Partida Rol por web

Cuando os acercasteis a la posición de la directora pudisteis ver con claridad que había un hombre que se alejaba hasta la espesura del horizonte montado en un chocobo ¿era un mensajero?. Llegasteis a esa conclusión porque la entrañable mujer lloraba mientras se aferraba a una pequeña carta a la vez que escuchabais como un pequeño objeto caía al suelo.

Hazme una breve explicación del sistema de tirada.

La directora al comprobar que estabais allí se giró apenas sin fuerzas

- Niños... - comentó entre lágrimas. Después se quedó un rato en silencio y recogió del suelo el objeto.

- Venid aquí conmigo y abrazadme por favor - comentó con la voz desgarrada

- Sonja falleció el año pasado, sus padres adoptivos me han enviado una carta... - las palabras casi no se podían entender, incluso su tez yacía pálida...

Me quedé mirando el suelo, el colgante que estaba en él. Me era tan familiar... Y parecía manchado. Antes de que la directora hablara, intuí lo que había pasado.

Escuché en silencio sus palabras y noté como algo dentro de mí se desgarraba. ¿Por qué? No conocía a Sonja... O, más bien, no la recordaba. ¿Por qué, aún así, me dolía tanto su muerte?

Eran preguntas que no conseguía explicar. Me acerqué a la directora y la abracé. Respiré hondo, pues no quería que ella viera mis lágrimas. Conseguí contenerlas, pero era incapaz de pronunciar ninguna palabra

No sé por qué, pero al ver ese colgante en el suelo un terrible miedo me invadió por todo el cuerpo. Sabía que era importante de algún modo que nos reunieramos todos los portadores.

Mi intuición me decía que era importante que estubieramos juntos por algo, estos cristales... tenían algo extraño. En esta situación me quedé bloqueado, sin palabras, como si estubiera paralizado. Mi mente estaba en un bucle de negatividad de pensamientos. Mi rostro mostraba una mueca de pánico y sólo pude emitir un sonido forzado de algo inteligible.

Al cabo de poco reaccioné, asimilando un poco la situación y mostrando compostura. Solté mi arma en el suelo y pese a ser una persona poco cariñosa por lo general me acerqué a la directora y la abracé. No se cómo ni porque mi intuición me obligó a susurrarle al oído a la directora:

- Será difícil, pero sea lo que sea, lo conseguiremos.

Ziba no lo dudó en ningún momento aunque ella tardó mas en reaccionar que sus dos compañeros los cuales ya estaban al lado de la directora abrazándola. Los ojos de la chica estaban puestos en el cristal e instintivamente se llevó las manos en el que estaba colgado alrededor de su cuello.

Finalmente se acercó a la directora, se arrodilló buscando hueco entre sus compañeros y pasó su brazo alrededor de la espalda de la mujer.

- Seguiremos adelante, Bariday... por favor... levántese. No podemos hacer esto sin usted. - Dijo la chica con un hilillo de voz, había sentido un repentino dolor por ver el estado en el que se encontraba la directora y porque algo dentro de ella se había roto, sin saber el motivo pues nunca llegó a conocer a Sonja y si lo hizo... no la recordaba.

La directora se reincorporó y aceptó gustosa las muestras de apoyo y cariño por vuestra parte. Se secó las lágrimas y guardó la carta a la vez que el cristal que lo acompañaba.

- Gra... gracias chicos, tardaré en superarlo pero al menos os tengo aquí... por favor, pasad dentro yo... - se quedó unos instantes en silencio, aún abrumada por la situación.- Yo tengo que hablaros de algo importante -Minutos más tarde os encontrabais todos en la habitación, la directora os había servido bebidas (ninguna con alcohol, era como si os tratase aún como bebés) y se había sentado en una de las sillas para hablaros.

- Sé que sois personas muy inteligentes, es inevitable pasar por alto que estamos viviendo una situación complicada en los últimos días, vosotros habréis notado que siempre ha habido algo que os ha acompañado - con un delicado gesto la mujer sacó el colgante de Sonja, el cual también estaba compuesto por un cristal.

- Cuando os encontraron ya llevabais estos colgantes en vuestro poder,  nunca nadie os habló de vuestros orígenes y es algo que he querido ocultar, pero mi alma me dicta que tenéis que entender que hay un secreto encerrado en vuestra existencia y en esos colgantes - cerró la mano tapando el colgante de Sonja.

- Encontraron vuestros cuerpos en la antigua biblioteca de Starheaven, es un pueblo vecino que sucumbió a las hordas de monstruos años atrrás, todo lo relacionado con vuestro origen quedó sellado como si fuera un tabú, a mi el alcalde me prohibió hablar de ello, al igual que los sabios ancianos de la comunidad, mi primera impresión fue que erais parte de algún tipo de ritual, no lo sé, tan solo de pensarlo se me estremece la piel, lo único que tengo claro es que parte de las respuestas deben estar ocultas en esa biblioteca en ruinas y os he citado aquí para que conozcáis la historia y vayáis a ese lugar... sois libres de no hacerlo, pero sé que allí podremos averiguar respuestas ante vuestro origen y sobre todo ante lo que está sucediendo en el mundo... -

Acompañé a la directora hasta el interior del orfanato. Ya no me fijaba en los detalles, sólo en los movimientos y las palabras.

Cada una de sus palabras taladraban mi alma. Siempre había pensado que mis padres habían muerto y por eso no nos habían querido decir nada. Pero que encontraran nuestros cuerpos tirados en una biblioteca... ¿Qué significaba aquello? ¿Un ritual? ¿Acaso significaba que no éramos humanos? ¿Quizá monstruos?

Según iba avanzando en su explicación, mi cara se tornaba más y más pálida. No conseguía asimilar nada más

Directora Bariday... No entiendo... ¿Y quién nos encontró? ¿Y cómo es posible? ¿Por qué nadie quería que se nos hablara de ese tema? Miles de preguntas se amontonaban en mi cabeza

Yo iré. Si eso nos da respuestas, iré a descubrirlas

Me sentí extrañado ante lo sucedido, era como si mi origen pasase de ser algo que me daba lo mismo a ser todo un misterio que había que descubrir, y para colmo estaban los cristales, ¿qué significaban?¿y qué le habría pasado a esa chica?, esos eran los únicos pensamientos que rondaban mi cabeza

- ¿Y qué deberíamos hacer ahora? - comenté manteniendo algo las distancias

- ¿Marchamos a las ruinas sin más?¿o existe algún otro plan que de... - de repente sentí como un calor abrasador se extendía desde mi pecho hasta toda las extremidades

- ¡¡AGGGH!!! - grité en un vano intento por suprimir el dolor mientras sujetaba el colgante con fuerza

- ¡Quema!¡Me quema por dentro! - ¿qué me pasaba?¿por qué tanto dolor? no sé si puedo resistirlo, desearía cortarme la cabeza ahora mismo

Tomamos asiento donde lo hicimos durante unos instantes cuando la directora había recibido ese horrendo mensaje. Allí la directora nos comenzó hablar de algo que no comprendía. Era sobre nuestros orígenes. Nunca me había entretenido en pensar en ello pues cuando era aun una niña pequeña me entristecía mucho el pensar que no tenía padres, aunque eso tras el paso de los años se me fue pasando, y el que la directora nos estuviera diciendo eso me hacía sentirme como esa cría confundida.

No podía articular palabra, escuchaba las preguntas de Cerion que también eran las mías y pasaba la mirada entre ellos dos esperando ansiosa que las respondiera, también quise añadir algo como... ¿porque un ritual?, ¿que tenemos nosotros de especial?... o simplemente... pensaba que lo único que nos hacía especiales era... ¿un cristal?. - Ziba cogió el colgante y lo estrechó entre sus manos, pensativa cuando escuchó primero las preguntas de Dadehoki, pero de pronto gritó de dolor. 

La muchacha se levantó de un salto del asiento con los ojos bien abiertos, cuando pudo reaccionar caminó rápidamente hacia él con preocupación, mirando también alternativamente a él y a la directora.

-¿Que le esta pasando?!. - volvió a mirar a su compañero. - ¿que pasa?, ¿que te duele?, ¿que te quema?!. - Decía comenzando a ponerse nerviosa, demasiadas emociones en tan poco tiempo, y no sabía si tenía capacidades para controlar lo que estaba pasando.

De manera automática, casi por instinto, me llevé la mano a la altura del pecho, donde quedaba mi colgante. ¿Por qué reaccioné así?

¿Qué te ocurre? ¡Directora! ¿Qué le pasa?

¿Qué podía hacer? Se me ocurrió acercarme para quitarle el colgante, pero algo en mí me dijo que no era lo más coherente