Partida Rol por web

La mujer comenzó a sollozar, sus lágrimas no os parecían del todo creíbles, ¿sería por el sentimiento de desconfianza tan abrumador que envolvía a aquella mujer?

- Por favor... no me hagáis daño... yo solo... busco sobrevivir... como todos en esta vida - intentaba no miraros a la cara.

- Garland... él... el tan solo quiere acabar de consumir el mundo cuyos habitantes lograron dejarle encerrado... ahora está canalizando todo su poder en la azotea para regresar y acabar su trabajo... no tenéis nada que hacer... yo he conseguido salvar mi mundo ofreciéndome a cooperar pero vosotros... vosotros no tenéis nada que a él le interese, ya lo liberasteis por mi culpa... - después se atrevió a miraros a los ojos.

- No quería jugar con vuestras vidas... pero tuve que hacerlo... cuando vi que Dadedoki y Sonja murieron pensé que el plan iba a fracasar, su voluntad interna les hizo caer antes de que pudieran romper los cristales... por suerte encontré a nuevas personas compatibles, descendientes de los guerreros de la oscuridad,  les guíe usando mi magia hasta ustedes y ya el resto vino solo con las falsas profecías... sé que contar lo que ha ocurrido no va a calmar mi conciencia ni a salvaros la vida, pero tenéis derecho a saber la verdad -

No pude resistirlo. Con una rabia enorme, me acerqué dando zancadas hasta la directora. Intenté que Storm soltara su pechera para liberarla*. En cuanto pude, levanté la mano y le crucé la cara.

Qué decepción, directora. escupí las palabras, costándome la vida.

Usted ha buscado sobrevivir. Ahora lo haremos nosotros. Miré a los otros tres. El destino nos había unido. O mejor, esta loca nos había unido.

Tenemos trabajo que hacer. Tenemos que deshacernos de ese enfermo que está en el tejado. Atemos a esta loca para que no interceda a su favor y vayamos a por el idiota.

Al escuchar las palabras provenientes de la boca del gusano infecto que tenía apresado no puedo sino golpear su cabeza contra la pared para luego propinarla un puñetazo en el estómago para a continuación unir mis dos manos para golpear la base de su cuello cuando la Directora se dobla por la mitad llevándose las manos a la tripa. El ruido sordo que hace su cuerpo al impactar con el suelo provoca que una sonrisa se dibuje en mi cara. Sin dada tardará un poco en despertar y lo hará con un buen dolor de cabeza.

- Ahí la teneis. - digo dejando el cuerpo de la Directora tumbado boca abajo.

Luego me dedico a buscar algo que podamos usar como armas contra ese bastardo hijo de puta.

Ziba estaba horrorizada, sentía impotencia porque Bariday había jugado con sus vidas para salvar la suya, un instinto que para que engañarnos, tiene todo el mundo y apostaba su poder de curación a que Storm hubiera ido mas allá para salvar su propia vida. No pudo hacer nada para evitar que le dieran tal paliza, solo apartó la mirada y cerró los ojos, esos momentos de tanta violencia la intimidaban y la dejaban bloqueada, aquello... era totalmente innecesario.

Ni siquiera se dignó a mirar a su compañera, aunque portaba una cara de gran angustia, de decepción era imposible pues nunca esperó mucho de ella. Simplemente la cruzó por al lado y buscó el acceso a la azotea para comenzar a subir, tenían que acabar con lo realmente importante, con quien realmente se merecía todo el mal que ahora azolaba este mundo, y ese era Garland, el foco de todo lo que pasaba. 

---Storm, yo tambien tengo ganas de abrirle el canal de  cuajo, pero creo que no es el momento de eso, hay que detener a Garland antes de que recupere todo su poder, luego ajustaremos cuentas con ella- digo con tranquilidad pero sin hacer el menor gesto por detener a Storm

Iba a cruzarle la cara cuando vi que Storm iba a ir más allá.

Basta dije, intentando sujetar a la mujer en uno de sus golpes. Guarda tus energías para el de arriba. Hice fuerza para que no se me escapara. Déjala, no merece la pena. Me había decepcionado, pero ahora no es el momento.

Vamos, tenemos que movernos.

Bariday había recibido en su propia piel las consecuencias de haber engañado a un grupo de jóvenes que tan solo buscaban su destino, ahora yacía semiinconsciente y con el rostro ensangrentado mientras el resto intentaba localizar el acceso a la azotea, lugar donde supuestamente estaría aquel que había ocasionado todo este revuelo, aquel que os había forzado a adentraros en una misión que no habíais elegido, ¿merecía correr la misma suerte de Bariday, o una peor?.

Fue fácil localizar las escaleras que ascendían hasta el enfrentamiento final, estaban escondidas en un pasillo estrecho, ahora tan solo había dos opciones, seguir adelante hasta el final con todas sus consecuencias o dar media vuelta y dejar que el destino de vuestro mundo y otros quede a manos directamente de un hombre que aparenta tener más poder del que os podáis imaginar.

La muchacha no quiso ver en el estado en el que la directora había quedado, sus pasos continuaban firmes y se dirigían hacia las escaleras que ascendían a la azotea. Esperaría al resto justo cuando tuviese que acabar el trayecto pues sus capacidades de combate no eran las más idoneas.

Tras coger algo que me sirva de arma contundente (barra, extintor, teclado del ordenador, ...) me dirijo escaleras arriba tras Ziba.

La adrenalina corre por mis venas. Apenas puedo contenerme para no correr escaleras arriba al encuentro de ese maldito bastardo.

Buscad vuestras armas, quizá estén aquí dije, recordando que mi arco ya no estaba conmigo.

Tras buscarlo por la sala*, siguió a sus compañeros escaleras arriba.

Desprovistos de vuestras armas más utilizadas, decidisteis seguir adelante hasta llegar a la azotea, sabíais que hacer algo así era demasiado poderoso, tendríais que confiar plenamente en vuestras habilidades ¿pero sería suficiente?.

La puerta que daba el acceso final hasta vuestro objetivo estaba abierta, llegasteis al exterior del edificio en mitad de una noche nublada, una noche que daba cobijo a una tormenta que estaba terminando de formarse.

Las ráfagas de viento eran fuertes, pero no lo suficiente como para desestabilizar vuestro equilibrio, pero la imagen que visteis al fondo fue lo suficientemente llamativa para prestarle toda vuestra atención.

Garland, o como así se hacía llamar aquel tipo que iba a ser considerado la mayor amenaza, estaba dándoos la espalda mientras alzaba una espada plateada y deslumbrante, dicha arma estaba absorbiendo el poder de la climatología del exterior, era inquietante ver como las fuerzas de la naturaleza se arremolinaban en aquella arma.

Sin que supierais como os había detectado, aquel hombre os empezó a hablar mientras os daba la espalda.

- Veo que os habéis animado a compartir este glorioso momento, aquel en el que terminaré de consolidar todo mi poder, ¡y para toda la eternidad! - seguía alzando la espada.

- Lo que más voy a disfrutar será ver vuestra cara de impotencia cuando sepáis que no podéis hacer nada al respecto, todavía podéis rendiros y asumir vuestro destino, servir bajo mi yugo... - se giró para mostraros de nuevo su rostro cargado de malicia.

- ¿Ninguno de vosotros quiere la salvación? ¡Vamos!, si es inevitable vuestra derrota, fijaos si soy generoso que os brindo la oportunidad de unir fuerzas con el bando ganador... ¿alguien se anima? -