era el del estómago de cada persona. Se escuchaban risas y gritos por doquier, así como la música de la barda que, tras haber expresado su discurso, había vuelto solemnemente a su arpa. Las notas eran animadas, aunque escondían ciertas notas disonantes, como si su actuación fuera pura fachada, no más que una triste máscara de lo que realmente quería transmitir.

Amet, el dueño del establecimiento, corría de mesa en mesa para atender lo más pronto posible las exigencias de cada grupo. Todos sonreían cuando llegaba cargado con jarras de cerveza y vino. Una joven de pelo albino y con un parche en el ojo le seguía de cerca, encargándose de dejar la comida. 

— ¡Lavi! Mesas dos, tres y cinco, salchichas. Mesas ocho y nueve ensaladas de Cactilio. ¡Sin espinas, por favor! No quiero que pase como la semana pasada. Dicen que aún hay uno en el hospital con espinas en los labios. ¡Vamos, volando! - ordenó el hombre, de unos cuarenta años. Sonreía de oreja a oreja con lo que parecía iba a ser un día bastante fructífero para la casa, a pesar de todo el ajetreo que conllevaría.

Por otro lado, había en una esquina de la sala un grupo peculiar de hombres rata. Su aspecto indicaba que poseían cierto prestigio en su sociedad, a pesar de que absolutamente ningún otro cliente les hiciera el menor caso. Los guardias, armados con lanzas ligeras, vigilaban que nadie sospechoso se acercara al grupo... aunque no es que fueran a hacerlo, de igual manera. Una de las figuras más importantes era la de un individuo de pelaje marrón, con la cola completamente enrollada a su espalda y un gesto de desagrado visible. 

— Bárbaros. Bárbaros todos ellos. No sé cómo beneficiarían las relaciones con estos seres en nada a nuestra santa Beyam - escupió la rata humanoide, llamada Baadu. Sus compañeros asintieron, de acuerdo con sus palabras. — Además, ¿qué clase de invitación es esta? Tratar así a una delegación diplomática, haciendo que descansen en una posada de segunda clase... Ridículo - añadió después, granjeando más reacciones de asentimiento entre sus similares... salvo de los que habían visto cómo llegaba la bebida a la mesa por parte de Amet. Uno de ellos bebió con curiosidad de la jarra, antes de saltar en el sitio. La cerveza humana era parecida a alguna de las bebidas que ellos tenían en su tierra natal, pero con un sabor mucho más penetrante. Se relamió con gusto, encogiéndose más tarde sobre sí mismo al recibir una mirada iracunda del tal Baadu.

Un poco alejados de la comitiva ratona, se encontraban un pequeño Lalafell ataviado de oscuro y un hombre de pelo blanco, escondido bajo un pañuelo que había visto mejores días en el pasado. Ambos eran desconocidos, pero al no haber más sitio en toda la taberna estaban compartiendo mesa. De todas maneras, el pequeño mago, a juzgar por el bastón que portaba, no ocupaba mucho sitio, y el hombre parecía estar a gusto con casi cualquier compañía.

Finalmente, una pareja de dos guardias se encontraba cerca de la puerta, uno de ellos bebiendo a plena boca de una enorme jarra de vino tinto, mientras que su acompañante, una mujer de pelo castaño y con gesto serio, trataba de no mirar con demasiada desaprobación su conducta.

— Vamos Kallista, no seas así  y diviértete un poco. ¡Los festivales están para eso! - dijo el hombre, llamado Dronn, riendo. — Si no bebemos quedaremos como los raros, y se sentirán incómodos. ¡Es solo por eso! - añadió después, un poco más alto de la cuenta, dando otro gran sorbo al contenido de su jarra. — Aún queda un poco para que empiece el acto inaugural, así que relájate y disfruta hasta entonces, ¿hace?

Notas de juego

Espero que la introducción no haya sido muy caótica, he intentado ser ordenado. Si tenéis cualquier duda podéis comentarme por el off topic, aunque estoy pensando en abrir un nuevo apartado solo para dudas y preguntas.

Fecha y hora límites: Viernes, 08 de Julio a las 20:59.

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05/07/2022, 17:38
Kallista Skyfall

El humor de Kallista aquel día no era tan bueno como el precioso clima que había afuera. Nunca se había sentido cómoda entre multitudes ya que su necesidad de estar atenta a todo abrumaba sus sentidos. No ayudaba a su dolor de cabeza el hecho de que Dronn creyera que el festival era una excusa para beber en horario de trabajo. La joven guardia frotaba su sien como si eso pudiera detener el dolor de cabeza que la situación le provocaba.

- Señor- mencionó con desgano apoyando su mejilla sobre su mano derecha observando a quien la había entrenado desde su juventud- Sabe perfectamente que es en los festivales donde más trabajo tenemos. Con tanta gente en las calles y en las tabernas es más probable que se pierdan los niños, los adultos peleen o los ladrones aprovechen para agrandar sus bolsas a costa del esfuerzo ajeno.

La suavidad de su voz hacia parecer que estaba regañando a un niño pequeño con el amor que una madre lo haría, lo cual era curioso al notar la clara diferencia de edad entre ella y su acompañante. Miraba de vez en cuando a los hombres rata, aunque estaba ligeramente de acuerdo con sus observaciones le disgustaba el tono con el que se refería a todos ellos. "No somos bárbaros" pensó molesta "la mayoría tiene vidas difíciles y solo intentan divertirse un poco", por un momento se vio reflejada en aquel diplomatico, tal como Dronn le decía estaba siendo algo amargada, quizás demasiado dura.

- Supongo que podría comer algo y quizás beber UNA sola copa de vino- enfatizó sus palabras con su dedo índice.- Disculpe - le hizo señas a quienes atendían aunque estos estaban demasiado ocupados para verla, esperó pacientemente a que alguno se desocupara.- Quisiera que me trajeran algo de comer lo que tengan disponible no quisiera darles más trabajo, también una copa de vino blanco, no una jarra, solo una copa.

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05/07/2022, 19:01
Mortimer Bals

Esto es ridículo. Sí, se me ha sentado delante un humano y tal ¡Pero eso no es excusa! ¡¿Es que no sabe quién soy?!

Entonces miro a todos los asistentes de la taberna. No, no creo que nadie de ellos sepa quién soy. Ni siquiera me reconocerían en mi aldea ¿Cómo iba a saber aquel humano quién soy? Un mago negro lalafell. Ya está.

Había pedido una copa de licor lalafell, pero la camarera me había dicho amablemente que no tenían. Por supuesto que no tenían. En ningún otro lugar del mundo tenían el licor de mi padre.

¿A qué crees que es debido, Morti? A los monstruos. Malditos bastardos.

Tendría que conformarme con cerveza humana. Al menos estaba buena y era "fuerte".

Mientras tomaba un sorbo de la jarra, observo la taberna. Humanos, hombres rata, guardias de la ciudad. Los hombres rata me parecen algo sospechosos, los anotaría en mi lista. Aunque el que me parece más sospechoso es el humano que tengo frente a mi. Parecía un explorador con esas pintas. Pero cuando me doy cuenta de que le estoy mirando demasiado aparto la mirada de un solo ojo. Mis ojos habían cambiado de color debido a la gran cantidad de magia negra que observamos en la academia. Y uno de ellos siempre debía ir tapado. Me había acostumbrado a mirar solo por el ojo izquierdo. 

Mientras me centraba en mis pensamientos, no me doy cuenta de que estoy siguiendo el ritmo de la lira con el pie.

Maldito instinto lalafell.

Pero así éramos los lalafell. Alegres, nos gustaba la fiesta como al que más. Aunque yo había cambiado desde que ese desgraciado me había abierto los ojos. Le doy otro trago a mi cerveza, cerrando los ojos de la impresión.

¡Por favor! ¿Cómo sube tan rápido?

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05/07/2022, 21:13
Raven Drannor

Sin duda alguna no extrañaba todos los aspectos de los días en los que tenía que estar de guardia a mitad de una feria, promulgación de un edicto o hasta un evento que atrajera las multitudes mientras tenía que tener los ojos en las calles, los callejones, cada que alguien levantaba la voz y hasta en su bolsillo no viniera un chiquillo y metiera la mano sin que se diera cuenta.

- (Casi me sentía como un Molbol) Pero todo no era malo, sostener un arco mientras caminaba de vez en cuando sobre los tejados me daba una excelente visión de la ciudad, la cual era una experiencia que solo los tiradores conocíamos pues un civil no puede y un noble no lo haría por obvias razones de prestigio y clase las cuales veo como un sin sentido. Sin dudas un pleito en la ciudad sin importar su tamaño es mejor que cualquier pequeña escaramuza en el campo.

Sonrío y tomo mi cuchara para comer mi estofado con calma mientras cierro los ojos y escucho tranquilo mi alrededor. El sabor de la carne en mi paladar, el sentir el peso de mi arco sobre mis piernas y el aljaba en el suelo apoyada en mi muslo me dan tranquilidad, pues nunca se alejan de mi lado.

- Je Una pequeña risa que es más bien parecida a una mueca se me escapa al escuchar el comentario que viene desde la mesa de las ratas humanoides sobre llamarnos barbaros, sin duda se puede notar como son ajenas a la clase plebe pero sin duda es un carácter que me desagrada pero... son solo palabras y nada más.

Abriría los ojos al terminar mi plato y notaría la mirada del lalafel sentado junto a mi y como esta se aleja sin embargo yo lo sigo mirando por unos segundos más, veo su bastón y su atuendo. - (Ropas completamente negras a excepción de su pañuelo, un ojo tapado o tal vez inexistente, un bastón que bien parece helado o quizás solo lo es su diseño)

- Eres un principiante o eres un experto pequeño? Le pregunto con tranquilidad al Lalafel, con más ganas de hablar mientras tomo un trago que curiosidad, sin embargo tengo cierto respeto por los magos en el campo de batalla, no solo por el poder que despliegan sino por el hecho de que la primera sangre que ven sus ojos es al siguiente día de graduarse y tienen que superarlo más rápido que nadie. - (Siempre me he preguntado si una persona con un ojo pestaña o lo cierra)

Doy un trago a mi jarra de cerveza y luego dirijo mi atención al Lalafel de negro.

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05/07/2022, 22:26
Saphir Ihma

El bullicio de aquel sitio hacía casi imposible el poder concentrarse en la lectura. Saphir aguantaba entre sus garras un pequeño libro de bolsillo lleno de grabados indescifrables para los no iniciados en su fe, que contaba una mezcla de comentarios de distintos eruditos sobre textos dogmáticos. Una lectura pesada que era más "trabajo" que otra cosa, y que por su situación actual le terminó resultando imposible de continuar. Cerró el librillo con un suspiro irascible y lo guardó en el bolsillo exterior de su hábito.

Nada más salir de su lectura escuchó algunas de las palabras de Baadu, ensordecidas hasta ahora por la poca atención que le ponía. Asintió junto al resto para evitar desentonar y se limitó a estirar las patas bajo la mesa. Estos últimos días había caminado más que desde que entró al templo muchos años atrás.
Por otro lado, aún no se acostumbraba a las miradas, pero comprendía que era algo inevitable. Quizá no habría notado la diferencia si, como decía Baadu, les hubieran dado un lugar más "exclusivo" para estar durante su estancia.
Echó un ojo a su alrededor sin demasiado interés hasta terminar posando la vista sobre uno de sus compañeros de viaje. Su gesto atrevido le pareció enternecedor, aunque sabía que su falta de voluntad al no refrenarse en tomar aquel líquido espumoso era una falta que le costaría mínimo la cena de esa noche.
Finalmente, tras un breve rato y aprovechando el silencio de su superior, Saphir se aproximó al mismo con cierta sutileza para susurrarle algo.
Excelencia —Esta vez procuraría utilizar un tono menos reprensor— Haríamos bien en consultar con la autoridad del lugar y adelantar cuanto antes el encuentro. Si es que no nos van a conceder otro lugar mejor en el que hospedarnos, claro.

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05/07/2022, 23:22
Lavinia

Nada podía haberla preparado para aquello. El festival había congregado a gente de todo el mundo y las posadas estaban a rebosar. Muchos habían acabado allí de rebote e incluso había cola en la puerta. En todos los años que llevaba trabajando allí para el tío Amet, Lavinia nunca se había sentido tan superada.  Y creía que él, con todos los años y el cansancio acumulado, también se sentía así.

Pero se equivocaba.

Servir las mesas le daba vida al tío Amet, incluso le quitaba las arruguitas que ya empezaban a notársele en torno a la boca, agudizando las de alrededor de los ojos cuando sonreía a los huéspedes. A pesar de los gritos y de algunas miradas cargadas de reproche, era inspirador.

Las idas y venidas de la cocina al salón eran constantes. Amet abría camino y Lavinia trastabillaba detrás de él, sacando tandas y bandejas de bebida y comida sin parar. El humo de la carne recién asada se contoneaba por las mesas como un tercer camarero.

¿Por qué tenía que remover lo de las espinas? Las que quedaron fueron las que nadie podría haber visto, mucho menos ella. Refunfuñando y con la bandeja vacía, Lavinia se dispuso a regresar a la cocina con la nueva comanda, pero vislumbró a la guardia llamar su atención. Se acercó a la carrera, con los músculos del rostro tensos después de tantas horas de sonrisas impostadas. Tomó nota, sin ser muy consciente de lo que estaba haciendo.

Tanta gente allí hacinada, el olor a sudor, el ruido de los comensales masticando, dientes contra dientes. Gritos repentinos de los que ya estaban alcoholizados. Cada sonido era una aguja en sus sienes. El aire se distorsionaba delante de ella. Las comandas se acumulaban. ¿Mesa dos? ¿Mesa cinco? ¿Cinco contando desde la puerta o desde la cocina? No tenía tiempo para pensar. Necesitaba salir, aunque fuera por la puerta de atrás, oler el suave aroma a agujas de pino que venían desde el bosque.

Pero no podía dejar tirado al tío Amet. No cuando esa noche era tan especial. Se quedó parada un momento en medio del huracán humano, lo justo para tomar otra bocanada de aire viciado. Desde allí podía otear la cocina, al otro lado de la barra, y un poco el perfil de la puerta abierta de atrás. También estaba en el epicentro de todas las conversaciones, amortiguadas por los cantos de la barda.

— ...bárbaros...

—...consultar a la autoridad...

—...experto pequeño?

—...trabajo...

Las voces se entretejían hasta formar una cacofonía que, si ponía mucho empeño, podía desmigarlas como una hogaza de pan y localizar el origen de cada una siguiendo las miguitas de pan de las palabras.

«Un empujón más. Solo un empujoncito más...», se dijo para insuflarse fuerzas.

— Vamos allá. Volando, tio Amet —susurró.

Primero, el pedido de la guardia joven de la puerta. Era fácil. A la sartén no dejaban de lanzar salchichas rebozadas en vino blanco y salteadas con setas. Lo añadió a la bandeja, y alternó un pedido de Amet con el de la vigilante. Si los tenía contentos, no permitirían que los ánimos se caldeasen demasiado, y con el ambiente reinante, el riesgo a una pelea era bastante superior al de costumbre.

Después, dos visitas más a la cocina: una para las carnes, y otra para las ensaladas. Estas, las últimas, que para eso eran platos fríos. Otra cosa no, pero bien le había dejado eso en la cabeza Amet.

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06/07/2022, 23:34
Director

El rumor de las conversaciones se fue acrecentando a medida que fluía el alcohol entre los clientes. Cada vez quedaban menos individuos sobrios, mas eso no era un problema para ninguno. Aquel día era especial, y como tal lo tomarían hasta hartarse. Incluso la barda fue consciente en un instante de que ya nadie escuchaba sus tonadas, de manera que con un gesto bien medido dio un último acorde con su arpa, haciéndola desaparecer en el aire con un destello de luz morada. Se levantó de su silla y dirigió sus pasos a la puerta con lentitud. Dio un último vistazo a la taberna, no obstante, antes de desaparecer entre la muchedumbre de la calle, con una sonrisa en los labios.

— Minucias, Kallista. Hasta los ladrones se toman días de descanso, ¿no? - se burló Dronn, con guasa. — ¡Así me gusta! Ese es el espíritu - añadió después al ver que finalmente su pupila cedía ante su insistencia. — No quieras ser como esos mojigatos sin una pizca de diversión. O más bien mojirratas - rio, como si su broma hubiera sido especialmente ocurrente. — Ven, creo que andan un poco perdidos. ¿Una buena acción antes de la inauguración?

El guardia encaró a los guardias con lanza, que las cruzaron antes de que pudiera acercarse a Baadu, quien estaba hablando con una mujer de aspecto más calmado, y algo menos hostil. — Sí, quizá deberíamos hacerlo. Si me quedo un poco más en esta posada de mala muerte creo que voy a vomitar. ¡Eh! ¿Qué cree que hace?  - vociferó cuando vio al guardia de la ciudad acercarse a la delegación diplomática.

— Tranquilo, fiera. Solo vengo a... ¿Cómo dirían ustedes? Parlamentar, sí - bromeó, claramente con menos sobriedad de la que planeaba aparentar. — Veo que tienen las caras casi tan largas como sus colas. ¿Necesitan ayuda para algo? ¿Un tour guiado? Mi compañera y yo...

Baadu, que hasta ahora escuchaba atónito al humano, fue tomando un gesto de completa repugnancia hasta tal punto de que llegó a cortarle en medio de su ofrecimiento. — ¡Ya basta! ¿Quién se cree que es usted? ¡No pienso quedarme ni un segundo más en una pocilga como esta!

Los gritos de la rata humanoide habían llegado a cortar el buen ambiente como si fuera un cuchillo afilado, y ahora solo se escuchaba silencio en la taberna. Los clientes miraban todos a la comitiva ratuna, la mayoría de ellos con gesto indiferente o asombrado, pero algunos de ellos mostraban signos de indignación. A excepción de Amet, a quien se le había borrado la alegría del rostro, y ahora solo dejaba ver una profunda arruga en el entrecejo de la preocupación.

— Por favor, que no empiecen una pelea aquí...

Notas de juego

Fecha y hora límites: Martes, 12 de Julio a las 20:59.

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07/07/2022, 22:28
Mortimer Bals

El humano se dirige a mi mientras bebía ¡¿Es que no se da cuenta?! Bueno yo tampoco de Di cuenta de sus ropajes hasta hace un rato, pero él solamente quería información. 

- No diría que experto. Aún me falta mucho camino para dominar las artes más avanzadas de la magia negra. 

¡¿Pero qué haces Mortimer?! ¡Se atreve a dirigirse a ti y tu le das más caña de la que tirar! 

Es entonces cuando pongo cara seria y oculto mi rostro tras la jarra de cerveza, dando un largo trago. Lo cual causaría que tosiese. Maldita cerveza humana. 

Es entonces cuando ocurre algo. La barda guarda su lira de una forma muy curiosa y se marcha en silencio, sin que casi nadie se diese cuenta. Los guardias, que estaban medio borrachos, se acercan al grupo de hombres rata. Y se empiezan a burlar. El que parecía el líder de la comitiva ratonil se levanta, pero uno de los guardias le interrumpe, con palabras que se habrían ganado un hechizo Piro por mi parte. Es entonces cuando, por debajo de la mesa, comienzo a preparar un conjuro Aero. 

¿Me van a obligar a intervenir? ¡¿Es que no puedo tener una maldita noche en paz?! 

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07/07/2022, 23:27
Raven Drannor

Escucharía al pequeño Lalafel mientras le mira con tranquilidad.

- Vaya, entonces debes tener talento para salir de la academia a aventurarte pequeño.

Sonrío y doy otro trago a mi jarra de cerveza cuando miro a la taberna cargada de ánimos y alegría. Sin duda una noche envidiable que debería ser común en para todas las noches. Notaría la Lira detenerse y suspiraría.

- (Seguro que esta noche nada puede salir mal)

Y a medio trago el silencio se apodera de la taberna cuando los gritos de uno del grupo pintoresco de roedores humanoides... termino mi trago y bajo la jarra para mirar en esa dirección y ver cómo se desenvuelve el problema. Al escuchar las evidentes palabras de desagrado de la rata líder he de suponer una expresión de indiferencia se asomaría en mi rostro.

- Sin duda un noble más del montón. Nunca he tenido miedo a expresarme y aunque no fue dicho para nadie si fue suficiente para que lo escuchara el mago negro frente a mi y las personas a mi alrededor.

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08/07/2022, 01:49
Kallista Skyfall

Finalmente la muchacha del cabello claro y el parche en el ojo se había desocupado para atender a la petición de Kallista, quien agradeció su atención dándole la propina apropiada cuando le trajo su comida - Gracias Lavinia- conocía el nombre puesto que este era un lugar que visitaba seguido, ya fuese para buscar a Dronn o para beber en alguna mesa solitaria alejada de todos. No la entretuvo con una conversación inoportuna en su lugar llevó la copa a sus labios probando un pequeño sorbo para deleitarse con su dulce favor.

- Señor no haga que me arrepienta- estas palabras acompañadas de un suspiro fueron la única respuesta que el hombre obtuvo frente a sus no tan jocosas bromas (al menos a Kallista no le habían robado ni media sonrisa). "Son diplomáticos, les debemos un mínimo respeto sin importar su raza" quiso decirle pero era muy tarde, su compañero y maestro tenía planes un tanto diferentes. - pero... no me he comido ni la mitad de mi salchicha...

Bajó la cabeza resignada levantandose como si acabaran de ponerle una enorme roca sobre sus hombros. El silencio que de pronto había invadido a la taberna por el intercambio de palabras entre Baadu y Dronn no ayudó a disimular el pesado sonido de las botas metalicas cuyo tintineo solo fue interrumpido por la severa voz de la morena. 

- Señores- clavó su intensa mirada sobre los guardias que protegían al diplomático y luego dirigiendo sus ojos a los de Baadu reverenció suavemente- Aunque las formas de mi superior no son a las que están acostumbrados, espero sepan disculparle. Tras esos modos solo hay buenas intenciones.

Posó su mano sobre el hombro de ese hombre que ahora  le resultaba imposible pensar que alguna vez le hubiera inspirado, presionando suavemente con la intención de guiarlo de vuelta a su asiento.

- Puedo entender si este lugar no es de su agrado- se dirigía  a la comitiva- por lo que si me lo permiten yo misma los escoltaré a la salida. No es necesario que alguien con vuestra altura pierda los papeles por personas tan simple como nosotros.- A sus ojos era preferible quedar como una lamebotas que permitir al caos apoderarse de la taberna en esos momentos.

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09/07/2022, 03:02
Saphir Ihma

La ratona observó la marcha de la barda después de que realizase su llamativa prestidigitación. Al fin y al cabo, por muy mínima que fuese, cualquier muestra de nociones mágicas era raro de ver para los suyos fuera de cierto nivel en la jerarquía clerical. Pero antes de poder interesarse más, se armó el lio.
Saphir presenció la escena con una mezcla de desconcierto y desgana, sin siquiera levantarse cuando su superior se encendió como una mecha ante los comentarios del guardia. Pero aún cuando el asunto le llegaba a resbalar un poco, no podía permitir que de aquello surgiera un conflicto diplomático. Menos aún cuando la podían hacer a ella responsable.
En el silencio aprovechó para levantarse y agarrar su báculo de marfil, coronado por una campana de bronce que extrañamente no emitía sonido alguno; incluso cuando el badajo supuestamente golpeara el interior de la misma. Intentaría tomar la iniciativa calmando a Baadu con una mirada discreta y un gesto de respeto antes de dirigirse al humano deslenguado, pero antes de que pudiera decir nada, la compañera de este salió a reparar el entuerto. En el fondo agradeció no tener que intervenir la primera porque, aunque conocía cómo proceder con el abad, relacionarse con extranjeros podía suponer algo de problema.
Utilizó el instante de respiro que la mujer había creado para, desde el otro lado del conflicto, intentar cerrar el asunto lo mejor posible.
Aceptamos de buen grado vuestras disculpas —El acento forzado de la ratona evidenciaba su escaso uso del idioma local, exagerando el ceceo y las eses— Mis hermanos y yo estaríamos agradecidos de guarecernos en algún lugar más apartado y tranquilo hasta la reunión con vuestros líderes, si es posible.
Saphir dio un medio giro hacia su grupo con el fin de que apoyasen su afirmación, sobre todo sus hermanos y hermanas de menor o igual rango. No faltaría una mirada suplicante pero fría a Baadu, para que fuera reconsiderando su hostilidad.

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11/07/2022, 12:12
Lavinia

Que alguien se acordase de su nombre y, al menos, le diera las gracias, en medio de aquel caos iluminó el rostro de Lavinia con energías renovadas. Quiso volverse al tío Amet y gritarle: "¡Mira, tío Amet, lo lo hago tan mal!", pero se contuvo. Aún quedaban muchas mesas que atender. 

En un momento dado, los pedidos se hacían más audibles, como si hubieran levantado una capa de sonido. Lavinia buscó con la mirada en una de sus salidas de la cocina. Temía que alguna mesa se hubiera marchado sin pagar. Tío Amet rondaba por las mesas, pero hasta a él se le podía escapar algo, y más en noches tan abarrotadas como aquella. 

Lo primero que vio —o bueno, que no vio —fue a la barda. Había hecho algún truco y se había desvanecido. Lavinia frunció los labios con disgusto; le hubiera gustado ver un truco de magia. 

Lo segundo, y eso convirtió su fastidio en pequeñas punzadas de pánico, fue escuchar el silencio en el que se sumió la taberna. Todas las miradas concurrían hacia el epicentro: la mesa de los hombres ratón. 

Tío Amet estaba en la otra punta de la sala. A pesar de la distancia, Lavinia distinguió los músculos de los brazos en tensión. Leyó sus labios y asintió. Ella estaba más cerca. 

Recortó los escasos metros que la separaban de la mesa despacio, pensando qué opciones tenía. No era ni la primera ni la última mesa descontenta que había pasado por la taberna. Aguardó a que la guardia desde un par de pasos más atrás. Los detalles de las ropas del grupo y la manera de chapurrear su idioma le dieron una pista de la alta procedencia de aquellas gentes. 

Carraspeó cuando una de ellas, la que portaba un precioso báculo, terminase de hablar. 

 — Disculpad, pero contamos con habitaciones en la planta superior en las que podriaís descansar y alejaros del ruido. No les cobraremos nada esta noche, si lo aceptan. 

La voz fue escurriéndose en la última frase. Se notaba que esas gentes traían bastante dinero consigo. Perder beneficio no le haría gracia al tío Amet, pero al menos, ganarían fama y acudiría más gente sabiendo que aquel era una taberna pacífica. 

... ¿No?

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12/07/2022, 00:12
Director

La tensión podía cortarse con un cuchillo. La mirada de Dronn se cruzaba con el emisario ratonil, y los grupitos de alrededor parecían estar a punto de saltar a la gresca con ganas. Al menos hasta que Dronn estalló en una carcajada, mientras su compañera Kallista ejercía un poco más de decoro diplomático con sus palabras que su compañero. Baadu no parecía del todo convencido, pero la mirada de Saphir fue suficiente para que mantuviera la boca cerrada. A pesar de ello bufó con indignación y se sentó a la mesa, cruzando las piernas y los brazos con gesto airado.

Dronn se encaminó de nuevo a su sitio en la entrada, dejando la jarra de vino en la barra y a Kallista con los extranjeros. Los mismos parecían estar sopesando el ofrecimiento de Lavinia, y Amet ya estaba viendo el cielo abrirse ante él. Sin embargo, gritos en la calle interrumpieron sus cavilaciones, y los clientes comenzaron a levantarse exaltados de sus asientos.

— ¡Ya comienza la ceremonia! - gritó un muchacho rubio, apareciendo fugazmente por el quicio de la puerta antes de desaparecer de nuevo en la calle. La taberna comenzó a vaciarse en cuestión de segundos, dejando a solo unos pocos grupos rezagados de gente demasiado ebria como para poder poner un pie delante de otro.

Amet se acercó un momento a Lavinia, quien estaba todavía con el grupo de diplomáticos y la guardia de la ciudad, y le puso una mano sobre el hombro. Tenía el rostro cansado, pero una gran sonrisa de oreja a oreja. — Sé que te he tenido demasiado tiempo trabajando hoy. Ve al festival y tómatelo de descanso por hoy, te lo mereces  - fue diciendo, mirando alrededor de la taberna y encogiéndose de hombros como diciendo "de todas maneras el trabajo se ha esfumado". — Ustedes también deberían, señores. Si les invitaron a esta ciudad en estas fechas sería para que vivieran esta festividad tan increíble. Seguro que allí encuentran a nuestros nobles - explicó con amabilidad. Finalmente volvió a dirigirse a Lavinia, con los ojos resplandecientes — Estoy orgulloso de ti, Lavi. Gracias por todo lo que haces por mí - terminó por añadir, abrazándola fugazmente. A pesar de que el tío Amet no era frío, pocas veces mostraba un cariño tan efusivo como aquel. Quizá fuera la alegría de haber tenido un buen día, o simplemente el ambiente festivo le había puesto un poco tierno.

Dronn, por otra parte, se acercó sin mucho sigilo a Kallista. El hombre aún seguía sonriendo por alguna razón desconocida, pero ni siquiera miró a Baadu o a alguna de las ratas, que comenzaban a recoger sus cosas para salir también de la posada. Parecía como si ya no le interesara en absoluto su presencia. — Ya es el momento, tendríamos que ir a echar un ojo a esos pobres descarriados, no vaya a ser que se coman las flores. O algo peor.

Finalmente, un niño que estaba intentando despertar a su padre, que estaba tirado sobre la mesa roncando como un bebé, se acercó a la pareja lalafell-humano, mirando al mago negro con ojos brillantes. — ¡Papi no se despierta! ¿Me dejas ir con tu papi a ver las flores? - preguntó, sin entender realmente la situación en absoluto.

Notas de juego

Fecha y hora límites: Jueves, 14 de Julio a las 20:59

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13/07/2022, 22:19
Saphir Ihma

La oferta de la camarera no era mala, pero Saphir dudaba mucho que su superior fuera a aceptarla después de aquello. Sin embargo, no hizo falta ni contestar: la interrupción de la cría humana dio la excusa perfecta para salir y proseguir con su agenda. Sin mediar palabra la sacerdotisa hizo una leve reverencia de cabeza ante sus interlocutoras, antes de darse la vuelta y dirigirse a su grupo.
Sería conveniente marcharnos junto al populacho y procurar buscar a nuestros anfitriones —Saphir siempre hacía lo posible por demostrar saber lo que hacer, incluso cuando no estuviese preparada para afrontar imprevistos. Esperó a que todo el grupo tuviese los bártulos consigo y dio pie a Baadu para que encabezase la marcha al exterior.

Saphir trataba de que el grupo se moviese junto y sin desperdigarse, como una madre pato con sus polluelos. A la vez se mantenía a la derecha del líder diplomático para responder a sus consultas (como siempre), y para estar atenta a cualquier atisbo de figura noble a la que poder presentarse. Si se iba a producir algún gran evento, sin duda allí habría de estar la élite de aquella sociedad, aunque fuera apartada del gentío. En cuanto pudiese se acercaría a alguno de esos jubones coloridos y enjoyados para poder terminar con los asuntos importantes lo antes posible.

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14/07/2022, 11:31
Mortimer Bals

La cosa no iba conmigo, así que ignoro la conversación de los hombres rata y los humanos, mientras dejo mi conjuro a medias. Vuelvo a darle un buche a la cerveza, pero sería el último que le daba. Dejo unas cuantas monedas en la mesa. Entonces, el humano me habla de nuevo.

- Vaya, entonces debes tener talento para salir de la academia a aventurarte pequeño.

Le medio sonrío. Era inteligente, lo debía reconocer ¡Aún así no me cae bien! Por lo cual, mi sonrisa se deshace mientras oculto mi cara bajo mi sombrero.

- Sí... Mucha experiencia. Estoy en ese momento en el cual nos dejan a nuestro libre albedrío.

Entonces, vuelvo a darme cuenta de lo que estaba haciendo, y vuelvo a maldecir a mi instinto sociable de lalafell.

Luego, cuando termina la discusión, es humano suelta una pequeña maldición contra los nobles. Yo de eso entendía poco, pero lo poco que conocía me había resultado muy pedante.

- Sí... Uno más del montón.

Entonces, un humano rubio se asoma por la puerta. Al parecer el festival había comenzado. Una ligera sonrisa surge en mi rostro. Una que reprimo con esfuerzo. Instinto lalafell. Y, cuando voy a levantarme, un niño me asalta, diciendo... ¡QUE ESTE HUMANO ERA MI PADRE! Me armo de paciencia y le contesto.

- Este humano no es mi padre ¡Soy un lalafell! ¡Como los enanos pero en adorables! - sentencio mientras me doy la vuelta, le echo una mirada al humano y salgo de la posada despacio, en dirección a la zona del festival.

 

Notas de juego

Por fin, después de haber perdido el WiFi a mitad de texto ¬¬ Puta playa...

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14/07/2022, 14:41
Raven Drannor

Había estado atento a la conversación de los guardias y el grupo de los nobles luego de que se disiparan un poco los humos, no por interés sino por la costumbre de estar despierto a toda situación que pudiera llegar a peores cerca de el o su grupo. El acercamiento de aquella soldado para calmar los conflictos es una buena jugada, cuando es un partidario de una de las partes involucradas el que intercede para mediar los conflictos son más fáciles de terminar.

Sí... Mucha experiencia. Estoy en ese momento en el cual nos dejan a nuestro libre albedrío.

- En ese caso no muerdas más de lo que puedas masticar.

Sin importar si son soldados, magos, aventureros o hasta bandidos, la experiencia me ha enseñado que mientras sean jóvenes y estén dando sus primeros pasos en el mundo tienden a tener la sensación de ser invencibles y de poder llevar el mundo por delante y aún más aquellos realmente buenos en lo que hacen. Como dijo un hombre que conoció una vez; Un genio deja de serlo si muere antes de desarrollarse. Solo que esto no se lo compartiría tan sinceramente al Lalafel aunque tenga buenos deseos porque... apenas se acaban de conocer.

- Nmm?

Al escuchar lo que dice el pequeño no puedo evitar asomar una pequeña sonrisa como su se me escapara pues no era esta una situación que me esperaba encontrar.

- Tu padre no se despierta? Miraría a la mesas que señala el chico y a kilómetros se le ve que no va a despertar ese señor con el jumo que tiene encima. 

Pienso unos segundos sobre acompañar al chico pero decido declinar a la petición. Su padre no sabe que estaría conmigo y aunque el niño parece ser tan inocente como un cachorro de chocobo me podría traer muchos problemas por una clara confusión.

Miro alrededor buscando quien podría hacer esto y al no conocer las personas de la taberna, además de que sería el mismo problema para ellos decido darles esta ¨oportunidad¨ a los guardias presentes.

- Ven niño, veamos si ellos pueden llevarte.

Le digo para acercarme con el a la guardia que intervino en el conflicto para explicarle la situación.

- Disculpe señorita, este chiquillo quiere ir a ver las flores en la feria pero su padre se a quedado tirado Señalando al hombre durmiente en la mesa. - No se vería bien que yo me lo llevara o alguien más de acá y me preguntaba si ustedes podrían acompañarlo si están libres.

Notas de juego

Ahora imagino a un Lalafel en la playa

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14/07/2022, 17:22
Kallista Skyfall

Afortunadamente la comitiva también tenía a una persona sensata, Saphir, quien al igual que Kallista había abogado por la diplomacia. Ello junto a la intervención de Lavinia parecía suficiente para calmar las aguas. La ceremonia iba a comenzar por lo que no hizo falta más intervenciones de ninguna de las feminas. La joven guardia soltó a su superior suspirando aliviada aunque con sentimientos encontrados al verlo sonreír con tanta frescura.

"¿Cómo puede sonreír tan ampliamente después de lo que provocó?" se preguntó para si misma mientras tomaba de su mesa la copa de vino para beberla de un trago. Aunque tenía hambre no había forma humana de acabar su comida rápido sin causar un desastre y verse poco decorosa. - Si es mejor que volvamos al trabajo. Solo, por favor, ya no causes molestias a los diplomáticos de la ciudad. El alta estima que se tienen es proporcional a su orgullo y su poca paciencia, podrías terminar perdiendo la cabeza. No quisiera ser quien le de la noticia a tu pobre esposa.

La voz de un hombre, que desde la perspectiva de Kallista venía con dos niños (uno de los cuales tenía un sombrerito puntiagudo), la detuvo antes de que saliera por la puerta. Asintió ante las palabras del hombre, procuraba no emitir juicios de ningún tipo ni siquiera para si misma.- No estamos libres pero yo me haré cargo, no se preocupe. Usted debería darle alcance a su pequeño, ha salido muy rápido y en esta ciudad es fácil perderse.- La morena dio un paneo rápido del lugar, definitivamente nadie que siguiera allí tendría fuerzas para levantarse por lo que se agachó para quedar a la altura del pequeño. 

- Pequeño, ven te llevaré a ver las flores, pero no te separes de mi en ningún momento ¿Estás de acuerdo?- La calidez en su  mirada, así como su afable sonrisa le daban una apariencia maternal que inspiraba confianza. Le extendió su mano al pequeño para que los acompañara a ella y a Dronn afuera, no sin antes agradecerle a Raven por su preocupación.- Gracias por no dejarlo a su suerte señor.

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14/07/2022, 18:28
Raven Drannor

- Muchas gracias y disculpe la molestia, se que sería algo problemático al cumplir su deber.

Agradece a la soldado pues es un alivio para el. Si no lo hubiera aceptado tal vez habría tenido que darle unas cuantas monedas al dueño de la taberna para que le cuide mientras el padre duerme y evitara que saliera solo por la ciudad o alguien más se lo llevara. Aunque la verdad un par de monedas no iban a ser extrañadas si eran para el pequeño.

- No no, no es mi ni... es un Lalafel... Intenta sacarse ese problema de encima ya que no le gustan las coincidencias y ya van dos veces en menos de un minuto... - Creo que tendré que afeitarme la barba... La verdad es que le hace gracia.

- No hay por qué, es solo lo correcto. 

Se despide de la soldado y vuelve a dejar el dinero en la mesa, equipándose su arco y su aljibe al lado de su pierna para mirar la taberna unos segundos y luego salir a la ciudad.

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14/07/2022, 22:37
Director

Los primeros en salir de la taberna fueron la comitiva ratona. Baadu parecía contrariado, pero hasta él entendía que era más conveniente aguantar un poco aquellos molestas malas maneras que montar una escena. Saphir en ese aspecto era bastante lógica y razonable, y además tenía más mano que él para manejar situaciones de aquel tipo. Algo que le molestaba mucho más de lo que le gustaría admitir.

— ¿Huh? Lo dices como si yo hubiera hecho algo. Yo solo les intenté dar la más cálida bienvenida que sé dar - dijo Dronn, aún sonriendo, claramente sin entender ni una palabra de lo que su compañera estaba intentando transmitirle. Terminó su propia jarra de un plumazo, relamiéndose y frotándose la boca con la manga para limpiarse los restos. Tampoco parecía en absoluto preocupado por perder la cabeza en un altercado político.

Lavinia al principio suspiró, algo decepcionada por haber perdido aquella oportunidad de hospedar a unos huéspedes reputados y con ello ganar algo de dinero y fama, pero el gesto de Amet la pilló desprevenida. Se tensó en sus brazos, sin saber muy bien cómo reaccionar, antes de devolverle el abrazo con una sonrisa. — Ya, ya. Sabes que me gusta ayudarte en lo que pueda, tío. No tienes que agradecérmelo tanto, pero iré a ver la ceremonia - dijo después, separándose de él, radiante. Le hacía especial ilusión asistir a aquella festividad, siempre le habían gustado las plantas y las flores. — Cuida de la taberna mientras no estoy, ¿vale? - terminó por decir entonces, guiñándole un ojo, divertida. Amet sonrió, despidiéndola con la mano antes de sentarse en una banqueta con un suspiro de emociones entremezcladas.

Por su parte, el crío cuyo padre estaba durmiendo a pierna suelta miró varias veces en su dirección y hacia Kallista, de forma sucesiva. Parecía estar pensándoselo, pero realmente no le tomó ni dos segundos tomar una decisión. Sonrió de una manera un tanto tierna, y dejó que la mujer guardia lo acompañara. — ¡Gracias, señor con pañuelo! Es un buen tipo. ¡Y seguro que aguanta mejor la cerveza que mi papi! - se rio el chaval, saliendo por delante de Dronn y Kallista, pero sin alejarse demasiado.


La calle estaba completamente abarrotada de gente. Las flores pendían de los balcones, llenando el aire con su suave aroma, y las enredaderas se entretejían en las fachadas de los edificios, ocultando cualquier atisbo de material de construcción a bajo sus espesas hojas. Solamente las ventanas, abiertas para aprovechar la frescura de la noche, se salvaban de aquel manto de vegetación que todo lo abrumaba. Ciertamente era una vista espectacular y tremendamente inusual, pues no había ninguna ciudad en todo el continente, mucho menos en el reino de Argenel, que tuviera una belleza comparable a Tafeld en estas festividades.

Los diversos grupos e individuos fueron dirigiéndose todos en masa hacia la plaza central, un enorme espacio abierto donde confluían todas las calles principales de la localidad. Desde allí se podía ver claramente el enorme palacio de Tafeld, situado en un emplazamiento privilegiado y en altura. Se decía que aquel palacio era en sí misma "la flor de Tafeld". En aquella plaza, en el centro de todo y de todos, había una tarima elevada sobre sus cabezas, donde unas cuantas personas terminaban de ultimar todos los detalles para el discurso que daría el señor de Tafeld. Todos esperaban a que diera comienzo la ceremonia, y la alegría y la curiosidad por las palabras de inauguración de este año se palpaban en el ambiente.

Notas de juego

Fecha y hora límites: Martes, 19 de Julio a las 20:59