Partida Rol por web

La mujer rápidamente se arrodilló junto a Dadehoki, el cual yacía en el suelo con los ojos abiertos de par en par y aferrándose a su cristal

- Oh no, no, no, esto no puede ser real, no puede estar pasando - observasteis como se aferró al puño de vuestro compañero mientras lo acercaba a su frente.

- Debéis ir a esas ruinas cuanto antes... esto no es natural, hay que encontrar respuestas - la mujer os miró directamente a los ojos.

- Marchad, buscad cualquier documento o indicio de qué pueden significar los cristales y qué relación tenéis con ellos y los males que están aconteciendo, yo cuidaré del pequeño Dadehoki mientras mando a buscar ayuda, no sé si esto os puede pasar a cualquiera de vosotros de un momento a otro, si no tenéis como viajar justo detrás del orfanato tenemos varios chocobos domesticados, cogedlos a vuestro antojo y aprovechad su velocidad para llegar al lugar, Starheaven se sitúa justo al sur, no tiene pérdida y las criaturas conocen el camino... - La directora se dedicaba a comprobar la temperatura de vuestro compañero y acariciarle la cabeza.

-¿Que es lo que sabe?, ¿sabe que le esta pasando?. - Dijo nerviosa colocándose al lado de la directora y mirando horrorizada como estaba reaccionando Dadehoki, sus ojos brillaban por las lágrimas contenidas. Escuchó las indicacciones de la mujer y Ziba asintió levantandose y mirando por unos ultimos instantes a su compañero.

- Que no le ocurra nada, señorita Bariday...- Dijo temiendo que lo que le había pasado a Sonja fue algo así.

- Vámonos. - Dijo a su compañero Cerion. - yo iré con mi propia montura, está esperandome fuera. Tardaremos lo menos posible.

Se fue dirigiendo hacia la salida sin volver mirar atras.

Directora Bariday, cuide de Dadehoki Algo me decía que su muerte también me llevaría un gran dolor, y no sabía si iba a poder aguantar otra vez lo mismo.

Vamos Ziba, yo cogeré uno de los chocobos de la directora. Vayamos rápido. Directora, ¿hay algo que debamos saber? ¿Algo del camino, algún peligro?

La mujer seguía aferrada a Dadedoki, como intentando reanimarlo

- No debería haber ningún problema, sabemos que han aparecido monstruos salvajes en algunas zonas del continente pero de momento son casos esporádicos, simplemente evitad cualquier encuentro que os pueda retrasar por el camino, una vez en las ruinas de la biblioteca tendréis que buscar la información necesaria... marchad ya por favor, no sé si vosotros correréis la misma suerte y eso me aterra -

- Bien, podremos con ellos... Señora, no os preocupeis. Cuidad de él. - Dijo levantandose y saliendo del orfanato mirando hacia atrás esperando a su compañero.

En cuanto salen de la orfanato, mira a su compañero Cerion.

- Esto no pinta nada bien... - dice preocupada mientras coge las riendas de su chocobo que dejó en la entrada y acompaña a Cerion a atras del edificio para que monte en uno de los que tienen allí, para luego montar y dirigirse hacia el lugar acordado.

Nos acercamos hasta donde estaban los chocobos. Me fije en cada uno de ellos, intentando decidirme rápido por cuál sería el más veloz. Cogí prestado el que parecía más activo. Esperaba que no se cansara mucho por el camino.

Monté y le acaricié suavemente en el cuello. Acto seguido, nos pusimos en marcha

Ziba, ¿crees que se debe a su colgante? Cuando ha empezado a gritar, se llevó la mano al pecho pregunté preocupado a la joven

Ziba ya montada en su chocobo le acariciaba suavemente el cuello a la vez que dirigía la mirada a Cerion que ya se puso en marcha y le había formulado una pregunta que no quería responder por temor de sus propios pensamientos. Llevó una de las manos a las riendas mientras con la otra por unos instantes cogió el cristal que colgaba de su cuello.

- No quiero pensar que lo que se supone nos ha acompañado toda nuestra vida sea la razón por la que nos mate... - respondió. No quiero ni pensarlo, tenemos que llegar lo mas rápido posible y obtener esa información.- Dijo con rostro serio mientras llevo esta vez ambas manos a las riendas y se dirigió a su chocobo.

- ¡Vamos Chop!, ¡corre!

Entendía muy bien la preocupación de Ziba. ¿Y si eso nos pasaba a nosotros dos? Esperaba que en aquel lugar encontrasen las explicaciones que necesitaban.

Ziba, preparate para lo que pueda ocurrir, no sabemos qué habrá allí ni qué nos podemos encontrar

Golpeé levemente al chocobo para acelerar el ritmo y coger a Ziba

Tras un viaje ininterrumpido, Ziba y Cerion llegaron a los alrededores de la antigua ciudad de Starheaven. Todo lo que allí había eran ruinas y más ruinas, viviendas, estatuas, edificios de toda clase de tamaños. Las palabras de la directora eran certeras cuando os comentó que aquella ciudad había sido atacada en el pasado, ahora se había convertido en un pueblo fantasma donde tan solo los restos decoraban el paisaje ennegrecido.

Ziba asintió a las palabras de su compañero con seguridad. Ambos tenían que tener mucho cuidado a partir de ahora pero al menos se tenían el uno al otro para cualquier problema que pudiese surgir.

Cuando llegaron, la chica detuvo al Chop y se quedó mirando en frente, a todas esas runas mientras aun continuaba montada sobre el animal. 

- Aunque me lo imaginaba así... no me ha dejado indiferente...- Dijo Ziba mientras se bajaba del chocobo, dando un par de pasos mas al frente.

Esto es... fueron las únicas palabras que surgieron de mi boca al llegar a aquella ciudad. No dudé en ningún momento de las palabras de la directora, pero ojalá hubieran sido falsas. Aunque el lugar estaba desierto, el aire traía todavía los recuerdos de una vieja batalla.

Me bajé del chocobo y avancé junto a Ziba.

Permanezcamos juntos. Veamos qué hay en estos lugares, a ver si encontramos algo...

Cerion junto con Ziba guiaron a sus nuevos acompañantes hasta el Orfanato localizado en Hagand, por suerte al igual que antes el camino era bastante seguro, aunque no sabíais si era realmente por el tipo de terreno o por la velocidad que adoptaban vuestros chocobos a la hora de atravesar las espesas llanuras a gran velocidad.

El cielo se tornaba cada vez más oscuro y los relámpagos azotaban el aire generando campos de luz que dotaba de claridad el terreno durante unos breves segundos.

El súbito estruendo provocaba que los chocobos estuvieran más nerviosos, por suerte el edificio del orfanato estaba en las afueras y se llegaría en cualquier momento.

Aproximadamente una hora después los intrépidos aventureros llegaron a las inmediaciones del edificio, justo en los jardines del exterior se encontraba la directora Bariday, para quien no la conozca era una mujer de finos rasgos y mediana edad, vestida elegantemente y de movimientos tranquilos. Actualmente se encontraba junto a dos pequeños montones de tierra, hasta que no estuvisteis a su lado no percibisteis que junto a ella había también dos lápidas.

Ella se encontraba arrodillada y con los ojos cerrados, en sus manos estaban los cristales que tenían Dadehoki y Sonja ¿por qué tenía que suceder algo así?

Sigo a los chicos en silencio atenta a todo lo que pudiera acontecer mas no pasa nada hasta llegar al orfanato.

Una vez llegamos al mismo encontramos a una mujer arrodillada junto a dos lápidas.

- Dos chiquillos muertos. - pienso. Se la ve afectada. ¿Quienes serían?

Al llegara su altura observo que lleva un par de cristales en las manos.

- ¿Qué serán?

Permanezco callada esperando a que los chicos hablen con la mujer.

Al llegar al orfanato me paro un momento para contemplar el edificio. La verdad es que el edificio me traia recuerdos de mi infancia, rapidamente, sacudo la cabeza para quitarme esos pensamientos de la cabeza y sigo avanzando  hasta ver las dos lapidas que habian frente a una mujer. Murmuro algo parecido a una oración y me callo a la espera que nos presenten.

Durante el trayecto Ziba daba alguna pequeña palmadita sobre el cuello de su chocobo para tratar de calmarlo, pero la tormenta que había sobre ellos la ponían nerviosa a ella, o mas bien se lo ampliaba aun más si cabía. Cuando bajaron de los chocobos y se acercaron a las cercanías del edificio se fijaron que Bariday se encontraba arrodillada junto a dos lápidas y sosteniendo entre sus manos los dos cristales de sus compañeros. La muchacha no pudo evitar asustarte un poco aunque era alguien con una voluntad de hierro lo que estaba sucediendo aun le era desconocido.

Miró a ambos lados observando a Storm y a Coren con ojos preocupados, no sabía muy bien el papel que ellos desempeñarían en aquello pero habría que esperar a verlo pero por el momento Ziba decidió hacer lo mismo que su compañero, ponerse al lado contrario de donde se puso él para arrodillarse a su lado y frotar su brazo con cariño.

-Ya regresamos, directora...

La mujer se apoyó tanto en Cerion como en Ziba, era imposible que pudiese contener sus lágrimas, su sentimiento de pesar era contagioso sin embargo se notaba que hacía todo lo posible por mantener la compostura. Observó a Storm y Coren, les dedicó una suave sonrisa repleta de calidez.

- Me alegra saber que habéis vuelto sanos pequeños míos... - dijo aún claramente conmocionada.

- Por favor, permitid que me presente, soy la directora de este orfanato, la señorita Bariday - haciendo alarde de su flamante educación se presentó ante los dos desconocidos. Pudisteis contemplar ya con total claridad que en la mano derecha de la mujer había dos colgantes, cada uno de ellos con un cristal.

- Decidme... ¿qué habéis encontrado en Starheaven? siento que a cada minuto que pasa avanzamos hacia un desenlace que no traerá más que pesar y lamento a nuestras vidas - después volvió a mirar a los nuevos "invitados".

- Y me temo que esto no solo concierne a mis chicos, si no a todos - su última palabra retumbó al unísono que un relámpago que marcó el punto de inicio de una gran tormenta, el viento azotó con más fuerza y la lluvia os golpeaba lateralmente el cuerpo con violencia.